Dolor de muelas[PRIVADO]PASADO- Gusi & Manu3ls

Gusi desembarcaba pesadamente en Ohara, una isla en la que nunca había pisado a lo largo de su vida. Aquel parecía uno de sus días libres, aunque claro, los marines nunca tienen días libres. Siempre tienen que estar atentos para cualquier peligro o justicia. ¿Y qué hacía allí? Había oído rumores de que unos cuantos revolucionarios se encontraban en esa isla e iban a armar un alboroto grande. Aunque, a veces la información esta defectuosa o son falsas.

Gusi caminaba decidido por las calles en busca de cualquier sospechoso o comportamiento extraño. Pero ni rastro de maldad se veía a su alrededor. Después de más de una hora de caminata decidió pararse en un bar a descansar un rato. Se acercó al camarero y le pidió una taza de café con una porción de tarta de chocolate suculenta que asomaba en la hoja de la carta de dulces. El camarero se fue casi al instante de tomar nota y el marine se quedó contemplando el enorme árbol que sobresalía por toda la cuidad. Había oído que aquel enorme árbol era una enorme biblioteca y ¿un laboratorio? O algo así. La verdad que la idea de leer no le llamaba mucho, pero si el gobierno hacía experimentos en aquel lugar sin duda era un buen sitio para armar un atentado. Sin duda ya sabía dónde tenía que ir después del almuerzo.

El camarero llego a los poco minutos y sirvió el café y la tarta al marine. El cual casi se le cae la baba al percibir el fuerte aroma del café y la dulzura del pastel. Agradeció sutilmente al camarero y se puso manos a la obra para devorar aquel plató tan exquisito. No tardó ni cinco minutos en comerse y beberse todo, después se puso en pie y se dispuso a marcharse en busca de más sospechas. Eso sí antes de irse dejo una suculenta propina al camarero por su buen servicio y comida.

Había sido un viaje arduo en el que tuvo que pagar el pasaje a cambio de trabajo en la emabarcación que los trajo, pero a Tobías le parecía poco a cambio de llegar a Ohara, se decía que tenía la mejor biblioteca del mundo, donde los más sabios estudiaban el lenguaje de los poneglyph, a él casi nada lo entusiasmaba, pero el conocimiento era su pasión y nada mas que ha podido ha venido a este maravilloso lugar. Tenía unos días libres y pensaba aprovecharlos, aunque si surgía algún caso su deber era actuar.

Estaba hambriento y cansado, pero la adrelina que le producía el estar allí al fin, le hacía olvidar todos esos malestares. Ese sitio le encantaba fue directo a un mercado donde sólo había libros, pergaminos, manuscritos y demás, una lástima que sólo tuviese unas pocas monedas que le había dado el capitán del barco como propina por su buen trabajo, y con eso no le daba ni para la portada de ninguno de aquellos maravillos libros, asique muy a su pesar se dirigió a la taberna mas cercana para comer.

La verdad esque el sitio le sorprendía, no había visto nada ni a nadie sospechoso durante su paseo por el mercado y la taberna estaba llena de gente hogareña pasándoselo bien mientras comían. Llamó a la camarera y le pidió el especial de la casa y mientras la miraba caminar no pudo evitar pensar que si llegaba a viejo y se retiraba, quería vivir en un lugar como este.

Una vez comido el delicioso guiso que había preparado el cocinero y agradeciendo a la camarera su gran servicio se dispuso a dirijirse al sitio que estaba deseando ir desde que aprendió a leer y descubrió que existía, al gran árbol que se encontraba en esta isla, la mayor fuente de sabiduría de todos los mares. No pudo evitar ir todo el camino con una sonrisa un poco tonta en la cara.

Continuó su rumbo hasta el gran árbol en busca de indicios de problemas. Al llegar a escasos metros del árbol, vio como unos individuos un tanto sospechosos que se encontraban en la puerta, echaban a correr muy concienzudamente hacía las casas cercanas al árbol. Gusi los siguió sutilmente sin que se dieran cuenta de su presencia y, con suerte, llego a una manifestación a unas calles del árbol.

Parecía que lo tenían todo bien montado: carteles enormes, pancartas, altavoces,... En principio simplemente parecía una manifestación sin más. Al marine no le pareció necesario llamar a las autoridades por un par de pelagatos que solo iban a gritar sin ser escuchados. Uno de ellos cogió un altavoz y puso comienzo a la manifestación. Salieron de su escondrijo y empezaron a gritar rimas absurdas a los cuatro vientos. El marine se infiltro entre ellos y los siguió con sigilo. A los pocos minutos llegaron a la gran puerta del árbol, que estaba cerada, y acamparon, impidiendo el paso a todo aquel que quería pasar. Allí siguieron gritando y voceando a todo el que pasara. Para como no “cerrar los laboratorios científicos del gobierno”. A Gusi llegó a resultarle molesto estar allí ante tale acusaciones sin pruebas, pero de todas maneras aguantaría allí hasta que la manifestación se acabara. Por el mero hecho de que podrían liarla en cualquier momento.

Casi como un recuerdo fugaz, el marine se percató de que los dos que le habían guiado a la manifestación, no estaban en allí. Después de pensárselo dos veces, decidió volver al origen de todo y dejar allí a esos gritones perroflautas. Al llegar al callejón, donde estaban los manifestantes, se percató de una gran puerta entre abierta la cual seguramente antes estuvo tapada por los enormes carteles y pancartas. El marine, sin pensárselo dos veces, echo un vistazo al interior. Encontrándose por sorpresa con un gran número de revolucionarios cargando gran cantidad de explosivos. "Mierda" pensó el recluta, yo solo no puedo con tantos de ellos. Sin duda la manifestación solo era una tapadera para el plan principal. Necesitaba encontrar apoyo, y rápido. Antes de que el asunto se le fuera de las manos.

Seguí caminando maravillado por todo lo que me rodeaba, hacía mucho tiempo que no me sentía así, mientras, continué hacía mi destino deleitándome de todo cuánto me rodeaba, el olor a tinta fresca, el suave tacto de una portada nueva y sobre todo que cada vez estaba más cerca del imponente árbol, ya podía sentir todo la sabiduría que se encontraba en su interior, cuando unos gritos en la lejanía me sacaron de golpe de mi ensoñación.
-Tendré que ir a mirar, se acabó la visita turística.-dije entre dientes.

        Tras acercarme rápidamente hacia los gritos, ya escuchaba gran parte de lo que gritaban y hacían referencia sobre la corrupción en el gobierno y de cómo hacían experimentos ilegales en el interior del árbol, no pude evitar temer que fueran a asaltar el lugar y destruyesen aquel lugar que tantas ganas sitio de visitar y sin perder tiempo me apresuré a alcanzarlos, ya estaban en la puerta del árbol, pero sólo seguían diciendo chorradas mientras taponaban el acceso al recinto. -Sólo es una manifestación pacífica, si hay problemas los marines locales se encargarán.-pensé mientras mascullaba algunos improperios más porque no iba a poder entrar a ver la biblioteca, pero algo que vió le hozo distraerse de sus pensamientos, había un chico saliendo del grupo y retrocedía por donde habían venido en dirección a un callejón. Me dispuse a seguirlo porque me pareció extraña su actitud, había salido del gentío y iba como una flecha hacia algún lugar y me pareció sospechoso, además él y sus colegas me habían cerrado la entrada a un sitio que deseaba visitar y si podia entretenerme cogiéndolo haciendo algo ilegal aunque sólo fuese a uno de ellos, me valdría para entretenerme.

   Después de segir al sospechoso durante un rato me percaté de que por fin se había detenido, estabamos en un lugar lleno de suciedad, estaba todo el suelo lleno de distintas parcartas y propaganda que rápidamente taché de demagóga, eran los típicos tópicos. El chico se había parado cerca de una puerta semiabierta y parecía indeciso de si entrar, pero sólo con asomarse su lenguaje corporal se alteró, se le había tensado todo el cuerpo y se puso en alerta, entonces se giró y me vió, tenía una expresión de urgencia en rostro, pero de qué.

-¡Oh, oh! ¿A dónde me ha llevado mi curiosidad esta vez?.-no pude evitar preguntarme.

Gusi oyó unos sutiles pasos a su espalda y se volteó, encontrándose con un joven de cabello largo que le estaba observando. Gusi le miró de arriba a abajo sin definirlo en ninguna facción. Su ropa era tan normal que parecía uno más de aquellos manifestantes o un simple ciudadano del lugar. Sin duda había tenido un fallo de principiante, no cubrirse las espaldas. Oyó unos pasos acelerados en el interior de la nave y con el rabillo del ojo observo como los revolucionarios se marchaban por otra puerta. Seguramente se habían percatado de que había alguien y habían decidido escapar, o por lo contrario, ya estaban listos para su plan e iban a ponerlo en practica. Sin duda tenía que darse prisa y tenía que librarse pronto de aquel joven entrometido.

El joven se preguntó algo así mismo, a lo que Gusi tomo como una pequeña amenaza de ser descubierto. Con un movimiento rápido, el marine se sacó su escopeta de la parte de atrás del pantalón, y apunto muy seriamente al joven.

-Identifícate.- dijo con una voz tan grave que daba hasta miedo. La verdad que si aquel joven no era un revolucionario podría identificar al marine como uno. Así de todas maneras su tapadera seguiría en pie.

Gusi volvió a mirar de reojo por la apertura de la puerta y comprobó que en aquella nave ya no quedaba nadie. Ni rastro de armas, ni de revolucionarios. Solo había un gato callejero que por allí pasaba persiguiendo a un ratón. Pero un mal presentimiento le recorrió todo el cuerpo, pues a pesar de llevar él el arma, se sentía terriblemente acorralado en aquel callejón.

El joven se había sorprendido mucho al vermea sus espaldas, parecía incluso enfadado.-Será que lo e pillado haciendo algo que no debería. -pensé y cuando me disponía a hacercarme a él,sacó un arma y apuntándome me dijo: -Identifícate. Su voz había cambiado completamente, parecía incluso mayor.

  Me quedé clavado por unos instantes, esa autoridad repentina me había dejado descolocado, hablaba cómo mis superiores cuando mandaban alguna misión, pero tenía claro que no era miembro de la Cipher Pol. -No va vestido como un marine asique sólo quedaba que fuese algún maldito delicuente. -pensé rápidamente, seguro que estaba usando la manifestación como distracción para sus fechorías asique me puse a discurrir un plan lo más rápido posible.

     Levanté las manos lentamente mientras con mi mejor cara de asustado le decía -Perdone señor, no soy de aquí y me e perdido, sólo iba en dirección contraria a los manifestantes. -dije entre titubeos, el chico estaba nervioso y lo hice dudar. Eso era lo que quería pero no aun así no bajaba el arma - Mire, sólo llevo unos pergaminos y demás, mírelo usted mismo. -seguí diciendo lentamente y lo más despacio que pude me quité mi preciada bandolera y se la lancé a un metro de él, parecía que no se fiaba de mí pero quiso coger la bandolera con la punta de su arma, era todo lo que necesitaba o eso esperaba cuando me lancé contra él.

   Lo primero era desarmarlo y por suerte no se esparaba que le atacase, le golpeé la parte interior del antebazro y conseguí que la soltase, continué haciéndole una llave en un brazo para intentar inmovilizarlo -Ya es mío. -pensé demasiado prematuramente, el joven era muy fuerte para mi sorpresa y lo que empezó siendo una llame terminó siendo lo contrario, el joven se revolvió y en dos movimientos me tenía girando sobre mí mismo y golpeó en pleno plexo solar, eso si que no lo esparaba.

   Estaba tendido en el suelo y el joven ya empuñaba su arma otra vez directamente en mi pecho, todo había sido tan rápido que hasta me hizo gracia, iba a morir por curioso pero era algo que no me preocupaba y sin poder evitarlo deje que esa absurdas risa saliera al exterior -Jajaja, eres bueno cabroncete, pero que sepas que si me matas te saldrá caro, el matar a un agente no es un delito leve, además tengo buenas amistades entre mis superiores y me vengarán. -terminé esa frase con una sonrisa, era un mindundi en la organización, todavía no había hecho méritos para ser reconocido, pero eso su enemigo no tenía porque saberlo.

Los dos jóvenes tuvieron un extraño enfrentamiento de llaves y golpes, hasta que el joven del cabello largo acabo de espaldas sobre el suelo nuevamente siendo apuntado por el marine. El joven empezó a reírse y dijo:
-Jajaja, eres bueno cabroncete, pero que sepas que si me matas te saldrá caro, el matar a un agente no es un delito leve, además tengo buenas amistades entre mis superiores y me vengarán.

Gusi puso una cara confusa al oír la palabra "agente", y con un movimiento de pie, saco los pergaminos de la bandolera de una patada. Con pesar comprobó el símbolo del CP en alguno de ellos. El recluta dio un suspiro pesado y volvió a guardar la escopeta en la parte de atrás del pantalón. Después extendió la mano para ayudar a levantarse al joven de cabello largo. En principio no se fiaba del todo en él, podría perfectamente haber robado esos pergaminos a algún agente, pero visto que no era más fuerte que él en combate, no le preocupaba.
-Me presentó. Soy Gusi, marine de los Crisom Wolves. Identifíquese.- dijo el marine otra vez con una voz firme. No sé por qué pero sentía que debía mantenerse firme entrar soldados de la justicia, debe ser algo que les inculcaron en la academia inconscientemente.

A los pocos minutos se escuchó un fuerte silbido, acompañado de una potente explosión que hizo temblar el suelo. El marine miró al joven del pelo largo y le hizo una seña con la cabeza para que le acompañara. Mientras corrían por los callejones, el marine le explicó todo lo que había visto hasta que se encontraron. Al cabo de unos minutos llegaron a una humareda de color negro que emanaba de uno de los laterales de las paredes del gran árbol.

-Mierda, parece que ya han entrado.- maldijo el marine mientras un par de siluetas salían del agujero a su encuentro. -No te arriesgues. Aún no sospechan que seamos del gobierno o de la marina.

El joven parecía confundido por lo que dije, no parecía ni mucho menos asustado por el tema de la venganza, pero claramente algo lo había hecho cambiar la actitud, sin dejar de apuntarme tanteó entre mis cosas y vio documentos de la agencia entonces guardó la escopeta y mientras me tendía una mano para incorporarme dijo: -Me presento. Soy Gusi, marine de los Crisom Wolves. Identifíquese.

-¿Marine? Eso sí que no lo esperaba
-pensé mientras ya una vez levantado y sin soltarle la mano para comprobar su apretón respondí: -Encantado marine, soy Tobías, agente de la Cipher Pol y perdona el malentendido. -dije lo más cordial posible, no tenía porque desconfiar de él ya que me tenía vencido y sigo respirando.

   Estaba terminando de recoger mis pertenencias cuando un gran estruendo me sobresaltó, el suelo parecía temblar, varios pájaros habían remontado el vuelo, todos los perros de la zona aullaban y lo peor, una multitud de gente gritando. El marine me miró y me hizo una señal para que lo siguiera y se apresuró corriendo por los callejones, era rápido y se movía con soltura pero por suerte yo también, mientras le segía estuvo informándome de lo que había hecho y descubierto. -¡Joder!Y yo queriéndolo arrestar cuando lo que quería era impedir un atentado. -pensé mientras llegábamos a uno de los laterales del gran árbol, habían abierto un gran boquete en una pared y dos individuos salían de él directos hacía nosotros, Gusi masculló algo y dijo que no me precipitase, no pensaba lanzarme sin más y aquellos malditos se acercaban más asique me giré hacia mi compañero esperando que me entendiese y le grité mientras segíamos andando:

-¡Maldito estúpido!,casi nos cogen los putos marines por tú culpa. ya estaban a escasos metros y por lo que había comprobado su acompañante era fuerte y hábil como mi pecho me recordaba, sólo necesitábamos ponermos a su altura y podríamos reducirles o eso quería creer.

El corazón del recluta se aceleró al ver a las dos siluetas salir de la oscuridad del agujero. Uno de ellos era un calvo de dos metros con una enorme gabardina negra (para que os sea más fácil imaginarlo, se podría decir que era el hermano gemelo de Vin Diesel), mientras que el otro era todo lo contrario; una chica delgada con una coleta bien apretada, remarcando su color rubio radiactivo.

Tobías empezó a gritar al marine, Gusi:
-¡Maldito estúpido!, casi nos cogen los putos marines por tú culpa.- no pude evitar sonreír ante tal actuación tan inesperada. La pareja del agujero se acercaba más y más a ellos, mientras el marine cambiaba la expresión de su rostro. Pasando de alegría a total enfado.

-¡¿Qué ha sido mi culpa?! Déjame recordarte que has sido tú el que ha empezado a romper las ventanas- Gusi agarró del cuello a Tobías con intención de propinarle un puñetazo. En ese momento, la pareja siniestra acelero el paso y se acercó a los "protas" de esta historia.

-¿Qué está pasando aquí?- alzó la voz la chica rubia.

-Un pequeño altercado en la mani.-dijo Gusi mientras bajaba el puño.- Aquí mi querido amigo, Sam. Que resulta que la manifestación le sabía a poco y se puso a romper las ventanas del gran árbol para que la gente nos hiciera más caso. Esto hizo que llamaran a la marina y bueno, conseguimos escapar por los pelos sin ser apresados.- el calvo miró con admiración a Tobías, sin duda se sentía orgulloso de lo que supuestamente acababa de hacer.

-Rápido Cocodrilo, hay que avisar a los superiores.- dijo la mujer de la coleta mientras se volteaban e iban casi corriendo de nuevo al agujero.

Gusi los siguió al mismo ritmo, mientras con la mirada hacia señas a Tobías para dejarlos KO a la señal. Entraron a través del agujero y comprobaron que estaban en el interior de lo que parecía un almacén. Gusi afirmo con la cabeza y se abalanzo sobre Cocodrilo, placándole por la espalda y tirándole al suelo. Después Gusi se movió rápidamente, como si fuera un lucharlo de lucha libre, y empezó a darle una serie de puñetazos en la cara a Cocodrilo hasta que el tipo dejo de moverse.

La verdad es que no estaba nervioso, se había estado entrenando para esto y por suerte iba con un compañero bastante fuerte, los dos individuos resultaron ser un mastodonte enorme y una chica rubia.  -Espero que Gusi sigiese el juego para esperar la oportunidad justa. - estaba pensando cuando un grito me sacó de mi reflexión.

-¿Qué ha sido mi culpa?! Déjame recordarte que has sido tú el que ha empezado a romper las ventana-me gritaba Gusi, si que sabía actuar, incluso me agarró por el cuello, tuve que hacer un esfuerzo para no esbozar una sonrisa ya que nuestros objetivos parecía que habían picado en el anzuelo.

-¿Qué está pasando aquí?-nos gritaba la chica rubia, tenía un tono de voz chillón pero no parecían amenazados por nosotros y Gusi les dijo.
-Un pequeño altercado en la mani.- Aquí mi querido amigo, Sam. Que resulta que la manifestación le sabía a poco y se puso a romper las ventanas del gran árbol para que la gente nos hiciera más caso. Esto hizo que llamaran a la marina y bueno, conseguimos escapar por los pelos sin ser apresados. -les contó, la verdad esque estaba muy bien traído pensé y los individuos se relajaron, incluso parecían simpatizar con nosotros.
-Rápido Crocodilo, hay que avisar a los superiores.-dijo la chica mientras se volteaba y corría en dirección al agujero segido del grandullón.

Gusi me hizo unas señales que entendí perfectamente, era nuestra oportunidad. Segimos de cerca a nuestros objetivos, Gusi iba cerca del grandullón con una mirada fiera en su rostro asique yo me dispuse a acechar a la joven, ya nos encontrábamos en el interior del agujero, se trataba de una estancia oscura y sucia, estaba llena de trastos y parecía el lugar perfecto, miré a mi compañero y estaba preparadoo asique dejé de mirarlo y me acerqué en dos grandes zancadas sigilosas hacia la espalda de la chica, ya tenía mi arma en la mano y me disponía a golpearla cuando los golpes que se estaban dando los otros la hizo girarse y lo que iba a ser un golpe seco en la parte posterior de la cabeza terminó dándole en pleno tabique, la chica se tambaleó del golpe para terminar sentada y gritaba mientras intentaba parar el chorro de sangre, no podía permitir que sigiese haciendo ruido asique la volví a golpear esta vez en la sien y así sí se calló, se hizo un silencio sordo en la habitación, Gusi había tumbado al suyo sin problemas y estaba atento a ver si oía algo, yo sólo esperaba que la mujer no hubiese dado la alarma a sus compañeros.

Gusi agudizo el oído para escuchar si alguien se acercaba. Pasados unos minutos incómodos se puso manos a la obra, pues parecía que nadie había escuchado y menos aún se habían fijado en la ausencia de los dos revolucionarios. Con una repetida mirada de los cuerpos a un montón de cajas, indico a Tobías que debían esconder los cadáveres. Tobías arrastro el cuerpo de la mujer con total facilidad, luego ayudo al marine con el enorme cuerpo de Cocodrilo, que era una masa de músculos pesados. Y una vez escondieron los cuerpos, Gusi cogió la chaqueta de Cocodrilo y se la puso, la necesitaría más adelante para esconder su arma.  

-Tengo un plan para infiltrarnos con facilidad.- dijo Gusi mientras se manchaba los dedos con la sangre del revolucionario y se la extendía por la cara, dando la sensacíon de que había recibido una gran paliza.-Quiero que actúes como si fuera un preso, para poder acercarnos y atacarlos cuando menos se lo esperen.

El marine se incorporó de pie y fue caminado hasta la habitación siguiente con sigilo. Después de observar que nadie la habitaba, pasaron unos cuantos pasillos con precaución y llegaron a una gran estancia llena de cubetas y aparatos científicos. Allí dentro había unos ocho tipos colocando explosivos en los pilares maestros y no se habían percatado aún de su presencia.

Gusi echó los brazos hacía detrás y dejo que Tobías le agarrara de las muñecas, emulando que estaba esposado. El marine camino cabizbajo a la estancia y dejo hablar a Tobías. Mientras con la miraba observaba como los revolucionarios tenían un par de científicos atados a las columnas. En ese momento, uno de los revolucionarios se volteó apuntando con un rifle a Gusi y a Tobías.
-¿Quién eres? ¿Y qué te crees que estás haciendo?- dijo aquel hombre que ocultaba su rostro, con una máscara de Nat con orejas de gato.- No me gustan los inconvenientes y vosotros parecéis uno. ¿Qué me impide pegaros un tiro ahora mismo?- el corazón de Gusi se aceleró levemente, pues a pesar de saber que los revolucionarios no solían matar a víctimas, aquel hombre parecía totalmente irracional a tal teoría.

Pasaron unos segundos que parecieron horas, intentaba escuchar algún ruido que indicase que venían a por ellos pero sólo oía el latir de mi corazón, la chica había caído inerte, mi intención principal era haberla noqueado pero las circunstancias lo habían torcido y la vida había escapado de ella, Gusi me hizo señales hacía unas cajas y lo entendí perfectamente.

La chica había sido tarea fácil moverla, Cocodrilo era otro cantar,el muy condenado pesaba un montón y tuvimos que ocultarlo entre los dos, Gusi le quitó la chaqueta al grandullón y se la puso mientras me comentaba que tenía un plan para inflirtarnos fácilmente, que nos haríamos pasar por preso y captor y así atacarlos con la guardia baja, y mientras decía esto se embadurnaba la cara con sangre, realmente parecía que se había llevado unos golpes. El marine avanzó sólo saliendo de la habitación para ver si veía algo, momento que aproveché para registrar a la chica y así cogerle un revólver que llevaba en la parte posterior de una cincha y un peculiar colgante que me había llamado la atención, iba a mirar sus bolsillos cuando entró Gusi y me hizo señas para que lo sigiera.

Pasamos varios pasillos con mucho sigilo y precaución, no se veía nadie y las paredes estaban llenas de polvo, no tenía pinta de ser un lugar muy transitado hasta que llegamos a una estancia que parecía un laboratorio, estaba llena de matraces y probetas pero lo peor es que había varios revolucionarios colocando bombas en los pilares maestros y tenían atados a un par de científicos allí.

Gusi puso las manos como si las tuviese maniatadas y hice como que lo llevaba a empellones, cuando estábamos a escaso metros de ellos uno de ellos se giró y dijo apuntándonos con un rifle ¿Quién eres? ¿Y qué te crees que estás haciendo?No me gustan los inconvenientes y vosotros parecéis uno. ¿Qué me impide pegaros un tiro ahora mismo? -terminó con una amenaza, se ocultaba tras una máscara de Nat pero eso no me hacía olvidar que iba armado -Perdona compañero, estaba vigilando la zona cuando pillé a este bribón, decía que era de los nuestros pero cuando le pedí la contraseña no supo contestar, asique le dí una tunda y me lo traje para que no diese la voz de alarma -le dije con un tono amistoso y enseñado las manos desnudas. -Además le encontré esto entre sus pertenencias y me pareció que se lo había visto a algún otro compañero, venía para ver si le sacabáis de quien era pues a mí no me a dicho ni mú -continué diciéndole mientras le tendía el colgante que le había quitado a la rubia, pareció reconocerlo ya que bajo el arma y lo cogió. -Vosotros holgazanes, terminad de colocad las bombas, yo voy a averiguar de dónde ha sacado este saco de pulgas el collar de Rubi-ordenó a lo otros mientras lo último lo dijo señalando a Gusi, no pude más que alegrarme el grandullón me había dado la espalda y se dirijía hacía mi compañero con una actitud desafiante -¡Tú!¡Sabandija!?De dónde has sacado esto?-gritaba el tipo con la máscara de Nat entonces Gusi me miró y no necesité mas señal, el baile empazaba, di dos ligeros pasos hacia el tipo mientras activaba el mecanismo de mi antebrazo y mi daga aparecía en mi mano hice un movimiento horizontal clavándosela en el cuello a la altura de la garganta, así no haría ruido y casi todo era músculos y durante el tiempo que transcurría en caer el cuerpo enfrente de mi compañero agarré el rifle y me puse a cubierto.

Gusi escuchó detenidamente la conversación de Tobías. Gusi puso una cara extraña al oír que no le había dicho una tal contraseña. ¿Qué contraseña? Los revolucionarios que salieron del agujero no nos pidieron ninguna contraseña, porque habría dicho aquello. Pero pareció que el tipo de la máscara no le dio importancia y menos al observar una serie de objetos que Tobías había robado a la mujer rubia.

Gusi parecía más calmado a oír como los gritos de aquel hombre se dirigían a él y no a su compañero. -¡Tú!¡Sabandija!?De dónde has sacado esto?- Antes de que Gusi pudiera contestarle una bravuconearía, el agente se lanzó sobre el tipo de la máscara y le clavó un cuchillo, que tenía oculto, en la garganta. Haciendo que aquel tipo cayera al suelo, mientras se desangraba en silencio.

Tobías cogió velozmente el arma de aquel tipo, y Gusi saco la escopeta que llevaba a su espalda. Los dos apuntaron a los artificieros/revolucionarios, y Gusi les gritó:
-Dejad lo que estáis haciendo. Vais a ser arrestados por alteración del orden público, destrucción de un edificio antiguo,... - los tipos se voltearon con las manos hacía arriba, pero por extraño que parezca con una enorme sonrisa en sus labios. En ese momento, Gusi y Tobías se miraron dudosamente y recibieron dos fuertes golpes en la cabeza, haciendo que cayeran inconscientes al suelo.

Al cabo de un buen rato, Gusi recobro la consciencia y con horror comprobó que estaba atado a una de las columnas con explosivos, al igual que los científicos. Busco con la mirada a su compañeros y lo encontró en otra columna, también maniatado pero este seguía inconsciente. Gusi forcejeo para intentar liberarse, pero lo único que consiguió fue llamar la atención de los revolucionarios, que se acercaran a él.

-Bueno, bueno. ¿Qué tenemos aquí? Si son unas malditas ratas que se han despertado de la siesta.-dijo una voz aguda que poco a poco se acercaba a Gusi- Sabes chaval, te has metido en un buen lio. Y sinceramente dudo que consigas salir vivo de esto.- esa voz le resultaba jodidamente familiar a Gusi, y con horror comprobó que era Rubi, la cual iba acompañada por su mudito compañero Cocodrilo.
-Me parece que os salió mal la jugada. ¿Pensabais que estábamos muertos? Que ingenuos. Aunque la verdad que la muerte de uno de mis hombres no me ha gustado nada.- se acercó al rostro de Gusi y lo apretó fuertemente con la mano.- ¿Sabéis que estamos haciendo aquí?
-Si destruir este laboratorio farmacéutico del gobierno.- dijo Gusi con los morros como pato, por la presión que estaba realizando Rubi en su rostro. El marine no la tenía miedo y se encaró con ella, algo que sin duda le acabaría saliendo mal.
-No está mal del todo. Pero el motivo es que este maldito laboratorio crea medicamentos en mal estado que daña el bienestar y las vidas de los ciudadanos, y aquí el gobierno no hace nada para impedirlo.- Rubi alzó la mano y cogió una pastilla rosita de una mesa. La miró detenidamente y se la introdujo en la boca al marine. Gusi intento no tragársela, pero Cocodrilo en ese momento le golpeo en el estómago y fue inevitable que tragara.
-Bien querido, esto solo es una demostración de lo que han sufrido algunos pobres niños. Resulta que estas pastillas son para calmar el dolor de garganta y bueno en principio funcionan, pero tienen unos terribles efectos secundarios.- Gusi miró con odio a Rubi y este fue cambiando su cara a dolor.

El marine empezó a gritar desconsoladamente, unos gritos desgarradores de dolor. Rubi empezó a reír maliciosamente mientras observaba el cuerpo de Gusi retorcerse en sus ataduras. -Parece que ha sido rápido. Resulta que el efecto secundario, como estas comprobando ahora mismo, en si lugar a dudas una hipersensibilidad en los sensores de las muelas.- Rubi se puso a cuchichear algo con uno de los soldados y volvió a mirar a Gusi.- Parece que tus gritos han hecho que venga algún curioso a mirar. No te preocupes, el dolor pasa en una media hora, aunque seguramente te quedes antes inconsciente.

Me puse a apuntar a uno de los artificieros mientras Gusi se levantaba sacando su arma. -Ya son nuestros,están despistados. -pensé pero mi compañero alzó la voz y les comenzó a decir -Dejad lo que estáis haciendo. Vais a ser arrestados por alteración del orden público, destrucción de un edificio antiguo.. , no me lo podía creer, habíamos perdido la oportunidad de cogerlos de espaldas, no pude evitar pensar que esa era una diferencia entre agente y marine, ellos perdían el tiempo en esa burocracía y a mí me pagaban para ser letal y preguntar luego pero todo esto desaparecía de mi mente porque me fijé que los revolucionarios sonreían en vez de preocuparse, me iba a preguntar el porqué de aquello cuando un golpe sordo desconectó mi mente.

Empecé a despertarme y todo me daba vueltas además sentía un zumbido en la cabeza, había una voz que ya había escuchado antes y terminó de despejarme la cabeza para darme cuenta que estaba maniatado, ya iba entendiendo algunas palabras de la coversación que se estaba teniendo pero mi cerebro todavía no recapacitaba bien entonces volví a  escuchar esa voz aguda que quería recordar.-Resulta que estas pastillas son para calmar el dolor de garganta y bueno en principio funcionan, pero tienen unos terribles efectos secundarios -decía esa voz. -¿Qué mierdas está pasando aquí?-pensé mientras entreabría los ojos para mirar a través de mi cabello, casi suelto un improperio de la sorpresa, los dos cabrones que habíamos matado antes estaban allí, no sabía cuanto le había afectado el golpe y casí pensé que tendría un derrame o algo así cuando mi compañero se empezó a retorcer de dolor mientras aullaba -¿Qué le estarán haciendo los muy cabrones, tendrá que ver con esas pastillas de la que hablaba?¡Maldita sea no haberme despertado antes!-terminé maldiciendo para mí mismo.-Parece que ha sido rápido. Resulta que el efecto secundario, como estás comprobando ahora mismo, es sin lugar a dudas una hipersensibilidad en los sensores de las muelas. -dino la supuesta Rubi, se había limpiado la sangre del rostro pero tenía un gran hinchazón en el tabique y un gran verdugón en un lado de la cabeza.-Parece que tus gritos han hecho que venga algún curioso a mirar. No te preocupes, el dolor pasa en una media hora, aunque seguramente te quedes antes inconsciente .-dijo al marine tras hablar con otro revolucionario que había entrado y tras fijarse en que yo segía igual se marcharon pero no sin antes el muy cabrón de Cocodrilo me pateó,casi me exalto pero aguanté bien, sólo podía pensar en que se fuesen y poder ayudar a mi compañero.

Una vez que se habían marchado intenté forzar las cuerdas pero me habían sujetado fuerte y para empeorar las cosas Gusi gritaba más, tenía que hacer algo pero todavía estaba espeso del golpe, notaba como tenía parte del cabello pegado pero por lo menos no le había llegado a la ropa asique por lo menos la hemorragia a paradao pensé y fue entonces cuando me acordé, como había podido ser tan torpe, con un gran esfuerzo interné la mano derecha en la manga izquierda y busqué un pliege que tenía donde estaban guardados uno de sus cuchillos, el de la emergencias como yo lo llamaba y después de unos segundos agónicos en los que mi compañero no paraba de gritar y en los cuales me desollé la muñeca alcancé lo que buscaba, estaban pensados para lanzar y no para serrar y no tenían un mango propiamente dicho pero no era momento de pensar en tonterías, corté mis ataduras no sin antes cortarme también en la mano varias veces.

Ya una vez desatado corrí hacia mi compañero y sólo hice lo primero que se ocurrió, introducí el índice y elintroducíen su boca para hacerlo vomitar, tenía que expulsar lo que le hubiesen dado sólo esperaba que no fuera tarde, mientras Gusi vomitaba todo lo que tenía en su interior yo corté sus cuerdas aunque entonces recordé y ví porque estábamos allí, las bombas y yo no tenía ni idea de esos artefactos, lo mío son las plantas y cuando creía que nada iba a peor un portazo a mis espaldas me hizo voltearme y allí se encontraban dos tipos con cara de pocos amigos mirándonos a nosotros y a los artefactos, parecían estupefactos.

Gusi gritaba de dolor. Un dolor tan agonizante que le estaba haciendo perder el sentido. Su cabeza era una olla a presión y su mirada se iba nublando poco a poco. Una silueta empezó a socorrerle; introduciéndole los dedos en la garganta y desatándole de sus ataduras. Al final de unos minutos eternos, una arcada le hizo vomitar. Un montón de agua y babas salieron de su boca, acompañados con los restos de su última comida. Entre los jugos gástricos y lo que parecía ser un cacho de pastel, se encontraba la pastilla de color rosa un poco más diminuta de como entro. Las cuerdas se aflojaron por completo y el cuerpo de Gusi se apoyó en el que parecía ser el de su compañero, Tobías. El marine dejo de gritar y empezó a salivar abundantemente, mientras sentía como el calor de su cabeza iba aminorando.

En ese momento, entraron dos tipos a la habitación. Parecían ser nuevos, pues antes no estaban allí cuando los apresaron los revolucionarios. Uno era delgado, con unas gafitas circulares y dimitas. Acompañado por un pañuelo que le ocultaba el pelo. El otro era un tipo serio, parecía un samurái y la verdad que daba la sensación de ser realmente joven. Los dos tipos miraron a Gusi, medio inconsciente, y corrieron hacía él apartando a Tobías de su camino.

-¿Qué has hecho imbécil? ¿Cómo se te ocurre tomarte una de las pastillas?- gritaba el tipo con gafas con una voz un tanto aguda. El tipo empezó a colocar los dedos en el torso de Gusi y empezó a darle pequeños golpecitos. Mientras tanto el otro tipo empezó a liberar a los científicos con su espada.

-Parece que has expulsado la pastilla. Tu amigo ha hecho un gran trabajo.-dijo el tipo con gafas que le atendía. Después abrió una especie de bandolera y sacó un ungüento que hizo tragar al marine.- Con esto estarás bien en un par de minutos. Deberíais abandonar el edificio antes de que salga por los aires.- dijo aquel tipo mientras alternaba entre mirar a Gusi y a Tobías.

En ese momento, se acercó su compañero y le dijo con una voz grave:-Ya han sido liberados los científicos. Deberíamos encargarnos de las bombas antes de que sea demasiado tarde. No quiero que Varón Jarok se enfade con nosotros.

-Está bien, está bien. No me des la lata.- el tipo con gafitas se puso a observar detenidamente una de las bombas, al cabo de unos minutos empezó a toquetear los cables y la desactivo.- Deberíais salir de aquí.-dijo el samurái con una voz firme, pareciendo más una orden que una sugerencia. Tobías agarró a Gusi y le ayudo a salir del lugar.

Cuando los dos estaban a punto de salir por el agujero, vieron expectantes como los revolucionarios estaban todos inconscientes en el suelo. Gusi se fue incorporando poco a poco y le dijo a Tobías al oído:-Esos tipos son piratas.-Gusi tosió levemente.- Yo aún necesito descansar un poco, pero si quieres podemos intentar capturarlos. Cabe destacar que son fuertes, solo hay que ver cómo han dejado a los revolucionarios. Aunque por otro lado, también podríamos dejarlos marchar, a fin de cuentas nos han ayudado y parece que su jefe es el dueño del tinglado de pastillas. Tú eliges amigo, yo solo no podría con ellos.

Cuando los ví plantados allí delante mía no lo podía creer parecía que la suerte no estaba con nosotros, los tipos eran muy distintos el uno del otro mientras uno era joven y atlético, parecía un luchado, el otro era más mayor, miraron a Gusi viendo como estaba y se fueron hacia apartándome a un lado mientras decía.
-¿Qué has hecho imbécil? ¿Cómo se te ocurre tomarte una de las pastillas?- decía con cara de asombro el más mayor que llevaba unas pequeñas gafas muy peculiares.-Por lo menos estos parecen no querer matarnos-pensé algo más aliviado incluso parecía hacerle unas comprobaciones a Gusi. -Parece que has expulsado la pastilla. Tu amigo ha hecho un gran trabajo. Con esto estarás bien en un par de minutos. Deberíais abandonar el edificio antes de que salga por los aires.-siguió diciendo mienttas sacaba una especie de ungüento y se lo hacía tragar, me sentí aliviado al escuchar que el marine se recuperaría. -Ya han sido liberados los científicos. Deberíamos encargarnos de las bombas antes de que sea demasiado tarde. No quiero que Varón Jarok se enfade con nosotros. -irrumpió el otro con un tono apremiante en la voz. -¿Varón Jarok?-pensé, ese nombre me es familiar pero el de gafas interrumpió mi cavilación.-Está bien, está bien. No me des la lata. -dijo mientras enreaba con los cables de una de las bombas y la desactivaba, le iba apreguntar si era ingeniero o artificiero pero el tipo con pinta de samurai nos dijo. -Deberíais salir de aquí.-con un tono de voz autoritario y pensé que ya estaba bien, que se encargasen esos tipos de desactivar las bombas.

Estábamos llegando ya a la salida cuando nos encontramos de lleno con varios de esos revolucionarios tirados en el suelo, parecían inconscientes todos, incluso estaba el cabrón de Cocodrilo me disponía a hacerle un comentario a mi compañero cuando este se me adelantó y dijo Esos tipos son piratas. Yo aún necesito descansar un poco, pero si quieres podemos intentar capturarlos. Cabe destacar que son fuertes, solo hay que ver cómo han dejado a los revolucionarios. Aunque por otro lado, también podríamos dejarlos marchar, a fin de cuentas nos han ayudado y parece que su jefe es el dueño del tinglado de pastillas. Tú eliges amigo, yo solo no podría con ellos.Me quedé un rato sopesando la situación, era verdad que nos habían ayudado pero los muy cabrones estaban envenando la ciudad y si trabajaba para el gobierno era para detener a estos cabrones pero mi compañero estaba débil y a mí todavía me dolía la cabeza del golpe que me había llevado y los muy cabrones parecían fuertes, pero que cojones no se podían salir con la suya asique le dije a mi compañero -Sé que te ayudaron pero sus fines no eran nobles, sé que estás exhausto compañero y no querría arrastrarte a algo que no quisieses. Pero si estás dispuesto hagámosle una encerrona a esas ratas.¿Sino para qué servimos?-le pregunté a mi compañero, no quería tampoco implicarlo en algo que no quería pero la verdad es que sin él no podría hacerlo aunque eligiese lo que eligiese no se lo reprocharía, se había ganado mi respeto pasase lo que pasase.

-Jajaja está bien que sirvamos para cazar a los malos, pero a veces debemos pensar en nosotros mismo y saber que vamos a sobrevivir. Estos tipos sin duda son más fuertes que nosotros, pero ellos no saben que nosotros somos más listos.- Gusi escupió al suelo y se puso en pie sintiéndose cada vez mejor.-Tengo un plan un poco arriesgado y solo tendremos una oportunidad de ganarlos. Confió plenamente en ti.- dijo Gusi a Tobías mientras cogía una mano cortada que rondaba por el suelo. Cogió la mano como si la estuviera dando un apretón amistoso y con la parte del muñón empezó a restregársela en la ropa a Tobías. Haciéndole un gran manchurrón de sangre en el costado.
-A ver mírame.- Gusi le miro de arriba a abajo.-Pon cara de que te acaban de apuñalar. Jajajaja, si...esa cara está bien.- Gusi le señalo el suelo.-Túmbate en el suelo que voy a llamar al tipo de gafitas para que te inspeccione, y cuando lo tengas cerca, acaba con él. No nos vamos a arriesgar a capturarlo, pues si lo intentamos podemos salir mal parados y morir. Por delante de la vida de un pirata esta la mía.

Gusi volvió a la habitación de las bombas donde aún estaban los dos piratas. Gusi se concentró y uso su mejor actuación para que los tipos le creyeran.
-Por favor, por favor,...necesito ayuda. Uno de los tipos que nos secuestró estaba vivo y ha apuñalado a mi compañero Lucas.- dijo Gusi con la voz jadeante y asustada.
Los dos tipos se miraron y echaron a correr hacia Gusi.
-Dime donde está tu amigo.- dijo el tipo con gafitas.
-Y a mí dime donde se ha ido esa sucia sabandija.- dijo el samurái.

Gusi corrió hacía la habitación donde estaba la montaña de cadáveres de revolucionarios, allí se encontraba Tobías con su cara de dolor (que era bastante graciosa). Rápidamente el tipo con gafas fue a atender a Tobías, mientras que Gusi salía al exterior a indicar al samurái por donde se había ido el supuesto revolucionario.

El samurái echó a correr a un velocidad sorprendente, creando una pequeña onda de aire que hizo que el marine se despeinara. Gusi se quedó en la entrada del agujero aguardando que Tobías hiciera bien el trabajo, y pudiéndole avisar de si volvía el samurái.

Mi compañero contestó con algo que ya esperaba y me alegré de tenerlo a mi lado para la locura que nos disponíamos ha hacer, pretendíamos acabar con dos tipos que cláramente estaban por encima nuestra, pero Gusi tenía un plan y yo me fiaba de él. Su compañero había cogido una mano amputada del suelo y se puso a embadurnarme un costado como si me hubiesen dado una gran puñalada y cuando parecio quedar satisfecho de su trabajo dijo -A ver mírame.-Y Gusi me miró de arriba a abajo.-Pon cara de que te acaban de apuñalar. Puse mi mejor cara dada la circunstancia.Jajajaja, si...esa cara está bien.- Gusi me señalo el suelo.-Túmbate en el suelo que voy a llamar al tipo de gafitas para que te inspeccione, y cuando lo tengas cerca, acaba con él. No nos vamos a arriesgar a capturarlo, pues si lo intentamos podemos salir mal parados y morir. Por delante de la vida de un pirata esta la mía.  Tenía razón, no habría segunda oportunidad.

Gusi volvió al interior en busca de aquellos dos, yo busqué entre los cadáveres hasta que encontré algo que me valiese, lo llevaba un chico rubio más o menos de mi edad por sus rasgos, era un precioso estilete hecho en una sola pieza de unos quince centímetros. -Esto me valdrá, un arma fina y fácil de ocultar. -pensé mientras me colocaba en el sitio donde me había señalado Gusi.

Gusi volvió con los piratas, parecía que le habían hecho caso y el gafitas venía directo hacia mí mientras el samurai se iba como un rayo por donde señalaba mi compañero, él había hecho su parte ahora me tocaba a mí.

El gafas se acercó con cara de pocos amigos. -¿Qué mierdas te pasado chaval, es que sólo sabéis dar problemas?- dijo mientras se acercaba dispuesto a examinarme. Tosí y con la mejor cara de dolor que sabía poner dije -Cof..cof.. Se me abalanzó uno desde las sombras, creímos que no quedaba nadie en pie..-terminé como si fuese perdiendo la voz para obligarlo a hacercarse si quería seguir oyéndome. El hombre se agachó y se puso a mirar el costado que me había manchado mi compañero. -Levántate la ropa para que vea la herida- dijo mientras rebuscaba algo en su bolsa.-Me duele...mucho..yo sólo no puedo...-dije entre jadeos, el tipo pareció molesto por todo el trabajo que le estábamos causando pero yo había consegido lo que quería, se había acercado para ayudarme a desvestirme y ya estaba a mi alcance asique me giré todo lo rápido que pude y le clavé mi nuevo estilete en el cuello, acerté en pleno cuello, me salpiqué de la sangre del pirata mientras este abría mucho los ojos, parecía estupefacto, intentaba parar toda la sangre que le emanaba de la puñalada pero antes de poder incorporarse siquiera se desplomó en el suelo, me levanté y le dije a mi compañero.-No hay tiempo que perder, ahora nos queda el otro.¿Qué haremos?. No teníamos mucho tiempo y el samurai podía volver en cualquier momento.

La cabeza de Gusi asomó por el agujero al oír la voz de Tobías. Su compañero no pudo evitar reírse al ver el peinado alocado de Gusi. El marine entró de un salto por el agujero, señalando con las manos a Tobías para que dejara el cuerpo del gafitas donde estaba. Aunque después le indicó que se lavara un poco la sangre, que parecía que se había bañado en un rió rojo. Curioso, seguro que hay alguien en el inmenso mundo de One Piece que lo hace.

-No creo que le falte mucho al samurái para volver.-dijo con la voz un poco nerviosa.- Creo que será buena idea que dejes el cadáver ahí, de esta manera puede que se despiste al entrar. Digo yo que algo de sock le entrara al ver a su compañero muerto-le indico con la mano que se acercara a él.- Lo único que se me ocurre ahora es atacarle los dos a la vez cuando entre. Con suerte ninguno de los dos saldrá herido, pero de seguro uno de los dos saldrá victorioso. Pues es imposible que nos ataque a los dos a la vez.

En ese momento, se oyó el agitado revolotear de una bandada de pájaros que por lo normal se habían asustado con algo. El marine con silencio se agacho y cogió una de las espadas que rondaban por el suelo. Gusi miró a Tobías, y con la cabeza afirmo para que estuviera preparado. El corazón del recluta se sentía tremendamente acelerado, y sentía como las manos le sudaban asquerosamente. Apretó fuertemente el mango del arma y sintió como si un cohete parara en seco al otro lado del muro. Después un sutil sonido de chanclas retumbaba en la habitación, dando la sensación que la persona que estuviera fuera se iba acercando poco a poco.

Los minutos de espera se hicieron eternos, pero al final apareció por el agujero el temido samurái. Gusi sintió en ese momento como se ralentizaba el tiempo. Agarró con fuerza el arma y dio una fuerte estocada al costado del samurái. En ese transcurso observo como el samurái observaba el cuerpo de su compañero y rápidamente movía los ojos hacía Gusi. El samurái intento evitar la estocada girando el cuerpo, pero debido a que llevaba algo colgando del hombro le fue imposible. ¿Qué era aquello grande y pesado que le impedía defenderse al samurái?. Gusi agudizo la vista para observarlo, mientras la espada se introducía en el costado del samurái, y con sorpresa comprobó que era el cuerpo de un tipo. Parecía que aquel samurái si había cazado a un supuesto revolucionario, ¿no suena gracioso?.

Gusi me miró y hechó una carcajada, no entendía la broma y además no teníamos tiempo para distracciones, nuestro enemigo tenía que volver. Gusi me señaló la cara y entonces me lavé un poco con la túnica. Cuando me disponía a esconder el cadáver del gafitas.
-No creo que le falte mucho al samurái para volver. -dijo con la voz un poco nerviosa.- Creo que será buena idea que dejes el cadáver ahí, de esta manera puede que se despiste al entrar. Digo yo que algo de sock le entrara al ver a su compañero muerto-le indico con la mano que se acercara a él.- Lo único que se me ocurre ahora es atacarle los dos a la vez cuando entre. Con suerte ninguno de los dos saldrá herido, pero de seguro uno de los dos saldrá victorioso. Pues es imposible que nos ataque a los dos a la vez.-dijo ya algo más seguro.

No era mala idea, además contábamos con el factor sorpresa asique dejé al gafitas donde estaba y nos pusimos ha acechar a nuestro objetivo, el revolotear de una bandada de pájaros nos indicaba de que algo se acercaba y entonces un leve sonido de pisadas nos alertó.

El tiempo fluía a una velocidad anormalmente reducida. El corazón me latía tan deprisa que podía sentir sus latidos en mi cabeza. Me aferraba fuertemente al estilete con el que había apuñalado al anterior y tensaba cada músculo de mi cuerpo. Entonces la silueta del samurai emergió, todo segía a una rápidez irreal mientras que sentía escapar el corazón del pecho. Vi como Gusi se abalanzaba y alcanzaba al samurai en un costado mientras éste había intentado esquivarlo pero llevaba una especie de fardo que le había entorpecido los movimientos, no era momento de distraerme fijándome en que era, además el samurai se disponía desenfundar su arma. Salté de donde estaba agazapado y le clavé el estilete a la altura de los riñones, parecía que lo habíamos sorprendido pero se revolvió como una serpiente y me dió una patada en el pecho haciéndome caer de espaldas, en el golpe había perdido mi arma y el golpe me había dejado sin respiración. El samurai había soltado el fardo(o lo que fuese) y con su espada en mano se disponía a darme un tajo vertical, pero no pude más que sonreír al ver una sombra a su espalda. Confíaba en no morir hoy, pero ahora sólo me quedaba ver en que desenlazaba esto.

Gusi apretó con fuerza el mango de la espada, mientras observaba la cara de odio del samurái. Aquella herida debería haberle matado en vez de hacerle sangrar como a un cochinillo. Parecía que Tobías también le clavo algo en el cuerpo, pues por una centésima de segundo el samurái puso una cara de dolor similar a cuando Gusi le apuñalo. El samurái frunció el ceño y dejo caer el muerto al suelo con el simple movimiento de inclinar su hombro. El cuerpo produjo un sonoro golpetazo contra el suelo, seguramente golpeo el cráneo contra el duro asfalto.

Con unos movimientos fugaces, el samurái desenvaino su espada y dio un tajo en el brazo a Gusi, haciéndole soltar la espada que tenía clavada. Casi a la vez, el samurái dio una coz a Tobías en el pecho haciéndolo caerse al suelo. El corazón de Gusi estaba a punto de darle un infarto, de lo rápido que se movía, al comprobar que aquel tipo seguía vivo y que si no hacía algo acabaría matándolos a los dos.

El samurái dio otro tajo en el pecho a Gusi, haciendo que cayera de espaldas sobre los cadáveres de los revolucionarios, mientras a gran velocidad se volteaba para atacar a Tobías. La imagen del samurái parecía un holograma al darse la vuelta a tal velocidad.

El corte, que no era profundo, parecía quemar el pecho de Gusi haciéndolo volver a la realidad. Entre las piernas del samurái vio el rostro de Tobías que estaba aterrado en el suelo, a punto de estar hecho cachitos por la espada del pirata. Gusi se inclinó hacía un lado y sacó su espada de detrás de su espalda, la cual no se dio cuenta que la tenía hasta que cayó de espaldas. No tardó mucho en disparar, pues nada más tener a tiro al samurái empezó a apretar el gatillo repetidamente disparándole en la espalda, en el hombro y por último, en la cabeza.

Gusi siguió apretando una y otra vez el gatillo, a pesar de no quedarle balas. Pero aquello relajaba sus pulsaciones y le hacía sentir bien por el tajo que le acababa de hacer. El samurái siguió de pie, alzando los brazos a punto de atacar a Tobías, pero no pasó nada más. Aquel tipo pareció morir de pie, sin soltar su arma.

-¿Estás bien Tobías?- preguntó asustado Gusi, mientras se tapaba la herida del pecho.- Casi nos la lía el cabrón este.- Gusi se tumbó entre los cuerpos inertes de los revolucionarios muertos y se relajo después de un largo día estresante.

Bang!Bang! Dos tiros me sacaron de mi estado de trance, ahí segía el samurai arma en mano, creía que era mi fin, si esos tiros no habían acabado con él estaba claro que no saldría con vida con esta, pero ese pensamiento se borró de mi mente cuando me fijé que segía inmóvil, no podía creerlo pero de ese cuerpo la vida ya había escapado.
-¿Estás bien Tobías?-dijo Gusi sacándome de mis pensamientos, se tapaba una herida en el pecho que le habría hecho el samurai.-Casi nos la lía el cabrón este.-terminó diciendo mientras se sentaba entre unos de los cuerpos de los revolucionarios caídos, parecía cansado y herido pero parecía que estaba bien.

Estaba siendo un día libre bastante duro pero habíamos acabado con un par de cabrones, estaba magullado y cansado, todavía me dolía la herida de la cabeza y tenía un pitido constante en un oido, pero todavía había que entregar a estos cabrones. Dejé a Gusi ahí descansando y me apresuré a buscar a algien, no había terminado de salir cuando me encontré con una pequeña patrulla de marines.
-Os estaba buscando.-dije con un tono un poco exhausto después de todo lo sucedido. Los marines se sorprendieron al verme y me apuntaron con sus armas. -¡Identifíquese!-dijo el que parecía ser el jefe de ellos, no había pensado en que pinta tenía que tener todo magullado y lleno de sangre.-Soy Tobías Thorn, agente del CP-dine levantando las manos.-Dentro hay un compañero vuestro herido y necesito ayuda.Esto pareció tranquilizarlos pero no bajaron las armas.-Bien muchacho, indícanos donde esta el marine.-dijo el que estaba al mando, esto me había tranquilizado por lo menos, aún no me habían disparado.

Tras la caminata y ver a varios cuerpos allí tendidos los marines estaban estupefactos, se tranquilizaron al hablar con Gusi y que este le explicara la situación, tras la charla con los marines nos infirmaron que el samurai se llamaba Albus Snow y que era un pirata de la zona por el cual daban 120.000.000 berries, mientras que el gafitas se trataba de Angus Estévez y era un científico del gobierno por el cual daban 75.000.000.

Tras la vuelta y con la ayuda de los marines regresamos al cuartel con todos los cuerpos de los caídos en la revuelta, nos fueron a entregar la recompensa a medias pero pensé que no era justo asique dije que Gusi se llevase la recompensa del samurai íntegramente, asique tras la entrega de las monedas con un extra por los revolucionarios, nos despedimos Gusi y yo.

-Encantado de haberte tenido a mi lado en esto, para la próxima empezaremos con mejor pie.- dije con una sonrisa mientras le estrechaba la mano a mi nuevo amigo, y sin más me dirijí ala taberna más cercana, porque necesitaba dormir por lo menos un mes y con mis recién ganadas monedas iban a ser una cama muy blandita.