[Privado // Lugh, Shio] Encuentro con el tigre del mar

Finalmente llegaba al último blue, el último antes de atreverme a volver a casa y de adentrarme en los mares peligrosos. Mares que no son comparables a los cuatro blues, mares cuyos peligros son imposibles de afrontar en solitario. Ya había hecho amigos, pero quería encontrar uno más, el tigre oceánico, como era conocido. No se trataba de otro que de un gyojin pez tigre, justo lo que necesitaba. Algien fuerte a mi lado, o al menos, otra persona fuerte, pues si todo salía bien. Tendría una banda bastante buena. Un gyojin tiburón, una gyojin tortuga, un gyojin babosa y por último un gyojin pez tigre. Y finalmente yo, gyojin delfín. No era un mal equipo después de todo, dos peces, un reptil, un gasterópodo y un mamífero. Sonreí al pensarlo, aunque era verdad lo de los animales, en el fondo, todos éramos mamíferos, una de esas maravillas que hace la biología.
Sacudí mi cabeza, para alejar aquellos pensamientos, que me distraían de mi búsqueda. Posiblemente encontraría al gyojin cerca de alguna isla, porque si lo habían visto, sin duda sería allí. Es raro ver a uno de los nuestros en alta mar, simplemente porque somos como peces, no necesitamos salir a respirar y eso es una ventaja, tanto para ebadir al peligro, como para no ser objeto de la mirada de los humanos.
Un barco de vela se acercaba, así que me sumergí para no ser detectado, esperé a ver como toda la nave pasaba sobre mi cabeza y seguía su camino, como si nada hubiese pasado. Volví a emerger de nuevo, para ver como se alejaba el navío. Eso me hizo penar un poco, debía encontrarme cerca de alguna isla, pues no era normal ver un barco así en mar abierto, no eran lo bastante resistentes como para atreverse por una travesía en aguas desconocidas. Así que simplemente lo seguí, esperando saber a dónde se dirigía.

El velero iba a una velocidad relativamente lenta, lo que hacía mi ritmo natatorio bastante tedioso. Me gustaba nadar rápido, aprovechar la velocidad para dar saltos sobre la superficie del océano. Gracias a ellos, durante apenas unos segundos parecía estar volando. Algo raro entre mi especie, según creía.
Me sumergí un poco en las aguas del océano, no veía nada interesante, así que recurrí a usar mi melón para localizar algo que pudiese servirme de utilidad. Y para mi sorpresa, tras de mí, a unos metros venía una criatura, su tamaño no era muy grande, pero dependiendo de lo que fuese podría ser un peligro o no.
Di un fuerte golpe al agua con la cola y me impulsé como si fuese un torpedo hasta el ser que venía tras de mí, no era otra cosa que un gyojin. Vaya sorpresa me llevé, uno de los míos rondando por aquellas aguas.
Ascendí lentamente, para salir justo en frente suyo, tras mirarlo unos instantes pude distinguir en él rasgos de pez tigre en él. Levanté la mano en plan amistoso, aunque luego caí que podría haberlo sobresaltado al salir tan súbitamente, pero no le di importancia.

-¡Hola compañero! –saludé con entusiasmo -¿también vas tras el barco?

Seguía sin acostumbrarme a entablar conversaciones, por lo que podría sonar algo brusco en un principio. Esperaba que me dijese que sí, si así fuese, ya tendría una excusa para viajar junto a él.

Al parecer no tenía malas intenciones, ni buenas. Simplemente recaudaba información, pero, ¿en realidad se preocuparía por tomar datos precisos o sería como yo, que simplemente intentaba descubrir de qué se trataba?
Bueno, tampoco era tan raro, no era el primer gyojin con el que me encontraba en la superficie y esperaba que no fuese el último, así que me animé a preguntarle.

-¿Eres una clase de estudioso sobre el comportamiento de las personas o es mera curiosidad? –dije interesándome por lo que había dicho.

Esperaba que no se tomase a mal mi curiosidad, en esas cosas era como un niño pequeño, me gustaba preguntar y enterarme de qué era aunque no consiguiese entenderlo. Aunque eso nunca lo reconocería, siempre diría que lo había entendido.
Me giré para ver como el barco seguía alejándose poco a poco.

-Yo simplemente lo sigo por curiosidad, si no te importa, podríamos nadar juntos –sugerí mientras salía de nuevo tras el velero -por cierto, me llamo Shio.

Otro gyojin más que había conocido, esperaba que se hiciese amigo mío y contarle lo que en realidad planeaba. Pero para eso había tiempo, lo primero era saber un poco más de él.

Aumentó la velocidad, pero aquello no era problema para mi, así que hice lo propio y me coloque a su derecha. Pensé durante unos instantes todo lo que había dicho, su historia era complicada sin duda, así que esperaba llevarme bien con él.

-O sea, que no eres de esos gyojins que odian a los humanos, ¿no?-pregunté curioso antes de contarle mi punto de vista -se que nuestra especia lo pasó mal por culpa de ellos y más tarde nosotros, nos rebajamos a su nivel e hicimos lo mismo, al menos algunos. A mi parecer los humanos son curiosos y miedosos, cuando hay algo que no entienden del todo, le temen y por ello tienen a destruirlo o reprimirlo. Eso fue lo que le pasó a nuestra especie, en el fondo creo que era envidia, ya que ellos no pueden moverse como nosotros en el agua y el mar parece llamarlos a menudo.

Apenas me giré para hablar con él, simplemente contaba mi historia mientras no apartaba para nada los ojos de la nave, me planteé decirle lo de Kayju no kodomo, al menos él parecía querer viajar, y en eso podríamos ayudarle, ya que nuestro objetivo era la libertad, pero decidí esperar, era mejor conocer su respuesta antes del ofrecimiento.

Según su punto de vista no era envidia, sino que aprovecharon para imponer su supremacía sobre nuestra especie, un pensamiento interesante, mas no lo compartía del todo. Seguíamos nadando como si nada, tras aquel barco cuando creí que era el mejor momento para formularle mi propuesta.

-Bueno, verás… estaba pensando en buscar gyojines a lo largo y ancho de la superficie –comencé a explicar -por lo general no somos muy bien recibididos, por ello me gustaría que todos estuviésemos juntos, en una familia, Kaiju no kodomo.

Ya lo había dicho, ahora le daría unos segundos para que asimilase, no sabía si le gustaría o no, cada uno era libre de hacer cualquier cosa. Solo sabía que uniéndonos podíamos llegar a encontrar más gyojines y así formar una gran familia.

-¿qué opinas, te gustaría formar partes? –pregunté nuevamente, tras el paso de unos segundos.