Gusi
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EL ORDEN ES ALEATORIO,SIEMPRE QUE NO SE HAGA DOBLE POST.
Gusi se encontraba sentado en el muelle, con los pies colgando por encima del mar. Las gaviotas chillaban como locas y los pescadores de la zona iban y venían de un lado para otro. Llevando las presas a los puestos y volviendo con suministros para volver al mar a por mas peces. Creo que Gusi no podría soportar una vida tan dura y menos con ese olor. Pero vamos a lo importante del asunto, ¿porque Gusi estaba en Hargeon? Pues si mas miramientos os lo diré.
Escasos días atrás Gusi recibió una carta de Kimura. Un teniente que 5 años atrás le dio algunos consejillos de lucha, con los cuales acabo con una pierna rota. Y bueno, el caso es que había formado una flota. Y como no, había pensado en el apuesto Gusi para que formara parte de ella y, también estaba buscar mas reclutas en la isla. En conclusión que el punto de encuentro sería en aquella isla aquel mismo día. Estaba totalmente ilusionado, pues desde la ultima vez que le vio, Gusi había cambiado mucho físicamente, y bueno, se podría decir que mentalmente también.
Gusi contemplo sus manos, las cuales estaban cubiertas por unos viejos guantes que Kimura le regalo la ultima vez que se vieron. No los había dado mucho uso hasta entonces, pues a pesar de todo, seguía siendo un recluta. Y a los reclutas no les mandan muchas misiones de combate, principalmente de mantenimiento. Gusi se puso en pie y con una sonrisa que esperaba grandes aventuras, se dirigió al pueblo. Aunque claro esta, como buen marine que es, acabo ayudando a los pescadores a cargar y descargar sus mercancías. Dejando un fuerte olor en su ropa.
Zamira Ivanov
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Había llegado a este a paraíso tropical pues en cierta forma de paso, ya que el barco en el que viajaba había atracado, solo para comprar víveres para llevarlos al cuartel. A mí me habían anexado a la tripulación solo por los requisitos oficiales de que dicho navío contara con un médico, sin embargo el viaje no sería muy largo y mi habilidades eran sobre utilizadas por decir algo. Así que decidí no quejarme pronto seria transferida, por lo que opte no quejarme y tomarme este tiempo como una vacaciones. Por lo que me apenas descendimos me encamine a los muelles seguida de cerca de Hator quien revoleteaba a unos metros sobre mi cabeza.
Dado que realmente no me necesitaban y mucho menos me extrañaría, me dispuse a pasear relajadamente por la costa, tomándome mi tiempo para observar mis alrededores. De lo primero que me percate fue de un la gran cantidad de pescadores que habían por los muelles, quienes regresaban de sus jornadas matinales muchos de ellos con toneladas de pescado que trasportaban rápidamente al interior de las bodegas, supongo que para pesarlos y posteriormente meterlos a los congeladores. Lo segundo que pude notar era el curioso mercado que se encontraba dos calles arriba de los muelles, con sus pequeños puestos donde se vendían toda clase de pescados, de mariscos, alguna frutas y otros complementos, además de lo propio para la pesca como redes, cañas, cédales, entre otras cosas.
Me dispuse a comprar entonces algunas frutas frescas, las cuales guarde para más al rato cuando zarpáramos de nuevo, mientras iba de puesto en puesto preguntado precios, mis pasos me fueron llevando a una modesta cafetería que se encontraba adornada con algunos arbustos. El nombre de aquel lugar era “La buena pesca”, un poco hambrienta me dispuse entrar al lugar silbando para que Hator me acompañara a tomar el desayuno. Una vez adentro pedí un ceviche mixto, una orden de panes de ajo y para tomar una jarra de cerveza fría, mientras comían pensaba en los desgraciados que eran mis compañeros de barco, quienes ahora seguramente estarán cargando pescado crudo, mientras yo me encontraba tranquilamente desayunado -¡Ha! Estos son de los pocos beneficios de ser guardianes de los complejos científicos- pensé mientras me llevaba un bocado y saboreaba la frescura de los mariscos.
Dado que realmente no me necesitaban y mucho menos me extrañaría, me dispuse a pasear relajadamente por la costa, tomándome mi tiempo para observar mis alrededores. De lo primero que me percate fue de un la gran cantidad de pescadores que habían por los muelles, quienes regresaban de sus jornadas matinales muchos de ellos con toneladas de pescado que trasportaban rápidamente al interior de las bodegas, supongo que para pesarlos y posteriormente meterlos a los congeladores. Lo segundo que pude notar era el curioso mercado que se encontraba dos calles arriba de los muelles, con sus pequeños puestos donde se vendían toda clase de pescados, de mariscos, alguna frutas y otros complementos, además de lo propio para la pesca como redes, cañas, cédales, entre otras cosas.
Me dispuse a comprar entonces algunas frutas frescas, las cuales guarde para más al rato cuando zarpáramos de nuevo, mientras iba de puesto en puesto preguntado precios, mis pasos me fueron llevando a una modesta cafetería que se encontraba adornada con algunos arbustos. El nombre de aquel lugar era “La buena pesca”, un poco hambrienta me dispuse entrar al lugar silbando para que Hator me acompañara a tomar el desayuno. Una vez adentro pedí un ceviche mixto, una orden de panes de ajo y para tomar una jarra de cerveza fría, mientras comían pensaba en los desgraciados que eran mis compañeros de barco, quienes ahora seguramente estarán cargando pescado crudo, mientras yo me encontraba tranquilamente desayunado -¡Ha! Estos son de los pocos beneficios de ser guardianes de los complejos científicos- pensé mientras me llevaba un bocado y saboreaba la frescura de los mariscos.
Gusi
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Gusi tenía el cuerpo destrozado de cargar pescado. No podía creer lo que pesaban aquellas cajas. Ahora entendía la fuerza sobrenatural que debían tener aquellos hombres, y eso que él solo hecho una pequeña mano de ayuda a aquellos tipos. Pero de lo que no era capaz de acostumbrarse era al fuerte olor del pescado fresco, se le metía en la nariz y le costaba mucho deshacerse de él.
Para descansar Gusi decidió ir a alguna taberna o bar de la zona. Así podría comer algo y recuperar fuerzas, del duro día de trabajo (no había llegado ni al mediodía). Después de una dura caminata, pues parecía un zombi andante, por las calles del pueblo. Decidió entrar en una especie de cafetería llamada "La buena pesca", una vez dentro se dirigió a la barra y pidió un suculento bocadillo de anchoas con tomate, acompañados de una cerveza refrescante.
Dio un sorbo a la cerveza mientras esperaba su apetitoso pedido, cuando un tipo delgado con un gran abrigo de piel entro por la puerta. El tipo que llevaba un bastón un tanto pintoresco iba acompañado de dos gorilas vestidos de uniforme y gafas oscuras de sol. El tipo delgaducho, se puso a hablar con la camarera, mientras Gusi los miraba de reojo, y poco a poco se fueron hablando más alto, hasta acabar agarrando, a la camarera, por el cuello y sacándola por encima de la barra.
Gusi se puso en pie, tirando el taburete donde estaba sentado. Y con cara de mala leche y apretando los puños se encaró con uno de los gorilas de traje que se interpuso en su camino. Gusi miro por el lado de aquel armario y vio a la camarera sangrando por la frente. Entonces Gusi apretó con rabia los dientes y dio un cabezazo al tipo. Pero para el asombro del recluta, este tenía la cabeza más dura que él. Tal vez, eran unos ciborg. Debido al golpe, Gusi se quedó aturdido, y entonces el gorila le agarro por el cuello, alzándolo del suelo y lanzándolo a la puerta, rompiéndola en mil pedazos y sacando a Gusi a la calle.
Para descansar Gusi decidió ir a alguna taberna o bar de la zona. Así podría comer algo y recuperar fuerzas, del duro día de trabajo (no había llegado ni al mediodía). Después de una dura caminata, pues parecía un zombi andante, por las calles del pueblo. Decidió entrar en una especie de cafetería llamada "La buena pesca", una vez dentro se dirigió a la barra y pidió un suculento bocadillo de anchoas con tomate, acompañados de una cerveza refrescante.
Dio un sorbo a la cerveza mientras esperaba su apetitoso pedido, cuando un tipo delgado con un gran abrigo de piel entro por la puerta. El tipo que llevaba un bastón un tanto pintoresco iba acompañado de dos gorilas vestidos de uniforme y gafas oscuras de sol. El tipo delgaducho, se puso a hablar con la camarera, mientras Gusi los miraba de reojo, y poco a poco se fueron hablando más alto, hasta acabar agarrando, a la camarera, por el cuello y sacándola por encima de la barra.
Gusi se puso en pie, tirando el taburete donde estaba sentado. Y con cara de mala leche y apretando los puños se encaró con uno de los gorilas de traje que se interpuso en su camino. Gusi miro por el lado de aquel armario y vio a la camarera sangrando por la frente. Entonces Gusi apretó con rabia los dientes y dio un cabezazo al tipo. Pero para el asombro del recluta, este tenía la cabeza más dura que él. Tal vez, eran unos ciborg. Debido al golpe, Gusi se quedó aturdido, y entonces el gorila le agarro por el cuello, alzándolo del suelo y lanzándolo a la puerta, rompiéndola en mil pedazos y sacando a Gusi a la calle.
Zamira Ivanov
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Akuma no mi
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Una vez que termine mi almuerzo me dispuse a salir de nuevo para recorrer la ciudad, pague la cuenta y cuando estaba a punto de retirarme unos sujetos pasaron frente de mí. Los tres tenían un aire de matones, pero no di mayor importancia a su presencia en aquel lugar, pues si atacara a cada sujeto que me diera una mala corazonada, hubiera ya muchos con ojos morados. Una vez a fuera del recinto me dirigí a un pequeño puesto que estaba enfrente, el cual vendía joyería realizada con perlas. Realmente no tenía mucho dinero no mataba a nadie el que me acercara a contemplarlas, aunque el que se vio más interesado era Hator quien no quitaba sus ojos de enzima de aquellas alhajas.
Estaba a punto de retirarme, cuando repentinamente se escuchó el sonido de madera rompiéndose, al girar pude notar como un joven de cabellera blanca se estrellaba contra el suelo, la puerta del establecimiento estaba hecha polvo y segundos después uno de los tipos que recién habían entrado salió, poco a poco se fue acercando al joven tendido en el suelo. No sabía por qué aquel hombre había sido agredido, pero eso era algo que no podía dejar pasar así nomás, tome amabas partes de mi bo y me su atacante. Mis movimientos fueron rápidos, lo suficiente como para acercarme a sus cabeza, una vez lo tuve a punto de tiro, tome con fuerza la media parte del bo y le golpe con fuerza en la cabeza. Cual sería mi sorpresa al escuchar un sonido metálico proveniente del cuerpo de aquel sujeto, rápidamente di un giro y mi nuevo objetivo fue estomago pero sorprendentemente se escuchó el mismo ruido.
Aquel era un hombre bastante extraño, mientras estaba mirando sorprendida el sujeto intento tomarme por la cintura, afortunadamente, logre esquivarlo supuse que era bastante lento. Pero nuevamente me llevaría una amarga sorpresa en un instante, se encontraba frente a mí, mientras su puño me impactaba en el abdomen alejándome veloz mente de él, fui a impactar contra el puesto en el que tan solo hacía unos segundos estaba mirando la mercancía. Aquel sujeto pareció ignorarme, mientras me dejaba tumbada sobre el suelo, con los ojos medio abiertos pude notar como iba por aquel joven, acto seguido use mis fuerzas para incorporarme y decir lo más alto que pude.
-He chico levántate, aquel mastodonte va por ti- tras terminar de decir aquellas palabras volví a la carga intentando llamar su atención hasta que el chico se levantara. En ese momento el sujeto flaco que había entrado acompañado de este hombre salió y dijo –Muray, deja de jugar tenemos otros asuntos que atender y no vale la pena seguir perdiendo el tiempo con estos niños- En ese momento aquel sujeto se detuvo y comenzó a caminar rumbo a quien le hablaba, acto seguido corrí rumbo al joven – Hey hey ponte de pie, rápido.
Estaba a punto de retirarme, cuando repentinamente se escuchó el sonido de madera rompiéndose, al girar pude notar como un joven de cabellera blanca se estrellaba contra el suelo, la puerta del establecimiento estaba hecha polvo y segundos después uno de los tipos que recién habían entrado salió, poco a poco se fue acercando al joven tendido en el suelo. No sabía por qué aquel hombre había sido agredido, pero eso era algo que no podía dejar pasar así nomás, tome amabas partes de mi bo y me su atacante. Mis movimientos fueron rápidos, lo suficiente como para acercarme a sus cabeza, una vez lo tuve a punto de tiro, tome con fuerza la media parte del bo y le golpe con fuerza en la cabeza. Cual sería mi sorpresa al escuchar un sonido metálico proveniente del cuerpo de aquel sujeto, rápidamente di un giro y mi nuevo objetivo fue estomago pero sorprendentemente se escuchó el mismo ruido.
Aquel era un hombre bastante extraño, mientras estaba mirando sorprendida el sujeto intento tomarme por la cintura, afortunadamente, logre esquivarlo supuse que era bastante lento. Pero nuevamente me llevaría una amarga sorpresa en un instante, se encontraba frente a mí, mientras su puño me impactaba en el abdomen alejándome veloz mente de él, fui a impactar contra el puesto en el que tan solo hacía unos segundos estaba mirando la mercancía. Aquel sujeto pareció ignorarme, mientras me dejaba tumbada sobre el suelo, con los ojos medio abiertos pude notar como iba por aquel joven, acto seguido use mis fuerzas para incorporarme y decir lo más alto que pude.
-He chico levántate, aquel mastodonte va por ti- tras terminar de decir aquellas palabras volví a la carga intentando llamar su atención hasta que el chico se levantara. En ese momento el sujeto flaco que había entrado acompañado de este hombre salió y dijo –Muray, deja de jugar tenemos otros asuntos que atender y no vale la pena seguir perdiendo el tiempo con estos niños- En ese momento aquel sujeto se detuvo y comenzó a caminar rumbo a quien le hablaba, acto seguido corrí rumbo al joven – Hey hey ponte de pie, rápido.
Nocturne93
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-Por fin. Tierra firme. Calculé mal el tiempo... ¿Dónde estará el chico?
Aquél joven a quien había enviado la carta, el tal Gusi. Cuando estuve con él aquella vez en el cuartel pude ver que ese chaval podría desarrollar un buen potencial. Tenía la actitud adecuada, era cabezón como él solo y aunque pudiera dar problemas, eso aseguraba que no se rendía ante las adversidades. Esperaba no equivocarme, tenía altas expectativas en él.
¿El motivo? El arme de mi propia banda. Tras mucho tiempo de trámites logré conseguir que se me permitiese hacerme con una embarcación y tripulación, pero debía de buscarme yo a mis hombres. Eso no era ningún problema, incluso yo mismo lo habría sugerido pero bueno. Solamente es que no conozco suficiente gente a la cual poder alistar en mi banda, y por supuesto no puedo pedírselo a aquellos que están por encima de mí en la jerarquía. De momento solo tenía una persona en mente, y me había citado con él en éste lugar.
Por desgracia llegué tarde. No le veía por ninguna parte, recordaba su rostro, y no me parecía verlo por allí. Seguramente se habría marchado, pensando que le había tomado el pelo. Maldita la hora que decidí salir un poco más tarde, no pude preveer el retraso que me daría el viento, raro fue cuando sopló a favor. Maldita sea.
No sabía qué hacer, por lo que me puse a dar vueltas por el pueblo. Si todavía estuviera aquí, no sabría por donde buscar, apenas conocía al joven Gusi y ni siquiera sabía si habría llegado. No me quedaba más que ponerme a dar vueltas y pasar por algunos lugares a ver si por algún casual me lo encontraba.
-Dónde estarás...
De pronto un fuerte golpe a mi espalda, un chaval peliblanco salió despedido rompiendo la puerta de una especie de establecimiento. Un chico problemático al parecer. Una mujer se aproximó, tal vez a socorrerle, era bastante alta, todo hay que decirlo. Un tipo bastante robusto salió, seguramente para terminar el trabajito con aquél chico que vestía de rojo.
-Siempre me encuentro con algún borracho o maleante. -murmuré para mí mismo con resignación- En fin, qué le vamos a hacer.
Me dispuse a avanzar cuando pude ver cómo aquella mujer se lanzaba a la carga contra aquél tipo. Algo me llamó la atención, y fueron unos sonidos metálicos al chocar contra el cuerpo de aquél armario que no había forma de moverle. Golpeó a la mujer en el torso y esta salió despedida, yendo a parar a un puesto mercante, el cual quedó destrozado en gran parte. Ella gritó al chico que se apartara. Era el momento de entrar en acción.
Pero nuevamente ocurrió algo antes de que pudiera hacer nada. Otro tipo salió del local y le dijo que tenían otro asunto que atender. Sonreí y avancé con paso firme.
-Desde luego que tenéis otro asunto que atender amigos.
Desenfundé una de las dagas gemelas Tsuinkaze, necesitaría la potencia de corte para poder darle su merecido al de las chapas metálicas.
-Perdonad la intromisión, pero creo que deberían dar alguna que otra explicación y...
Aquél mastodonte pareció enfurecerse, corrió hacia mí para embestirme mientras me llamaba asqueroso gusano. Me concentré, active mi haki de observación y esquivé su golpe, que apostaba me habría lanzado tan lejos como a la muchacha. Sabía que golpearle en el torso sería dañarme la pierna, por lo que fui directo a otra zona... Más crítica.
El cuerpo de ese hombre se retorció al ser golpeado directamente en la entrepierna. Es un hombre al fin y al cabo, nunca se modificaría esa parte del cuerpo, le quedaría inservible y bastante insensible. Le puse entonces la daga en el cuello agarrándole por detrás. Activé el ámbito viento, lo cual ya le hizo un pequeño corte en la piel, con lo que comenzó a sangrar.
Me quedé amenazando a ese tipo en el cuello directamente, mirando al otro que estaba en la puerta.
-¿Dónde están mis modales? Soy el teniente comandante Kimura Hayate. Y como ya les he dicho, creo que deben alguna que otra explicación. No saldrán de rositas tras atacar a un marine así por que si.
Aguardé la reacción de aquellos tipos, pero antes me preocupé por los otros dos que estaban estampados contra el suelo y contra el puesto.
-Chicos. ¿Estáis bien? Me gustaría saber qué diantres ha ocurrido aquí.
Aquél joven a quien había enviado la carta, el tal Gusi. Cuando estuve con él aquella vez en el cuartel pude ver que ese chaval podría desarrollar un buen potencial. Tenía la actitud adecuada, era cabezón como él solo y aunque pudiera dar problemas, eso aseguraba que no se rendía ante las adversidades. Esperaba no equivocarme, tenía altas expectativas en él.
¿El motivo? El arme de mi propia banda. Tras mucho tiempo de trámites logré conseguir que se me permitiese hacerme con una embarcación y tripulación, pero debía de buscarme yo a mis hombres. Eso no era ningún problema, incluso yo mismo lo habría sugerido pero bueno. Solamente es que no conozco suficiente gente a la cual poder alistar en mi banda, y por supuesto no puedo pedírselo a aquellos que están por encima de mí en la jerarquía. De momento solo tenía una persona en mente, y me había citado con él en éste lugar.
Por desgracia llegué tarde. No le veía por ninguna parte, recordaba su rostro, y no me parecía verlo por allí. Seguramente se habría marchado, pensando que le había tomado el pelo. Maldita la hora que decidí salir un poco más tarde, no pude preveer el retraso que me daría el viento, raro fue cuando sopló a favor. Maldita sea.
No sabía qué hacer, por lo que me puse a dar vueltas por el pueblo. Si todavía estuviera aquí, no sabría por donde buscar, apenas conocía al joven Gusi y ni siquiera sabía si habría llegado. No me quedaba más que ponerme a dar vueltas y pasar por algunos lugares a ver si por algún casual me lo encontraba.
-Dónde estarás...
De pronto un fuerte golpe a mi espalda, un chaval peliblanco salió despedido rompiendo la puerta de una especie de establecimiento. Un chico problemático al parecer. Una mujer se aproximó, tal vez a socorrerle, era bastante alta, todo hay que decirlo. Un tipo bastante robusto salió, seguramente para terminar el trabajito con aquél chico que vestía de rojo.
-Siempre me encuentro con algún borracho o maleante. -murmuré para mí mismo con resignación- En fin, qué le vamos a hacer.
Me dispuse a avanzar cuando pude ver cómo aquella mujer se lanzaba a la carga contra aquél tipo. Algo me llamó la atención, y fueron unos sonidos metálicos al chocar contra el cuerpo de aquél armario que no había forma de moverle. Golpeó a la mujer en el torso y esta salió despedida, yendo a parar a un puesto mercante, el cual quedó destrozado en gran parte. Ella gritó al chico que se apartara. Era el momento de entrar en acción.
Pero nuevamente ocurrió algo antes de que pudiera hacer nada. Otro tipo salió del local y le dijo que tenían otro asunto que atender. Sonreí y avancé con paso firme.
-Desde luego que tenéis otro asunto que atender amigos.
Desenfundé una de las dagas gemelas Tsuinkaze, necesitaría la potencia de corte para poder darle su merecido al de las chapas metálicas.
-Perdonad la intromisión, pero creo que deberían dar alguna que otra explicación y...
Aquél mastodonte pareció enfurecerse, corrió hacia mí para embestirme mientras me llamaba asqueroso gusano. Me concentré, active mi haki de observación y esquivé su golpe, que apostaba me habría lanzado tan lejos como a la muchacha. Sabía que golpearle en el torso sería dañarme la pierna, por lo que fui directo a otra zona... Más crítica.
El cuerpo de ese hombre se retorció al ser golpeado directamente en la entrepierna. Es un hombre al fin y al cabo, nunca se modificaría esa parte del cuerpo, le quedaría inservible y bastante insensible. Le puse entonces la daga en el cuello agarrándole por detrás. Activé el ámbito viento, lo cual ya le hizo un pequeño corte en la piel, con lo que comenzó a sangrar.
Me quedé amenazando a ese tipo en el cuello directamente, mirando al otro que estaba en la puerta.
-¿Dónde están mis modales? Soy el teniente comandante Kimura Hayate. Y como ya les he dicho, creo que deben alguna que otra explicación. No saldrán de rositas tras atacar a un marine así por que si.
Aguardé la reacción de aquellos tipos, pero antes me preocupé por los otros dos que estaban estampados contra el suelo y contra el puesto.
-Chicos. ¿Estáis bien? Me gustaría saber qué diantres ha ocurrido aquí.
Gusi
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Gusi se levantó pesadamente del suelo. Le dolía a mares el cuerpo. Ese impacto había sido fuerte. Cuando afino la vista una chica bastante atletica, que se encontraba en un puesto destrozado le estaba gritando. Gusi no entendía nada. Hasta que alzo la vista y vio a uno de los enormes matones acercándose a él. Lo cual, la suerte, hizo que no le destrozara y volviera con su amo.
A los pocos segundos, apareció un tipo enmascarado. Recordándole sinuosamente a alguien, pero no conseguía recordar a quien. Rápidamente el matón se enfureció ante las palabras de aquel tipo, y fue a atacarle como un toro enfurecido. El encapuchado con maestría, le dio una potente patada en la entrepierna al matón. Seguido de un corte en el cuello con una de sus dagas. Aquel tipo era fuerte, pues sabía dónde tenía que atacar a aquellos enormes tipos.
El tipo encapuchado entonces se presentó como Teniente Comandante Kimura, acompañado de una amenaza. Gusi aún estaba un poco atontado por lo que estaba pasando, que claramente había empezado él. En ese momento, recordó porque se encontraba en esa isla. Para ver a Kimura, su nuevo capitán. Y una enorme alegría le recorrió el cuerpo. Cuando estaba a punto de gritar algo a Kimura, una voz chirriante sonó a escasos metros.
-¡NO SABES QUIEN SOY YO, MALDITO INSOLENTE¡- le grito el tipo delgaducho que mandaba a los matones. El tipo con una sonrisa desagradable estiro el cuello con superioridad, mientras con el garrote apuntaba a Kimura.- Ni tú tampoco saldrás de rositas. Acabas de sentenciar tu muerte Teniente Coronel. Has amenazado al Príncipe Qbak.-dijo con una cara de insufrible desprecio.
Gusi en ese momento recordó a la chica que le gritaba. Y se fue a ayudarla, con un poco de cojera. Ante todo era un marine y debía ayudar a todas las personas que estuvieran en su mano. De todas maneras, los asuntos con Kimura podrían esperar. Además ya le había visto, aunque dudaba un poco si le había reconocido. Y estaba claro que el Teniente le iba a dar para el pelo a aquel tipo, aunque no sabía la fuerza de aquel sujeto.
A los pocos segundos, apareció un tipo enmascarado. Recordándole sinuosamente a alguien, pero no conseguía recordar a quien. Rápidamente el matón se enfureció ante las palabras de aquel tipo, y fue a atacarle como un toro enfurecido. El encapuchado con maestría, le dio una potente patada en la entrepierna al matón. Seguido de un corte en el cuello con una de sus dagas. Aquel tipo era fuerte, pues sabía dónde tenía que atacar a aquellos enormes tipos.
El tipo encapuchado entonces se presentó como Teniente Comandante Kimura, acompañado de una amenaza. Gusi aún estaba un poco atontado por lo que estaba pasando, que claramente había empezado él. En ese momento, recordó porque se encontraba en esa isla. Para ver a Kimura, su nuevo capitán. Y una enorme alegría le recorrió el cuerpo. Cuando estaba a punto de gritar algo a Kimura, una voz chirriante sonó a escasos metros.
-¡NO SABES QUIEN SOY YO, MALDITO INSOLENTE¡- le grito el tipo delgaducho que mandaba a los matones. El tipo con una sonrisa desagradable estiro el cuello con superioridad, mientras con el garrote apuntaba a Kimura.- Ni tú tampoco saldrás de rositas. Acabas de sentenciar tu muerte Teniente Coronel. Has amenazado al Príncipe Qbak.-dijo con una cara de insufrible desprecio.
Gusi en ese momento recordó a la chica que le gritaba. Y se fue a ayudarla, con un poco de cojera. Ante todo era un marine y debía ayudar a todas las personas que estuvieran en su mano. De todas maneras, los asuntos con Kimura podrían esperar. Además ya le había visto, aunque dudaba un poco si le había reconocido. Y estaba claro que el Teniente le iba a dar para el pelo a aquel tipo, aunque no sabía la fuerza de aquel sujeto.
Zamira Ivanov
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Para mi fortuna pese al golpe me encontraba bien, un poco adolorida y con varios raspones, pero al menos no había ninguna fractura, no obstante me encontraba atorada entre las cajas de madera. Por lo que intente a duras penas ponerme de pie, mientras intentaba incorpórame pude ver como un hombre que se identificó como el Teniente Comandante Kimura, derribaba al monstruoso sujeto con una facilidad extraordinaria, para finalmente doblegarlo con una llave. Aquel hombre termino amenazando a los sujetos, para luego dirigirse a nosotros y preguntarnos, sobre nuestro estado de salud y el porqué de todo aquel ajetreo, acto seguido el joven que estaba tendido se apresuró a socorrerme.
A la par el líder de aquellos sujetos se identificó así mismo el Príncipe Qbak, mientras levantaba injurias, por otro lado yo lograba ponerme de pie gracias al auxilio del joven de cabellera blanca. Cuando estuve de pie, me limpie el polvo y los escombros mientras me dirigía a Teniente Comandante quien me resultaba algo familiar, pero no recordaba bien de donde, sin emabargo despeje aquello y le respondí ignorando al principito –Señor soy Zamira Ivanov guardia de seguridad de la división científica del gobierno y el hombre delante de usted, agredió al joven a este joven, también ha alterando la paz y cómo ve a causado daños a terceros....
Ante de que pudiera seguir Qbak lanzo una alarido -¡CALLLATE MALDITA PERRA A TI NADIE TE PREGUNTO! En cuanto a todos ustedes escoria se están entrometiendo en mi camino y por si no lo saben aquel lugar es de mi propiedad junto a todos dentro del mismo, así que el agredido y ofendido soy yo y esta ofensa lo he dicho lo pagaran con su vida, pues ya he llamado al resto de mi escolta.
Al terminar sus palabras y casi instantáneamente un grupo de matones similares a los dos que habían llegado aparecieron por las calles cerrándonos el camino –Destruyan todo el lugar y pongan el ejemplo con ellos- terminada aquella orden varios sujetos se abalanzaron sobre nosotros, sin titubear y aun adolorida cargue contra el que tenía más cerca, usando el bo intente golpear su costado, además del pecho pero estos parecían igualmente reforzados, entonces recordé la técnica del teniente, por pocos segundos después estaba replicando su movimiento para derribar al grandote mientras los enemigos seguían llegando.
A la par el líder de aquellos sujetos se identificó así mismo el Príncipe Qbak, mientras levantaba injurias, por otro lado yo lograba ponerme de pie gracias al auxilio del joven de cabellera blanca. Cuando estuve de pie, me limpie el polvo y los escombros mientras me dirigía a Teniente Comandante quien me resultaba algo familiar, pero no recordaba bien de donde, sin emabargo despeje aquello y le respondí ignorando al principito –Señor soy Zamira Ivanov guardia de seguridad de la división científica del gobierno y el hombre delante de usted, agredió al joven a este joven, también ha alterando la paz y cómo ve a causado daños a terceros....
Ante de que pudiera seguir Qbak lanzo una alarido -¡CALLLATE MALDITA PERRA A TI NADIE TE PREGUNTO! En cuanto a todos ustedes escoria se están entrometiendo en mi camino y por si no lo saben aquel lugar es de mi propiedad junto a todos dentro del mismo, así que el agredido y ofendido soy yo y esta ofensa lo he dicho lo pagaran con su vida, pues ya he llamado al resto de mi escolta.
Al terminar sus palabras y casi instantáneamente un grupo de matones similares a los dos que habían llegado aparecieron por las calles cerrándonos el camino –Destruyan todo el lugar y pongan el ejemplo con ellos- terminada aquella orden varios sujetos se abalanzaron sobre nosotros, sin titubear y aun adolorida cargue contra el que tenía más cerca, usando el bo intente golpear su costado, además del pecho pero estos parecían igualmente reforzados, entonces recordé la técnica del teniente, por pocos segundos después estaba replicando su movimiento para derribar al grandote mientras los enemigos seguían llegando.
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-¿Príncipe Qbak? No podría importarme menos. Apuesto a que no eres más que un maleante que se ha auto-proclamado el príncipe de la isla. ¿Qué príncipe o rey va a tener una isla cuyos principales habitantes no son más que humildes pescadores? Si de verdad eres un príncipe estás muy lejos de tu reino.
Apreté más en el cuello de ese tipo, tan solo para aparentar, no iba a matarlo. Tampoco había cometido ningún crimen que debiera castigarse con la muerte... Por lo menos que yo sepa. No pude evitar seguir cebándome con aquél tipo que o bien era un impostor, o bien una sucia rata.
Debía hacer algo rápido. La tal Zamira comenzó a pelear contra aquellos matones que llegaban. Algo me decía que debía actuar rápido. En estos casos desearía no estar allí... Zamira, me suena ese nombre, y esa mujer tan alta... Es como si la hubiera conocido en algún lugra. ¿Pero dónde?
-Lo único que me importa ahora, -golpeé con fuerza el cuello de ese tipo con tal de dejarle K.O. y empuñé la otra daga con la mano que tenía libre- es que estás alterando el orden. Y es mi deber restablecerlo.
Concentré toda mi energía, sólo tendría una oportunidad. La energía de ámbito viento pudo verse a través de mis cabellos y gorro que parecieron flotar durante unos instantes. Entonces lancé un grito dirigiéndome hacia aquél chico y la mujer.
-¡Agacharos!
En ese momento desencadené una oleada de cuatro ondas cortantes hacia aquella dirección. El ámbito viento junto con mi técnica liberada Koto Senmon sería justo lo necesario para limpiar en mayoría aquella zona, dejando cuatro gatos que seguro podrían derrotar. Por otro lado, la técnica que acababa de activar me permitía moverme rápidamente, lo justo para golpear a los que me venían de frente.
-Cerca de quince. -murmuré hacia mí mismo tras echar un vistazo a los que tenía delante- De perdidos al río.
Me lancé a por ellos. no sería gran complicación dejarles fuera de combate sin dañarles de muerte. Pero una cosa estaba clara, estaba gastando demasiadas energías y, si el tal Qbak resultaba ser alguien poderoso, podría verme en un apuro. No obstante, todavía tengo un as bajo la manga.
Y a saber dónde estaría Gusi. Por lo menos si está en la isla, la batalla llamará su atención. Lo único bueno que tiene la situación.
Apreté más en el cuello de ese tipo, tan solo para aparentar, no iba a matarlo. Tampoco había cometido ningún crimen que debiera castigarse con la muerte... Por lo menos que yo sepa. No pude evitar seguir cebándome con aquél tipo que o bien era un impostor, o bien una sucia rata.
Debía hacer algo rápido. La tal Zamira comenzó a pelear contra aquellos matones que llegaban. Algo me decía que debía actuar rápido. En estos casos desearía no estar allí... Zamira, me suena ese nombre, y esa mujer tan alta... Es como si la hubiera conocido en algún lugra. ¿Pero dónde?
-Lo único que me importa ahora, -golpeé con fuerza el cuello de ese tipo con tal de dejarle K.O. y empuñé la otra daga con la mano que tenía libre- es que estás alterando el orden. Y es mi deber restablecerlo.
Concentré toda mi energía, sólo tendría una oportunidad. La energía de ámbito viento pudo verse a través de mis cabellos y gorro que parecieron flotar durante unos instantes. Entonces lancé un grito dirigiéndome hacia aquél chico y la mujer.
-¡Agacharos!
En ese momento desencadené una oleada de cuatro ondas cortantes hacia aquella dirección. El ámbito viento junto con mi técnica liberada Koto Senmon sería justo lo necesario para limpiar en mayoría aquella zona, dejando cuatro gatos que seguro podrían derrotar. Por otro lado, la técnica que acababa de activar me permitía moverme rápidamente, lo justo para golpear a los que me venían de frente.
-Cerca de quince. -murmuré hacia mí mismo tras echar un vistazo a los que tenía delante- De perdidos al río.
Me lancé a por ellos. no sería gran complicación dejarles fuera de combate sin dañarles de muerte. Pero una cosa estaba clara, estaba gastando demasiadas energías y, si el tal Qbak resultaba ser alguien poderoso, podría verme en un apuro. No obstante, todavía tengo un as bajo la manga.
Y a saber dónde estaría Gusi. Por lo menos si está en la isla, la batalla llamará su atención. Lo único bueno que tiene la situación.
Gusi
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Gusi contemplaba como la chica era realmente robusta y alta. Y que estaba claro que no necesitaba su ayuda para salir del puesto que ella misma había destrozado con su cuerpo. Esta se quitó el polvo y se dirigió hacia Kimura. Y luego dicen que sea un caballero. No me ha dado ni las gracias, pensó Gusi. Acto seguido, más matones de traje empezaron a aparecer. Y después de gritos y amenazas empezaron todo el mundo a zurrarse.
Mientras Gusi contemplaba toda la escenita, apoyado en el puesto derruido. Uno de esos matones apareció delante de él.
- Quita de en medio, gorila trajeado.- le dijo Gusi con desprecio, mientras movía la mano para que se apartara del medio.
El enorme tipo se enfadó por la falta de respeto y lanzo un puñetazo al recluta. Gusi se agacho para esquivarlo con total facilidad y le arreo una patada en sus miembros, como habían hecho sus aliados anteriormente. Pero fue Gusi el que salió perjudicado, parecía que este no quiso conservar su masculinidad y tenía unos miembros de acero. Rápidamente el gorila, aun mas enfadado, cargo su puño para volver a atacar. Pero, Gusi, saco de su espalda, su escopeta. Apoyando rápidamente la boca del cañón en el pecho del tipo trajeado. Lo que vino después del “pum” ya os lo imagináis. El tipo salió disparado hacia arriba, aterrizando de cabeza en uno de los tantos edificios que había, todo esto, por las balas especiales de ese arma.
Al quitarse al enorme tipo de encima, Gusi vio como el viejo delgaducho se introducía de nuevo en la tienda, farfullando palabras de desprecio y chocheando. Gusi se levantó y con un poco de cojera fue en dirección al tipo encargado de todo ese lio. Pero cuando estaba a escasos metros de la puerta, el local exploto en mil pedazos. Haciendo que el joven recluta saliera disparado por la explosión, acabando cayendo de espaldas en el asfalto. Una lluvia de cristales cayó sobre él, produciéndole pequeños cortes, y un fuego intenso emano de las ventanas. Aquello era una imagen terrorífica, había civiles heridos por todos lados y gritos de pánico que rugían del interior del local en llamas.
Mientras Gusi contemplaba toda la escenita, apoyado en el puesto derruido. Uno de esos matones apareció delante de él.
- Quita de en medio, gorila trajeado.- le dijo Gusi con desprecio, mientras movía la mano para que se apartara del medio.
El enorme tipo se enfadó por la falta de respeto y lanzo un puñetazo al recluta. Gusi se agacho para esquivarlo con total facilidad y le arreo una patada en sus miembros, como habían hecho sus aliados anteriormente. Pero fue Gusi el que salió perjudicado, parecía que este no quiso conservar su masculinidad y tenía unos miembros de acero. Rápidamente el gorila, aun mas enfadado, cargo su puño para volver a atacar. Pero, Gusi, saco de su espalda, su escopeta. Apoyando rápidamente la boca del cañón en el pecho del tipo trajeado. Lo que vino después del “pum” ya os lo imagináis. El tipo salió disparado hacia arriba, aterrizando de cabeza en uno de los tantos edificios que había, todo esto, por las balas especiales de ese arma.
Al quitarse al enorme tipo de encima, Gusi vio como el viejo delgaducho se introducía de nuevo en la tienda, farfullando palabras de desprecio y chocheando. Gusi se levantó y con un poco de cojera fue en dirección al tipo encargado de todo ese lio. Pero cuando estaba a escasos metros de la puerta, el local exploto en mil pedazos. Haciendo que el joven recluta saliera disparado por la explosión, acabando cayendo de espaldas en el asfalto. Una lluvia de cristales cayó sobre él, produciéndole pequeños cortes, y un fuego intenso emano de las ventanas. Aquello era una imagen terrorífica, había civiles heridos por todos lados y gritos de pánico que rugían del interior del local en llamas.
Zamira Ivanov
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Mientras me enfrentaba a la horda de matones de aquel hombre, Kimuara dio un grito para prevenirme a mí y al chico no sabía exactamente qué sucedería pero fuera lo que fuera debía estar preparada, con un movimiento rápido gire, para luego sujetarme a la espalda de uno de los guardias. Acto seguido una serie de ráfagas llegaron hasta donde estaba, estas venían con una fuerza y tal poder que por un segundo supuse que se trataba de una tormenta o un huracán, segundos después el tipo al cual me había sujetado caía así adelante, no estaba muy segura pero pude percibir que aquellas hondas de aire le habían hecho uno o varios cortes.
Al girar me percate que solo restaban cuatro sujetos de pie dos fueron en dirección al chico el cual se encontraba cerca del puesto de en el que anteriormente me había estrellado, mientras tanto por mi parte aun me enfrentaba a dos mastodontes, tuve que se muy hábil para no ser golpeada por el monstruo delante de mí. Finalmente tuve que llamar a Hator quien llego volando directo a su ojo de uno de aquellos tipos, el cual al parecer era de vidrio o algún material similar, usando a uno de sus colegas como soporte, logre saltar hasta su compañero quien se encontraba desorientado luego de ser atacado desde los cielos. Sumado a esto habia perdido su ojo izquierdo y estaba a punto de perder el derecho, ya que tan rápido como pude me sujete fuertemente con las piernas a su brazos inmovilizándolos, para con calma sacarle con mi dedo índice su único ojo bueno. El grandote comenzó a gritar y a retorcerse de dolor mientras intentaba a toda costa golpearme, sin embargó ya no tenía más interés en aquel mal nacido.
Haciendo gala de agilidad salte al suelo y me moví tan rápido como pude del segundo enemigo, luego di un giro sobre mi eje y me dispuse a encarar lo, cuando repentinamente se escuchó una fuerte explosión, la onda expansiva me arrojo al suelo y junto a la gorrilla que se acercaba. Tras esto cayeron sobre nosotros una lluvia de vidrios y escombros por todos lados, estos me provocaron algunos cortes superficiales. Acto seguido me dispuse a ponerme de pie, mientras hacía esto escuche un voz a mis espaldas, que decía – ¡Alto! detengan la pelea en nombre de nuestro señor benevolente Alaster, quien desea saber por qué han transgredido sus dominios.
Inmediatamente el resto de los enemigos desistió de su ataque y de una de las calles aledañas surgió un grupo de hombres vestidos de negro, similar a los que nos habían atacado, este conjunto de individuos venia cargad sobre una bandeja a un hombre anciano, sentado sobre un trono dorado, el hombre se veía mayor de edad pero bastante fornido, sin embargó no está lo que llamaba la atención sino su singular, barba en cuyas patillas eran similares a las orejas de un elefante, el bigote daba la sensación de ver los colmillos del mismo animal y su barba era larga y enroscada como una trompa . Cuando el séquito se detuvo el hombre desde su posición se paró de su trono y pregunto en tono autoritario - ¿Quine está al mando? y ¿qué le han hecho a mis amados ciervos? y por encima de todo ¿qué le han hecho a mi amado hijo?
Jack L. Shervalah
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Entreabrí mis ojos con levedad y me llevé mis manos hacia la cabeza sintiendo un fuerte dolor, estaba vestido de marine y lleno de lo que parecía ser... ¿Polvo?, ¿madera?, ¿cimientos? No comprendí lo que estaba pasando hasta que miré hacia abajo y vi lo que parecía ser un váter destrozado. Me incorporé de mi trono real y me subí los calzoncillos haciendo lo mismo con los pantalones, tomé la naginata con mi mano derecha y con la izquierda me llevé un cigarro a la boca que encendí con la misma mano, con impaciencia.
Salí de los escombros de aquella tienda, dándole una fuerte patada a la puerta que estaba por la mitad y separaba el baño de la taberna, no me sorprendí al ver el exterior de la calle desde allí, lo que me extrañó es que la puerta hubiese quedado sobre los cimientos. Avancé hasta donde se encontraban los que parecían ser "mis aliados", o al menos llevaban ropajes de la marina. Me posicioné al lado de ellos y contemplé la cantidad de extraños hombres arreglados abatidos a mi alrededor, finalmente me fijé en los que estaban delante nuestra cargando con un viejo.
Jamás había sentido una sensación de cabreo tan grande en el cuerpo, pero mis impulsos fueron superiores a mí, tras dar una muy larga calada al cigarro tomé el mismo entre los dedos de mi mano izquierda y escupí una bocanada de humo.
-Sinceramente...-
Dije un poco relajado.
-Yo...-
Dije un poco más alterado, marcándose una vena en mi frente.
-Me cago en vuestra putísima madre...-
Terminé soltando un pesado suspiro, llevándome de nuevo el cigarro a la boca para terminar con él dando una nueva larga calada, lanzando el mismo sobre el cuerpo del hijo de aquel viejo el cual empezó a arder. No terminé de escuchar sus palabras cuando le interrumpí.
-Me importa una mierda quien seas, si eres un pirata, mereces morir.-
Tomé la naginata con ambas manos, le quité la vaina y caminé hacia el frente sin preocupaciones, mi cabreo tan sólo me orientaba a acabar con los que me habían humillado.
Todo había sucedido dos horas antes, había recibido una notificación sobre que me habían asignado a un barco, por desgracia, la fecha de llegada y de quedada habían sido equivocadas. Me aventuré a tomar un barco tiempo atrás que me llevó a aquella isla, el capitán me otorgaría toda la información que necesitase, tan sólo me dijeron su nombre. Sin embargo tras haber estado esperando en el lugar de reunión comprendí el gran fallo de la administración, quise dirigirme a un lugar para reposar y elegí la taberna "La Buena Pesca", el viaje del mar, que había sido bastante movidito, me había dejado el cuerpo indispuesto y apenas había tenido posibilidad de dormir. Así que cuando me tomé una cerveza en aquel local me entró un fuerte apretón, me dirigí hacia el baño esperando relajar mi estómago de la manera más natural, sin embargo, el exceso de cansancio había provocado que me quedase dormido. La explosión me había despertado en un momento lamentable tan sólo tapado por la puerta.
Salí de los escombros de aquella tienda, dándole una fuerte patada a la puerta que estaba por la mitad y separaba el baño de la taberna, no me sorprendí al ver el exterior de la calle desde allí, lo que me extrañó es que la puerta hubiese quedado sobre los cimientos. Avancé hasta donde se encontraban los que parecían ser "mis aliados", o al menos llevaban ropajes de la marina. Me posicioné al lado de ellos y contemplé la cantidad de extraños hombres arreglados abatidos a mi alrededor, finalmente me fijé en los que estaban delante nuestra cargando con un viejo.
Jamás había sentido una sensación de cabreo tan grande en el cuerpo, pero mis impulsos fueron superiores a mí, tras dar una muy larga calada al cigarro tomé el mismo entre los dedos de mi mano izquierda y escupí una bocanada de humo.
-Sinceramente...-
Dije un poco relajado.
-Yo...-
Dije un poco más alterado, marcándose una vena en mi frente.
-Me cago en vuestra putísima madre...-
Terminé soltando un pesado suspiro, llevándome de nuevo el cigarro a la boca para terminar con él dando una nueva larga calada, lanzando el mismo sobre el cuerpo del hijo de aquel viejo el cual empezó a arder. No terminé de escuchar sus palabras cuando le interrumpí.
-Me importa una mierda quien seas, si eres un pirata, mereces morir.-
Tomé la naginata con ambas manos, le quité la vaina y caminé hacia el frente sin preocupaciones, mi cabreo tan sólo me orientaba a acabar con los que me habían humillado.
Todo había sucedido dos horas antes, había recibido una notificación sobre que me habían asignado a un barco, por desgracia, la fecha de llegada y de quedada habían sido equivocadas. Me aventuré a tomar un barco tiempo atrás que me llevó a aquella isla, el capitán me otorgaría toda la información que necesitase, tan sólo me dijeron su nombre. Sin embargo tras haber estado esperando en el lugar de reunión comprendí el gran fallo de la administración, quise dirigirme a un lugar para reposar y elegí la taberna "La Buena Pesca", el viaje del mar, que había sido bastante movidito, me había dejado el cuerpo indispuesto y apenas había tenido posibilidad de dormir. Así que cuando me tomé una cerveza en aquel local me entró un fuerte apretón, me dirigí hacia el baño esperando relajar mi estómago de la manera más natural, sin embargo, el exceso de cansancio había provocado que me quedase dormido. La explosión me había despertado en un momento lamentable tan sólo tapado por la puerta.
Gusi
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Akuma no mi
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Los oídos de Gusi pitaban seguramente debido a la explosión. Se levantó un poco confuso. Con un molesto dolor producido por los raspones de la caída y los arañazos de los cristales rotos. En ese momento, unos cuantos marines que patrullaban la isla aparecieron, ayudando a los civiles en problemas. Y para asombro, uno de aquellos marines salió del establecimiento. El cual había estallado minutos antes.
Gusi se incorporó de pie quitándose el polvo de la ropa y en apenas un pestañeo, cientos de guardaespaldas con traje aparecieron, portando en hombros a un anciano en un trono. El hombre que tenía más cara de elefante que de persona por sus pintorescas barbas, empezó a gritar exigiendo explicaciones de que le había pasado a su hijo.
Para asombro de Gusi, el marine que había salido del establecimiento empezó a encararse con el tipo con cara de elefante. Quemando un cadáver que había por allí cerca. Gusi miraba alternativamente a cada uno, sin entender del todo que estaba pasando. Bueno, si entendía que estaba a punto de empezar una pelea.
-¡Que todo el mundo se calme!- grito Gusi para que todos le oyeran. Gusi miro al marine enfadado-.No creo que sean piratas, raramente están tan bien vestidos. Pero podrían ser bandidos o traficantes.- dijo mientras señalaba con la mano a los tipos de traje.
-Señor, ¿quién es su hijo? Y bueno, para aclarar las cosas. ¿Quién es usted?- preguntó el recluta un poco desconcertado, pero con amabilidad.
El tipo con cara de elefante se bajó pesadamente de su trono, marcando una gran cantidad de músculos definidos.
-Me llamo Bleyd, y marineruchos, soy el dueño de todos estos establecimientos.- dijo mientras alzaba las manos para mostrar lo extensas que eran sus propiedades.-Mi hijo es Qbak, y estaba siendo atacado por una panda de sujetos. Lo he visto a través de mis guardaespaldas, que están todos conectados entre sí.- señalando los ojos de un guardaespaldas. Gusi miro de un lado a otro buscando a Kimura, el cual parecía que había desaparecido al igual que el tal Qbak. Lo único que pudo deducir el recluta es que fue tras su busca tras la explosión.
-Señor, nadie le ha faltado el respeto, así pues no haga usted lo contrario. Su hijo ha sido arrestado(o eso esperaba Gusi) por usar la violencia contra un civil, montar alboroto en público y atacar a cuerpos oficiales de la marina. Y seguramente alguna cosa más que no sepamos.- dijo Gusi lo último en voz baja. El enorme tipo empezó a caminar hacía Gusi y cada paso que daba parecía más y más grande.
-Le hechas huevos chaval al tener el valor de hablarme así. Y más tú.-señalando ahora al marine que había salido del local.- No me gusta que las autoridades se metan en mis asuntos. Porque no os pago un par de berries y hacéis la vista gorda.- Bleyd sabía que si se enfrentaba a aquellos marines llamaría la atención de los oficiales de alto cargo y vendrían en su ayuda arruinando sus negocios turbios.
-¿Estas intentando sobornar a la autoridad?-dijo Gusi mientras sacaba unas esposas. El enorme tipo lo vio como una amenaza y dio un potente pisotón en el suelo, provocando un pequeño terremoto, que hizo que Gusi casi se cayera de culo.
-Podría aplastarte la cabeza como a una mosca, niñato.-dijo muy agresivamente Bleyd. El cuál era el doble de grande ahora.
Gusi se incorporó de pie quitándose el polvo de la ropa y en apenas un pestañeo, cientos de guardaespaldas con traje aparecieron, portando en hombros a un anciano en un trono. El hombre que tenía más cara de elefante que de persona por sus pintorescas barbas, empezó a gritar exigiendo explicaciones de que le había pasado a su hijo.
Para asombro de Gusi, el marine que había salido del establecimiento empezó a encararse con el tipo con cara de elefante. Quemando un cadáver que había por allí cerca. Gusi miraba alternativamente a cada uno, sin entender del todo que estaba pasando. Bueno, si entendía que estaba a punto de empezar una pelea.
-¡Que todo el mundo se calme!- grito Gusi para que todos le oyeran. Gusi miro al marine enfadado-.No creo que sean piratas, raramente están tan bien vestidos. Pero podrían ser bandidos o traficantes.- dijo mientras señalaba con la mano a los tipos de traje.
-Señor, ¿quién es su hijo? Y bueno, para aclarar las cosas. ¿Quién es usted?- preguntó el recluta un poco desconcertado, pero con amabilidad.
El tipo con cara de elefante se bajó pesadamente de su trono, marcando una gran cantidad de músculos definidos.
-Me llamo Bleyd, y marineruchos, soy el dueño de todos estos establecimientos.- dijo mientras alzaba las manos para mostrar lo extensas que eran sus propiedades.-Mi hijo es Qbak, y estaba siendo atacado por una panda de sujetos. Lo he visto a través de mis guardaespaldas, que están todos conectados entre sí.- señalando los ojos de un guardaespaldas. Gusi miro de un lado a otro buscando a Kimura, el cual parecía que había desaparecido al igual que el tal Qbak. Lo único que pudo deducir el recluta es que fue tras su busca tras la explosión.
-Señor, nadie le ha faltado el respeto, así pues no haga usted lo contrario. Su hijo ha sido arrestado(o eso esperaba Gusi) por usar la violencia contra un civil, montar alboroto en público y atacar a cuerpos oficiales de la marina. Y seguramente alguna cosa más que no sepamos.- dijo Gusi lo último en voz baja. El enorme tipo empezó a caminar hacía Gusi y cada paso que daba parecía más y más grande.
-Le hechas huevos chaval al tener el valor de hablarme así. Y más tú.-señalando ahora al marine que había salido del local.- No me gusta que las autoridades se metan en mis asuntos. Porque no os pago un par de berries y hacéis la vista gorda.- Bleyd sabía que si se enfrentaba a aquellos marines llamaría la atención de los oficiales de alto cargo y vendrían en su ayuda arruinando sus negocios turbios.
-¿Estas intentando sobornar a la autoridad?-dijo Gusi mientras sacaba unas esposas. El enorme tipo lo vio como una amenaza y dio un potente pisotón en el suelo, provocando un pequeño terremoto, que hizo que Gusi casi se cayera de culo.
-Podría aplastarte la cabeza como a una mosca, niñato.-dijo muy agresivamente Bleyd. El cuál era el doble de grande ahora.
Nocturne93
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Ese chico era problemático, ahora después de haber sido golpeado corría de nuevo hacia Qbak. Un poco imprudente el muchacho. Corrí junto a él para tratar de pararle los pies, pero cuando quise darme cuenta una brutal explosión me mandaba a volar unos metros, me golpeé contra una pared, perdiendo el sentido durante unos instantes.
Cuando volví a recobrar la compostura pude ver que había otro marine en escena, y él, muy amable, se estaba acordando de la madre de alguien. Me levanté rápidamente y avancé a paso ligero, pero sin correr. Un nuevo tipo se presentó, y el marine parecía encarado a él. El tal Bleyd era el padre del supuesto príncipe.
Me gustaron las palabras del marine, me llamó la atención su forma de actuar, por más que fuera un poco impetuosa y algo alocada. No sabía a quién se estaba enfrentando. En cuanto escuché que Bleyd hablaba de sobornar a la autoridad no pude callarme. Aparecí por detrás de ese chico que tenía los cojones bien cuadrados y me metí en la conversación.
-Sobornos y más sobornos. La corrupción abunda señor. Pero si quiere aplastarle la cabeza a este chico, me temo que antes tendrá que pasar por encima de mí.
Desenvainé Igurusureiya y rápidamente tensé el arco, haciendo aparecer una flecha plana solidificando mi propia energía.
-Deme tan solo una razón para no dispararle ahora mismo y acabar con ésta tontería.
-¿Quién mierda te crees que eres?
Lancé la flecha, la cual le hizo una herida en la mejilla derecha intencionadamente. No tardé en cargar una nueva flecha.
-Soy Kimura Hayate, teniente-comandante de la marina. Y no tolero ningún tipo de crimen. Y para su información el soborno está muy mal visto. Su hijo ha causado destrozos y alborotos dentro de éste local. Ya ha visto cómo lo ha dejado, incluso ha sido tan estúpido para caer en su propia trampa.
Realmente sabía que el tal Qbak no era el responsable de esa explosión, no obstante haciendo creer eso haría que se confíe el verdadero autor de ello y se destape sin darse cuenta.
-Golpeó a éste chico y ha causado incontables daños al local. Por no decir de las vidas que estaban ahí dentro. Si ahora resulta vivo, me lo llevaré detenido al cuartel más cercano. Le guste o no.
-No me hagas reír marine... Cogedle.
Los hombres que venían con él comenzaron a cargar hacia mí. Apunté a ellos directamente y no dudé en ejecutar mi ataque.
-Kazekaiho -susurré.
Lancé unas tres flechas rápidamente impregnadas en un gran viento cortante. Las flechas chocaban contra aquellos tipos, les atravesaban y continuaban hacia los que estaban más atrás. Todos ellos cayeron en un momento por esas tres flechas, y los que no cayeron se quedaron paralizados.
-Como ya le he dicho, no lo pienso tolerar señor. Si desea hablar baje de ahí. ¿Busca a quien esta al mando? Pues bien, ese soy yo. Si no le gusta la idea de que su hijo sea arrestado de media vuelta. De no ser así usted también será retenido por agresión directa y armada a la autoridad. Como ha visto, no tengo ningún trato clemente con el crimen organizado.
Me hacía el duro, pero lo cierto es que con los dos últimos ataques había consumido una gran cantidad de energía en muy breve tiempo, y eso me podía pasar factura. Si no se daba por vencido y continuaba resistiéndose, tendría que ir directamente a por él. Y no creo que mis superiores vean bien que golpee y arreste a un noble... Si es que realmente lo es.
Dice ser el dueño de éstos establecimientos, pero a mí no me parece más que un simple extorsionador. El jefe de una banda de crimen organizado. Sería un buen comienzo para Crimson Wolves, la desarticulación de una banda que se ha adueñado de este lugar. Realmente me gustaba la idea de tener este buen comienzo.
Cuando volví a recobrar la compostura pude ver que había otro marine en escena, y él, muy amable, se estaba acordando de la madre de alguien. Me levanté rápidamente y avancé a paso ligero, pero sin correr. Un nuevo tipo se presentó, y el marine parecía encarado a él. El tal Bleyd era el padre del supuesto príncipe.
Me gustaron las palabras del marine, me llamó la atención su forma de actuar, por más que fuera un poco impetuosa y algo alocada. No sabía a quién se estaba enfrentando. En cuanto escuché que Bleyd hablaba de sobornar a la autoridad no pude callarme. Aparecí por detrás de ese chico que tenía los cojones bien cuadrados y me metí en la conversación.
-Sobornos y más sobornos. La corrupción abunda señor. Pero si quiere aplastarle la cabeza a este chico, me temo que antes tendrá que pasar por encima de mí.
Desenvainé Igurusureiya y rápidamente tensé el arco, haciendo aparecer una flecha plana solidificando mi propia energía.
-Deme tan solo una razón para no dispararle ahora mismo y acabar con ésta tontería.
-¿Quién mierda te crees que eres?
Lancé la flecha, la cual le hizo una herida en la mejilla derecha intencionadamente. No tardé en cargar una nueva flecha.
-Soy Kimura Hayate, teniente-comandante de la marina. Y no tolero ningún tipo de crimen. Y para su información el soborno está muy mal visto. Su hijo ha causado destrozos y alborotos dentro de éste local. Ya ha visto cómo lo ha dejado, incluso ha sido tan estúpido para caer en su propia trampa.
Realmente sabía que el tal Qbak no era el responsable de esa explosión, no obstante haciendo creer eso haría que se confíe el verdadero autor de ello y se destape sin darse cuenta.
-Golpeó a éste chico y ha causado incontables daños al local. Por no decir de las vidas que estaban ahí dentro. Si ahora resulta vivo, me lo llevaré detenido al cuartel más cercano. Le guste o no.
-No me hagas reír marine... Cogedle.
Los hombres que venían con él comenzaron a cargar hacia mí. Apunté a ellos directamente y no dudé en ejecutar mi ataque.
-Kazekaiho -susurré.
Lancé unas tres flechas rápidamente impregnadas en un gran viento cortante. Las flechas chocaban contra aquellos tipos, les atravesaban y continuaban hacia los que estaban más atrás. Todos ellos cayeron en un momento por esas tres flechas, y los que no cayeron se quedaron paralizados.
-Como ya le he dicho, no lo pienso tolerar señor. Si desea hablar baje de ahí. ¿Busca a quien esta al mando? Pues bien, ese soy yo. Si no le gusta la idea de que su hijo sea arrestado de media vuelta. De no ser así usted también será retenido por agresión directa y armada a la autoridad. Como ha visto, no tengo ningún trato clemente con el crimen organizado.
Me hacía el duro, pero lo cierto es que con los dos últimos ataques había consumido una gran cantidad de energía en muy breve tiempo, y eso me podía pasar factura. Si no se daba por vencido y continuaba resistiéndose, tendría que ir directamente a por él. Y no creo que mis superiores vean bien que golpee y arreste a un noble... Si es que realmente lo es.
Dice ser el dueño de éstos establecimientos, pero a mí no me parece más que un simple extorsionador. El jefe de una banda de crimen organizado. Sería un buen comienzo para Crimson Wolves, la desarticulación de una banda que se ha adueñado de este lugar. Realmente me gustaba la idea de tener este buen comienzo.
Jack L. Shervalah
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Chasqueé la lengua con fiereza dispuesto a lanzarme sobre el "cabecilla enemigo" de aquella trifulca, sin embargo, una persona a la que rápidamente reconocí por su nombre me detuvo en mitad del camino, aunque estuviese siendo dominado por un fuerte cabreo sabía con certeza la resistencia del enemigo. Esperé durante un minuto para ver cómo se desenvolvía todo aquel asunto, no por temor, lo que me movía era el dominarme ante un superior, es decir, el capitán de Crimson Wolves, mi capitán. Tan pronto como el "cabecilla de la marina" le plantó cara al "yakuza" supe que el ultimátum no sería aceptado, mi percepción fue bastante precisa ya que el enemigo respondió con más de aquella tan absurda agresividad.
La amenaza que tenía la voz cantante, Qbak, no soportó ni una ofensa más en su territorio, era alguien que creía fervientemente que provenía de una ilustre familia noble, al menos era lo que ansiaba que todos pensasen y por ende había terminado convenciéndose hasta a sí mismo. Ordenó con un gesto de mano que sus hombres bajasen el trono de sus hombros, sabía con verdadera certeza el poder de aquel capitán pero también se había percatado de la ineptitud de las otras personas, una idea en la que había acertado el Teniente-Comandante Kimura había sido repetida por sus marines hasta la saciedad.
- Que los eunucos vayan en primera línea.
Ordenó con bastante astucia formando una línea de seis soldados blindados delante suya para protegerle de los ataques, en cambio, un grupo de 8 avanzaron hacia la agrupación de marines seguidos de otros 10 por la espalda, la situación estaba definitivamente en un estado crítico ya que el viejo había tomado un "Mushi-mushi" entre sus manos y estaba dando órdenes a otras zonas de la isla.
Jack contempló con calma aquel despliegue táctico y se percató de que aquellas "armaduras vivientes" debían de pesar bastante, además, cabe destacar que si tan "armaduras" eran debían de tener la zona de los hombros, codos, rodillas y cuello libres para su desplazamiento o al menos con menor blindaje que en la zona exterior, lo del blindaje lo deduje por el sonido originado al lanzar las flechas, el sonido metálico originado al impactar las flechas contra aquellos fuertes cuerpos y además el chisporroteo de electricidad resultante de los atravesados.
Los 4 soldados que fueron paralizados poco a poco fueron recuperando la movilidad, sin embargo, aquel turno lo pasarían bastante afectados, aquella no era una formación propia de ataque, al parecer el tipo quería retenerlos para llamar a una fuerza mayor para que arrasase la costa. Ahora la verdadera pregunta era la siguiente, ¿cuántos acudirían ante la llamada de un supuesto noble que dominaba toda aquella zona? Aquella era una pregunta bastante difícil de responder, no tanto como el tiempo que tardarían en armarse aquellos refuerzos y llegar.
- Tenemos poco tiempo...
Susurré antes de tomar con fuerza la naginata entre mis manos, tomé un fuerte impulso y salté hacia la zona frontal empuñando la naginata en alto, al parecer el robot más cercano, al que estaba cargando, se percató de mi avance y quiso embestirme con el hombro antes de que cayese sobre él, un hábil movimiento de no ser porque era experto en el uso de la naginata. Mientras caía lancé un potente ataque con el reverso de la naginata ya que el palo en la zona baja acababa en una fina punta de lanza, la punta usó mi propio impulso y peso para atravesar el hueco del hombro hasta que finalmente tocó una zona bien reforzada del interior de su cuerpo, sin embargo el que cortase la unión de los cables le dejó ése brazo sin movimiento. Una vez en el suelo y tras haber parado su embestida con eficacia arranqué con fuerza la "pica" de la naginata que estaba en su hombro y salté hacia atrás.
Mi siguiente movimiento sería realizado con gran rapidez, alcé la naginata con ambas manos para tomar una guardia-superior y di un paso al frente, entonces solté la naginata con mi mano derecha y roté sobre mi cabeza volviendo a tomar con mi mano una vez hubo dado la vuelta dirigiendo un rápido tajo hacia el cuello del rival, aquel ataque era una finta contra un lento humano de hojalata. El ataque no logró separar el cuello del tronco pero al menos hizo un daño de muerte, el pesado cuerpo cedió y cayó sobre su compañero que no pudo resistir el peso y se llevó a un tercero.
- ¡Peliblanco, coge a su hijo!
Le dije al otro miembro de la marina volviendo a tomar la pose de ataque.
- Capitán, no es por quitarle protagonismo en el combate ni su puesto de dar órdenes pero recomiendo capturarlos a ambos y llevarlos a un barco antes de que empeore la cosa, no hay tiempo para diplomacia.
Me dirigí hacia el Teniente-Comandante sin apartar la mirada del enemigo a sabiendas de los problemas resultantes si de verdad se trataba de un noble.
La amenaza que tenía la voz cantante, Qbak, no soportó ni una ofensa más en su territorio, era alguien que creía fervientemente que provenía de una ilustre familia noble, al menos era lo que ansiaba que todos pensasen y por ende había terminado convenciéndose hasta a sí mismo. Ordenó con un gesto de mano que sus hombres bajasen el trono de sus hombros, sabía con verdadera certeza el poder de aquel capitán pero también se había percatado de la ineptitud de las otras personas, una idea en la que había acertado el Teniente-Comandante Kimura había sido repetida por sus marines hasta la saciedad.
- Que los eunucos vayan en primera línea.
Ordenó con bastante astucia formando una línea de seis soldados blindados delante suya para protegerle de los ataques, en cambio, un grupo de 8 avanzaron hacia la agrupación de marines seguidos de otros 10 por la espalda, la situación estaba definitivamente en un estado crítico ya que el viejo había tomado un "Mushi-mushi" entre sus manos y estaba dando órdenes a otras zonas de la isla.
Jack contempló con calma aquel despliegue táctico y se percató de que aquellas "armaduras vivientes" debían de pesar bastante, además, cabe destacar que si tan "armaduras" eran debían de tener la zona de los hombros, codos, rodillas y cuello libres para su desplazamiento o al menos con menor blindaje que en la zona exterior, lo del blindaje lo deduje por el sonido originado al lanzar las flechas, el sonido metálico originado al impactar las flechas contra aquellos fuertes cuerpos y además el chisporroteo de electricidad resultante de los atravesados.
Los 4 soldados que fueron paralizados poco a poco fueron recuperando la movilidad, sin embargo, aquel turno lo pasarían bastante afectados, aquella no era una formación propia de ataque, al parecer el tipo quería retenerlos para llamar a una fuerza mayor para que arrasase la costa. Ahora la verdadera pregunta era la siguiente, ¿cuántos acudirían ante la llamada de un supuesto noble que dominaba toda aquella zona? Aquella era una pregunta bastante difícil de responder, no tanto como el tiempo que tardarían en armarse aquellos refuerzos y llegar.
- Tenemos poco tiempo...
Susurré antes de tomar con fuerza la naginata entre mis manos, tomé un fuerte impulso y salté hacia la zona frontal empuñando la naginata en alto, al parecer el robot más cercano, al que estaba cargando, se percató de mi avance y quiso embestirme con el hombro antes de que cayese sobre él, un hábil movimiento de no ser porque era experto en el uso de la naginata. Mientras caía lancé un potente ataque con el reverso de la naginata ya que el palo en la zona baja acababa en una fina punta de lanza, la punta usó mi propio impulso y peso para atravesar el hueco del hombro hasta que finalmente tocó una zona bien reforzada del interior de su cuerpo, sin embargo el que cortase la unión de los cables le dejó ése brazo sin movimiento. Una vez en el suelo y tras haber parado su embestida con eficacia arranqué con fuerza la "pica" de la naginata que estaba en su hombro y salté hacia atrás.
Mi siguiente movimiento sería realizado con gran rapidez, alcé la naginata con ambas manos para tomar una guardia-superior y di un paso al frente, entonces solté la naginata con mi mano derecha y roté sobre mi cabeza volviendo a tomar con mi mano una vez hubo dado la vuelta dirigiendo un rápido tajo hacia el cuello del rival, aquel ataque era una finta contra un lento humano de hojalata. El ataque no logró separar el cuello del tronco pero al menos hizo un daño de muerte, el pesado cuerpo cedió y cayó sobre su compañero que no pudo resistir el peso y se llevó a un tercero.
- ¡Peliblanco, coge a su hijo!
Le dije al otro miembro de la marina volviendo a tomar la pose de ataque.
- Capitán, no es por quitarle protagonismo en el combate ni su puesto de dar órdenes pero recomiendo capturarlos a ambos y llevarlos a un barco antes de que empeore la cosa, no hay tiempo para diplomacia.
Me dirigí hacia el Teniente-Comandante sin apartar la mirada del enemigo a sabiendas de los problemas resultantes si de verdad se trataba de un noble.
Gusi
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Gusi se relajó al ver la aparición del capitán de Kimura en escena. Él cual intento mantener el orden con aquel tipo, pero estaba claro que no iba a ceder ante nada. Tras unas duras palabras los guardaespaldas empezaron a rodear la zona, mientras Bleyd daba órdenes. Todos los allí presentes observamos como Bleyd sacó un den den mushi y daba más órdenes a través de él. Sin duda aquel enorme tipo tenía intención de traer más de aquellos molestos armarios metálicos.
En ese momento, el marine de la enorme arma empezó a luchar contra uno de los guardaespaldas, derribándolo con facilidad y soltura. Después de aquello se puso en guardia y grito a Gusi que cogiera a Qbak, ya que era un prisionero. A Gusi le pareció una buena idea y corrió deprisa hasta el interior del local, en busca de indicios del tipo. Pero para su asombro, más que indicios encontró el cuerpo chamuscado del prisionero. El marine en ese momento se planteó si realmente Qbak fue el causante de la explosión, ya que no tenía mucho sentido que se hubiera suicidado. Salió a prisa para informar a los marines, pero no lo haría hasta que estuviera a escasos centímetros de ellos. Pues si Bleyd se enteraba de que su hijo estaba muerto aquello podría acabar peor.
Mientras salía al exterior, el marine contemplo horrorizado como aun había civiles heridos por la zona. No podía permitir que aquellas personas salieran peor paradas de lo que ya estaban. Acelero el paso y con rabia empezó a cargar sus guantes, que adquirieron un color rojo intenso. Fue en dirección al marine de la enorme arma para informarle.
-Tenemos que salir de aquí. Aún hay civiles cerca y si empezamos una guerra podrían morir por nuestra culpa. Tenemos que alejar a la banda del pueblo y así poder evitar que nos acorralen.- Gusi se miró los guantes y estos ya habían llegado al negro intenso que esperaba. Se acercó corriendo a uno de los enormes tipos de traje y le golpeo con firmeza en el pecho. El tipo al recibir el impacto se deshizo en cientos de pedazos metálicos, provocando una enorme explosión a su espalda, despejando el camino de más guardaespaldas(ya que estos cayeron al suelo por la honda expansiva).
-Por cierto, Qbak está muerto. Hay alguien más involucrado en esto y está claro que ya se ha ido del lugar. Aunque no me extraña que alguien le quisiera muerto- dijo mientras se volteaba para hablar con el marine.- Y perdón por mis modales, soy Gusi. Y deberíamos movernos antes de que los tipos trajeados se pongan en pie de nuevo.
En ese momento, el marine de la enorme arma empezó a luchar contra uno de los guardaespaldas, derribándolo con facilidad y soltura. Después de aquello se puso en guardia y grito a Gusi que cogiera a Qbak, ya que era un prisionero. A Gusi le pareció una buena idea y corrió deprisa hasta el interior del local, en busca de indicios del tipo. Pero para su asombro, más que indicios encontró el cuerpo chamuscado del prisionero. El marine en ese momento se planteó si realmente Qbak fue el causante de la explosión, ya que no tenía mucho sentido que se hubiera suicidado. Salió a prisa para informar a los marines, pero no lo haría hasta que estuviera a escasos centímetros de ellos. Pues si Bleyd se enteraba de que su hijo estaba muerto aquello podría acabar peor.
Mientras salía al exterior, el marine contemplo horrorizado como aun había civiles heridos por la zona. No podía permitir que aquellas personas salieran peor paradas de lo que ya estaban. Acelero el paso y con rabia empezó a cargar sus guantes, que adquirieron un color rojo intenso. Fue en dirección al marine de la enorme arma para informarle.
-Tenemos que salir de aquí. Aún hay civiles cerca y si empezamos una guerra podrían morir por nuestra culpa. Tenemos que alejar a la banda del pueblo y así poder evitar que nos acorralen.- Gusi se miró los guantes y estos ya habían llegado al negro intenso que esperaba. Se acercó corriendo a uno de los enormes tipos de traje y le golpeo con firmeza en el pecho. El tipo al recibir el impacto se deshizo en cientos de pedazos metálicos, provocando una enorme explosión a su espalda, despejando el camino de más guardaespaldas(ya que estos cayeron al suelo por la honda expansiva).
-Por cierto, Qbak está muerto. Hay alguien más involucrado en esto y está claro que ya se ha ido del lugar. Aunque no me extraña que alguien le quisiera muerto- dijo mientras se volteaba para hablar con el marine.- Y perdón por mis modales, soy Gusi. Y deberíamos movernos antes de que los tipos trajeados se pongan en pie de nuevo.
Nocturne93
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La cosa se complicaba. No solo había tipos con una armadura metálica o algo similar, sino que el jefe, el tal Bleyd, comenzó a hablar por un DDM, seguramente pidiendo refuerzos. Eramos cuatro personas contra todo un pelotón. La cosa se tornaba cada vez más intensa, y no podía mantener el ritmo de mis ataques. A este paso solo habría un desencadenante, y sería la muerte del chico peliblanco, esa mujer científica, el marine y yo. Y no estaba dispuesto a tolerar más aquello.
Me detuve unos instantes, cerré los ojos relajando mi cuerpo. Venían a por mí pero no les iba a dar tiempo, tan solo necesitaba unos instantes. Concentré mi haki de armadura y observación a la vez que canalizaba el todas mis energías concentradas. Esto iba a acabarse aquí y ahora, nadie más resultaría herido.
El marine que acababa de conocer me trataba de capitán, curioso, todavía no había adquirido ese rango pero me gustaba que me llamasen así en cierto modo. Tal vez le propusiera entrar a Crimson Wolves si no resultaba muy mal parado tras todo ésto. El peliblanco obedeció lo que ese marine le dijo y algo me llamó la atención... Qbak había muerto... ¡Y ese peliblanco era el cabrón de Gusi! ¿Porqué mierda no me había dicho nada? ¿Cómo coño ha cambiado tanto en tan poco tiempo?
No era momento de pensar en eso ahora. Al final parecía que me había encontrado con él. No me extraña lo más mínimo, al fin y al cabo cuando le encontré se estaba liando a tortas con Qbak. Pensándolo bien es bastante propio de él.
Abrí los ojos mientras susurraba unas palabras, no eran más que el nombre que le había asignado a esa habilidad para incrementar mis facultades. Kotto Senmon. Rápidamente giré mi cuerpo y golpeé en la pierna a ese armario que me embestía. No sabía cómo quedaría, pero eso no me importaba, pues realmente tan solo pretendía sortearle para avanzar hacia su jefe.
Corrí, golpeé, esquivé y corté, y al final llegué a la posición de Bleyd, el supuesto gobernante de todo aquello. Le golpeé por detrás de las rodillas haciéndole caer y puse ambas espadas cruzadas en su cuello, formando una guillotina. Contaba que con eso todos los guardaespaldas se detuvieran.
-Tienes dos opciones. La primera es colaborar. Mandas a tus hombres a retirarse muy lejos de aquí y tiras ese den den mushi, así conservarás la cabeza por encima de los hombros. La segunda opción es que les ordenes atacar. Y creeme, será tu última voluntad. No te creas que por ser un miembro de la marina voy a permitir que unos sucios criminales como tú y tus hombres pretendan aprovecharse de la gente de aquí. ¿Crees que no se lo que ocurre? Sois unos extorsionadores, cobráis impuestos indiscriminados a cambio de una "protección" que no es ninguna promesa en un país pacífico. Machacáis a todo aquél que no quiere o no puede pagaros, así os hacéis con el control de todos los comercios. Apuesto a que también os lleváis una parte de los beneficios... Tenéis al pueblo como unos esclavos y eso no es algo que esté dispuesto a permitir. Por si no lo sabes, trabajo por y para la justicia. Y tus acciones son la definición de la injusticia y el crimen.
Apreté un poco las espadas contra su cuello, provocando que unas gotas de color carmesí se deslizasen hasta sus ropajes. Esperaba que así entendiese que iba enserio.
-Y antes de que digas la estupidez de pensar que no seré capaz de hacerlo. Piensa que prefiero mantener la vida de mis hombres y el pueblo antes que la de un criminal. Las recompensas son vivo o muerto. Tú eliges Bleyd.
Me detuve unos instantes, cerré los ojos relajando mi cuerpo. Venían a por mí pero no les iba a dar tiempo, tan solo necesitaba unos instantes. Concentré mi haki de armadura y observación a la vez que canalizaba el todas mis energías concentradas. Esto iba a acabarse aquí y ahora, nadie más resultaría herido.
El marine que acababa de conocer me trataba de capitán, curioso, todavía no había adquirido ese rango pero me gustaba que me llamasen así en cierto modo. Tal vez le propusiera entrar a Crimson Wolves si no resultaba muy mal parado tras todo ésto. El peliblanco obedeció lo que ese marine le dijo y algo me llamó la atención... Qbak había muerto... ¡Y ese peliblanco era el cabrón de Gusi! ¿Porqué mierda no me había dicho nada? ¿Cómo coño ha cambiado tanto en tan poco tiempo?
No era momento de pensar en eso ahora. Al final parecía que me había encontrado con él. No me extraña lo más mínimo, al fin y al cabo cuando le encontré se estaba liando a tortas con Qbak. Pensándolo bien es bastante propio de él.
Abrí los ojos mientras susurraba unas palabras, no eran más que el nombre que le había asignado a esa habilidad para incrementar mis facultades. Kotto Senmon. Rápidamente giré mi cuerpo y golpeé en la pierna a ese armario que me embestía. No sabía cómo quedaría, pero eso no me importaba, pues realmente tan solo pretendía sortearle para avanzar hacia su jefe.
Corrí, golpeé, esquivé y corté, y al final llegué a la posición de Bleyd, el supuesto gobernante de todo aquello. Le golpeé por detrás de las rodillas haciéndole caer y puse ambas espadas cruzadas en su cuello, formando una guillotina. Contaba que con eso todos los guardaespaldas se detuvieran.
-Tienes dos opciones. La primera es colaborar. Mandas a tus hombres a retirarse muy lejos de aquí y tiras ese den den mushi, así conservarás la cabeza por encima de los hombros. La segunda opción es que les ordenes atacar. Y creeme, será tu última voluntad. No te creas que por ser un miembro de la marina voy a permitir que unos sucios criminales como tú y tus hombres pretendan aprovecharse de la gente de aquí. ¿Crees que no se lo que ocurre? Sois unos extorsionadores, cobráis impuestos indiscriminados a cambio de una "protección" que no es ninguna promesa en un país pacífico. Machacáis a todo aquél que no quiere o no puede pagaros, así os hacéis con el control de todos los comercios. Apuesto a que también os lleváis una parte de los beneficios... Tenéis al pueblo como unos esclavos y eso no es algo que esté dispuesto a permitir. Por si no lo sabes, trabajo por y para la justicia. Y tus acciones son la definición de la injusticia y el crimen.
Apreté un poco las espadas contra su cuello, provocando que unas gotas de color carmesí se deslizasen hasta sus ropajes. Esperaba que así entendiese que iba enserio.
-Y antes de que digas la estupidez de pensar que no seré capaz de hacerlo. Piensa que prefiero mantener la vida de mis hombres y el pueblo antes que la de un criminal. Las recompensas son vivo o muerto. Tú eliges Bleyd.
Gusi
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Agilidad
Destreza
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Intelecto
Agudeza
Instinto
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Akuma no mi
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Gusi se volteó un momento y comprobó con asombro como el capitán Kimura había conseguido dominar por completo la situación. Se movió con una velocidad asombrosa entre los guardaespaldas del extorsionador, hasta el punto de tener a Bleyd entre sus manos, o más bien sus espadas. Al final el enorme tipo no parecía tan fuerte como parecía ante las manos del capitán de los Crimson Wolves, pues acabó por rendirse. Dando con la mano una orden a los centinelas para que no atacaran y se dispersarán. Menos mal pensó Gusi, pues no teníamos tantas esposas y seguro que si los metíamos a todos en el barco acabarían hundiéndolo en las profundidades del mar.
Kimura esposo a Bleyd y con firmeza se lo llevo al barco en el que con suerte descubriríamos que todos los que estuvimos involucrados en ese suceso, ahora éramos compañeros de la flota. Pero eso sí, antes de irnos descubrimos que el causante de la explosión fue un pequeño chico que fue torturado con la muerte de sus padres a manos de Qbak. Le vio Jack entre los escombros de la explosión, mientras Gusi recogía el cuerpo chamuscado de Qbak. El chico solo se encontraba malherido con algunas quemaduras de primer grado, pero por todo lo demás consiguió seguir adelante.
Todos los Crimson Wolves subieron con una sonrisa en el rostro comprobando que habían hecho un gran trabajo y que aquello era el comienzo de un montón de nuevas aventuras por descubrir. Nadie escaparía de las garras de los lobos carmesís.
Kimura esposo a Bleyd y con firmeza se lo llevo al barco en el que con suerte descubriríamos que todos los que estuvimos involucrados en ese suceso, ahora éramos compañeros de la flota. Pero eso sí, antes de irnos descubrimos que el causante de la explosión fue un pequeño chico que fue torturado con la muerte de sus padres a manos de Qbak. Le vio Jack entre los escombros de la explosión, mientras Gusi recogía el cuerpo chamuscado de Qbak. El chico solo se encontraba malherido con algunas quemaduras de primer grado, pero por todo lo demás consiguió seguir adelante.
Todos los Crimson Wolves subieron con una sonrisa en el rostro comprobando que habían hecho un gran trabajo y que aquello era el comienzo de un montón de nuevas aventuras por descubrir. Nadie escaparía de las garras de los lobos carmesís.
CERRADO
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