Adam
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Green Bit, aquel inmenso jardín me recordaba a Little Garden, plantas completamente descomunales que hacían pensar por momentos que no existía civilización alguna. Además, se mencionaba que dicho tamaño se debía a la existencia de ciertos duendecillos o hadas lo cuales se encargaban de cuidarlos, diría que eran mitos de no ser de que había participado en subastas de esclavos con de unas pocas decenas de especímenes como ellos. Ciertamente habría disfrutado torturando a alguno de aquellos seres en aquella época, ya que tras aquello me había prometido a mi mismo que no volvería a ir a ninguna de ellas, ni mucho menos esclavizaría a ninguna criatura, ni siquiera a Akagami.
Pero lo cierto es que estaba aprovechando cierto margen de tiempo para estudiar que demonios hacían para que aquello creciera tanto, si averiguaba su secreto mis cultivos aumentarían exponencialmente pudiendo exportar mucho más, y lo más importante, ganar fama a la hora de camelarme a mis compatriotas.
Pero por desgracia aquella no era mi preocupación ideal, sino que tenía que buscar a un civil para que me eliminará la basura a la hora de realizar el trabajo, desvinculando así a la Cipher Pol. Ya me estaba cansando yo de aquellas prácticas, no por lo tácticas que fueran, sino por el hecho que tener que aguantar a un tipejo ajeno al cuerpo, al menos el supervisor no se quejaba cuando mataba a este tipo de compañeros, que por lo general eran igual o más odiosos que un compañero normal. Este contacto en particular debía esperarme en una de las costas de dicho islote.
La misión en esta ocasión consistía en recuperar los documentos de ciertos experimentos en Punk Hazard, ya que por lo visto hacía más de un siglo alguien o algo había estado realizando experimentos al margen de la ley. Al parecer fue un escándalo muy sonado en su época teniendo incluso que participar el mismo Vegapunk, el primero de una larga lista de genios a servicio del gobierno.
Saliendo a la playa, me encontré con un hombre, medía alrededor del metro noventa, siendo bastante bajo a mi parecer. Tenía un pelo oscuro algo de punta que acababa en una coleta, un peinado cuanto menos extraño. Su aspecto no era varonil cuanto menos, más bien de hombre afeminado, si no fuera por esa cicatriz tal vez podría acusarlo hasta de homosexual. Por fortuna para él, aún le daría una segunda oportunidad.
El hombre estaba acompañado por una especie de oveja rosa, bicho el cual se movía sin ton ni son, de forma hiperactiva, casi rogando su muerte y la de su toda su raza.
-Así que tú eres el encargado de la basura- dije refiriéndome al código que se le había asignado para la misión, muy jocoso como siempre –Bueno, más te vale que escondas o apartes de vista a ese bicho que te acompaña o lo volare los sexos- le dije imperativo, yo era quien daba las órdenes y si desobedecía le podrían una preciosa recompensa, a no ser que me matará, cosa imposible, al menos aparentemente.
Pero lo cierto es que estaba aprovechando cierto margen de tiempo para estudiar que demonios hacían para que aquello creciera tanto, si averiguaba su secreto mis cultivos aumentarían exponencialmente pudiendo exportar mucho más, y lo más importante, ganar fama a la hora de camelarme a mis compatriotas.
Pero por desgracia aquella no era mi preocupación ideal, sino que tenía que buscar a un civil para que me eliminará la basura a la hora de realizar el trabajo, desvinculando así a la Cipher Pol. Ya me estaba cansando yo de aquellas prácticas, no por lo tácticas que fueran, sino por el hecho que tener que aguantar a un tipejo ajeno al cuerpo, al menos el supervisor no se quejaba cuando mataba a este tipo de compañeros, que por lo general eran igual o más odiosos que un compañero normal. Este contacto en particular debía esperarme en una de las costas de dicho islote.
La misión en esta ocasión consistía en recuperar los documentos de ciertos experimentos en Punk Hazard, ya que por lo visto hacía más de un siglo alguien o algo había estado realizando experimentos al margen de la ley. Al parecer fue un escándalo muy sonado en su época teniendo incluso que participar el mismo Vegapunk, el primero de una larga lista de genios a servicio del gobierno.
Saliendo a la playa, me encontré con un hombre, medía alrededor del metro noventa, siendo bastante bajo a mi parecer. Tenía un pelo oscuro algo de punta que acababa en una coleta, un peinado cuanto menos extraño. Su aspecto no era varonil cuanto menos, más bien de hombre afeminado, si no fuera por esa cicatriz tal vez podría acusarlo hasta de homosexual. Por fortuna para él, aún le daría una segunda oportunidad.
El hombre estaba acompañado por una especie de oveja rosa, bicho el cual se movía sin ton ni son, de forma hiperactiva, casi rogando su muerte y la de su toda su raza.
-Así que tú eres el encargado de la basura- dije refiriéndome al código que se le había asignado para la misión, muy jocoso como siempre –Bueno, más te vale que escondas o apartes de vista a ese bicho que te acompaña o lo volare los sexos- le dije imperativo, yo era quien daba las órdenes y si desobedecía le podrían una preciosa recompensa, a no ser que me matará, cosa imposible, al menos aparentemente.
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El bicho salió corriendo hacia mi persona, ante lo cual inmediatamente saqué una de mis pistolas, Piety para ser exactos disparando al aire, espantando al animal antes que se pusiera a juguetear.
-Juro por dios que matare a ese bicho si se me vuelve a acercar- dije enojado, iracundo, antes de suspirar y comenzar a encenderme un pitillo rubio, inspirando y expirando, recuperando por completo la compostura –Que nos acompañe, pero como nos produzca algún problema en la misión no dudes que daré un mal reporte sobre tu persona en mi vuelta a Marieoja- finalicé a modo de ultimátum.
Enfundando el arma con decoraciones de marfil en la sobaquera, examiné el arma de mi compañero, el hombre manejaba un espadón de grandes dimensiones, después de todo seguramente sería un gañan fuerte. Aflojándome levemente el nudo de la corbata, escuche como el hombre se ponía mi completa disposición:
-Bien acompáñame a la jungla, debemos ir al poblado de los Tonnatta - dije mientras me adelantaba esperando a que mi compañero me siguiera.
Me adentré en la jungla con precaución, advirtiendo cualquier peligro, lo cual incluía a mi propio compañero y a su mascota de los cuales no terminaba de fiar, debíamos adentrarnos en la jungla hasta el poblado de los enanos, los cuales continuaban viviendo al margen de la ley. Según avanzábamos, la selva se hacía más densa, increíble que ocurriera eso pese al tamaño descomunal de la selva. Haciendo un gesto a mi compañero le indique que se adelantará y que fuera abriendo camino con su arma de filo. De tarde en tarde, nos parábamos, dejando que mi compañero descansará y así aprovechar para coger muestras de plantas las cuales guardaba en unos viales, los cuales me garantizarían que la planta sobrevivía para estudiarla y con suerte cruzarla para hacer la genética de la propia planta mejorará y así exportarlo a mis plantaciones.
El silencio del camino era tenso, principalmente por que no estaba por la labor de darle conversación a mi compañero, me limitaría a darle instrucciones muy explicitas, no deseaba malgastar ni un poco de saliva. Dando una calada al cigarro, comencé a sumergirme en mis pensamientos, deseaba medrar como agente y recuperar el puesto que se me negaba, suponía que el agente Shelby últimamente me había mandado solamente trabajos de mierda solamente para eternizarme en aquel puesto, lo cual no llegaba a entender ya que no le había dado motivos, después de todo podía ser terriblemente encantador y cordial si la situación lo requería. Después de todo iba a ser difícil quitarme aquellas acusaciones de encima, incluso tras haber sido declarado inocente en aquel juicio militar.
En lo que respectaba a la banda, hacía varias semanas que no los veía, pero eso no era un problema, ya que el gobierno continuaba creyendo que estaba infiltrado. Aunque ciertamente les extrañaba que pudiera compaginar las misiones con mi infiltración, de hecho, me estaban metiendo prisa para que cerrará el caso de una vez por todas y preparará la redada. Lo cual sería difícil, ya que los miembros se habían dispersado últimamente, por lo que no me sería complicado decir al gobierno que deberían esperar un poco más.
-Juro por dios que matare a ese bicho si se me vuelve a acercar- dije enojado, iracundo, antes de suspirar y comenzar a encenderme un pitillo rubio, inspirando y expirando, recuperando por completo la compostura –Que nos acompañe, pero como nos produzca algún problema en la misión no dudes que daré un mal reporte sobre tu persona en mi vuelta a Marieoja- finalicé a modo de ultimátum.
Enfundando el arma con decoraciones de marfil en la sobaquera, examiné el arma de mi compañero, el hombre manejaba un espadón de grandes dimensiones, después de todo seguramente sería un gañan fuerte. Aflojándome levemente el nudo de la corbata, escuche como el hombre se ponía mi completa disposición:
-Bien acompáñame a la jungla, debemos ir al poblado de los Tonnatta - dije mientras me adelantaba esperando a que mi compañero me siguiera.
Me adentré en la jungla con precaución, advirtiendo cualquier peligro, lo cual incluía a mi propio compañero y a su mascota de los cuales no terminaba de fiar, debíamos adentrarnos en la jungla hasta el poblado de los enanos, los cuales continuaban viviendo al margen de la ley. Según avanzábamos, la selva se hacía más densa, increíble que ocurriera eso pese al tamaño descomunal de la selva. Haciendo un gesto a mi compañero le indique que se adelantará y que fuera abriendo camino con su arma de filo. De tarde en tarde, nos parábamos, dejando que mi compañero descansará y así aprovechar para coger muestras de plantas las cuales guardaba en unos viales, los cuales me garantizarían que la planta sobrevivía para estudiarla y con suerte cruzarla para hacer la genética de la propia planta mejorará y así exportarlo a mis plantaciones.
El silencio del camino era tenso, principalmente por que no estaba por la labor de darle conversación a mi compañero, me limitaría a darle instrucciones muy explicitas, no deseaba malgastar ni un poco de saliva. Dando una calada al cigarro, comencé a sumergirme en mis pensamientos, deseaba medrar como agente y recuperar el puesto que se me negaba, suponía que el agente Shelby últimamente me había mandado solamente trabajos de mierda solamente para eternizarme en aquel puesto, lo cual no llegaba a entender ya que no le había dado motivos, después de todo podía ser terriblemente encantador y cordial si la situación lo requería. Después de todo iba a ser difícil quitarme aquellas acusaciones de encima, incluso tras haber sido declarado inocente en aquel juicio militar.
En lo que respectaba a la banda, hacía varias semanas que no los veía, pero eso no era un problema, ya que el gobierno continuaba creyendo que estaba infiltrado. Aunque ciertamente les extrañaba que pudiera compaginar las misiones con mi infiltración, de hecho, me estaban metiendo prisa para que cerrará el caso de una vez por todas y preparará la redada. Lo cual sería difícil, ya que los miembros se habían dispersado últimamente, por lo que no me sería complicado decir al gobierno que deberían esperar un poco más.
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