La caza del dragón negro

VS.

Límite de tiempo: Sin fecha límite ni saltos de turno.

Condiciones:
-El perdedor estara a merced del ganador para cualquier consecuencia.


Lugar:
Esta isla es un desierto que tiene un único río al este de ésta, por lo que la poca vegetación existente se encuentra al lado del río creando un lugar agradable donde pasar el tiempo antes de proseguir el viaje. La fauna también es escasa pero la mayor parte de la fauna consiste en reptiles,anfibios y peces con la presencia de algunos cánidos salvajes en la vegetación cercana a las orillas del río. La isla es llana lo único que asoma son las dunas de arena creadas por el viento.

Comienza:
Dexter Black

Se recogió el cabello en una larga coleta, como acostumbraba cada mañana desde su huida. Hacía ya más de año y medio de su encierro, uno desde que se liberó y apenas había pasado un par de días desde que le dieron la noticia. "¿Expulsado?", pensó en el momento que lo escuchó. Había sido relegado de sus funciones y, tras la visita a Mariejoa, pese a no dañar a nadie, el Gobierno Mundial había decidido romper su alianza. No los podía culpar, no obstante. Kawahiro había sido muy claro en sus palabras, quince minutos y haría lo debido. ¿Le gustaba? No, en absoluto. Sus planes se habían torcido a causa de aquello, y mucha gente quedaba fuera de su protección. De las tres islas que ahora constituían su territorio, sólo habitaba una, y las noticias no eran tan rápidas como el saqueo nocturno que se aleja con la primera marea... No obstante, el árbol de la vida en el Edén era un castigo más fiero que caer al mundo real. Por lo menos ya no debía tragar por los caprichos de esa gente.

Sarden era su última parada antes de Hexos, y planeaba pasar algún tiempo preparándose para el torneo que al parecer se disputaría en Hexos. La primera vez debió rehusar la invitación, pero ya no estaba investigando para dar con Kirito, y tampoco tenía nada mejor que hacer hasta que se encontrase con la Joya dondequiera que estuviese. ¿Qué sería de los demás tras tanto tiempo? Hinori y los dos guerreros eran los últimos que habían permanecido a su lado desde Mariejoa; Midorima lo había traicionado por Derian, y Nemo tentado por un ascenso en el escalafón tomó un puesto como Shichibukai. "A tu lado sólo quedan los que te quieren", lo consoló su mente mientras esbozaba una sonrisa amarga. Allí, bajo el sol infernal de aquella isla, debía ser un buen sitio para calentar antes de la competición.

Se colocó frente a la costa, lejos de miradas indiscretas, y se quitó la camiseta que llevaba, dejando de cintura para arriba su torso musculado y hacia abajo un pantalón holgado color azul marino. En sus pies unos zapatos de tela, y ocultando la cicatriz con forma de dragón, un brazalete de plata mientras un guantelete también plateado decoraba la mano del dragón azul. La Mano de Plata llevaba mucho tiempo siendo uno de sus distintivos más famosos, aunque ahora que conocía quién era, no podía evitar pensar que aquel artefacto perteneciera en el pasado a su madre. Aunque parecía hecho a medida para alguien de su tamaño... Ya investigaría sobre aquello.

Dexter se había pasado al parecer. De un shichibukai había pasado a ser uno de los cuatro emperadores de la piratería. El deber del almirante de la flota era capturarlo o en caso extremo eliminar la amenaza. Sin embargo él era un justiciero y pensaba matar al dragón a no ser que su vida corriese el máximo peligro. Todavía no se creía que el zafiro hubiese hecho aquello pero no tenía opción, su precio había subido de forma exagerada. El deber de la marina era mantener la paz en el mundo y eso incluía parar a los tipos que tuviesen recompensa por su cabeza. El mundo era duro pero si había marines luchando, tratando de evitar las injusticias todo podía ir bien.

Le había estado siguiendo la pista al dragón y los rumores le habían llevado hasta aquel desierto. Su barco estaba en un extremo de la isla y ya llevaba un par de horas caminando con varias botellas de agua por si acaso. Portaba su armadura de grafeno y aquellas alas de cuervo regaladas por su maestro Kosuke. Sus ninjatos no podían faltar y menos su enorme shuriken que portaba en la espalda. No tardó mucho en llegar hasta la costa, dónde pudo ver a su objetivo. Era lo suficiente listo para saber que él ya sabía que estaba allí pues la fama de aquel dragón era muy buena. Su olfato debía de ser asombrosos y seguro que disponía de haki observación. El almirante de la flota soltó un suspiro y caminó hacia él de forma calmada, era el momento de la verdad.

Cuando estuvo a una distancia de ocho metros o así, alzó la voz. – Ex Shichibukai Dexter Black. Le pido que no se resista y se deja apresar en nombre de la justicia. No podemos dejar pasar su traición. – Dijo con un tono autoritario mientras se preparaba por si las moscas. Estaba frente a un rival formidable. El viento mecía su melena pelirroja y sus ojos estaban clavados en todo momento en el shichibukai.

Respiró hondo. El viento se lo decía, los olores no mentían y su presencia chocaba con el cuerpo del joven Marine. Debía tener su edad, tal vez un poco menos o quizás algo más, pero la carrera de Minato Kazuo era intachable y meteórica, alcanzando un puesto que hasta el momento había estado siempre en manos de hombres más experimentados. Muchas veces se había preguntado si era el más indicado para dirigir aquel cuerpo militar, tan ciego como estaba con una visión basada en aceptar la ley de tiranos... ¿Rendirse ante aquello? Dexter había sufrido por ellas, estaba fuera del sistema. La voz del Den Den mushi hacía tres años le había mentido, y aquella revisión de su recompensa jamás llegó. Había aumentado exponencialmente y, tras la aparición de sus carteles, al parecer la gente había empezado a mentarlo como Yonkou... "Pero sólo significa marginado". Negó con la cabeza mientras esperaba al hombre que pretendía darle caza. ¿Cómo iba a salir de aquello sin convertirlo en un baño de sangre?

-¿Lo escuchas, Minato?- respondió el dragón, mirando al cielo. El sol era cegador y no se observaba ni una sola nube. Olía a agua y a sal y a tensión y a miedo. ¿Quién tendría más? La fama del pirata era temible, pero si pese a lo que Dexter había llegado a ver de él pudo escalar tanto debía guardar un secreto poderoso. O eso o la Marina se iba quedando lentamente sin recursos. Todo podía ser-. Delante de nosotros el mar late, el viento vibra... Incluso el sol emite sonido, a su manera. Cuando caminas, tus pasos suenan en la arena, y al dejarla volver a su lugar de nuevo canta.

Tal vez estuviera más cerca ahora, sabiendo escuchar, de encontrar al músico perfecto. Y seguramente Minato también buscara aquello, aunque fuese otra cosa completamente distinta. Todos tenían sueños, esperanzas, ilusiones... La más próxima en aquel momento era recuperar a sus viejos camaradas, así como ver de nuevo a algunos otros. Aunque Minato fuese un imbécil no podía hacerle daño. No gratuitamente...

-Hace mucho tiempo, Almirante Akaikarasu- terminó diciendo, mientras se daba la vuelta. Le sacaba dos cabezas al hombre, y había una diferencia mucho más notable: El pequeño armado hasta los dientes, embozado en su armadura y con la determinación de cumplir el deber sobre sus hombros. El grande semidesnudo y con la única resolución de que ninguno cayera aquel día-, cuando nos conocimos en Dressrosa, le dijiste a Arribor Neus que no se contuviera, que era un pirata con gran recompensa. Aquel día me entraron ganas de matarte; ni siquiera te molestaste en preguntarme por qué. Por qué un cazador termina como pirata, ni por qué un pirata con recompensa nimia sobre su él termina valiendo tanto dinero. No fuiste justo ese día, y no lo estás siendo ahora. ¿Qué he hecho para aumentar tanto lo que vale mi cabeza? Explícame, Minato Kazuo, por qué alguien que ha arriesgado tantas veces su vida por la gente a la que defiendes ahora lo perseguís con más empeño.

El viento frenó en seco. La voz de Dexter no dejó de sonar neutra en ningún momento, pero tal vez se le notara resentido por el cariz de sus palabras. No le importaba.

-Si quieres hacer justicia hoy vuelve a tu despacho y busca un criminal de verdad- sus ojos pasaron de un color gélido a una tonalidad azul eléctrica-. Ahora, si no te importa, estoy ocupado.

Le dio la espalda de nuevo, manteniendo su haki de observación activo por si pretendía cualquier cosa, y siguió contemplando las olas. Tal vez el Marine quisiera unírsele, o prefiriera atacarlo sin contemplaciones. En cualquier caso lo estaba esperando.

Las palabras de aquel hombre hicieron al almirante de la flota quedar pensativo. Su mirada era seria en todo momento debido a la situación. Tenía frente a sus ojos a un yonkou, un tipo con el poder suficiente como para reventar una isla él solo. Era cierto que no sabía los motivos pero él confiaba en la justicia ante todo. Krauser era un buen hombre y pese a todo trató de arrestarlo. El deber era el deber y si tenían precio era por algo. Lo último de todo le molestó un poco. Si Dexter pensaba que iba a irse así de buenas estaba muy equivocado. Era el almirante de la flota, seguramente un ejemplo a seguir para muchísimos reclutas. Estaba claro lo que estaba a punto de pasar.

El pelirrojo dio un paso adelante desenfundando uno de sus ninjatos entonces. – Una recompensa se pone por cometer delitos, Dexter. No conozco todos los detalles pero un criminal sigue siendo un criminal. No creo que seas mala persona pero la ley es la ley. – Hizo una breve pausa mientras iba activando su haki de observación. Debía de estar atento a cualquier cosa que pasase. – Esta es la última vez que te lo digo, entrégate y permitiré que tengas un juicio justo. Si tienes un precio es por algo, no suelen ponerse gratis. He sido mandado a por ti y mis órdenes son claras, de modo que lo siento pero no hay alternativa. – Dicho aquello cerró el yelmo cubriéndose la cara con la armadura y sacando el segundo ninjato. Sabía que no se iba a rendir y le esperaba un combate duro. – ¡Manos arriba Dexter! – Terminó ordenando en un tono más alto y tragando saliva.

-Se ve que no voy a salir de esto con mi proverbial labia, ¿Verdad?- dijo Dexter, sin mucho interés. No quería enfrentarse a ese hombre, al fin y al cabo fueron "compañeros" durante mucho tiempo. Bueno, todo lo compañeros que un Marine y un Shichibukai podían ser, pero trabajaron codo con codo por evitar la caída de Mariejoa. En fin, lo que no podía contrariarle era que debía cumplir su trabajo, aunque todo lo demás sí-. No voy a luchar contigo.

Alzó las manos y miró de nuevo al marine. Era demasiado pequeño para llegar a esposarlo tan arriba, y además no iba a tener oportunidad. Se había colocado el casco debidamente, algo muy acertado para la ocasión, pero innecesario. No iba a recibir ningún golpe, al menos no si funcionaba lo que estaba pensando. La resolución del almirante parecía firme, pero ¿Hasta qué punto lo era? Tan sólo había una forma de comprobarlo.

-Lo siento.

La imagen de Nadia muriendo ante él pasó fugazmente por su cabeza, y sus ojos tomaron un brillo rojo hasta que de él emanó un aura tan fuerte que la camisa a unos metros acabó hecha jirones. El Haki del Rey se elevó como un ave e impactó en cada ser vivo que había cerca. Lo que sucedería en el cuerpo del Almirante era otra historia, pero si lo amedrentaba lo suficiente, podía abandonar el lugar sin que ninguno de los dos fuera herido.

Dio un paso adelante, aún con las manos en alto, y comenzó a acercarse al Marine. Si tenía que probar un plan alternativo sus brazos bajarían rápidamente, poniéndose en guardia y preparándose para lo peor.

Minato se quedó mirando a aquel hombre cuando de repente notó un intenso poder recorrer su cuerpo entero. No pudo evitar poner los ojos en blanco y caer al suelo inconsciente.

Dexter bajó los brazos al mismo tiempo que el Marine caía, y no pudo evitar esbozar una sonrisa. Ni una gota de sangre, tan sólo su voluntad enfrentada a la de Minato le había dado la victoria. ¿Victoria? Sí, evitar una batalla estúpida en la que uno de los dos debía acabar muerto lo era. "Sólo queda una pequeña broma...", pensó, buscando entre sus cosas. Lo lógico sería que llevara uno, aunque tal vez hubiera decidido hacer una locura. No había lo que buscaba.

Y de repente se fijó. Abultado y puntiagudo, cerca de su entrepierna había una protuberancia que pudo reconocer, al sacarla del bolsillo, como un den den mushi. Aquello era aún mejor de lo que esperaba. Apretó el botón de rellamada, y si tenía suerte... Bueno, los Marines se desplazaban en barco, ¿No?

-Aquí Minato Kazuo, Almirante de la Flota a las órdenes del Gobierno Mundial- dijo, tomando su voz al tiempo que su cuerpo se transformaba en el del pequeño soldado-. Ha sido una dura batalla, pero he podido enfrentarlo. Sin embargo tengo heridas en todo el cuerpo y me resulta imposible moverme. Necesito ayuda.

No esperó respuesta, pero sacó de su bolsillo la pequeña libreta que siempre llevaba y una estilográfica.

"Estimado Minato:

Espero que recuerdes hoy como el día en que casi capturas al Capitán Dexter Black.

Por cierto, intenta disfrutar un poco de la vida o algún día te arrepentirás, y reflexiona sobre tu justicia.

FDO: Dexter Black."

Arrancó la hoja y la dejó en el bolsillo, junto al Den Den mushi. Tras eso, voló lejos. Ya entrenaría en otra parte.