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Akuma no mi
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Mi primera parada me lleva a un lugar llamado loguetown la legendaria ciudad del alfa y del omega, muchas historias ocurrieron en este lugar, desde guerras hasta ejecuciones épicas donde el gran rey de los piratas murió.
El día no tenía buena pinta ya que a mi parecer pronto comenzaría a llover, pero tenía que buscar información de un lugar donde tenía planeado comenzar a mejorar y también buscaba cierta información sobre una Akuma no mi específica, después de salir del barco mercante cuyo viaje fue bastante agradable decidí adentrarme dentro del pueblo donde solo a los pocos metros de haber comenzado a caminar comienzan a caer unas pocas gotas de lluvia, rápidamente mire a diferentes lugares y uno que pude destacar fue una cantina, corrí lo más rápido que pude y al adéntrame me di cuenta que el local estaba totalmente vacío sin pisca alguna de vida, podía divisar al cantinero limpiando sus utensilios muy tranquilamente, me acerque sentándome tranquilamente en una de las cillas mirando fijamente al hombre que lucía realmente tranquilo aunque para mí era algo extraño, el día no parecía bueno para su oficio.
- ¿día difícil jefe? –
Pregunte tranquilamente al hombre que no tardó mucho en notar mi enorme tamaño y mi enorme arma pero aun así no si intimido ni un poco, tal vez ver personas extrañas como yo era su día a día.
- Suelen ocurrir estas clases de día estimado cliente, pero aun así usted es el primero en entrar hoy, permítame darle una oferta de 2 por 1 en su primer trago del día –
me dijo aquel hombre que se notó bastante satisfecho de recibir a su primer cliente del día, él tenía razón, incluso los más grandes negocios tienen días como este, incluyendo la piratería.
-Tal vez lleguen clientes pronto amigo, mientras puede darme un gran trago de cerveza de mantequilla si es tan amable, además que ando en búsqueda de información, quizás en un momento dado ella llegue a mí en vez de yo ir en búsqueda de la misma, todo dependerá de la voluntad de mi dios-
El hombre al escuchar mis palabras comenzó a buscar entre sus botellas lo que le había pedido con tanta tranquilidad, yo quite mi hacha de mi espalda y la coloque a un costado de mí, cerrando mis ojos y dispuesto a esperar lo que fuera necesario para tomar de mi bebida, mientras en mi cabeza solo recorría la misma oración una y otra vez, “debo llegar a ese continente”.
El día no tenía buena pinta ya que a mi parecer pronto comenzaría a llover, pero tenía que buscar información de un lugar donde tenía planeado comenzar a mejorar y también buscaba cierta información sobre una Akuma no mi específica, después de salir del barco mercante cuyo viaje fue bastante agradable decidí adentrarme dentro del pueblo donde solo a los pocos metros de haber comenzado a caminar comienzan a caer unas pocas gotas de lluvia, rápidamente mire a diferentes lugares y uno que pude destacar fue una cantina, corrí lo más rápido que pude y al adéntrame me di cuenta que el local estaba totalmente vacío sin pisca alguna de vida, podía divisar al cantinero limpiando sus utensilios muy tranquilamente, me acerque sentándome tranquilamente en una de las cillas mirando fijamente al hombre que lucía realmente tranquilo aunque para mí era algo extraño, el día no parecía bueno para su oficio.
- ¿día difícil jefe? –
Pregunte tranquilamente al hombre que no tardó mucho en notar mi enorme tamaño y mi enorme arma pero aun así no si intimido ni un poco, tal vez ver personas extrañas como yo era su día a día.
- Suelen ocurrir estas clases de día estimado cliente, pero aun así usted es el primero en entrar hoy, permítame darle una oferta de 2 por 1 en su primer trago del día –
me dijo aquel hombre que se notó bastante satisfecho de recibir a su primer cliente del día, él tenía razón, incluso los más grandes negocios tienen días como este, incluyendo la piratería.
-Tal vez lleguen clientes pronto amigo, mientras puede darme un gran trago de cerveza de mantequilla si es tan amable, además que ando en búsqueda de información, quizás en un momento dado ella llegue a mí en vez de yo ir en búsqueda de la misma, todo dependerá de la voluntad de mi dios-
El hombre al escuchar mis palabras comenzó a buscar entre sus botellas lo que le había pedido con tanta tranquilidad, yo quite mi hacha de mi espalda y la coloque a un costado de mí, cerrando mis ojos y dispuesto a esperar lo que fuera necesario para tomar de mi bebida, mientras en mi cabeza solo recorría la misma oración una y otra vez, “debo llegar a ese continente”.
Yoko Littner
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Akuma no mi
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Un delicioso aroma a comida recién hecha inundaba la calle. Me dejé llevar por él, pero no encontraba el lugar de donde provenía. Inflé los mofletes un poco, enfurruñada, por no conseguir lo que quería. La verdad es que en Loguetown aun se podían ver los resquicios de la guerra que se ocasionó hace años. Yo tan solo era una niña recluida en la mansión de mi padre cuando ocurrió todo, la verdad es que me hubiese gustado participar, pero no participar para hacer daño sino para ver como se desenvolvía todo. Recuerdo nombres famosos de aquel día, todos salieron en el periódico y se convirtieron en ídolos de mucha gente, aunque enemigos de otros.
Suspiré y seguí caminando. El aroma seguía predominando por las calles. Miré al cielo y este estaba encapotado, en nada estallaría una gran tormenta, que poco me gustaban... Caminaba más deprisa y, en cuestión de segundos, comenzaron a descender gotas del suelo. Estas eran frías y cada vez que caía una sobre mi piel, sentía la heladez deslizarse. Me quité las gafas de sol que llevaba, resultaba difícil ver con un día así.
La gente al ver la tormenta comenzó a refugiarse en sus casas y, los pocos niños que había, dejaron sus quehaceres en la calle para acudir a sus hogares. Mientras tanto, yo solo quería probar un poco de la comida que se debía estar preparando, mi olfato no me engañaba y seguro que era de una taberna cerca de por aquí. No era mi culpa ser caprichosa cuando quería algo.
En cuanto cayeron gotas estrepitosamente eché a correr. A mitad de calle me encontré con el cartel de una taberna, bien grande. ¡Seguro que el olor venía de ahí! Entré y empujé la puerta, haciendo que sonase un cascabel. En cuanto la cerré me di cuenta de que no provenía de aquí el olor. La taberna estaba casi vacía, solo había un hombre, bastante grande, y el camarero. El local tenía un aspecto antiguo, pero acogedor. Me acerqué a la barra y esperé a que el camarero me atendiese.
-Buenos días. - Dije con una sonrisa.
Suspiré y seguí caminando. El aroma seguía predominando por las calles. Miré al cielo y este estaba encapotado, en nada estallaría una gran tormenta, que poco me gustaban... Caminaba más deprisa y, en cuestión de segundos, comenzaron a descender gotas del suelo. Estas eran frías y cada vez que caía una sobre mi piel, sentía la heladez deslizarse. Me quité las gafas de sol que llevaba, resultaba difícil ver con un día así.
La gente al ver la tormenta comenzó a refugiarse en sus casas y, los pocos niños que había, dejaron sus quehaceres en la calle para acudir a sus hogares. Mientras tanto, yo solo quería probar un poco de la comida que se debía estar preparando, mi olfato no me engañaba y seguro que era de una taberna cerca de por aquí. No era mi culpa ser caprichosa cuando quería algo.
En cuanto cayeron gotas estrepitosamente eché a correr. A mitad de calle me encontré con el cartel de una taberna, bien grande. ¡Seguro que el olor venía de ahí! Entré y empujé la puerta, haciendo que sonase un cascabel. En cuanto la cerré me di cuenta de que no provenía de aquí el olor. La taberna estaba casi vacía, solo había un hombre, bastante grande, y el camarero. El local tenía un aspecto antiguo, pero acogedor. Me acerqué a la barra y esperé a que el camarero me atendiese.
-Buenos días. - Dije con una sonrisa.
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Note la presencia de esa joven en solo unos momentos, “bastante bajita pero muy mona” fue lo primero que paso por mi mente, mis ojos carmesí solo se enfocaron en sus ojos para poder divisar algo de perspicacia y optimismo, esta chica seguía las leyes de la vida y luchaba por sus sueños eso era de notarse por su forma de mirar, ese brillo en los ojos no los tiene cualquiera, es… como si fuera “nacido entre nuestra gente”.
-Jefe, en la oferta que me dio añada lo que la señorita presente pida, y por favor prepare una porción grande de carne para mí añadida a mi bebida.
El cantinero se puso manos a la obra a preparar con cuidado lo que yo le había pedido, primero colocó un enorme vaso de mi cerveza de mantequilla en la barra para luego dirigirse a la cocina a toda calma y tranquilidad, podía escuchar tranquilamente como comenzaba a preparar lo que yo llamaría un “banquete para matar el tiempo”. Después de unos segundos de escuchar como el hombre estaba en lo suyo yo solo voltee mi rostro en su dirección mirándole fijamente a los ojos, con una expresión bastante tranquila pero al mismo tiempo representando educación y firmeza.
-Mi nombre es Ikaruga… y no puedo evitar invitar a comer a alguien que tiene una mirada tan llena de vida y sobre todo, tú vives como “nagakeiboros” quiere que viva el mundo… y eso para mí es bueno, siéntete libre de gritarle al cantinero lo que quieras comer y beber, yo invito.
Después de eso me dispuse a tomar mi bebida con mi mano derecha para después colocarla en mi labios para dar un gran trago para luego cerrar mis ojos en dirección a la barra, su sabor era magnífico y tan lleno de vitalidad, disfrutaba mucho de esa bebida en general, después de un momento coloque de nuevo mi enorme vaso en la barra, mis ojos estaban en búsqueda de respuesta, a preguntas totalmente simples que llegaban a mi mente, ¿dónde la encuentro?, ¿Donde he de buscar?, ¿ qué tanto entrenamiento necesito?.
-Jefe, en la oferta que me dio añada lo que la señorita presente pida, y por favor prepare una porción grande de carne para mí añadida a mi bebida.
El cantinero se puso manos a la obra a preparar con cuidado lo que yo le había pedido, primero colocó un enorme vaso de mi cerveza de mantequilla en la barra para luego dirigirse a la cocina a toda calma y tranquilidad, podía escuchar tranquilamente como comenzaba a preparar lo que yo llamaría un “banquete para matar el tiempo”. Después de unos segundos de escuchar como el hombre estaba en lo suyo yo solo voltee mi rostro en su dirección mirándole fijamente a los ojos, con una expresión bastante tranquila pero al mismo tiempo representando educación y firmeza.
-Mi nombre es Ikaruga… y no puedo evitar invitar a comer a alguien que tiene una mirada tan llena de vida y sobre todo, tú vives como “nagakeiboros” quiere que viva el mundo… y eso para mí es bueno, siéntete libre de gritarle al cantinero lo que quieras comer y beber, yo invito.
Después de eso me dispuse a tomar mi bebida con mi mano derecha para después colocarla en mi labios para dar un gran trago para luego cerrar mis ojos en dirección a la barra, su sabor era magnífico y tan lleno de vitalidad, disfrutaba mucho de esa bebida en general, después de un momento coloque de nuevo mi enorme vaso en la barra, mis ojos estaban en búsqueda de respuesta, a preguntas totalmente simples que llegaban a mi mente, ¿dónde la encuentro?, ¿Donde he de buscar?, ¿ qué tanto entrenamiento necesito?.
Yoko Littner
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A mi parecer no había mucho movimiento en aquel bar, quizás me hubiese equivocado de taberna, una animada hubiese estado mucho mejor. Sin embargo, sería de mala educación dar media vuelta y marcharme por donde vine. Me quedaría, bebería lo que quisiese y me iría. De todas formas no habría tenido mucha oportunidad de irme, puesto que el hombre dijo algo de invitarme. Le miré y parecía no inmutarse.
Dado que el hombre había sido amable no iba a rechazar su invitación así que le pedí amablemente al camarero un zumo de melocotón. Miré al hombre y le dediqué un - gracias - sonriente a medida que entrecerraba los ojos. Pegué un pequeño sorbo y se formó un silencio durante un rato. Miraba a los lados de reojo, ya que no sabía que hacer, pero al parecer el muchacho decidió romper el hielo.
Su nombre era Ikaruga. Sus palabras me dejaron intrigada y a la vez extrañada. ¿Mirada de llena de vida? ¿Nagakeiboros? ¿Qué significaba lo que mencionó? Esto aumentó mis dudas y, como era tan curiosa, no me quedó más remedio que preguntar para saber, aunque no sin antes presentarme claro, no quería ser maleducada.
-Mi nombre es Yoko. - Dije esbozando una pequeña sonrisa. - Me han resultado curiosas tus palabras. ¿De qué hablabas? ¿Y como sabes que estoy tan llena de vida? Suena raro saber eso de una persona por la mirada. - Dije con toda la sinceridad del mundo. No pretendía ofenderlo, pero a veces era un poco directa.
Dado que el hombre había sido amable no iba a rechazar su invitación así que le pedí amablemente al camarero un zumo de melocotón. Miré al hombre y le dediqué un - gracias - sonriente a medida que entrecerraba los ojos. Pegué un pequeño sorbo y se formó un silencio durante un rato. Miraba a los lados de reojo, ya que no sabía que hacer, pero al parecer el muchacho decidió romper el hielo.
Su nombre era Ikaruga. Sus palabras me dejaron intrigada y a la vez extrañada. ¿Mirada de llena de vida? ¿Nagakeiboros? ¿Qué significaba lo que mencionó? Esto aumentó mis dudas y, como era tan curiosa, no me quedó más remedio que preguntar para saber, aunque no sin antes presentarme claro, no quería ser maleducada.
-Mi nombre es Yoko. - Dije esbozando una pequeña sonrisa. - Me han resultado curiosas tus palabras. ¿De qué hablabas? ¿Y como sabes que estoy tan llena de vida? Suena raro saber eso de una persona por la mirada. - Dije con toda la sinceridad del mundo. No pretendía ofenderlo, pero a veces era un poco directa.
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Akuma no mi
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-¿Pues como sé que estás llena de vida? Por el brillo en tus ojos.
Fue lo primero que dijo el hombre al escuchar las dudas que tenía la pequeña señorita, a él no le parecería impresionante el que ella no conociera el nombre de su “dios” ya que el proviene de una isla que no todos conoces su ubicación ni como arribar a ella, aunque como sus costumbres y creencias siempre él ha estado dispuesto a compartirlas, nunca está de más poder contar a cerca de “la diosa del movimiento” a quien esté dispuesto a escuchar.
- De donde yo provengo rendimos culto a una diosa llamada Nagakeiboros o mejor conocida como la diosa del movimiento - Esos momentos el hombre dio un gran trago a su cerveza de mantequilla para luego proseguir - no te podría decir que te estoy hablando de un simple culto de “ todos esclavos a la voluntad de una estatua o a creencias vacías de un libro o pergaminos “ Nagakeiboros fue real hace más de 500 años de hecho fue la primera pirata de nuestra isla, ella demostró que vivir es luchar, que nunca hay que tener miedo, que todo relativamente es movimiento, nunca detenerte, nunca cansarte, que las leyes y las reglas son una sarta de mentiras, que lo único que importa en este mundo es vivir protegiendo lo que crees correcto y lo más importante sobre todas las cosas, nunca tener miedo, aunque no me sorprende que nunca ellas escuchado de ella ya que nuestra gente es relativamente muy poco conocida.
Segundos después llego su pedido de carne, lucia realmente genial, unas bien enormes piezas de carne dispuesta a ser devoradas por él, tomo una de piezas y dio un gran mordisco deleitándose con su fuerte sabor, disfrutando tanto de su textura como los pequeños detalles de preparación, segundos después de tragar prosiguió con la explicación a la chica.
- ¿y cómo una simple humana pudo convertirse en una diosa para una población de una isla? la es respuesta es simple yoko… Porque ella enseñó a una civilización que ya estaba muerta lo que realmente significa vivir… ya que para nosotros vivir es luchar…
Fue lo primero que dijo el hombre al escuchar las dudas que tenía la pequeña señorita, a él no le parecería impresionante el que ella no conociera el nombre de su “dios” ya que el proviene de una isla que no todos conoces su ubicación ni como arribar a ella, aunque como sus costumbres y creencias siempre él ha estado dispuesto a compartirlas, nunca está de más poder contar a cerca de “la diosa del movimiento” a quien esté dispuesto a escuchar.
- De donde yo provengo rendimos culto a una diosa llamada Nagakeiboros o mejor conocida como la diosa del movimiento - Esos momentos el hombre dio un gran trago a su cerveza de mantequilla para luego proseguir - no te podría decir que te estoy hablando de un simple culto de “ todos esclavos a la voluntad de una estatua o a creencias vacías de un libro o pergaminos “ Nagakeiboros fue real hace más de 500 años de hecho fue la primera pirata de nuestra isla, ella demostró que vivir es luchar, que nunca hay que tener miedo, que todo relativamente es movimiento, nunca detenerte, nunca cansarte, que las leyes y las reglas son una sarta de mentiras, que lo único que importa en este mundo es vivir protegiendo lo que crees correcto y lo más importante sobre todas las cosas, nunca tener miedo, aunque no me sorprende que nunca ellas escuchado de ella ya que nuestra gente es relativamente muy poco conocida.
Segundos después llego su pedido de carne, lucia realmente genial, unas bien enormes piezas de carne dispuesta a ser devoradas por él, tomo una de piezas y dio un gran mordisco deleitándose con su fuerte sabor, disfrutando tanto de su textura como los pequeños detalles de preparación, segundos después de tragar prosiguió con la explicación a la chica.
- ¿y cómo una simple humana pudo convertirse en una diosa para una población de una isla? la es respuesta es simple yoko… Porque ella enseñó a una civilización que ya estaba muerta lo que realmente significa vivir… ya que para nosotros vivir es luchar…
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Aquel hombre me hacía mucha gracia, sobre todo por la forma en que contaba las cosas. Parecían de algún modo palabras mágicas, aunque contenían cierto misterio que te persuadía a querer saber más. Como bien mencioné anteriormente, era demasiado curiosa, el dato que dio sobre los ojos me había llamado la atención de tal manera que a partir de ahora iba a usarlo yo también. Seguro que con los ojos podías conocer el alma de una persona.
Le pegué un sorbo al zumo de melocotón, que minutos antes había pedido gracias a la invitación del hombre. Decidí seguir escuchando atentamente. La historia parecía bastante entretenida y se le veía muy centrado en ella. Supongo que eso es lo que ocurría cuando rendían culto a alguien, solo que a veces algunos podía llegar a ser muy fanáticos. Los datos que proporcionaba parecían ser muy exactos, pero a mi, a veces me costaba creer en historias que ocurrieron hace muchísimos años. Es como si fuesen cuentos.
El camarero sirvió la comida del hombre, la verdad es que tenía buena pinta, pero yo no tenía hambre, el zumo hartaba. Él siguió con sus explicaciones. Me crucé de brazos y me quedé mirándolo mientras hablaba.
-¡Qué valiente! - Exclamé pensando en las hazañas de la chica, en todas las aventuras que había logrado y lo importante que llegó a ser. - Me gustaría ser también como una chica así, que deje huella en el mundo. Lástima que no sea tan conocida, pero estaría bien. Parece que ha influido mucho en tu vida. - Dije mientras pegaba otro sorbo al zumo y balanceaba un poco las piernas, las cuales no llegaban a tocar el suelo por la altura del taburete.
Le pegué un sorbo al zumo de melocotón, que minutos antes había pedido gracias a la invitación del hombre. Decidí seguir escuchando atentamente. La historia parecía bastante entretenida y se le veía muy centrado en ella. Supongo que eso es lo que ocurría cuando rendían culto a alguien, solo que a veces algunos podía llegar a ser muy fanáticos. Los datos que proporcionaba parecían ser muy exactos, pero a mi, a veces me costaba creer en historias que ocurrieron hace muchísimos años. Es como si fuesen cuentos.
El camarero sirvió la comida del hombre, la verdad es que tenía buena pinta, pero yo no tenía hambre, el zumo hartaba. Él siguió con sus explicaciones. Me crucé de brazos y me quedé mirándolo mientras hablaba.
-¡Qué valiente! - Exclamé pensando en las hazañas de la chica, en todas las aventuras que había logrado y lo importante que llegó a ser. - Me gustaría ser también como una chica así, que deje huella en el mundo. Lástima que no sea tan conocida, pero estaría bien. Parece que ha influido mucho en tu vida. - Dije mientras pegaba otro sorbo al zumo y balanceaba un poco las piernas, las cuales no llegaban a tocar el suelo por la altura del taburete.
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-Todos pueden ser como ella si se lo proponen… nada es imposible en esta vida si mientras sigas con decisión tus anhelos…
El gran hombre se encogió un poco de hombros mientras quedo mirando tranquilamente hacia el frente mientras muchas dudas pasaban por su cabeza, realmente él tenía que pensar en una gran cantidad de cosas que solo lo hacían pensar en donde podría averiguar encontrar el lugar que el estaba buscando ciegamente, un lugar donde su único objetivo era entrenar, hacerse más fuerte y quizás algo más. Luego de pensar por un rato volteo su mirada tranquilamente en dirección a la pelirroja, tranquilo, sumiso y demostrando una gran cantidad de calma que incluso sorprendería a cualquier persona, luego de mirarle directamente a los ojos solo el gran pirata solo pudo decirle las siguientes palabras a la joven señorita.
- Tal vez pueda preguntarte a ti el lugar que estoy buscando, veras mi oficio me lleva a tratar de buscar un lugar llamado “El continente de las bestias” , es un lugar lleno de muchas cosas, recursos, alimentos y sobre todo bestias… incluso te podría decir que es un lugar “legendario” pero es un punto que yo como pirata… me gustaría tener en mi disposición… puede sonar algo egoísta pero… -el hombre miró a su cerveza por un momento mientras cerró un poco su mirada - yo no busco hacer daño a gente inocente, solo que por mi naturaleza… no mido el daño colateral que pueda causar a los demás… actuó con crueldad y sin misericordia de acuerdo a mis principios, pero mi objetivo real y mi blanco siempre serán otro piratas y criminales… planeo escalar derrotando la misma calaña de mi clase –el hombre sonrió como si supiera que conquistaría todo lo que se propusiera- pero para eso… necesitare de aliados… y no sé por dónde comenzar … alguien como tú vendría bien como aliado… porque lo ser por tu mirada… tu sueño te lleva a un camino muy diferente al mío.
El enorme hombre después de sus palabras dio un trago largo y profundo a lo que quedaba de su cerveza y comió tranquilamente lo último que quedo de su ración de carne quedando totalmente satisfecho, esperando escuchar tranquilamente una respuesta de la chica
El gran hombre se encogió un poco de hombros mientras quedo mirando tranquilamente hacia el frente mientras muchas dudas pasaban por su cabeza, realmente él tenía que pensar en una gran cantidad de cosas que solo lo hacían pensar en donde podría averiguar encontrar el lugar que el estaba buscando ciegamente, un lugar donde su único objetivo era entrenar, hacerse más fuerte y quizás algo más. Luego de pensar por un rato volteo su mirada tranquilamente en dirección a la pelirroja, tranquilo, sumiso y demostrando una gran cantidad de calma que incluso sorprendería a cualquier persona, luego de mirarle directamente a los ojos solo el gran pirata solo pudo decirle las siguientes palabras a la joven señorita.
- Tal vez pueda preguntarte a ti el lugar que estoy buscando, veras mi oficio me lleva a tratar de buscar un lugar llamado “El continente de las bestias” , es un lugar lleno de muchas cosas, recursos, alimentos y sobre todo bestias… incluso te podría decir que es un lugar “legendario” pero es un punto que yo como pirata… me gustaría tener en mi disposición… puede sonar algo egoísta pero… -el hombre miró a su cerveza por un momento mientras cerró un poco su mirada - yo no busco hacer daño a gente inocente, solo que por mi naturaleza… no mido el daño colateral que pueda causar a los demás… actuó con crueldad y sin misericordia de acuerdo a mis principios, pero mi objetivo real y mi blanco siempre serán otro piratas y criminales… planeo escalar derrotando la misma calaña de mi clase –el hombre sonrió como si supiera que conquistaría todo lo que se propusiera- pero para eso… necesitare de aliados… y no sé por dónde comenzar … alguien como tú vendría bien como aliado… porque lo ser por tu mirada… tu sueño te lleva a un camino muy diferente al mío.
El enorme hombre después de sus palabras dio un trago largo y profundo a lo que quedaba de su cerveza y comió tranquilamente lo último que quedo de su ración de carne quedando totalmente satisfecho, esperando escuchar tranquilamente una respuesta de la chica
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La historia que relataba era bastante interesante. Parecía sacada de un cuento para niños, un poco difícil de creer al principio, pero luego acababa enganchando. La verdad es que si que me hubiera hecho ilusión conocer a alguien como la chica esa, la cual no recuerdo nombre, pero no era lo suficientemente fuerte para destacar aun en este mundo. Necesitaba ganarme más amigos y habilidades para llegar lejos, para convertirme en reina de los cazadores.
Reina de los cazadores... cuando más lo repetía más me encantaba ese título. Sería tan genial poder serlo, podría cumplir gran parte de mis sueños y deseos... sonreí pensando en ello. Sin querer había ignorado un poco al hombre que me había invitado a tomar algo. Bebí un sorbo y decidí seguir escuchándolo.
Cuando comentó el hecho de que existía una isla tan rara negué con la cabeza de repente, era imposible que conociese un lugar así y lo más posible es que fuese una isla creada por los rumores de la gente y, si existiera, querría comprobarla por mi misma.
-Yo... Yo no sabría como ayudarte en eso... ¿De que podría servir mi ayuda? - Inquirí. - No soy lo suficientemente fuerte aún y tampoco tengo medios para poder ayudarte a encontrar esa isla. - Sin embargo, cuando habló de piratas y calaña de su misma clase me echó un poco para atrás. ¿Acaso era un pirata? ¿Y por qué quería derrotarlos? El hecho de que tuviese amigos que pertenecieran a ese ideal me preocupaba un poco.
No conocía nada de Ikaruga y últimamente mi confianza había disminuido tras el incidente de hace poco. Tocaba aguantar. - Si mi sueño es tan diferente al tuyo, ¿para que necesitas mi ayuda? ¿No es un poco ilógico?
Reina de los cazadores... cuando más lo repetía más me encantaba ese título. Sería tan genial poder serlo, podría cumplir gran parte de mis sueños y deseos... sonreí pensando en ello. Sin querer había ignorado un poco al hombre que me había invitado a tomar algo. Bebí un sorbo y decidí seguir escuchándolo.
Cuando comentó el hecho de que existía una isla tan rara negué con la cabeza de repente, era imposible que conociese un lugar así y lo más posible es que fuese una isla creada por los rumores de la gente y, si existiera, querría comprobarla por mi misma.
-Yo... Yo no sabría como ayudarte en eso... ¿De que podría servir mi ayuda? - Inquirí. - No soy lo suficientemente fuerte aún y tampoco tengo medios para poder ayudarte a encontrar esa isla. - Sin embargo, cuando habló de piratas y calaña de su misma clase me echó un poco para atrás. ¿Acaso era un pirata? ¿Y por qué quería derrotarlos? El hecho de que tuviese amigos que pertenecieran a ese ideal me preocupaba un poco.
No conocía nada de Ikaruga y últimamente mi confianza había disminuido tras el incidente de hace poco. Tocaba aguantar. - Si mi sueño es tan diferente al tuyo, ¿para que necesitas mi ayuda? ¿No es un poco ilógico?
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-La lógica no tiene nada que ver con nuestros sueños… Nosotros no nacemos para estar encadenados por mentiras, nosotros nacemos para seguir nuestros anhelos, el mundo siempre nos catalogara de locos por simplemente seguir lo que muchos creen imposible de alcanzar mas no tiene la valentía para luchar - Ikaruga dio un profundo suspiro, notando que algo faltaba en el pero inmediatamente dando una rápida solución - Jefe… Segunda ronda misma porción.
El cantinero escuchando la orden de su cliente fue a cumplirla encaminándose a la cocina. Ikaruga observó por un momento a la chica que parecía no confiar mucho en él, era de esperarse ya que nadie confía en piratas, pero algo pudo notar en sus ojos, una pizca de dolor y malos recuerdos podían ser notados hasta por el mas novato en el camino del movimiento. ¿Malas experiencias?, ¿Una infancia dura?, quién demonios podía saberlo, el simple hecho de notar esa cosas pero en una porción diminuta demuestra la valentía y la fortaleza que ha tenido para superar aquellos hechos, ella solo desea ser más fuerte y es algo que Ikaruga desde ese momento, respeto mucho en ella.
-La vida es movimiento Yoko… Para mis aquellos que no sean dignos de luchar por sus sueños son calañas que no merecen vivir y de eso he de encargarme yo, aquellos que luchen por sus anhelos han de vivir porque eso es lo que desea mi dios, ya seas de cualquier facción, mi dios no juzga… mi dios solo desea verte luchar en cuanto mi puedes ayudarme de la manera que tu creas correcta si estas dispuesta a ser mi amiga, pero antes quiero que conozcas a alguien - el hombre cerró sus ojos por un momento, relajándose para luego dar un profundo suspiro y llegar a un estado extremo de paz interna, luego este abrió sus ojos notándose un enorme cambio en su ojo derecho, que se tornó de un hermoso color verde pasto. Al instante Ikaruga cruza su mirada con la pelirroja, estos ojos solo reflejaban una fe inquebrantable y una enorme fuerza de voluntad, pero todo aquel que cruza miradas en este estado con Ikaruga puede llegar a ver un par de cosas solo por el poder de la misma fe y voluntad ya mencionada, en ese instante una hermosa pero al mismo tiempo temible criatura de unos 10 metros de altura se podría reflejar a las espalda de este hombre, se trataba de una mujer mitad kraken. Postrando una hermosa cabellera roja y unos ojos carmesí, piel clara, poseía un vestido que combinaba con su mitad kraken que se ubicaba en la parte inferior de sus caderas, esta que poseía un color negro y unos hermosos adornos de color dorado y verde a sus costado, sus tentáculos poseían una particularidad de ser color rojo en sus ventosas junto una combinación de azul al final de los mismo. Esta criatura solo presente de manera etérea miraba fijamente a Yoko sonriéndole y mirándole con amabilidad, esta se inclinó un poco mostrando respeto a ella, eso solo significaba una cosa que Ikaruga tenía que informarle - Nagakeiboro acepta tu existencia en este mundo… Tu estás en movimiento pequeña.
El cantinero escuchando la orden de su cliente fue a cumplirla encaminándose a la cocina. Ikaruga observó por un momento a la chica que parecía no confiar mucho en él, era de esperarse ya que nadie confía en piratas, pero algo pudo notar en sus ojos, una pizca de dolor y malos recuerdos podían ser notados hasta por el mas novato en el camino del movimiento. ¿Malas experiencias?, ¿Una infancia dura?, quién demonios podía saberlo, el simple hecho de notar esa cosas pero en una porción diminuta demuestra la valentía y la fortaleza que ha tenido para superar aquellos hechos, ella solo desea ser más fuerte y es algo que Ikaruga desde ese momento, respeto mucho en ella.
-La vida es movimiento Yoko… Para mis aquellos que no sean dignos de luchar por sus sueños son calañas que no merecen vivir y de eso he de encargarme yo, aquellos que luchen por sus anhelos han de vivir porque eso es lo que desea mi dios, ya seas de cualquier facción, mi dios no juzga… mi dios solo desea verte luchar en cuanto mi puedes ayudarme de la manera que tu creas correcta si estas dispuesta a ser mi amiga, pero antes quiero que conozcas a alguien - el hombre cerró sus ojos por un momento, relajándose para luego dar un profundo suspiro y llegar a un estado extremo de paz interna, luego este abrió sus ojos notándose un enorme cambio en su ojo derecho, que se tornó de un hermoso color verde pasto. Al instante Ikaruga cruza su mirada con la pelirroja, estos ojos solo reflejaban una fe inquebrantable y una enorme fuerza de voluntad, pero todo aquel que cruza miradas en este estado con Ikaruga puede llegar a ver un par de cosas solo por el poder de la misma fe y voluntad ya mencionada, en ese instante una hermosa pero al mismo tiempo temible criatura de unos 10 metros de altura se podría reflejar a las espalda de este hombre, se trataba de una mujer mitad kraken. Postrando una hermosa cabellera roja y unos ojos carmesí, piel clara, poseía un vestido que combinaba con su mitad kraken que se ubicaba en la parte inferior de sus caderas, esta que poseía un color negro y unos hermosos adornos de color dorado y verde a sus costado, sus tentáculos poseían una particularidad de ser color rojo en sus ventosas junto una combinación de azul al final de los mismo. Esta criatura solo presente de manera etérea miraba fijamente a Yoko sonriéndole y mirándole con amabilidad, esta se inclinó un poco mostrando respeto a ella, eso solo significaba una cosa que Ikaruga tenía que informarle - Nagakeiboro acepta tu existencia en este mundo… Tu estás en movimiento pequeña.
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