Aziel Ingrimm
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Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Capítulo 1. El iniciado y un mal día.
10:00 A. m. Primer día en el Cipher Pool, portas tu uniforme, todo te parece monótono, tu camisa blanca de algún tipo de tela áspera que al contacto con la piel se siente como una pequeña lija, tu corbata negra y barata de una calidad muy dudosa que hace juego a un cinturón del mismo color que tiene pinta de ser más de plástico que de cuero o piel y un pantalón del mismo color que la camisa; tus zapatos, oh tus zapatos, negros y duros que pareciera que se derretirán apenas tocar la acera caliente de fuera, todo, todo eso, es monótono.
10:50 A. m. Ya vas tarde, pero no importa, porque igual debías estar ahí desde hace casi tres horas, te has quedado dormido de nuevo porque se te ha olvidado que tenías que ir a presentarte, seguro ya no tendrás el puesto a llegar así que no te apresuras, solo sales de la casa –o lo que tú llamas casa, que es en realidad un pequeño departamento sucio- y caminas lentamente hacia el cuartel ya que, después de todo, estaba cerca. Escuchas a las personas gritarse, hablando, algunos caminan contigo y otros simplemente están sentados afuera leyendo los periódicos, aprovechas y compras uno. Hay carteles de “Se Busca” y piensas. Vaya, atrapar a un criminal de éstos sería genial. Finalmente sigues en lo tuyo y caminas al trabajo.
11:05 A. m. Finalmente has llegado al trabajo y como era de esperarse, todos los iniciados ya han sido repartidos para patrullaje matutino y entrenamientos, llegas al cuartel y estás completamente perdido, no tienes sentido de la orientación así que hablas con la primer persona que te encuentras, un tipo alto de quizá dos metros, fornido y con una cara de pocos amigos que porta el mismo uniforme que tú, sólo que éste tiene una especie de saco con borlas en los hombros y… Se te ha olvidado portar ese mismo saco que lleva él, ya van dos motivos por los cuales despedirte en tu primer día, apenas iniciando y ya tienes problemas… Genial.
El tipo te ve duramente, está enojado y eso es decir poco pues tenía los puños cerrados y la mandíbula fuertemente apretada como si fuera a golpearte de un momento a otro, hablas. –Disculpe, ¿sabe dónde debo ir? Apenas soy nuevo y no recuerdo que es lo que tenía que hacer. No pudiste elegir peores palabras, ¿de verdad habías dicho que no recordabas que hacer? Esto iba a terminar mal, el día sólo iba de mal en peor y todo era por tu culpa, si salías con trabajo de ésta, era solo por suerte o con un enorme castigo. Luego de un segundo que parecía eterno el tipo finalmente reacciona. Aprieta más los dientes al punto que escuchas como rechinan de la ira, las venas y arterias del brazo se sobresalen tanto que parecieran explotar y en sus ojos solo notas furia y desesperación, te causaba una mala sensación como si de verdad te fuera a dar un buen golpe dispuesto a matarte pero solo lo ignoras, quieres llegar rápido a tu puesto o en su defecto que te despidan, cualquier cosa es viable para éste punto y te das por vencido con él puesto a que seguramente será un veterano que está ofendido, por más intimidante que sea ese sobre-enojo que le ha dado ha hecho que te des cuenta que no te va a golpear ya sea porque lo tiene prohibido o porque te respeta de alguna forma. Sigues con tu camino y lo rodeas ligeramente preocupado de un grito repentino.
– ¿¡A dónde coño crees que vas!? Después de todo, el sujeto ha explotado justo a tu lado, un grito tan alto que te duele la cabeza de solo escucharlo y con tanto coraje que finalmente logra intimidarte completamente hasta helarte la sangre, levantas la mirada y en su manga ves que tiene una especie de reconocimiento como franjas y que indicaban que él era el que estaba a cargo en ese lugar. Si lo piensas detenidamente, le has ofendido y el castigo que te llevarás será tremendo, mucho más que un simple sermón o incluso despedirte sin más. – ¡Niñato estúpido! ¿¡Por qué has llegado tan tarde y qué es esa chorrada de “¿sabe a dónde debo ir?” pedazo de…!? Te ha arremedado de una forma ridícula, te ha gritado e insultado y finalmente se ha calmado, sea o no tu superior no puedes evitar pensar que es un sujeto muy extraño y temperamental al que seguramente una simple llamada en el momento equivocado haría enojar.
Capítulo 2. Una larga tarde y una inquietante noche.
3:45 P. m. Estás acabado en todo sentido de la palabra, física y emocionalmente; no puedes respirar y tampoco puedes sentir tu cuerpo pero aun así de alguna forma extraña sientes que podrías correr un maratón. Tu superior (el cual nunca se presentó y lo llamaremos “bigotes”) te ha puesto un duro entrenamiento que solo se lo dan a miembros del CP con mayor experiencia, miembros de CP3, 4 y 5 quizás, o por lo menos eso te imaginas por el tremendo dolor que tienes pensando que eso no es un entrenamiento humano. A pesar de todo no logras sacarte de la mente el cómo puedes tener aún tanta energía si te has desgastado corriendo de forma maratónica, cargando cantidades inmensas de peso y siendo golpeado varias veces en entrenamiento de combate y por culatas de rifles de alto calibre en la área de tiro, no puedes pensar bien pero quizá sea cosa del entrenamiento cuyo objetivo sea fortalecer pero no acabar con la moral de aquel que lo realice de golpe.
4:00 P. m. Estabas tirado en el piso agotado pero finalmente logras recuperarte y pararte del suelo con un poco más de energía, te duelen los músculos pero no lo suficiente como para no poder moverte ni un centímetro, aunque lo más probable es que un pequeño empujón y regresaras al suelo tal como estabas antes.
Observas a tu alrededor y ves al queridísimo “Señor bigotes” furioso hacia tu posición actual, debes actuar normal porque si no te llevarías un gran regaño de su parte o espera… Quizá lo mejor sea actuar de una forma no natural y ser más respetuoso para que las cosas no terminen peor. Cuando te das cuentas ya lo tienes parado frente a ti con el rostro fruncido y los puños cerrados listo para pegarte otro grito como el de la mañana sólo que ahora ocurrió algo, una mujer que aparentaba ser una secretaria pasó de frente y lo distrajo lo suficiente para que se relajara, claro que tú también la has observado y ¿cómo no hacerlo? Era voluptuosa con grandes senos y unas piernas bien formadas, sin mencionar un rostro que parecía de ángel. Ambos dan un gran suspiro y la secretaria saluda al jefe del lugar, al cabo de unos breves segundos se voltea hacia ti y con un tono más relajado pero igualmente imponente dice: –Te toca hacer guardia en el centro de la ciudad esta noche, felicidades, que lo disfrutes. Te entrega unos papeles y se retira, luego de recogerlos nuevamente caes al suelo rendido y te duermes apenas tocar el piso.
8:00 P. m.
10:00 A. m. Primer día en el Cipher Pool, portas tu uniforme, todo te parece monótono, tu camisa blanca de algún tipo de tela áspera que al contacto con la piel se siente como una pequeña lija, tu corbata negra y barata de una calidad muy dudosa que hace juego a un cinturón del mismo color que tiene pinta de ser más de plástico que de cuero o piel y un pantalón del mismo color que la camisa; tus zapatos, oh tus zapatos, negros y duros que pareciera que se derretirán apenas tocar la acera caliente de fuera, todo, todo eso, es monótono.
10:50 A. m. Ya vas tarde, pero no importa, porque igual debías estar ahí desde hace casi tres horas, te has quedado dormido de nuevo porque se te ha olvidado que tenías que ir a presentarte, seguro ya no tendrás el puesto a llegar así que no te apresuras, solo sales de la casa –o lo que tú llamas casa, que es en realidad un pequeño departamento sucio- y caminas lentamente hacia el cuartel ya que, después de todo, estaba cerca. Escuchas a las personas gritarse, hablando, algunos caminan contigo y otros simplemente están sentados afuera leyendo los periódicos, aprovechas y compras uno. Hay carteles de “Se Busca” y piensas. Vaya, atrapar a un criminal de éstos sería genial. Finalmente sigues en lo tuyo y caminas al trabajo.
11:05 A. m. Finalmente has llegado al trabajo y como era de esperarse, todos los iniciados ya han sido repartidos para patrullaje matutino y entrenamientos, llegas al cuartel y estás completamente perdido, no tienes sentido de la orientación así que hablas con la primer persona que te encuentras, un tipo alto de quizá dos metros, fornido y con una cara de pocos amigos que porta el mismo uniforme que tú, sólo que éste tiene una especie de saco con borlas en los hombros y… Se te ha olvidado portar ese mismo saco que lleva él, ya van dos motivos por los cuales despedirte en tu primer día, apenas iniciando y ya tienes problemas… Genial.
El tipo te ve duramente, está enojado y eso es decir poco pues tenía los puños cerrados y la mandíbula fuertemente apretada como si fuera a golpearte de un momento a otro, hablas. –Disculpe, ¿sabe dónde debo ir? Apenas soy nuevo y no recuerdo que es lo que tenía que hacer. No pudiste elegir peores palabras, ¿de verdad habías dicho que no recordabas que hacer? Esto iba a terminar mal, el día sólo iba de mal en peor y todo era por tu culpa, si salías con trabajo de ésta, era solo por suerte o con un enorme castigo. Luego de un segundo que parecía eterno el tipo finalmente reacciona. Aprieta más los dientes al punto que escuchas como rechinan de la ira, las venas y arterias del brazo se sobresalen tanto que parecieran explotar y en sus ojos solo notas furia y desesperación, te causaba una mala sensación como si de verdad te fuera a dar un buen golpe dispuesto a matarte pero solo lo ignoras, quieres llegar rápido a tu puesto o en su defecto que te despidan, cualquier cosa es viable para éste punto y te das por vencido con él puesto a que seguramente será un veterano que está ofendido, por más intimidante que sea ese sobre-enojo que le ha dado ha hecho que te des cuenta que no te va a golpear ya sea porque lo tiene prohibido o porque te respeta de alguna forma. Sigues con tu camino y lo rodeas ligeramente preocupado de un grito repentino.
– ¿¡A dónde coño crees que vas!? Después de todo, el sujeto ha explotado justo a tu lado, un grito tan alto que te duele la cabeza de solo escucharlo y con tanto coraje que finalmente logra intimidarte completamente hasta helarte la sangre, levantas la mirada y en su manga ves que tiene una especie de reconocimiento como franjas y que indicaban que él era el que estaba a cargo en ese lugar. Si lo piensas detenidamente, le has ofendido y el castigo que te llevarás será tremendo, mucho más que un simple sermón o incluso despedirte sin más. – ¡Niñato estúpido! ¿¡Por qué has llegado tan tarde y qué es esa chorrada de “¿sabe a dónde debo ir?” pedazo de…!? Te ha arremedado de una forma ridícula, te ha gritado e insultado y finalmente se ha calmado, sea o no tu superior no puedes evitar pensar que es un sujeto muy extraño y temperamental al que seguramente una simple llamada en el momento equivocado haría enojar.
Capítulo 2. Una larga tarde y una inquietante noche.
3:45 P. m. Estás acabado en todo sentido de la palabra, física y emocionalmente; no puedes respirar y tampoco puedes sentir tu cuerpo pero aun así de alguna forma extraña sientes que podrías correr un maratón. Tu superior (el cual nunca se presentó y lo llamaremos “bigotes”) te ha puesto un duro entrenamiento que solo se lo dan a miembros del CP con mayor experiencia, miembros de CP3, 4 y 5 quizás, o por lo menos eso te imaginas por el tremendo dolor que tienes pensando que eso no es un entrenamiento humano. A pesar de todo no logras sacarte de la mente el cómo puedes tener aún tanta energía si te has desgastado corriendo de forma maratónica, cargando cantidades inmensas de peso y siendo golpeado varias veces en entrenamiento de combate y por culatas de rifles de alto calibre en la área de tiro, no puedes pensar bien pero quizá sea cosa del entrenamiento cuyo objetivo sea fortalecer pero no acabar con la moral de aquel que lo realice de golpe.
4:00 P. m. Estabas tirado en el piso agotado pero finalmente logras recuperarte y pararte del suelo con un poco más de energía, te duelen los músculos pero no lo suficiente como para no poder moverte ni un centímetro, aunque lo más probable es que un pequeño empujón y regresaras al suelo tal como estabas antes.
Observas a tu alrededor y ves al queridísimo “Señor bigotes” furioso hacia tu posición actual, debes actuar normal porque si no te llevarías un gran regaño de su parte o espera… Quizá lo mejor sea actuar de una forma no natural y ser más respetuoso para que las cosas no terminen peor. Cuando te das cuentas ya lo tienes parado frente a ti con el rostro fruncido y los puños cerrados listo para pegarte otro grito como el de la mañana sólo que ahora ocurrió algo, una mujer que aparentaba ser una secretaria pasó de frente y lo distrajo lo suficiente para que se relajara, claro que tú también la has observado y ¿cómo no hacerlo? Era voluptuosa con grandes senos y unas piernas bien formadas, sin mencionar un rostro que parecía de ángel. Ambos dan un gran suspiro y la secretaria saluda al jefe del lugar, al cabo de unos breves segundos se voltea hacia ti y con un tono más relajado pero igualmente imponente dice: –Te toca hacer guardia en el centro de la ciudad esta noche, felicidades, que lo disfrutes. Te entrega unos papeles y se retira, luego de recogerlos nuevamente caes al suelo rendido y te duermes apenas tocar el piso.
8:00 P. m.
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