El tigre y el dragon [Presente]

Con un suspiro, Genki se limpió el sudor de la frente con su toalla. Acaba de terminar su sesión de entrenamiento por hoy, y había resultado por ahora tan deprimente como esperaba. Sus superiores habían decidido que no estaba preparado para los desafíos que le aguardaban como agente del Cipher Pol 5, debido a la nueva generación de piratas que estaba entrando en el Grand Line. Debido a esto habían decidido apartarlo del servicio en activo por el momento y enviarlo fuera del Paraíso, a aquella maldita isla del South Blue. Aquello había herido en su orgullo al joven agente, que se sentía infravalorado y despreciado. ¿Acaso no había demostrado sus habilidades en la operación Barrido Justiciero, en Water Seven? Hasta un agente de inteligencia había estado presente, y había elogiado su actuación y habilidades. Cierto era que había sido drogado por el enemigo y eso había hecho que su comportamiento fuese un tanto... errático, pero a pesar de eso había cumplido con su deber a la perfección, y hasta había noqueado él mismo a un capo de la mafia y dos de sus hombres. "Por otro lado, viendo cómo era el agente Troy, bien fue capaz de adjudicarse todos los méritos y no mencionarme." pensó, recordando cómo era el extravagante asesino.

- En fin, no es como si pudiera hacer algo ahora, salvo aprovechar mi estancia - murmuró para sí, antes de dar un trago a su botella.

De momento el entrenamiento había sido de lo más básico. Series de ejercicios y repeticiones, muchas repeticiones. Ni siquiera habían aprendido nada útil ni hecho simulaciones de batallas. ¿Así cómo iba a mejorar? Lo habían puesto a entrenar con una panda de novatos mucho más débiles que él, mayormente marines en entrenamiento que jamás habían luchado hasta entonces, mientras que él llevaba cuatro años de intensa instrucción en Ennies Lobby. Si las cosas no cambiaban pronto, expondría una queja y solicitaría ser entrenado en una clase más avanzada o retornar a sus deberes como agente del CP5. De todos modos le convenía esperar unos cuantos días, tanto para tener motivos justificados de queja como para ver si algo cambiaba y empezaban a hacer algo útil. Por lo de pronto, ahora que al fin se había acabado su jornada de entrenamiento, aprovecharía para ir a trastear con su hornillo portátil y cocinar algo decente para la cena. Animado por la idea, recogió sus cosas y salió de la sala de entrenamiento, tarareando alegremente una canción. Primero se pegaría una ducha, y luego...

- ¡Ay!

Tuvo que apoyarse en la pared para recuperar el equilibrio, mientras el cubo de agua sucia se desparramaba por el suelo del pasillo, encharcando todo. ¿Pero qué acababa de hacer? Eso le pasaba por ir distraído. Miró a su alrededor, tratando de comprobar si alguien le había visto, pero el lugar parecía desierto. Con un suspiro, se agachó y cogió el trapo que había junto a un producto de limpieza. En fin, había cometido un error, pero aquel era un reto para él. ¡Limpiaría todo antes de que el resto llegara! Aquello también le serviría de entrenamiento. Con decisión, comenzó a frotar velozmente el suelo, estrujando el trapo en el cubo cada varias pasadas para ir devolviendo el agua a su sitio. Con tal energía y diligencia lo hacía que casi parecía que hubiese diez persona limpiando, y no una.

Ya estaba casi acabando de limpiar. Apenas le había llevado unos minutos, y el suelo estaba casi impecable de nuevo. El que estuviese limpio antes de su accidente ayudó desde luego, pero no había que quitarle mérito a su logro. Sonrió para sí mismo mientras escurría el paño, y continuó con la labor con energías renovadas. Pronto hubo casi acabado, quedando el charco reducido a una pequeña esquina. Genki miró a su acuoso rival con una mirada tan cargada de determinación que casi parecía echar llamas, y se lanzó decisivamente a por él, fregando con tal empeño que casi parecía que estuviera luchando por su vida. Así fue, que tan centrado estaba en su tarea, que cuando una voz lo interrumpió se llevó un susto de muerte. Se echó a un lado, tropezando nuevamente con el cubo y derramando su contenido por la estancia.

- ¡NOOOOOOO! - exclamó el agente, con una expresión que era la viva imagen del sufrimiento.

Con una lágrima de rabia y un gesto de desesperación, volvió a levantar el cubo y se giró hacia la voz que lo había llamado, para encontrarse a una chica de pelo corto blanco con un uniforme de la Marina al otro lado de la barandilla. Era bastante mona, a pesar de que tenía un aire ligeramente... ¿masculino?

- Oh, lo siento, no te había visto - dijo, fingiendo normalidad - Extraño sitio para pasear, ¿no? - comentó, señalando la zona exterior al edificio - A ver, ven que te echo un cable.

Se acercó y le tendió la mano para ayudarla a subir de nuevo. Al tocar su mano se dio cuenta de que era bastante fuerte... por otro lado, ¿por qué se extrañaba? Si estaba allí sería que no era precisamente tiradora, ¿no? Una vez la hubo ayudado, cogió el paño y se agachó para empezar a limpiar de nuevo, recuperando su ímpetu anterior. No iba a dejar sus ánimos decaer en presencia de una dama, por no hablar de que tenía que enmendar su fallo. Entonces cayó en la cuenta de que aun no se había presentado.

- Lo siento por mi falta de modales, pero como ves tengo que acabar con esto antes de que alguien vea este estropicio. Mi nombre es Genki, Akayama Genki - dijo, levantando el pulgar con una sonrisa amigable, mientras le guiñaba un ojo.

Off: Perdona por la tardanza. Estuve unos días sin pasarme por el foro.

Genki dio los últimos retoques al suelo con brío. Vaya, aquello debía ser un nuevo récord. Si capturar criminales fuese tan fácil como limpiar, no tendrían nada que hacer contra el temible Genki-sama, el héroe de la bayeta. Escurrió una última vez el trapo en el cubo de agua, y se levantó, secándose el sudor de la frente con el dorso de la mano. Entonces, levantando nuevamente el pulgar, dijo:

- El cansancio nunca debe ser impedimento para cumplir con el deber, Hama-chan - dijo, sin ser consciente de que había dicho mal el nombre - Por cierto...

Se interrumpió. De repente algo en su cerebro hizo "clic" y comprendió lo que implicaban las palabras de antes de "la" recluta. Su pecho plano... ese tono de voz ligeramente más grave de lo que debería... no, no podía ser. Sin embargo, había dicho encantado. En masculino. Su expresión se fue transformando gradualmente de una afable a una de sorpresa exageradísima, y con un grito retrocedió un par de pasos.

- ¡¿QUÉEEEEEE?! ¡¿ERES UN HOMBRE?!

Tras recuperarse de la sorpresa inicial, se inclinó ante él para pedirle disculpas.

- ¡Lo siento! Te había confundido con una mujer.

Se irguió de nuevo, rascándose la cabeza algo incómodo. ¿Y ahora... cómo salía de aquella situación? ¿Hablar del tiempo? ¿Preguntarle qué hacía allí? Ah, cierto, le había preguntado qué era lo que hacía en el dojo.

- Lo cierto es que soy un alumno forzado, por así decirlo. Soy un novato del CP5, y mis superiores han decidido que me venía bien algo de entrenamiento. Sin embargo... de momento el entrenamiento ha sido tirando a aburrido - dijo, poniendo una mueca al pronunciar las últimas palabras.

Sólo pensar de nuevo en que al día siguiente le esperaba otra aburrida jornada de tediosos ejercicios sencillos y repeticiones le hizo suspirar de pura frustración. Pero eh, al menos tenía ahora un rato libre para irse a cocinar algo. Entonces cayó en la cuenta de que podía invitar al recluta, así tendría un catador y de paso podría pedirle disculpas. Siempre venía bien tener a alguien para opinar sobre el sabor, más aun si pretendía improvisar algo.

- ¡Cierto! Ven, te invito a cenar. Voy a cocinar algo yo mismo, y así de paso puedo pedirte disculpas más apropiadamente, Oma-san.

Mientras Hana hablaba, Genki cogió el cubo de agua, y tras cerciorarse de que no había nadie al otro lado de la barandilla, vació su contenido fuera del edificio. Tras eso recogió la botella y el trapo y depositó ambas cosas en el cubo. Le hizo un gesto para que le siguiera, y comenzó a recorrer el pasillo. Primero dejaría las cosas en el armario de la limpieza, y luego lo guiaría a su habitación. ¿Le quedaban ingredientes...? Creía recordar que sí, pero en todo caso podía improvisar algo si no le quedaba nada. Era la idea de todos modos ¿no? Sería más divertido así.

- La idea de las repeticiones es ejercitar el cuerpo y al mismo tiempo hacer que el cuerpo memorice movimientos concretos. Al hacer artes marciales la técnica es tan importante como el físico, y en eso la memoria muscular juega un papel muy importante. Cuanto más repitas la manera correcta de hacer cierta llave, defensa o movimiento, no sólo mejor la harás, si no que podrás hacerla de manera instintiva, sin pensarlo - Genki negó con la cabeza y suspiró - El problema es que no hacemos más que hacer series muy básicas, y no alternamos el entrenamiento con simulaciones de combates. Como has dicho, obtener experiencia en peleas reales también es muy importante. Da igual cuántas técnicas conozcas si no eres capaz de decidir en milésimas de segundo cómo responder a una amenaza, y cuál de ellas es la más apropiada.

A pesar de la evidente frustración por el aburrido entrenamiento, su pasión por las artes marciales también se hizo evidente en su manera de explicarle los entrenamientos. En mitad de su discurso, se paró en el pasillo y abrió la puerta corredera del armario de la limpieza. Dejó las cosas ahí y continuó su camino, esta vez dirigiéndose a su habitación. Al escuchar la segunda pregunta de Hana, Genki se extrañó un poco. Pensaba que todos en la Marina sabían lo básico sobre el Cipher Pol, al fin y al cabo eran también del Gobierno. Pero entonces cayó en cuán egocéntrica había sido aquella creencia, al darse cuenta de lo poco que él mismo sabía de la Marina aun siendo esta más famosa y de más repercusión mediática que ellos. Era normal, en el CP estaban acostumbrados a actuar más en las sombras. Si la Marina era el brazo armado del Gobierno, el Cipher Pol era su puño ejecutor, aquellos que atacaban donde menos se esperaba. "Aunque algunos sean de todo menos discretos" pensó con una gota de sudor en la frente, recordando a Castor.

- Vamos a ver... - comenzó Genki, carraspeando para aclararse la voz - El Cipher Pol, como sabrás, es la policía del Gobierno Mundial. Somos los que nos encargamos de temas de inteligencia, contraespionaje, recolección de información en general, seguimiento de revolucionarios y arrestos discretos. Mientras que vosotros, la Marina, os ocupáis de ser el rostro visible del Gobierno, nosotros somos quienes mantenemos la paz desde una posición más discreta. Tenemos muchas tareas diferentes, y cada agente está especializado en áreas especificas. Yo estoy especializado en combate, y me encargo de tareas de escolta, asalto y arrestos en los que haya que emplear la fuerza. Sin embargo tenemos toda clase de gente, no necesariamente combatientes. El CP no es una única organización, si no que son ocho agencias repartidas a lo largo del mundo, numeradas del 1 al 8. El CP1, CP2, CP3 Y CP4 se encargan de los Blues. El CP5 y el CP6 operamos en la primera mitad de Grand Line, Paraíso. Por último, el CP7 se encarga de la Red Line y el CP8 del Nuevo Mundo.

En ese momento llegaron a su habitación. Genki abrió la puerta y entró, quitándose las sandalias y dejándolas a un lado. Era una pequeña habitación que sólo constaba de un futón, una mesa, un armario empotrado y un baño. Abrió el armario y se puso a revisar los ingredientes que tenía guardados en la neverita y la pequeña despensa que había organizado: "Ternera... bacon... caballa... arroz... sí, tengo un poco de todo. Podré apañarme de sobra." Asintió para sí mismo, cogió algo de ropa limpia y cerró la puerta.

- ¿Te gustaría cenar algo en concreto? ¿Y hay alguna carne o pescado que te desagrade? - preguntó, dirigiéndose al baño - Por cierto, voy a darme una ducha rápida. Si quieres darte tú también una, deberías aprovechar e ir ahora a bañarte. No creo que quieras tomar la cena fría.