El juez dorado Vs Bleyd

Una enorme isla con varias montañas por su extencion. Esta cubierta entera de césped incluidas las montañas. Lo que mas destaca de la isla es que esta llena de hortalizas de toda clase llegando a los ocho metros de altura. Es una isla muy peligrosa debido a los insectos que viven en ella que son extremadamente grandes y peligrosos.

-Sin muertes, heridas serias ni amputaciones.
-Saltos de turnos cada 24h
-Isla al azar

Comienza Kyoji.

Off:

ON:

-Un buen día para cazar. -Con una sádica sonrisa, descendía lentamente la ladera después de haber dejado preparado el escenario principal. Tras casi una hora de preparación, lo que antaño fue un huerto de inmensas hortalizas, ahora era una trampa de suelo resquebradizo con cientos de estacas más duras que el acero aguardando a quien se adentrara sin cuidado, entre muchas otras sorpresas como una considerable cantidad de arena esparcida por los alrededores para disponer en todo momento de ella, preparada para formar al momento una tormenta de arena que abarcara unos 70 metros a mi alrededor, suficiente para nublar su visibilidad y garantizar que mi presa del día caía en mis trampas, tal y como acostumbraban a hacer.

-Ya está aquí. -El kenbunshoku me advertía, su presencia era la más poderosa del lugar, fácilmente distinguible entre las de los insectos de la zona. Estaba a unos 100 metros, era suficiente distancia para empezar el juego, aún así para acertar mi "disparo" decidí esperar un poco más, mientras preparaba la "munición".

Agarré una patata del suelo, arrancada de un inmenso huerto de aquellos tubérculos, y la lancé con fuerza contra mi adversario, sin advertencia alguna. Sería suficiente para hacerlo enfadar y venir a por mí, y aquella sería su perdición.

Patatazo a la cabeza - AD

Me encontraba con Fluffle paseando con mi nueva y flamante moto súper guay. Conducía rápido por que a Fluffle le encanta la sensación de velocidad, cuando un O.V.N.I impacta contra mi cabeza, el casco detiene el impacto sin más repercusión que un tambaleo en la dirección. Freno con cuidado de no estrellarme para examinar que diablos me he llevado por delante, mi sopresa es mayuscula cuando veo que es una gran y deliciosa patata... Busco el causante de semejante fechoría al cual más le valdrá tener una buena escusa por su acción. Detecto al forajido causante de semejante atrocidad y acelero mi súper moto de 500 caballos de potencia con la intención de aparcar a su lado para pedirle explicaciones.
Por fortuna la zona estaba despejada sin molestos vegetales gigantes que tanto abundan por la zona, lo curioso es que había bastante arena por los alrededores un tanto extraño, pero tampoco me preocupaba. Fluffle por su lado estaba absorto lamiendo la rica patata despanzurrada que goteaba de mi armadura.

El ataque me pilla totalmente desprevenido y las astillas penetran por las junturas de mi armadura la cual no esta sellada, la sangre comienza a manar por la armadura y el rosado pelo de Fluffle comienza a teñirse de rojo, un grito de rabia y odio surge cuando la rabia asesina despierta en mi.

¡NADIE MANCHA A MI PONY!

Activo el sistema de vuelo de la moto y me coloco encima de la esfera donde se oculta mi rival para desatar el holocausto.

Los misiles salen disparados al tiempo que comienzo a barrer toda la zona con la ametralladora gatling.

misiles:

Boom:

Gatling:

¡AHHHHHH! Coronel Truman dios mío esto esta lleno de Charlis, Coronel Truman no siento las piernas.

0:

¿En qué narices me había metido? Aquel desquiciado comenzó a gritar sin previo aviso, ignorando mis palabras, sobre por qué había manchado a su poni. Sin duda alguna quedarse ahí no parecía inteligente, pero no podía simplemente salir e intentar escapar, debía por lo menos tratar de hacerle algo de daño si no quería que me diera alcance.

Lo primero que haría sería inhabilitar aquella moto, con la cual se había colocado sobre la esfera formada por arena que en teoría me albergaba en su interior. Un instante después fue cuando supe que aquello se ponía peligroso, al sacar el armamento pesado.

-*Mierda, un tiro con esas cosas seguro que no es algo agradable...* -Con una sarcástica sonrisa, pensé el modo de volver la situación a mi favor, y rápidamente lo vi claro. Sobre la esfera no podía maniobrar y en pleno disparo no sería capaz de realizar maniobras o de evitar sus propios ataques. Cuando se preparó a lanzar el golpe devastador de sus misiles, alcé la arena que formaba la cúpula y lo rodee, de modo que la explosión destrozaría la cúpula si era lo bastante poderosa, pero al mismo tiempo él recibiría parte de aquella explosión, así como su moto.

Mientras tanto, y temeroso de la explosión, aproveché que la arena lo cegaba para salir de mi escondite temporal, descendiendo la ladera unos veinte metros. Guardar la distancia era fundamenta...

La arena se alzo junto con la cúpula la detonación amenazaba con engullirnos. Tenia que proteger a Fluffle, Fluffle ha de ser salvado a toda costa, y cualquiera que amenazara a mi pony deseara que no lo agarre con vida. Deje a Fluffle al cargo de la moto mientras me lanzaba contra la detonación, use ambas manos para absorber la detonación los diales de rechazo colocados en cada palma absorben la honda de destrucción, las llamas generadas lamieron mi armadura mientras esta se sellaba impidiendo quemaduras en mi cuerpo, incluso el aire sobrecalentado dejo de ser un problema por el soporte vital incorporado. Active mi visión térmica para poder ver a través de lo que se acercaba. Usando a Carnifex golpee el suelo con todas mis fuerzas el impacto es una brutalidad desmedida, en un radio de un metro y medio del punto de impacto la arena salta por lo aires creando una cúpula de polvo de un metro y medio cúbico además alcanzando la tierra que hay debajo y hundiéndola en un cráter de un metro de radio, además una honda de choque surgida de mi manual de explosión galáctica hace que otro metro de radio sea añadido al área de efecto.

¡GROAWLLLL!

Aúllo con furia y rabia al igual que un animal salvaje impaciente por bañarme en la sangre de mi adversario, de triturarlo con Carnifex.

Entonces lo vi. Una mancha roja entre los tonos negros, corriendo, huyendo de mí.
Saco la ballesta de repetición pesada y apunto para descargar una lluvia de muerte y destrucción, los virotes vuelan hacia su objetivo no es una gran precisión pero el arma tendría que dar simplemente por cantidad de munición disparada.

-¡Imposible! -Al contemplar cómo había soportado la explosión quedé anonadado, parecía un tirador a todos los efectos, ¿cómo se explicaba aquella resistencia física? Rápidamente caí en la cuenta, había absorbido la explosión con los diales, poseía uno y conocía bien el poder del que estos disponían, aunque seguramente gran parte de la explosión no pudo ser contenida por tan pequeños dispositivos, mas su armadura parecía sólida.

Tras escucharlo aullar cual bestia, sonreí.

-Ciertamente eres más animal que persona, ¿eh? -Pregunté en voz baja, alzando las manos antes de que él hiciera algún movimiento extraño. -Lo divertido de pelear con la naturaleza es que no puedes vencer a nadie, no hay nadie a quien vencer... -Juntando mis manos de nuevo llevé la arena sobre él otra vez, junto a la que conformaba el suelo sobre las estacas. -Sabaku no Hanmā. -Rápidamente formé un martillo de arena sobre la moto y su mascota, golpeándola para mandarla contra las estacas. Si como parecía se preocupaba de sus compañeros, tendría que hacer algo para evitar que aplastara su moto y su amiguito acabara mal.

Sin embargo, antes de que la arena volviera a cubrirlo, sacó una ballesta pesada, con la cual me disparó varias veces. Con la arena máxima de la que disponía ocupada en rodear su cuerpo y endurecerse como el acero, para evitar o limitar su movimiento, y en acabar con su objeto y su mascota, tan solo podía intentar algo desesperado.

-Kin no suna. -Dije seriamente, desplegando un brillo dorado. Mi fuerza había aumentado, así como mis reflejos, y con aquella técnica que canalizaba mi fuerza, cubriendo mis brazos con mi más poderoso Haki de Armadura, así como con mi armadura dorada, más dura que el acero de por sí y endurecida con aquellas capacidades, encajé uno de aquellos virotes, mientras que los demás lanzados simplemente fallaban o eran esquivados por mi abrumadora velocidad.

Era una flecha normal, que fue fácilmente repelida por aquella poderosa combinación. Aquello descartaba que fuera un tirador, pero... ¿Cómo había logrado verme?

No tenía tiempo que perder, con la arena a su alrededor, y apretando mi puño con fuerza, pronuncié las últimas palabras que diría en mi forma humana.

-Sabaku Kyu (Sarcófago del desierto). -Al decir aquello la arena alrededor de él comenzó a apretar, compactándose entre sí, mientras la que ya se había colado previamente se convertía en agujas dentro de la armadura para molestar a aquel poderoso adversario clavándose en su piel.

Dicho aquello, mi forma completa hizo acto de presencia. Un dios entraba en juego, alguien cinco veces más poderoso que el rival al que había estado enfrentando hasta ahora mi adversario. Un rostro animal asomaba, y tras retirar mi túnica quedó al descubierto.

-No me estás defraudando... -Dije con voz solemne para mis adentros, atento a cualquier movimiento de mi rival.

Notas:

¡FLUFFLEEEE!

Aquel degenerado atacaba a Fluffle y no podía hacer nada por el.  Maldito bastardo, la rabia me inunda mientras mis fantasmas personales surgen en mi cabeza, sombras fantasmales surgen envolviendo todo. Los espectros aúllan y gritan como posesos, y tan solo soy capaz de ver una mancha enfrente de mi, el cretino que ha osado tocarme la moral. Se activan mis botas de Hermes y salgo disparado hacia mi objetivo a la trepidante velocidad de veinte metros por segundo. La arena el aire y mi contorno son incapaces de seguirme a esa velocidad, mi regeneración cura las heridas del último ataque por astillas, la arena se estampaba contra mi armadura siendo perforada, nada importaba en un segundo estaba en frente de mi adversario carnifex extendida en toda su gloria los mas de dos metros de espada lanzaron un golpe bestial contra el tórax de mi enemigo, el arma se cargo de electricidad gracias a mis brazales, las botas me otorgaban agarre y golpe mas contundente, el arma se cargo con un aura cortante gracias al manual Excalibur y con toda mi fuerza detone mi golpe brutalmente devastador, todos mis entrenamientos, mi ira, mi rabia iban en ese golpe, pero no era suficiente…. No lo era. Con mi gran habilidad como arlequín hago mi truco del cambiazo, suelto el agarre de mi mano izquierda del arma y saco mi dial de feromonas activándolo justo enfrente del malvado ser para dejarlo caer y agarrar a Carnifex de nuevo. Con la rabia y el odio creciendo uso mi manual de prisa para golpear nuevamente al monstruo esta vez uso mis diales ubicados en las palmas para liberar la explosión de los misiles directamente en sus cojones. Los estabilizadores de la armadura me ayudan a controlar el retroceso pero aun así el dolor corre por mis brazos, por ello el manual de Micaiah me mitiga el dolor.

Los espectros se concentran en el monstruo que intento derribar, burlándose.

Nos perteneces, tu carne, tu sangre tus huesos son nuestros. Sacrificio, eres un sacrificioooo

((cosas usadas... muchas
REGENERACION NACIENTE:
SOLTURA ARMAS PESADAS 5:
MANUAL EXCALIBUR:
MANUAL PRISA:
MANUAL MICAIAH:))

Off:

ON:

No era ni tan bueno como yo pensaba, ni tan rápido como él se creía. Corrió a una velocidad bastante sorprendente para su descomunal tamaño, pero aquello no bastaría para alcanzarme.

-Soru. -Rápidamente igualé su velocidad, o así sería de no ser porque yo era un usuario Zoan con una increíble capacidad física, con la cual rápidamente huí de aquel espécimen enfadado, sacándole cuatro metros por cada uno que recorríamos.

Sin embargo, atacó antes de que pudiera recorrer la distancia necesaria para escapar, además centré por un segundo mi atención en algo que no debía.

Su gran espada llegó a atacar mi cuerpo, rápidamente interpuse mi arena endurecida como el acero entre nosotros a modo de armadura, junto a la que ya se encontraba compacta en mis antebrazos. Veinte centímetros de muro de acero nos separaban, pero por si aquello no bastaba, usé mi mejor Haki para protegerme de nuevo, así como mi mejor Tekkai, y confié en el poder físico de mi forma completa.

El impacto fue terrible, volé unos metros hacia atrás, y antes de recuperarme, él ya estaba preparando una nueva ofensiva. ¿Otra vez explosivos? Esta vez no pensaba dejarle hacerlo y no pensaba darle la oportunidad de absorber sus ataques con los diales, de modo que con parte de la arena de su interior obstruí las salidas de sus misiles, haciendo así que al dispararlos le estallaran antes de abandonar el cañón de sus armas.

Si la explosión se producía finalmente, era momento de calmar a la bestia con unas palabras. O quizás de enfurecerla más...

-Oye, grandullón... -Dije, pendiente de cualquier movimiento y con varias capas de arena elevándose lentamente para cubrirme en caso de ser necesario. -No has pasado la prueba. Creí que escogerías ayudar a tu amiguito, pero no has demostrado esa bondad que buscaba. Si hubieras ido detrás de él te habrías dado cuenta de que nunca estuvo en peligro. Te lo devuelvo, he terminado aquí. -Dije, acercándole una esfera de arena que se abrió, revelando en su interior al adorable animal. -Si prefieres seguir peleando no tengo problema, pero creo que deberías empezar a pensar menos con los puños, y más en tus compañeros.

Dicho aquello esperé su reacción, había sido un interesante combate, pero quería marcharme de allí lo antes posible, no era divertido ver enfadado a aquel mastodonte.

Por si no atendía a razones, y aprovechando que si la jugada salía bien estaría herido, la arena que aún le cubría la espalda de forma compactada lo retendría mientras el resto de arena de su cuerpo continuaba abriendo heridas, formando mi técnica de ataque más poderosa, un shigan de arena, con tal de herirle y evitar que continuara peleando cuando ya no había razones.

Fluffle sale de la esfera de arena y se me lleva lejos. fin