Osuka Sumisu
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Rainbase, la ciudad de Arabasta de la fortuna. Donde podías salir de ahí cubierto de oro o solo con los calzoncillos. En la antigua base de Shichibukai Cocodrilo, ahora era el mejor casino de la ciudad. Dentro de esta entre las cuentas de maquinas tragaperras, se podía ver con sobresalía un pelopincho de color anaranjado como el atardecer;
- Venga bonita, eres mi ultima moneda, no me falles.- decía mientras le daba un beso a aquella moneda. Era el revolucionario Osu, pero por la camisa blanca acompañada por una corbata roja, unos pantalones negros y unas gafas de sol, lo hacían irreconocible. Se había tomado unas vacaciones después de una misión en Nanohana, pero su suerte no parecía sonreírle ya que todo el su dinero fue devorada por el casino, lo cual no le hacia ninguna gracia. Metió la moneda, se froto las manos y tiro de la palanca de la tragaperras. Las tres ruedas empezaron a girar, la primera y la segunda se detuvieron, quedándose en dos bonitos sietes mientras la tercera girando con velocidad.- Siete... Otro siete... Venga... Venga...- la tercera rueda se detuvo, un limón y justo encima un siete pero sin poder alinearlos. El revolucionario, enfadado, le pego una patada a la maquina frustrado. Cuando la rueda cayo un poco, dejando los sietes alineados, la tragaperras empezó a hacer luces y sonidos de felicitación mientras que la gente de alrededor aplaudia por su suerte. Osu por su parte, solo se quedo con los ojos como platos sin creérselo y se reía de la potra que tuvo.
Todas las monedas fueron cambiadas por un buen fajo de billetes que se guardo en la cartera y a la vez esta en el bolsillo. Al salir del edificio con una sonrisa en la cara, sin querer choco con un hombre de malas pintas. Pidió disculpas y se fue por la dirección contraria del demonio plateado. Para cuando se dio cuenta de que ya no notaba nada en el bolsillo, se giro y vio al hombre de antes corriendo como un descosido.- Pero será hijo de... Vuelve aquí maldito ladronzuelo!- gritaba el pelo anaranjado mientras se puso a perseguir al carterista.
La persecución duro como quince minutos, hasta llegar a una zona de callejones. Donde, sin evitarlo, lo perdió de vista y maldecia por ello.- Maldita sea! Para una vez que tengo suerte con eso cachivaches del demonio.- dijo enfadado mientras se aflojaba el nudo de la corbata.
- Venga bonita, eres mi ultima moneda, no me falles.- decía mientras le daba un beso a aquella moneda. Era el revolucionario Osu, pero por la camisa blanca acompañada por una corbata roja, unos pantalones negros y unas gafas de sol, lo hacían irreconocible. Se había tomado unas vacaciones después de una misión en Nanohana, pero su suerte no parecía sonreírle ya que todo el su dinero fue devorada por el casino, lo cual no le hacia ninguna gracia. Metió la moneda, se froto las manos y tiro de la palanca de la tragaperras. Las tres ruedas empezaron a girar, la primera y la segunda se detuvieron, quedándose en dos bonitos sietes mientras la tercera girando con velocidad.- Siete... Otro siete... Venga... Venga...- la tercera rueda se detuvo, un limón y justo encima un siete pero sin poder alinearlos. El revolucionario, enfadado, le pego una patada a la maquina frustrado. Cuando la rueda cayo un poco, dejando los sietes alineados, la tragaperras empezó a hacer luces y sonidos de felicitación mientras que la gente de alrededor aplaudia por su suerte. Osu por su parte, solo se quedo con los ojos como platos sin creérselo y se reía de la potra que tuvo.
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La persecución duro como quince minutos, hasta llegar a una zona de callejones. Donde, sin evitarlo, lo perdió de vista y maldecia por ello.- Maldita sea! Para una vez que tengo suerte con eso cachivaches del demonio.- dijo enfadado mientras se aflojaba el nudo de la corbata.
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He salido a hacer algo de deporte, se que estando donde estoy no es lo mas adecuado ni normal, pero si no hago deporte no soy persona, voy paseando por las calles, en algunas no puedo meterme, no por estrecho, si no por que hay un montón de terrazas que me incomodan, no quiero asustar a las gentes de este lugar.
Aunque salga a correr, siempre llevo mis armas, la navaja, el puño, y las cerbatanas, por si pasase algo, -Debería plantearme ir al casino en algún momento, -pensé para mi mientras pasaba por delante de el.
Volví para ducharme y cambiarme, y decidí ir al casino, no quería gastar mi dinero, solo ver el ambiente, estuve un rato, y luego me fui de nuevo. Cuando salía vi que un chico de pelo puntiagudo salía corriendo detrás de un hombre, -debe ser un carterista, -dije para mi, me dispuse a seguirlos, y ver que ocurría.
Era un carterista por lo que escuché, así que cuando el ya no pudo alcanzarlo, fui tras el, lo agarré, y me puse detrás de el, amenazandole con darme el dinero. Sin miramientos me lo dio, y se fue casi llorando como un gatito.
Fui tras aquel chico, y grité... -¡EH CHICO ESPERA!, -dije gritando mientras corría hacía el.
Aunque salga a correr, siempre llevo mis armas, la navaja, el puño, y las cerbatanas, por si pasase algo, -Debería plantearme ir al casino en algún momento, -pensé para mi mientras pasaba por delante de el.
Volví para ducharme y cambiarme, y decidí ir al casino, no quería gastar mi dinero, solo ver el ambiente, estuve un rato, y luego me fui de nuevo. Cuando salía vi que un chico de pelo puntiagudo salía corriendo detrás de un hombre, -debe ser un carterista, -dije para mi, me dispuse a seguirlos, y ver que ocurría.
Era un carterista por lo que escuché, así que cuando el ya no pudo alcanzarlo, fui tras el, lo agarré, y me puse detrás de el, amenazandole con darme el dinero. Sin miramientos me lo dio, y se fue casi llorando como un gatito.
Fui tras aquel chico, y grité... -¡EH CHICO ESPERA!, -dije gritando mientras corría hacía el.
Osuka Sumisu
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Un gran grito le hizo saltar todas las alarmas asustado, como si alguien hablara por un altavoz, los callejones eran estrechos por lo que le costaba ver de donde provenía. El demonio plateado se giró hacia atrás, viendo como una semigigante, o al menos suponía, ya que los gigantes normales solían ser el doble de grandes, que estaba corriendo hacia su dirección.
Aunque se sentía halagado porque una mujer le siguiera, toda experiencia que había tenido con semigigantes no había sido del todo gratificante. Debido a la impresión de que venía corriendo, cayó de espalda y se puso a hacer técnicas de karate, aunque estas eran mover las manos de forma ridícula con los ojos cerrados.
Cuidado! soy cinturon amarillo de taekwondo!- durante unos segundo de tonterías, abrí los ojos, viendo que la mujer tenía mi cartera en la mano.- Em… Perdona… me he asustado a ver que venías a por mi. Supongo que no te he dado una buena primera impresión…- le comento mientras me levantaba del suelo y se sacudía el polvo de la lujuriosa ropa.- Muchas gracias por recuperar mi cartera señorita. Me llamo Osuka, aunque todos me llaman Osu. Puedo ofrecerte algo de agradecimiento a cambio del favor que me has hecho?.- le pregunto el revolucionara a la gigante mientras le ofrecía la mano a pesar de la diferencia de tamaños como gesto de confianza.
Aunque se sentía halagado porque una mujer le siguiera, toda experiencia que había tenido con semigigantes no había sido del todo gratificante. Debido a la impresión de que venía corriendo, cayó de espalda y se puso a hacer técnicas de karate, aunque estas eran mover las manos de forma ridícula con los ojos cerrados.
Cuidado! soy cinturon amarillo de taekwondo!- durante unos segundo de tonterías, abrí los ojos, viendo que la mujer tenía mi cartera en la mano.- Em… Perdona… me he asustado a ver que venías a por mi. Supongo que no te he dado una buena primera impresión…- le comento mientras me levantaba del suelo y se sacudía el polvo de la lujuriosa ropa.- Muchas gracias por recuperar mi cartera señorita. Me llamo Osuka, aunque todos me llaman Osu. Puedo ofrecerte algo de agradecimiento a cambio del favor que me has hecho?.- le pregunto el revolucionara a la gigante mientras le ofrecía la mano a pesar de la diferencia de tamaños como gesto de confianza.
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Sonrió al escuchar su disculpa, y le dio la mano, agarro la cartera y se la entregó, en el paso acarició su mano.
-No te preocupes, suelo asustar, pero en este caso que pretendía ayudar, pues no me esperaba esa reacción sinceramente, -me hago la falsa ofendida, sonriendo para mi... -pero bueno, ya tienes tu dinero, espero no haberte asustado mucho, ¿y como agradecimiento?, nada, no te preocupes, no es necesario, dime, ¿quien eres?, yo me llamo Sarah Fox, encantada, -vuelvo a alzar la mano para estrecharla en modo presentación, y respecto a la altura, me siento en las escaleras, aun sentada soy mas alta que el.
Miro a la calle, una enorme calle, con muchos edificios, y justo en donde estoy sentada es donde mas luces hay, la calle tiene algunos farolillos de colores, como si fuesen de una fiesta, esta todo precioso, y la verdad, ese chico de traje, es bastante guapo. Me quedo por un rato mirando a sus ojos... -Tienes unos ojos muy bonitos, emanan algo que no sabría decir lo que es, -digo frunciendo el ceño, mirando mas de cerca, dejando ver ligeramente un poco de escote, y después, sonrío.
-No te preocupes, suelo asustar, pero en este caso que pretendía ayudar, pues no me esperaba esa reacción sinceramente, -me hago la falsa ofendida, sonriendo para mi... -pero bueno, ya tienes tu dinero, espero no haberte asustado mucho, ¿y como agradecimiento?, nada, no te preocupes, no es necesario, dime, ¿quien eres?, yo me llamo Sarah Fox, encantada, -vuelvo a alzar la mano para estrecharla en modo presentación, y respecto a la altura, me siento en las escaleras, aun sentada soy mas alta que el.
Miro a la calle, una enorme calle, con muchos edificios, y justo en donde estoy sentada es donde mas luces hay, la calle tiene algunos farolillos de colores, como si fuesen de una fiesta, esta todo precioso, y la verdad, ese chico de traje, es bastante guapo. Me quedo por un rato mirando a sus ojos... -Tienes unos ojos muy bonitos, emanan algo que no sabría decir lo que es, -digo frunciendo el ceño, mirando mas de cerca, dejando ver ligeramente un poco de escote, y después, sonrío.
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"Espera, esta haciendo la técnica del falso enfado? Se suponía que tenia la patente, quien la ha enseñado por ahí? Voy a llamar a mi abogado cuando vuelva a Baltigo".- pensó el demonio plateado mientras escuchaba a la semigigante que se llamaba Sarah, de apellido Fox.
"Fox? Como los animalitos esos del bosque de pelo naranja y que se cuelan en los gallinero? Es el único bicho que conozco con el mismo color pelo que yo... Pobrecitos, son los Osukas de la naturaleza".- era una tontería que le había pasado por la cabeza, como mucha veces. Aunque no es que estuviera loco, solo era un poco atontado.
Para cuando se dio cuenta, la semigigante le estaba mirando fijamente, comentándole que tenia unos bonitos ojos. Osu solo pudo reaccionar con una cara roja como un tomate, nunca eran las chicas las que empezaban las frases de ligoteo. - Em... Esto... Jeje... Tu... También eres guapa a aparte de los ojos... Supongo... No estoy acostumbrado a que me digan piropos de esa manera...
"Por favor, CP o Marines, apareced que a este paso me muero. Oh dios, Osu aguanta las ganas de mirarle el escote... Socorro..." pedia Osuka por dentro, porque no sabia como continuar aquella conversación. Se le estaba a punto de detergérsele el corazón cuando al final de la calle vio algo que no le gusto; el carterista había vuelto, y con muchos amigos, que portaban desde bates hasta pequeñas armas de fuego e venían a pir nosotros.
- Oh mierda. Tenemos que salir de aquí, son un montón.- se puso en su dirección y coloco sus manos en el suelo. Durante unos segundos, el suelo tembló y varias columnas de piedra del suelo salieron, haciendo una valla pétrea imposible de atravesar por aquellos bandidos.
- Tenemos que salir de aquí, es demasiado peligroso permanecer aquí. Rápido, sígueme!- le dijo el revolucionario mientras le cogía uno de sus dedos de la mano y tiraba de ella para que se fuera con el.
"Fox? Como los animalitos esos del bosque de pelo naranja y que se cuelan en los gallinero? Es el único bicho que conozco con el mismo color pelo que yo... Pobrecitos, son los Osukas de la naturaleza".- era una tontería que le había pasado por la cabeza, como mucha veces. Aunque no es que estuviera loco, solo era un poco atontado.
Para cuando se dio cuenta, la semigigante le estaba mirando fijamente, comentándole que tenia unos bonitos ojos. Osu solo pudo reaccionar con una cara roja como un tomate, nunca eran las chicas las que empezaban las frases de ligoteo. - Em... Esto... Jeje... Tu... También eres guapa a aparte de los ojos... Supongo... No estoy acostumbrado a que me digan piropos de esa manera...
"Por favor, CP o Marines, apareced que a este paso me muero. Oh dios, Osu aguanta las ganas de mirarle el escote... Socorro..." pedia Osuka por dentro, porque no sabia como continuar aquella conversación. Se le estaba a punto de detergérsele el corazón cuando al final de la calle vio algo que no le gusto; el carterista había vuelto, y con muchos amigos, que portaban desde bates hasta pequeñas armas de fuego e venían a pir nosotros.
- Oh mierda. Tenemos que salir de aquí, son un montón.- se puso en su dirección y coloco sus manos en el suelo. Durante unos segundos, el suelo tembló y varias columnas de piedra del suelo salieron, haciendo una valla pétrea imposible de atravesar por aquellos bandidos.
- Tenemos que salir de aquí, es demasiado peligroso permanecer aquí. Rápido, sígueme!- le dijo el revolucionario mientras le cogía uno de sus dedos de la mano y tiraba de ella para que se fuera con el.
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Me hizo gracia como intentó moverme del sitio agarrándome de un dedo de una mano, pero bueno, al final y al cabo no me podía quedar allí quieta, tenía que dejarme ayudar por el, a pesar de ser mas grande que el. Dejé que me guiase a donde me llevara, igualmente agarré mis armas por si acaso.
Un poco mas adelante me solté de el, mirando hacía atrás, observando a mis espaldas que no viniese nada, iba agachada, lo suficiente para que no se me viera tanto, eran varios hombres, así que o bien escapábamos de ellos, o luchábamos, y un humano y una semigigante no se si serían los suficientes.
-¿A cuantos has visto?, no me ha dado tiempo de contarlos, tiraste de mi de una manera que no me he ni fijado, -miro hacía los lados según pasamos las calles, observo por encima de los edificios que alguno viene corriendo por encima de ellos, pero no contaban con que los vería, me agacho sin que se den cuenta, y agarro al chico sin nombre del brazo y le susurro...
-Oye, no se como estarás en saltos etcétera, pero por los techos hay algunos, que nos vigilan, y aun no me has dicho como te llamas, -lo miré de reojo sonriendo, sabía que se ponía nervioso, sobretodo por el tomate que tenía por cara hace un rato cuando le hablaba de sus ojos, mira tu, encima que le digo que son bonitos, se pone nerviosa como una colegiala en su primera cita.
Un poco mas adelante me solté de el, mirando hacía atrás, observando a mis espaldas que no viniese nada, iba agachada, lo suficiente para que no se me viera tanto, eran varios hombres, así que o bien escapábamos de ellos, o luchábamos, y un humano y una semigigante no se si serían los suficientes.
-¿A cuantos has visto?, no me ha dado tiempo de contarlos, tiraste de mi de una manera que no me he ni fijado, -miro hacía los lados según pasamos las calles, observo por encima de los edificios que alguno viene corriendo por encima de ellos, pero no contaban con que los vería, me agacho sin que se den cuenta, y agarro al chico sin nombre del brazo y le susurro...
-Oye, no se como estarás en saltos etcétera, pero por los techos hay algunos, que nos vigilan, y aun no me has dicho como te llamas, -lo miré de reojo sonriendo, sabía que se ponía nervioso, sobretodo por el tomate que tenía por cara hace un rato cuando le hablaba de sus ojos, mira tu, encima que le digo que son bonitos, se pone nerviosa como una colegiala en su primera cita.
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La presencia de la chica ponía cada vez mas nervioso al demonio plateado. Como iba a salir de aquel engorro? Y que le preguntara porque nos habíamos puesto a huir no ayudaba.- Mira, entre las armas de fuego que tienen, que por muy grande que seas, un disparo podría ser fatal y no quiero que te hagan daño. Y, sin ofender, también el hecho de que me has tirado la caña, por no decir el barco pesquero entero, hace que no piense con claridad. Que si, que eres un belleza de tamaño extra grande, pero si te pasa algo por mí culpa no me perdonaría.
Continuamos corriendo entre las estrechas calles, pero el hecho de que estaba intentando huir con una mujer de cinco metros de altura. Pero no entraria en su código moral dejarla sola contra aquellos vándalos. Desconocía como eran las laberínticas calle de Rainbase, lo que al final supuso un callejón sin salida, atrapado con la gigante y con la única salida bloqueada por aquellos crimínales.
-Jefe, están aquí, los hemos acorralado!- gritaba un de ellos. Detrás de los bandidos apareció un hombre de envergadura intimidante, que a pesar de ser humano les sacaba mas de un metro a todos, incluido el revolucionario. El hombre de barba desaliñada y aliento que olía peor que un cadáver, apoyo la punta de la maza que usaba de arma en el suelo mientras se rascaba el cuello.
- Me estas diciendo que el gigante que te ha quitado el botín a sido esa mujer híbrida?- le pregunto al carterista de antes, que asintio con la cabeza.- Debería darte vergüenza...
El grandullón se acerco, hacia el Osu y Sarah mientras arrastraba la maza por el suelo, haciendo un desagradable chirrido.- Que sepáis que estas calles son mías y que ni yo ni mis hombres seremos humillados por un pelo piña y una... Una.. Cosa. Eres un gigante o un humano? Los híbridos sois aberraciones de la naturaleza, como coño lo hizo tu padre con tu madre? Se metió dentro y se hizo un largos?- decía el hombre mientras se reía de forma cruel. Alzo el garrote y se dispuso a querer darle a Sarah.- Ningún monstruo de feria como tu no es digno de hacerme frente!
El descenso del garrote se detuvo, el revolucionario lo había parado con el brazo izquierdo, mientras que sus gafas de sol habían volado y roto por el impacto .- Parece que te has equivocado... Podríamos decir que aquí el monstruo soy yo, pero... - levanto la mirada hacia el con unos ojos acusadores que helaban la sangre.- Yo me considero mas un DEMONIO
Osu, con fuerza bruta rechazo el garrote manándolo por el aire, mientras que con el brazo derecho lo cargo para un puñetazo, rodeándolo con una piel negra.- Broken Walls... Obsidiane Hammer!
El puño con haki impacto en todo el estomago de aquel tipo, volando hasta el final del callejón, mientras sus subordinados miraban con ojos como platos. El revolucionario se quito la corbata, tirándola al suelo y se arremangaba la camisa. Hundió los brazos en el suelo y se saco dos puños de piedra gracias a su akuma y miro con un sonrisa siniestra al resto de bandidos, que tenían una mezcla de enfado y miedo.- Si no queréis enfadarme recordar tres cosas; No me toquéis la cartera, no es metáis con una amiga y por último... No me llaméis pelo piña!
Continuamos corriendo entre las estrechas calles, pero el hecho de que estaba intentando huir con una mujer de cinco metros de altura. Pero no entraria en su código moral dejarla sola contra aquellos vándalos. Desconocía como eran las laberínticas calle de Rainbase, lo que al final supuso un callejón sin salida, atrapado con la gigante y con la única salida bloqueada por aquellos crimínales.
-Jefe, están aquí, los hemos acorralado!- gritaba un de ellos. Detrás de los bandidos apareció un hombre de envergadura intimidante, que a pesar de ser humano les sacaba mas de un metro a todos, incluido el revolucionario. El hombre de barba desaliñada y aliento que olía peor que un cadáver, apoyo la punta de la maza que usaba de arma en el suelo mientras se rascaba el cuello.
- Me estas diciendo que el gigante que te ha quitado el botín a sido esa mujer híbrida?- le pregunto al carterista de antes, que asintio con la cabeza.- Debería darte vergüenza...
El grandullón se acerco, hacia el Osu y Sarah mientras arrastraba la maza por el suelo, haciendo un desagradable chirrido.- Que sepáis que estas calles son mías y que ni yo ni mis hombres seremos humillados por un pelo piña y una... Una.. Cosa. Eres un gigante o un humano? Los híbridos sois aberraciones de la naturaleza, como coño lo hizo tu padre con tu madre? Se metió dentro y se hizo un largos?- decía el hombre mientras se reía de forma cruel. Alzo el garrote y se dispuso a querer darle a Sarah.- Ningún monstruo de feria como tu no es digno de hacerme frente!
El descenso del garrote se detuvo, el revolucionario lo había parado con el brazo izquierdo, mientras que sus gafas de sol habían volado y roto por el impacto .- Parece que te has equivocado... Podríamos decir que aquí el monstruo soy yo, pero... - levanto la mirada hacia el con unos ojos acusadores que helaban la sangre.- Yo me considero mas un DEMONIO
Osu, con fuerza bruta rechazo el garrote manándolo por el aire, mientras que con el brazo derecho lo cargo para un puñetazo, rodeándolo con una piel negra.- Broken Walls... Obsidiane Hammer!
El puño con haki impacto en todo el estomago de aquel tipo, volando hasta el final del callejón, mientras sus subordinados miraban con ojos como platos. El revolucionario se quito la corbata, tirándola al suelo y se arremangaba la camisa. Hundió los brazos en el suelo y se saco dos puños de piedra gracias a su akuma y miro con un sonrisa siniestra al resto de bandidos, que tenían una mezcla de enfado y miedo.- Si no queréis enfadarme recordar tres cosas; No me toquéis la cartera, no es metáis con una amiga y por último... No me llaméis pelo piña!
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Asombrada vi como el muchacho los mandaba a todos a tomar viento, en una última instancia, fui hacía el caracráter que dijo eso de mi, lo agarre de la pechera, dejándolo suspendido en el aire, y le dije...
-Primero, no soy una híbrida, soy una semigigante, dos, odio a los subnormales pichabrava que se las dan con aire de superioridad, tres, si me da la gana puedo partirte los piños y ni te enterarias, y cuatro, aquí el único engendro que no merece la vida eres tu, -concluí dándole una patada con mi pierna mas fuerte, lo mandé tan lejos que lo perdí de vista al momento.
-Y por último, correr, tengo muy mala hostia, y 5 metros de fuerza para repartir..., -dije colocándome enfrente de todos ellos..., -¿Alguien mas quiere pierna de semigiganta?, -dije mirando con el ceño fruncido a aquellos cobardes.
-Primero, no soy una híbrida, soy una semigigante, dos, odio a los subnormales pichabrava que se las dan con aire de superioridad, tres, si me da la gana puedo partirte los piños y ni te enterarias, y cuatro, aquí el único engendro que no merece la vida eres tu, -concluí dándole una patada con mi pierna mas fuerte, lo mandé tan lejos que lo perdí de vista al momento.
-Y por último, correr, tengo muy mala hostia, y 5 metros de fuerza para repartir..., -dije colocándome enfrente de todos ellos..., -¿Alguien mas quiere pierna de semigiganta?, -dije mirando con el ceño fruncido a aquellos cobardes.
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La semigigante mostraba caracter y no parecia tan delicada como el revolucionario pensaba en un principio. De una patada mando a volar a aquel imbecil tan lejos que lo perdio de vista en el cielo, la fuerza de los gigantes era temible a pesar de que era medio humana.
- Vaya! Eres mas dura de lo que pensaba. No esta mal como primera cita, verdad?
No era necesaria, pero se estaba divirtiendo y Sarah lo habia mejorado, y quiso enseñarle el mejor truco de su akuma.
- Y por que en vez de una chica con 5 metros de fuerza, tenemos dos con 5 metros de fuerza?- dijo mientras posaba las manos en el suelo y empezó a absorber la piedra de paredes y el suelo.
En menos de un minuto un amasijo de piedra se formo un golem del tamaño de la semigigante.
- Si me enseñas como pateas a mas de esos pringados te enseño como hago esto.- dijo mientras soltaba una risa.- Osuka, me llamo Osuka, pero puedes llamarme Osu
- Vaya! Eres mas dura de lo que pensaba. No esta mal como primera cita, verdad?
No era necesaria, pero se estaba divirtiendo y Sarah lo habia mejorado, y quiso enseñarle el mejor truco de su akuma.
- Y por que en vez de una chica con 5 metros de fuerza, tenemos dos con 5 metros de fuerza?- dijo mientras posaba las manos en el suelo y empezó a absorber la piedra de paredes y el suelo.
En menos de un minuto un amasijo de piedra se formo un golem del tamaño de la semigigante.
- Si me enseñas como pateas a mas de esos pringados te enseño como hago esto.- dijo mientras soltaba una risa.- Osuka, me llamo Osuka, pero puedes llamarme Osu
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Al verlo a mi altura me sonreí, no pretendía darle la mano a no ser que quisiera que me la rompiese.
-Encantada Osu, es muy sencillo, lo agarras así de la pechera, lo pones en alto, y le metes una buena patada con tu pierna buena, -dicho esto, allá iba otro soplagaitas de esos, mucha fuerza no tenían, y no podían con nosotros, desde luego no han escogido el mejor día para meterse con nosotros.
-Así que tu amiga, ¿eh?, -dije sonriendo dándole un codazo y pateando a otro de esos memos. Este era uno de los mas bajos, con lo cual, fue a parar mas lejos con la inercia.
-Encantada Osu, es muy sencillo, lo agarras así de la pechera, lo pones en alto, y le metes una buena patada con tu pierna buena, -dicho esto, allá iba otro soplagaitas de esos, mucha fuerza no tenían, y no podían con nosotros, desde luego no han escogido el mejor día para meterse con nosotros.
-Así que tu amiga, ¿eh?, -dije sonriendo dándole un codazo y pateando a otro de esos memos. Este era uno de los mas bajos, con lo cual, fue a parar mas lejos con la inercia.
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- MUY BIEN, I’M READY FOR THIS!.- dijo Osuka emocionado con aquella situación. El demonio plateado se emocionaba demasiado al combatir por lo que siempre acababa de esta manera.
Los bandidos volaban como pelotas de futbol y no tenían que hacer contra la pareja de colosos. Con su líder haciendo tráfico aéreo por Arabasta, el resto se desmoronaban como un castillo de naipes.
- Son inmunes a todo! Retirada! A este paso van a alertar a los marines!- dijo uno de ellos, mientras el resto corrían como pollos sin cabeza.
Cuando el callejón se quedó vacío, el pelo anaranjado hizo volver toda la materia del golem de piedra de nuevo a su lugar. El revolucionario cayó al suelo mientras suda y respiraba como podía.- Uff… Esta habilidad me deja agotado… Al menos a sido divertido, no crees guapa?.- dijo mientras se intentaba levantar aunque con poco éxito.
Los bandidos volaban como pelotas de futbol y no tenían que hacer contra la pareja de colosos. Con su líder haciendo tráfico aéreo por Arabasta, el resto se desmoronaban como un castillo de naipes.
- Son inmunes a todo! Retirada! A este paso van a alertar a los marines!- dijo uno de ellos, mientras el resto corrían como pollos sin cabeza.
Cuando el callejón se quedó vacío, el pelo anaranjado hizo volver toda la materia del golem de piedra de nuevo a su lugar. El revolucionario cayó al suelo mientras suda y respiraba como podía.- Uff… Esta habilidad me deja agotado… Al menos a sido divertido, no crees guapa?.- dijo mientras se intentaba levantar aunque con poco éxito.
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Miro a aquel pelirrojo como disfruta pateando traseros bandidos, es agradable ver como no soy la única que disfruta con esto.
-Si, corred, corred, panda de cobardes, ni luchar sabéis, -digo mientras oigo como huyen, que cobardes.
Cuando vi que Osu se desplomó al suelo volviendo a su forma, me asusté un poco, pensé que la había ocurrido algo, pero por suerte como dijo, era solo cansancio por el Akuma.
-Descansa un poco Osu, quédate un rato sentado y coge aire, -le dije sentándome a su lado. -¿Y que te trae por este lugar del vicio y el juego?, -le pregunté con mucha curiosidad, mirándole a los ojos, pues eran muy bonitos, y recordé de nuevo cuando se lo dije la primera vez.
-Si, corred, corred, panda de cobardes, ni luchar sabéis, -digo mientras oigo como huyen, que cobardes.
Cuando vi que Osu se desplomó al suelo volviendo a su forma, me asusté un poco, pensé que la había ocurrido algo, pero por suerte como dijo, era solo cansancio por el Akuma.
-Descansa un poco Osu, quédate un rato sentado y coge aire, -le dije sentándome a su lado. -¿Y que te trae por este lugar del vicio y el juego?, -le pregunté con mucha curiosidad, mirándole a los ojos, pues eran muy bonitos, y recordé de nuevo cuando se lo dije la primera vez.
Osuka Sumisu
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Akuma no mi
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La voluminosa semigigante se sentó al lado de Osuka, cambiando su actitud vacilona por una cariñosa como al conocerla antes.
La estaba volviendo a mirar de forma curiosa de nuevo, volviendo a sonrojarse, debido a que antes solo se concentrara en el combate. La mujeres le ponían nervioso a pesar que a la vez le encantaban, no se le daba bien el noble y antiguo arte del coqueteo.
- Vacaciones. Pero parece que aun así los problemas me siguen como a un hijo.-dojo con una sonrisa aun en el suelo.- Ojala pudiera hablar mas guapa, pero después de este escandalo van a venir agentes del orden a mansalva y no quiero que te acusen de colaborar con un revolucionario.
Miro unas de las paredes del callejon, donde había múltiples carteles de Se Busca, señalando uno en el que salia el.- Para una vez que me hacen una foto y salgo movido. En fin, como agradecimiento puedes quedarte con la cartera, creo que una nueva amiga es el mejor de los tesoros. No crees?
El revolucionario se fue caminando por el callejón lentamente, y al girar la esquina se desvaneció, ocultándose posiblemente en alguno de los muros o suelos por la habilidad de su akuma. Con las ganas de poder volver a ver a aquella bella semigigante algún dia con mas tranquilidad.
La estaba volviendo a mirar de forma curiosa de nuevo, volviendo a sonrojarse, debido a que antes solo se concentrara en el combate. La mujeres le ponían nervioso a pesar que a la vez le encantaban, no se le daba bien el noble y antiguo arte del coqueteo.
- Vacaciones. Pero parece que aun así los problemas me siguen como a un hijo.-dojo con una sonrisa aun en el suelo.- Ojala pudiera hablar mas guapa, pero después de este escandalo van a venir agentes del orden a mansalva y no quiero que te acusen de colaborar con un revolucionario.
Miro unas de las paredes del callejon, donde había múltiples carteles de Se Busca, señalando uno en el que salia el.- Para una vez que me hacen una foto y salgo movido. En fin, como agradecimiento puedes quedarte con la cartera, creo que una nueva amiga es el mejor de los tesoros. No crees?
El revolucionario se fue caminando por el callejón lentamente, y al girar la esquina se desvaneció, ocultándose posiblemente en alguno de los muros o suelos por la habilidad de su akuma. Con las ganas de poder volver a ver a aquella bella semigigante algún dia con mas tranquilidad.
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