Medusa Fleckeri
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Era un día nublado, perfecto para aquella chica, las calles estaban tranquilas y había poca gente por estas. Hacía algo de viento y la trenza de la rubia se movía levemente de un lado a otro. La asesina caminaba con la mirada seria rumbo a la base Marine, hacía poco que se había alistado y estaba deseosa por terminar los primeros trámites y ascender. El simple hecho de empezar como raso era una ofensa para sí misma y su orgullo, pero era algo por lo que había que pasar.
Cuando estaba pasando frente a una frutería no pudo evitar ver cómo un hombre robaba una manzana. Era de cabellos negros, vestía con una camiseta roja y un pantalón marrón. La pobre tendera, una mujer entrada en años, no pudo darse cuenta a tiempo del hurto y seguía atendiendo al resto de clientes con una sonrisa. Medusa hizo que uno de sus tentáculos se deslizara bajo los pies de aquel hombre sin que se diese cuenta. Cuando estaba justo bajo él hizo que subiera comprimiendo sus genitales, el hombre soltó un quejido muy agudo y cayó al suelo dejando caer la manzana. Medusa se acercó lentamente hasta su posición, se agachó y cogió aquella fruta roja. El tentáculo de la rubia no aflojó ni por un momento y comprimía los testículos de aquel hombre sin piedad, una vez devolvió la manzana a su sitio se puso frente a aquel pobre desgraciado.
- Tienes suerte, me pillas de buen humor y no voy a matarte. Pero si vuelves a delinquir, por muy lejos que estés… - se acercó a su oreja y le susurró al oído – sufrirás y me suplicarás que te mate.
La chica mostró una sonrisa enfermiza y el tentáculo se liberó dejando a aquel hombre respirar tranquilo. Las lágrimas de aquel tipo recorrían toda su cara y el suelo empezaba a llenarse de ellas formando un minúsculo charco aderezado con algunos mocos. La mujer mayor de la tienda se quedó mirando a la rubia y el resto de clientes estaban estupefactos al ver aquella escena. Antes de que se alejase demasiado la mujer mayor se dirigió a la marine.
– ¡Gracias por todo, joven! ¿Tú nombre es?
- Medusa… Medusa Fleckeri, una nueva incorporación a los marines.
La asesina siguió caminando sin detenerse y ni siquiera se había molestado en girarse para responder a la tendera, tenía prisa por llegar al cuartel y no podía permitirse perder más tiempo o no daría una buena impresión.
Cuando estaba pasando frente a una frutería no pudo evitar ver cómo un hombre robaba una manzana. Era de cabellos negros, vestía con una camiseta roja y un pantalón marrón. La pobre tendera, una mujer entrada en años, no pudo darse cuenta a tiempo del hurto y seguía atendiendo al resto de clientes con una sonrisa. Medusa hizo que uno de sus tentáculos se deslizara bajo los pies de aquel hombre sin que se diese cuenta. Cuando estaba justo bajo él hizo que subiera comprimiendo sus genitales, el hombre soltó un quejido muy agudo y cayó al suelo dejando caer la manzana. Medusa se acercó lentamente hasta su posición, se agachó y cogió aquella fruta roja. El tentáculo de la rubia no aflojó ni por un momento y comprimía los testículos de aquel hombre sin piedad, una vez devolvió la manzana a su sitio se puso frente a aquel pobre desgraciado.
- Tienes suerte, me pillas de buen humor y no voy a matarte. Pero si vuelves a delinquir, por muy lejos que estés… - se acercó a su oreja y le susurró al oído – sufrirás y me suplicarás que te mate.
La chica mostró una sonrisa enfermiza y el tentáculo se liberó dejando a aquel hombre respirar tranquilo. Las lágrimas de aquel tipo recorrían toda su cara y el suelo empezaba a llenarse de ellas formando un minúsculo charco aderezado con algunos mocos. La mujer mayor de la tienda se quedó mirando a la rubia y el resto de clientes estaban estupefactos al ver aquella escena. Antes de que se alejase demasiado la mujer mayor se dirigió a la marine.
– ¡Gracias por todo, joven! ¿Tú nombre es?
- Medusa… Medusa Fleckeri, una nueva incorporación a los marines.
La asesina siguió caminando sin detenerse y ni siquiera se había molestado en girarse para responder a la tendera, tenía prisa por llegar al cuartel y no podía permitirse perder más tiempo o no daría una buena impresión.
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Re: El infierno y la serpiente. [Aomine-Medusa] [Post TS-Pasado] [Privado] {Vie 22 Abr 2016 - 20:29}
Aomine estaba en su despacho. Se había cogido un sitio en aquel cuartel del Norte y realmente le agradaba bastante. La sala estaba ordenada y las estanterías llenas de libros sobre biografías de marines famosos y demás. En la pared había un enorme hueco dónde había cuatro guadañas. Una era blanca con una cadena de hierro, otra era igual a la anterior pero en color roja. La siguiente era negra y tenía doble hoja, una en cada lado y por ello resultaba rara. La última era parecía a la primera pero estaba hecha de kairouseki puro, al menos en la parte cortante, recibía el nombre de Traintor. La alfombra del suelo era azulada y había un perchero negro. La puerta estaba hecha de buena madera y el pomo era plateado. A su derecha había una ventana por dónde podía ver la entrada al cuartel. A su izquierda otra que daba vistas al mar, estaba bien hecho.
El asesino iba vestido con su habitual traje blanco, que constaba de chaqueta, pantalones y sombrero. En sus pies unos elegantes zapatos y por dentro una camisa gris pálida junto a una corbata azul. Detrás de la silla estaba echada su capa de Vice-almirante. Tenía el pelo recogido en una coleta y parecía estar mirando unos informes del Oeste. – Estos cabrones revolucionarios ¿Piensan tomar Frejulión sin permiso? – Dijo para sí mientras sonreía de lado. No hacía mucho que estaba en el puesto, de hecho llevaba dos días. Tenía aún algunas cicatrices en las manos pero debido a sus guantes blancos, no se veían. El combate con aquel idiota había sido intenso pero finalmente se había llevado la victoria. Esperaba que cuando retase a uno de los almirantes, éste no usase técnicas tan cobardes como meterse en bolas eléctricas. Le había jodido bastante con su patética habilidad de defensa.
En ese momento la puerta se abrió dejando paso a un tipo gordo con portentoso bigote rubio. Sus ojos eran verdes y vestía con el uniforme de Comodoro. – Aomine-sama, están llegando unos reclutas nuevos ¿Qué ordena que se haga? – Daiki suspiró un poco y cerró los ojos para después pasar la mano por su mentón. No sabía qué hacer con los nuevos y la verdad es que era su obligación hacer algo. – Diles que se instalen y se vayan a dar una vuelta. – Los ojos de aquel hombre se abrieron como platos. No parecía ser verdad, tal vez el nuevo Vice-almirante estaba de broma. – Pero señor ¿En serio? – El moreno asintió con tranquilidad mientras continuaba mirando el informe. Después se dio cuenta que quizás no era la mejor opción y simplemente soltó un suspiro. – Joder, que hagan lo que les dé la gana. Si quieren instrucciones que se pasen por mi despacho. – El Comodoro sonrió de forma amable y asintió con la cabeza para después marcharse tranquilamente de aquel sitio. El moreno una vez estuvo solo se quedó mirando sus informes con toda la calma del mundo. Iba a tener que ir a divertirse a aquella isla del Oeste.
El asesino iba vestido con su habitual traje blanco, que constaba de chaqueta, pantalones y sombrero. En sus pies unos elegantes zapatos y por dentro una camisa gris pálida junto a una corbata azul. Detrás de la silla estaba echada su capa de Vice-almirante. Tenía el pelo recogido en una coleta y parecía estar mirando unos informes del Oeste. – Estos cabrones revolucionarios ¿Piensan tomar Frejulión sin permiso? – Dijo para sí mientras sonreía de lado. No hacía mucho que estaba en el puesto, de hecho llevaba dos días. Tenía aún algunas cicatrices en las manos pero debido a sus guantes blancos, no se veían. El combate con aquel idiota había sido intenso pero finalmente se había llevado la victoria. Esperaba que cuando retase a uno de los almirantes, éste no usase técnicas tan cobardes como meterse en bolas eléctricas. Le había jodido bastante con su patética habilidad de defensa.
En ese momento la puerta se abrió dejando paso a un tipo gordo con portentoso bigote rubio. Sus ojos eran verdes y vestía con el uniforme de Comodoro. – Aomine-sama, están llegando unos reclutas nuevos ¿Qué ordena que se haga? – Daiki suspiró un poco y cerró los ojos para después pasar la mano por su mentón. No sabía qué hacer con los nuevos y la verdad es que era su obligación hacer algo. – Diles que se instalen y se vayan a dar una vuelta. – Los ojos de aquel hombre se abrieron como platos. No parecía ser verdad, tal vez el nuevo Vice-almirante estaba de broma. – Pero señor ¿En serio? – El moreno asintió con tranquilidad mientras continuaba mirando el informe. Después se dio cuenta que quizás no era la mejor opción y simplemente soltó un suspiro. – Joder, que hagan lo que les dé la gana. Si quieren instrucciones que se pasen por mi despacho. – El Comodoro sonrió de forma amable y asintió con la cabeza para después marcharse tranquilamente de aquel sitio. El moreno una vez estuvo solo se quedó mirando sus informes con toda la calma del mundo. Iba a tener que ir a divertirse a aquella isla del Oeste.
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Re: El infierno y la serpiente. [Aomine-Medusa] [Post TS-Pasado] [Privado] {Vie 22 Abr 2016 - 21:10}
La chica siguió caminando por aquellas calles sin ningún problema ni altercado, era un sitio tranquilo y nadie sería tan tonto como para liarla tan cerca de un cuartel marine. En unos minutos se plantó frente al edificio, era de color blanco y tenía la palabra “MARINE” escrita en colores azules. La muchacha alzó la mirada fijándola en la palabra azulada, su cara cambió y ahora mostraba un rostro cabreado. Los dientes de la rubia asomaban levemente por la comisura de sus labios y sus ojos se achinaron un poco. Bajó la cabeza mirando directamente a la puerta y entró en el cuartel. Su cara había cambiado y mostraba el típico rostro de indiferencia, el interior era de color madera, el suelo estaba hecho del mismo material que aparentaba y unas escaleras blancas se alzaban frente a ella. A su derecha había una recepción con un joven marine tras la mesa, así que la chica se acercó hasta él para preguntarle un par de cosas.
- Buenos días, mi nombre es Medusa Fleckeri, vengo a presentarme como nueva marine.
Aquel hombre se quedó unos segundos mirando a la rubia y posteriormente se puso a coger unos cuantos papeles. Los puso sobre la mesa y se los acercó, eran un montón de formularios que debían ser rellenados para terminar las acciones burocráticas. Los recogió y se los colocó bajo el brazo, el recepcionista le indicó que debía ir a una sala donde el vice-almirante Aomine estaba recibiendo a los nuevos reclutas. La de negro subió por las escaleras tranquilamente y mientras caminaba dejó que 5 de sus vectores pululasen por el suelo rodeándola y siguiéndola allá a donde fuese. Cinco flechas reptaban apartándose de los pies de la muchacha evitando ser pisados por esta, algunos marines se quedaban mirándola y otros sentían miedo de los tentáculos. La asesina abrió la puerta que chirriaba un poco, dos de los tentáculos se habían subido a sus hombros y se movían como si de serpientes se tratasen. Frente a ella se encontraba el vice-almirante, vestía con un traje blanco, tras él se alzaban 4 guadañas que adornaban la sala. Dio unos pasos hasta colocarse en el centro de la sala he hizo el saludo marine.
- Medusa Fleckeri, se presenta.
- Buenos días, mi nombre es Medusa Fleckeri, vengo a presentarme como nueva marine.
Aquel hombre se quedó unos segundos mirando a la rubia y posteriormente se puso a coger unos cuantos papeles. Los puso sobre la mesa y se los acercó, eran un montón de formularios que debían ser rellenados para terminar las acciones burocráticas. Los recogió y se los colocó bajo el brazo, el recepcionista le indicó que debía ir a una sala donde el vice-almirante Aomine estaba recibiendo a los nuevos reclutas. La de negro subió por las escaleras tranquilamente y mientras caminaba dejó que 5 de sus vectores pululasen por el suelo rodeándola y siguiéndola allá a donde fuese. Cinco flechas reptaban apartándose de los pies de la muchacha evitando ser pisados por esta, algunos marines se quedaban mirándola y otros sentían miedo de los tentáculos. La asesina abrió la puerta que chirriaba un poco, dos de los tentáculos se habían subido a sus hombros y se movían como si de serpientes se tratasen. Frente a ella se encontraba el vice-almirante, vestía con un traje blanco, tras él se alzaban 4 guadañas que adornaban la sala. Dio unos pasos hasta colocarse en el centro de la sala he hizo el saludo marine.
- Medusa Fleckeri, se presenta.
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Re: El infierno y la serpiente. [Aomine-Medusa] [Post TS-Pasado] [Privado] {Vie 22 Abr 2016 - 21:52}
Ya habían entrado unos tres marines a presentarse y todos habían sido seleccionados para ir al cuartel del Este. Prefería que si iban a curtirse lo hicieran en un mar no muy poderoso. La verdad es que le daba un poco igual pero debía esforzarse si quería ascender. La verdad es que estaba un poco aburrido mandando a aquellos tipos a distintos lados y ahora deseaba irse a entrenar o algo. Si no era posible al menos quería ir a hacer alguna misión entretenida. En ese momento la puerta se abrió dejando paso a una chica rubia que vestía de negro. Además tenía una especie de ¿tentáculos? La verdad es que no era muy interesante para el asesino. Pensaba que podían ser brazos ciborg a lo pulpo magnético o algo así. De todas formas cada uno podía ir como le diese la gana mientras no la liase en su despacho. La joven se presentó de forma educada y además le miraba.
Era normal que le mirase ya que era el superior pero le estaba dando ya demasiada pereza continuar allí. De hecho ahora soltó un suspiro y se puso en pie para después meter ambas manos en los bolsillos y mirarla a los ojos. – Bueno, estoy un poco cansado de todo esto. Me apetece algo con más sustancia. – Dijo al mismo tiempo que se acercaba a su cuadro y tomaba su guadaña Traintor. Entonces mostró una sonrisa calmada para después colocarse frente a ella y mirarla con una mirada totalmente. Tenía unos ojos realmente extraños pero en ese momento los suyos propios tomaron un color dorado brillante. – Te daré dos opciones ahora mismo. O te envío a otro cuartel a desarrollarte como recluta o te vienes conmigo a pillar unas cuantas cabezas. – Una vez dijo aquello la puerta se abrió de nuevo dejando pasar al comodoro anterior. En ese momento Daiki sonrió de lado y miró a compañero. – Caballero, necesito un favor muy grande. Debes de ir al puesto de pescado y traer un besugo. – Aquel hombre asintió y fue corriendo.
Una vez lo hizo, el marine simplemente tomó unas cuantas cosas más entre las que iba su den den mushi. Después se quedó mirando a la chica con una expresión sádica y bastante siniestra. – Bueno Medusa-chan ¿Has tomado una decisión? – Dijo entonces abriendo la ventana de forma tranquila, después miró al mar y pudo ver un barco al fondo. No sabía desde aquella distancia a que podía pertenecer pero podían usarlo para viajar. Entonces se colocó un poco encorvado y mostró una sonrisa siniestra. Sube. – Diría en caso de que aceptara. En ese momento activaría el kamisori y saldría disparado a cuarenta metros por segundo rumbo al barco. Casi llegando pudo ver una bandera negra con una calavera en forma de almeja. Entonces se relamió. – Día de suerte… – Susurró aterrizando entonces en cubierta e indicándole a la rubia que ya podía bajarse de su preciosa espalda.
Era normal que le mirase ya que era el superior pero le estaba dando ya demasiada pereza continuar allí. De hecho ahora soltó un suspiro y se puso en pie para después meter ambas manos en los bolsillos y mirarla a los ojos. – Bueno, estoy un poco cansado de todo esto. Me apetece algo con más sustancia. – Dijo al mismo tiempo que se acercaba a su cuadro y tomaba su guadaña Traintor. Entonces mostró una sonrisa calmada para después colocarse frente a ella y mirarla con una mirada totalmente. Tenía unos ojos realmente extraños pero en ese momento los suyos propios tomaron un color dorado brillante. – Te daré dos opciones ahora mismo. O te envío a otro cuartel a desarrollarte como recluta o te vienes conmigo a pillar unas cuantas cabezas. – Una vez dijo aquello la puerta se abrió de nuevo dejando pasar al comodoro anterior. En ese momento Daiki sonrió de lado y miró a compañero. – Caballero, necesito un favor muy grande. Debes de ir al puesto de pescado y traer un besugo. – Aquel hombre asintió y fue corriendo.
Una vez lo hizo, el marine simplemente tomó unas cuantas cosas más entre las que iba su den den mushi. Después se quedó mirando a la chica con una expresión sádica y bastante siniestra. – Bueno Medusa-chan ¿Has tomado una decisión? – Dijo entonces abriendo la ventana de forma tranquila, después miró al mar y pudo ver un barco al fondo. No sabía desde aquella distancia a que podía pertenecer pero podían usarlo para viajar. Entonces se colocó un poco encorvado y mostró una sonrisa siniestra. Sube. – Diría en caso de que aceptara. En ese momento activaría el kamisori y saldría disparado a cuarenta metros por segundo rumbo al barco. Casi llegando pudo ver una bandera negra con una calavera en forma de almeja. Entonces se relamió. – Día de suerte… – Susurró aterrizando entonces en cubierta e indicándole a la rubia que ya podía bajarse de su preciosa espalda.
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Re: El infierno y la serpiente. [Aomine-Medusa] [Post TS-Pasado] [Privado] {Vie 22 Abr 2016 - 22:40}
El vice-almirante Aomine estaban tan tranquilo sentado cuando le ofreció a la chica dos opciones: Mandarla a un cuartel o ir a algo más interesante relacionado con cabezas. La muchacha no se lo pensó ni dos segundos y ya había decidido su destino. Estaba a punto de dar su respuesta cuando un comodoro irrumpió en la sala. Aomine le encargó ir a por un besugo deshaciéndose rápido del personaje sobrante y se volvió a dirigir a la rubia preguntándole si había decidido ya y esta le contestó.
- ¿Cuándo nos vamos?
La rubia mostró una sonrisa malévola y miraba impacientemente a su superior esperando instrucciones. La idea de empezar a moverse le resultó atractiva y estaba ansiosa por empezar a poner en práctica sus dotes como marine. El vice-almirante se colocó encorvado indicando que subiera a su espalda y esto no le hacía ni pizca de gracia a la asesina, pero haría un esfuerzo titánico por ser su primera misión. Tener que tocar a un repulsivo hombre era algo que no podía casi ni imaginar, pero cuando decidió entrar en marina sabía perfectamente que tendría que hacer algunos sacrificios. Subió a los lomos de ese hombre agarrándose a su ropa, trataba de no tocar su piel o una sensación horrible recorrería su cuerpo. Salieron volando por la ventana y se dirigieron hacia el mar, Medusa miraba al suelo algo preocupada, si caía desde esa altura se haría bastante daño y si caía al mar estaría en grandes problemas.
No llevaban mucho tiempo volando cuando bajaron a la cubierta de un barco, el superior indicó a la chica que bajase y así lo hizo. La rubia echó un vistazo rápido al barco y pudo ver algo que le desagradó muchísimo, una bandera pirata con forma de almeja. La asesina odiaba con toda su alma aquellos moluscos y que la bandera de aquel barco tuviese esa forma solo añadía razones para acabar con todo ser viviente de ese navío.
- ¿A quién hay que cortarle la cabeza para irnos lo antes posible de este horrible lugar, mi vice-almirante?
- ¿Cuándo nos vamos?
La rubia mostró una sonrisa malévola y miraba impacientemente a su superior esperando instrucciones. La idea de empezar a moverse le resultó atractiva y estaba ansiosa por empezar a poner en práctica sus dotes como marine. El vice-almirante se colocó encorvado indicando que subiera a su espalda y esto no le hacía ni pizca de gracia a la asesina, pero haría un esfuerzo titánico por ser su primera misión. Tener que tocar a un repulsivo hombre era algo que no podía casi ni imaginar, pero cuando decidió entrar en marina sabía perfectamente que tendría que hacer algunos sacrificios. Subió a los lomos de ese hombre agarrándose a su ropa, trataba de no tocar su piel o una sensación horrible recorrería su cuerpo. Salieron volando por la ventana y se dirigieron hacia el mar, Medusa miraba al suelo algo preocupada, si caía desde esa altura se haría bastante daño y si caía al mar estaría en grandes problemas.
No llevaban mucho tiempo volando cuando bajaron a la cubierta de un barco, el superior indicó a la chica que bajase y así lo hizo. La rubia echó un vistazo rápido al barco y pudo ver algo que le desagradó muchísimo, una bandera pirata con forma de almeja. La asesina odiaba con toda su alma aquellos moluscos y que la bandera de aquel barco tuviese esa forma solo añadía razones para acabar con todo ser viviente de ese navío.
- ¿A quién hay que cortarle la cabeza para irnos lo antes posible de este horrible lugar, mi vice-almirante?
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Re: El infierno y la serpiente. [Aomine-Medusa] [Post TS-Pasado] [Privado] {Vie 22 Abr 2016 - 23:12}
La chica no tardó mucho en bajarse de la espalda del asesino. Aomine entonces se quitó la chaqueta blanca y empezó a darle golpecitos por si se la había ensuciado o algo. Aquellos tentáculos que había visto tenían pinto de poder hacer cosas raras y no se fiaba. Se colocó entonces aquella prenda de nuevo y miró un poco a su alrededor. Detectó algunas presencias por el barco y en ese momento decidió alertar a los demás. La forma en la que lo iba a hacer iba a ser un poco llamativa pero mientras surgiese efecto le daba absolutamente lo mismo. Se acercó despacio hasta el mástil y sonrió de lado. Después lanzó un potente corte, atravesándolo totalmente. El objeto de madera se quedó en el sitio y entonces fue cuando golpeó el suelo con fuerza. Activó su técnica de explosión galáctica y formó una potente onda expansiva que salió de él. Se expandió un metro a la redonda e hizo que el mástil callera a un lado de forma violenta.
Provocó que una ola bastante grande se formara y por ello algunas personas empezaron a salir. Se dio cuenta de que eran los típicos corsarios que iban con sus parches y patas de palo. Eran todo unos clásicos y aquello hizo que el marine empezara a reírse. – Esto va a ser realmente divertido. – Dijo al mismo tiempo que lanzaba una patada al aire, cortándolo y formando por ello un poderoso rankyaku que salió disparado hacia ellos. Su ataque partió en dos a varios hombres y el resto se quedaron mirando un poco asustados. En ese momento de la parte de atrás salieron dos tigres que al parecer iban a dos patas y portaban hachas. Eran animales parlantes y se veían bastante fuertes. El moreno sonrió de lado y en ese momento se relamió despacio mientras se ajustaba su sombrero. – Parece que sois unos tipos muy variados. De todas formas os haré ver el infierno a todos. – Dijo ahora mientras apretaba los puños.
De repente unas terribles llamas naranjas surgieron del cuerpo del asesino. Los tipos quedaron impresionados y entonces fue cuando Aomine saltó hacia atrás. Colocó ambas manos en el suelo soltando una intensa carcajada y una terrible llamarada surgió de sus manos. La potencia de éstas no tardó en atravesar el suelo del barco y llegar al mar, haciendo un agujero importante. El enorme navío empezaba a hundirse lentamente y el asesino comenzó a reír. Los dos tigres trataron de partirlo en pedazos pero pudo bloquearlos gracias a su guadaña de kairouseki, después miró a la chica. – Mata al que te dé la gana, pero procura no quemarte… – Dicho aquello escupió una vomitona de fuego por la boca, prendiendo la borda y parte del enorme buque que empezaba a soltar humo en grandes cantidades. Era una escena temible y el humo ya se veía desde el cuartel. Seguramente iban a enviar una patrulla a ver lo que estaba pasando. Daiki lanzó dos tajos rápidos acabando con la vida de los dos animales para después ver cómo más piratas salían del interior del barco. – La marina os sentencia a muerte. Es el momento de la sangre… – Dijo entonces mientras colocaba su zapato sobre el pecho de uno de los tigres y apretaba. En ese momento apareció un tipo de melena rubia y ojos rojizos, vestía con una armadura y su aura era poderosa. No tanto como Aomine pero podría ser a lo mejor la mitad de poderoso. Era el momento de una interesante batalla a contrarreloj pues las llamas estaban consumiendo el barco.
Provocó que una ola bastante grande se formara y por ello algunas personas empezaron a salir. Se dio cuenta de que eran los típicos corsarios que iban con sus parches y patas de palo. Eran todo unos clásicos y aquello hizo que el marine empezara a reírse. – Esto va a ser realmente divertido. – Dijo al mismo tiempo que lanzaba una patada al aire, cortándolo y formando por ello un poderoso rankyaku que salió disparado hacia ellos. Su ataque partió en dos a varios hombres y el resto se quedaron mirando un poco asustados. En ese momento de la parte de atrás salieron dos tigres que al parecer iban a dos patas y portaban hachas. Eran animales parlantes y se veían bastante fuertes. El moreno sonrió de lado y en ese momento se relamió despacio mientras se ajustaba su sombrero. – Parece que sois unos tipos muy variados. De todas formas os haré ver el infierno a todos. – Dijo ahora mientras apretaba los puños.
De repente unas terribles llamas naranjas surgieron del cuerpo del asesino. Los tipos quedaron impresionados y entonces fue cuando Aomine saltó hacia atrás. Colocó ambas manos en el suelo soltando una intensa carcajada y una terrible llamarada surgió de sus manos. La potencia de éstas no tardó en atravesar el suelo del barco y llegar al mar, haciendo un agujero importante. El enorme navío empezaba a hundirse lentamente y el asesino comenzó a reír. Los dos tigres trataron de partirlo en pedazos pero pudo bloquearlos gracias a su guadaña de kairouseki, después miró a la chica. – Mata al que te dé la gana, pero procura no quemarte… – Dicho aquello escupió una vomitona de fuego por la boca, prendiendo la borda y parte del enorme buque que empezaba a soltar humo en grandes cantidades. Era una escena temible y el humo ya se veía desde el cuartel. Seguramente iban a enviar una patrulla a ver lo que estaba pasando. Daiki lanzó dos tajos rápidos acabando con la vida de los dos animales para después ver cómo más piratas salían del interior del barco. – La marina os sentencia a muerte. Es el momento de la sangre… – Dijo entonces mientras colocaba su zapato sobre el pecho de uno de los tigres y apretaba. En ese momento apareció un tipo de melena rubia y ojos rojizos, vestía con una armadura y su aura era poderosa. No tanto como Aomine pero podría ser a lo mejor la mitad de poderoso. Era el momento de una interesante batalla a contrarreloj pues las llamas estaban consumiendo el barco.
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Re: El infierno y la serpiente. [Aomine-Medusa] [Post TS-Pasado] [Privado] {Dom 1 Mayo 2016 - 16:57}
Piratas y piratas salían hacia la cubierta y el vice-almirante había empezado el ataque. Un mar de fuego atravesó la cubierta haciendo un enorme agujero y el barco empezaba a hundirse. Para añadir más destrucción, Aomine había empezado a escupir fuego y casi toda la cubierta estaba en llamas. Era una batalla a contrarreloj y Medusa no se iba a quedar atrás. De su lado salían piratas huyendo del agua que inundaba los camarotes, parecían hostiles y no solo iban contra su superior, sino que también atacaron a la rubia.
Tres piratas vestidos con pantalón y camisa de rayas atacaron a la chica, todos vestían de la misma forma, parecía una especie de uniforme, solo se les podía diferenciar por el color de su pelo. Estaban armados con espadas y los tres atacaron a la vez, la chica arqueó una ceja y sin vacilar les dijo unas palabras antes de hacer cualquier ataque: “- ¿Tan pronto queréis morir?” De repente, de la espalda de la rubia salieron tres tentáculos negros con forma de flecha que se dirigieron directamente al pecho de aquellos pobres desgraciados. Dos de ellos cayeron sangrando por el pecho y la boca, había muerto debido a que los tentáculos les habían perforado el pecho hasta llegar a sus pulmones y el corazón. El otro restante había logrado ser rápido y apartar el tentáculo con la espada, se dirigía gritando hacia la marine cuando esta mostró una sonrisa malévola. “- Por fin uno que no es un debilucho.” De las piernas de la chica salieron otros dos tentáculos que trataban de clavarse en las muñecas de aquel pirata, mientras tanto Medusa atraía los otros dos tentáculos que había usado para atacar a los otros dos para que se clavasen en la zona lumbar de aquel tipo. El ataque había sido certero y el hombre gritaba de dolor al tener las muñecas apuñaladas y dos especies de lanzas con forma de flecha atravesándole los riñones. Medusa agarró el tentáculo restante y le dio la forma de una especie de puñal corto con forma de serpiente en la empuñadura. Se acercó hasta el oído del pirata, que estaba siendo sujetado por los tentáculos y le susurró: “- Dije que no eras un debilucho, pero eso no quiere decir que puedas tocarme.” Tras decirle eso la rubia le cortó el cuello salpicándose de sangre toda la cara, se relamió probando un poco de aquel líquido carmesí que había rozado sus labios y mostró una sonrisa. Liberó a aquel hombre y miró con odio al resto de tripulantes del lugar.
- ¿Alguien más?
Tres piratas vestidos con pantalón y camisa de rayas atacaron a la chica, todos vestían de la misma forma, parecía una especie de uniforme, solo se les podía diferenciar por el color de su pelo. Estaban armados con espadas y los tres atacaron a la vez, la chica arqueó una ceja y sin vacilar les dijo unas palabras antes de hacer cualquier ataque: “- ¿Tan pronto queréis morir?” De repente, de la espalda de la rubia salieron tres tentáculos negros con forma de flecha que se dirigieron directamente al pecho de aquellos pobres desgraciados. Dos de ellos cayeron sangrando por el pecho y la boca, había muerto debido a que los tentáculos les habían perforado el pecho hasta llegar a sus pulmones y el corazón. El otro restante había logrado ser rápido y apartar el tentáculo con la espada, se dirigía gritando hacia la marine cuando esta mostró una sonrisa malévola. “- Por fin uno que no es un debilucho.” De las piernas de la chica salieron otros dos tentáculos que trataban de clavarse en las muñecas de aquel pirata, mientras tanto Medusa atraía los otros dos tentáculos que había usado para atacar a los otros dos para que se clavasen en la zona lumbar de aquel tipo. El ataque había sido certero y el hombre gritaba de dolor al tener las muñecas apuñaladas y dos especies de lanzas con forma de flecha atravesándole los riñones. Medusa agarró el tentáculo restante y le dio la forma de una especie de puñal corto con forma de serpiente en la empuñadura. Se acercó hasta el oído del pirata, que estaba siendo sujetado por los tentáculos y le susurró: “- Dije que no eras un debilucho, pero eso no quiere decir que puedas tocarme.” Tras decirle eso la rubia le cortó el cuello salpicándose de sangre toda la cara, se relamió probando un poco de aquel líquido carmesí que había rozado sus labios y mostró una sonrisa. Liberó a aquel hombre y miró con odio al resto de tripulantes del lugar.
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Re: El infierno y la serpiente. [Aomine-Medusa] [Post TS-Pasado] [Privado] {Dom 1 Mayo 2016 - 20:35}
Aomine mantenía la mirada fija en aquel hombre de melena rubia que continuaba observándole a él de forma seria. La cara del asesino más bien inspiraba un poco de cachondeo debido a lo sobrado que iba. El moreno sabía de sobra que podía eliminar a aquel payaso con toda la facilidad del mundo. De hecho esperaba a que el idiota fuese el primero en atacar para de aquella forma poder lucirse un poco. Últimamente era demasiado engreído y podía darse ese lujo debido a sus victorias. A lo mejor no debía ser así pero su personalidad era bastante clara y bastante bueno estaba siendo, cuando volviese a ser él, iba a ser un cachondeo. La maldad de Jin latía en el corazón de Aomine y eso se mostraba en la sangre fría que disponía al asesinar a sus presas de aquella forma. Disfrutaba con las muertes ajenas y sobretodo con el sufrimiento.
En ese momento el tipo se lanzó a por él, tratando de impactarle un puñetazo en todo el rostro. Por suerte el haki de observación del marine le advirtió a tiempo para evadirlo un poco. Los nudillos del enemigo rozaron su mejilla, haciendo que Aomine se lanzase a un lado. En ese momento una onda explosiva salió de la nada e hizo que parte de la borda estallase. Unas flamas llegaron hasta el cuerpo del Vice-Almirante, el resultado fue unas risas de parte de aquel tipo. – ¡Hahahaha! ¿Eso es todo? ¡Técnica de Medusa! – De repente el marine hizo surgir sus llamas negras y con una de ellas formó una especie de flecha que atravesó el hombro de aquel tipo. La había hecho lo mejor posible a los tentáculos de la chica. El tipo empezó a gruñir para después tratar de golpear al asesino con la pierna. La suela alcanzó el pecho del ifrit pero este tenía un color morado azabache, por lo que no pudo hacerle gran cosa. El haki de Daiki era bastante poderoso debido a su buen entrenamiento y por ello era bastante difícil hacerle daño. Los dos años para él habían merecido la pena, aunque no tanto como le hubiese gustado. Eso era debido a que el primero se lo tiró planeando su infiltración. Luego ya pudo centrarse un poco en crear y moldear su poderoso fuego.
Aquel hombre parecía muy mosqueado y de repente abrió la boca para lanzar una especie de ataque. El marine sin pensárselo lo tomó de los hombros y lo pegó a él abriendo la boca también. Parecía que iba a besarlo o algo así, pero de repente un cañonazo de llamas entró por la boca de aquel tipo, no con tanta fuerza para arrancarle la cabeza pero sí para matarlo. Después estiró el puño imbuido en energía cortante y le atravesó el corazón. Pasaron unos segundos y el barco ya daba pena. Entonces miró a la chica de forma calmada. – Monta y vámonos, por cierto el cuerpo de ese tío vale cien millones. Si quieres medallas bonitas yo que tú lo tomaba. – Una vez dijo aquello, se colocó en la postura anterior pero sin arder para no quemarla, aunque le parecía divertida la idea de hacerlo. En cuanto lo hiciera se dirigiría de nuevo al cuartel y entraría por la ventana como si no hubiese pasado nada de nada. El barco enemigo se quemaría por sí solo y los problemas se acabarían. El pequeño combate le había divertido un poco pero no tanto como para emocionarle de sobremanera. El mejor enfrentamiento hasta el momento había sido contra el Vice-Almirante de cobre, pero ahora aquel capullo había bajado un puesto en la escala.
En ese momento la puerta se abrió, dejando paso al hombre de antes, el cual se quedó mirándole de forma tranquila y con un pez enorme en los brazos. – Señor ya le he traído el besugo, además unas cuantas almejas. – El moreno no entendió lo último pero tomó la bolsa y el animal, después los dejó en su mesa. – Hazme el favor y trae un poco de champan, nuestra recluta ha cazado ella sola a un capitán de cien millones. Mira el cartel de “Alvarito el figura”. – Aquel tipo asintió y fue a ello de inmediato. El marine mientras tanto se sentó en su mesa, pero no sin antes dejar su guadaña en el sitio dónde estaba. Se quitó la chaqueta y la camisa, quedando con una camiseta de manga corta y roja. Después le señaló a la chica otra de las sillas y simplemente se cruzó de brazos. – Bueno, dime cuáles son tus objetivos, Medusa-chan. Siéntete libre de comerte una almeja si quieres. – Una vez dijo aquello, el tipo entró con una botella de aquella bebida y con dos copas, dejándolo todo en la mesa. Parecía impresionado también por lo que había pasado. – Bebe si lo deseas, has hecho un buen trabajo eliminando a ese tipo. – Dijo Aomine mostrando una sonrisa siniestra para después cruzarse de brazos. Tal vez había encontrado algo interesante que poder hacer. Aquella chica era distinta al resto de marines novatos que habían llegado a la isla.
En ese momento el tipo se lanzó a por él, tratando de impactarle un puñetazo en todo el rostro. Por suerte el haki de observación del marine le advirtió a tiempo para evadirlo un poco. Los nudillos del enemigo rozaron su mejilla, haciendo que Aomine se lanzase a un lado. En ese momento una onda explosiva salió de la nada e hizo que parte de la borda estallase. Unas flamas llegaron hasta el cuerpo del Vice-Almirante, el resultado fue unas risas de parte de aquel tipo. – ¡Hahahaha! ¿Eso es todo? ¡Técnica de Medusa! – De repente el marine hizo surgir sus llamas negras y con una de ellas formó una especie de flecha que atravesó el hombro de aquel tipo. La había hecho lo mejor posible a los tentáculos de la chica. El tipo empezó a gruñir para después tratar de golpear al asesino con la pierna. La suela alcanzó el pecho del ifrit pero este tenía un color morado azabache, por lo que no pudo hacerle gran cosa. El haki de Daiki era bastante poderoso debido a su buen entrenamiento y por ello era bastante difícil hacerle daño. Los dos años para él habían merecido la pena, aunque no tanto como le hubiese gustado. Eso era debido a que el primero se lo tiró planeando su infiltración. Luego ya pudo centrarse un poco en crear y moldear su poderoso fuego.
Aquel hombre parecía muy mosqueado y de repente abrió la boca para lanzar una especie de ataque. El marine sin pensárselo lo tomó de los hombros y lo pegó a él abriendo la boca también. Parecía que iba a besarlo o algo así, pero de repente un cañonazo de llamas entró por la boca de aquel tipo, no con tanta fuerza para arrancarle la cabeza pero sí para matarlo. Después estiró el puño imbuido en energía cortante y le atravesó el corazón. Pasaron unos segundos y el barco ya daba pena. Entonces miró a la chica de forma calmada. – Monta y vámonos, por cierto el cuerpo de ese tío vale cien millones. Si quieres medallas bonitas yo que tú lo tomaba. – Una vez dijo aquello, se colocó en la postura anterior pero sin arder para no quemarla, aunque le parecía divertida la idea de hacerlo. En cuanto lo hiciera se dirigiría de nuevo al cuartel y entraría por la ventana como si no hubiese pasado nada de nada. El barco enemigo se quemaría por sí solo y los problemas se acabarían. El pequeño combate le había divertido un poco pero no tanto como para emocionarle de sobremanera. El mejor enfrentamiento hasta el momento había sido contra el Vice-Almirante de cobre, pero ahora aquel capullo había bajado un puesto en la escala.
En ese momento la puerta se abrió, dejando paso al hombre de antes, el cual se quedó mirándole de forma tranquila y con un pez enorme en los brazos. – Señor ya le he traído el besugo, además unas cuantas almejas. – El moreno no entendió lo último pero tomó la bolsa y el animal, después los dejó en su mesa. – Hazme el favor y trae un poco de champan, nuestra recluta ha cazado ella sola a un capitán de cien millones. Mira el cartel de “Alvarito el figura”. – Aquel tipo asintió y fue a ello de inmediato. El marine mientras tanto se sentó en su mesa, pero no sin antes dejar su guadaña en el sitio dónde estaba. Se quitó la chaqueta y la camisa, quedando con una camiseta de manga corta y roja. Después le señaló a la chica otra de las sillas y simplemente se cruzó de brazos. – Bueno, dime cuáles son tus objetivos, Medusa-chan. Siéntete libre de comerte una almeja si quieres. – Una vez dijo aquello, el tipo entró con una botella de aquella bebida y con dos copas, dejándolo todo en la mesa. Parecía impresionado también por lo que había pasado. – Bebe si lo deseas, has hecho un buen trabajo eliminando a ese tipo. – Dijo Aomine mostrando una sonrisa siniestra para después cruzarse de brazos. Tal vez había encontrado algo interesante que poder hacer. Aquella chica era distinta al resto de marines novatos que habían llegado a la isla.
Medusa Fleckeri
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Re: El infierno y la serpiente. [Aomine-Medusa] [Post TS-Pasado] [Privado] {Dom 1 Mayo 2016 - 21:57}
La chica ya había terminado cuando pudo ver que su superior estaba combatiendo con el capitán de aquel barco. Las llamas comenzaban a volverse cada vez más violentas y el navío ya estaba medio hundido. Entonces pudo escuchar unas palabras de Aomine nombrándola, había hecho una especie de flechas con unas llamas negras. La rubia no pudo evitar sentirse plagiada y mostraba un rostro cabreado hacia Daiki. “¡Copiota de mierda, búscate tus propias técnicas!” pensó la marine. La chica estaba bastante cabreada y observaba como su superior luchaba contra aquel tipo. Estaba de tan mal humor que no podía evitar acuchillar con sus tentáculos el cadáver del tipo que había matado antes. La sangre no paraba de salpicar hacia todos lados y aquella zona se conservaba entera debido a que la madera empapada de sangre ardía más lento que el resto. De entre las llamas salió un hombre quemándose y gritando, se dirigía hacia ella con una espada en llamas e intentaba darle una estocada. Entonces la joven marine hizo gala de su capoeira y saltó sobre aquel tipo poniendo una mano sobre su hombro, logrando evadir la espada. Dio un barrido a ras de suelo con su pierna haciendo que aquel tipo cayera y con tus cinco tentáculos saliendo de su espalda saltó sobre él clavándoselos en las extremidades y en el cuello. Aquella persona soltó un grito ahogado y murió en el acto, la cara de la mujer de negro se había transformado por completo, tenía un rostro de psicópata que incluso daba miedo.
Ya se había incorporado cuando vio que el vice-almirante ya había acabado y le indicaba que subiese a su espalda para irse, también le dijo que aquel tipo valía una gran recompensa y que le darían medallas por ello así que usó sus cinco tentáculos para agarrar el cuerpo sin vida de aquel tipo y subirse a la espalda del marine. La sangre que tenía Medusa por su cuerpo manchaba la ropa del hombre y esto hacía que la chica mostrase una sonrisa, por fin ese maldito estaba recibiendo su merecido por copiarla. Llegaron al despacho y el tipo de antes estaba allí con un besugo en las manos, y no solo eso, también había traído almejas y eso no agradó especialmente a la rubia. El vice-almirante le dijo que aquel capitán valía cien millones y que lo había atrapado la recluta, así que Medusa asintió con la cabeza dándole la razón a su superior, eso seguro que le valdría un ascenso.
El moreno fue a dejar su guadaña en su sitio y se sentó frente a su mesa cruzando los brazos. Le hizo una seña a Medusa para que se sentase a lo que hizo caso y tomó asiento sin parar de mirar de reojo aquellas horribles almejas. El de blanco le preguntó sobre sus objetivos y le ofreció aquellos asquerosos moluscos. La rubia no pudo evitar sentir arcadas y prefirió hablar primero de sus objetivos.
- Mis objetivos… Más bien te diré la razón por la que he entrado en la Marina. Repartir justicia, no importa quién, no importa donde, no importa cuando. Todos recibirán su merecido a su debido tiempo y en su justa medida. Por supuesto para ello deberé ascender, como recluta podré hacer poco.
Tras eso Medusa seguiría mirando aquellas almejas de reojo, sentía que debía comer al menos una pero entonces el tipo de antes puso un par de copas y una botella de champán. El vice-almirante le ofreció tomar un trago a lo que ella accedió. Tomó la botella con uno de sus tentáculos descorchándola, llenó las dos copas hasta la mitad y le ofreció una de ellas al moreno.
- No podría haberlo logrado sin usted, señor. ¡Un brindis! Por la fuerza implacable de la justicia.
La chica al decir las últimas palabras miraba al superior de forma perversa y cómplice tratando de hacerle ver la referencia a su poder frente a aquel tipo de antes. Tras chocar las copas, lo hiciese o no, daría un sorbo y dejaría la copa suavemente en la mesa.
Ya se había incorporado cuando vio que el vice-almirante ya había acabado y le indicaba que subiese a su espalda para irse, también le dijo que aquel tipo valía una gran recompensa y que le darían medallas por ello así que usó sus cinco tentáculos para agarrar el cuerpo sin vida de aquel tipo y subirse a la espalda del marine. La sangre que tenía Medusa por su cuerpo manchaba la ropa del hombre y esto hacía que la chica mostrase una sonrisa, por fin ese maldito estaba recibiendo su merecido por copiarla. Llegaron al despacho y el tipo de antes estaba allí con un besugo en las manos, y no solo eso, también había traído almejas y eso no agradó especialmente a la rubia. El vice-almirante le dijo que aquel capitán valía cien millones y que lo había atrapado la recluta, así que Medusa asintió con la cabeza dándole la razón a su superior, eso seguro que le valdría un ascenso.
El moreno fue a dejar su guadaña en su sitio y se sentó frente a su mesa cruzando los brazos. Le hizo una seña a Medusa para que se sentase a lo que hizo caso y tomó asiento sin parar de mirar de reojo aquellas horribles almejas. El de blanco le preguntó sobre sus objetivos y le ofreció aquellos asquerosos moluscos. La rubia no pudo evitar sentir arcadas y prefirió hablar primero de sus objetivos.
- Mis objetivos… Más bien te diré la razón por la que he entrado en la Marina. Repartir justicia, no importa quién, no importa donde, no importa cuando. Todos recibirán su merecido a su debido tiempo y en su justa medida. Por supuesto para ello deberé ascender, como recluta podré hacer poco.
Tras eso Medusa seguiría mirando aquellas almejas de reojo, sentía que debía comer al menos una pero entonces el tipo de antes puso un par de copas y una botella de champán. El vice-almirante le ofreció tomar un trago a lo que ella accedió. Tomó la botella con uno de sus tentáculos descorchándola, llenó las dos copas hasta la mitad y le ofreció una de ellas al moreno.
- No podría haberlo logrado sin usted, señor. ¡Un brindis! Por la fuerza implacable de la justicia.
La chica al decir las últimas palabras miraba al superior de forma perversa y cómplice tratando de hacerle ver la referencia a su poder frente a aquel tipo de antes. Tras chocar las copas, lo hiciese o no, daría un sorbo y dejaría la copa suavemente en la mesa.
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