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Una segunda oportunidad [Diario Pre-ficha] Empty Una segunda oportunidad [Diario Pre-ficha] {Mar 21 Nov 2017 - 21:19}

Ripper:

CAPÍTULO I

Removió la tierra que tenía encima de él e inmediatamente notó que algo andaba mal. ¿Cómo es que seguía respi…? Espera, no. No, ni siquiera respiraba, pero podía moverse. ¿Qué había pasado? Se levantó rápidamente y echó un vistazo a donde se encontraba. Era de noche y había un cielo estrellado como nunca antes visto, parecía estar en medio de un bosque, pues había árboles y matorrales por donde mirara.

De pronto escuchó pasos, alguien se abría paso por entre los arbustos y se aproximaba hacia donde estaba él. Comprobó que aún contaba con su típica capa y, al ver que sí, se sintió mucho más seguro; ese trozo de tela maltrecho significaba mucho para él. Al menos no todo estaba siendo raro. Avanzó rápidamente sin ocasionar el más mínimo ruido y buscó un árbol lo suficientemente grueso para ocultarse, pero mientras lo hacía escuchó voces a su espalda.

—¿Qué mierda…?

Al voltear, se encontró frente a frente con un hombre corpulento y de dos metros de altura. Llevaba una sudadera y tenía varios tatuajes repartidos a lo largo y ancho de sus brazos, una cadena de plata colgaba de su cuello y con su mano derecha sostenía un machete. A su lado había un hombrecillo, mucho más pequeño y delgado que su compañero; era moreno y tenía un ridículo bigote, bastante grueso y lleno de canas. Una daga tatuada recorría tanto su pómulo izquierdo como su mejilla.

—¿Y ustedes? ¿Quiénes son? —Preguntó.

El par soltó un grito aterrador, mocos caían de sus narices y sus ojos se expandieron inhumanamente. Estuvieron impresionados durante un buen rato. El hombre de la capa no comprendía lo que estaba sucediendo, pues sus últimos recuerdos no se correlacionaban con el lugar en donde estaba.

—T-T-T-Tú… ¡Tú deberías estar muerto! —Exclamó de repente uno de ellos.

—¡¿Ah?! ¿Cómo que muerto? —Respondió furioso.

Notó que los hombres que estaban frente a él no eran precisamente amigos. Se colocó en posición de defensa y buscó uno de sus cuchillos por entre medio de la ropa, pero no encontró ninguno. ¿Dónde habían quedado? Tenía la costumbre de siempre llevar consigo armas escondidas, pero extrañamente no tenía ninguna. Tendría que defenderse usando sus propias manos. Cuando dirigió su vista hacia sus puños se llevó una terrorífica sorpresa.

Quiso gritar, pero la impresión lo detuvo. Donde antes tenía piel y carne, músculo y tatuajes, ahora solo había dedos huesudos. Sorprendido, rompió la posición de defensa y llevó sus manos a su abdomen, llevándose la sorpresa de que ahora sólo tenía las blancas costillas y la columna vertebral. ¡¿Qué diablos había pasado?! Sus piernas también; ahora eran únicamente huesos. Una aterradora imagen pasó por su cabeza…

—¡Soy solo huesos! —Expresó ruidosamente de repente, totalmente exaltado y abrumado. Pero de un segundo a otro se tranquilizó y miró a sus “acompañantes”— Disculpen, chicos, ¿tienen un espejo?

—Oh, creo que tengo uno por aquí —respondió el grandote—. Vaya, no lo encuentro. ¿Te sirve esto? —Le preguntó al huesudo, ofreciéndole el machete.

—Claro que sí —dijo Ripper y lo aceptó con ganas. Lo que más temía… Su… ¡Su bello rostro había desaparecido completamente! Donde antes tenía un par de ojos marrones, ahora solo tenía dos enormes orificios. No contaba con nariz ni cabello, absolutamente nada. Su cuerpo comenzó a temblar y el sujeto miró al cielo para luego soltar un desgarrador grito—. ¡¡¡SOY UN ESQUELETO ANDANTE!!!

—¡¡GYAAAAH!! —Gritaron los dos matones segundos después de que Ripper, el esqueleto, gritara. De pronto ellos se encontraban abrazados, temblando de miedo y mirando al hombre que había vuelto a la vida.

Ahora lo entendía todo… Nada pasaba porque sí, todo tenía una razón de ser. Recordó haber estado a punto de cometer el robo más importante de su vida. En ese momento trabajaba con Bob y Rob, sus mejores amigos, pero algo salió mal y la Marina llegó cinco minutos antes de lo esperado. ¿A quién se le ocurría robarle a un Tenryuubito? Alguien traicionó al grupo. Las cosas salieron mal, no tenían cómo huir, pues estaban completamente rodeados.

Recordó que discutieron durante un buen rato, los ánimos comenzaron a calentarse y de repente uno de sus compañeros estaba apuntando su arma contra él. ¿Qué diablos?, recordó haberle preguntado. No fue la Marina quién le quitó su vida, tampoco fue Rob, quien apuntaba su arma contra él. No, antes de que su amigo decidiera qué hacer, sus oídos ya habían alertado el disparo de una pistola y, luego, su cuerpo comenzó a caer hasta estrellarse contra el suelo. Lo último que recordó fue una conversación inaudible entre una mujer y un hombre…

—¿Qué hacen ustedes aquí? ¿Esta es mi tumba? —Preguntó de repente, ya estando mucho más serio.

El moreno sonrió y sacó uno de sus cuchillos.

—Claro que lo es —respondió—. Volviste a la vida una vez, por lo que veo, ¿estás listo para comprobar si eres capaz de hacerlo de nuevo?

Su cuerpo se movió solo, motivado únicamente por los recuerdos de un buen asesino. Esquivó sin dificultad la torpe embestida del matón, quien terminó estampándose contra un grueso árbol. Por otra parte, el enorme tipo al ver que había, literalmente, regalado su arma, se hizo de un tronco. Lo tenía sujeto con ambas manos y Ripper notó que le pesaba, pues los movimientos de su enemigo eran lentos y torpes, así que tuvo tiempo suficiente para correr hacia delante y provocar un profundo tajo.

Algo le pareció extraño… Recordaba ser rápido, pero nunca tanto. No sólo eso, sino que cuando realizó el corte, este fue acompañado por una leve capa de hielo. Observó que la herida del matón se congeló, no comprometía un área demasiado extensa, pero se podía ver a simple vista. ¿Qué la ocasionó? ¿Acaso el machete del gordo era especial? No, Ripper no lo creía. Una vez en su vida tuvo la oportunidad de tener en sus manos un arma mítica, y se sentía completamente distinto. Además, ¿cómo un hombre tan débil podía contar con un arma tan… extraña?

—Parece que lo que dicen de ti es verdad, Sombra de Muerte —dijo el aturdido matón que se incorporaba de a poco—. Dime, ¿es verdad que una vez asesinaste a un hombre con una lechuga?

—Ohhh, ya veo… Así que definitivamente esa historia se hizo famosa —una sonrisa de orgullo se dibujó en el ¿rostro? de Ripper—. Te daré dos opciones: lanza el arma, sígueme y te enseñaré cómo matar con una lechuga. Si no aceptas, me veré obligado a matarte.

¿De qué le serviría un matón que ni siquiera sabía luchar? De nada, pero era mejor contar con un extenso perraje antes que nada. Tenía bastante claro que ahora debía comenzar todo desde cero, acumular riquezas y hacerse notar. ¿Cómo lo llamaría la gente? ¿Huesos, el Asesino? ¿El Esqueleto Destripador? Cualquiera de las opciones que se le ocurría era horrible. No, prefería que la gente lo siguiera llamando Sombra de Muerte.

El moreno pareció pensarlo un momento, pero tras unos segundos sostuvo con más fuerza su arma.

—No me veo a mí mismo asesinando gente con una lechuga, así que temo que declinaré tu oferta —declaró el matón—. ¡En guardia!

Justo cuando el moreno iba a arremeter de nuevo, Ripper habló, provocando que se detuviera de golpe.

—¿En serio? Puta madre, ¡¿es en serio?! ¿En guardia? ¿No pudiste haber inventado una mejor frase? —Expresó el esqueleto, completamente enrabiado— Vamos, que hay cientos de frases mejores. «¡Ahí voy!», o tal vez «¡Prepárate para comer tierra, maldito!».

—«¡Prueba un poco de mi medicina!», ¿queda bien? —Agregó el compañero del moreno. Al parecer el tajo que Ripper le había hecho no fue suficiente para acabar con él.

—¡Me gusta! Tienes estilo, gordito —admitió el huesudo asesino.

Parecía que en cualquier momento el sujeto iba a explotar; ¡hasta su compañero se burlaba de él! Tenía las venas marcadas en la frente y los ojos cerrados, respiraba agitadamente y al parecer tenía tenso su cuerpo.

—¡¿Quieres callarte de una puta vez y pelear, puto esqueleto del averno?! —Vociferó el alterado matón.

—¡Por supuesto! Ahora resulta que yo soy quién debe callarse. Dime, gordete, ¿soy yo el de las malas frases? —El sujeto de la herida negó con la cabeza— ¿Ves, aguafiestas? Tú eres quien debe callarse. Ahora, si vas a luchar empieza ya que me estoy empezando a aburrir.

El moreno soltó un grito de furia y cargó con toda velocidad hacia Ripper, quien esperó y esperó. Siguió esperando hasta que el tipo estaba a menos de un metro de distancia, en donde se formó una región de espacio y tiempo. En esa región Ripper podía realizar una serie de acciones: esquivar, golpear, cortar, bloquear, burlarse, tirarse al suelo, etc. En aquella región tenía total libertad para reaccionar.

En último momento, el matón soltó una estocada con su arma y Ripper esquivó con tal precisión, que el cuchillo se infiltró por entre medio de sus costillas. La acción impresionó a su enemigo, dándole un valioso segundo para que pudiera golpear con la empuñadura de su arma el mentón del matón, provocando que este retrocediera, soltando el cuchillo. Ripper no le dio espacio para descansar, le arrancó toda oportunidad para defenderse y atacó con su machete, ocasionando un corte vertical desde pecho hasta el ombligo, el cual se congeló dejando una fina capa de hielo.

—La herida que te hice no es mortal, pero si no te tratan, morirás —sentenció el esqueleto y luego miró al otro matón—. Si te preocupas por tu compañero, llévalo hasta el pueblo más cercano y sálvalo. De lo contrario, si quieres pelear, aquí estoy.

El tipo alto y gordo miró al esqueleto y luego a su compañero, decidió botar el tronco y cargar a su compañero en su espalda.

—E-Espera, Cupley —dijo el moreno antes de que su compañero comenzara a alejarse—. No… No eres lo que los demás dicen, Sombra de Muerte. A pesar de que estaba dispuesto a morir luchando contra ti, tuve miedo cuando tu arma rasgó mi piel… ¡Tuve miedo de morir! —Las lágrimas comenzaron a caer del rostro del sujeto— ¡Gracias por perdonarme la vida!

Ripper sonrió y se cruzó de brazos.

—Lo único que debes hacer es mejorar tus bromas. Nos veremos en otro momento.

CAPÍTULO II

Tenía muy claro que la gente correría de él, le gritarían cosas y hasta podían hacerle daño por lucir así. Debía esconderse, pasar desapercibido ante los ojos de los ciudadanos o no volver jamás a la civilización, pero tenía muy claro que esa última opción era completamente inviable. Las joyas y el dinero le llamaban; debía volver a acumular riquezas. Estaba seguro que la persona quien le asesinó se había quedado con todo lo que acumuló en su larga vida de ladrón.

Se puso a pensar bien las cosas mientras seguía estando allí solo, en medio del bosque. Tenía muchas cosas que hacer aún, y una de ellas era averiguar cómo murió. Necesitaba saber qué había sido de Bob y Rob, además le urgía conocer la identidad de la mujer a la que escuchó hablar. Por otra parte, precisaba nuevas armas para defenderse de las personas que buscaban matarle… Oh, espera...

—¡¿Es que soy idiota?! —Gritó de repente— He dejado ir a las únicas dos personas que conocen mi identidad, que saben quién soy. Todo el mundo debe pensar que estoy muerto, pero ahora… Si a esos dos se les ocurre hablar, mis enemigos sabrán que ahora luzco como… bueno, como esto —se dijo a sí mismo refiriéndose a la facha que tenía.

Ya no había nada que hacer, era más que obvio que todos sabrían que había un esqueleto andante llamado Ripper, conocido como Sombra de Muerte. Se lanzó al suelo, apoyó su cabeza en una roca y miró el estrellado cielo. Antes de que muriera, había sido un conocido asesino y ladrón del East Blue, famoso por robarle a cientos de marines y asesinar a unos cuantos civiles. Era temido y respetado, todos conocían sus intensos ojos marrones y su característico tatuaje bajo el ojo izquierdo. Pero ahora no era más que la sombra de lo que alguna vez fue Ripper Haze.  

¿Acaso había posibilidad de volver a lo que alguna vez fue? De repente recordó algo sumamente importante. ¿Cómo no lo había recordado antes? Siempre, después de un gran robo, dejaba el 20% guardado en su arca personal. Era casi imposible llegar hasta ella, al menos si no conocías el camino. El arca se encontraba en una habitación secreta en su ex guarida, en las afueras de Loguetown. Durante casi una década se dedicó a construir un túnel subterráneo, el cual comunicaba su base con distintos sectores de la ciudad.

Comenzó a caminar, esquivando los árboles y moviéndose con sigilo, sólo por si acaso. Tuvo la idea de escalar un árbol, subir hasta la cima para saber dónde estaba parado. Si ubicaba un río, las cosas se pondrían mucho más fáciles; a veces uno debía cambiar la perspectiva para encontrar la solución a los problemas. Antes de que muriera, Ripper era un gran trepador y sus piernas daban increíbles saltos; se sentía orgulloso de su condición física. Confiado —y bastante la verdad— soltó una sonrisita y flexionó sus rodillas para dar un salto como nunca antes. De pronto se encontraba en medio del aire, a casi dos metros de la superficie; se aferró al tronco y se quedó ahí, impresionado.

—Supongo que ahora como soy sólo huesos mi cuerpo se ha vuelto mucho más ligero —se dijo a sí mismo. Ripper podía parecer un idiota, y en muchos casos lo era, pero cuando debía analizar una situación se volvía una persona realmente inteligente.

Trepó el árbol y una vez estuvo en la cima, obtuvo una vista panorámica del paisaje. El valle era muy extenso, lleno de vida e iluminado por el sol del amanecer. Los primeros rayos solares golpearon ligeramente el rostro esquelético de Ripper, aunque no pudo sentir el calor de estos; era incapaz de sentir tanto el frío como el calor, qué pena. Siguió explorando visualmente la zona hasta que, de repente, sus ojos vieron un pequeño valle en V. De seguro que por allí debía pasar un riachuelo o algo así.

Caminó durante un par de horas, atravesó matorrales y luchó contra ardillas, corrió de perros salvajes y chocó contra varios árboles. Se quejó y maldijo a medio mundo, quiso llorar, pero en realidad estaba feliz de seguir con vida. Sin siquiera notarlo ya se encontraba frente al río, un cauce de al menos cuatro metros de ancho y quién sabía cuántos de profundidad. Ripper soltó una sonrisa de satisfacción.

—Soy un puto genio.

Siguió el curso del río y lamentaba que este contara con tantos meandros, de lo contrario ya hubiese llegado hasta la desembocadura. Ripper sabía que Loguetown era una ciudad portuaria, de hecho, todos lo sabían. Sólo tenía que llegar hasta la playa, luego ubicarse y caminar en dirección hacia su hogar. Sonaba melancólico… La ciudad por la que tanto luchó… Por alguna razón sentía que le había dado la espalda. A pesar de ser un ladrón, un asesino y, en realidad, la escoria de la sociedad, jamás le puso un dedo encima a alguien que no pudiera defenderse, jamás se le pasó por la cabeza abusar de alguien inocente.

El sol ya estaba en lo más alto cuando Ripper llegó a la playa. No había nadie ahí, lo que era bueno. Necesitaba una máscara si no quería espantar a medio Loguetown, pero ¿de dónde diablos la conseguiría? Bueno, ese sería un problema del cual luego se preocuparía. ¿Derecha o izquierda? No veía ningún indicio de que la ciudad estuviese cerca, pero recordó que una vez su maestro le comentó que siempre que estuviera perdido, eligiera la izquierda. Al buen esqueleto le gustaba desobedecer todo tipo de órdenes y consejos, por lo que comenzó a caminar hacia la derecha.

Tres horas de una extenuante caminata… Tuvo que hacer un par de desvíos para estar en la entrada de la ciudad, pues la playa no era un ambiente simétrico ni mucho menos constante. Había ciertos lugares donde el paso estaba determinantemente cortado, no había ninguna forma de atravesar, así que el asesino debía buscar rutas alternativas. Finalmente se encontraba frente a una de las entradas de Loguetown.

Conocía perfectamente la ciudad, así como los sitios más concurridos y los pasajes más expeditos. Intentando no cruzarse con nadie, buscó alguna alcantarilla para introducirse a las redes subterráneas de la ciudad y así llegar hasta uno de los portales que le llevarían hasta el arca. Ahí abajo todo olía mal, estaba sucio y pasaban varias ratas. El agua le cubría los tobillos a Ripper, pero ni siquiera podía sentirla. Después de una hora de caminata y reconocimiento del lugar, encontró una de las puertas secretas que había fabricado él mismo. Usó el código que tenía en la memoria para abrirla y luego se encontraba en un estrecho pasadizo, un túnel sostenido por únicamente vigas de madera. No era ninguna obra maestra, pero al menos se veía ligeramente firme.

El túnel estaba lleno de trampas mortales, como dardos envenenados y llamas de fuego que calcinaban la piel, pero Ripper conocía de memoria la ubicación de cada una de ellas. Sin embargo, se le olvidó que al pisar cierta ranura se liberaba un gas venenoso, bastante corrosivo. Gracias a que el asesino había perdido los pulmones y, en realidad, todos los órganos, la trampa no le hizo ningún daño. Si hubiera sido un humano común y corriente, ya estaría muerto.

—Esto de ser un esqueleto no está tan mal, ¿eh?

Continuó avanzando, atravesando puertas secretas y esquivando flechas envenenadas, maldiciendo y quejándose como siempre. Después de varios minutos de caminata, llegó hasta una enorme puerta de piedra que tenía tres símbolos grabados en tres circunferencias paralelas de distinto tamaño. En la más pequeña, estaba grabado un ciervo; en la del medio, un león; en la tercera, un oso. Descubrir la relación entre ellas era algo sumamente sencillo… Primero venía el ciervo, luego el oso y, finalmente, el león. Era lo más evidente, al menos para Ripper. Siempre pensó que el oso era vencido por el león.

Invirtió los símbolos a través de un mecanismo oculto y complicado y, cuando los símbolos estaban alineados correctamente, se escuchó un ckick y la puerta comenzó a desplazarse lateralmente, hasta dar paso a un pasillo oscuro y estrecho. Ripper cogió una antorcha y continuó caminando por el húmedo y maloliente pasaje.

—Creo que cuando recupere mis cosas, le pediré a alguien que limpie estos túneles. ¡Apestan!

A medida que avanzaba, la oscuridad del túnel iba desapareciendo y, después de algunos metros, se dejaba ver una inmensa estancia circular. Esta era una cúpula de granito, iluminada por antorchas dispuestas en las paredes —¿cómo se habían encendido, a todo esto?—. Había oro repartido por todo el suelo, espadas con joyas incrustadas y monedas de plata, también había piedras preciosas como zafiros y rubíes, diamantes y granates. ¡Había una fortuna allí! Pero, por lo que recordaba, Ripper no había almacenado tantas cosas…

De repente escuchó que “algo” se movió por entre los montones de monedas de oro, por lo que empuñó firmemente el machete y prestó atención a su alrededor. De pronto, una imagen de sí mismo siendo devorado por una extraña criatura apareció en su cabeza, su cuerpo fue víctima de una profunda preocupación y, sin siquiera pensarlo un segundo más, se lanzó hacia la derecha, esquivando de milagro las fauces de una extraña y feroz criatura que apareció de entre el oro.

—¡¿Qué mierda?! —Exclamó Ripper estando en el suelo, contemplando a la bestia de dos cabezas y tres colas. Su cuerpo era dorado, tenía una cabeza de león y otra de oso; medía por lo menos tres metros de alto y era sumamente robusta. Contaba con una cola de león, otra de ciervo y la última era ocupada por una serpiente que miraba penetrantemente a Ripper. El asesino no recordaba ninguna criatura custodiando su tesoro… ¡Alguien la había puesto ahí! ¡Alguien ya sabía de su escondite! —Si no tuviera mi haki de observación, ya sería comida de bestia...

¿Qué opciones tenía? ¿Luchar contra eso? ¡Ni en broma! Ripper había luchado contra todo tipo de enemigos, desde gyojins hasta humanos de más de cuatro metros de altura, fuertes guerreros y reconocidos marines del East Blue, pero jamás en su vida tuvo la mala suerte de encontrarse con lo que se conocía como Quimera de oro. Lo único que podía hacer era huir, no tenía otra alternativa si es que quería vivir. De pronto, otra imagen apareció en su cabeza: su cuerpo siendo rociado por ácido expulsado de la cola de serpiente.

Se incorporó rápidamente y corrió hacia la salida, esquivando por los pelos el ataque de la bestia, aunque parte del ácido alcanzó su fémur. Se formó una pequeña hendidura en el hueso, corroído levemente, pero nada que comprometiera severamente la salud de Ripper. Cuando estaba a punto de llegar al túnel, recibió un poderoso bofetón de la Quimera de oro, provocando que se estrellara contra una viga que sostenía parte del techo. Algunos de sus huesos se rompieron, lo cual sí comprometía la huída del esqueleto.

—¡No pretendo morir aquí! —Se dijo a sí mismo, incorporándose nuevamente— ¡¡NO MORIRÉ AQUÍ!!

La quimera jugaba con su presa, golpeándola con la cola y las zarpas, expulsando ácido corrosivo de su cola de serpiente y rugiéndole. Ripper esquivaba alguno de sus ataques, pero su cuerpo comenzaba a reaccionar más lento que antes, provocando que muchos golpes conectaran de lleno. Ahora era un saco de huesos rotos, ¡incluso uno de sus dientes salió volando cuando recibió un zarpazo!

Entre todo el oro y las joyas que había, un intenso brillo captó la atención del ladrón. Aguzó la vista y se dio cuenta que era una daga, pero no cualquiera: una que tenía inscrita algunas runas en el acero. Ripper sabía que el machete que tenía no le haría daño a la criatura, pero esa arma que estaba en el suelo sí que lo haría. Sólo unos diez metros la separaban de donde estaba él… Diez metros que podían significar la muerte definitiva del asesino.

Observó una vez más a la quimera y se centró en la misión que iba a cumplir: sobrevivir. La bestia rugió ferozmente y se lanzó hacia Ripper, quien comenzó a correr hacia donde estaba la daga y, justo antes de que la quimera consiguiera atraparlo, el asesino se lanzó al suelo y barrió hasta quedar a unos pocos centímetros del arma. La cogió rápidamente y sintió como la energía fluía a través de él; era el mismo sentimiento que tuvo cuando cogió un arma mágica.

Como si la daga tuviera una conexión con Ripper, el esqueleto supo inmediatamente qué hacer con ella. Cuando la bestia de dos cabezas y tres colas se volteó para ver a su presa, el asesino sonrió. «Ahora las cosas están más equiparadas… ¡No sé por qué, pero puedo leer estas inscripciones! Puedo usar el poder de esta Lanza de Dios». La quimera comenzó a cargar directamente hacia Ripper, cuando de pronto este lanzó una estocada y su daga se expandió varios metros a una velocidad incalculable, atravesando de extremo a extremo a la criatura.

—¡Muere! —Expresó el asesino con una sonrisa de satisfacción en su rostro.

La daga había resultado ser mortalmente poderosa, capaz de expandirse y contraerse varios metros a velocidades anormales. ¿Quién la había dejado ahí? ¿Con qué propósito? ¿Acaso todo lo que Ripper estaba viviendo era un capricho del destino? Estaba dispuesto a dejar el campo de combate cuando, a sus espaldas, sintió un aterrador rugido: la bestia no había muerto. Sí estaba bastante herida, pues no dejaba de sangrar y se veía adolorida, pero no lo suficiente para que dejara de combatir.

Por otro lado, el asesino estaba sintiendo las heridas recibidas por el ácido y las zarpas de la quimera. ¿Cuánto más resistiría? Se puso en posición de combate, listo para defenderse. «En mi vida he quitado muchas vidas… Tal vez este sea el momento en que finalmente yo, Ripper Haze, muera», pensó con tristeza. La quimera comenzó a cargar hacia él; el asesino sabía lo que pasaría si no se movía, pero sus piernas le temblaban y su cuerpo no reaccionaba. Justo antes de que las fauces devoraran al esqueleto, escuchó una voz femenina…

—¡Alto, Bephometh!

En la cima de una montaña de oro había una mujer de ojos dorados y cabellos rojos, era bastante más baja que Ripper, pero mucho más intimidante. De su espalda colgaba una enorme guadaña con un rostro demoníaco y, cuando el asesino usó su mantra despertado en ella, su cuerpo se paralizó. Sintió un profundo miedo.

—¿Cómo llegaste hasta aquí? —Preguntó ella— ¿Y cómo es que eres un… esqueleto?

—Lo mismo me pregunto yo… ¡Esta es mi guarida! Y ese perrito medio diabólico no debería estar aquí. ¡Casi me mata! Ah, cierto, ya estoy muerto.

La mujer miraba al hombre con extrañeza.

—¿Tu guarida…? Encontré este lugar por mi cuenta, no fue muy difícil pasar a través de todas esas trampas. Y este perrito medio diabólico es Bephometh, al que has herido casi de muerte —expresó ella con el ceño fruncido. Bajó ágilmente de la colina de oro y depositó sus manos en la criatura, de pronto un intenso brillo amarillento recorrió su cuerpo y la herida comenzó a cerrarse.

—¿Qué… Qué has hecho…?

—Al parecer es cierto que los hombres del East Blue no conocen mucho de las Frutas del Diablo… Esto se llama magia. Hace muchos años comí la Magi Magi no mi y me convertí en una maga —expresó mientras verificaba que las heridas de la quimera estuviesen completamente cerradas—. ¿Cuál es tu poder? He visto todo tipo de criaturas en este mundo, pero jamás a un esqueleto que no fuera dominado por alguien más.

—¡Qué se yo! Desperté así, en huesos… Si mi abuela me viera así, me daría cazuela hasta el fin de los tiempos para engordar.

De pronto el cuerpo de Ripper no dio más y sus rodillas fallaron, provocando que el esqueleto cayera al suelo.

—Eres el primer ladrón que ha sobrevivido un encuentro contra Bephometh, y eres el primero en poder usar esa arma —dijo la pelirroja, señalando con el índice la daga que Ripper aún sostenía en su mano—. La encontré en una de mis aventuras; puedes quedártela, después de todo ¿de qué me sirve un arma que no puedo blandir?

—Tienes un gran corazón, muchacha.

Una siniestra sonrisa se dibujó en el rostro de la dueña de la quimera.

—¿Un gran corazón? No, claro que no. Te salvé la vida y te di un arma, en algún momento de tu vida deberás pagarme este favor.

—Claro… Las cosas nunca son tan buenas, ¿verdad? Por cierto, soy Ripper Haze, comúnmente conocido como Shadow of Death.

—Mucho gusto, Míster Huesos, mi nombre es Selene.

—¡¿Míster Huesos?! Me gusta ese apodo —reconoció Ripper—. Tú sí que sabes hacer bromas…

No pudo continuar hablando, pues cayó desmayado. Con tan solo dos golpes de la criatura fue derribado… ¿Qué hubiera pasado si el combate se extendía? ¿Y si Selene no llegaba? Ripper habría muerto… Aquella pelirroja le salvó la vida, pero algo le decía que lo metería en serios problemas.

Cuando Ripper despertó se encontraba en la cubierta de un barco con el sol pegando intensamente, dirigiéndose hacia quién sabía dónde. Al parecer seguía cerca de Loguetown, pues había gaviotas en el despejado cielo. ¿Por qué despertó ahí? ¿Quién lo llevó? Se incorporó y, al hacerlo, sufrió de un intenso mareo. De repente una carta cayó de su cuerpo, la cogió delicadamente y la leyó.

Una siniestra sonrisa se dibujó en el rostro de Ripper.

—Voy por ti, Bob.


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Una segunda oportunidad [Diario Pre-ficha] Empty Re: Una segunda oportunidad [Diario Pre-ficha] {Sáb 25 Nov 2017 - 12:21}

Buenos días, soy Murasaki y hoy seré quien corrija este diario. Puedes intentar sobornarme con pescado, pero no te molestes. solo lograras que te baje la nota. Dicho esto, comencemos.

Vamos a empezar con la historia en si:

El comienzo te destripa una gran parte de la trama a decir verdad. Estas muerto. Te despiertas de noche en un bosque siendo solo huesos y no recuerdas como has acabado en ese lugar, ni como has muerto. Además eres todo huesos. Aquí encontramos el primer problema de tu trama. Te explico por qué. La Yomi Yomi no mi lo que hace es dar a su usuario una "segunda oportunidad". Vuelves a la vida y eres en teoría inmortal mientras tu alma sea fuerte. Sin embargo, no te convierte en esqueleto de base. No hay problema, puedes empezar siendo un saco de huesos, pero tienes que explicarme el porque. En el caso de Brook fue debido a que su alma tardó mucho en encontrar su cuerpo una vez murió.  Pero ese no tuvo por qué ser tu caso. En su caso, estaba en un barco con toda su tripulación muerta. Así que eso deberías haberlo explicado. Para darle sentido a esto, se me ocurren dos opciones:

A: Han pasado muchos años en los que nadie ha tocado tu cuerpo y la carne se ha ido descomponiendo poco a poco.

B: Al estar en un bosque, tu carne  ha sido devorada por animales salvajes, pero entonces no hubiera estado tan entero ni tus ropas, en especial tu capa, en tan buen estado.

Esto nos lleva al segundo punto. Te levantas, escuchas ruido y te vas a esconder, pero justo antes de hacerlo te ven dos figuras. Estos se asustan al verte, tu te asustas porque estás confuso pero acabáis hablando y luego luchando. ¿Por qué? Entiendo que en vida te podrían haber reconocido por tus marcas personales. ¿Pero estando muerto? Y volvemos también a lo de antes. No has podido pasar tanto tiempo muerto si la gente aún sabe de tu existencia (por robar un par de cosas y matar a cuatro marines no te haces famoso para la longevidad). En esta parte llegamos también a otra incoherencia:

"cuando realizó el corte, este fue acompañado por una leve capa de hielo."

Te explico. En el manga, Brook -gran espadachín, mejor persona.- Utiliza energía fría por estar muerto. Eso se debe a su akuma, sí. Pero es un PU. No es algo que pueda hacer de base, sino que ha desarrollado él y tú lo estás haciendo de forma espontanea. Así que me temo que no puedes, lo siento. Es algo que además he consultado a mis compañeros. Esto tampoco podrías haberlo sacado como técnica porque esto es un pre-ficha, y tampoco te hubiera concedido pedirlo aunque pudieras (en caso de que fuese un diario normal y te diera la nota) porque hay una norma respecto a ello y el "si cuela" no cuela. Te lo aviso para que lo tengas en cuenta en adelante.

Después de  esta pequeña explicación llegamos a Logetown... Y más problemas, en este caso en relación a la historia del foro. Yo entiendo que no te vas a leer todo lo que ha pasado en cada isla a lo largo de los años que lleva existiendo el foro. Pero si vas a ambientarte en una isla canónica, el mirar que ha pasado podría interesarte, por eso de que no estamos en el día a día de la serie, sino en otro tiempo. En este caso, sucede que la ciudad de Logetown lleva destruida unos siete años (si no recuerdo mal) y lo único que hay en la isla ahora es un pueblo. A parte de que no tendrías que preocuparte para caminar por una ciudad fantasma, esto significa que las entradas y tu guardia lo mismo acabaron un tanto... ¿Destrozadas? Entiendes a lo que me refiero.

Como sea, tu personaje llega a su guarida y pasa las trampas, ignorándolas en gran medida antes de llegar a donde guarda su fortuna para toparse con una quimera. Y... Más problemas. Sé que puedo parecer pesada, pero son cosas que debes tener en cuenta de aquí en adelante:

-Haki: Es la primera vez que mencionas el haki y lo despiertas de forma totalmente aleatoria, salvándote de morir. Y volvemos al mundo de la serie donde Luffy lo despierta de forma similar, evitando quedarse sin brazos. Vale. Podría dartelo por  valido si fuese solo una vez...Pero es que vuelves a tener ese tipo de visión una segunda vez, y luego dices usar tu haki de una forma que no deberías saber, por eso de que acabas de despertarlo.

cuando el asesino usó su mantra despertado en ella, su cuerpo se paralizó. Sintió un profundo miedo.

Coby cuando despertó su mantra por accidente, se desmayó ante las abrumadoras presencias que sentía a su alrededor, pero no se centraba en ninguna persona en concreto. No dijo "voy a enfocar mi haki sobre tal a ver que veo". Porque no sabía -ni hubiera podido.-

-Resistencia: Eres un esqueleto. Eres solo huesos los cuales han sido lanzados y golpeados de un lado a otro por un ser de tres metros de alto con garras de león mientras una cola de serpiente le echaba ácido corrosivo encima. ¿No crees que pretender seguir de una pieza (salvo por un diente que salió volando) y vivo, es un poco exagerado?  Deberías haber muerto por segunda vez, en mi opinión, en esta parte. Y me sorprende lo lenta que fue la Quimera también en esta parte, por reducido o no que fuese el espacio, una vez te acorraló la primera vez.

-La daga: Nope. Hay muchas arnas op en el foro, sí. Pero ninguna tiene una hoja que se extiende y contrae 15 metros en un segundo, puediendo atravesar o cortar. Es exagerado, además de que no veo forma física de hacer eso. Tiene runas. No me vale.

Respecto a la presencia de la pelirroja (que imagino es Katharina porque sino no tendría sentido que tuviera su akuma y demás) solo tengo que preguntar. ¿Qué hace contigo cuanto te desmayas? Es decir. Acabas en un barco, con una carta encima pero no me dices si te ha dejado ella ahí, si te ha currado antes. ¿Ha pagado para que te lleven? Y el comentario sobre tu compañero tampoco me dice mucho.

Por cierto... Eres un esqueleto. Es algo que he visto durante todo el diario. No puedes sonreír porque no tienes labios... Ni músculos para moverlos.

Bueno, aclarado este tema, toca hablar lo escrito (orotgrafía,  gramática,...), aunque en este apartado seré algo más breve: No he visto fallos ortográficos  destacables, aunque sí algún cambio de tiempo verbal, como:

Usó el código que tenía en la memoria para abrirla y luego se encontraba en un estrecho pasadizo

Aunque lo que más puedo destacar de esto es el mal uso de los signos de puntuación en algunas ocasiones:

Las cosas salieron mal, no tenían cómo huir, pues estaban completamente rodeados.

"Las cosas salieron mal y no tenían como huir, pues..." o "Las cosas salieron mal. No tenían como huir, pues..." hubiera quedado mejor.

. A su lado había un hombrecillo, mucho más pequeño y delgado que su compañero; era moreno y tenía un ridículo bigote, bastante grueso y lleno de canas.

"A su lado había un hombrecillo mucho más pequeño y delgado que su compañero. Era moreno y tenía un ridículo bigote bastante grueso y lleno de canas." y quizás usar "él", en vez de "su compañero", hubiera quedado mejor.

Etc.

Dicho esto, estás suspenso. Lo siento mucho, pero no te llevas nada. Sin embargo, puedes editar el diario para tratar de sacar las cosas que querías o, si no estás de acuerdo con mi moderación, pedir una segunda moderación. Dicho esto, pasa un buen día.
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