¿Amigos por necesidad o enemigos por oficio? [Privado Sinclair y Roora]

Hoy había decidido cogerme el "día libre" de mis obligaciones en el santuario, para poder salir al exterior. No es que no me gustara estar ahí, ni mucho menos, pero había veces que me agobiaba la idea de estar siempre debajo del agua; por lo que le había pedido permiso al capitán para escaparme un rato a la isla más cercana y ver si con el aire fresco me relajaba un poco.
Había venido sola, en una barquita pequeña que había dejado en el puerto y llevaba conmigo los objetos esenciales para poder disfrutar del día, es decir, mi guitarra y mis partituras, además de una pequeña daga que nunca venía mal.
Como todavía no había hecho nada como pirata que mereciera la pena recordar, no tenía un cartel de "se busca", por lo que no había ninguna posibilidad de que alguien me reconociera, o eso esperaba, y por esa razón iba vestida con ropa de verano sin necesidad de esconder la cara como tendría que hacer Inaga.
Después de unas horas de deambular por la isla sin ningún rumbo en concreto, me di cuenta de que no había comido nada desde que me había despertado y, con las prisas por salir del submarino, no me había cogido dinero por lo que no me quedaba otra opción que ponerme a tocar la guitarra para ganarme el pan de ese día, como en los viejos tiempos.
Sabía que había otras formas de ganar dinero mucho más eficientes pero esta era una que a mi apenas me costaba esfuerzo y me servía para practicar, además, tampoco necesitaba mucho para comer por lo que si lo hacía bien, con una canción bastaría.
Busqué la calle más transitada y me coloqué a la sombra de un toldo para no acalorarme por el sol. Saqué la guitarra de la funda, la cual dejé abierta para que dejasen ahí el dinero y empecé tocando una dulce melodía de arpegios bastantes simples para atraer a la gente, una vez ya habían unas siete personas a mi alrededor empecé a cantar junto con la guitarra:

Villa Orange, un nuevo destino al que había llegado buscando alguna pista para encontrar aquello por lo que dejé mi vida pasada y mi hogar. Si soy sincero debo decir que me sentía perdido , como alguien que busca un tesoro sin contar con un mapa y esperando, simplemente, a que la suerte en algún momento estuviese de mi lado y me dijera "hey mira, ahí está lo que buscas". No es que fuese una persona a la que le gustara que le dieran todo hecho, pero tampoco era mucho pedir un poco suerte ¿no?

Y podría parecer una tontería lo que estaba haciendo desde que salí de la isla, pero así tenía la sensación de estar cumpliendo mi misión, ya que era una misión contrarreloj y el tiempo pasaba y lo peor de todo es que no sabía cuanto tiempo me quedaba.

Aunque en este momento, me estaba tomando un descanso en una terraza cuando, de repente, una dulce melodía y una dulce voz comenzaron a deleitarme el oído. Casualmente, esta canción sonaba cerca de mí y al fijarme más pude ver a la persona que la estaba cantando estaba en el mismo establecimiento que yo, me acerqué a ella y cuando acabó su actuación le aplaudí mientras le decía:

- Una hermosa canción my lady, incluso al escucharle me ha apetecido cantar algo a mi también. No se preocupe no la dejare en mal lugar, pues me considero un cantante pasable, pero si me hiciese el honor de acompañarme con su guitarra se lo agradecería mil veces.

Cuando terminé la canción, de entre el público, se me acercó un chico un poco mas mayor que yo y me dijo mientras aplaudia:
- Una hermosa canción my lady, incluso al escucharle me ha apetecido cantar algo a mi también. No se preocupe no la dejare en mal lugar, pues me considero un cantante pasable, pero si me hiciese el honor de acompañarme con su guitarra se lo agradecería mil veces.-

Alagada por sus comentarios pero un poco extrañada por la forma tan cortes con la que se había dirigido a mi, no quise rechazarle la oferta

-Faltaría más my Lord- le contesté sonriendo mientras imitaba la forma en la que me había hablado-pero quisiera advertirle que mis conocimientos musicales todavía no son demasiado buenos, intentare no defraudaros. Ahora si me pudieseis decir los acordes o las notas que debo tocar para acompañaros, me facilitaríais bastante la tarea pero, si no los conoceis, no os preocupeis; improvisaré algo que quede bien con la melodía que canteis-

Por lo que parecía, tenddría que posponer la comida que tanto me apetecía pero, ahora tampoco me importaba demasiado; si el chico cantaba tan bien como esperaba podría ganar un poco más de dinero y así poder disfrutar de un mejor manjar.

-Por cierto, no quiero parecer entrometida o descortes pero, ¿podría decirm su nombre? es solo por mera curiosidad, si no quiere no tiene que hacerlo-

Al responderme la chica lo hizo del mismo modo que yo, no me pareció descortés por su parte, pues no lo hizo con tono burlón, sino que parecía que quería usar en mismo modo de trato que yo. Aunque pensé en decirle que no era necesario, que lo hiciera, después pensé- quien soy yo para dudar si esta joven habla así o no-, así que lo deje pasar. A continuación, me dijo que sus conocimientos sobre música no eran tan buenos a lo que le respondí:

- Cierto es que nunca se deja de aprender, señorita pero, le haré una pregunta ¿ha visto la reacción que ha provocado la ejecución de su obra? cuando encuentre la respuesta quizás pueda saber la calidad de sus conocimientos musicales.


A pesar de todo, me dijo que le dijera los acordes de la obra que iba a cantar y que ella intentaría reproducirlos con su instrumento, a esto le respondí con una sonrisa:


- ¿Sabe? soy del tipo de persona que tiene la extraña sensación que la vida es como una extensa canción y, que si se piensa bien , cada segundo de la misma tiene una canción que puede definirlo. Lo que quiero decir con estas palabras es que sería un sacrilegio, y me disculpo ante usted, el que yo ahora entonara otra melodía, pues no sabría cual. Pero esto me hace proponerle un reto en el que solo usted saldrá victoriosa. Se que le debo una canción, así que le propongo lo siguiente si no soy capaz de devolvérsela antes de nuestra despedida, me podrá hacer una petición y yo la aceptaré gustoso ¿acepta?


Ahora que lo recordaba me había olvidado de presentarme ante aquella hermosa dama:


- Por cierto, mi nombre es Marcus South ¿Cuál es el que define su gran belleza, señorita?

El joven de cabellos rojos, al preguntarle que canción quería cantar, me contestó que en ese momento no sabía cual, por lo que me propuso lo siguiente; sí no me cantaba una canción antes de que nos despidiéramos, le podría pedir cualquier cosa que quisiera y el la tendría que cumplir. Viendo que no tenía nada que perder, rápidamente acepte su propuesta y empecé a pensar las distintas cosas que podría pedirle. Decidí pedirle algo normal pues, parecía una persona demasiado noble como para merecer que le hiciese hacer algo malo.

- Por cierto, mi nombre es Marcus South ¿Cuál es el que define su gran belleza, señorita?-

-Mi nombre es Roora, pero puedes llamarme como más gusteis- le contesté tímidamente, me encantaba mi nombre pero aveces me parecía que era demasiado simple pues nunca decía mi apellido, desde mi punto de vista, no tenía ninguno -¿te importaría si yo te llamara Marc-san?, es una pequeña manía que tengo de simplificar los nombres de las personas que conozco, pero si lo prefieres te puedo llamar Marcus-san, pues de las dos formas suena bien-

No sabía muy bien cuando había empezado pero, desde hacía algún tiempo, siempre hacía esto con las personas que conocía y sí no les importaba, claro. Mientras le decía esto, empecé a recoger la guitarra y a recontar el dinero que había recaudado. No era mucho pero era suficiente para una comida, o unas bebidas para dos personas. Cerré la funda y me la cargué al hombro.

-No es por ser curiosa ni nada pero ¿que és lo que os trae por aquí?, ¿sois de la isla o extranjero como yo? -hice una pequeña pausa para luego añadir corriendo- sí me lo podeis contar claro, es sólo por hablar de algo, no pretendo ser impertinente ni nada por el estilo-

El nombre de aquella joven dama era Roora, era un nombre extraño, pero quién era yo para juzgar eso, después me preguntó algo muy extraño, me dijo que si me importaba que me llamase Marc-san o Marcus-san, una forma curiosa de dirigirse a una persona pero le sonreí y le dije:

- No me importa en absoluto señorita, además es un nombre curioso este por el que me quereis llamar.

A continuación, vi como la joven guardaba su guitarra en un estuche y lo cerraba, acto seguido contó el dinero que había recaudado con su actuación. La chica me preguntó sobre mi origen, me dijo que ella no era de esta isla y yo con un tono misterioso le dije:

- Señorita, si le soy sincero, podría decirse que acabo de descubrir este mundo...


En cierta manera, era verdad aquello que le había dicho pero quería saber como reaccionaría la chica ante esa repuesta:


- El por qué estoy en esta isla es largo de contar, pero no me importa contarlo, pero ¿que le parece si se lo cuento mientras tomamos algo? no se preocupe invito yo.


Llamé al camarero y cuando vino le pedí un helado de fresa y le dije que lo que pidiera la chica corría de mi cuenta.

Al parecer, no le importaba que le llamara por el apodo que se me había ocurrido por lo que pensaba usarlo.
Cuando le pregunté de donde venía el me contestó:

- Señorita, si le soy sincero, podría decirse que acabo de descubrir este mundo...-

La verdad es que no entendí muy bien a que se refería pues, no conocía nada de su pasado para poder interpretar esa frase, pero supuse que estaría haciendo referencia a algún cambio en su vida que le había hecho "descubrir este mundo", me quedé mirándule un segundo intrigada y, cunado iba a preguntarle a que se refería, añadió cambiando de tema:

- El por qué estoy en esta isla es largo de contar, pero no me importa contarlo, pero ¿que le parece si se lo cuento mientras tomamos algo? no se preocupe invito yo.

-Me parece una gran idea- Contesté con una gran sonrisa, "así me podría ahorrar el tener que invitarle a tomar algo" pensé.

Marcus llamó al camarero y le pidió un helado de fresa y yo le pedí otro de vainilla. Cuando nos los dio, nos sentamos en una de las mesas en la terraza para poder tomárnoslo a la sombra del toldo del restaurante. Cerré los ojos un momento para poder disfrutar mejor de la fresca brisa, como hacía calor venía genial para refrescarme y, además, traia consigo el olor del mar que tanto me gustaba.

-Bueno Marc-san, ahora que tenemos tiempo, ¿por qué no me cuenta las razones de su visita?- le volví a preguntar para después pegarle un lametón a mi helado.

De repente, recordé la letra de la canción que cantaba cuando nos habíamos visto y no se por qué de mis ojos salieron algunas lágrimas y ni voz parecía que iba a quebrarse y supe que a la dama le iba a parecer rara este repentino cambio  no quería preocuparla así que le dije con la mejor sonrisa que pude poner:

- No se preocupe por mi repentino cambio de semblante solo es que, no se porque volvió a aparecer en mi mente su canción y mi difunto hermano tuvo la akuma no mi de Ángel y bueno...


Era curioso, pues en vida no lo llegué a conocer, solo lo vi en aquel sueño que tuve la noche antes de salir de mi isla así qué, y por duro que parezca, no debería estar triste y a pesar de este pensamiento no podía dejar de estarlo.


- Las razones de mi visita son muchas o quizás el por qué demasiado largo pero te lo contaré. Vivía en una isla cerrada al mundo exterior y más aún para las familias reales que la gobiernan, aunque si te soy sincero estas familias reales no son los máximos gobernantes de la isla, si no algo o alguien que es un malvado tirano. Pero no es un tirano normal, no somete a las gentes de la isla día tras día sino que digamos provoca disturbios por medio de malhechores. Lo peligroso de este ser es que tiene un plan para tener a las familias reales a su merced y lo peor es que no se que es lo que tiene planeado. La única maldad de este ser que afecta directamente a las familias reales, además de los males que les provocan a las gentes de la isla es que cuando las princesas de las tres familias reales cumplan la mayoría de edad sus padre se las tendrán que entregar para que sean sus concubinas.


Por ahora no tenía pensado decirle quien era en realidad, pero aun faltaba una parte que contarle para responder su pregunta al completo:


- Por estas razones voy recorriendo este muevo mundo que se abre ante mis ojos buscando guerreros que me ayuden a acabar con el malvado aún corriendo el riesgo de no saber que ocurrirá si el cae.

De pronto, Marc-san me dijo:
- No se preocupe por mi repentino cambio de semblante solo es que, no se porque volvió a aparecer en mi mente su canción y mi difunto hermano tuvo la akuma no mi de Ángel y bueno...- no entendía muy bien a que se refería.

Cuando me fijé mejor, me di cuenta que estaba llorando y me senti bastante mal, no había debido ser agradable el recordar la muerte de un ser querido.

-Lo siento mucho, no lo sabía- dije mientras ponía una de mis manos sobre la suya para reconfortarle pero el no le dio más importancia y siguió hablando sobre la razón por la que había venido aquí.


-  Vivía en una isla cerrada al mundo exterior y más aún para las familias reales que la gobiernan, aunque si te soy sincero estas familias reales no son los máximos gobernantes de la isla, si no algo o alguien que es un malvado tirano. Pero no es un tirano normal, no somete a las gentes de la isla día tras día sino que digamos provoca disturbios por medio de malhechores. Lo peligroso de este ser es que tiene un plan para tener a las familias reales a su merced y lo peor es que no se que es lo que tiene planeado. La única maldad de este ser que afecta directamente a las familias reales, además de los males que les provocan a las gentes de la isla es que cuando las princesas de las tres familias reales cumplan la mayoría de edad sus padre se las tendrán que entregar para que sean sus concubinas. Por estas razones voy recorriendo este muevo mundo que se abre ante mis ojos buscando guerreros que me ayuden a acabar con el malvado aún corriendo el riesgo de no saber que ocurrirá si el cae.-

Cuando terminó su historia, le miré con otros ojos. Nunca hubiera imaginado que llevara una carga tan grande sobre sus hombros y que aparentara estar tan tranquilo y alegre. El sentimiento que tenía por proteger su hogar me dio cierta envidia pues, yo no tenía un lugar al que considerar mi "hogar".

-Te deseo mucha suerte en tu búsqueda y espero que logres tu objetivo- paro un segundo para tomarme un poco más del helado y luego añadí -Ahora, te contaré mi pasado pues, no eres el único que no lo ha pasado bien. Yo nací en una isla perdida llamada Derive, era hija única y pertenecía a una familia normal- iba a seguri con mi historia, cuando vi a unos marines pasar y que uno se me quedará mirando más de la cuenta.

Sabía que era difícil que me reconociera pero no imposible por lo que decidí evitar conflictos innecesarios.

-¿Te importaría si vamos dando un paseo por el pueblo? Me gustaría hacer un poco de turismo- dije mientras me ponía en marcha en dirección contraria a los marines y agarraba a Marc-san de un brazo para que me siguiera -Mientras vamos andando te sigo contando; pues eso, familia normal y feliz, hasta que cumplí los 13 años cuando un tsunami arrasó con la isla y me quedé huerfana como muchos otros niños. El estado nos cubrió la educación y las necesidades básicas pero, yo solo quería salir de ahí, sentía que ya no había nada que me mantuviera unida ahí- Hice una pequeña pausa para tomar aire, hacía mucho que no habñaba de este tema -Pero bueno, ya han pasado mas de cinco años, y solo lo veo como un hecho más de mi vida-

La chica se disculpó por haberme hecho recordar la muerte de mi hermano y me contó su historia, pero algo hizo que se alterara y me cogió del brazo para que la siguiera no sabía muy bien que pretendía o que le ocurría, pero me dejé llevar, seguía contándome su historia y a media que lo iba haciendo dejé de dejarme llevar, pues mi cuerpo empezaba a estremecerse y mis ojos volvieron a humedecerse.

Aquella pobre chica no tenía hogar por el que ni siquiera luchar, no tenía familia a la que amar, no tenía nada...lo había perdido todo y lo peor es que nada podía hacer para vengarse pues lo que le arrebató la vida fueron las fuerzas de la naturaleza. Y sin quererlo me salieron estas palabras de mi boca.

- Antes no tenía porque haberse disculpado por haberme hecho recordar a mi hermano, porque aunque duela hacerlo y te entristezca, recuerdas aquellos momentos que pasaste con tus seres queridos y de algún modo vuelves a sentir como si siguieran vivos. No digo que haya que vivir en el pasado pero, a veces, resulta reconfortante perderse en él.


Tras decir esto no lo pude evitar y abracé a la chica contra mi pecho, mientras le acariciaba su pelo. Quizás esperaba que se abriera y expresara sus sentimientos ahora que le había dado razones, o al menos eso creía, de que conmigo podía hacerlo.

Además por primera vez veía a una persona vulnerable, no en el sentido físico por supuesto, sino en el sentimental y sin quererlo aquella chica me empezaba a provocar una irrefrenable ternura o quizás me estuviera enamorando de ella, cosa que intentaba evitar pues mi amada me esperaba en mi isla, pero la fuerza del amor no es si quiera comparable al poder de la naturaleza.

Mientras decía estas últimas palabras, Marc-san se paró en medio de la calle mientras los ojos se le empezaron a poner llorosos. No podía entender porque alguien que me acababa de conocer se había visto tan afectado por la historia de mi pasado.

Supongo que me sorprendio tanto porque nadie había sentido verdadera lástima por mi; en la isla, todos perdimos a alguien importante por lo que no se hablaba del tema, hubiera sido demasiado incómodo y doloroso el ir dando el "pésame" a todas las personas con las que te encontraras y que ellas te lo dieran a ti; sería como meter el dedo en la herida de una forma constante, luego fuera de la isla, sino era necesario hablar sobre algún tema relacionado, no tenía ninguna necesidad de sacarlo, por lo que había aprendido a asumir la tristeza como un hecho y aprender a vivir con ella.

-Antes no tenía porque haberse disculpado por haberme hecho recordar a mi hermano, porque aunque duela hacerlo y te entristezca, recuerdas aquellos momentos que pasaste con tus seres queridos y de algún modo vuelves a sentir como si siguieran vivos. No digo que haya que vivir en el pasado pero, a veces, resulta reconfortante perderse en él.-

Me quedé impactada por las palabras de Marc-san y, más aun cuando me abrazó y empezó a acariciar mi pelo.No sabía exactamente cuando había empezado a llorar pero en ese momento, no era capaz de calmarme.
Apoyando mi cabeza en el pecho de Marc-san y temblando cómo una niña pequeña lloré por todas las veces que había querido pero no me lo había permitido, por todas las veces que había deseado haber muerto yo en su lugar y por todas las veces que me había sentido abandonada en este mundo.
No se cuanto tiempo paso pero a mi me dio la impresión que habían pasado años, sus caricias en el pelo habían conseguido relajar mi llanto, que dejara de temblar y empezara a respirar de forma tranquila.

-Sien...siento mucho el haberle causado estas molestias- le dije con la voz un poco cortada -Es que las palabras que me dijiste me conmovieron y no pude...evitar...- decidí no seguir hablando pues no quería volver a empezar con el drama.

Después de haber llorado tanto y de haber estado diciendo cosas sin sentido, notaba que me había quitado un peso del corazón, era la primera vez que me sentía tan libre.

La chica lloró, lloró desconsoladamente abrazándome apoyándose en mi pecho el cual comenzaba a sentir húmedo, aunque no me importaba en absoluto. Otra vez ese sentimiento que me atemorizaba volvió a surgir dentro de mi y ese sentimiento era amor, el sentimiento que, curiosamente, me atemorizaba en ese momento estar sintiendo, en general era un fuerte defensor del mismo

Temía enamorarme de esa chica porque no dejaba de pensar en mi bella Kiara. Sabía que llamarla "amada" era incorrecto, pues por miedo a ponerla en peligro nunca le dije te amo o le dí alguna prueba de ello y, también temía que en todo este tiempo mi querida princesa hubiera escogido otro pretendiente al no ver por mi parte muestras de amor, pero si eso pasaba no le reprocharía nada.

Mi cabeza era un completo lío y eso me hizo tener un quizás desafortunado reflejo, ya que le dí a la chica un beso en los labios. No se cuanto duró, pero cuando me di cuenta de lo que hacía separé mis labios de los suyos:

- Discúlpame, yo solo es que no se que me ha pasado, estoy avergonzado de verdad y esto no es propio de un príncipe, es una ofensa besar así a traición a una dama. Ruego que me disculpes por favor.


No sabía cual sería su reacción si me abofetearía, cosa a la que tendría todo el derecho o que haría.