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Límite de tiempo: Sin fecha límite ni saltos de turno.
Escenario: Nanami
Condiciones:
- Si gana Ushi, será mi lacayo
- No se usarán armas, por lo que Ushi tiene prohibido usar el kairo
- Nada de forma completa, a puños como hombres.
- Cualquier isla de alguno de los Blue
- A muerte (si alguno de los dos decide matar)
- Sin saltos de turnos
- Con los ámbitos que pediré (sean aceptados más tarde, o pronto)
- Slayer anulado
Ushi: 1 Drake: 2
Invitado ha efectuado 1 lanzada(s) de uno 1 :
- 2
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Otro viaje más donde el lobo trataba de descubrir un buen lugar de entrenamiento. El último no le gustaba mucho, y por ello lo abandonó tras hacer un par de tandas de flexiones con un brazo, el izquierdo. Necesitaba un lago, eso era, un lago bonito y precioso. Lo malo era no poder encontrarlo. Debía de ser solitario, tener buena vegetación a su alrededor, y por supuesto tener una fauna rica en proteínas. Los ciervos eran buena opción, pero dónde se ponía el pollo con arroz no había nada más. De hecho, si ya tenía que pedir mucho, prefería que el lago fuese de agua potable, y encima lo más fresquita posible. Después de tanto tiempo, exigir era lo de menos para él, y estaba orgulloso de poder hacerlo. Soltó un suspiro, y continuó caminando por aquel pequeño bosque en el que avanzaba con ritmo tranquilo.
El chico llevaba el cabello alborotado como de costumbre. Sus ojos aceitunados observaban todo a su alrededor. Llevaba una camiseta de tirantes de color blanca, dejando a la vista sus poderosos brazos, los cuales tenían algunas cicatrices. Portaba un pantalón oscuro largo, y en los pies unas botas. No portaba ningún tipo de arma que pudiera verse, y oculta tampoco. No veía necesario el uso de armas, y sólo usaba sus guanteletes si el otro era un cobarde que utilizaba espadas o algo por el estilo. Si ya usaban pistolas, en ese caso el lobo ejecutaba a su oponente de la peor forma posible, aunque últimamente se estaba ablandando mucho. Drake introdujo su mano derecha en el bolsillo, mientras su izquierda quedaba totalmente libre. En su frente portaba una pequeña cinta roja, la cual servía para que el flequillo no le estorbase mucho. A veces le estorbaba un poco en sus entrenamientos o combates. No era bueno que le molestase en mitad de un ataque producido por una serpiente o algo así.
Lo primero que quiso saber el chico, era si en la isla había un buen nivel de combate en los seres de su alrededor. Desplegó su haki de observación, y después de unos momentos entrecerró los ojos, continuando con su camino tranquilamente.
El chico llevaba el cabello alborotado como de costumbre. Sus ojos aceitunados observaban todo a su alrededor. Llevaba una camiseta de tirantes de color blanca, dejando a la vista sus poderosos brazos, los cuales tenían algunas cicatrices. Portaba un pantalón oscuro largo, y en los pies unas botas. No portaba ningún tipo de arma que pudiera verse, y oculta tampoco. No veía necesario el uso de armas, y sólo usaba sus guanteletes si el otro era un cobarde que utilizaba espadas o algo por el estilo. Si ya usaban pistolas, en ese caso el lobo ejecutaba a su oponente de la peor forma posible, aunque últimamente se estaba ablandando mucho. Drake introdujo su mano derecha en el bolsillo, mientras su izquierda quedaba totalmente libre. En su frente portaba una pequeña cinta roja, la cual servía para que el flequillo no le estorbase mucho. A veces le estorbaba un poco en sus entrenamientos o combates. No era bueno que le molestase en mitad de un ataque producido por una serpiente o algo así.
Lo primero que quiso saber el chico, era si en la isla había un buen nivel de combate en los seres de su alrededor. Desplegó su haki de observación, y después de unos momentos entrecerró los ojos, continuando con su camino tranquilamente.
Ushi
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Una isla inhabitada por humanos repleta de vegetación, y en el cielo, un pequeño dragón joven que sobrevolaba el área, aterrizando entre los matojos. Su color cobrizo destacaba entre aquel verdoso y vistoso cuadro, hasta que, en un abrir y cerrar de ojos, se transformó en un niño de seis años. Era bajito, la vegetación le ocultaba a la perfección, aunque su gran y esponjoso afro negro destacaba como si de una flor se tratase. Vestía con un extraño pijama blanco con manchas negras y, en el trasero, una especie de cola. Comenzó a caminar por aquel lugar mientras un viscoso moco blanco caía por su redonda nariz. Sus ojos estaban adormecidos, todo era producto de la cantidad de polen que le entraba, ya que las flores tocaban su cara a cada rato. Comenzaba a cabrearse de tener que soportar eso, así que furioso, comenzó a arrancar todas las plantas con sus manos desnudas, como si de un loco se tratase.
- ¡Argh! ¡Malditas plantas! ¡Os exterminaré a toas! - Gritaba mientras sin freno alguno intentaba acabar con toda la vegetación.
De pronto se dio cuenta de algo que había frente a él, a lo lejos. Un hombre de espaldas, vistiendo una camiseta de tirantes blanca para así dejar ver sus fuertes brazos con cicatrices que hacía juego con su musculado cuerpo. En su frente una cinta roja. Ushi, que así se llamaba el pequeñín, siguió con su plan de exterminar la isla con sus propias manos mientras avanzaba hasta el grandullón. Se paró de golpe, a unos cincuenta metros ya que era mejor guardar la distancia, y sin educación alguna le señaló con su dedo índice de la mano.
- ¡Oye, tú, el karuteka! ¡Sé mi esclavo y trabaja para mí! ¡Estermina la' plantas!
- ¡Argh! ¡Malditas plantas! ¡Os exterminaré a toas! - Gritaba mientras sin freno alguno intentaba acabar con toda la vegetación.
De pronto se dio cuenta de algo que había frente a él, a lo lejos. Un hombre de espaldas, vistiendo una camiseta de tirantes blanca para así dejar ver sus fuertes brazos con cicatrices que hacía juego con su musculado cuerpo. En su frente una cinta roja. Ushi, que así se llamaba el pequeñín, siguió con su plan de exterminar la isla con sus propias manos mientras avanzaba hasta el grandullón. Se paró de golpe, a unos cincuenta metros ya que era mejor guardar la distancia, y sin educación alguna le señaló con su dedo índice de la mano.
- ¡Oye, tú, el karuteka! ¡Sé mi esclavo y trabaja para mí! ¡Estermina la' plantas!
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El lobo no tardó en notar una presencia más o menos estable, pues no había humanos por aquella zona. Sonrió de lado, y justo entonces escuchó una voz que le hizo darse la vuelta. No se esperaba que el dueño fuese un pequeño crío, pero supuso que los padres estarían cerca. El chaval le estaba ordenando cargarse las plantas, y que encima fuese su esclavo. No iba a hacer caso a un chavea de cinco o seis años, pero sin duda debía admitir que le hizo gracia. Esperaba que no fuese el hijo de un noble o tenryubito, si no se iba a quedar huérfano. Caminó hacia él con las manos metidas en los bolsillos. Se relamió despacio, y después se colocó en cuchillas, mirándolos a los ojos con toda la calma del mundo. No pretendía asustarle ni nada por el estilo, por lo que mantuvo su sonrisa en todo momento. La verdad es que él de pequeño era similar, por lo que no pudo evitar soltar una pequeña carcajada.
- Las plantas no han hecho nada malo, pequeño. Puedes llamarme Drake, pero no voy a ser tu esclavo. La esclavitud es algo que está mal, pero a cambio puedo ser tu amigo ¿Qué me dices?
Dijo el luchador para después sacarle la lengua, intentando jugar con él. Estaba claro que no entendía mucho de críos, pues su hijo ya había sido grande en poco tiempo, y eso le quitó su infancia. Sacarle la lengua a lo mejor no era la mejor opción, pero esperó su reacción. Activó el haki de observación para poder prever lo que pasase. Su olfato también estaba en marcha, pues no pensaba permitir caer en una trampa o algo similar. Podrían estar perfectamente usando al chico de cebo, aunque era improbable, pues no detectaba a nadie. El lobo entonces se quitó la cinta roja de la cabeza, y trató de colocársela al chico sobre el pelo afro.
- ¡Ahora eres un luchador!
- Las plantas no han hecho nada malo, pequeño. Puedes llamarme Drake, pero no voy a ser tu esclavo. La esclavitud es algo que está mal, pero a cambio puedo ser tu amigo ¿Qué me dices?
Dijo el luchador para después sacarle la lengua, intentando jugar con él. Estaba claro que no entendía mucho de críos, pues su hijo ya había sido grande en poco tiempo, y eso le quitó su infancia. Sacarle la lengua a lo mejor no era la mejor opción, pero esperó su reacción. Activó el haki de observación para poder prever lo que pasase. Su olfato también estaba en marcha, pues no pensaba permitir caer en una trampa o algo similar. Podrían estar perfectamente usando al chico de cebo, aunque era improbable, pues no detectaba a nadie. El lobo entonces se quitó la cinta roja de la cabeza, y trató de colocársela al chico sobre el pelo afro.
- ¡Ahora eres un luchador!
Ushi
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Aquel enorme hombre musculado al cual Ushi había dado una orden, se giró. Mostró la comisura de sus labios, un arco que enseñaba así sus dientes con una sonrisa sádica. El crío comenzó a retroceder mientras veía como aquel tipo se relamía los labios. Ushi no podía creer lo que veía, aquel tipo parecía enfadado, o eso creía.
- ¡Ah! ¡No me coma! ¡Caca! – Gritó mientras intentaba retroceder, aunque el miedo le paralizaba. ¿Era a causa del famoso haki del rey?
Aquel tipo se puso a la altura de Ushi y mirándolo a los ojos, fijamente. El cuerpo del niño temblaba como si de una gelatina se tratase. El miedo que sentía hacía que su voz no volviera a salir. Lo intentaba, pero no lo conseguía. Abrió la boca y procuró gritar, pero lo único que surgía de su boca era un fétido aliento con un olor característico, parecido al cloroformo o algo por el estilo. Entonces se presentó. Drake, que así era su nombre, no estaba dispuesto a ser su esclavo o trabajar para él, le ofrecía ser su amigo. Ushi intentaba creerle, pero no podía confiar en alguien que daba tantísimo miedo. Le sacó la lengua y el ceño del niño se frunció al ver aquel gesto. ¿Se estaría burlando de él? Entonces se desató la cinta roja de su frente y, con sus grandes manos, la colocó sobre el afro del niño, diciéndole que era un luchador.
El miedo había desaparecido, ahora el niño estaba emocionado. Seguía temblando, pero ya no era por terror, sino por entusiasmo. Comenzó a reír de forma extraña y, sin venir a cuento, comenzó la batalla más épica que nadie había presenciado jamás. Propinaba golpes a diestro y siniestro, un puñetazo, una patada, capaz de partir el mundo en dos. Estaba venciendo, el aire era su rival y él, un poderoso ninja. Seguía lanzando ataques al viento hasta que uno de sus manotazos acabó contra el pequeño y fino tronco de un arbusto. Se partió en dos, y la planta cedió. Cayó sobre la cabeza de Ushi y un chichón se formó.
- ¡Gyah! ¡He perdido! ¡B-... Buah! – Tras gritos de dolor comenzó a llorar, correteando por aquel lugar hasta tropezar y caer al suelo. - ¡Buah! ¡Buah! ¡Qué danio! – Gritaba sin parar. Sacó una extraña golosina con forma de corazón de su pelo y se la comió.
Su piel comenzó a tornarse de un color rojizo, la temperatura corporal comenzó a subir. De los poros que poseía comenzó a soltar humo extraño. Literalmente: Estaba que echaba humo. Cuando el vapor desapareció, se había transformado en un joven de unos dieciséis años de edad con aires de grandeza. Un traje era lo que ahora vestía y, por si fuera poco, desprendía el aroma de un auténtico galán, de un caballero. Miró a Drake, entonces, mientras sonreía de medio lado.
- ¡Oh! ¡Así que un famoso criminal! – Exclamó intentando parecer sorprendido, pero el sarcasmo de aquello se notaba a leguas. – Creo que es hora de medirme contra alguien tan… ¿Fuerte? – Terminó con una pregunta. ¿Se estaría burlando del ahora buscado pirata?
Sus dedos índices y corazón de ambas manos se rodearon de unos rayos amarillos que de pronto comenzaron a rodear sus brazos, resaltando algún rayo azulado. Sus ojos se volvieron completamente blancos, como si sus pupilas hubiesen desaparecido. Miró, de nuevo, a su rival. Ahora tenía algo más de información. – Así que un usuario. ¿Verdad? Veamos de qué eres capaz. – Aclaró para justo después, avanzar a una velocidad endiablada hacia su rival. Lo primero iba a ser un entrante, utilizaría su fuerza y agilidad para avanzar hacia Drake y, cuando estuviera lo suficientemente cerca, lanzaría con ambas manos una apuñalada a cada hombro del pirata. Su intención era ver cuál era el poder de su rival y, si lo conseguía, herir sus dos extremidades. Su experiencia como asesino le mostró que atacar a las extremidades siempre era la mejor opción.
- ¡Ah! ¡No me coma! ¡Caca! – Gritó mientras intentaba retroceder, aunque el miedo le paralizaba. ¿Era a causa del famoso haki del rey?
Aquel tipo se puso a la altura de Ushi y mirándolo a los ojos, fijamente. El cuerpo del niño temblaba como si de una gelatina se tratase. El miedo que sentía hacía que su voz no volviera a salir. Lo intentaba, pero no lo conseguía. Abrió la boca y procuró gritar, pero lo único que surgía de su boca era un fétido aliento con un olor característico, parecido al cloroformo o algo por el estilo. Entonces se presentó. Drake, que así era su nombre, no estaba dispuesto a ser su esclavo o trabajar para él, le ofrecía ser su amigo. Ushi intentaba creerle, pero no podía confiar en alguien que daba tantísimo miedo. Le sacó la lengua y el ceño del niño se frunció al ver aquel gesto. ¿Se estaría burlando de él? Entonces se desató la cinta roja de su frente y, con sus grandes manos, la colocó sobre el afro del niño, diciéndole que era un luchador.
El miedo había desaparecido, ahora el niño estaba emocionado. Seguía temblando, pero ya no era por terror, sino por entusiasmo. Comenzó a reír de forma extraña y, sin venir a cuento, comenzó la batalla más épica que nadie había presenciado jamás. Propinaba golpes a diestro y siniestro, un puñetazo, una patada, capaz de partir el mundo en dos. Estaba venciendo, el aire era su rival y él, un poderoso ninja. Seguía lanzando ataques al viento hasta que uno de sus manotazos acabó contra el pequeño y fino tronco de un arbusto. Se partió en dos, y la planta cedió. Cayó sobre la cabeza de Ushi y un chichón se formó.
- ¡Gyah! ¡He perdido! ¡B-... Buah! – Tras gritos de dolor comenzó a llorar, correteando por aquel lugar hasta tropezar y caer al suelo. - ¡Buah! ¡Buah! ¡Qué danio! – Gritaba sin parar. Sacó una extraña golosina con forma de corazón de su pelo y se la comió.
Su piel comenzó a tornarse de un color rojizo, la temperatura corporal comenzó a subir. De los poros que poseía comenzó a soltar humo extraño. Literalmente: Estaba que echaba humo. Cuando el vapor desapareció, se había transformado en un joven de unos dieciséis años de edad con aires de grandeza. Un traje era lo que ahora vestía y, por si fuera poco, desprendía el aroma de un auténtico galán, de un caballero. Miró a Drake, entonces, mientras sonreía de medio lado.
- ¡Oh! ¡Así que un famoso criminal! – Exclamó intentando parecer sorprendido, pero el sarcasmo de aquello se notaba a leguas. – Creo que es hora de medirme contra alguien tan… ¿Fuerte? – Terminó con una pregunta. ¿Se estaría burlando del ahora buscado pirata?
Sus dedos índices y corazón de ambas manos se rodearon de unos rayos amarillos que de pronto comenzaron a rodear sus brazos, resaltando algún rayo azulado. Sus ojos se volvieron completamente blancos, como si sus pupilas hubiesen desaparecido. Miró, de nuevo, a su rival. Ahora tenía algo más de información. – Así que un usuario. ¿Verdad? Veamos de qué eres capaz. – Aclaró para justo después, avanzar a una velocidad endiablada hacia su rival. Lo primero iba a ser un entrante, utilizaría su fuerza y agilidad para avanzar hacia Drake y, cuando estuviera lo suficientemente cerca, lanzaría con ambas manos una apuñalada a cada hombro del pirata. Su intención era ver cuál era el poder de su rival y, si lo conseguía, herir sus dos extremidades. Su experiencia como asesino le mostró que atacar a las extremidades siempre era la mejor opción.
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El chico observaba tranquilamente al pequeño emocionarse después de haberse asustado y aquello le hizo sonreír tranquilamente. Parecía que la cosa estaba saliendo bien y el luchador no tardó en soltar un pequeño suspiro. El pequeño era una caja de sorpresas y además parecía motivado. A lo mejor debían buscar rivales de su tamaño por aquella zona. No parecía que hubiese muchos hombres, pero entonces algo raro ocurrió. El pequeño se comió una golosina que de repente lo hizo empezar a echar humo ¿Le daba a las drogas? Drake no se lo creía, pero entonces algo mucho más extraño sucedió. El pequeño se había convertido en un joven con un olor enfermizo. El lobo tenía un olfato demasiado desarrollado y le molestaba. Soltó un suspiro y se dispuso a preguntarle, pero de repente sucedió algo.
El joven nuevo parecía ser demasiado arrogante. Le estaba hablando en un tono que no le gustaba nada ¿Un usuario que podía cambiar su edad? Eso era algo confuso. De todas formas no pudo evitar quedarse callado ante sus palabras. No tenía nada que decirle a un sujeto que parecía estar metiéndose con él. No le haría nada, pues la violencia solo era necesaria cuando le hacían algo malo y no por unas palabras. Entonces observó al chico lanzarse a por él a una velocidad considerable. Con el haki de observación pudo predecir sus intenciones y lo que hizo fue meter ambos puños en la trayectoria del ataque, para que dichos ataques diesen en sus duros nudillos. Solo notó ciertas molestias en los puños, como pequeños calambres molestos y un poco de dolor. Soltó un suspiro y después miró al joven.
- Muy bien, creo que voy a enseñarte un poco de humildad.
Mencionó al mismo tiempo que sonreía de lado y echaba el puño hacia atrás. Aprovechando la corta distancia, trató de lanzarle una poderosa palmada al pecho. Si le daba, liberaría una onda de choque para mandarlo a volar. Había escuchado sus palabras y al parecer sabía que era un usuario de las frutas del diablo. El lobo blanco sonrió de lado y a continuación agarró un tronco de árbol con la mano, arrancándolo de un pequeño tirón y lanzando el árbol entero contra el chico y a toda velocidad debido a su fuerza.
- Hehehehehe…
El joven nuevo parecía ser demasiado arrogante. Le estaba hablando en un tono que no le gustaba nada ¿Un usuario que podía cambiar su edad? Eso era algo confuso. De todas formas no pudo evitar quedarse callado ante sus palabras. No tenía nada que decirle a un sujeto que parecía estar metiéndose con él. No le haría nada, pues la violencia solo era necesaria cuando le hacían algo malo y no por unas palabras. Entonces observó al chico lanzarse a por él a una velocidad considerable. Con el haki de observación pudo predecir sus intenciones y lo que hizo fue meter ambos puños en la trayectoria del ataque, para que dichos ataques diesen en sus duros nudillos. Solo notó ciertas molestias en los puños, como pequeños calambres molestos y un poco de dolor. Soltó un suspiro y después miró al joven.
- Muy bien, creo que voy a enseñarte un poco de humildad.
Mencionó al mismo tiempo que sonreía de lado y echaba el puño hacia atrás. Aprovechando la corta distancia, trató de lanzarle una poderosa palmada al pecho. Si le daba, liberaría una onda de choque para mandarlo a volar. Había escuchado sus palabras y al parecer sabía que era un usuario de las frutas del diablo. El lobo blanco sonrió de lado y a continuación agarró un tronco de árbol con la mano, arrancándolo de un pequeño tirón y lanzando el árbol entero contra el chico y a toda velocidad debido a su fuerza.
- Hehehehehe…
Ushi
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Los dos golpes de aquel joven vaca golpearon contra los grandes puños de su enemigo, el cual pareció no afectarle. Ushi comenzó a pensar sobre su poder y el de su rival, ahora sabía que, alguien con tal renombre era demasiado poderoso. El joven aún era un inexperto y débil muchacho, no le quedaba opción más que perder o correr. Pero, de pronto, notó que algo impactaba en su pecho tras las palabras de aquella bestia, haciéndolo volar por los aires. Aterrizó contra un árbol y cayó de culo al suelo. Lágrimas comenzaron a emerger de sus ojos, estaba adolorido, creía tener los huesos rotos aunque no fuera así. Con la mayor rapidez que sus manos podían otorgarle, se comió una segunda golosina para así cambiar de nuevo.
Vapor salía de su cuerpo y, al desaparecer, ahora se había transformado en su alter ego de veintiséis años. Sus vestimentas habían cambiado. Una gabardina marrón cosida por todos lados cubría la parte superior de su cuerpo. Su rostro era incompleto ya que le faltaban sentimientos. Una camiseta blanca se habría paso en su pecho y, cubriendo sus piernas y pies, unos pantalones negros y botas marrones. Se dio cuenta que algo iba hacia él, pero su fuerza, reflejos y velocidad ahora eran mejores. Un gran tronco había sido lanzado a su posición, por lo que con gran destreza lo esquivó, lanzándose hacia un lado. Aquel tronco había partido el árbol con el cual, previamente él, había chocado.
- Umh… - Soltó tras un suspiro. Su personalidad era totalmente diferente, callado y sin mostrar lo que pensaba.
Corrió con su mayor velocidad hacia su enemigo mientras de su espalda salían dos hermosas alas color cobrizo con toques verdes. Su cuerpo comenzó a rodearse de escamas de dicho color y, en su trasero, una larga cola en acabada en forma de punta de flecha se formó. Ahora estaba en su forma híbrida y sus uñas se habían convertido en zarpas. Abrió la boca y comenzó a soltar un extraño gas, como si de una nube oscura se tratase y así intentar ralentizar a su enemigo. Pero no todo era aquello, sino que, combinando aquel momento, trató de lanzar un chorro de ácido hacia el pecho de Drake mientras con sus zarpas, a escasos metros, intentaría herir con amplios cortes en la zona abdominal y ayudándose de sus ámbitos eléctricos.
Vapor salía de su cuerpo y, al desaparecer, ahora se había transformado en su alter ego de veintiséis años. Sus vestimentas habían cambiado. Una gabardina marrón cosida por todos lados cubría la parte superior de su cuerpo. Su rostro era incompleto ya que le faltaban sentimientos. Una camiseta blanca se habría paso en su pecho y, cubriendo sus piernas y pies, unos pantalones negros y botas marrones. Se dio cuenta que algo iba hacia él, pero su fuerza, reflejos y velocidad ahora eran mejores. Un gran tronco había sido lanzado a su posición, por lo que con gran destreza lo esquivó, lanzándose hacia un lado. Aquel tronco había partido el árbol con el cual, previamente él, había chocado.
- Umh… - Soltó tras un suspiro. Su personalidad era totalmente diferente, callado y sin mostrar lo que pensaba.
Corrió con su mayor velocidad hacia su enemigo mientras de su espalda salían dos hermosas alas color cobrizo con toques verdes. Su cuerpo comenzó a rodearse de escamas de dicho color y, en su trasero, una larga cola en acabada en forma de punta de flecha se formó. Ahora estaba en su forma híbrida y sus uñas se habían convertido en zarpas. Abrió la boca y comenzó a soltar un extraño gas, como si de una nube oscura se tratase y así intentar ralentizar a su enemigo. Pero no todo era aquello, sino que, combinando aquel momento, trató de lanzar un chorro de ácido hacia el pecho de Drake mientras con sus zarpas, a escasos metros, intentaría herir con amplios cortes en la zona abdominal y ayudándose de sus ámbitos eléctricos.
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De nuevo se repetía la historia. Como si de un alienígena se tratase aquel joven, su aspecto ahora era algo más mayor. Si podía cambiar su edad, esperaba que no pudiese la suya. Soltó un pequeño suspiro y después de unos momentos se quedó mirándole tranquilamente. El chico parecía estar dolorido por su golpe y era normal después de todo. La fuerza del chico lobo era ridículamente fuerte. Entonces fue cuando esperó unos momentos para ver el ataque de su oponente, si es que tenía el valor de hacerlo después del daño llevado.
Entonces observó a su rival tranquilamente y pudo ver que se transformaba en una especie de hombre dragón que ahora se lanzaba hacia él. Aquella especie de gas empezó a hacerle un poco más lento y lo notó al mover su brazo a un lado. Tampoco era para tanto y continuaba siendo veloz. Soltó un suspiro y entonces notó un dolor intenso en su pecho. Soltó un quejido y después cerró los ojos con fuerza ¿Qué cojones era aquella sustancia? ¿Había usado algún tipo de líquido ardiente? Eso hizo al lobo mostrar un ceño fruncido. Esos trucos no se los esperaba. Entonces apretó los músculos y se quedó observando a su oponente de forma seria. Su cuerpo tomó un brillo extraño y tras unos momentos tomó un color morado azabache. Solo su rostro permaneció normal. Las garras de aquel chico no le hicieron nada, bueno, chico… Tenía más edad que él ahora. Empezaba a pensar que era distinto, pero su olor era el mismo. Debía de ser un ser mitológico por su transformación. Solo ellos tenían varios poderes.
- Debes saber que odio este tipo de ataques. Si luchas conmigo, haz el favor de usar solo golpes físicos y que no tengan riesgo de corte…
En cuando dijo aquello, sintió como en sus pectorales aparecía una marca rojiza debido al ácido y eso le dolió lo suyo. Sin pensárselo estiró su mano hacia el hombre dragón, tratando de agarrarlo por la cabeza. De lograrlo intentaría estamparlo con fuerza en el suelo, intentando hundirle la cabeza bajo tierra. Lo lograse o no, lanzaría una potente patada a su rodilla izquierda y acto seguido intentaría impactar su codo en el centro de su cara. Acto seguido lo miró con el ceño fruncido, algo mosqueado por la sustancia que le había lanzado. El chico lobo parecía muy relajado y tranquilo pese a todo.
- Lo lamento, te doy la opción de rendirte. Tu aura es demasiado débil para mí. No es nada justo que nos enfrentemos, somos como un Dios ante una mosca.
Entonces observó a su rival tranquilamente y pudo ver que se transformaba en una especie de hombre dragón que ahora se lanzaba hacia él. Aquella especie de gas empezó a hacerle un poco más lento y lo notó al mover su brazo a un lado. Tampoco era para tanto y continuaba siendo veloz. Soltó un suspiro y entonces notó un dolor intenso en su pecho. Soltó un quejido y después cerró los ojos con fuerza ¿Qué cojones era aquella sustancia? ¿Había usado algún tipo de líquido ardiente? Eso hizo al lobo mostrar un ceño fruncido. Esos trucos no se los esperaba. Entonces apretó los músculos y se quedó observando a su oponente de forma seria. Su cuerpo tomó un brillo extraño y tras unos momentos tomó un color morado azabache. Solo su rostro permaneció normal. Las garras de aquel chico no le hicieron nada, bueno, chico… Tenía más edad que él ahora. Empezaba a pensar que era distinto, pero su olor era el mismo. Debía de ser un ser mitológico por su transformación. Solo ellos tenían varios poderes.
- Debes saber que odio este tipo de ataques. Si luchas conmigo, haz el favor de usar solo golpes físicos y que no tengan riesgo de corte…
En cuando dijo aquello, sintió como en sus pectorales aparecía una marca rojiza debido al ácido y eso le dolió lo suyo. Sin pensárselo estiró su mano hacia el hombre dragón, tratando de agarrarlo por la cabeza. De lograrlo intentaría estamparlo con fuerza en el suelo, intentando hundirle la cabeza bajo tierra. Lo lograse o no, lanzaría una potente patada a su rodilla izquierda y acto seguido intentaría impactar su codo en el centro de su cara. Acto seguido lo miró con el ceño fruncido, algo mosqueado por la sustancia que le había lanzado. El chico lobo parecía muy relajado y tranquilo pese a todo.
- Lo lamento, te doy la opción de rendirte. Tu aura es demasiado débil para mí. No es nada justo que nos enfrentemos, somos como un Dios ante una mosca.
Ushi
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Tras el ácido del semi-dragón, Drake soltó un quejido, al parecer la única forma de vencerlo o herirlo era usando aquel tipo de ataques. Si Ushi lo golpeaba, el lobo se cubriría con su haki e ignoraría aquel ataque. Estaba preparado para pelear, pero el joven, ahora adulto, sabía que aquella batalla estaba perdida pero tan sólo deseaba disfrutar combatiendo contra uno de los luchadores más fuertes del mundo. Drake avisó a su contrincante diciéndole que odiaba aquel tipo de ataques, pero, en el rostro de Ushi, no se mostró ni una sola mueca o gesto que denotara miedo. Al contrario, estaba disfrutando.
Drake se lanzó al ataque y agarró a Ushi de la cabeza, que intentó resistirse y soltarse, pero no lo consiguió. La cabeza del adulto semi-dragón fue estampada contra el suelo, atravesando parte de la tierra. Si no fuera por las escamas duras, ahora mismo estaría muerto. Tenía serias heridas, no podía moverse, el dolor hacía que su cuerpo se paralizase. Notó un fuerte golpe en su rodilla haciendo que dicho hueso quedase hecho trizas, completamente roto. Sin duda el combate había perdido, aunque aún siguiese con conciencia, la perdería pronto al estamparse el gran codo de su rival en su cara. Su nariz estaba rota, sangraba por boca y nariz, sus ojos en blanco. Aquel combate había terminado con serias heridas para Ushi. Las últimas palabras de su rival no llegaron a sus oídos ya que su mente ahora estaba en blanco.
Drake se lanzó al ataque y agarró a Ushi de la cabeza, que intentó resistirse y soltarse, pero no lo consiguió. La cabeza del adulto semi-dragón fue estampada contra el suelo, atravesando parte de la tierra. Si no fuera por las escamas duras, ahora mismo estaría muerto. Tenía serias heridas, no podía moverse, el dolor hacía que su cuerpo se paralizase. Notó un fuerte golpe en su rodilla haciendo que dicho hueso quedase hecho trizas, completamente roto. Sin duda el combate había perdido, aunque aún siguiese con conciencia, la perdería pronto al estamparse el gran codo de su rival en su cara. Su nariz estaba rota, sangraba por boca y nariz, sus ojos en blanco. Aquel combate había terminado con serias heridas para Ushi. Las últimas palabras de su rival no llegaron a sus oídos ya que su mente ahora estaba en blanco.
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- Ushi vs Roy, Drake y Bleyd [Reto masivo]
- DARK D ROSE....TE RETO A UNA PELEA ÉPICA!!
- La mayor pelea y más épica sin ningún tipo de fallo. Unos tigres, pistolas de agua y un compañerismo sin igual. El rey de las pistolas de agua contra el señor de las pistolas de agua. Un reto que destrozará todo y a la vez lo restaurará.
- Lobo me llaman, pero tu puedes llamarme Drake o socio (Privado) (Drake y Kuroi))
- Nox el Esclavo Silencioso
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