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Hace apenas unas semanas atrás Aetiel se encontraba en lo que parecía ser una nueva isla en el viaje sin rumbo en que había convertido su vida, aunque lo más gracioso de esta vez es que el muchacho apenas recordaba nada de cómo ni cuándo había llegado a la playa en la que se encontraba ya que a su alrededor apenas se podía observar alguna embarcación ni nada que lo pareciera.
– Tampoco voy a pensarlo demasiado... mejor caminaré hacia el interior... – el propio muchacho había desistido en seguir buscando alguna explicación a su llegada a esa situación, además de que eso era algo que nunca le había provocado. La arena de esa playa era bastante clara y fina sin apenas rocas o algo parecido lo que facilitaba el caminar sobre ella, al cabo de unos treinta metros hacia el interior la arena acababa y la abundante vegetación hacía su aparición dificultando la localización de alguna senda o camino por parte del pelinegro.
En esa especie de bosque o selva se podían observar una gran variedad de plantas y árboles, desde árboles con frutos de un ambiente algo más tropical durante los primeros kilómetros de camino hasta árboles altos y bastante antiguos por las zonas más espesas y profundas a las que había llegado Aetiel, también podían verse pequeñas plantas y flores que jamás había visto ni siquiera en libros. Se podría decir que en ese ambiente el muchacho se sentía libre y liberado de sus preocupaciones... o eso es lo que pensaba y es que muy pronto a su espalda había escuchado un ruido bastante sospechoso y rápidamente se giró con su pistola en la mano derecha, tan pronto como se giró se dio cuenta de que no era nada más que un pequeño pajarillo que se había posado sobre una rama de uno de esos árboles el que había provocado ese sonido.
– Tampoco voy a pensarlo demasiado... mejor caminaré hacia el interior... – el propio muchacho había desistido en seguir buscando alguna explicación a su llegada a esa situación, además de que eso era algo que nunca le había provocado. La arena de esa playa era bastante clara y fina sin apenas rocas o algo parecido lo que facilitaba el caminar sobre ella, al cabo de unos treinta metros hacia el interior la arena acababa y la abundante vegetación hacía su aparición dificultando la localización de alguna senda o camino por parte del pelinegro.
En esa especie de bosque o selva se podían observar una gran variedad de plantas y árboles, desde árboles con frutos de un ambiente algo más tropical durante los primeros kilómetros de camino hasta árboles altos y bastante antiguos por las zonas más espesas y profundas a las que había llegado Aetiel, también podían verse pequeñas plantas y flores que jamás había visto ni siquiera en libros. Se podría decir que en ese ambiente el muchacho se sentía libre y liberado de sus preocupaciones... o eso es lo que pensaba y es que muy pronto a su espalda había escuchado un ruido bastante sospechoso y rápidamente se giró con su pistola en la mano derecha, tan pronto como se giró se dio cuenta de que no era nada más que un pequeño pajarillo que se había posado sobre una rama de uno de esos árboles el que había provocado ese sonido.
- Spoiler:
- Pues eso, aparece como quieras en la escena y ya vamos improvisando sobre la marcha
Thairos Furei
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Un pequeño barco se dirigía a la isla de Karakura. Era un lugar conocido por sus plantas medicinales y el muchacho que iba en la pequeña nave estaba deseando coger algunas plantas para sus estudios y ver si podía sacar algún veneno de aquellas hierbas. Paró de pronto el barco como pudo echando el ancla antes de llegar a la costa para evitar que el barco encallase. La habilidad del chico navegando dejaba mucho que desear y todavía se preguntaba cómo diablos había llegado a la isla sin ningún contratiempo. Cuando el barco se detuvo el joven suspiró. Estaba en la cubierta mientras se secaba el sudor de la frente, el calor de aquel sitio era terrible. Llevaba una chaqueta de color verde que pronto se quitó y ató a la cintura, debajo tenía una camiseta de color blanco, unos pantalones de color marrón y unas zapatillas de color negro. En su cabeza tenía unas gafas alto extrañas que usaba para aumentar su alcance de visión. El color de pelo del muchacho era bastante peculiar puesto que era de un color rojizo muy intenso.
Soltó un bote que tenía al lado del barco y éste cayó al agua. Una vez que aseguro que el bote no se movía saltó y se sentó. Cuando lo hizo se dispuso a remar tranquilamente hacia la isla. Pasaron diez minutos y por fin Thairos llegó a la costa, se bajó una vez que hizo pie y arrastró el bote hacia la arena para que la marea no se lo llevase. Una vez hecho aquello puso sus manos en la cintura y miró hacia el frondoso bosque que se encontraba frente a él. Empezó a andar tranquilamente hacia el bosque para ver qué le deparaba dentro. La vegetación aumentaba por cada paso que daba y podía reconocer algunas hierbas que ya conocía, pero ninguna que le llamase la atención especialmente.
Al parecer aquella isla estaba habitada así que si encontraba a alguna persona probablemente preguntaría para ver si podía sacar algo de información. El muchacho iba siguiendo un sendero que sin que se diese cuenta perdió y acabó encontrándose en mitad del bosque sin saber dónde diablos estaba. El calor que hacía en aquel lugar era menor al que hacía fuera, pero la humedad que había era algo molesta. Tiró varias veces de su camiseta para refrescarse algo y cuando terminó empezó a andar sin rumbo. Vio una planta que llamó la atención del pelirrojo y éste se acercó a mirarla más de cerca. Se agachó y cuando iba a cogerla un pajarillo salió de la nada siendo más rápido que él y arrancándola. Thairos se quedó unos segundos pillado y observó la dirección en la que volaba el animal. Salió corriendo tras él como alma que llevaba el diablo. Quería saber qué era esa planta. -¡Eh! ¡Maldito! ¡Vuelve aquí! Esa planta es mía…-
Corrió todo lo que pudo siguiendo al pájaro sin perderlo de vista. Cuando iba corriendo tras él casi choca con un árbol, pero pudo esquivarlo a duras penas. Perdió un poco el equilibrio y dio un traspié perdiendo toda pista del animalito. Se quedó con las manos apoyadas en el suelo y cuando se levantó se sacudió. Cuando lo hizo pudo ver a un muchacho moreno apuntándolo con su arma. La cara de Thairos cambió repentinamente al ver que estaba siendo apuntado. -O-oye que ése pájaro me robó a mí primero…- Se dirigió a él sin saber exactamente por qué estaba dirigiendo su arma hacia él.
Soltó un bote que tenía al lado del barco y éste cayó al agua. Una vez que aseguro que el bote no se movía saltó y se sentó. Cuando lo hizo se dispuso a remar tranquilamente hacia la isla. Pasaron diez minutos y por fin Thairos llegó a la costa, se bajó una vez que hizo pie y arrastró el bote hacia la arena para que la marea no se lo llevase. Una vez hecho aquello puso sus manos en la cintura y miró hacia el frondoso bosque que se encontraba frente a él. Empezó a andar tranquilamente hacia el bosque para ver qué le deparaba dentro. La vegetación aumentaba por cada paso que daba y podía reconocer algunas hierbas que ya conocía, pero ninguna que le llamase la atención especialmente.
Al parecer aquella isla estaba habitada así que si encontraba a alguna persona probablemente preguntaría para ver si podía sacar algo de información. El muchacho iba siguiendo un sendero que sin que se diese cuenta perdió y acabó encontrándose en mitad del bosque sin saber dónde diablos estaba. El calor que hacía en aquel lugar era menor al que hacía fuera, pero la humedad que había era algo molesta. Tiró varias veces de su camiseta para refrescarse algo y cuando terminó empezó a andar sin rumbo. Vio una planta que llamó la atención del pelirrojo y éste se acercó a mirarla más de cerca. Se agachó y cuando iba a cogerla un pajarillo salió de la nada siendo más rápido que él y arrancándola. Thairos se quedó unos segundos pillado y observó la dirección en la que volaba el animal. Salió corriendo tras él como alma que llevaba el diablo. Quería saber qué era esa planta. -¡Eh! ¡Maldito! ¡Vuelve aquí! Esa planta es mía…-
Corrió todo lo que pudo siguiendo al pájaro sin perderlo de vista. Cuando iba corriendo tras él casi choca con un árbol, pero pudo esquivarlo a duras penas. Perdió un poco el equilibrio y dio un traspié perdiendo toda pista del animalito. Se quedó con las manos apoyadas en el suelo y cuando se levantó se sacudió. Cuando lo hizo pudo ver a un muchacho moreno apuntándolo con su arma. La cara de Thairos cambió repentinamente al ver que estaba siendo apuntado. -O-oye que ése pájaro me robó a mí primero…- Se dirigió a él sin saber exactamente por qué estaba dirigiendo su arma hacia él.
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Cuando Aetiel creyó que tan solo se trataba de un pájaro, justo a su derecha de entre todos los árboles y arbustos que formaban ese extraño bosque surgió otra persona que reclamaba a ese animal para sí mismo, cosa que no le importaba demasiado al pelinegro.
- Todo tuyo, pero... - con un todo bastante serio y sin apenas mostrar alguna emoción, tanto en su voz como en sus gestos, el pelinegro gira sobre si mismo para cambiar de objetivo y pasar a apuntar al que lo había sorprendido - ¿Quién eres tú? y ¿qué haces aquí? - Aetiel, con la desconfianza que lo caracterizaba debido a todo lo que había pasado se aflojaba el nudo de la corbata con su mano izquierda mientras con la derecha sostenía la pistola apuntando a escasos metros a esa persona. Mientras esperaba una respuesta el pelinegro estudiaba minuciosamente la vestimenta de quien tenía delante con el objetivo de saber si pertenecía a alguna organización de esas que obligan a todos sus miembros a vestir el mismo uniforme, aunque eso fue algo que no tardó en descartar al observar como en su estilo no había ningún patrón que el propio Aetiel reconociera como característico ni del gobierno ni de otra organización que él conociera.
Mientras tanto el pajarillo que lo había distraído anteriormente seguía inmóvil observándolos a ambos sin siquiera inmutarse por su presencia, dando la sensación de que estaba bastante habituado a la presencia de personas en esa especie de bosque o selva, algo bastante esperanzador para el pelinegro que empezaba a pensar que no había acabado en una isla deshabitada o peor, o una isla habitada por salvajes, aunque por otra parte se encontraba el sujeto que había llegado reclamando al pajaro...
- Todo tuyo, pero... - con un todo bastante serio y sin apenas mostrar alguna emoción, tanto en su voz como en sus gestos, el pelinegro gira sobre si mismo para cambiar de objetivo y pasar a apuntar al que lo había sorprendido - ¿Quién eres tú? y ¿qué haces aquí? - Aetiel, con la desconfianza que lo caracterizaba debido a todo lo que había pasado se aflojaba el nudo de la corbata con su mano izquierda mientras con la derecha sostenía la pistola apuntando a escasos metros a esa persona. Mientras esperaba una respuesta el pelinegro estudiaba minuciosamente la vestimenta de quien tenía delante con el objetivo de saber si pertenecía a alguna organización de esas que obligan a todos sus miembros a vestir el mismo uniforme, aunque eso fue algo que no tardó en descartar al observar como en su estilo no había ningún patrón que el propio Aetiel reconociera como característico ni del gobierno ni de otra organización que él conociera.
Mientras tanto el pajarillo que lo había distraído anteriormente seguía inmóvil observándolos a ambos sin siquiera inmutarse por su presencia, dando la sensación de que estaba bastante habituado a la presencia de personas en esa especie de bosque o selva, algo bastante esperanzador para el pelinegro que empezaba a pensar que no había acabado en una isla deshabitada o peor, o una isla habitada por salvajes, aunque por otra parte se encontraba el sujeto que había llegado reclamando al pajaro...
Thairos Furei
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Aquel muchacho por lo visto desconfiaba de Thairos. Apuntó con su arma directamente hacia el pelirrojo y la cara de éste cambió a una más seria. No parecía un chico que disparase así porque sí a la gente, pero tendría que estar pendiente de sus movimientos. Una vez que el moreno apuntó al asesino preguntó por su identidad. El pelirrojo desde luego no tenía ningún inconveniente en decirle su nombre y de donde venía. Con una sonrisa bastante amplia miró al chico que estaba frente a él y se dispuso a hablar. -Mi nombre es Thairos Furei, el mejor cazador que hay en todo el mundo. A su servicio.- Hizo una leve reverencia de broma y después de hacer aquello soltó una leve carcajada.
Thairos ahora estaba bastante intrigado en el hombre que le apuntaba con su arma y además preguntaba por su nombre. Sin duda alguna, a simple vista, no era un tipo violento. Thairos se relajó un poco cuando llegó a aquella conclusión. -¿Y tú eres…? Me gustaría saber el nombre de la persona que me apunta con un arma.- El pelirrojo después de decir aquello alzó la mano y empezó a rascarse la cabeza tan tranquilamente. Lo cierto es que esa situación no le ponía demasiado incómodo a pesar de estar frente a alguien que podría intentar atentar contra su vida. Aquel muchacho era muy positivo, relajado y muy confiado. Más de una vez le había costado alguna disgusto por ser de aquella manera, pero no le importaba.
El pájaro que perseguía se posó en una ramita y el asesino lo miró de reojo. Acto seguido el animalito se dio cuenta de que Thairos lo miraba y salió volando como si estuviese riéndose de él. Cuando el asesino se dio cuenta de aquello levantó y dirigió el brazo hacia la dirección donde había escapado el pájaro en una pose algo dramática. -Maldito bicho con alas.- Después de aquello volvió soltar una carcajada para nuevamente mirar al muchacho.
Thairos ahora estaba bastante intrigado en el hombre que le apuntaba con su arma y además preguntaba por su nombre. Sin duda alguna, a simple vista, no era un tipo violento. Thairos se relajó un poco cuando llegó a aquella conclusión. -¿Y tú eres…? Me gustaría saber el nombre de la persona que me apunta con un arma.- El pelirrojo después de decir aquello alzó la mano y empezó a rascarse la cabeza tan tranquilamente. Lo cierto es que esa situación no le ponía demasiado incómodo a pesar de estar frente a alguien que podría intentar atentar contra su vida. Aquel muchacho era muy positivo, relajado y muy confiado. Más de una vez le había costado alguna disgusto por ser de aquella manera, pero no le importaba.
El pájaro que perseguía se posó en una ramita y el asesino lo miró de reojo. Acto seguido el animalito se dio cuenta de que Thairos lo miraba y salió volando como si estuviese riéndose de él. Cuando el asesino se dio cuenta de aquello levantó y dirigió el brazo hacia la dirección donde había escapado el pájaro en una pose algo dramática. -Maldito bicho con alas.- Después de aquello volvió soltar una carcajada para nuevamente mirar al muchacho.
Aetiel
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La situación se había tornado bastante extraña, primero Aetiel se había adentrado en esa especie de bosque donde se había cruzado con el pajarillo para que después apareciera ese tipo afirmando que el pájaro era suyo, con el paso de los minutos la situación había acabado con Aetiel apuntando a ese tipo pelirrojo.
- ¿Por qué nunca me cruzo con alguien normal? - ese era el pensamiento del pelinegro al observar como ese tipo se presentaba con una sonrisa de oreja a oreja a pesar de que estaba siendo apuntado por el pelinegro desde hace ya varios minutos ¿Cazador? ¿cazador de pájaros? - al acabar de escuchar la presentación del pelirrojo que se hacía llamar Thairos la única duda que le quedó era si se dedicaba a cazar pájaros o no.
La escena cada vez se tornaba más y más ridícula a ojos del propio Aetiel ya que el autoproclamado mejor cazador del mundo preguntaba ahora por el nombre del pelinegro, que cada vez sentía como sus sospechas de que ese tipo no era más que alguien bastante "especial" que se había perdido como él, todo este pensamiento ganó bastante más fuerza cuando acto seguido el pajarillo volaba alejándose del lugar y ese tipo montaba una especie de teatrillo donde lloraba la huida del animal.
- Puedes llamarme Aetiel y ahora me marcho, "cazador de pájaros" - la intuición del pelinegro le decía que ese tipo no era alguien de quien temer un ataque por la espalda o similar por lo que simplemente bajó su pistola y la guardó en su cinturón. Acto seguido prosiguió con su marcha hacia el interior de la isla, tenía la esperanza de cruzarse con alguien que al menos estuviera "menos loco" que el tal Thairos.
- ¿Por qué nunca me cruzo con alguien normal? - ese era el pensamiento del pelinegro al observar como ese tipo se presentaba con una sonrisa de oreja a oreja a pesar de que estaba siendo apuntado por el pelinegro desde hace ya varios minutos ¿Cazador? ¿cazador de pájaros? - al acabar de escuchar la presentación del pelirrojo que se hacía llamar Thairos la única duda que le quedó era si se dedicaba a cazar pájaros o no.
La escena cada vez se tornaba más y más ridícula a ojos del propio Aetiel ya que el autoproclamado mejor cazador del mundo preguntaba ahora por el nombre del pelinegro, que cada vez sentía como sus sospechas de que ese tipo no era más que alguien bastante "especial" que se había perdido como él, todo este pensamiento ganó bastante más fuerza cuando acto seguido el pajarillo volaba alejándose del lugar y ese tipo montaba una especie de teatrillo donde lloraba la huida del animal.
- Puedes llamarme Aetiel y ahora me marcho, "cazador de pájaros" - la intuición del pelinegro le decía que ese tipo no era alguien de quien temer un ataque por la espalda o similar por lo que simplemente bajó su pistola y la guardó en su cinturón. Acto seguido prosiguió con su marcha hacia el interior de la isla, tenía la esperanza de cruzarse con alguien que al menos estuviera "menos loco" que el tal Thairos.
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Aquel chico mencionó que su nombre era Aetiel. Era un nombre curioso la verdad. El pelirrojo estaba intrigado por aquel muchacho que estaba por lo visto en la misma situación que el cazador. En mitad de un bosque. El moreno aclaró que se iba y además se despidió de Thairos diciendo que era un cazador de pájaros. La cara del asesino era un cuadro cuando escuchó aquello. -“-¿Cazador de pájaros? ¿A qué se refiere con cazador de…? Ah…”- El pelirrojo cayó en la cuenta de que el muchacho le vio intentando atrapar un pájaro. En ése entonces probablemente el moreno pensó que se dedicaba a la caza de animales. El asesino empezó a reírse a carcajadas, le parecía muy gracioso el malentendido. Vio como el muchacho se alejaba y salió corriendo tras él. -¡Eh! ¡Espera! Yo no soy un cazador de pájaros.-
Thairos fue hacia Aetiel para ponerse a su mismo nivel. Empezó a seguirle como si tuviese la mayor confianza con aquel muchacho. Thairos era de aquella manera, muy alegre y solía fiarse de las personas a la más mínima. Normalmente el asesino daba una oportunidad a toda persona para demostrar que eran buenas personas. Aetiel por ahora no había dado indicios de que fuese mal tipo y además no había visto ningún cartel con su cara por ninguna parte. El pelirrojo echó sus manos hacia atrás apoyándolas en su cabeza mientras miraba al frente. -Yo soy un caza recompensas, lucho contra criminales y cobro el dinero por su cabeza. Quiero hacer de este mundo un lugar mejor y además ser una leyenda andante.- Aclaró el asunto de cazar pájaros rápidamente. No quería que el moreno se llevase la impresión equivocada de él. Tal vez en otra cosa podría seguirle el juego y afirmar que lo era, pero era su trabajo. Para él el trabajo que hacía le llenaba bastante así que no permitía confusiones. También pensaba que aparentaría ser más guay.
-¿Vas a la ciudad? Iré contigo si no te importa. Tengo que ir también.-
Thairos fue hacia Aetiel para ponerse a su mismo nivel. Empezó a seguirle como si tuviese la mayor confianza con aquel muchacho. Thairos era de aquella manera, muy alegre y solía fiarse de las personas a la más mínima. Normalmente el asesino daba una oportunidad a toda persona para demostrar que eran buenas personas. Aetiel por ahora no había dado indicios de que fuese mal tipo y además no había visto ningún cartel con su cara por ninguna parte. El pelirrojo echó sus manos hacia atrás apoyándolas en su cabeza mientras miraba al frente. -Yo soy un caza recompensas, lucho contra criminales y cobro el dinero por su cabeza. Quiero hacer de este mundo un lugar mejor y además ser una leyenda andante.- Aclaró el asunto de cazar pájaros rápidamente. No quería que el moreno se llevase la impresión equivocada de él. Tal vez en otra cosa podría seguirle el juego y afirmar que lo era, pero era su trabajo. Para él el trabajo que hacía le llenaba bastante así que no permitía confusiones. También pensaba que aparentaría ser más guay.
-¿Vas a la ciudad? Iré contigo si no te importa. Tengo que ir también.-
- Off rol:
- Tío, lo siento mucho. Siento haber tardado tanto en responder, ayer se entregaban los Time Skip y estuve liadísimo escribiéndolo. Ya estoy aquí de nuevo así que cuando quieras ^^.
Aetiel
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Aetiel se alejaba poco a poco del lugar donde había tenido lugar el encuentro a tres bandas entre un pájaro, un "cazador" y el propio pelinegro, lo que allí había pasado no es que fuera algo de lo que el pelinegro se sintiera orgulloso en un futuro, pero él mismo no le daría más importancia de la necesaria, tal y como había hecho siempre.
- Ah, eres de esos cazadores. - El pelinegro respondía fingiendo que le importaba la explicación que le había dado el que parecía ser su acompañante. - Mmm... todo eso que dices está muy bien, pero habrá quien te espera demasiado por tu parte y se siente decepcionada de que no estés ahí para ayudarlos o salvarlos, o simplemente no llegues a tiempo. - En la voz del pelinegro por primera vez se notaba algo distinto a la desgana o la falta de interés, esta vez a cada palabra que decía algo crecía y crecía en su interior, algo que llevaba mucho tiempo ahí escondido. - Créeme, está muy bien tratar de ser un héroe pero es muy difícil llegar a serlo. - La ira con la que había comenzado su discurso había desaparecido para volver de nuevo a ese tono tranquilo, a veces adormecedor.
- Está bien, si quieres venir conmigo no te lo impediré. - La conversación había acabado y ellos al parecer habían avanzado sin darse cuenta a través de toda esa vegetación. Habían llegado hasta lo que parecía ser una especie de acantilado en el interior de la isla y ambos se encontraban en su parte más alta, después de observar los alrededores al final Aetiel pudo encontrar lo que parecía un camino el que descender.
- Ah, eres de esos cazadores. - El pelinegro respondía fingiendo que le importaba la explicación que le había dado el que parecía ser su acompañante. - Mmm... todo eso que dices está muy bien, pero habrá quien te espera demasiado por tu parte y se siente decepcionada de que no estés ahí para ayudarlos o salvarlos, o simplemente no llegues a tiempo. - En la voz del pelinegro por primera vez se notaba algo distinto a la desgana o la falta de interés, esta vez a cada palabra que decía algo crecía y crecía en su interior, algo que llevaba mucho tiempo ahí escondido. - Créeme, está muy bien tratar de ser un héroe pero es muy difícil llegar a serlo. - La ira con la que había comenzado su discurso había desaparecido para volver de nuevo a ese tono tranquilo, a veces adormecedor.
- Está bien, si quieres venir conmigo no te lo impediré. - La conversación había acabado y ellos al parecer habían avanzado sin darse cuenta a través de toda esa vegetación. Habían llegado hasta lo que parecía ser una especie de acantilado en el interior de la isla y ambos se encontraban en su parte más alta, después de observar los alrededores al final Aetiel pudo encontrar lo que parecía un camino el que descender.
- Spoiler:
- No pasa nada, yo mismo no he podido entrar apenas desde el jueves.
Thairos Furei
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Thairos siguió al moreno tranquilamente. Cuando mencionó que era un cazador, el muchacho dijo algo que inquietó al pelirrojo. Llegó a la conclusión de que algo le había ocurrido en el pasado. Thairos prefirió no preguntar por el momento para que el muchacho no se enfadase o tuviese que pasar un mal rato debido a aquellos recuerdos. -Es cierto que no podré salvar a todo el mundo, pero si puedo hacer que éste lugar sea un mundo mejor estaré satisfecho.-
Después de un tiempo andando, se encontraron frente a un acantilado. Thairos se quedó con las manos en la cadera mirando las vistas. Aetiel sin embargo encontró un camino por donde descender. El pelirrojo se acercó al muchacho e intentó poner una mano en su hombro derecho. Se dejase Aetiel o no, comenzaría a hablar. -Imagino que si seguimos por ese camino llegaremos a la civilización.- Después de decir aquello empezó a andar hacia el sendero adelantándose a su compañero. Dio varios pasos y un enorme sonido surgió de los árboles que estaban a la espalda de aquellos dos. Thairos se paró en seco y se giró para mirar al muchacho. Después de mirar a Aetiel miró hacia las copas de los árboles. -¿Qué diablos ha sido eso?-
Después de varios minutos de silencio aquel ruido interrumpió nuevamente. Las copas de los árboles empezaron a moverse bastante y una figura oscura comenzó a aparecer. Era algo que mediría alrededor de unos cinco metros. A simple vista parecía ser un animal peludo. Era raro ya que según lo que sabía el pelirrojo no había animales de esa envergadura. Antes de que pudiese aparecer, Thairos echó mano a su espalda, concretamente a la zona lumbar. A continuación desenfundó su puñal y se puso en pose de combatir. No sabía exactamente qué es lo que iba a pasar. Lo cierto es que para estar en un lugar tan frondoso no habían sido atacados. Tras varios segundos de espera, la figura se aclaró. Era un enorme tigre que con cada paso que daba se iba relamiendo. Por lo visto tenía hambre y se había fijado en aquellos dos muchachos.
Thairos abandonó su pose de combate para dar paso al asombro. Sin duda era el felino más grande que había visto nunca. ¡Joder! ¡Vaya bicho!- Después de aquello reaccionó nuevamente y ésta vez miró seriamente al enorme gato. Adoptó de nuevo una pose de combate levantando su puñal y esperó hasta ver qué hacía aquella bestia.
Después de un tiempo andando, se encontraron frente a un acantilado. Thairos se quedó con las manos en la cadera mirando las vistas. Aetiel sin embargo encontró un camino por donde descender. El pelirrojo se acercó al muchacho e intentó poner una mano en su hombro derecho. Se dejase Aetiel o no, comenzaría a hablar. -Imagino que si seguimos por ese camino llegaremos a la civilización.- Después de decir aquello empezó a andar hacia el sendero adelantándose a su compañero. Dio varios pasos y un enorme sonido surgió de los árboles que estaban a la espalda de aquellos dos. Thairos se paró en seco y se giró para mirar al muchacho. Después de mirar a Aetiel miró hacia las copas de los árboles. -¿Qué diablos ha sido eso?-
Después de varios minutos de silencio aquel ruido interrumpió nuevamente. Las copas de los árboles empezaron a moverse bastante y una figura oscura comenzó a aparecer. Era algo que mediría alrededor de unos cinco metros. A simple vista parecía ser un animal peludo. Era raro ya que según lo que sabía el pelirrojo no había animales de esa envergadura. Antes de que pudiese aparecer, Thairos echó mano a su espalda, concretamente a la zona lumbar. A continuación desenfundó su puñal y se puso en pose de combatir. No sabía exactamente qué es lo que iba a pasar. Lo cierto es que para estar en un lugar tan frondoso no habían sido atacados. Tras varios segundos de espera, la figura se aclaró. Era un enorme tigre que con cada paso que daba se iba relamiendo. Por lo visto tenía hambre y se había fijado en aquellos dos muchachos.
Thairos abandonó su pose de combate para dar paso al asombro. Sin duda era el felino más grande que había visto nunca. ¡Joder! ¡Vaya bicho!- Después de aquello reaccionó nuevamente y ésta vez miró seriamente al enorme gato. Adoptó de nuevo una pose de combate levantando su puñal y esperó hasta ver qué hacía aquella bestia.
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Ante el breve discursito del pelinegro su compañero no parecía tener muchas pegas o al menos eso era lo que transmitía, la conversación no avanzaría más en esa dirección ya que ambos parecía que no tenían muchas ganas de que lo hiciera.
Después de llegar al acantilado habían logrado encontrar un estrecho camino por el que descender a lo que Thairos añade que intuye que siguiendo por ahí pronto llegarían hasta la el lugar donde habitaban las gentes de esa isla.
- La verdad es que no se si llegaremos o no hasta la ciudad, pero según tengo entendido ésta se encuentra en el centro de la isla y si seguimos por ahí iremos hacia el interior, eso seguro. - El pelinegro se había decidido a continuar por esa ruta lo quisiera su compañero o no, aunque al parecer seguirían juntos un tiempo ya que ahora era Aetiel el que se encontraba a la espalda de Thairos, que ya avanzaba hacia la senda que descendía por ese acantilado. Entonces algo captó la atención de ambos, un sonido que provenía de su los árboles que se encontraban a sus espaldas, Aetiel se giraba lentamente a la vez que se acercaba poco a Thairos.
- No se que será eso, pero no es que suene muy bien. - El pelinegro había desenfundado su arma y se había situado a la altura de su compañero, observando como el sonido que habían escuchado a sus espaldas daba lugar a un irritable silencio que acabaría con la aparición de lo que había causado el ruido que los puso en alerta. Un gigantesco felino con un pelaje rayado los observaba desde una distancia de apenas diez metros.
- No podemos huir, hay que enfrentarlo o nos destrozará - La bestia parecía estar evaluando la situación al igual que lo hacían ambos muchachos. La verdad es parecía que habían tenido bastante suerte en su camino hasta el lugar donde se encontraban, ya que tan solo se habían encontrado con pequeñas aves y abundantes plantas pero no con nada peligroso.
- No le podemos dar la espalda, si lo hacemos estaremos perdidos. Estamos en su jardín de caza particular. - El pelinegro no apartaba la vista del felino que los encaraba de igual manera, la situación se había tornado bastante peligrosa para ellos, habían pasado de dar un tranquilo paseo por la naturaleza a jugarse la vida en escasos segundos.
Después de llegar al acantilado habían logrado encontrar un estrecho camino por el que descender a lo que Thairos añade que intuye que siguiendo por ahí pronto llegarían hasta la el lugar donde habitaban las gentes de esa isla.
- La verdad es que no se si llegaremos o no hasta la ciudad, pero según tengo entendido ésta se encuentra en el centro de la isla y si seguimos por ahí iremos hacia el interior, eso seguro. - El pelinegro se había decidido a continuar por esa ruta lo quisiera su compañero o no, aunque al parecer seguirían juntos un tiempo ya que ahora era Aetiel el que se encontraba a la espalda de Thairos, que ya avanzaba hacia la senda que descendía por ese acantilado. Entonces algo captó la atención de ambos, un sonido que provenía de su los árboles que se encontraban a sus espaldas, Aetiel se giraba lentamente a la vez que se acercaba poco a Thairos.
- No se que será eso, pero no es que suene muy bien. - El pelinegro había desenfundado su arma y se había situado a la altura de su compañero, observando como el sonido que habían escuchado a sus espaldas daba lugar a un irritable silencio que acabaría con la aparición de lo que había causado el ruido que los puso en alerta. Un gigantesco felino con un pelaje rayado los observaba desde una distancia de apenas diez metros.
- No podemos huir, hay que enfrentarlo o nos destrozará - La bestia parecía estar evaluando la situación al igual que lo hacían ambos muchachos. La verdad es parecía que habían tenido bastante suerte en su camino hasta el lugar donde se encontraban, ya que tan solo se habían encontrado con pequeñas aves y abundantes plantas pero no con nada peligroso.
- No le podemos dar la espalda, si lo hacemos estaremos perdidos. Estamos en su jardín de caza particular. - El pelinegro no apartaba la vista del felino que los encaraba de igual manera, la situación se había tornado bastante peligrosa para ellos, habían pasado de dar un tranquilo paseo por la naturaleza a jugarse la vida en escasos segundos.
- Spoiler:
- Ya iba a meter yo un animal en este post también jaja. Sorry por tardar, ando algo liado estos días.
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