Stairway to heaven. [Misión rango C][Kiritsu Ryodan]

Últimamente, el joven comodoro estaba de misión en misión, y sin descanso. No es que lo pidiese, pero a aquel paso iba a hacerse famoso en poco tiempo. La verdad es que en su puesto se encontraba cómodo, pero si le subían no se iba a quejar. Él pensaba que no estaba preparado ni para ser un contra-almirante, pero siempre podía intentarlo. El objetivo de ese día, era cazar a un tipo que estuvo en la marina. El idiota causaba problemas desde los cielos por lo que se veía. Por suerte, aquella misión iba a realizarla junto a la flota de Al. Hacía tiempo que no veía a Kai, y por ello estaba feliz. Esperaba que el líder no estuviese durmiendo, aunque si lo estaba, no le iba a impresionar mucho. No entendía cómo el Vice-almirante podía ser tan vago, pero por algo la flota se llamaba así. Le molaba mucho ir con sus compañeros de misión. Aunque aquella era la primera.

El chico llevaba todo su arsenal debido a la emoción que tenía. Portaba un yelmo con dos cuernos, el cual solo le dejaba al descubierto el rostro. De ropa, bueno, más bien equipo. Llevaba una armadura completa, de torso, grebas y guantes, totalmente hecha de kairouseki puro. Todo su equipo era de color negro, salvo los cuernos del yelmo, los cuales eran blancos. En su espalda portaba una funda roja, dónde llevaba su espadón. Debido a su buena fuerza, no le pesaba mucho. El chico esperaba impaciente a que pudiesen llegar de una vez. Colocó sus manos en la nuca, y soltó un pequeño suspiro. Parecía un jodido gladiador, pero su equipo especial de combate era de esa forma. Le encantaba. Si entraba en combate con un tipo fuerte, mostraría su potencial. Deseaba poder combatir de una vez por todas.

Lo que sí era cierto, es que el rubio no pensaba matar si no era necesario. Él veía mucho mejor el hecho de derrotar, y después encerrar. Las muertes no eran del todo buenas, para ninguno de los dos bandos. Se puso a caminar por la cubierta, estando un poco impaciente por comenzar con la misión. Debido al oleaje anterior, muchos de los marines estaban hechos un asco. Él salió cuando todo sucedió, para variar. No tenía ni idea de cómo manejar un barco en aquella situación. El rubio entonces alzó la voz, buscando a sus compañeros principales de la flota. – ¡Tíos! ¡Ya queda poco! ¡Jack, Arthur! ¡Mirad como mola! – La razón por la que los llamó fue simple. Los conoció los primeros, y por ello tenía confianza. El hombre pez le daba un poco de miedo. Era un cargo muy alto, y resultaba ser intimidante. Kai, y Al ya aparecerían. Le chico se veía muy emocionado, y no pudo evitar dar unos pequeños saltos de calentamiento. Muchos marines reclutas le miraban impresionados. No creían que pudiese tener tanta energía y ganas de hacer una misión.

De vuelta en la marina. He de admitir que lo echaba de menos, ir de aventuras con tu brigada, aquellos hombres fuertes, leales, honestos; pero sin duda lo que más echaba de menos... era lo súmamente idiotas que podían llegar a ser algunos energúmenos de la marina.

-Lo siento chico pero no cuela.- Dijo el guardia de la base con tono severo. -Ese Arthur Silverwing el cual dices ser está registrado como muerto hace más de un año.

-Y yo te digo que esos archivos que has consultado no están actualizados. ¿Tánto te cuesta hacer una llamada para comprobarlo? -Respondí con un tono que procuré que fuera lo más educado posible, a pesar de que se notaba mi creciente impaciencia.

-Lo siento pero no puedo dejar mi puesto para comprobar que eres quien dices ser señor... Silverwing, y menos con esas extrañas pintas- Respondió el marine, también algo harto de esta conversación.

Lo cierto era que, tras lo del Hexódromo no había tenido tiempo para volver al cuartel de la brigada y actualizar mi documentación, así como conseguir un uniforme nuevo, sólamente había podido confirmar que no estaba muerto gracias a la ayuda de Al, Jack, Kai y los demás, pero parecía que esa información aún no había llegado a todos los cuarteles.

-¿Sucede algo soldado? - Preguntó un aficial mientras se acercaba.

-Este hombrecillo dice ser Arthur Silverwing Señor.

-¿Silverwing? Hmm... -Hizo una pausa y me miró de arriba a abajo. -Todo en orden soldado, él viene conmigo. -Dijo mientras me indocaba que pasase.

Tuve bastante suerte, al parecer aquel oficial era un viejo conocido de mi padre y había reconocido el emblema de los silverwing en mi ropa. Pasamos dentro del cuartel e hizo un par de llamadas para confirmar mi identidad, cosa que no llevó ni cinco minutos. Era un hombre de unos cincuenta y pico años, su mirada era la de un veterano, pero a la vez me recordaba a la de un padre. Pasamos un tiempo charlando hasta que algo me vino a la mente.

-Por ciero ¿A qué hora sale el barco de Kiritsu?

-Oh, el barco de Al Naion... Creo que salió hace una media hora.

No tardé ni 20 segundos en llegar corriendo al muelle y preguntarle al promero que pillé la dirección en la que se habían ido. Según me dijo un joven bastante nervioso, habían partido en dirección roroeste, hacia un gran cúmulo de nubes, supuestamente la isla se encontrana sobre ellas. Inmediatamente después un aura rojiza me envolvió mientras una extraña estructura cristalina con forma de motor y unas finas alas se formaban en mi espalda y en mi cintura. En un instante salí disparado, volando sobre la superficie del mar y dejando una estela a mi paso. Con el Trans Am y el O Raiser activados no tradaría más que unos cinco minutos en llegar hasta ellos.

Tras un par de minutos de ascenso por fin pude sumergirme en la inmensa nube de tormenta, los vientos eran fuertes, tanto que temía que me apartaran del rumbo. Forcé el O raiser para ascender todo lo posible, aquella nube no parecía tener fin. Tras Varios kilómetros de ascensión contra lluvia, viento y algún que otro rayo ocasional pude emerger en la superficie de la nube. Aquel horizonte sin límites era hermoso sin duda, la luz del sol bañaba aquellas montañas cambiantes de vapor crenado una sinfonía de blancos, azules y grises que deleitaban la vista. Pero no tenía tiempo, ascendí un poco más y pude ver como la superficie de la nube cambiaba de ser algo gaseoso a parecer algo más denso, buena señal. Tras un par de minutos pude divisar el navío marine, la verdad es que no sabía cómo habían ascendido, pero seguro que la tripulación estaba cansada.

Aterricé sobre la cuabierta como un meteorito, al lado de Jack y Xemnas, empapado, cansado, chamuscado y con cara de pocos amigos. La verdad es que estaba mosqueado de que me hubiesen olvidado, pero me tocó más la moral que ni siquiera se diesen cuenta de que, a juzgar por el comentario de Xemnas, ni siquiera se dieron cuenta de mi ausencia.

-Si... Sin duda esto es la hostia...

Me encontraba en la cocina del barco, pronto llegaríamos a nuestro destino y lo mejor sería tener preparadas algunas raciones para comer, incluso algo listo por si alguien quería comer antes de bajar, en especial el glotón de Kai. No es que fuera mi obligación hacerlo, pero llevaba mucho sin cocinar y me apetecía bastante, además así haría que probaran mis nuevas recetas de pescado, carne y verduras sin que supieran que eran unos conejillos de indias. Seguramente el de verdura quedara en la mesa para los que llegaran después. En los platos había introducido sutiles variaciones de especias y hierbas para cambiar el sabor sustancialmente.

-¡Tenéis ya la comida lista si queréis comer algo antes de bajar, o de que Kai os deje sin ello!- Grité esperando que todos me oyeran y se acercaran al comedor. Justo tras lo cual me senté y probé un cacho de pez luna sazonado con hierbas del South blue y unas gotas de vinagres de fruta.

Por los ojos de buey había visto que el agua había cambiado a un color blanco nube, lo que explicaría mis dudas acerca de cómo llegaríamos a aquella isla en el cielo, un camino de nubes que el barco surcaba como si fuera agua. Había resistido mis tentaciones de lanzarme por la borda para comprobar si realmente era como agua, o al menos sería capaz de reprimirlas hasta estar en la costa.

off rol:

Habíamos tardado más de dos años en reunirnos de nuevo, toda la banda estaba por fin reunida de nuevo, o eso creía yo. Todos para realizar una extraña misión en unas islas en el cielo para capturar a un ex-marine. Justo después de haber salido del puerto desde tierra firme me había metido en las cocinas del barco con el que iríamos a la misión y aproveché para preparar unos cuantos bocadillos sencillos de tortilla de patata con pimientos fritos, hice dos por cabeza, pues todos éramos de buen comer, excepto Kai, Kai comía mucho más que el resto.

Tras salir de las cocinas me dirigí a la cubierta, justo en el momento en el que empezó una gran tormenta, momento que aproveché para introducir todos los bocadillos dentro de mí y cuando lo hice saqué de dentro una bolsa de cacahuetes para dárselos a Jack, que me estaba tirando de los pelos para que se los diera “Si no fuese imposible matarlo, lo habría matado hace mucho por pesado” dije mirando al mástil principal de la embarcación.

En cubierta pude ver deambulando a Xemnas, uno de los primeros que formó la tripulación, y sin embargo con el que había hecho menos misiones, me acerqué a él para comenzar un poco de conversación para pasar el tiempo. Sin embargo, el comenzó a gritarnos a Arthur y a mí para que viésemos la isla a lo lejos.

-¿Arthur?, ¡MIERDA NOS HEMOS OLVIDADO DEL PEQUEÑÍN! – Grité dándome cuenta del error que habíamos cometido, pero me recompuse pues ya no se podía hacer nada – Muy buenas Xemnas, ¿qué tal ha ido todo durante este tiempo?, por cierto tengo un nuevo ami…

Algo me interrumpió mientras estaba hablando con Xemnas, algo que cayó en la cubierta del barco, haciendo una entrada espectacular, era algo pequeño que notaba cargado de odio en su interior y que parecía una bola roja.

-¡MALDITO SEAS!, seas quien seas, has estropeado una presentación, sufrirás mi ira – le dije mientras cogía a Jack con una mano – ¡JACK, TE ELIJO A TI PARA QUE ACABES CON ESE SER! – grité lanzando al mono contra Arthur que ahora lo reconocí “la verdad es que me da un poco igual lo de la presentación y la entrada de superhéroe que ha hecho ha sido perfecta” le dije al aire mirando donde no había nadie además durante esto escuché a una de las incorporaciones más recientes en la tripulación que nos decía de bajar a comer algo.

Aviso a Kiritsu:

Gritó.

Se despertó en su camarote, helado en un color rojizo que decoraba cada pared y había atrancado la puerta. De hecho, era muy probable que lo hubiera atascado todo, pues lo único que quedaba sin ser una sólida masa fría era el pequeño espacio que correspondía a la cama. De hecho, la frente le dolería si la temperatura no anestesiara el golpe que acababa de llevarse al tratar de incorporar su cuerpo. Estuvo a punto de preguntar qué clase de imbécil pondría tanto hielo sólo por molestarlo. El primer sospechoso fue Arthur, aunque tardó poco en recordar que se dedicaba a robar calor, no a generar hielo, y eso lo llevó a la siguiente conclusión lógica. Había vuelto a soñar con aquella noche.

-En fin, lo primero es ver cómo salgo de aquí. ¡Helado!

Con un grito, todo el hielo se deshizo en fino polvo de color rosa. Ahora sólo necesitaba coger su espada y salir.

Sería raro cuando pasase alguien cerca de su dormitorio y viera la montaña de granizado que caía como una avalancha, o al oler su espada, húmeda y apestando a fresa. Sin embargo, resultaba bastante útil.

-¡En fin, muchachos!- gritó, una vez estuvo en cubierta-. Hora de trabajar. Arthur, ¡¿Dónde está mi café?!

Era bueno ver que la brigada no había cambiado nada en estos años, todos y cada uno de los miembros seguían siendo unos idiotas integrales, puede que alguno de los nuevos se librase, pero por lo general éramos así. Xemnas a su bola, Kai no daba todavía señales de vida, Jack haciendo el cabra y gritando algo a mis espaldas y Al tomándome por su camarero personal... Éramos sin duda una fuerza "disciplinada y ejemplar".

De pronto noté cómo algo chocaba contra mi cabeza por detras. Chillaba, se movía y revolvía, creo que hasta trataba de morderme. Me llevé la mano a la nuca para ver que Jack me había lanzado un mono. ¿De dónde hos**as había sacado un p**o mono? y ¿Cómo c**o le permitían tenerlo en el jo**do barco horas de servicio? En fin, cosas más raras habían sucedido en esta brigada, así que decidí que fuera el responsable del grupo quien decidiese qué hacer con el animalito.

-Por supuesto señor Naion. -Dije apretando a esa bola de pelo en mi mano. - ¡Aquí tiene su capuchino! -Grité lanzándole al mono con toda mi mala hos**a.

Lanzarle un mono (seguramente sin vacunar) al vicealmirante Al Naion no era precisamente un acto ejemplar, pero eso hacía que me sintiera un poco más como en casa. Tras eso me fui a buscar mi moto personalizada y un den den mushi, hacía tiempo que no la usaba y esta misión era perfecta para aydarnos con la exploración.

-No sé qué haréis vosotros. Pero creo que lo mejor será que me adelante para explorar, este archipiélago cuenta con muchas islas, si las explorarmos de una en una nos llevará una eternidad. - Les dije mientras me montaba en aquella máquina y encendía el motor. - Si encuentro algo os lo haré saber, y tened cuidado, puede ser una trampa.- Añadí señalando la estela de humo.

Tras eso aceleré, bajando de un salto desde la cubierta hasta la arena de la playa, las ruedas se transformaron en vuelo para pasar al modo inducción de aire, permitiéndome levitar a escasos centímetros de la arena y el "agua". Una vez comprobé que todo estaba en orden me fui por la derecha de la isla, rodeando la costa a gran velocidad por encima de aquel extraño oleaje. Este archipiélago era el lugar ideal para esconderse, y si nos habían visto lo más seguro es que estuviesen preparando trampas o incluso planeando un escape, si actuaba antes que ellos es posible que los pillase desprevenidos.

La reacción de Arthur no me la esperaba o por lo menos en parte, pues en vez de comenzar a chillarme y preguntar el porqué le había lanzado a Jack a la cara, se comportó de forma civilizada durante unos segundos, prestándose a traerle el café a Al, pero eso le duró poco y lanzó a Jack al capitán.

.¡¡JAAAACK!! – grité al verlo – no se te ocurra morder al Dan-cho. Como lo hagas te quedas sin cacahuetes – continué agitando una bolsa de cacahuetes.

Y tras eso Arthur se olvidó de mí y se marchó a por su juguete, una moto hecha a su tamaño posiblemente tenía ganas de ponerse en acción para no seguir cabreándose en el barco con nosotros y lo que posiblemente nos llevase a un combate entre nosotros. No, la brigada no había cambiado en nada y daba gusto volver a casa. Tras coge la moto Arthur no dejó un pequeño discurso para intentar hacer que nos sintiésemos mal “pero eso sería si tuviésemos la moral necesaria para ello” dije girándome a la nada. Al ver que el enanito se comenzaba a poner en marcha creé con caramelo dos plataformas en los pies a modo de esquís y con tubo del mismo material se lo pegaba a la moto, dejando que fuese lo más flexible posible.

-Bueno, me voy con el chiquilín rojizo Dan-cho, puedes quedarte a Jack, es majo y no suele dar muchos problemas, ah, y no se le puede matar – le dije a Al a la vez que le tiraba una bolsa de cacahuetes y en ese momento sentí un tirón del tubo de caramelo unido a la moto, saliendo disparado por la fuerza de la moto, y una vez en el agua comenzó el esquí acuático, si por algún casual fuese a caerme estaba preparado para hacer que las plataformas de los pies se elevasen en el aire y así evitar caer al agua, además activé el haki de observación por si había alguna emboscada al lugar al que iba Arthur.