Diario de Entrenamiento Dinámico [Irvinne y Rys]

Hace unos días que Irvinne viene pensando algo que de por sí cae sola de madura, si quiere cumplir su objetivo, sea cual sea, deberá volverse cada vez más fuerte, puesto que el East Blue es el mar más débil y Greyclaws no es el más fuerte y veloz que digamos, por esto mismo, recostado bajo el amparo de un árbol en verano, junto a una agradable brisa marina, al incipiente luchador decide entrenar bajo el yugo de exponerse al máximo para conocer sus propios límites, como también aprovechará la compañía de su compañero temporal Rys. Se levanta casi enérgico con una sonrisa de satisfacción en su rostro, una que podría inquietar a más de una personas.

- No es mala idea – presupone Irvinne sin considerar el nivel de fuerza ni características resaltantes del pirata.

En primera instancia, camina cuesta abajo con la mano derecha en su mentón, el árbol que fue su apoyo de descanso queda atrás, se desplaza muy pensativo a tal punto de no considerar su entorno, por lo que se tropieza con una piedra considerable. Cayendo de bruces al suelo y avanzando unos centímetros. Como si nada se levanta raudamente, con la nariz descubriendo una pequeña gota de sangre – ¡Bah! ¡Que asco! Estoy cubierto de tierra – exclama sacudiéndose con ambas manos el pecho sin percatarse que un hilo carmesí baja, deteniéndose un poco antes de llegar a la comisura de sus labios.

Camina en dirección a Rys sin para de sacudirse, mientras que tose de vez en cuando.

- ¿Qué? ¿Eres un maldito adivino? – le responde vacilando la propuesta de su temporal camarada. Lo examina un tanto, sobre todo al ver su pose de “tengamos un combate”, Irvinne lo buscaba para proponer algo similar. Se vuelve a sacudir – no es lo que tenía en mente – vuelve a decir alargando cada vez más la respuesta a la incógnita de Rys – pues bien, como alguien solía decir, para desarrollar, debes practicar – ahora recién el buen ciudadano quita la mirada de su amistoso oponente, claro que cierra los ojos elegantemente para meter ambas manos a los bolsillos de su pantalón, del mismo lado respectivo de cada mano.

Realiza unos sutiles movimientos y en un dos por tres retira sus manos. Tanto diestra como siniestra están empuñadas, la diferencia es que están adornadas con unas manoplas. Abre los ojos lentamente. Al igual que Rys, el músico se posiciona para iniciar un combate, levanta ambos brazos, inclina su cuerpo ligeramente hacía adelante a la par que se agacha para obtener una rápida reacción “recuerda considerar que tiene una espada” piensa dándose una nota mental.

- Antes de aceptar, debemos establecer algunas condiciones – lo mira agudo, una sonrisa se dibuja en su rostro, la cual, un hilo de sangre ya seca le acopla a la comisura. Irvinne se resiste a hacer le primer movimiento, está esperando el momento preciso, además, tal y como lo pensó hace unos instantes. Rys tiene un arma que lo aventaja en distancia.

- Vaya, si eres un maldito adivino – acota ante la filosa habilidad de Rys de poder saber lo que el otro está pensando, suelta un poco el apretón de sus manos empuñadas – me refería más a tu poder, por la ventaja que te da, además… eres de polvo – su rostro cambio a uno de desagrado, mas raudamente vuelve a la normalidad, el solo recordar la capacidad de ensuciarse que tiene Rys le provoca escalofríos.

- Eso es todo – ahora aprieta con suma fuerza sus puños, sintiendo el calor del metal de sus armas. Trata de aproximarse a toda la velocidad que puede, sin quitar los ojos de la espada de su contrincante “debo atacar en zonas recuperables, solo causar daños como hematomas, así que, quijada y costillas olvidadas” resulta difícil utilizar un arma como unas manoplas e intentar causar el menor daño a la vez, quizá debió ser un encuentro cuerpo a cuerpo y desarmados.

Al estar cerca intenta cambiar de dirección a su espalda por el lado contrario a la mano que empuña el arma de Rys “mi velocidad no me acompañará” resuelve, aun así se direcciona aunque sean unos centímetros al lado izquierdo de su objetivo, listo para dar un derechazo al hombro.

No es de extrañar que el ataque de Irvinne fallase, está pendiente de los movimientos futuros de su oponente, por sobretodo su espada. Pensándolo bien, esta es la primera vez que el músico se enfrenta a alguien armado de esta manera, puesto que siempre ha tenido enfrentones de forma más cercana.

Su miedo se vuelve realidad. La cercanía que debe mantener para combatir a Rys es su desventaja ante el espadachín. Es cierto, Irvinne mira como su combatiente contraataca “maldición” la pregunta es ¿cómo combatirlo? La punta entra en la carne del luchador, por suerte solo es un poco, aun así su cuerpo reacciona alejándose con un paso hacia atrás, lo que hace que un chorro de sangre salte en dirección al rostro de Rys.

Su nuevo traje acaba de ser estropeado, tardará semanas en volver a crear otro. Su rostro expresa dolor – punto para ti ¿no? – lo bueno es que es un encuentro amigable, por lo que piensa puede darse el lujo de pausarse entre golpes “reacción” llega a su mente de forma fugaz, para poder tener una buena reacción debe volverse más ágil, si puede realizar estas maniobras, podrá esquivar los ataques de espadachines en el futuro.

Esta experiencia está enriqueciendo a Irvinne, quien empieza a pensar ya en múltiples opciones, detallando en el arma y pose de Rys, puede que haya una ventaja “la hay”. Pasa su tiempo pensando que olvida atacar, mejor dicho, se confía en que Rys le dará el espacio para reflexionar.