Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hinori por fin había logrado librarse de aquel pervertido llamado Kuroi. La verdad es que aunque al final había acabado, al principio no le soltó dos puñetazos de milagro. Espiarla a ella en la ducha no era una buena idea para nadie. Por suerte había salido de aquella posada y ahora se dirigía tranquilamente al siguiente pueblo. Robelle era sin duda el más alejado de todos y tenía curiosidad por saber cómo era. Allí quizás encontraba algo interesante que hacer al fin y al cabo. Podía entrar a cualquier bar a tomarse un delicioso vaso de leche con tostadas o algo parecido. De hecho hasta ella misma podía proponer cocinarlas para los clientes a cambio de algo de dinero. Estaba sin blanca y ya había sido invitada por Ushio y Qui Gon. No quería seguir siendo una molestia.
Iba vestida con su sudadera morada y blanca. En aquel tiempo era bueno ir abrigada hasta los ojos y además de una bufanda rosa que tapaba su cuello y su boca, llevaba un gorro de lana gris. Su melena morena caía por los lados y su flequillo quedaba como un centímetro por encima de los ojos. Llevaba sus pantalones largos y unas botas negras. En su bolsillo derecho un den den mushi, en su oreja el auricular de un milímetro de tamaño y en la muñeca izquierda la muñequera Gps que le había regalado Dexter. No sabía usarla muy bien y por ello no decidió tocarla pues parecía cara y aquella pantalla aún más. También portaba unos guantes negros. El temporal no era bueno pero tampoco malo, simplemente nevaba un poco fuerte pero sin pasarse.
Estaba deseando llegar a su destino cuando de repente pudo ver el pueblo a los lejos. En su rostro se formó una sonrisa tranquila. Era el momento de tomarse el delicioso vaso de leche calentito y por ello ahora empezó a trotar despacio hacia allí. Pudo ver los buenos edificios construidos y a la gente resguardada bajo terrazas con aparatos que daban calor. Parecían estar pasándolo muy bien. De hecho había hasta niños jugando en las plazas aunque estuviese nevando. Ella por el momento decidió tomarse algo y pudo ver un bar bastante lleno y de buen ambiente. Entró por la puerta lentamente y se dirigió a la barra despacio. Se sentó en ella y ahora llamó al camarero que era un hombre mayor de cabellos castaños. Éste le dijo que le pidiese lo que deseara y ella entonces pidió un vaso de leche calentito con cola cao del bueno y un par de tostadas de mermelada de fresa.
Iba vestida con su sudadera morada y blanca. En aquel tiempo era bueno ir abrigada hasta los ojos y además de una bufanda rosa que tapaba su cuello y su boca, llevaba un gorro de lana gris. Su melena morena caía por los lados y su flequillo quedaba como un centímetro por encima de los ojos. Llevaba sus pantalones largos y unas botas negras. En su bolsillo derecho un den den mushi, en su oreja el auricular de un milímetro de tamaño y en la muñeca izquierda la muñequera Gps que le había regalado Dexter. No sabía usarla muy bien y por ello no decidió tocarla pues parecía cara y aquella pantalla aún más. También portaba unos guantes negros. El temporal no era bueno pero tampoco malo, simplemente nevaba un poco fuerte pero sin pasarse.
Estaba deseando llegar a su destino cuando de repente pudo ver el pueblo a los lejos. En su rostro se formó una sonrisa tranquila. Era el momento de tomarse el delicioso vaso de leche calentito y por ello ahora empezó a trotar despacio hacia allí. Pudo ver los buenos edificios construidos y a la gente resguardada bajo terrazas con aparatos que daban calor. Parecían estar pasándolo muy bien. De hecho había hasta niños jugando en las plazas aunque estuviese nevando. Ella por el momento decidió tomarse algo y pudo ver un bar bastante lleno y de buen ambiente. Entró por la puerta lentamente y se dirigió a la barra despacio. Se sentó en ella y ahora llamó al camarero que era un hombre mayor de cabellos castaños. Éste le dijo que le pidiese lo que deseara y ella entonces pidió un vaso de leche calentito con cola cao del bueno y un par de tostadas de mermelada de fresa.
Hank Murphy
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hacía un tiempo nublado, con nubes por todas partes. La nieve no paraba de caer pero se podía estar en la calle. Hacía bastante frío y el pobre Murphy lo estaba pasando algo mal. Después de haber estado en Arabasta, aquel caluroso lugar en el que conoció a Kiogre, ahora se encontraba en un pueblo más frio que el culo de un pingüino. El asesino se frotaba los brazos intentando entrar un poco en calor, sus dientes castañeaban y de su boca salía el vaho como si de una locomotora se tratase. Los niños jugaban en la nieve y los mayores conversaban tranquilamente en la calle con sus portentosos abrigos. Esto hizo que a Murphy le diese un poco de envidia. Andaba buscando un sitio donde resguardarse o un lugar donde comprar algo de ropa de abrigo. Y encontró ambos, uno al lado del otro. Se apresuró a entrar a la tienda de ropa. El dependiente era un tipo alto de cabello castaño y enorme bigote del mismo color. Murphy se acercó a los abrigos y compró el único que le quedaba bien. Un abrigo de leopardo rosa con plumas en los bordes. La verdad es que era muy hortera y hacía parecer que Murphy fuese gay. Al asesino no le importó lo más mínimo, él solo quería no pasar frío así que lo compró y fue rápidamente al bar de al lado para calentarse.
Nada más entrar la gente se le quedó mirando, algunos lo señalaban riéndose por lo bajini y otros lo miraban con desprecio. Se quitó el abrigo y se dirigió al camarero para pedirle un refresco de aloe vera. Lo cogió y fue a sentarse a una mesa. Colocó su llamativo abrigo sobre el respaldo y se sentó dándole antes de sentarse un sorbo a aquel burbujeante brebaje. Cuando termino de dar el trago soltó un fuerte jadeo. El camarero se acercó a los pocos minutos trayendo un cuenco con maní. Murphy le dio las gracias amablemente y comenzó a comerse los cacahuetes lanzándolos al aire y comiéndoselos cuando caían en su boca. Eso era algo que divertía a Murphy. Algunos niños y niñas que había por ahí se quedaban mirando a Murphy asombrados por su pericia a la hora de encestar cacahuetes en su boca. El asesino los miró, sonrió y les dijo: - ¿Queréis ver un truco de magia? Mientras les guiñaba un ojo. Los padres intentaron retenerlos pero no pudieron evitar que se agolparan alrededor de la mesa de hombre del pelo blanco. Super Loco apartó el bol y dejó un cacahuete sobre la mesa, estiró los brazos y moviendo los dedos con la mano estirada sobre el cacahuete hizo que aparecieran dos. Los niños miraban con asombro e incluso aplaudían. Murphy repitió la operación y esta vez había cinco. Los niños no podían creer lo que estaban viendo. Volvió a repetir lo anterior y los cacahuetes desaparecieron. - ¡Ey! ¿Quién me ha robado los cacahuetes? Murphy miró por todos lados y habían desaparecidos todos, incluso los que había dejado en el cuenco. Entonces llamó a uno de los niños para que se acercase. Puso sus manos sobre los lados de su cabeza y la inclinó hacia la derecha cayendo un chorro de cacahuetes sobre la mesa. - ¡Oh! Ahí estaban. Los niños aplaudieron fuertemente, algunos padres también lo hacían y otros tantos decían que era un truco muy viejo. Murphy volvió a darle un trago a su refresco que ya iba por la mitad. Se levantó y se dirigió a la barra. Iba a pedirle algo al camarero pero una joven de cabellos morenos acababa de entrar al local y fue a pedir algo. A Murphy le sonaba esa cara pero no sabía de qué. Cuando el camarero terminó de atender a la chica Murphy le pidió una baraja de cartas el cual le dio sin ningún reparo, la verdad es que el camarero estaba contento con Murphy, gracias a sus juegos de manos había ido más gente al bar y estaba bastante lleno. Antes de ir a sentarse Murphy le dijo unas palabras a la chica.
- Hola morena. Mi Nombre es Murphy, encantado. Les estoy haciendo unos trucos de magia a estos niños y me preguntaba si quisieras ser mi ayudante durante unos minutos. Te pagaré.
Nada más entrar la gente se le quedó mirando, algunos lo señalaban riéndose por lo bajini y otros lo miraban con desprecio. Se quitó el abrigo y se dirigió al camarero para pedirle un refresco de aloe vera. Lo cogió y fue a sentarse a una mesa. Colocó su llamativo abrigo sobre el respaldo y se sentó dándole antes de sentarse un sorbo a aquel burbujeante brebaje. Cuando termino de dar el trago soltó un fuerte jadeo. El camarero se acercó a los pocos minutos trayendo un cuenco con maní. Murphy le dio las gracias amablemente y comenzó a comerse los cacahuetes lanzándolos al aire y comiéndoselos cuando caían en su boca. Eso era algo que divertía a Murphy. Algunos niños y niñas que había por ahí se quedaban mirando a Murphy asombrados por su pericia a la hora de encestar cacahuetes en su boca. El asesino los miró, sonrió y les dijo: - ¿Queréis ver un truco de magia? Mientras les guiñaba un ojo. Los padres intentaron retenerlos pero no pudieron evitar que se agolparan alrededor de la mesa de hombre del pelo blanco. Super Loco apartó el bol y dejó un cacahuete sobre la mesa, estiró los brazos y moviendo los dedos con la mano estirada sobre el cacahuete hizo que aparecieran dos. Los niños miraban con asombro e incluso aplaudían. Murphy repitió la operación y esta vez había cinco. Los niños no podían creer lo que estaban viendo. Volvió a repetir lo anterior y los cacahuetes desaparecieron. - ¡Ey! ¿Quién me ha robado los cacahuetes? Murphy miró por todos lados y habían desaparecidos todos, incluso los que había dejado en el cuenco. Entonces llamó a uno de los niños para que se acercase. Puso sus manos sobre los lados de su cabeza y la inclinó hacia la derecha cayendo un chorro de cacahuetes sobre la mesa. - ¡Oh! Ahí estaban. Los niños aplaudieron fuertemente, algunos padres también lo hacían y otros tantos decían que era un truco muy viejo. Murphy volvió a darle un trago a su refresco que ya iba por la mitad. Se levantó y se dirigió a la barra. Iba a pedirle algo al camarero pero una joven de cabellos morenos acababa de entrar al local y fue a pedir algo. A Murphy le sonaba esa cara pero no sabía de qué. Cuando el camarero terminó de atender a la chica Murphy le pidió una baraja de cartas el cual le dio sin ningún reparo, la verdad es que el camarero estaba contento con Murphy, gracias a sus juegos de manos había ido más gente al bar y estaba bastante lleno. Antes de ir a sentarse Murphy le dijo unas palabras a la chica.
- Hola morena. Mi Nombre es Murphy, encantado. Les estoy haciendo unos trucos de magia a estos niños y me preguntaba si quisieras ser mi ayudante durante unos minutos. Te pagaré.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El delicioso vaso de leche seguido de las tostadas no tardó mucho en llegar. Hinori lo había estado con impaciencia y mientras tanto había estado mirando cómo había un grupo de personas amontonadas en una mesa. Tal vez todas eran amigas o algo por el estilo pero ella ahora era la persona más feliz del mundo. Notaba como el humo del vaso subía despacio hasta sus fosas nasales y lo aspiraba como si fuese el último oxigeno del mundo. Tras unos momentos le dio un leve sorbo notando que estaba ardiendo pero eso hizo que se relamiera más. Adoraba las cosas calientes en su boca. La hacían sentir cómoda y le daban una sensación muy satisfactoria. El sabor era perfecto sin duda y el cacao se notaba a la perfección en aquel delicioso refrigerio.
En ese momento pudo ver como un hombre algo mayor se acercaba a la barra y le pedía al hombre una baraja de cartas. Al parecer era un tipo de cabellos blancos y que vestía de una forma algo curiosa. Ella continuó a lo suyo y le dio un mordisco a su deliciosa tostada. Notó el sabor de la mermelada en su boca y no pudo evitar soltar un jadeo y todo. Era demasiado placentero para ser verdad. Debía de ir muchas más veces a aquel bar de la isla nevada. Ya solo le faltaba un buen colchón donde tumbarse a dormir. Se había dado una ducha caliente en el pueblo de al lado. Estaba teniendo una comida deliciosa y además hacía un ambiente frío. Eran muchas sensaciones que combinadas daban paso a la mismísima gloria. Sintió de nuevo el crujir del pan recién tostado cuando volvió a morder aquella deliciosa tostada. El sabor inundó de nuevo su paladar y después lo combinó con otro leve sorbo.
De repente escuchó como aquel hombre se dirigía a ella. Le estaba pidiendo ser su ayudante en trucos de magia y que le iba a pagar. Sin embargo ella no estaba dispuesta a cobrar por hacer felices a unos niños y simplemente le dedicó una sonrisa. – No hace falta que me pague, señor. Le ayudaré encantada. – Dijo dándole un último sorbo al vaso de leche y tras limpiarse con una servilleta la boca ponerse en pie. Le miró de forma amable para después cruzarse de brazos. – Dígame lo que tengo que hacer. Mi nombre es Hinori, el placer es mío. – Mencionó de forma amable mientras miraba a aquel hombre a los ojos y después a los niños de forma dulce. Al parecer estaban en un sitio dónde todos eran buena gente y por una vez no había problemas. De hecho esperaba no tener que enfadarse como la última vez. Todo parecía demasiado tranquilo y relajado. Era una isla fantástica en ese aspecto.
En ese momento pudo ver como un hombre algo mayor se acercaba a la barra y le pedía al hombre una baraja de cartas. Al parecer era un tipo de cabellos blancos y que vestía de una forma algo curiosa. Ella continuó a lo suyo y le dio un mordisco a su deliciosa tostada. Notó el sabor de la mermelada en su boca y no pudo evitar soltar un jadeo y todo. Era demasiado placentero para ser verdad. Debía de ir muchas más veces a aquel bar de la isla nevada. Ya solo le faltaba un buen colchón donde tumbarse a dormir. Se había dado una ducha caliente en el pueblo de al lado. Estaba teniendo una comida deliciosa y además hacía un ambiente frío. Eran muchas sensaciones que combinadas daban paso a la mismísima gloria. Sintió de nuevo el crujir del pan recién tostado cuando volvió a morder aquella deliciosa tostada. El sabor inundó de nuevo su paladar y después lo combinó con otro leve sorbo.
De repente escuchó como aquel hombre se dirigía a ella. Le estaba pidiendo ser su ayudante en trucos de magia y que le iba a pagar. Sin embargo ella no estaba dispuesta a cobrar por hacer felices a unos niños y simplemente le dedicó una sonrisa. – No hace falta que me pague, señor. Le ayudaré encantada. – Dijo dándole un último sorbo al vaso de leche y tras limpiarse con una servilleta la boca ponerse en pie. Le miró de forma amable para después cruzarse de brazos. – Dígame lo que tengo que hacer. Mi nombre es Hinori, el placer es mío. – Mencionó de forma amable mientras miraba a aquel hombre a los ojos y después a los niños de forma dulce. Al parecer estaban en un sitio dónde todos eran buena gente y por una vez no había problemas. De hecho esperaba no tener que enfadarse como la última vez. Todo parecía demasiado tranquilo y relajado. Era una isla fantástica en ese aspecto.
Hank Murphy
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La chica aceptó y Super Loco se puso muy contento, encima no iba a cobrar. Tener una preciosa ayudante hace de cualquier mago de pacotilla el nuevo Houdini. Señaló lenta y elegantemente con los brazos hacia su mesa para que Hinori se acercase hasta allí. Los niños miraban con asombro y se amontonaban en silencio. Medio bar estaba pendiente del espectáculo sobre todo los hombres y Murphy se había percatado de ello. Esto le molestaba algo al asesino pues no le gustaba que la gente mirase a las mujeres como un simple objeto. La mayoría de esos hombres miraban con cara de pazguato y casi se podía ver cómo se les caía la baba con aquella joven. Murphy se aclaró la voz y comenzó a narrar:
- Niñas y niños, damas y caballeros; Super Loco Murphy tiene el placer de presentar a su nueva ayudante, Hinori-chan.
Los aplausos y silbidos recorrieron la sala, aquella situación era bastante placentera y hacían sentirse bien al asesino, la fama y la atención era algo que valoraba mucho. Cogió la baraja de cartas y se la dio a Hinori para que la barajase y comprobase que las cartas no estaban marcadas. Le dijo que dividiese el mazo en siete partes y escogiese siete cartas, una de cada montón. Luego Murphy se guardó el resto de cartas en el bolsillo y le dijo a la chica que de esas siete cartas escogiera una, la que más le gustase y se la enseñase al público. Mientras tanto Murphy se tapaba los ojos con las manos. Una vez enseñada la carta le dijo que la volviese a colocar junto a las otras siete cartas y que las mezclase. Entonces Murphy sacó de nuevo el resto del mazo y lo colocó sobre la mesa boca abajo. Le pidió a Hinori que dejase las cartas en la parte superior del mazo y que posteriormente volviese a barajarlas. Tras un rato mezclando cartas las volvió a colocar encima de la mesa. Entonces el hombre del cabello blanco cerró los ojos unos segundos colocando los dedos índices sobre su sien a ambos lados. Los abrió de golpe y dio un manotazo encima del mazo dando un pequeño grito. Levantó la mano y había una carta pegada a ella. La mostró a Hinori y al público y dijo: "- ¿Es esta tu carta?” Por la reacción de la gente había acertado. El truco era algo muy avanzado para Murphy y había tenido suerte de que le saliera. Ese era su último número del día y había arrasado. Los padres dieron dinero a sus hijos y se lo ofrecieron a Super Loco quien no podía aceptarlo, el simple hecho de sentirse observado y admirado era suficiente recompensa. En su lugar ofreció este dinero a Hinori y lo cogiese o no Murphy sacaría una bolsa de su bolsillo, el contenido era medio millón de berries y quería que la mujer de pelo azabache lo aceptase.
- Tómalo, es tuyo y espero que no me lo rechaces o me sentiré ofendido, te lo has ganado.
El asesino mostró una sonrisa muy pacífica y relajada. Estaba muy feliz y quería compartir parte de esa felicidad con su pequeña ayudante. Murphy volvió a llamar al camarero y pidió un refresco de cactus y pepino de importación.
- Si no te importa, tómate algo conmigo y hablemos. No pareces de por aquí al igual que yo y me gustaría conocer a una joven tan encantadora como tú.
- Niñas y niños, damas y caballeros; Super Loco Murphy tiene el placer de presentar a su nueva ayudante, Hinori-chan.
Los aplausos y silbidos recorrieron la sala, aquella situación era bastante placentera y hacían sentirse bien al asesino, la fama y la atención era algo que valoraba mucho. Cogió la baraja de cartas y se la dio a Hinori para que la barajase y comprobase que las cartas no estaban marcadas. Le dijo que dividiese el mazo en siete partes y escogiese siete cartas, una de cada montón. Luego Murphy se guardó el resto de cartas en el bolsillo y le dijo a la chica que de esas siete cartas escogiera una, la que más le gustase y se la enseñase al público. Mientras tanto Murphy se tapaba los ojos con las manos. Una vez enseñada la carta le dijo que la volviese a colocar junto a las otras siete cartas y que las mezclase. Entonces Murphy sacó de nuevo el resto del mazo y lo colocó sobre la mesa boca abajo. Le pidió a Hinori que dejase las cartas en la parte superior del mazo y que posteriormente volviese a barajarlas. Tras un rato mezclando cartas las volvió a colocar encima de la mesa. Entonces el hombre del cabello blanco cerró los ojos unos segundos colocando los dedos índices sobre su sien a ambos lados. Los abrió de golpe y dio un manotazo encima del mazo dando un pequeño grito. Levantó la mano y había una carta pegada a ella. La mostró a Hinori y al público y dijo: "- ¿Es esta tu carta?” Por la reacción de la gente había acertado. El truco era algo muy avanzado para Murphy y había tenido suerte de que le saliera. Ese era su último número del día y había arrasado. Los padres dieron dinero a sus hijos y se lo ofrecieron a Super Loco quien no podía aceptarlo, el simple hecho de sentirse observado y admirado era suficiente recompensa. En su lugar ofreció este dinero a Hinori y lo cogiese o no Murphy sacaría una bolsa de su bolsillo, el contenido era medio millón de berries y quería que la mujer de pelo azabache lo aceptase.
- Tómalo, es tuyo y espero que no me lo rechaces o me sentiré ofendido, te lo has ganado.
El asesino mostró una sonrisa muy pacífica y relajada. Estaba muy feliz y quería compartir parte de esa felicidad con su pequeña ayudante. Murphy volvió a llamar al camarero y pidió un refresco de cactus y pepino de importación.
- Si no te importa, tómate algo conmigo y hablemos. No pareces de por aquí al igual que yo y me gustaría conocer a una joven tan encantadora como tú.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La chica ya había notado las miradas de aquellas personas pero junto a aquel hombre parecía estar a salvo de cosas raras pues tenía una mirada confiable. No entendía como podía haber hombres así, mirándola por ser como era. Con la cantidad de mujeres preciosas que había en el mundo. De hecho pensaba que había más chicas que chicos en el mundo y eso podía ser bueno para ellos pero no, tenían que fijarse en la que deseaba ser libre como el viento. De hecho ahora se había olvidado de sus tostadas pero debía de ayudar a aquella persona tal y como le había prometido y eso pensaba hacer. Ante todo siempre cumplía sus promesas y eso era lo fundamental. No había nada como ver a los más pequeños pasarlo bien y reírse un rato con los trucos.
El hombre le tendió a ella una baraja y le pidió que la barajase. Justo como le había pedido hizo aquello bastante rápido y durante un laxo de tiempo de unos diez segundos aproximadamente. Tal y como decía aquella persona, ella tomaba los mazos y cogía cartas de cada uno hasta que tomó una misma y la miró resultando ser el as de espadas. Después la enseñó y por último se la entregó. La verdad es que después de unas cuantas cosas más que tuvo que hacer, pudo ver como aquel hombre mostraba la carta preguntando si era ella. Definitivamente era la suya y asintió sonriendo y viendo como la gente aplaudía de forma satisfecha. Era un buen ilusionista sin duda alguna y eso hizo a la pirata reír también y aplaudirle junto a los demás. Se lo había ganado y los niños estaban realmente satisfechos, cosa que estaba genial. Sin duda había dado con una persona que era bastante amable, ella pensaba que los mayores solían ser unos cascarrabias.
Ahora pudo ver como aquel hombre le ofrecía una cantidad de dinero considerable. No iba a aceptarlo pero él dijo que entonces se iba a sentir ofendido. Se lo estuvo pensando unos momentos y finalmente lo tomó metiéndolo en el bolsillo de su sudadera. Después aquel hombre pidió una bebida y le dijo que le acompañara. Sin duda aceptó encantada y se sentó a su lado pidiendo un vaso de vino sin alcohol. Entonces le miró a los ojos de forma amable. – Dime Murphy-san ¿De dónde eres? Tienes pinta de ser un marine. – Una vez dijo aquello simplemente se cruzó de brazos. Entonces fue cuando un crío de unos seis años se acercó hasta ellos. Era delgado y de cabellos violetas. Sus ojos eran verdes y parecía muy ilusionado. Entonces fue cuando estiró sus manos hacia el hombre de cabellos blancos de forma amable. – Señor ¿Me firmaría un autógrafo? Es usted mi héroe. – La morena mostró una sonrisa amable para después mirar a aquel hombre. – Parece que eres bastante popular. – Dijo aquello con una sonrisa amable para después esperar a ver lo que pasaba. Además pudo ver como unos hombres trajeados con gafas de Sol entraban en la taberna, parecían buscar algo.
El hombre le tendió a ella una baraja y le pidió que la barajase. Justo como le había pedido hizo aquello bastante rápido y durante un laxo de tiempo de unos diez segundos aproximadamente. Tal y como decía aquella persona, ella tomaba los mazos y cogía cartas de cada uno hasta que tomó una misma y la miró resultando ser el as de espadas. Después la enseñó y por último se la entregó. La verdad es que después de unas cuantas cosas más que tuvo que hacer, pudo ver como aquel hombre mostraba la carta preguntando si era ella. Definitivamente era la suya y asintió sonriendo y viendo como la gente aplaudía de forma satisfecha. Era un buen ilusionista sin duda alguna y eso hizo a la pirata reír también y aplaudirle junto a los demás. Se lo había ganado y los niños estaban realmente satisfechos, cosa que estaba genial. Sin duda había dado con una persona que era bastante amable, ella pensaba que los mayores solían ser unos cascarrabias.
Ahora pudo ver como aquel hombre le ofrecía una cantidad de dinero considerable. No iba a aceptarlo pero él dijo que entonces se iba a sentir ofendido. Se lo estuvo pensando unos momentos y finalmente lo tomó metiéndolo en el bolsillo de su sudadera. Después aquel hombre pidió una bebida y le dijo que le acompañara. Sin duda aceptó encantada y se sentó a su lado pidiendo un vaso de vino sin alcohol. Entonces le miró a los ojos de forma amable. – Dime Murphy-san ¿De dónde eres? Tienes pinta de ser un marine. – Una vez dijo aquello simplemente se cruzó de brazos. Entonces fue cuando un crío de unos seis años se acercó hasta ellos. Era delgado y de cabellos violetas. Sus ojos eran verdes y parecía muy ilusionado. Entonces fue cuando estiró sus manos hacia el hombre de cabellos blancos de forma amable. – Señor ¿Me firmaría un autógrafo? Es usted mi héroe. – La morena mostró una sonrisa amable para después mirar a aquel hombre. – Parece que eres bastante popular. – Dijo aquello con una sonrisa amable para después esperar a ver lo que pasaba. Además pudo ver como unos hombres trajeados con gafas de Sol entraban en la taberna, parecían buscar algo.
Hank Murphy
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
A la chica le costó pero acabó aceptando el dinero. Hank se sentó a la mesa y Hinori hizo lo mismo acompañándolo. La chica pidió un vino sin alcohol y se quedó a charlar con el hombre de pelo blanco. Le preguntó que de donde era y le dijo que tenía pinta de marine. Esto hizo que Murphy soltara una carcajada pero antes de que pusiese contestar un pequeñajo vino a pedirle un autógrafo. Los ojos de Super Loco brillaban con intensidad, no había nada que lo hiciese más feliz que firmar autógrafos. Tomó el papel de aquel niño y lo firmó de buena gana. “- Toma hijo, espero que te haya gustado el espectáculo tanto como a mí me ha gustado darlo.” Murphy se quedó viendo por unos segundos como aquel chico se marchaba con una sonrisa de oreja a oreja en su cara. La mirada del asesino era enternecedora y parecía que estaba viajando en una nube. Entonces movió un poco la cabeza bruscamente intentando concentrarse. “- Disculpa señorita, me distraje con un pequeño fan. La chica comentó que parecía bastante popular. Murphy le contesto que eso aún quedaba lejos. Quizás sí había causado una gran impresión en aquel lugar pero que aún le faltaba ser reconocido por todo el mundo.
- Verás, soy de una isla del Paraíso y no, no soy un marine.
El hombre de pelo blanco volvió a soltar otra carcajada. Le hacía bastante gracia que lo comparase con esa gente recta y estirada. Él no tenía cabida dentro de la marina, su estilo no le permitía seguir unas normas a rajatabla y a él no le gustaba ocultarse demasiado y menos de sus superiores, sin contar que no le gustaba estar bajo las órdenes de nadie.
- ¿Y tú Hinori? ¿De dónde vienes? Tu cara me suena de haberla visto en algún lugar…
Entonces entraron al bar unos hombres trajeados con gafas de sol negras. La verdad es que desentonaban mucho con el ambiente y parecía que estaban buscando algo o a alguien. Super Loco sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Algo le daba mala espina y quería salir de allí. Se puso su recién comprado abrigo rosa con plumas tapándose todo lo posible y preparándose para abandonar el local.
- Lo siento pero he de irme, sospecho que esos hombres no buscan nada bueno y si permanezco aquí solo causaré problemas, te recomiendo que tú también te vayas al parecer también te buscan a ti.
Super Loco pudo ver un cartel de “Se busca” asomar por la solapa de una de las chaquetas de aquellos hombres y en él aparecía la cara de Hinori. Además, Super Loco había causado un altercado al golpear en la cara a un pequeño jefazo de la mafia bastante pequeña. Le había pisado un pie a Murphy y este le respondió con un “Se lo advertí” tras lo que salió corriendo al ver que le perseguían quince hombres armados tras los que tuvo la suerte de escapar. Esos hombres vestían idénticos a aquellos dos así que Murphy no tuvo la menor duda. Intentó agarrar a Hinori y colocarla detrás de él, su enorme abrigo la taparía además de que disimulaba a la vez que atraía la atención sobre sí mismo. Iba tan tapado que apenas se reconocía que fuese el propio Hank Murphy.
- Ven, sígueme y salgamos de este lugar, no quiero pelear aquí. Podría hacer daño a los niños.
- Verás, soy de una isla del Paraíso y no, no soy un marine.
El hombre de pelo blanco volvió a soltar otra carcajada. Le hacía bastante gracia que lo comparase con esa gente recta y estirada. Él no tenía cabida dentro de la marina, su estilo no le permitía seguir unas normas a rajatabla y a él no le gustaba ocultarse demasiado y menos de sus superiores, sin contar que no le gustaba estar bajo las órdenes de nadie.
- ¿Y tú Hinori? ¿De dónde vienes? Tu cara me suena de haberla visto en algún lugar…
Entonces entraron al bar unos hombres trajeados con gafas de sol negras. La verdad es que desentonaban mucho con el ambiente y parecía que estaban buscando algo o a alguien. Super Loco sintió un escalofrío que le recorrió todo el cuerpo. Algo le daba mala espina y quería salir de allí. Se puso su recién comprado abrigo rosa con plumas tapándose todo lo posible y preparándose para abandonar el local.
- Lo siento pero he de irme, sospecho que esos hombres no buscan nada bueno y si permanezco aquí solo causaré problemas, te recomiendo que tú también te vayas al parecer también te buscan a ti.
Super Loco pudo ver un cartel de “Se busca” asomar por la solapa de una de las chaquetas de aquellos hombres y en él aparecía la cara de Hinori. Además, Super Loco había causado un altercado al golpear en la cara a un pequeño jefazo de la mafia bastante pequeña. Le había pisado un pie a Murphy y este le respondió con un “Se lo advertí” tras lo que salió corriendo al ver que le perseguían quince hombres armados tras los que tuvo la suerte de escapar. Esos hombres vestían idénticos a aquellos dos así que Murphy no tuvo la menor duda. Intentó agarrar a Hinori y colocarla detrás de él, su enorme abrigo la taparía además de que disimulaba a la vez que atraía la atención sobre sí mismo. Iba tan tapado que apenas se reconocía que fuese el propio Hank Murphy.
- Ven, sígueme y salgamos de este lugar, no quiero pelear aquí. Podría hacer daño a los niños.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La morena se quedó mirando como aquel hombre le firmaba al pequeño el autógrafo de buena gana y aquello la hizo sonreír de forma amable. Era buena persona definitivamente y eso siempre solía agradecerse bastante. Últimamente la gente era demasiado mala o idiota y por una vez había encontrado tres buenas personas seguidas siendo éstas Qui Gon, Ushio y ahora aquel hombre. Enseguida aquel tipo se disculpó con la excusa de atender a un pequeño fan y fue entonces cuando ella simplemente negó con la cabeza despacio. De esa forma indicaba que no había problema alguno. Tampoco tenía por qué haberlo por firmar un autógrafo. – No hay problema, Murphy-san. Los fans son lo primero y más cuando son tan jóvenes. – Dijo con una sonrisa tranquila.
En ese momento el tipo dijo que era de una isla del paraíso y que no era un marine. Aun así para la luchadora tenía toda la pinta de un Vice-Almirante mínimo por el pelo, los ojos y la forma de comportarse. Entonces fue cuando él le preguntó a ella por su origen. – Soy de la familia real de los Markov. De la isla de Hallstat situada en el North Blue. Pero me escapé, la vida de palacio no era para mí. – Hizo una pausa al escuchar que la había visto en algún lugar y aquello la hizo sonreír de nuevo para después contestarle tranquilamente. – Puede que en un cartel de recompensa. Pero actualmente soy la subordinada de un shichibukai, de modo que estoy a salvo. – Nada más decir aquello pudo ver como el hombre se colocaba un abrigo rosa bastante raro. Ella no era nadie para juzgar los gustos ajenos pero nunca se hubiese imaginado algo así en un tipo como Hank.
En ese momento parecía como si aquellos idiotas buscasen a algo y el hombre la tapó a ella diciendo que la siguiera. Estaba dispuesta a pelear pero entonces el mago mencionó a los niños y al momento asintió obediente. Salió a fuera junto a él cuando se dieron cuenta de que allí había aparcado por así decirlo un maldito tigre blando de tres metros de altura. Éste los miró relamiéndose y después soltó un rugido. Aquello provocó que los mafiosos saliesen del bar tras ellos. Uno se quedó mirando al cazador de forma tétrica. Parecía medir dos metros y su pelo era rubio como el oro. Sus ojos verdes y su cuerpo algo rellenito. – Tú eres ese loco del que mis hombres me han hablado. Eres el payaso que ha golpeado al jefe de una de las mafias asociadas a la mía. Ahora pagarás. – La morena reconoció a aquel hombre como Totsuo Hitori, un mafioso con un precio de 35.000.000 millones. Ella clavó su mirada en los demás y frunció el ceño. – Bueno parece que debemos hacer una función nueva esta vez. – Susurró al hombre mientras empezaba a imbuirse en un aura dorada que realizaba una especie de sonido eléctrico.
En ese momento el tipo dijo que era de una isla del paraíso y que no era un marine. Aun así para la luchadora tenía toda la pinta de un Vice-Almirante mínimo por el pelo, los ojos y la forma de comportarse. Entonces fue cuando él le preguntó a ella por su origen. – Soy de la familia real de los Markov. De la isla de Hallstat situada en el North Blue. Pero me escapé, la vida de palacio no era para mí. – Hizo una pausa al escuchar que la había visto en algún lugar y aquello la hizo sonreír de nuevo para después contestarle tranquilamente. – Puede que en un cartel de recompensa. Pero actualmente soy la subordinada de un shichibukai, de modo que estoy a salvo. – Nada más decir aquello pudo ver como el hombre se colocaba un abrigo rosa bastante raro. Ella no era nadie para juzgar los gustos ajenos pero nunca se hubiese imaginado algo así en un tipo como Hank.
En ese momento parecía como si aquellos idiotas buscasen a algo y el hombre la tapó a ella diciendo que la siguiera. Estaba dispuesta a pelear pero entonces el mago mencionó a los niños y al momento asintió obediente. Salió a fuera junto a él cuando se dieron cuenta de que allí había aparcado por así decirlo un maldito tigre blando de tres metros de altura. Éste los miró relamiéndose y después soltó un rugido. Aquello provocó que los mafiosos saliesen del bar tras ellos. Uno se quedó mirando al cazador de forma tétrica. Parecía medir dos metros y su pelo era rubio como el oro. Sus ojos verdes y su cuerpo algo rellenito. – Tú eres ese loco del que mis hombres me han hablado. Eres el payaso que ha golpeado al jefe de una de las mafias asociadas a la mía. Ahora pagarás. – La morena reconoció a aquel hombre como Totsuo Hitori, un mafioso con un precio de 35.000.000 millones. Ella clavó su mirada en los demás y frunció el ceño. – Bueno parece que debemos hacer una función nueva esta vez. – Susurró al hombre mientras empezaba a imbuirse en un aura dorada que realizaba una especie de sonido eléctrico.
Hank Murphy
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Ambos salieron del bar y allí les esperaban un tigre grande, de unos tres metros, de color blanco. Aquel animal soltó un rugido mientras los observaba y los dos hombres salieron del bar. Uno más alto y otro más de estatura media. El alto tenía el pelo rubio y los ojos verdes, estaba algo rellenito. El otro era bastante escuchimizado y se le veía poca cosa, tenía el pelo rubio también y los ojos de color marrón. El gordito señaló a Murphy y le acusó de haber golpeado a uno de los jefes de una de sus mafias asociadas y que se las pagaría.
- ¡Oye gordo! No te conozco de nada pero ya siento que te odio. Y si le pegué a ese tipo fue porque “Se lo advertí”. Lo siento Hinori pero tendremos que luchar, luego quiero hablar contigo sobre tu… Fama criminal. Pero ahora toca luchar, te pido ayuda una vez más mi querida ayudante, son demasiados.
La chica empezó a brillar con un aura de color dorado y sonaba un ruido eléctrico. Murphy sacó sus puñales y corrió hacia aquel tipo gordo ya que le tenía especial odio por ser gordo. Le intentó dar una patada en los pendientes reales pero el tipo lo paró sin problema con las manos y le dio un puñetazo a Murphy en la cara tumbándolo en el suelo. El asesino giró la cara y escupió algo de sangre. Con la mirada de odio se puso en pie agarrando algo de nieve. Se la lanzó a aquel tipo directamente a la cara la cual esquivó fácilmente entonces aprovechó para quitarse el abrigo rosa y echarlo sobre él. Aquella enorme prenda cubría por completo a su adversario, momento que aprovechó para lanzarse contra él y pegarle con la empuñadura de los puñales repetidas veces en la cabeza hasta que dejó de moverse y forcejear.
- ¡Oye gordo! No te conozco de nada pero ya siento que te odio. Y si le pegué a ese tipo fue porque “Se lo advertí”. Lo siento Hinori pero tendremos que luchar, luego quiero hablar contigo sobre tu… Fama criminal. Pero ahora toca luchar, te pido ayuda una vez más mi querida ayudante, son demasiados.
La chica empezó a brillar con un aura de color dorado y sonaba un ruido eléctrico. Murphy sacó sus puñales y corrió hacia aquel tipo gordo ya que le tenía especial odio por ser gordo. Le intentó dar una patada en los pendientes reales pero el tipo lo paró sin problema con las manos y le dio un puñetazo a Murphy en la cara tumbándolo en el suelo. El asesino giró la cara y escupió algo de sangre. Con la mirada de odio se puso en pie agarrando algo de nieve. Se la lanzó a aquel tipo directamente a la cara la cual esquivó fácilmente entonces aprovechó para quitarse el abrigo rosa y echarlo sobre él. Aquella enorme prenda cubría por completo a su adversario, momento que aprovechó para lanzarse contra él y pegarle con la empuñadura de los puñales repetidas veces en la cabeza hasta que dejó de moverse y forcejear.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Hinori pudo ver como la situación se ponía difícil y después escuchó las palabras de aquel hombre. No tenía por qué dar explicaciones de su precio pero de todas formas su cartel estaba anulado y era ilegal intentar capturarla. Ir con un Shichibukai era una ventaja clara y por ello se sentía a salvo. No era que se aprovechara pero tenía esa suerte. No se había buscado motivos para tener un precio por su cuello pero la culpa había sido de aquel maldito contra-almirante de la marina. De todos modos no había tiempo para pensar en aquellas cosas pues la pelea había comenzado ya entre el hombre mago y aquel tipo.
Le había lanzado la chaqueta para tapar la visión de su objetivo y después se había puesto a darle golpes. Al parecer no era un arte marcial muy buena si es que lo era pero ella disponía de otra forma de combatir. Por su parte le tocaba ocuparse de aquella enorme fiera blanca que no paraba de relamerse observándola. Ella entonces se lanzó a por el enorme ser y éste trató de aplastarla con su zarpa pero su velocidad era claramente superior. Logró deslizarse por debajo de sus patas unos momentos para después subir a las alturas con más velocidad y usando sus alas blancas.
Cuando estuvo allí arriba no pudo evitar sonreír de forma amplia para después lanzarse a por la bestia a toda velocidad sin pensárselo ni un solo momento. Notaba como el viento agitaba su melena de un lado a otro y sinceramente era algo que le daba igual. Esquivó un último zarpazo de aquella cosa y sin pensárselo ni un solo momento impactó su puño derecho en la cabeza del animal. Su poder eléctrico y el haki armadura que había usado hicieron que la enorme bestia rugiese de forma exagerada para después caer al suelo con los ojos cerrados. Ese ser estaba fuera de juego.
Ahora se lanzó a por el compañero del mafioso y empezó a dar vueltas a su alrededor con toda su velocidad posible. Tras unos momentos elevó su pierna derecha impactando su bota en el rostro de aquel tipo y tirándole al suelo. Se había llevado una buena descarga y la fuerza además hizo que quedase inconsciente. Cuando hubo acabado miró al hombre del espectáculo con una sonrisa bastan tranquila para después cruzarse de brazos. – Solo tengo precio por defenderme de una violación. De modo que no me arrepiento de haberme protegido. – Dicho aquello simplemente sonrió mirándole a los ojos esperando a ver qué pasaba ahora o ver que decía aquel hombre.
Le había lanzado la chaqueta para tapar la visión de su objetivo y después se había puesto a darle golpes. Al parecer no era un arte marcial muy buena si es que lo era pero ella disponía de otra forma de combatir. Por su parte le tocaba ocuparse de aquella enorme fiera blanca que no paraba de relamerse observándola. Ella entonces se lanzó a por el enorme ser y éste trató de aplastarla con su zarpa pero su velocidad era claramente superior. Logró deslizarse por debajo de sus patas unos momentos para después subir a las alturas con más velocidad y usando sus alas blancas.
Cuando estuvo allí arriba no pudo evitar sonreír de forma amplia para después lanzarse a por la bestia a toda velocidad sin pensárselo ni un solo momento. Notaba como el viento agitaba su melena de un lado a otro y sinceramente era algo que le daba igual. Esquivó un último zarpazo de aquella cosa y sin pensárselo ni un solo momento impactó su puño derecho en la cabeza del animal. Su poder eléctrico y el haki armadura que había usado hicieron que la enorme bestia rugiese de forma exagerada para después caer al suelo con los ojos cerrados. Ese ser estaba fuera de juego.
Ahora se lanzó a por el compañero del mafioso y empezó a dar vueltas a su alrededor con toda su velocidad posible. Tras unos momentos elevó su pierna derecha impactando su bota en el rostro de aquel tipo y tirándole al suelo. Se había llevado una buena descarga y la fuerza además hizo que quedase inconsciente. Cuando hubo acabado miró al hombre del espectáculo con una sonrisa bastan tranquila para después cruzarse de brazos. – Solo tengo precio por defenderme de una violación. De modo que no me arrepiento de haberme protegido. – Dicho aquello simplemente sonrió mirándole a los ojos esperando a ver qué pasaba ahora o ver que decía aquel hombre.
Hank Murphy
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La situación ya estaba controlada. Murphy se había encargado de aquel bastardo, tocanarices y gordo asqueroso que se hacía pasar por mafioso. No sabía cómo aquel hombre pudo obtener tanto precio por su cabeza: “Probablemente siento un gilipollas.” Pensó Murphy. Hinori había derrotado al tigre blanco y al ayudante del mafiosillo. Todo parecía salir a pedir de boca y entonces la chica algo molesta le dijo al peliblanco que su precio era debido a que se defendió de una violación y que no se arrepentía de haberse defendido.
Murphy volvió la espalda a la chica y recogió su abrigo nuevo el cual estaba manchado de sangre pero no le importaba. Aquel hombre tenía varios moratones en la cara y una hemorragia nasal que ya casi había remitido. Sus ojos estaban en blanco y de su boca caía un hilo de baba hasta la nieve del suelo. Abrió la chaqueta del hombre y le quitó el cartel del se busca donde aparecía Hinori. Lo puso frente a la chica e hizo una comparativa del cartel con la realidad mirando repetidas veces a la imagen y a la chica. Entonces el asesino arrugó el cartel y lo tiró lejos de allí. Se acercó a la chica hasta estar a un metro y medio de ella andando despacio.
- Debo volver a presentarme. Mi nombre es Hank Murphy y soy cazador de recompensas. Yo no cazo por diversión, solo cazo si pienso que esa persona ha cometido un crimen que a mí me parezca castigable y acorde a su recompensa. Al darme cuenta de que tenías precio por tu cabeza pensé: “¿Qué puede haber hecho esta chica para ganarse algo así?” Después de haber sido tan buena conmigo y aquellos niños no podía pensar en ti como una criminal así que quería comprobar cuáles eran las verdaderas razones. Aunque me hubieses dicho que habrías matado a miles de personas… Si hubieses estado arrepentida o fuese por una causa justa lo habría entendido, pero… ¿Defenderte de una violación? Al parecer algún baboso pervertido del gobierno o de la marina es un pedófilo.
El asesino ladeaba la cabeza con los ojos cerrados mientras chasqueaba la lengua. Aquella situación le parecía demasiado decepcionante. Que hubiese gente así en el mundo cabreaba un poco a Super Loco. El asesino extendió su mano en señal de amistad para estrecharla con la de Hinori. Lo hiciese o no le diría lo siguiente con una sonrisa en su cara:
- Espero no haberte molestado con tan tonta pregunta y que podamos ser amigos.
Murphy volvió la espalda a la chica y recogió su abrigo nuevo el cual estaba manchado de sangre pero no le importaba. Aquel hombre tenía varios moratones en la cara y una hemorragia nasal que ya casi había remitido. Sus ojos estaban en blanco y de su boca caía un hilo de baba hasta la nieve del suelo. Abrió la chaqueta del hombre y le quitó el cartel del se busca donde aparecía Hinori. Lo puso frente a la chica e hizo una comparativa del cartel con la realidad mirando repetidas veces a la imagen y a la chica. Entonces el asesino arrugó el cartel y lo tiró lejos de allí. Se acercó a la chica hasta estar a un metro y medio de ella andando despacio.
- Debo volver a presentarme. Mi nombre es Hank Murphy y soy cazador de recompensas. Yo no cazo por diversión, solo cazo si pienso que esa persona ha cometido un crimen que a mí me parezca castigable y acorde a su recompensa. Al darme cuenta de que tenías precio por tu cabeza pensé: “¿Qué puede haber hecho esta chica para ganarse algo así?” Después de haber sido tan buena conmigo y aquellos niños no podía pensar en ti como una criminal así que quería comprobar cuáles eran las verdaderas razones. Aunque me hubieses dicho que habrías matado a miles de personas… Si hubieses estado arrepentida o fuese por una causa justa lo habría entendido, pero… ¿Defenderte de una violación? Al parecer algún baboso pervertido del gobierno o de la marina es un pedófilo.
El asesino ladeaba la cabeza con los ojos cerrados mientras chasqueaba la lengua. Aquella situación le parecía demasiado decepcionante. Que hubiese gente así en el mundo cabreaba un poco a Super Loco. El asesino extendió su mano en señal de amistad para estrecharla con la de Hinori. Lo hiciese o no le diría lo siguiente con una sonrisa en su cara:
- Espero no haberte molestado con tan tonta pregunta y que podamos ser amigos.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La chica quedó impresionada cuando aquel hombre le dijo que era un cazador de recompensas. La verdad es que no pensaba que fuese tras ella ya que le quitarían la licencia y lo encarcelarían por atacar a la subordinada de un Shichibukai. Sin embargo era buena gente al parecer a juzgar por sus palabras. De hecho ahora podía llevarse al mafioso con él para poder cobrarlo fácilmente. La verdad es que ella estaba muy tranquila y no había dicho aquello con mala intención ni enfadada. A veces lo parecía pero ella era incapaz de mosquearse. Si alguna vez lo hacía seguramente le saldría fatal. Además el haber tirado aquel tipo el cartel de ella le había hecho sonreír bastante. No entendía por qué no lo retiraban de una vez si nadie podía cobrarlo por su situación.
Era una tontería que aquellos idiotas tuviesen todavía aquellos papeles con su cara y una suma de dinero.Ahora fue cuando el mago le ofreció la mano diciéndole aquellas palabras. Ella entonces le dedicó una sonrisa dulce y tomó la mano estrechándola despacio. No quería tampoco partirle algún hueso con su fuerza. – No estoy molesta hehehehe… claro que podemos ser amigos, Murphy-san. – Dicho aquello se acercó al mafioso viendo que lo había dejado hecho un trapo debido a la cantidad de golpes que éste tenía por todo su rostro. No pudo evitar soltar una leve carcajada para después cruzarse de brazos despacio. – Por cierto este hombre vale treintaicinco millones de berries por si te interesa. – Una vez dijo eso le dedicó una sonrisa tranquila. No esperaba que un mafioso pudiera ser gordito pero si se traba del jefe podía tener sentido y todo. Se dedicaría a mandar subordinados y comer panceta.
La verdad es que no había visto mafiosos pero si aquellos eran los primeros había sido un poco decepcionante. De todas formas a ella ya se le había quitado el hambre y la sed. No sabía qué más podía hacer en aquella isla y quizás era hora de ir largándose a otra. Tal vez irse al Este era buena opción y después de todo era tranquilo. Después de unos viajes más se pondría a entrenar para mostrar su poder. El haki armadura era su siguiente objetivo para subirlo a un nivel superior. En ese momento soltó un suspiro y miró a aquel hombre de forma calmada. – Yo creo que debería irme de la isla. Debo continuar mi viaje y mi capitán seguramente estará tirándose de los pelos por haberme ido sin avisar. – Dijo ahora sacándole la lengua de forma bromista y esperando una respuesta por su parte. Una vez se la dijera seguramente pondría rumbo a su siguiente destino. El frío se había acabado para ella y prefería un clima un poco más cálido pero sin pasarse de calor.
Era una tontería que aquellos idiotas tuviesen todavía aquellos papeles con su cara y una suma de dinero.Ahora fue cuando el mago le ofreció la mano diciéndole aquellas palabras. Ella entonces le dedicó una sonrisa dulce y tomó la mano estrechándola despacio. No quería tampoco partirle algún hueso con su fuerza. – No estoy molesta hehehehe… claro que podemos ser amigos, Murphy-san. – Dicho aquello se acercó al mafioso viendo que lo había dejado hecho un trapo debido a la cantidad de golpes que éste tenía por todo su rostro. No pudo evitar soltar una leve carcajada para después cruzarse de brazos despacio. – Por cierto este hombre vale treintaicinco millones de berries por si te interesa. – Una vez dijo eso le dedicó una sonrisa tranquila. No esperaba que un mafioso pudiera ser gordito pero si se traba del jefe podía tener sentido y todo. Se dedicaría a mandar subordinados y comer panceta.
La verdad es que no había visto mafiosos pero si aquellos eran los primeros había sido un poco decepcionante. De todas formas a ella ya se le había quitado el hambre y la sed. No sabía qué más podía hacer en aquella isla y quizás era hora de ir largándose a otra. Tal vez irse al Este era buena opción y después de todo era tranquilo. Después de unos viajes más se pondría a entrenar para mostrar su poder. El haki armadura era su siguiente objetivo para subirlo a un nivel superior. En ese momento soltó un suspiro y miró a aquel hombre de forma calmada. – Yo creo que debería irme de la isla. Debo continuar mi viaje y mi capitán seguramente estará tirándose de los pelos por haberme ido sin avisar. – Dijo ahora sacándole la lengua de forma bromista y esperando una respuesta por su parte. Una vez se la dijera seguramente pondría rumbo a su siguiente destino. El frío se había acabado para ella y prefería un clima un poco más cálido pero sin pasarse de calor.
Hank Murphy
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La morena estrechó la mano de Murphy y le regaló una sonrisa. El asesino estaba bastante contento por llevarse bien con la joven, parecía una chica bastante amable y de buen corazón. Luego se dirigió al ver al mafioso y soltó una leve carcajada, dijo que aquel tipo valía treintaicinco millones, entonces en los ojos de Murphy se pudo ver como aparecía el símbolo del berri.
- ¿En serio? ¿Este mierdecilla? Me he enfrentado a gordos más gordos que él con menos precio por su cabeza.
El peliblanco ladeó su cabeza mientras miraba a aquel tipo a la cara. La verdad es que lo había dejado irreconocible y pensaba si no habría problemas a la hora de entregarlo.
- Oye Hinori-chan… ¿Piensas que aceptaran su entrega aunque no se le reconozca la cara? Jajajajaja.
Hinori mencionó que quizás debería abandonar la isla, su capitán le esperaba y se había ido sin avisar así que tenía algo de prisa por marcharse. El asesino se buscó en los bolsillos buscando algo. Solo tenía dos bolsillos pero era como si no encontrase lo que buscaba, entonces paró en seco. Se bajó un poco la cremallera del mono y metió su brazo dentro sacando un papelito. En él había escritos un número de Den Den Mushi y una firma en la que podía leerse Super Loco Murphy. Entonces le entregó el papel a Hinori.
- Antes de que te vayas, llévate esto, es mi número y mi autógrafo, algún día valdrá millones. Jejejejeje. Si algún día necesitas un mago para distraer a unos niños no dudes en llamarme.
Acto seguido el asesino le guiñó un ojo, agarró a los dos tipos y los amordazó para que no escaparan. Ambos estaban fuera inconscientes, maniatados y amordazados con una bolsa sobre sus cabezas, parecían prisioneros de terroristas. Entonces Murphy hizo un gesto de que iba al bar, probablemente a llamar para entregar a esa gente. Aunque el otro no tuviese precio le había atacado sin motivo y ayudaba a un mafioso a perpetrar un ataque así que al menos una multa le caería.
- Creo que ha llegado el momento de despedirnos mi joven amiga. Espero que sean largos tus días y escasos tus contratiempos.
- ¿En serio? ¿Este mierdecilla? Me he enfrentado a gordos más gordos que él con menos precio por su cabeza.
El peliblanco ladeó su cabeza mientras miraba a aquel tipo a la cara. La verdad es que lo había dejado irreconocible y pensaba si no habría problemas a la hora de entregarlo.
- Oye Hinori-chan… ¿Piensas que aceptaran su entrega aunque no se le reconozca la cara? Jajajajaja.
Hinori mencionó que quizás debería abandonar la isla, su capitán le esperaba y se había ido sin avisar así que tenía algo de prisa por marcharse. El asesino se buscó en los bolsillos buscando algo. Solo tenía dos bolsillos pero era como si no encontrase lo que buscaba, entonces paró en seco. Se bajó un poco la cremallera del mono y metió su brazo dentro sacando un papelito. En él había escritos un número de Den Den Mushi y una firma en la que podía leerse Super Loco Murphy. Entonces le entregó el papel a Hinori.
- Antes de que te vayas, llévate esto, es mi número y mi autógrafo, algún día valdrá millones. Jejejejeje. Si algún día necesitas un mago para distraer a unos niños no dudes en llamarme.
Acto seguido el asesino le guiñó un ojo, agarró a los dos tipos y los amordazó para que no escaparan. Ambos estaban fuera inconscientes, maniatados y amordazados con una bolsa sobre sus cabezas, parecían prisioneros de terroristas. Entonces Murphy hizo un gesto de que iba al bar, probablemente a llamar para entregar a esa gente. Aunque el otro no tuviese precio le había atacado sin motivo y ayudaba a un mafioso a perpetrar un ataque así que al menos una multa le caería.
- Creo que ha llegado el momento de despedirnos mi joven amiga. Espero que sean largos tus días y escasos tus contratiempos.
Invitado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
El cazador dijo que había dejado la cara de aquel tipo irreconocible y al parecer llevaba toda la razón. De esa forma iba a ser imposible que le pagasen ya que la cara era fundamental. Al menos debería esperar a ver si a aquel idiota se le bajaba la hinchazón lo suficiente para parecer el tipo del cartel. Ella suspiró un poco mientras observaba ahora el cuerpo un poco confusa. Había que ser bestia para dejar a aquel payaso así. Se lo merecía pero quizás no cobraba por eso. Los blancos ojos de la muchacha estaban fijos en aquel cuerpo cuando de repente soltó un suspiro. Realmente no iba a entender nunca a las personas que les gustaba hacer daño a otras sin motivo.
En ese momento el cazador le dio a ella un número de den den mushi indicándole que era el suyo y además un autógrafo. Lo que dijo sobre que iba a valer muchísimo en el futuro le causó un poco de gracia pero a lo mejor era verdad. Lo metió en su bolsillo derecho de la sudadera todo y después le sonrió de forma amable. – ¡Gracias! – Una vez dijo aquello vio cómo el hombre se ocupaba de aquellos dos y le deseaba buen viaje. Sin nada más que hacer ella le hizo una reverencia educada y acto seguido canalizó energía a su alrededor. De su espalda salieron dos alas blancas de energía y salió volando a toda velocidad. Su objetivo ahora era otro.
En ese momento miró la pantalla de aquel pequeño Gps y le indicó que la Joya estaba muy cerca. No pudo evitar sonreír ante eso y empezó a aumentar la velocidad. – ¡Pues vamos a ello! Es hora de tomar una buena ducha, visitar al capitán y a poner rumbo al Este. – Una vez hubo dicho aquello comenzó a sonreír de forma dulce y después miró el número de papel que le había dado Murphy. No pudo evitar reír levemente imaginándose al mago como el rey cazador o algo así. De hecho ahora imaginó a aquel hombre como el rey del mundo pero eso ya era pasarse. La imaginación de la chica era impresionante de hecho y ya se sabía. De todas formas era hora de ir volviendo y por suerte ya divisó el barco. En pocos segundos aterrizó en la cubierta y mostró una ligera sonrisa mientras ahora se dirigía al interior de aquellos pasillos.
En ese momento el cazador le dio a ella un número de den den mushi indicándole que era el suyo y además un autógrafo. Lo que dijo sobre que iba a valer muchísimo en el futuro le causó un poco de gracia pero a lo mejor era verdad. Lo metió en su bolsillo derecho de la sudadera todo y después le sonrió de forma amable. – ¡Gracias! – Una vez dijo aquello vio cómo el hombre se ocupaba de aquellos dos y le deseaba buen viaje. Sin nada más que hacer ella le hizo una reverencia educada y acto seguido canalizó energía a su alrededor. De su espalda salieron dos alas blancas de energía y salió volando a toda velocidad. Su objetivo ahora era otro.
En ese momento miró la pantalla de aquel pequeño Gps y le indicó que la Joya estaba muy cerca. No pudo evitar sonreír ante eso y empezó a aumentar la velocidad. – ¡Pues vamos a ello! Es hora de tomar una buena ducha, visitar al capitán y a poner rumbo al Este. – Una vez hubo dicho aquello comenzó a sonreír de forma dulce y después miró el número de papel que le había dado Murphy. No pudo evitar reír levemente imaginándose al mago como el rey cazador o algo así. De hecho ahora imaginó a aquel hombre como el rey del mundo pero eso ya era pasarse. La imaginación de la chica era impresionante de hecho y ya se sabía. De todas formas era hora de ir volviendo y por suerte ya divisó el barco. En pocos segundos aterrizó en la cubierta y mostró una ligera sonrisa mientras ahora se dirigía al interior de aquellos pasillos.
Hank Murphy
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
La chica ya se había marchado y ya iban de camino para llevarse a aquellos malhechores. Entonces Murphy pidió algo de alcohol y preguntó dónde podría encontrar una farmacia. Justo en frente del bar había una a unos 30 metros así que fue raudo y veloz a comprar una pomada para la hinchazón o tendría problemas para entregar a aquel hombre. No constó muy cara, volvió y cogió una jarra de ginebra que le había preparado el camarero y una toalla limpia. Entonces Se puso frente al tipo de la cara hinchada y le arrojo la jarra entera sobre la cara.
El hombre despertó de su estado de inconsciencia gritando. Al parecer le escocía y esto hizo que Murphy se riese mucho. Después se puso a secarle la cara a aquel pobre desgraciado. Aún seguía bastante hinchada y seguía algo irreconocible pero había bajado bastante. Aquel hombre preguntaba qué estaba haciendo y que le dejase marchar. Murphy enojado le arrojó los restos de alcohol en la cara de nuevo a lo que volvió a gritar aquel hombre.
- Silencio gordinflón. No ves que te estoy curando tu gordita cara. Jajajajajaja.
Murphy verdaderamente disfrutaba con aquella escena. Mientras le secaba con la toalla aquel tipo mordió a Murphy en la mano lo que hizo que el asesino la apartara rápidamente preparando su puño para darle en toda la cara, pero entonces sujetó su puño con su otro brazo. “No Murphy… Contente, contente para que podamos cobrar el precio de este hombre.” Murphy, algo dolorido sacó la pomada y empezó a aplicársela a aquel hombre por toda la cara con cuidado de que no le volviese a morder. Hasta le echó pomada en los ojos lo que hizo que le escociesen mucho y gritase de dolor, aquello parecía una tortura más que una cura. La hinchazón ya iba remitiendo y ya habían llegado a por ellos. Murphy los entrego y el hombre que vino a por ellos se quedó mirando fijamente al hombre de la cara hinchada.
- Sí, es él, algo hinchado pero es él. La próxima vez no les pegues tan fuerte en la cara o no cobrarás nada.
- Entonces ya os lo lleváis, ¿no? ¿Y mi dinero?
Aquel hombre le dio una bolsa llena de dinero con su parte correspondiente por la captura. Pero antes de que se fuese lo detuvo diciendo que tenía algo último que hacer. Agarró al gordo por el cuello y le golpeó en la cara de nuevo. “Se lo advertí, eso por morderme la mano mientras te curaba” dijo. El hombre se quedó boquiabierto y ya entendía por qué aquel tipo tenía la cara tan hinchada. Murphy le dio la pomada y le dijo que se la aplicase cada 2 horas y así su cara volvería a la normalidad. El asesino se dio la vuelta y prosiguió su camino hacia ninguna parte, como siempre.
El hombre despertó de su estado de inconsciencia gritando. Al parecer le escocía y esto hizo que Murphy se riese mucho. Después se puso a secarle la cara a aquel pobre desgraciado. Aún seguía bastante hinchada y seguía algo irreconocible pero había bajado bastante. Aquel hombre preguntaba qué estaba haciendo y que le dejase marchar. Murphy enojado le arrojó los restos de alcohol en la cara de nuevo a lo que volvió a gritar aquel hombre.
- Silencio gordinflón. No ves que te estoy curando tu gordita cara. Jajajajajaja.
Murphy verdaderamente disfrutaba con aquella escena. Mientras le secaba con la toalla aquel tipo mordió a Murphy en la mano lo que hizo que el asesino la apartara rápidamente preparando su puño para darle en toda la cara, pero entonces sujetó su puño con su otro brazo. “No Murphy… Contente, contente para que podamos cobrar el precio de este hombre.” Murphy, algo dolorido sacó la pomada y empezó a aplicársela a aquel hombre por toda la cara con cuidado de que no le volviese a morder. Hasta le echó pomada en los ojos lo que hizo que le escociesen mucho y gritase de dolor, aquello parecía una tortura más que una cura. La hinchazón ya iba remitiendo y ya habían llegado a por ellos. Murphy los entrego y el hombre que vino a por ellos se quedó mirando fijamente al hombre de la cara hinchada.
- Sí, es él, algo hinchado pero es él. La próxima vez no les pegues tan fuerte en la cara o no cobrarás nada.
- Entonces ya os lo lleváis, ¿no? ¿Y mi dinero?
Aquel hombre le dio una bolsa llena de dinero con su parte correspondiente por la captura. Pero antes de que se fuese lo detuvo diciendo que tenía algo último que hacer. Agarró al gordo por el cuello y le golpeó en la cara de nuevo. “Se lo advertí, eso por morderme la mano mientras te curaba” dijo. El hombre se quedó boquiabierto y ya entendía por qué aquel tipo tenía la cara tan hinchada. Murphy le dio la pomada y le dijo que se la aplicase cada 2 horas y así su cara volvería a la normalidad. El asesino se dio la vuelta y prosiguió su camino hacia ninguna parte, como siempre.
Contenido patrocinado
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.