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Batalla de féminos, Dexter vs Derian Empty Batalla de féminos, Dexter vs Derian {Sáb 13 Feb 2016 - 23:45}

Batalla de féminos, Dexter vs Derian TNcDOUx

Límite de tiempo: Sin límite.

Escenario: Ruinas de Hallstat: Una de las islas de mayor tamaño del North Blue. Es un gigantesco reino medieval controlado por diferentes familias nobles que se distribuyen la isla entre sí, gobernados por un rey. La isla está llena de bosques y colinas que ocultan ruinas antiguas y secretos para los aventureros audaces, así como animales realmente peligrosos. Es llamado "el reino de las colinas lluviosas" por la enorme cantidad de precipitaciones que caen a lo largo del año. Hay algunos edificios en ruinas, grietas por todas partes y algún cadáver que se les olvidó apartar tras la película. Y Byakuro bajo tierra.

Condiciones:
-Daños on-rol.
-Dexter no se lleva nada.


________________________________________________________________________

El Sol resplandecía, las florecillas daban al lugar un aspecto armónico y delicado mientras eran mecidas suavemente por la brisa marina. Los niños correteaban por los campos mientras sus madres les perseguían con enormes cucharones por haberse dejado toda la verdura, mientras el castillo se erguía con todo su esplendor sobre aquella gigantesca columna... O algo similar debía de ser la situación de la isla antes de que terminara destrozada. Lo cierto es que lo único que quedaba de la gloriosa capital del Imperio de Derian Markov III no eran más que ruinas y un páramo sin vida. Grietas allá donde alcanzara la vista y enormes acantilados tras la enorme explosión que había devastado el lugar. Sin duda alguna, el rey no estaría para nada contento, y es posible que alguno de sus súbditos hubiera tenido que pagar por ello.

La bandera de Markov ondeaba sobre las naves de los recién llegados, siervos del rey que habían regresado escasas semanas después de la batalla, acompañadas por el propio Derian, con la intención de reconstruir y devolver a su antigua gloria lo que alguna vez fue la joya de la corona. Aunque tampoco había ido tan mal, después de todo, ¿no?

El Rey se encontraba sobre una pequeña colina, supervisando el desarrollo de las reparaciones mientras observaba con rabia en lo que se había convertido su hogar, jurando que se lo haría pagar con creces al responsable. El cielo estaba oculto por un enorme manto negro, que sumía la isla en algo similar a la noche. Últimamente se habían reforzado las guardias, por el hecho de que aquel lagarto entrometido le hubiera amenazado directamente escasos días antes, aunque parecía haberse descuidado en esta ocasión, pues descontando a algunos guardias de escasa importancia tan solo contaba con la protección que pudiera brindarse él mismo. Bueno, ¿acaso necesitaba más?
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Batalla de féminos, Dexter vs Derian Empty Re: Batalla de féminos, Dexter vs Derian {Dom 14 Feb 2016 - 3:24}

Las noticias se extendían como la pólvora, y aunque la guerra no había terminado aún Hallstat había caído. La invasión había resultado en la destrucción total del país, con las muertes inocentes que todo aquello implicaba. No podía perdonar al Gobierno por asesinar con tanta sangre fría a cientos de miles de personas, pero tampoco podía perdonar a Derian Markov. Por su culpa, en su estúpida cruzada por recuperar una gloria extinta de su tierra atrasada, se perdieron vidas de gran valor. Marines de bondad absoluta y revolucionarios de resolución inquebrantable habían caído víctima del mismo enemigo, pero había algo más. Dexter vio horrorizado cómo la vivre card de Byakuro se consumía a un ritmo apresurado para verse finalmente reducida a cenizas... Y no había sido el Gobierno. Byakuro era demasiado valioso como Shichibukai y era líder de uno de los gremios más activos de los mares.

Y por eso Dexter aterrizó en las ruinas de Hallstat. Había pasado poco tiempo, un par de días desde que Derian proclamó su supervivencia. El Shichibukai había recibido una petición formal del Gobierno Mundial para mantenerse al margen durante la guerra, pues temían que su poder desatado pudiese convertirse en un arma de doble filo, pero sin refriega de por medio nada le impedía vengar a su mejor amigo. ¿Tal vez no fuera lo correcto? Estaba seguro de que no lo era, pero el rey tenía que pagar por sus pecados; acabar con Byakuro era la gota que colmaba el vaso.

Examinó sus pertenencias de nuevo, aunque no llevaba mucho encima. En su mano derecha Nadia, mientras la siniestra iba cubierta por un guante metálico, brillante como la luna y con una gema en el centro de la palma: un enorme zafiro azul. En su abrigo los carteles y cartas, algunos bártulos y... Lo que estaba buscando para aquel encuentro. Una cruz gamada que había aparecido misteriosamente en su barco durante la guerra de Mariejoa; cuando participó en aquella guerra el Rey era tan sólo un conde, y Byakuro un Yonkaikyo vivo. Aquel objeto de punta y borde afilados, fabricado de un material tan raro como peligroso, y maravilloso. Como Artesano, todos los metales y gemas le resultaban fascinantes, y por una sola pieza de él mucha gente mataría... Pero hoy moriría alguien. Estaba harto de Derian y sus estupideces.

Se aseguró de no tocar con la piel desnuda la cruz, y con los ojos a cuatro metros del suelo el Legado comenzó a avanzar, concentrado en su Haki de observación para captar la presencia de Derian. Alguien tan poderoso como pretendía hacer parecer no temería acomodarse en la capital de su imperio tras retar de nuevo al Gobierno Mundial, y su orgullo marcaría la caída. Sólo necesitaba dar con él.

Y alguien despuntó entre la multitud. Era una presencia conocida y fuerte, casi tanto como la suya, si no incluso algo más. No recordaba que poseyera aquel espíritu cuando lo vio la última vez; algo había cambiado en él. Aunque claro, cuando lo conoció era un noble estirado, no un rey genocida.

Respiró hondo y se fijó en el cielo, negro pese a ser las once de la mañana. Había sido extraño encontrarse con eso, pero por otro lado se lo esperaba. De hecho, él había ido de día a por él, por lo que lógicamente el monarca debía tener en cuenta lo mismo: Tratarían de explotar sus debilidades, por lo que anularlas era la mejor opción. Pero no lo iban a salvar.

Elevó su presencia hasta los límites de su poder, creando un pasillo de roca entre canales llenos de escoria y provocando un rastro de trabajadores desmayados. Derian ya estaba cerca, y cada vez más se aproximaba a su enfrentamiento final. Tal vez muriera ahí, pero debía vengar a su amigo.

-Sueña el rey que es rey- dijo, con tensión en la voz, anunciando su llegada por si su presencia sobrecogedora no había llegado a interesarle-, y vive con este engaño reinando, disponiendo y gobernando- un brillo dorado se podía palpar en su piel, mientras nubes de tormenta se arremolinaban haciendo ojo en la colina y un vendaval los separaba del resto del mundo-. Y este aplauso que recibe, en el viento escribe y en cenizas lo convierte la muerte- su paso era inmutable, y el pasillo seguía formándose, dejando sólo el camino que debía seguir hasta llegar frente al rey-. ¿Qué hay quien intente reinar viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte?

El viento poco a poco levantó una tormenta de arena a su alrededor, que se volaba en el viento, girando sin llegar a tocarlos. Sin embargo, impedía ver con claridad nada más allá de los contendientes entre ellos. Dexter se preparó para acometer un ataque, y miró al rey, esperando que desenvainara.

-Desenvaina, pues, majestad- dijo-. Desenvaina, pues, por última vez.

Sobre ellos nubes negras, y a su alrededor una pantalla color tierra. Seguramente su mayor despliegue de poder jamás visto, y exactamente, jamás se vería.
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Batalla de féminos, Dexter vs Derian Empty Re: Batalla de féminos, Dexter vs Derian {Dom 14 Feb 2016 - 6:03}

El monarca posó su vista sobre lo que antaño había sido una tierra fértil, próspera y hermosa. Su rostro no denotaba emoción alguna, si bien el habitualmente frío vampiro sentía una honda amargura en su interior. Siempre había amado los verdes campos de Hallstat, sus grandes castillos, los bosques que decoraban cada colina... hasta la melancólica lluvia característica de su tierra parecía haberse ido. Respiró hondo a pesar de que no necesitaba hacerlo, al tiempo que cerraba los ojos, tratando de aspirar el aroma de su amada isla. Sin embargo, todo lo que captaba era aquel persistente olor a quemado y a muerte. Frunció ligeramente el ceño, abriendo de nuevo los ojos ante el enorme yermo de piedra que era ahora su reino. Si todo hubiera sido diferente, tras la guerra simplemente hubieran hecho emerger las tierras ocultas de las profundidades de nuevo. Pero ahora no había nada que recuperar. Tanto Markovia como el resto de castillos y ciudades habían quedado sepultados bajo miles de toneladas de roca. Apretó el puño, al tiempo que su normalmente impasible rostro se tornaba en un gesto de rabia.

- El sacrificio de mi pueblo no será en vano. Hallstat renacerá de sus cenizas más fuerte que nunca.

Alex tendría que responder por su traición, vaya si lo haría... tenía testimonios, pero aun tenía que confirmar que realmente había sido él. Algo en su interior se negaba a reconocer que aquel hombre al que había llegado a respetar por sus habilidades y por tener la misma falta de humanidad que él, esa debilidad que tanto aquejaba a las presas, siempre le había odiado. ¿Por qué a él, la persona que le había abierto los ojos a un nuevo mundo? ¿Aquel al que debía todo cuanto era? Lo había acogido casi como a un hermano, entregándole todo cuanto deseó para sus experimentos e incluso dándole un lugar en su corte. Hasta le había perdonado sus no pocos desacatos y ataques contra su persona, incluyendo el tema de las colmenas de abejas que tenía por costumbre lanzarle. Cualquier otro hombre hubiese muerto hacía mucho tiempo por afrentas mucho menores. Por otro lado, todo eso tal vez debería haberle hecho ver que el doctor Cooper no era una persona de fiar. ¿Por qué había estado tan ciego? ¿No se jactaba él de ser el arquetipo del cazador? Y sin embargo, había caído en uno de los vicios propios de las presas: considerar al doctor como un amigo. Aquello había sido un terrible error que no volvería a cometer jamás. No volvería a fiarse de absolutamente nadie. "Siempre consideré que entre cazadores podía llegar a haber comprensión mutua... me equivocaba. Al fin y al cabo, los intereses de ambos acaban chocando."

Se metió la mano en el bolsillo y sacó la breve carta de Dexter, leyéndola por enésima vez. Efectivamente, era inevitable que los cazadores no acabaran luchando entre sí tarde o temprano. El y el Zafiro Negro eran los mejores ejemplos... desde su primer encuentro, le quedó claro que aquel hombre era alguien a respetar, un tocayo con un carácter y motivaciones muy distintas, pero uno de los mayores cazadores que jamás hubiera visto. Un hombre con un poder que rivalizaba y posiblemente incluso superaba al suyo. La pieza en el tablero de ajedrez que podría haber cambiado las tornas en la guerra en su contra. Y uno de los pocos seres vivientes a los que Derian hubiese profesado miedo alguna vez. Sin embargo, la idea de que el dragón estuviese tras su cabeza ya no le causaba miedo alguno. Su poder había aumentado mucho desde su último encuentro, y además muchas cosas habían cambiado. Ahora era consciente de que el suyo era un combate inevitable, pues siendo los dos grandes cazadores de su época no había espacio para ambos en aquel mar.

- Es curioso que me haya llamado presa - susurró, observando el desolado horizonte - Pronto veremos quién caza a quién. Ten cuidado Dexter Black, no vaya a ser que el cazador se convierta en cazado.

Además, tenía un seguro de vida. De ser necesario, tenía a Iliana, y su hija seguiría su legado por él en caso de que cayera en combate. El Imperio estaba en buena manos... lamentaba no poder haberla entrenado como era debido, pero al menos ya la había librado de su debilidad. Si bien aun tenía sentimientos y humanidad, al menos había logrado que comenzara a pensar como una cazadora, y no como una estúpida adolescente. Y le había dejado instrucciones muy concretas sobre qué hacer en caso de que él muriera. No tenía todas consigo de que fuese a funcionar, pues el arrogante Lion D. Emile podría decidir traicionarles en el último momento y preferir no tenerle de nuevo en el mundo, pero al menos era un posible seguro de vida. Revivir sin embargo sería más un problema que una solución, pues tendría que recuperar su akuma no mi una vez más. "En todo caso, mantenerme con vida es lo mejor que puedo hacer. Por otro lado... ya tuve que huir una vez. ¿A caso sería un digno heredero de Sorin Markov si me dedicase a huir por mi vida como una presa asustada? No, no lo sería." Entrecerró sus dorados ojos, al tiempo que posaba su mano derecha sobre la empuñadura de Vanator.

- Si caigo, me aseguraré de que se canten canciones en mi honor.

Pues por eso estaba de vuelta en Hallstat, ¿no? Habiendo sido amenazado por uno de los pocos hombres capaces de destruirle, aparecer por allí era como firmar su sentencia de muerte. Una auténtica imprudencia, se viera como se viera. Su único motivo real, y la razón por la que la cometía, era enfrentarse al Zafiro Negro allí mismo, con sus hombres como testigos del brutal enfrentamiento. Algunos de sus siervos de confianza como Anthony estaban presentes, pero tenían estrictas órdenes de mantenerse al margen y a una distancia prudencial, como simples observadores. Y en el caso de que muriera, quería hacerlo en la tierra que lo vio nacer. "Mis errores han sido la causa de la muerte de Hallstat. Si soy destruido, que sea aquí, y que mi muerte sirva como mi despedida y disculpa hacia mi país." Cerró los ojos y dejó que el viento le llevase nuevamente la canción del final. Cada aroma y olor eran como una palabra acusadora, que el monarca se limitó a recibir con su habitual impasibilidad. Y fue entonces cuando tanto su olfato como su ser percibieron un cambio en la canción.

- Mi Parca viene a por mi. Es hora de probar si el acero de Hallstat y mi determinación son lo bastante fuertes como para aplazar mi final.

Se giró, observando cómo sus hombres iban cayendo como moscas, al tiempo que una presencia majestuosa, imponentes y deslumbrante como una supernova iba en su dirección. Era tan sobrecogedora como grandiosa, e incluso muchos de sus vampiros presentes cayeron doblegados ante ella. Bastó una breve mirada del rey para que los pocos (menos de una decena) que quedaban en pie se retiraran, llevándose consigo a los que estaban inconscientes o paralizados de terror. Acto seguido Derian miró en la dirección de la que venía el aura de Dexter, observando a su némesis acercarse, al tiempo que un fuerte vendaval se alzaba en la zona. El pelo plateado del vampiro ondeó al viento, al tiempo que el rey se quitaba su corona. Era poco más que un aro dorado con una única y hermosa gema roja, que parecía brillar con luz propia. Un ornamento hermoso y de la mejor artesanía, pero austero como correspondía a un rey Markov. La gema era más que probablemente la pieza más valiosa del conjunto. El Shichibukai se aproximó, al tiempo que el viento comenzaba a formar una tormenta de arena en torno a ellos, mientras Dexter recitaba unas frases que le arrancaron una ligera media sonrisa al monarca.

- Hermosas palabras. Más, ¿no es irónico, incluso necio, augurarle la muerte a aquel cuyo corazón ya no late, señor Black?

Entonces respondió a la demostración de poder anterior de Dexter dejando que su propia presencia liberase todo su poder. La colina sobre la que estaban tembló ligeramente, al tiempo que en torno al vampiro una siniestra niebla aparecía. Esta se disipó rápidamente al viento, pero parecía que seguía surgiendo siempre más de algún punto cercano al monarca. Al fin había llegado el momento... aquel en que se pondría a prueba su derecho a existir. Y curiosamente se sentía más vivo que nunca. Una extraña alegría comenzaba a nacer en su interior ante la perspectiva del combate, al tiempo que cierta impaciencia. Olisqueó el ambiente, captando el olor del dragón. Al momento su sed comenzó a crecer, mientras su instinto de cazador despertaba. La mera presencia del dragón le provocaba un gran hambre... ahora tenía claro por qué había presentido siempre que acabarían peleando. En su interior, siempre había deseado devorarle.

- Al fin llega el día del encuentro predestinado, Zafiro Negro. Aquel en que debamos batirnos hasta que sólo uno de los dos quede en pie. No hay sitio en el mundo para dos cazadores de nuestra talla, Black... somos dos peces demasiado grandes en un mismo estanque. El ganador será el que decida el destino del mundo.

El rey sonrió siniestramente al tiempo que sus orejas se alargaban notablemente, recordando más a las de un murciélago que a las de un humano. Sus facciones se estilizaron y volvieron más elegantes y angulosas, al tiempo que dos enormes alas de murciélago aparecían a su espalda. Pero eso no fue todo, pues un aura rojiza casi imperceptible comenzó a emanar con él como su origen, ocupando un gran área en torno al vampiro. Este posó sus manos sobre las empuñaduras de Vanator y Kitetsu, sin desenvainar aun.

- Sea pues, Dexter Black. Desconozco qué os ha llevado a venir tras de mi ahora y no durante la guerra, pero lo prefiero así. Ahora podré dedicaros la atención que merecéis. Tan sólo os haré una petición dado que vuestra fama os precede - dijo, con la historia sobre la muerte del yonkou Zero en mente - si caigo, respetad al Imperio y al próximo gobernante. Creo que vos tampoco deseáis que el norte vuelva a caer en manos del Gobierno. En otro caso, hubieseis puesto un mayor empeño en impedir que mis huestes vencieran.

Con esas palabras, ya había dicho todo cuanto tenía que decir. Ahora sería inútil seguir conversando mediante estas; era el momento de que fuesen las armas las que hablaran. Activó el poder de la Kitetsu, notando cómo el demonio de su interior trataba de rebelarse y tomar el control. Sin embargo la férrea voluntad del Rey lo acalló al instante y lo volvió manso y dócil ante sus órdenes. El poder del arma lo envolvió, y al instante sintió un enorme aumento de su poder. En menos de una fracción de segundo, en el tiempo en que otros espadachines estarían aun desenvainando, Derian ya había ejecutado su ataque. Con ambos aceros imbuidos en haki y en llamas de color azul, se plantó delante del dragón lanzando una sucesión de veloces cortes. Comenzó trazando uno ascendente en diagonal con Kitetsu, aprovechando la fuerza de su carga y del propio movimiento de desenvainado, realizando un tajo con el que trataría de cortar al dragón desde su abdomen hasta el pectoral izquierdo. Casi al mismo tiempo, Vanator caería sobre su hombro derecho, tratando de amputarle la extremidad desde su origen. Su ataque continuaría con unos rápidos movimientos, cambiando rápidamente la trayectoria de sus armas. Kitetsu, ahora alzada, dibujaría un arco horizontal con el que pretendía decapitar a Dexter, al tiempo que con Vanator trazaba un movimiento parejo pero a diferente altura, tratando de cortarle las piernas también de raíz, a la altura de las ingles. Mientras preparaba este movimiento, hizo aparecer una espada fantasmal con haki a la espalda de Dexter, a escasos cinco centímetros de este, apuntando a su costado izquierdo. Si retrocedía, el arma trataría de atravesar su corazón. Y mientras realizaba su ataque, el arma atacaría igualmente, avanzando lo justo para atravesarle. No quería que le diese a él por error. Mientras realizaba sus elegantes movimientos, sus armas iban dejando sendas estelas de niebla en el aire.
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Batalla de féminos, Dexter vs Derian Empty Re: Batalla de féminos, Dexter vs Derian {Dom 14 Feb 2016 - 12:41}

-Las necedades son mi estilo de vida- respondió, con una leve sonrisa; aun cuando la tensión embargaba el ambiente que lo llamaran estúpido le provocaba una ligera alegría-. También serán vuestra muerte, majestad.

El villano comenzó su discurso, mientras Dexter prestaba especial atención a las armas que llevaba. Sin duda eran mejores que las que portaba el día que lo conoció... Bueno, dejando de lado aquella maravillosa espada, Yoru, que el Gorosei había reclamado. Le habría gustado poder estudiarla detenidamente para entrever los secretos de su forja, pero no tenía tiempo ni creía que se la hubieran prestado, y aunque tras la muerte de su portador hubiera quedado abandonada en Mariejoa, no sería él quien la fuera a buscar. Sin embargo, lo más fascinante de la espada que el rey llevaba era su presencia propia; era una hoja viva y violenta, necesitada de sangre. ¿Cómo podía alguien que se proclamaba cazador aprovecharse de artefactos tan oscuros? Sólo conocía una hoja con aquella cualidad, en cualquier caso, leída en libros de leyendas y cuentos sobre el horrible destino que aguardaba a aquellos que hacen tratos con el mal... Aquel día iban a comprobar si la realidad de las historias eran ciertas: Era hora de probar a Shodai Kitetsu.

El batir del viento a su alrededor era cada vez más violento, y con cada instante el cerco se iba estrechando hasta dejar un círculo mínimo, casi rozando la espalda de ambos contendientes mientras tomaba un tono azulado. "La fuerza primordial", pensó, respirando con suavidad mientras la velocidad de éste aumentaba drásticamente. ya no era un vendaval común, sino su espíritu en cada partícula. Tal era la velocidad que había alcanzado que si hiciera el movimiento equivocado podría perder una extremidad, o la cabeza. "Exactamente treinta y seis mil ochenta y ocho metros por segundo de aceleración...", calculó mentalmente, pensando que aquello era una locura, y sobre ellos el cielo desapareció. Ahora estaban rodeados de una cúpula que luchaba entre el azul de su energía y el marrón rojizo de la roca machacada.

-Cuando se inicia una guerra uno debe estar preparado para asumir las consecuencias de sus actos- terminó por decir, viendo que su rival finalizaba con una petición. Claro que no iba a cumplir aquel deseo, antes prefería ver el North Blue gobernado por Kiara y sus hordas de gyojins que permitir a la sangre de alguien que causó tanta desolación gobernar impune. No iba a cazar más reyes, pero el North Blue merecía algo mejor que una conquista a fuego y acero-. Has costado miles de vidas y has matado sin honor ninguno a tantos otros. No mereces que escuche tus peticiones si no puedes defenderlas, y si fueras capaz, deberías imponérmelas a la fuerza.

Apenas terminó de decir aquellas palabras y, casi instantáneamente, el dragón estaba tirado en el suelo, en posición fetal. Al contrario de lo que dictaría cualquier lógica, casi indemne, y el viento volvía a ralentizarse ligeramente. ¿Qué habría sido de Derian?

Sería cruel no explicar lo sucedido a ojos de los mortales, que serían incapaces de contemplar lo sucedido en tan sólo un parpadeo.

El rey se había lanzado tan veloz como era contra el Shichibukai, que sólo podía percibir su desplazamiento en base a un cálculo de extrema precisión y a su visión verdadera. No conocía sus intenciones, aunque por un instante pudo vislumbrar su muerte venir. Por suerte, ése no era el día. Los cortes de Derian, aunque poderosos y veloces, no tenían voluntad suficiente para golpearlo, o, mejor dicho, según trataba de iniciar cada corte un momentáneo muro de Haki frenaba su mano, impidiendo que el movimiento fuese finalizado; además, de todo su cuerpo se rodeó al instante de dos centímetros de viento tan poderoso como el que los rodeaba, y la cúpula se cerró una vez más, encerrándolos en un espacio mínimo. Al mismo tiempo, su cuerpo brillaba con un resplandor naranja y el oro empezó a arder. Su Turbo había comenzado, y el Boost hacía que sus cualidades mejorasen todavía más debido a su voluntad, férrea, y entonces su presencia estalló. Acelerada como su viento, si Derian se encontraba a menos de cinco metros, y por lo que su haki de observación le advertía así era, sentiría en todo su cuerpo el dolor de un único golpe. El secreto estaba en que ese dolor no iba repartido, sino que allá donde la explosión de energía llegase sentiría todas las fuerzas del dragón. Por suerte para el vampiro, sólo era dolor; por desgracia para el vampiro, sólo era dolor. Había visto al monarca regenerar miembros amputados en segundos, pero el dolor no era algo que se curase con tanta facilidad.

Hubo algo que no esperaba en la combinación de su enemigo. Una hoja a su espalda hizo saltar sus alarmas. "Menos mal que tengo ojos en la nuca", fue lo único que pudo pensar antes de hacer un único movimiento para evitar que su corazón fuese atravesado. Misión cumplida, pero Nadia cayó al suelo. Los nervios de su brazo derecho se habían colapsado al recibir la estocada en el hombro, justo debajo del omóplato y, por pura suerte, sin atravesarle el pulmón.

Según notó que el rey terminaba su ataque, se tiró contra el suelo e hizo a toda la cúpula cerrarse sobre Derian, formando púas sólidas imbuidas en Haki de Armadura tan denso que el negror azulado de su presencia oscureció todavía más el combate. La velocidad tras aquellos dos segundos de vida de cúpula era exactamente de ciento ocho kilómetros por segundo.

Sintió su cuerpo rozado y alanceado por su propia técnica. La chaqueta casi explotó, quedando sólo los jirones, y en su espalda numerosos cortes surgieron, que por suerte iban empezando a cerrar. El hombro era otra historia, a ver cuánto tardaba en poder volver a usarlo.

A su alrededor montañas de roca desmenuzada se acumulaban, y en los aledaños de la pequeña plataforma-pasillo en que se encontraba el viento volvía a rugir, aunque algo más suave. Tampoco se encontraba para calcular, pero esperaba que la amenaza de Derian Markov hubiera terminado para siempre, o tendría que emplearse a fondo.
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Batalla de féminos, Dexter vs Derian Empty Re: Batalla de féminos, Dexter vs Derian {Lun 15 Feb 2016 - 14:14}


Lo supo antes de que ocurriera. Su mantra le dijo que el ataque sería ineludible. Hiciera lo que hiciera, había muerto. "Me la has jugado, Black..." Cerró los ojos y dejó caer las armas, con una sonrisa. Sí... iba a morir, pero en mitad del fragor de la batalla, sintiendo la emoción de la caza. Lamentaba no haber podido probar el sabor de la sangre de Dexter, pero qué se le iba a hacer. Si el pirata cumplía su parte del trato volvería, y entonces podría aumentar su poder hasta ser lo bastante fuerte como para convertirse en el cazador definitivo. Y si no, le quedaba el consuelo de que el dragón no sería siempre el más fuerte. A todos les llega su hora, y algún día un cazador más poderoso que él lo derrotaría. Si todo salía bien, sería su propia hija quien lo hiciera. ¿Pero qué más le daba ya a él? En un instante, su cuerpo fue agujereado por cientos de dardos negros. Uno de ellos había atravesado su corazón... maldita sea. Eso no iba a poder curarlo. Manteniendo la sonrisa, Derian dijo con sus últimas fuerzas:

- Tú ganas... tú eres el cazador más fuerte.

Al momento siguiente, su pálida piel de alabastro comenzó a volverse color ceniza. El color dorado de sus iris se apagó y se volvió azul intenso, y después todo el ojo comenzó a volverse grisáceo también. Su pelo pasó por una extraña transformación, pasando del plateado al negro y luego al mismo tono del que ahora era todo su cuerpo. "Morir así... es irónico. Pero no lo hago como una presa. No hay deshonor en ello." Con ese último pensamiento, su conciencia se desvaneció y su cuerpo comenzó a deshacerse en polvo, llevado por el viento.
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Batalla de féminos, Dexter vs Derian Empty Re: Batalla de féminos, Dexter vs Derian {Lun 15 Feb 2016 - 14:24}

Victoria de Dexter pues. Hoja actualizada.
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Batalla de féminos, Dexter vs Derian Empty Re: Batalla de féminos, Dexter vs Derian {}

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