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Había pasado mucho tiempo desde que me llegó una misión extraña a manos de Azumi Kento que me ordenaba encontrar doce llaves extrañas alrededor del mundo. En aquel entonces me llevó más de tres meses encontrar la primera llave de todas. Cuando la cogí con mis propias manos desprendía una agradable sensación de calor. Lo que me llamó la atención era que tenía un símbolo muy extraño en la parte superior. Aún así cogí camino siguiendo las indicaciones de un mapa que me habían otorgado al principio de la misión. Eso me llevó directo a la localización de la segunda llave.
Llegué al cuartel general de la marina en el North Blue, allí se encontraba un hombre que había conocido mucho tiempo atrás y que sabía que podía ayudarme a conseguir esas llaves. Al llegar con una barca medio destruida, la dejé oculta detrás de unos árboles que habían en la misma costa. Tras ello empecé a caminar hasta la zona donde se encontraba el edificio, a kilómetro y medio yendo rectos hacía el norte. El día era cálido, el sol parecía estar en plena forma.
A medio camino me quité la chaqueta marrón, era insoportable el calor que hacía, que parecía haberse incrementado tras empezar a andar. Por el camino me topé con una pareja de marines que con sus armas en mano estaban dispuestos a disparar a cualquier cosa viviente que pasase por delante de ellos, eso me hizo temer lo peor. Aún así, cuando quise esconderme, ellos ya me habían visto y apuntado con sus armas a la cabeza.
Marine 1: ¿Quién eres y que hace una persona ajena a la marina en esta isla?
Marine 2: ¡Seguro que un revolucionario infiltrado!
Estaba cagado en ese momento, habían dado en el clavo, era un revolucionario, pero no estaba infiltrado allí. Me temblaban los brazos y las piernas, aun así mi voz seguía firme.
Henry: Me llamo Henry Shark, venía en busca de ayuda, busco en concreto al marine Kimura Hayate.
Marine 1: ¿De que lo conoces?
Henry: Nos conocimos hace tiempo y luchamos juntos contra un grupo de personas.
Marine 2: Te llevaremos hasta él, pero si nos dice que no te conoce... tendremos que meterte en prisión. No se puede entrar aquí sin permiso del algún agente de la marina.
Me esposaron por si acaso quería revelarme en contra de ellos. Me parecía una tontería muy grande, pero no podía negarme. Llegamos por fin al a base marine, nos paramos en la misma puerta. El marine mas alto entró dentro del edificio mientras que el otro marine se quedó conmigo agarrando las esposas. Me daba un poco de vergüenza permanecer allí, todos los marines presentes alrededor de las inmediaciones me miraba con cara de "menudo pringado". Esperaba que Kimura estuviese aquí, quería ya quitarme las esposas.
Llegué al cuartel general de la marina en el North Blue, allí se encontraba un hombre que había conocido mucho tiempo atrás y que sabía que podía ayudarme a conseguir esas llaves. Al llegar con una barca medio destruida, la dejé oculta detrás de unos árboles que habían en la misma costa. Tras ello empecé a caminar hasta la zona donde se encontraba el edificio, a kilómetro y medio yendo rectos hacía el norte. El día era cálido, el sol parecía estar en plena forma.
A medio camino me quité la chaqueta marrón, era insoportable el calor que hacía, que parecía haberse incrementado tras empezar a andar. Por el camino me topé con una pareja de marines que con sus armas en mano estaban dispuestos a disparar a cualquier cosa viviente que pasase por delante de ellos, eso me hizo temer lo peor. Aún así, cuando quise esconderme, ellos ya me habían visto y apuntado con sus armas a la cabeza.
Marine 1: ¿Quién eres y que hace una persona ajena a la marina en esta isla?
Marine 2: ¡Seguro que un revolucionario infiltrado!
Estaba cagado en ese momento, habían dado en el clavo, era un revolucionario, pero no estaba infiltrado allí. Me temblaban los brazos y las piernas, aun así mi voz seguía firme.
Henry: Me llamo Henry Shark, venía en busca de ayuda, busco en concreto al marine Kimura Hayate.
Marine 1: ¿De que lo conoces?
Henry: Nos conocimos hace tiempo y luchamos juntos contra un grupo de personas.
Marine 2: Te llevaremos hasta él, pero si nos dice que no te conoce... tendremos que meterte en prisión. No se puede entrar aquí sin permiso del algún agente de la marina.
Me esposaron por si acaso quería revelarme en contra de ellos. Me parecía una tontería muy grande, pero no podía negarme. Llegamos por fin al a base marine, nos paramos en la misma puerta. El marine mas alto entró dentro del edificio mientras que el otro marine se quedó conmigo agarrando las esposas. Me daba un poco de vergüenza permanecer allí, todos los marines presentes alrededor de las inmediaciones me miraba con cara de "menudo pringado". Esperaba que Kimura estuviese aquí, quería ya quitarme las esposas.
Nocturne93
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Bien, por fin había entregado el reporte, ahora debía asegurarme de que no tuviera ningún encargo más. Normalmente siempre hay un par de días de descanso entre cometido y tarea, pero nunca se sabe, más de una vez a habido algún problema y los de arriba no se lo piensan dos veces antes de tomar represalias. Realmente son gente a la que no se le puede ni gastar una broma. De camino me encontré un cabo que me llamó y me dijo que alguien me buscaba.
-¿Henry Shark dices?
-Si señor, dice que le conoce.
Un tal Henry que me conoce, no tengo ni la más remota idea de quién diablos es, pero si alguien ha venido hasta aquí alegando tal cosa lo más seguro es que sea por algo importante, sería demasiado desagradecido decirle simplemente que no le conocía y hacer que se vaya, o tal vez algo peor, a saber lo que habría dicho. Sentí curiosidad y simplemente le respondí.
-Si, es un viejo conocido.
Me llevaron hasta él, y nada más hacerlo le agradecí al marine y le hice un gesto al tal Henry para que me siguiese, iríamos a un lugar un poco apartado y poco transitado para hablar. El lugar escogido fue un campo de entrenamiento desértico ya. No había nadie por allí debido a la hora, por lo que sería el mejor lugar. Una vez llegamos me apoyé sobre un árbol y con los brazos cruzados comencé a hablarle.
-Con que Henry Shark... Mentiría si dijera que te conozco o que me acuerdo de tí, de modo que vayamos al grano. ¿De qué me conoces y qué buscas de mí?
-¿Henry Shark dices?
-Si señor, dice que le conoce.
Un tal Henry que me conoce, no tengo ni la más remota idea de quién diablos es, pero si alguien ha venido hasta aquí alegando tal cosa lo más seguro es que sea por algo importante, sería demasiado desagradecido decirle simplemente que no le conocía y hacer que se vaya, o tal vez algo peor, a saber lo que habría dicho. Sentí curiosidad y simplemente le respondí.
-Si, es un viejo conocido.
Me llevaron hasta él, y nada más hacerlo le agradecí al marine y le hice un gesto al tal Henry para que me siguiese, iríamos a un lugar un poco apartado y poco transitado para hablar. El lugar escogido fue un campo de entrenamiento desértico ya. No había nadie por allí debido a la hora, por lo que sería el mejor lugar. Una vez llegamos me apoyé sobre un árbol y con los brazos cruzados comencé a hablarle.
-Con que Henry Shark... Mentiría si dijera que te conozco o que me acuerdo de tí, de modo que vayamos al grano. ¿De qué me conoces y qué buscas de mí?
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Estaba mucho más nervioso ahora que cuando salí por primera vez de viaje, o cuando me encomendaron mi primera misión oficial como revolucionario hace varios meses atrás. Con pensar que podía quedarme esclavizado por lo marines durante años me ponía la carne de gallina y la mente nerviosa. De los mismos nervios no sentía ni el calor del sol en mi piel ni los grilletes que me habían puesto.
Para apaciguar un poco la situación intenté darle conversación al marine que se había quedado conmigo en la calle, frente a todos los marines con cara de chulos, algunos incluso se le notaba que el poder como militar se le había subido a la cabeza. Pero no, no pude hablar con el hombre que tenía a mi lado, ya que miraba para otro lado cada vez que salía una palabra amable por mi boca. Finalmente Kimura llegó a mi posición junto al tipo que entró para avisarle.
Por fin un marine agradecido, me alegró y me tranquilizó un poco saber que había dentro de los innumerables marines, uno bueno. Al dejarme a cargo de Kimura, me quitaron los grilletes, dejándome libre. Lo primero que noté en mi cuerpo tras ello era tranquilidad. ÉL me hizo un gesto para seguirlo, así hice. Sin dudarlo le acompañé hasta un campo desértico, apartado de toda esa marea de personas vestidas de igual forma.
-Con que Henry Shark... Mentiría si dijera que te conozco o que me acuerdo de tí, de modo que vayamos al grano. ¿De qué me conoces y qué buscas de mí?
Mi cara relajante cambió a una muy distinta, a una seria. Podía confiarle mi trabajo a este hombre, claro esta sin decirle el autor de la misión. Si llegase a decirle esa información, si que podía acabar en prisión toda mi vida si nadie consiguiese salvarme de aquellos tipos arrogantes. Durante el camino no llegamos a pronunciar palabras, eso me dio la oportunidad de escoger las mejores palabras para describirle que quería de él.
Henry: Hace bastante tiempo coincidimos en una isla, no me acuerdo mucho donde fue. Pero juntos pudimos pararle los pies a un grupo que decía estar en contacto directo con los demonios. Ahí me distes las gracias por la ayuda.- Dejé un parón de 10 segundos.- Venía a pedirte un favor, estoy viajando ahora por todo el mundo en busca de una serie de llaves. En este lugar hay una escondida.
Sabía que me faltaba algo por comentarle, esa información era la mas importante, la que posiblemente hiciese que Kimura aceptase a ayudarme a encontrar la llave que se encontraba dentro del edificio de los marines, en aquella base.
Henry: bien... lo mas importante es que esas llaves están relacionadas con los tipos que adoraban demonios. Lo pude ver con mis propios ojos... aquellas personas sufriendo por culpa de un ser que los había poseído. He visto demonios reales Kimura....
Para apaciguar un poco la situación intenté darle conversación al marine que se había quedado conmigo en la calle, frente a todos los marines con cara de chulos, algunos incluso se le notaba que el poder como militar se le había subido a la cabeza. Pero no, no pude hablar con el hombre que tenía a mi lado, ya que miraba para otro lado cada vez que salía una palabra amable por mi boca. Finalmente Kimura llegó a mi posición junto al tipo que entró para avisarle.
Por fin un marine agradecido, me alegró y me tranquilizó un poco saber que había dentro de los innumerables marines, uno bueno. Al dejarme a cargo de Kimura, me quitaron los grilletes, dejándome libre. Lo primero que noté en mi cuerpo tras ello era tranquilidad. ÉL me hizo un gesto para seguirlo, así hice. Sin dudarlo le acompañé hasta un campo desértico, apartado de toda esa marea de personas vestidas de igual forma.
-Con que Henry Shark... Mentiría si dijera que te conozco o que me acuerdo de tí, de modo que vayamos al grano. ¿De qué me conoces y qué buscas de mí?
Mi cara relajante cambió a una muy distinta, a una seria. Podía confiarle mi trabajo a este hombre, claro esta sin decirle el autor de la misión. Si llegase a decirle esa información, si que podía acabar en prisión toda mi vida si nadie consiguiese salvarme de aquellos tipos arrogantes. Durante el camino no llegamos a pronunciar palabras, eso me dio la oportunidad de escoger las mejores palabras para describirle que quería de él.
Henry: Hace bastante tiempo coincidimos en una isla, no me acuerdo mucho donde fue. Pero juntos pudimos pararle los pies a un grupo que decía estar en contacto directo con los demonios. Ahí me distes las gracias por la ayuda.- Dejé un parón de 10 segundos.- Venía a pedirte un favor, estoy viajando ahora por todo el mundo en busca de una serie de llaves. En este lugar hay una escondida.
Sabía que me faltaba algo por comentarle, esa información era la mas importante, la que posiblemente hiciese que Kimura aceptase a ayudarme a encontrar la llave que se encontraba dentro del edificio de los marines, en aquella base.
Henry: bien... lo mas importante es que esas llaves están relacionadas con los tipos que adoraban demonios. Lo pude ver con mis propios ojos... aquellas personas sufriendo por culpa de un ser que los había poseído. He visto demonios reales Kimura....
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Sus palabras me dejaron bastante dubitativo. Ya habíamos coincidido en un lugar donde decían que los demonios se habían puesto en contacto con los humanos... De pronto lo recordé. Aquellos tipos que resultaron increíblemente duros de pelar, daba igual cuanto les dañases, eran como seres que no sentían el dolor. La catedral, el pueblo, el mercader... Ya me acordaba, y por supuesto recordaba a ese hombre, a Henry Shark. Aquella situación resultó demasiado complicada y extraña, y por supuesto supe que no había acabado todo allí, pero lo que no entendía era por qué este hombre, que pareció tan cobarde y asustadizo en aquella ocasión, ahora me buscaba para que le ayudase.
-A ver si lo entiendo. Buscas unas llaves que estaban relacionadas con esos tipos y con los demonios, los cuales has visto. Lo que me estás pidiendo es que investigue dentro del propio cuartel, a espaldas de mis superiores, pues si se enteran de que estoy haciendo algo así, necesitaré dar una buena explicación, y la historia de los demonios no resulta muy convincente para alguien que no ha visto nada todavía.
Me acerqué a él, quedándome cara a cara justo enfrente suyo, estaba completamente serio, me estaba pidiendo demasiado y que hiciera algo muy arriesgado, cuando encima ni siquiera le conocía ni sabía si podía llegar a resultar alguien de fiar. No pensaba arriesgarlo todo tan solo por que alguien con quien me topé en el pasado venga a pedirme ayuda. Normalmente no la niego, pero me está pidiendo que me arriesgue demasiado, y no estoy dispuesto a hacer algo así por cualquiera.
-¿Cómo se que puedo fiarme de ti? No se quién eres, no se quién te envía ni a quién le debes tu lealtad. Y para colmo me pides que arriesgue demasiado por alguien a quien apenas ni conozco. Necesito saber que puedo confiar en tí, Henry Shark.
-A ver si lo entiendo. Buscas unas llaves que estaban relacionadas con esos tipos y con los demonios, los cuales has visto. Lo que me estás pidiendo es que investigue dentro del propio cuartel, a espaldas de mis superiores, pues si se enteran de que estoy haciendo algo así, necesitaré dar una buena explicación, y la historia de los demonios no resulta muy convincente para alguien que no ha visto nada todavía.
Me acerqué a él, quedándome cara a cara justo enfrente suyo, estaba completamente serio, me estaba pidiendo demasiado y que hiciera algo muy arriesgado, cuando encima ni siquiera le conocía ni sabía si podía llegar a resultar alguien de fiar. No pensaba arriesgarlo todo tan solo por que alguien con quien me topé en el pasado venga a pedirme ayuda. Normalmente no la niego, pero me está pidiendo que me arriesgue demasiado, y no estoy dispuesto a hacer algo así por cualquiera.
-¿Cómo se que puedo fiarme de ti? No se quién eres, no se quién te envía ni a quién le debes tu lealtad. Y para colmo me pides que arriesgue demasiado por alguien a quien apenas ni conozco. Necesito saber que puedo confiar en tí, Henry Shark.
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Esperaba que accediese a ayudarme a encontrar aun que sea solo la llave que se encontraba en el cuartel del Norte. No era por nada, pero sin su ayuda en este lugar, la misión podía acabarse, siendo yo encarcelado por perpetuar un lugar no accesible a gente externa a la marina, y no quería eso. Era un momento tenso, me sentía triste por pensar en lo que había pasado al encontrar las otras dos llaves y a la vez me sentía nervioso. Si Kimura no estaba por la labor de ayudarme, podría ser muy tarde salvar a las personas cercanas a la llave.
Al contarle toda la misión y para que lo requería, no podía saber aún nada. No actuó de ninguna de las maneras que se me habían ocurrido por la cabeza, simplemente se quedó serio. Empezó a contarme que su puesto como marine peligraba si le pillaban investigando dentro de su cuartel sin permiso de sus superiores. Lo sabía. No iba a ser fácil convencerlo.
Henry: Puede ser difícil para ti no creer en lo que te digo, o que te pillen investigando en las sombras. Pero si no se hace nada, el cuartel dejará de existir. -Le dije más serio todavía.
No me dijo nada, solamente se acercó, poniéndose justo delante mía. Imponía mucho más a esa distancia, y aún más con la cara de serio que tenía. Me estaba poniendo mucho más nervioso que antes, si no hacíamos nada ahora que tenemos tiempo, perdería la llave y Kimura su cuartel, bueno... la marina perdería ese cuartel y a muchos hombres que no tenían nada que ver.
Kimura: ¿Cómo se que puedo fiarme de ti? No se quién eres, no se quién te envía ni a quién le debes tu lealtad. Y para colmo me pides que arriesgue demasiado por alguien a quien apenas ni conozco. Necesito saber que puedo confiar en tí, Henry Shark.
Tenía mucha razón, no podía confiar en alguien sin saber de donde viene, quien me mandaba hacer la misión o a quien le servía. Era duro, si le contaba que servía a la revolución, esta historia acabaría de inmediato y como consecuencia, podíamos morir los dos. No tenía más opción que inventarme cualquier tontería. Estaba decidido arriesgarme en todo lo que pueda para que la misión saliese de perlas.
Henry: Toma... -Le dije dándole la carta de la misión.- Ahí me explican la misión y porque es necesario reunir esas llaves. No te puedo decir quien me manda, porque lo único que se son las dos letras en mayúscula que hay al final como firma. HB. Estuve investigando quien podía ser la persona, pero nada.
De repente la situación empeoró, más pronto de lo que creía. Apareció a nuestro lado un marine, había llegado por el mismo camino que Kimura y yo habíamos cogido para llegar al lugar donde nos encontrábamos. Estaba histérico, no se lo podía entender mucho.
Recluta: ¡Teniente Kimura, rápido! Tenemos un problema en la base señor. El capitán ha enloquecido por completo, no para de decir que los humanos pagaremos lo que hemos hecho durante tanto tiempo. También ha empezado a atacar...
Tras escuchar las palabras de aquel recluta, sabía donde estaba la llave y quien la llevaba encima. Era tal cual me habían explicado en otra carta: " Los demonios siempre escogen a la persona más poderosa de su alrededor" Había que pararle los pies antes de que destroce todo. Salí corriendo de allí en dirección la base marine sin decirle nada a Kimura ni al otro marine, si no podía contar con la ayuda de él, lo haría solo.
Al contarle toda la misión y para que lo requería, no podía saber aún nada. No actuó de ninguna de las maneras que se me habían ocurrido por la cabeza, simplemente se quedó serio. Empezó a contarme que su puesto como marine peligraba si le pillaban investigando dentro de su cuartel sin permiso de sus superiores. Lo sabía. No iba a ser fácil convencerlo.
Henry: Puede ser difícil para ti no creer en lo que te digo, o que te pillen investigando en las sombras. Pero si no se hace nada, el cuartel dejará de existir. -Le dije más serio todavía.
No me dijo nada, solamente se acercó, poniéndose justo delante mía. Imponía mucho más a esa distancia, y aún más con la cara de serio que tenía. Me estaba poniendo mucho más nervioso que antes, si no hacíamos nada ahora que tenemos tiempo, perdería la llave y Kimura su cuartel, bueno... la marina perdería ese cuartel y a muchos hombres que no tenían nada que ver.
Kimura: ¿Cómo se que puedo fiarme de ti? No se quién eres, no se quién te envía ni a quién le debes tu lealtad. Y para colmo me pides que arriesgue demasiado por alguien a quien apenas ni conozco. Necesito saber que puedo confiar en tí, Henry Shark.
Tenía mucha razón, no podía confiar en alguien sin saber de donde viene, quien me mandaba hacer la misión o a quien le servía. Era duro, si le contaba que servía a la revolución, esta historia acabaría de inmediato y como consecuencia, podíamos morir los dos. No tenía más opción que inventarme cualquier tontería. Estaba decidido arriesgarme en todo lo que pueda para que la misión saliese de perlas.
Henry: Toma... -Le dije dándole la carta de la misión.- Ahí me explican la misión y porque es necesario reunir esas llaves. No te puedo decir quien me manda, porque lo único que se son las dos letras en mayúscula que hay al final como firma. HB. Estuve investigando quien podía ser la persona, pero nada.
De repente la situación empeoró, más pronto de lo que creía. Apareció a nuestro lado un marine, había llegado por el mismo camino que Kimura y yo habíamos cogido para llegar al lugar donde nos encontrábamos. Estaba histérico, no se lo podía entender mucho.
Recluta: ¡Teniente Kimura, rápido! Tenemos un problema en la base señor. El capitán ha enloquecido por completo, no para de decir que los humanos pagaremos lo que hemos hecho durante tanto tiempo. También ha empezado a atacar...
Tras escuchar las palabras de aquel recluta, sabía donde estaba la llave y quien la llevaba encima. Era tal cual me habían explicado en otra carta: " Los demonios siempre escogen a la persona más poderosa de su alrededor" Había que pararle los pies antes de que destroce todo. Salí corriendo de allí en dirección la base marine sin decirle nada a Kimura ni al otro marine, si no podía contar con la ayuda de él, lo haría solo.
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