Sakra Devanam
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Akuma no mi
Varios
"Desde hace generaciones la familia Haan es el único linaje que habita Fahrmann, una pequeña isla situada en el East Blue que no aparece en los mapas. Los componentes de dicha familia tienen como única función proteger el agua de las almas, que se encuentra en el interior del templo de la isla. Se dice que el agua de las almas puede otorgar la eterna juventud. Sin embargo, no basta con darle un trago a ese milagroso brebaje, pues solo funcionará en un persona que haya sacrificado diez mil ánimas humanas desinteresadamente. Para evitar que la codicia permitiera realizar a cualquiera semejante abominación, se decidió ocultar el agua de las almas en el corazón de ese templo. Así, los Haan son sometidos a duros entrenamientos desde muy jóvenes con el fin convertirse en formidables guerreros.
Los años han pasado y el honorable trabajo de los Haan les ha colocado en una alta posición... Hasta esa noche..."
Cansada de dar vueltas y vueltas en la cama, decido salir fuera a dar un paseo por la isla. No sé porqué, pero he estado nerviosa durante todo el día. Incluso durante el entrenamiento me han llamado dos o tres veces la atención por estar distraída. Estoy segura de que una vuelta bajo por la preciosa Fahrmann bajo la atenta mirada de la luna me relajará y aclarará mis ideas.
Salgo de mi habitación y una corriente gélida me golpea la cara. Hace más frío de lo que pensaba, así que vuelvo dentro a coger el chaquetón que heredé de mi hermano mayor. La verdad es que esta gastada chaqueta es una de las pocas cosas que conservo de él. Ya hace mucho tiempo que Aren (así es como se llama) decidió despojarse del apellido Haan para salir de esta isla. Las normas de la familia son estrictas y Aren ya no puede volver a Fahrmann. Los adultos de la familia ni siquiera le mencionan, es como si no hubiera existido, pero su recuerdo sigue vivo dentro de mí.
Paseo por los patios de los hogares de mis familiares. Las casas de mi familia son todas iguales, de estilo japonés, construidas únicamente con madera y barro. Son viviendas grandes y altas, colmadas con un tejado ostentoso, que dan a la casa aspecto de templo budista. Los jardines están todos conectados y es fácil pasar de uno a otro, pero en realidad no está permitido pasear por allí sin el consentimiento de los propietarios. No obstante, a estas horas solo están despiertos los guardianes del templo, que se encuentra en la zona opuesta de la urbanización, así que deambulo despreocupadamente por ahí.
La sensación de inquietud me sigue persiguiendo, así que decido bajar a la playa. El mar no está muy lejos puesto que la isla es muy pequeña (con decir que la urbanización familiar ocupa casi toda la extensión de Fahrmann os podéis hacer una idea), así que no tardo mucho en llegar.
Me descalzo y en seguida se me entumecen los pies por el frío, pero sentir la arena jugueteando con mis dedos mientras ando merece la pena. El sepulcral silencio de la noche, solo interrumpido por el murmullo del mar, hace que me suma profundamente en mis pensamientos.
Pienso en el día de mañana (literalmente). Quizá por eso es por lo que he estado nerviosa todo el día. Mañana cumplo 20 años y empieza una nueva etapa en mi entrenamiento. Los niños de la familia Haan empiezan a instruirse en combate a los 10 años. Las técnicas de la familia Haan son muy complicadas de aprender, así que se tarda 10 años en asentar las bases. Al llegar a los 20 se realiza una ceremonia que da paso a una nueva fase de adiestramiento más complicada y poderosa.
No hay por que preocuparse, seguro que lo haré bien mañana en la ceremonia. Además, la sangre de Aren, uno de los mejores guerreros (quizás debería decir exguerreros) de la familia, corre por mis venas.
Miro hacia el mar, que está tan oscuro que se confunde con el cielo. Únicamente se ve la luna por partida doble, resplandeciendo en el cielo y en el reflejo del agua. Pero la luna reflejada empieza a vibrar...
Fijo la mirada intentando ver algo en la oscuridad y creo distinguir una pequeña luz surcando el horizonte. Eso es imposible me digo, nadie conoce el paradero de Fahrmann. Pero mis miedos se confirman, la luz se va acercando y veo que se trata de un barco. Un barco bastante grande la verdad.
Corro hacia el templo de la isla. En lo alto del techado del edificio hay una inmensa campana y creo que si la toco su sonido conseguirá despertar a todo el mundo. En la entrada del templo me encuentro a Kevan, mi primo tercero creo, custodiando la entrada. Es un chico bastante alto pero algo escuálido. Sus cabellos son negros, al igual que el resto de los Haan, y los lleva recogidos en una coleta. Sus ojos son verdes y muy redondos y su cara se ve colmada por un proyecto de bigote y barba que nunca le terminan de crecer del todo. Al verme llegar corriendo me mira con condescendencia. Kevan y yo siempre hemos mantenido una estúpida rivalidad, a pesar de que él me saca 7 años.
-¿Qué pasa primita?- murmura-. Deberías estar durmiendo. Tienes que estar bien despierta para ver como fracasas mañana en tu ceremonia.
-Muy gracioso, pero déjate de tonterías - escupo-. He visto un barco que se dirige a la isla. Tengo que llegar a la campana del templo para alertar a los demás.
Me dirijo a la entrada, pero Kevan me aparta de un empujón.
-Tú no pasas por aquí guapa, solo personal autorizado- dice con prepotencia-. Si quieres voy yo a tocar la campana, quédate aquí vigilando la entrada mientras.
-¿En serio?- le miro con emoción en los ojos. No me lo esperaba.
-No, vete a contarle cuentos de vieja a otros- responde esbozando una sonrisa que le llega de oreja a oreja.
Le miro con la mayor cara de asco que puedo poner y le escupo en la cara como respuesta. Kevan intenta cogerme pero yo ya he salido corriendo escaleras abajo. Él no puede abandonar su puesto de vigilancia, así que no me alcanzara. Mientras escapo de mi primo pienso en que puedo hacer ahora. Podría despertar a algún adulto de la familia, pero estoy segura de que no me creerían. Todos en la familia se sienten muy orgullosos del paradero desconocido de Fahrmann y fardan bastante de ello. Con lo obstinados que son seguro que me dicen que el barco que he visto me lo he imaginado.
Llego corriendo a mí casa y despierto a mi padre. Me dice exactamente lo que me temía y me manda de vuelta a la cama. Llegados a este punto solo tengo una opción. Me quito el pijama y me pongo mi nueva túnica de combate (que se supone que estrenaría mañana). Cojo mi lanza y salgo disparada hacia la playa.
Llego a la arena justo para ver como desembarca la primera persona del barco. Se trata de un hombre alto y corpulento que porta una gran espada. Su cabello es negro como la noche y lo lleva largo, por la mitad de la espalda. Su cara es algo alargada y no lleva barba. Sus afilados ojos son naranjas, como los míos, y fríos, muy fríos. Cuando dirige la mirada hacia mí me quedo en shock. No puede ser. No es posible. Aren...
Antes de que me de cuenta llega a mi lado, con una velocidad sobrehumana. Me mira y yo le miro durante lo que me parecen horas, y acto seguido nos fundimos en un abrazo. Sé que no puede estar en Fahrmann, pero me alegro tanto que esté aquí.
-Te he echado mucho de menos, hermanita- me susurra al oído-. Han pasado 11 largos años, ¿verdad?
Intento contestarle pero en vez de palabras me sale un sollozo. Él sonríe. Estoy tan contenta de que haya venido a visitarme a pesar de la prohibición. Ya pensaba que nunca lo volvería a ver.
-Te has convertido en una chica muy hermosa- prosigue-. Estoy seguro de que también te has vuelto muy fuerte. Cuando consigamos el agua de las almas puedes unirte a mi tripulación. Lo pasaremos muy bien junt...
Le doy un buen empujón, cortando en seco su zalamero discurso. Aren me mira con incredulidad. Soy una idiota al pensar que había venido aquí por mí. Me limpio mis lágrimas y empuño mi lanza.
-¿Qué quieres decir con eso?- le grito-. ¿Acaso no sabes la razón de que estemos protegiendo el agua de las almas? ¿No te acuerdas del sacrificio que hay que cometer a cambio de la eterna juventud?
Aren pasa del recelo a la risa al escuchar mis palabras.
-Veo que a ti también te ha lavado el cerebro nuestra familia, Ara- dice Aren con parsimonia y algo de rabia-. Tú, que no has visto mundo, ¡estás tan equivocada! Hay millones de personas, algunas muy crueles que merecen la muerte. ¿Me estás diciendo que no puedo matarlas para conseguir la vida eterna?
-Justamente eso es lo que te hace tan... Ruin - se me hace raro faltar a mi hermano-. El objetivo de lo que haces es lo que determina si eso está bien y mal. Tu pones de excusa que hay almas que merecen la muerte por sus malos actos, no niego que sea cierto. ¿Pero cobrarte esas vidas por tu propio beneficio no te hace igual de malo?
-¡Cállate!- grita mi hermano.
Parece que ha estado tiempo autoconvenciéndose de lo correcto de sus actos y no quiere que nadie le contradiga. Si sigo hablando igual le hago entrar en razón. Pero antes de poder decir nada, Aren empuña su espadón y me apunta con él.
-No quería llegar a esto, pero veo que tanto tiempo en Fahrmann te ha convertido en uno de ellos- mustia Aren-. Déjame pasar y ni yo ni mi tripulación te tocaremos un pelo.
-No me asustas, Aren- digo decidida. Sé que mi hermano es mucho más fuerte que yo, al fin y al cabo fue uno de los mejores guerreros de nuestra familia. Pero la protección del agua de las almas, no, la protección de todo Fahrmann depende de mí ahora.
Arremeto contra él lo más velozmente que puedo, pero Aren desvía el ataque con la hoja de su gran espada. Aprovecho para agacharme y coger un poco de arena para tirársela a los ojos, pero al tomarla recibo una patada que me tira por los suelos.
-No juegues sucio hermanita- sonríe Aren-. Veo que aun te queda mucho para llegar a mi nivel, mejor ríndete.
Como respuesta corro hacia él y amago con mi lanza una estocada. Aren se defiende colocando su espadón entre la lanza y él, pero en vez de acabar mi ataque, me coloco detrás de él de un salto apoyándome en su cabeza y, al llegar al suelo, arremeto contra su espalda. No obstante, Aren consigue sujetar el palo de mi lanza de espaldas, sin ni siquiera mirar donde quería embestirle.
De un tirón me hace perder el equilibrio y se queda con mi arma. Se gira y me mira con decepción a los ojos. Sin decir media palabra, me tira mi lanza al lado. La voy a coger, pero cuando asgo el arma recibo un patadón en la cabeza que me deja fuera de combate.
Cuando recupero la conciencia no queda nadie en la playa, solo el inmenso barco encallado en la orilla. Increíble, no le he hecho ni un rasguño a Aren. De hecho, me ha ganado sin ni siquiera atacarme con su espada. Me incorporo y dirijo la vista hacia mi casa... Y veo que toda la urbanización está en llamas.
Cojo mi lanza y empiezo a correr hacia el templo, desechando la idea de ir a socorrer a mi familia. Al fin y al cabo, allí es donde tiene que estar Aren. Solo me queda confiar en que los demás estén bien. Esquivando las llamas y ocultándome de algunos tripulantes de mi hermano que andan por allí, consigo llegar a las puertas del templo.
Pero cuando me dispongo a entrar, alguien me embiste y me tira escaleras abajo. Cuando alzo la vista veo al tipo más alto y gordo que he visto en mi vida. Al ver donde he caído, suelta un gruñido como si fuera un toro y comienza a correr hacia mí. No tengo tiempo de reaccionar y ya me veo a esa mole aplastándome cuando es desviada de un varazo en el costado.
Mi salvador no es otro que Kevan, que posa imponente con su vara en posición de ataque. Su ropa está teñida de sangre y tiene pinta de estar muy malherido.
-Ara, siento no haberte hecho caso...- dice a duras penas-. Aren acaba de entrar solo al templo... Creo que el resto de su tripulación está ocupada destrozando Fahrmann... Ve, eres la única que puede detenerle...
Un gruñido suena más abajo de las escaleras. La mole debe haberse recuperado del ataque de Kevan.
-Pero estás muy grave- digo con lágrimas en los ojos.
-¡No importa! ¡Solo entra al templo!- me grita mientras baja las escaleras tambaleándose-. ¡Yo acabaré con él!
Me seco las lagrimas, le deseo suerte a mi primo y entro al templo. El interior del templo está casi a oscuras, únicamente iluminado con dos hileras de velas situadas a los extremos de la sala. Gracias a las luces, puedo adivinar que se trata de una sala muy grande y despejada, sin paredes, únicamente con seis columnas redondas (tres a cada lado) que deben de estar ornamentadas con algún tipo de metal precioso, pues la luz tintinea a lo largo de estas. El suelo está pulido y refleja todo lo que ocurre sobre él como un espejo. Sigo andando y al fondo veo una especie de altar que sostiene un extraordinario frasco de cristal. Al lado del altar, como no, está mi hermano.
-Aren- digo con voz firme-. Aun estás a tiempo de rectificar tus actos. Has destruido nuestra ciudad y herido a nuestra familia, pero no has tomado todavía el agua de las almas. Los Haan vivimos para protegerlo, estoy segura de que pasarán por alto todo esto si lo dejas aquí.
-Calla- me ordena-. He estado once años preparando este golpe. Conseguir la juventud eterna y robar lo más preciado a la familia que me dio la espalda, es simplemente perfecto, lo mires por donde lo mires.
-¿Y las diez mil personas que tendrás que matar para que surja efecto?- intento disuadirle, aunque no creo que cambie de parecer.
-¡Ya te he dicho que no me importan!- grita. Después esboza una siniestra sonrisa-. Además, no serán diez mil almas... ¡Porqué pienso acabar con todo este pueblo!
Me abalanzo sobre él, pero me inmoviliza cogiéndome de las muñecas, obligándome a soltar mi lanza. Me zarandeo para intentar soltarme pero es imposible, es demasiado fuerte.
-No obstante, hermanita- prosigue-. Sabes que no podría hacerte nada. Tú eres la única persona que se apenó por mi partida. Tú eres la única que a pesar de estos años me ha seguido esperando. Tú... Eres la única persona a la que quiero.
Me suelta y me deja en el suelo frente a él.
-Por ello, ¡te perdono la vida!- dice mientras alza su espadón.
Aren da un brutal golpe al suelo que hay frente a mí, y se abre bajo mis pies. Caigo hacia las profundidades y choco contra un frío suelo de un segundo altar subterráneo. Miro hacia arriba y creo ver a Aren con el agua de las almas en su poder. Yo, yo... No he podido hacer nada. La culpa, la pena y el sueño me invaden y pierdo la consciencia.
Cuando despierto, tardo en recordar todo lo que ha pasado. Inspecciono mi alrededor y veo que este altar subterráneo es idéntico al de arriba. Dirijo mi mirada hacia donde debería estar el agua de las almas si me encontrara arriba, y en su lugar hay un cofre de cristal. Miro su interior sin necesidad de abrirlo y veo que contiene una especie de fruta extraña con espirales. Sea lo que sea parece valiosa, así que decido guardarla. Veo un pasillo parecido a los de una mina al otro extremo de la sala, seguro que me llevará fuera si lo sigo.
El sol brilla en lo alto del cielo y tardo en acostumbrarme a tanta luminosidad. Pero la verdad, prefería no ver nada. Ante mi se encuentra mi pueblo. Sería más correcto decir se encontraba, pues está completamente en ruinas. Solo quedan los cimientos calcinados de las casas y un montón de escombros cubriendo toda la isla.
Corro hacia mi casa, encontrándome cadáveres de mi familia y de la tripulación de Aren inundando las calles. No puedo evitar ponerme a llorar cuando veo los cuerpos inertes de Kevan, de mi maestro, de mis familiares... Llego a lo que hasta anoche fue mi hogar y encuentro a mi padre tirado bajo los restos de nuestra casa. Esta muy malherido, pero todavía respira.
-¡Papá!- grito-. ¡Papá, por favor, respóndeme!
-Ara... -dice con un hilo de voz-. Mi pequeña...
Empiezo a retirar los escombros lo más rápido que puedo, pero mis lágrimas me dificultan el trabajo. Ya casi he liberado a mi padre cuando me coge una mano y me indica que me incline sobre él.
-Para mí ya es tarde, pequeña- me susurra-. Pero tú puedes hacer que el sacrificio de los Haan no haya sido en vano. Tienes que pararle los pies a tu hermano antes de que sea demasiado tarde.
Empieza a toser, y entrecierra los ojos.
-El agua de las almas no es el único tesoro que hemos protegido durante estas generaciones- prosigue-. Bajo el altar hay una cámara subterránea que custodia una akuma no mi muy poderosa...
Le enseño la fruta que he conseguido en ese sitio y esboza una sonrisa. Acaba cerrando los ojos del todo
-Siempre has sido una chica muy espabilada. No te culpes de lo ocurrido, pequeña, estoy seguro de que puedes remediar nuestro error.
-Te prometo que lo haré papá- sollozo mientras apoyo la cabeza sobre su pecho. Él levanta su mano y me la coloca sobre mi pelo, acariciándome como cuando era pequeña.
-Estoy seguro de ello, pequeña... Te quiero...
Su mano se para en seco entonces. Yo me quedo allí, apoyada en su torso, llorando desconsoladamente. No sé cuánto tiempo me quedo en esa posición, pero cuando consigo calmarme me incorporo.
Aren, voy a parar tus pies, voy a vengar a mi familia. Cojo la akuma que he conseguido en el altar subterráneo y le pego un mordisco.
Los años han pasado y el honorable trabajo de los Haan les ha colocado en una alta posición... Hasta esa noche..."
Cansada de dar vueltas y vueltas en la cama, decido salir fuera a dar un paseo por la isla. No sé porqué, pero he estado nerviosa durante todo el día. Incluso durante el entrenamiento me han llamado dos o tres veces la atención por estar distraída. Estoy segura de que una vuelta bajo por la preciosa Fahrmann bajo la atenta mirada de la luna me relajará y aclarará mis ideas.
Salgo de mi habitación y una corriente gélida me golpea la cara. Hace más frío de lo que pensaba, así que vuelvo dentro a coger el chaquetón que heredé de mi hermano mayor. La verdad es que esta gastada chaqueta es una de las pocas cosas que conservo de él. Ya hace mucho tiempo que Aren (así es como se llama) decidió despojarse del apellido Haan para salir de esta isla. Las normas de la familia son estrictas y Aren ya no puede volver a Fahrmann. Los adultos de la familia ni siquiera le mencionan, es como si no hubiera existido, pero su recuerdo sigue vivo dentro de mí.
Paseo por los patios de los hogares de mis familiares. Las casas de mi familia son todas iguales, de estilo japonés, construidas únicamente con madera y barro. Son viviendas grandes y altas, colmadas con un tejado ostentoso, que dan a la casa aspecto de templo budista. Los jardines están todos conectados y es fácil pasar de uno a otro, pero en realidad no está permitido pasear por allí sin el consentimiento de los propietarios. No obstante, a estas horas solo están despiertos los guardianes del templo, que se encuentra en la zona opuesta de la urbanización, así que deambulo despreocupadamente por ahí.
La sensación de inquietud me sigue persiguiendo, así que decido bajar a la playa. El mar no está muy lejos puesto que la isla es muy pequeña (con decir que la urbanización familiar ocupa casi toda la extensión de Fahrmann os podéis hacer una idea), así que no tardo mucho en llegar.
Me descalzo y en seguida se me entumecen los pies por el frío, pero sentir la arena jugueteando con mis dedos mientras ando merece la pena. El sepulcral silencio de la noche, solo interrumpido por el murmullo del mar, hace que me suma profundamente en mis pensamientos.
Pienso en el día de mañana (literalmente). Quizá por eso es por lo que he estado nerviosa todo el día. Mañana cumplo 20 años y empieza una nueva etapa en mi entrenamiento. Los niños de la familia Haan empiezan a instruirse en combate a los 10 años. Las técnicas de la familia Haan son muy complicadas de aprender, así que se tarda 10 años en asentar las bases. Al llegar a los 20 se realiza una ceremonia que da paso a una nueva fase de adiestramiento más complicada y poderosa.
No hay por que preocuparse, seguro que lo haré bien mañana en la ceremonia. Además, la sangre de Aren, uno de los mejores guerreros (quizás debería decir exguerreros) de la familia, corre por mis venas.
Miro hacia el mar, que está tan oscuro que se confunde con el cielo. Únicamente se ve la luna por partida doble, resplandeciendo en el cielo y en el reflejo del agua. Pero la luna reflejada empieza a vibrar...
Fijo la mirada intentando ver algo en la oscuridad y creo distinguir una pequeña luz surcando el horizonte. Eso es imposible me digo, nadie conoce el paradero de Fahrmann. Pero mis miedos se confirman, la luz se va acercando y veo que se trata de un barco. Un barco bastante grande la verdad.
Corro hacia el templo de la isla. En lo alto del techado del edificio hay una inmensa campana y creo que si la toco su sonido conseguirá despertar a todo el mundo. En la entrada del templo me encuentro a Kevan, mi primo tercero creo, custodiando la entrada. Es un chico bastante alto pero algo escuálido. Sus cabellos son negros, al igual que el resto de los Haan, y los lleva recogidos en una coleta. Sus ojos son verdes y muy redondos y su cara se ve colmada por un proyecto de bigote y barba que nunca le terminan de crecer del todo. Al verme llegar corriendo me mira con condescendencia. Kevan y yo siempre hemos mantenido una estúpida rivalidad, a pesar de que él me saca 7 años.
-¿Qué pasa primita?- murmura-. Deberías estar durmiendo. Tienes que estar bien despierta para ver como fracasas mañana en tu ceremonia.
-Muy gracioso, pero déjate de tonterías - escupo-. He visto un barco que se dirige a la isla. Tengo que llegar a la campana del templo para alertar a los demás.
Me dirijo a la entrada, pero Kevan me aparta de un empujón.
-Tú no pasas por aquí guapa, solo personal autorizado- dice con prepotencia-. Si quieres voy yo a tocar la campana, quédate aquí vigilando la entrada mientras.
-¿En serio?- le miro con emoción en los ojos. No me lo esperaba.
-No, vete a contarle cuentos de vieja a otros- responde esbozando una sonrisa que le llega de oreja a oreja.
Le miro con la mayor cara de asco que puedo poner y le escupo en la cara como respuesta. Kevan intenta cogerme pero yo ya he salido corriendo escaleras abajo. Él no puede abandonar su puesto de vigilancia, así que no me alcanzara. Mientras escapo de mi primo pienso en que puedo hacer ahora. Podría despertar a algún adulto de la familia, pero estoy segura de que no me creerían. Todos en la familia se sienten muy orgullosos del paradero desconocido de Fahrmann y fardan bastante de ello. Con lo obstinados que son seguro que me dicen que el barco que he visto me lo he imaginado.
Llego corriendo a mí casa y despierto a mi padre. Me dice exactamente lo que me temía y me manda de vuelta a la cama. Llegados a este punto solo tengo una opción. Me quito el pijama y me pongo mi nueva túnica de combate (que se supone que estrenaría mañana). Cojo mi lanza y salgo disparada hacia la playa.
Llego a la arena justo para ver como desembarca la primera persona del barco. Se trata de un hombre alto y corpulento que porta una gran espada. Su cabello es negro como la noche y lo lleva largo, por la mitad de la espalda. Su cara es algo alargada y no lleva barba. Sus afilados ojos son naranjas, como los míos, y fríos, muy fríos. Cuando dirige la mirada hacia mí me quedo en shock. No puede ser. No es posible. Aren...
Antes de que me de cuenta llega a mi lado, con una velocidad sobrehumana. Me mira y yo le miro durante lo que me parecen horas, y acto seguido nos fundimos en un abrazo. Sé que no puede estar en Fahrmann, pero me alegro tanto que esté aquí.
-Te he echado mucho de menos, hermanita- me susurra al oído-. Han pasado 11 largos años, ¿verdad?
Intento contestarle pero en vez de palabras me sale un sollozo. Él sonríe. Estoy tan contenta de que haya venido a visitarme a pesar de la prohibición. Ya pensaba que nunca lo volvería a ver.
-Te has convertido en una chica muy hermosa- prosigue-. Estoy seguro de que también te has vuelto muy fuerte. Cuando consigamos el agua de las almas puedes unirte a mi tripulación. Lo pasaremos muy bien junt...
Le doy un buen empujón, cortando en seco su zalamero discurso. Aren me mira con incredulidad. Soy una idiota al pensar que había venido aquí por mí. Me limpio mis lágrimas y empuño mi lanza.
-¿Qué quieres decir con eso?- le grito-. ¿Acaso no sabes la razón de que estemos protegiendo el agua de las almas? ¿No te acuerdas del sacrificio que hay que cometer a cambio de la eterna juventud?
Aren pasa del recelo a la risa al escuchar mis palabras.
-Veo que a ti también te ha lavado el cerebro nuestra familia, Ara- dice Aren con parsimonia y algo de rabia-. Tú, que no has visto mundo, ¡estás tan equivocada! Hay millones de personas, algunas muy crueles que merecen la muerte. ¿Me estás diciendo que no puedo matarlas para conseguir la vida eterna?
-Justamente eso es lo que te hace tan... Ruin - se me hace raro faltar a mi hermano-. El objetivo de lo que haces es lo que determina si eso está bien y mal. Tu pones de excusa que hay almas que merecen la muerte por sus malos actos, no niego que sea cierto. ¿Pero cobrarte esas vidas por tu propio beneficio no te hace igual de malo?
-¡Cállate!- grita mi hermano.
Parece que ha estado tiempo autoconvenciéndose de lo correcto de sus actos y no quiere que nadie le contradiga. Si sigo hablando igual le hago entrar en razón. Pero antes de poder decir nada, Aren empuña su espadón y me apunta con él.
-No quería llegar a esto, pero veo que tanto tiempo en Fahrmann te ha convertido en uno de ellos- mustia Aren-. Déjame pasar y ni yo ni mi tripulación te tocaremos un pelo.
-No me asustas, Aren- digo decidida. Sé que mi hermano es mucho más fuerte que yo, al fin y al cabo fue uno de los mejores guerreros de nuestra familia. Pero la protección del agua de las almas, no, la protección de todo Fahrmann depende de mí ahora.
Arremeto contra él lo más velozmente que puedo, pero Aren desvía el ataque con la hoja de su gran espada. Aprovecho para agacharme y coger un poco de arena para tirársela a los ojos, pero al tomarla recibo una patada que me tira por los suelos.
-No juegues sucio hermanita- sonríe Aren-. Veo que aun te queda mucho para llegar a mi nivel, mejor ríndete.
Como respuesta corro hacia él y amago con mi lanza una estocada. Aren se defiende colocando su espadón entre la lanza y él, pero en vez de acabar mi ataque, me coloco detrás de él de un salto apoyándome en su cabeza y, al llegar al suelo, arremeto contra su espalda. No obstante, Aren consigue sujetar el palo de mi lanza de espaldas, sin ni siquiera mirar donde quería embestirle.
De un tirón me hace perder el equilibrio y se queda con mi arma. Se gira y me mira con decepción a los ojos. Sin decir media palabra, me tira mi lanza al lado. La voy a coger, pero cuando asgo el arma recibo un patadón en la cabeza que me deja fuera de combate.
Cuando recupero la conciencia no queda nadie en la playa, solo el inmenso barco encallado en la orilla. Increíble, no le he hecho ni un rasguño a Aren. De hecho, me ha ganado sin ni siquiera atacarme con su espada. Me incorporo y dirijo la vista hacia mi casa... Y veo que toda la urbanización está en llamas.
Cojo mi lanza y empiezo a correr hacia el templo, desechando la idea de ir a socorrer a mi familia. Al fin y al cabo, allí es donde tiene que estar Aren. Solo me queda confiar en que los demás estén bien. Esquivando las llamas y ocultándome de algunos tripulantes de mi hermano que andan por allí, consigo llegar a las puertas del templo.
Pero cuando me dispongo a entrar, alguien me embiste y me tira escaleras abajo. Cuando alzo la vista veo al tipo más alto y gordo que he visto en mi vida. Al ver donde he caído, suelta un gruñido como si fuera un toro y comienza a correr hacia mí. No tengo tiempo de reaccionar y ya me veo a esa mole aplastándome cuando es desviada de un varazo en el costado.
Mi salvador no es otro que Kevan, que posa imponente con su vara en posición de ataque. Su ropa está teñida de sangre y tiene pinta de estar muy malherido.
-Ara, siento no haberte hecho caso...- dice a duras penas-. Aren acaba de entrar solo al templo... Creo que el resto de su tripulación está ocupada destrozando Fahrmann... Ve, eres la única que puede detenerle...
Un gruñido suena más abajo de las escaleras. La mole debe haberse recuperado del ataque de Kevan.
-Pero estás muy grave- digo con lágrimas en los ojos.
-¡No importa! ¡Solo entra al templo!- me grita mientras baja las escaleras tambaleándose-. ¡Yo acabaré con él!
Me seco las lagrimas, le deseo suerte a mi primo y entro al templo. El interior del templo está casi a oscuras, únicamente iluminado con dos hileras de velas situadas a los extremos de la sala. Gracias a las luces, puedo adivinar que se trata de una sala muy grande y despejada, sin paredes, únicamente con seis columnas redondas (tres a cada lado) que deben de estar ornamentadas con algún tipo de metal precioso, pues la luz tintinea a lo largo de estas. El suelo está pulido y refleja todo lo que ocurre sobre él como un espejo. Sigo andando y al fondo veo una especie de altar que sostiene un extraordinario frasco de cristal. Al lado del altar, como no, está mi hermano.
-Aren- digo con voz firme-. Aun estás a tiempo de rectificar tus actos. Has destruido nuestra ciudad y herido a nuestra familia, pero no has tomado todavía el agua de las almas. Los Haan vivimos para protegerlo, estoy segura de que pasarán por alto todo esto si lo dejas aquí.
-Calla- me ordena-. He estado once años preparando este golpe. Conseguir la juventud eterna y robar lo más preciado a la familia que me dio la espalda, es simplemente perfecto, lo mires por donde lo mires.
-¿Y las diez mil personas que tendrás que matar para que surja efecto?- intento disuadirle, aunque no creo que cambie de parecer.
-¡Ya te he dicho que no me importan!- grita. Después esboza una siniestra sonrisa-. Además, no serán diez mil almas... ¡Porqué pienso acabar con todo este pueblo!
Me abalanzo sobre él, pero me inmoviliza cogiéndome de las muñecas, obligándome a soltar mi lanza. Me zarandeo para intentar soltarme pero es imposible, es demasiado fuerte.
-No obstante, hermanita- prosigue-. Sabes que no podría hacerte nada. Tú eres la única persona que se apenó por mi partida. Tú eres la única que a pesar de estos años me ha seguido esperando. Tú... Eres la única persona a la que quiero.
Me suelta y me deja en el suelo frente a él.
-Por ello, ¡te perdono la vida!- dice mientras alza su espadón.
Aren da un brutal golpe al suelo que hay frente a mí, y se abre bajo mis pies. Caigo hacia las profundidades y choco contra un frío suelo de un segundo altar subterráneo. Miro hacia arriba y creo ver a Aren con el agua de las almas en su poder. Yo, yo... No he podido hacer nada. La culpa, la pena y el sueño me invaden y pierdo la consciencia.
Cuando despierto, tardo en recordar todo lo que ha pasado. Inspecciono mi alrededor y veo que este altar subterráneo es idéntico al de arriba. Dirijo mi mirada hacia donde debería estar el agua de las almas si me encontrara arriba, y en su lugar hay un cofre de cristal. Miro su interior sin necesidad de abrirlo y veo que contiene una especie de fruta extraña con espirales. Sea lo que sea parece valiosa, así que decido guardarla. Veo un pasillo parecido a los de una mina al otro extremo de la sala, seguro que me llevará fuera si lo sigo.
El sol brilla en lo alto del cielo y tardo en acostumbrarme a tanta luminosidad. Pero la verdad, prefería no ver nada. Ante mi se encuentra mi pueblo. Sería más correcto decir se encontraba, pues está completamente en ruinas. Solo quedan los cimientos calcinados de las casas y un montón de escombros cubriendo toda la isla.
Corro hacia mi casa, encontrándome cadáveres de mi familia y de la tripulación de Aren inundando las calles. No puedo evitar ponerme a llorar cuando veo los cuerpos inertes de Kevan, de mi maestro, de mis familiares... Llego a lo que hasta anoche fue mi hogar y encuentro a mi padre tirado bajo los restos de nuestra casa. Esta muy malherido, pero todavía respira.
-¡Papá!- grito-. ¡Papá, por favor, respóndeme!
-Ara... -dice con un hilo de voz-. Mi pequeña...
Empiezo a retirar los escombros lo más rápido que puedo, pero mis lágrimas me dificultan el trabajo. Ya casi he liberado a mi padre cuando me coge una mano y me indica que me incline sobre él.
-Para mí ya es tarde, pequeña- me susurra-. Pero tú puedes hacer que el sacrificio de los Haan no haya sido en vano. Tienes que pararle los pies a tu hermano antes de que sea demasiado tarde.
Empieza a toser, y entrecierra los ojos.
-El agua de las almas no es el único tesoro que hemos protegido durante estas generaciones- prosigue-. Bajo el altar hay una cámara subterránea que custodia una akuma no mi muy poderosa...
Le enseño la fruta que he conseguido en ese sitio y esboza una sonrisa. Acaba cerrando los ojos del todo
-Siempre has sido una chica muy espabilada. No te culpes de lo ocurrido, pequeña, estoy seguro de que puedes remediar nuestro error.
-Te prometo que lo haré papá- sollozo mientras apoyo la cabeza sobre su pecho. Él levanta su mano y me la coloca sobre mi pelo, acariciándome como cuando era pequeña.
-Estoy seguro de ello, pequeña... Te quiero...
Su mano se para en seco entonces. Yo me quedo allí, apoyada en su torso, llorando desconsoladamente. No sé cuánto tiempo me quedo en esa posición, pero cuando consigo calmarme me incorporo.
Aren, voy a parar tus pies, voy a vengar a mi familia. Cojo la akuma que he conseguido en el altar subterráneo y le pego un mordisco.
- Peticiones:
- -La akuma, que elegiré en función de la nota
-La experiencia que el diario pueda darme
Aki D. Arlia
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Akuma no mi
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¡Buenas tardes! Mi nombre es Aki y hoy seré tu correctora. En primer lugar bienvenida al foro. En segundo lugar, el chocolate para sobornarme puedes dejarlo en esa mesita de ahí. Sin embargo, no puedo garantizar que tenga algún efecto en... tu... oh dios mío, ¿Eso son ferreros?
*se aclara la garganta* Ehem, por donde iba. Ah, el diario, si... sin más preámbulos, vayamos con la corrección.
Extensión: Algo más de 3000 palabras, lo que no está nada mal. Para un preficha como este es la longitud ideal. No he notado que el diario fuera muy apresurado o demasiado lento, así que está bien.
Trama y originalidad: Bueno, al igual que la gran mayoría caes en algunos clichés. En tu caso me refiero al enfrentamiento entre hermanos, tu familia muerta y la horrible necesidad de venganza que te obliga a hacerte a la mar. Sin embargo la historia a pesar de ser simple es entretenida de leer y bastante llevadera. Cómo decirlo, es un diario que agradece al lector. Ha tenido un par de momentos cómicos, como cuando le escupes a tu primo (Que por cierto, ¿En una isla tan pequeña y tanto que lo conoces y aún dudas de si es tu primo tercero o no?) 20 años y escupiendo a la gente, te parecerá normal, eh jovencita.
Ortografía y texto en general: Hay un par de faltas, alguna por tecleo y otra que se repite dos veces. Te las dejo aquí para que las consultes, pero no son muchas. Incluyo también problemas de coherencia, repetición o simplemente cosas que quedaban mejor explicadas de otra manera, temas puntuales pero que mejorarían tu diario.
Y creo que eso es todo. Es un diario que en general está bien escrito y es interesante de leer, como ya te he comentado más arriba. Aun así tampoco veo que destaque por nada en especial, razón por la que he decidido ponerte un 8. Puedes pedir una segunda moderación si así lo deseas.
Puesto que es tu primer diario, voy a pasar por alto el hecho de que no has pedido nada y pedirte que aclares tus peticiones en la respuesta. Pero para la próxima vez al terminar el diario por favor coloca un spoiler indicándolas ahí. De base te llevas 12 niveles y como supongo que también quieres la akuma te informo de que puedes escoger entre una paramecia y una zoan (Siempre que no sea mitológica). Otra opción es que escojas akuma aleatoria, en cuyo caso se decidirá por lanzada de dado. Por favor, postea con lo que decidas y los detalles de la akuma en cuestión para que sea o no aceptada.
*se aclara la garganta* Ehem, por donde iba. Ah, el diario, si... sin más preámbulos, vayamos con la corrección.
Extensión: Algo más de 3000 palabras, lo que no está nada mal. Para un preficha como este es la longitud ideal. No he notado que el diario fuera muy apresurado o demasiado lento, así que está bien.
Trama y originalidad: Bueno, al igual que la gran mayoría caes en algunos clichés. En tu caso me refiero al enfrentamiento entre hermanos, tu familia muerta y la horrible necesidad de venganza que te obliga a hacerte a la mar. Sin embargo la historia a pesar de ser simple es entretenida de leer y bastante llevadera. Cómo decirlo, es un diario que agradece al lector. Ha tenido un par de momentos cómicos, como cuando le escupes a tu primo (Que por cierto, ¿En una isla tan pequeña y tanto que lo conoces y aún dudas de si es tu primo tercero o no?) 20 años y escupiendo a la gente, te parecerá normal, eh jovencita.
Ortografía y texto en general: Hay un par de faltas, alguna por tecleo y otra que se repite dos veces. Te las dejo aquí para que las consultes, pero no son muchas. Incluyo también problemas de coherencia, repetición o simplemente cosas que quedaban mejor explicadas de otra manera, temas puntuales pero que mejorarían tu diario.
- Faltas:
No sé porqué --- en este caso sería por qué, ya que se trata de una pregunta y no de una afirmación y por lo tanto va separado.
Pienso en el día de mañana (literalmente) --- en lugar de tener que aclarar algo así, ¿Por qué no pones simplemente ‘’Pienso en mañana’’ o ‘’Pienso en lo que ocurrirá mañana’’?
Los niños de la familia Haan empiezan a instruirse en combate a los 10 años. Las técnicas de la familia Haan son muy complicadas --- En lugar de repetir tan de seguido ''la familia Haan'' busca un sinónimo o un pronombre para sustituirlo y hacerlo más ameno de leer. Es la clase de cosas que te saltan a la vista y te desconcentran de la historia.
da paso a una nueva fase de adiestramiento más complicada y poderosa. --- En todo caso lo poderoso serían las técnicas y no el adiestramiento, entiendo.
así que no me alcanzara --- Alcanzará
pienso en que puedo--- Qué, ya que vuelve a ser una interrogación indirecta.
Tu pones ---tú
asgo el arma --- asumo que pretendías poner aso, del verbo asir.
Sea lo que sea parece valiosa, así que decido guardarla. --- Y digo yo… ¿No crees que esa extraña fruta, que estaba tan bien escondida, estará más a salvo en el cofre que en tu bolsillo?
Y creo que eso es todo. Es un diario que en general está bien escrito y es interesante de leer, como ya te he comentado más arriba. Aun así tampoco veo que destaque por nada en especial, razón por la que he decidido ponerte un 8. Puedes pedir una segunda moderación si así lo deseas.
Puesto que es tu primer diario, voy a pasar por alto el hecho de que no has pedido nada y pedirte que aclares tus peticiones en la respuesta. Pero para la próxima vez al terminar el diario por favor coloca un spoiler indicándolas ahí. De base te llevas 12 niveles y como supongo que también quieres la akuma te informo de que puedes escoger entre una paramecia y una zoan (Siempre que no sea mitológica). Otra opción es que escojas akuma aleatoria, en cuyo caso se decidirá por lanzada de dado. Por favor, postea con lo que decidas y los detalles de la akuma en cuestión para que sea o no aceptada.
Sakra Devanam
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Akuma no mi
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Antes de nada, ¡gracias por la corrección!
Un 8 es una nota de puta madre (si se me permite la expresión), pero voy a pedir una segunda moderación porque necesito un 9 para la akuma que quiero. Sé que es un poco arriesgado, pero caí en el error de hacerme este pj por la akuma que le quería dar al empezar (una zoan mitológica).
Creo que para ser el primer diario no está nada mal, así que a ver si hay suerte :lol:
Un 8 es una nota de puta madre (si se me permite la expresión), pero voy a pedir una segunda moderación porque necesito un 9 para la akuma que quiero. Sé que es un poco arriesgado, pero caí en el error de hacerme este pj por la akuma que le quería dar al empezar (una zoan mitológica).
Creo que para ser el primer diario no está nada mal, así que a ver si hay suerte :lol:
Buenos días amigos del salmón, soy Nat y hoy, a las 14:42 GMT+1 desde Santiago, Galicia, voy a hacer la corrección de Sakra Devanam. Pueden sobornarme o seguirme en Twitter, damas y caballeros, pero no servirá de nada. Dicho esto, comencemos.
Lo primero que veo es que te llevas bastante mal con los acentos, cosa bastante molesta a la hora de leer esta historia. Aunque hay algunas faltas más, esos son los principales problemas con los que deberías tener cuidado.
La extensión no está mal, aunque si te soy sincero a ratos se me ha hecho el avance algo lento; No por extensión, claro, sino porque al principio dedicas más tiempo a hablar de la cultura de una forma demasiado enciclopédica. Y esto se repite en varios párrafos durante la primera mitad del diario.
Respecto a la historia, es típica y bastante simple, con algunos detalles graciosos y algo de tensión, aunque sin llegar a un clímax especialmente trascendental, ya que te quedas en un preludio y... Aren es un cliché con patas. No te voy a culpar, pero es el clásico villano con corazoncito (poco), malo por error o exceso de ego. No me ha terminado de convencer que aparezca porque sí y aniquile la isla, al menos no tras el "discurso" que te da. Aunque pudiera estar engañándote, no creo que en esa isla lleguen a vivir 10.000 personas, por otro lado.
Tras meditarlo un poco, te voy a mantener el 8 que Aki ha puesto, aunque te animo a seguir mejorando. Veo un gran potencial en ti.
Buenos días.
Lo primero que veo es que te llevas bastante mal con los acentos, cosa bastante molesta a la hora de leer esta historia. Aunque hay algunas faltas más, esos son los principales problemas con los que deberías tener cuidado.
La extensión no está mal, aunque si te soy sincero a ratos se me ha hecho el avance algo lento; No por extensión, claro, sino porque al principio dedicas más tiempo a hablar de la cultura de una forma demasiado enciclopédica. Y esto se repite en varios párrafos durante la primera mitad del diario.
Respecto a la historia, es típica y bastante simple, con algunos detalles graciosos y algo de tensión, aunque sin llegar a un clímax especialmente trascendental, ya que te quedas en un preludio y... Aren es un cliché con patas. No te voy a culpar, pero es el clásico villano con corazoncito (poco), malo por error o exceso de ego. No me ha terminado de convencer que aparezca porque sí y aniquile la isla, al menos no tras el "discurso" que te da. Aunque pudiera estar engañándote, no creo que en esa isla lleguen a vivir 10.000 personas, por otro lado.
Tras meditarlo un poco, te voy a mantener el 8 que Aki ha puesto, aunque te animo a seguir mejorando. Veo un gran potencial en ti.
Buenos días.
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