Dos mujeres en un pueblo, ¿qué puede salir mal? [Misa - Hinori]

Hinori corría por las calles de aquel pequeño pueblo. Estaba ejercitándose en velocidad como solía hacer de costumbre y estaba muy orgullosa de ello. Su melena morena se movía de un lado a otro mientras que sus orbes blancos miraban al frente en todo momento. Llevaba una sudadera morada y blanca junto a un pantalón largo a juego. En sus pies descansaban unas sandalias de madera. No poseía ningún tipo de arma a simple vista debido a que su mejor artefacto para el combate era su propio cuerpo. Muchos no respetaban aquella filosofía pero lo que pensaran los demás le daba absolutamente igual. Ella tenía su propia forma de ver las cosas y por ello se consideraba a sí misma un superviviente ante todo.

Su respiración empezaba a ser agitada y algunas gotitas de sudor emanaban de su frente hasta su cuello. Había llegado hacía un par de días de la peligrosa isla de Jaya, dónde había estado con un chico bastante agradable llamado Ushio. De hecho le había dado el número y todo por si algún día deseaba conversar o entrenar con ella. Hinori era demasiado abierta con todo el mundo y aquello no iba a cambiar. De hecho ahora se preguntaba cosas como ¿Dónde diablos estaba la tripulación? La muy despistada los había perdido de vista. Seguramente estaban bastante lejos de la isla pues ni su propio mantra llegaba a percibir la monstruosa fuerza de su capitán, Dexter.

De repente se fijó en que había llegado a un puesto con bastantes cosas. Desde muchos tipos de comida hasta armas y ropas. Se quedó empanada mirando unos guanteletes de combate cuando de repente chocó con alguien. Cayó al suelo de culo soltando un leve quejido para después abrir los ojos y ver a una chica rubia. Debido a que estaba agotada su fuerza había sido ridícula y por ello no podía haber causando casi nada a esa mujer. – L-Lo siento muchísimo. Debí mirar por dónde iba. – Dijo ahora levantándose y haciéndole varias reverencias en señal de disculpa por su torpeza. Era muy tímida y causar molestias a la gente no era de su agrado.

Hinori notaba como las miradas de las personas se clavaban en las dos chicas y eso le hizo sentir muchísima vergüenza. Bastante tenía con que los criminales la mirasen de forma siniestra pero que los ciudadanos lo hicieran ya era demasiado. Por ello ahora estaba deseando que la tierra se la tragase o que al menos no la acosaran con aquellas miradas. Últimamente estaba más nerviosa que de costumbre pues había ganado fama y eso la hacía en cierto modo un poco “famosa” por decirlo de alguna manera. Era una de sus metas pero al ver cómo era aquello comenzaba a pensar que tal vez no era una idea tan buena a fin de cuentas. Después de unos momentos dejó de darle importancia.

De repente aquella chica linda dijo que no pasaba nada y que se llamaba Amane Misa. La morena no pudo evitar tomar su mano y no solo levantarse, también la estrechó de forma amable y tranquila. – El gusto es mío. Soy Hinori Markov. – Dijo ahora de forma agradable para después mirar sus bellos ojos azules. La verdad es que le impresionaban bastante pero sus favoritos seguían siendo los suyos propios. Tal vez fuese un poco egocéntrica. Pero el hermoso cabello rubio de Misa si era bonito y reluciente, por lo que ahora lo miró despacio. – Vaya tienes un pelo bastante bonito a decir verdad, Amane-san. – Mencionó con una sonrisa.

En ese momento escuchó al hombre de al lado hablar tranquilamente. – ¡Vendo bollitos de coco! ¡Los mejores de toda la isla y encima rellenos de chocolate! – Hinori no pudo evitar fijarse en ellos. Tenían un aspecto rosado y circular. Era una lástima que no llevase ningún duro encima y no pudiera permitirse uno. Costaban veinte berries cada uno y la pinta era fabulosa. Suspiró despacio y después miró a la chica despacio. – Soy pirata ¿Y tú? – Dijo con una sonrisa como si lo que acababa de decir era lo más normal del mundo. Esperaba que ella no se lo tomase a mal pues muchos tenían a los corsarios mal vistos por culpa de otros.

La morena sonrió de forma amable cuando escuchó sus palabras. No solo que era cazarecompensas. También que podía tener amistad con piratas y solo pillaba a asesinos o abusones. Eso la hizo sentir mucho mejor y ahora cerró los ojos observándola de forma dulce y tranquila. Era la primera cazadora con la que se encontraba pues no conocía a nadie más y aquello la hacía sentir una emoción enorme. Podría presumir de que conocía a una chica rubia, linda, amable, amiga de piratas buenos y encima cazadora. La verdad es que era una combinación muy difícil de hallar en aquellos tiempos dónde todos se odiaban los unos a los otros por tonterías. Todo estaba mucho mejor con la amistad.

En ese momento la escuchó decir las últimas palabas y alzó una ceja. Había escuchado que había habido una guerra en el Norte pero en ningún momento quién estaba implicada en ella pues no pudo participar y encima no se enteró de nada. No era la típica que se ponía a leer periódicos y por ello ahora estaba confusa. – ¿En la guerra? ¿Se puede saber que ha hecho el anormal de mi primo? – Preguntó ahora queriendo enterarse mientras miraba a la chica a los ojos. No pudo evitar sonreírle de forma dulce para después asentir a sus palabras.

Empezó a caminar a su lado para después mirarla y hablarle en un tono amistoso. – Si ha hecho algo malo dímelo. Yo misma le daré una buena colleja… o al menos cuando sea lo suficientemente fuerte como para poder tocarle. – Dijo en último lugar llevándose la mano a la nuca pues la última vez casi acabó devorada por él. Tuvo suerte de que sus dotes sociales y sus puños eléctricos la salvaran por los pelos. Ahora continuó a su lado de forma calmada y silbando alegremente.

Hinori caminaba tranquilamente escuchando las palabras de la chica mientras asentía despacio a lo que veía necesario hacerlo. Al parecer el loco de su primo había declarado la guerra al mundo y encima en la tierra de Hallstat. Allí había nacido la joven también y por desgracia no le gustaba ver aquello en mal estado. Pensaba que algún día ella llegaría y declararía un combate oficial contra el vampiro para mostrar que ella era más fuerte. Sin embargo le quedaba muchísimo camino por delante y por ello no podía hacerlo todavía. No era una suicida y sabía planear buenas estrategias con sus planes futuros. De modo que por el momento era mejor dejarle a él pensar que estaba a salvo de ser el mejor Markov de todos, cosa que no duraría siempre.

Era una lástima pensar que la chica estaba tan ilusionada y nunca iba a poder cumplir su sueño. De hecho escuchó a la rubia decir que el vampiro andaba en paradero desconocido y que por culpa de aquella guerra su antiguo líder había fallecido. Aquello la hizo poner una expresión apenada para después contestarle con un tono un poco culpable. – No sabes cómo lo siento. Pero me ocuparé de darle su merecido y de pisarle la cabeza como es debido. – Dijo ahora un poco más seria. Quería a su primo en el fondo por ser de su familia y no sería capaz de matarlo. De hecho pese que él a ella no, ésta le había cogido un cariño especial pese a la forma de ser tratada.

Hinori no podía odiar a nadie. No era de ese tipo de personas y ahora continuaba caminando junto a la cazadora de forma tranquila. Su primo a decir verdad se estaba pasando con lo de conquistar el mundo ya que era una tarea imposible para él. Ningún humano o criatura podía tener como rival a todo el planeta y vencer. Era una cosa que hasta la sensata morena sabía perfectamente. De hecho ahora soltó un enorme suspiro mientras caminaba con aquella chica de ojos azules y melena rubia. – Mi sueño es derrotarle, Misa. Vivo con la esperanza de poder ser más fuerte que él y vengarme por no ser de la familia principal. – Dijo ahora con un tono apenado mientras miraba a la chica de esa forma. A diferencia de Amane, ella ocultaba sus emociones de forma pésima.

Hinori caminaba con calma mientras escuchaba hablar a la cazadora sobre aquel hombre, parecía ser una especie de héroe y en ningún momento supo que su capitán era el mejor amigo de aquel hombre. – Vaya no sabía que tenían ese lazo. Nunca me cuentan nada… – Dijo un poco desilusionada mientras seguía caminando con los mofletes un poco hinchados, cosa provocada por ella misma. Ella le dijo que iba a conseguir sus metas y aquello la hizo sonreír de forma amable. Pensaba hacerlo pasara lo que pasara y para ello debía ser una persona fuerte y entrenarse al máximo en todos los sentidos. Tanto físicamente como psicológicamente.

Cuando escuchó la otra pregunta no pudo evitar soltar una sonrisa amable y después una pequeña carcajada. – No lo sé la verdad. Nunca he sabido lo que hace falta para considerar a una persona guapa. Por ejemplo de un chico que conocí hace mucho en una isla me parecía precioso su pelo pero ¿Eso lo hacía guapo? – Hinori era un desastre para aquellas cosas y más que una chica parecía una persona que vivía en su mundo y era demasiado amable, quizás hasta el punto de ser tonta. Pero pensaba de aquella forma y nada le iba a hacer cambiarla. Después de unos momentos soltó un leve suspiro y continuó caminando a su lado.

Acto seguido abrió la boca despacio. – ¡Es un irresponsable! También es muy alto y fuerte pero lo peor de todo es que está demasiado serio. Es como si le hubiesen dado un laxante. No me cuenta cosas interesantes ni juega a cosas divertidas y pocas veces le he visto reír. – Una vez dijo aquello soltó un suspiro pensando en la última vez que le vio. No entendía por qué su capitán era de esa forma pero eso era por qué ella nunca había perdido a un ser muy querido y por ello estaba feliz siempre. Si llegaba a hacerlo quizás se ponía de aquella forma también. – Me pareces muy amable y divertida hehehehe. Además me gusta mucho tu pelo. – Dijo ahora caminando junto a ella y llegando a una enorme fuente.

El tiempo se estaba poniendo un poco nublado pero no había índice de lluvia ni nada por el estilo. De todas formas así el Sol se iba un poco de paseo y no les daba tanto calor a ellas dos. Le respondió a la primera pregunta con toda la normalidad del mundo. – Pues la verdad es que buscaba un capitán fuerte y una tripulación dónde ser útil. El shichibukai era muy buena gente y me acogió. – Mencionó de forma amable para después sonreír tranquilamente admirando aquella preciosa fuente que tenían delante de ellas. El día estaba resultando ser bastante agradable.

De repente escuchó a la cazadora decirle aquello y no pudo evitar quedarse un poco callada para después mirarla a los ojos despacio. – No digas tonterías hahahaha. Tan solo es mi capitán boba. – Dijo sonriéndole de forma dulce para después mirar a otro lado despacio y entrecerrar los ojos. – De hecho nunca he experimentado ese sentimiento y no creo que Dexter lo sienta por mí. Peor me han dicho que es doloroso, por lo que espero no tener que sentirlo. – Mencionó ahora despacio para después soltar un suspiro con ambas manos metidas en sus bolsillos.

En ese momento escuchó sus últimas palabras pero al ir a responderle sintió como ella le agarraba uno de sus senos con la mano. Su rostro se puso rojo como un tomate y no tardó en soltar una especie de quejido que recordaba al maullido de un gato. – ¡Pero Misa-san! – No pudo evitar cerrar los ojos un poco y cuando la soltó miró hacia otro lado al no estar acostumbrada pero tras unos segundos sonrió. – Pues yo te veo mucho más guapa a ti y el tamaño de los pechos no importa. Tu forma de ser es la mejor de todas y me encanta. – Dijo mientras colocaba sus manos en la nuca y soltaba un par de silbidos. – ¿A dónde te dirigirás ahora? Tienes toda la pinta de estar aquí por gusto en lugar de trabajo. – Una vez dijo aquello se quedó mirándola a los ojos fijamente y con una sonrisa.

Las palabras de ella tenían sentido y la morena observaba despacio el pequeño pueblo pensando en que perfectamente podía des destruido en cualquier momento por uno o varios idiotas. La vida era demasiado cruel y no era ningún secreto. Los blancos ojos de la chica observaban el pequeño pueblo mientras suspiraba despacio. Soltó un enorme suspiro para después entrecerrar sus ojos despacio. Escuchó que ella debía irse después con los de su gremio y aquello le hizo sonreír tranquilamente. Acto seguido se estiró un poco y bostezó en señal de que estaba bastante cansada. Había sido un día duro la verdad.

Antes de que pudiera responderle empezó a sonar su den den mushi. Lo tomó con cuidado y contestó esperando a ver quién era. Tras unos segundos escuchando despacio con él pegado a la oreja terminó suspirando. – Pues menos mal por qué no sabía dónde estabais. Esperadme ahí o me enfadaré. – Dijo bromeando para después colgar y quedarse mirando a la chica con una sonrisa calmada en todo momento. – Pues parece que me esperan en la orilla. Ha sido un placer conocerte y espero que nos volvamos a ver, Misa-chan. – Una vez dijo aquello sonrió.

Ahora se concentró al máximo y unas alas blancas surgieron de su espalda. Después comenzó a volar a toda velocidad rumbo hacia el barco que le esperaba en la orilla. Se había librado de tener que buscar a los suyos por el resto de los mares y eso la hacía feliz. Para compensarlo les prepararía una tarta a todos en cuanto llegase. Entrecerró los ojos viendo el navío desde las alturas y en ese momento aterrizó en la cubierta de forma perfecta anulando aquel poder. Ahora suspiró y comenzó a caminar hacia el interior para ver dónde estaba el capitán o alguno de los otros dos miembros.