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– Bueno… ¿Qué se le va a hacer? – se levantó de su cama. Se dio una ducha un poco rápida, se puso su ropa interior de un color azulado, unos pantalones cortos de un tono verde, se colocó una camiseta de mangas cortas y que dejaba ver el ombligo a juego con sus pantalones. Se hizo una coleta alta y, finalmente, se puso una gorra. – Nunca he hecho algo similar, puede ser divertido. Quizá hasta encuentro a alguien prometedor – le habían encomendado supervisar los entrenamientos de los nuevos reclutas. Era una de las pocas cosas buenas que pasaban en el cuartel general, así que no dudó en aceptar. – Vamos. – Agarró su gabardina y se la colocó mientras caminaba. Como era una simple supervisión, no había dejado preparadas sus píldoras.
– Ya tengo una idea.
Sacó de uno de los bolsillos de su gabardina, un par de cascabeles. Su paso era tranquilo y mientras caminaba, lanzaba ambos al aire y los dejaba caer suavemente en su mano, en el aire escuchaba el sonido de estos y así estuvo hasta llegar al campo de entrenamiento que le habían designado. Notó que algunos reclutas ya estaban entrenando y los miró de forma tranquila. Dudaba mucho que alguien la llegar a impresionar, pero nunca perdía las esperanzas. Ellos eran la base de un nuevo futuro en la marina, así que algo bueno debía resultar de aquellos. Empezó a caminar, sin dejar de jugar con sus cascabeles. Los reclutas la miraban, pero luego de unos segundos, seguían a lo suyo. No tardó mucho en llegar al centro y sonrió de forma tranquila.
– Bien – tosió un poco y elevó su voz, incluso hizo sonar los cascabeles para llamar la atención de todos o, al menos, la mayoría. – Quiero que alguien venga y trate de quitarme estos cascabeles – mientras hablaba hacía sonar sus objetos. Eran dos y se los amarró, con fuerza para que no se cayeran, en el pantalón. – Quien falle, podrá ir haciendo sus maletas y largarse de este cuartel – era curioso, pero le habían dado la facultad de expulsar a quien se requiriera y eso es lo que pensaba hacer. No se necesitaba de gente que no pudiera cumplir con algo tan sencillo. – Tiene solo un intento. Y claro, vendrán de uno en uno – era recién por la mañana y, al ojo, había notado que no eran más de unos diez o quince reclutas. – Aquí los espero.
– Ya tengo una idea.
Sacó de uno de los bolsillos de su gabardina, un par de cascabeles. Su paso era tranquilo y mientras caminaba, lanzaba ambos al aire y los dejaba caer suavemente en su mano, en el aire escuchaba el sonido de estos y así estuvo hasta llegar al campo de entrenamiento que le habían designado. Notó que algunos reclutas ya estaban entrenando y los miró de forma tranquila. Dudaba mucho que alguien la llegar a impresionar, pero nunca perdía las esperanzas. Ellos eran la base de un nuevo futuro en la marina, así que algo bueno debía resultar de aquellos. Empezó a caminar, sin dejar de jugar con sus cascabeles. Los reclutas la miraban, pero luego de unos segundos, seguían a lo suyo. No tardó mucho en llegar al centro y sonrió de forma tranquila.
– Bien – tosió un poco y elevó su voz, incluso hizo sonar los cascabeles para llamar la atención de todos o, al menos, la mayoría. – Quiero que alguien venga y trate de quitarme estos cascabeles – mientras hablaba hacía sonar sus objetos. Eran dos y se los amarró, con fuerza para que no se cayeran, en el pantalón. – Quien falle, podrá ir haciendo sus maletas y largarse de este cuartel – era curioso, pero le habían dado la facultad de expulsar a quien se requiriera y eso es lo que pensaba hacer. No se necesitaba de gente que no pudiera cumplir con algo tan sencillo. – Tiene solo un intento. Y claro, vendrán de uno en uno – era recién por la mañana y, al ojo, había notado que no eran más de unos diez o quince reclutas. – Aquí los espero.
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Todos esos reclutas entrenando de forma feliz y Venom limpiando una de las cafeterías. Tenía huevos la cosa, pero el recluta estaba “castigado” por haberle pisado la cabeza a un compañero. El motivo había sido lógico. Ese imbécil le había tirado el batido de fresa encima y el luchador no toleraba esos abusos hacia su ropa. En ese momento llevaba una gorra de la marina, una camiseta negra de manga corta, un chaleco verde oscuro y unos pantalones del mismo tono que la prenda superior. En sus manos había una preciosa escoba y tenía la misión de dejar el suelo impecable. Su mirada era fría como el hielo y en esos precisos momentos tenía el ceño fruncido. No era justo que le tocase hacer aquellas gilipolleces en la gran base de Marineford. Él esperaba estar algún día allí sentado como Almirante.
En ese momento dejó la escoba y chasqueó la lengua. Salió a fuera y tomó el aire fresco de la calle. No tardó en cerrar sus ojos y mirar al cielo, notando la agradable brisa. Entonces escuchó unas palabras en un tono algo raro. Miró a un lado y pudo ver a una mujer rubia con pintas de maestra de senderismo. Estaba poniendo una prueba a los reclutas y al parecer, eso de echarlos le pareció un poco forzado. No tardó mucho en mirar a otro lado, quitándose de tonterías y de líos. No podía perder tiempo con cascabeles y rubias engreídas. Quería irse a realizar misiones en solitario sin la ayuda de nadie. Lo que hizo a continuación, fue meter ambas manos en los bolsillos y sacar un trozo de pan relleno de judías rojas. Lo olió un poco y después de unos momentos le dio un bocado. El sabor estaba delicioso y más teniendo en cuenta que no había podido comer por ser violento.
- ¡Recluta! ¿Cómo te atreves a comer sin cumplir tu castigo? Exijo que te vayas a limpiar toda la cafetería ahora mismo o te daré una lección.
Aquella voz correspondía a un tipo de un metro ochenta de altura, de musculatura considerable, cabellos castaños y uniforme de teniente comandante. De una potente colleja le tiró la gorra al suelo al luchador. Venom cerró los ojos al notar el impacto y su melena rojiza salió al descubierto. Tenía un par de pendientes en forma de “6”. Aquel hombre miró al chico con furia frunciendo el ceño. Sabía de sobra que ese gilipollas era el hermano mayor del tipo al que él mismo había agredido. Sin previo aviso se llevó una nueva colleja pero con más fuerza. El pelirrojo entonces lo miró con una sonrisa ladeada “Te voy a matar cuando duermas, cabrón” Pensó mientras observaba al abusón de mayor rango. Deseaba poder destriparlo allí mismo, pero no quería ser expulsado.
- Iré enseguida, señor. Dejaré ese sitio listo para la próxima sesión.
- ¡Pues date prisa!
Ese tipo no tardó mucho en darle una patada al chico en el pecho, pero el luchador colocó los brazos en equis a tiempo, cayendo al suelo de forma violenta y amortiguando bastante el daño. Notó su ropa mancharse de polvo y entonces apretó los puños con rabia, colocándose en pie mientras observaba a ese tipo acercarse y reírse. Al parecer iba a llevarse una paliza por un abuso de poder de parte de ese imbécil. Notó cómo ese hombre sacaba de repente un látigo terminado en espinas y eso le hizo alzar una ceja. Sin pensárselo, iluminó sus ojos en un tono rojizo y empezó a relamerse de forma siniestra. Se llevó un latigazo en todo el rostro, teniendo un corte ahora en la mejilla, el cual comenzó a sangrar. Pese a eso, se contuvo al máximo y decidió no levantar su puño a un oficial. Se dio la vuelta para ir a la cafetería y de repente notó un dolor intenso en la espalda, cosa que le hizo apretar los puños y clavar una rodilla en el suelo. No había que ser un genio para saber que estaba sangrando ¿Así es la marina? Pensó al mismo tiempo que cerraba los ojos notando otro golpe violento.
- ¡Vaya un deshecho! ¡Limpia todo de una vez, basura!
En ese momento dejó la escoba y chasqueó la lengua. Salió a fuera y tomó el aire fresco de la calle. No tardó en cerrar sus ojos y mirar al cielo, notando la agradable brisa. Entonces escuchó unas palabras en un tono algo raro. Miró a un lado y pudo ver a una mujer rubia con pintas de maestra de senderismo. Estaba poniendo una prueba a los reclutas y al parecer, eso de echarlos le pareció un poco forzado. No tardó mucho en mirar a otro lado, quitándose de tonterías y de líos. No podía perder tiempo con cascabeles y rubias engreídas. Quería irse a realizar misiones en solitario sin la ayuda de nadie. Lo que hizo a continuación, fue meter ambas manos en los bolsillos y sacar un trozo de pan relleno de judías rojas. Lo olió un poco y después de unos momentos le dio un bocado. El sabor estaba delicioso y más teniendo en cuenta que no había podido comer por ser violento.
- ¡Recluta! ¿Cómo te atreves a comer sin cumplir tu castigo? Exijo que te vayas a limpiar toda la cafetería ahora mismo o te daré una lección.
Aquella voz correspondía a un tipo de un metro ochenta de altura, de musculatura considerable, cabellos castaños y uniforme de teniente comandante. De una potente colleja le tiró la gorra al suelo al luchador. Venom cerró los ojos al notar el impacto y su melena rojiza salió al descubierto. Tenía un par de pendientes en forma de “6”. Aquel hombre miró al chico con furia frunciendo el ceño. Sabía de sobra que ese gilipollas era el hermano mayor del tipo al que él mismo había agredido. Sin previo aviso se llevó una nueva colleja pero con más fuerza. El pelirrojo entonces lo miró con una sonrisa ladeada “Te voy a matar cuando duermas, cabrón” Pensó mientras observaba al abusón de mayor rango. Deseaba poder destriparlo allí mismo, pero no quería ser expulsado.
- Iré enseguida, señor. Dejaré ese sitio listo para la próxima sesión.
- ¡Pues date prisa!
Ese tipo no tardó mucho en darle una patada al chico en el pecho, pero el luchador colocó los brazos en equis a tiempo, cayendo al suelo de forma violenta y amortiguando bastante el daño. Notó su ropa mancharse de polvo y entonces apretó los puños con rabia, colocándose en pie mientras observaba a ese tipo acercarse y reírse. Al parecer iba a llevarse una paliza por un abuso de poder de parte de ese imbécil. Notó cómo ese hombre sacaba de repente un látigo terminado en espinas y eso le hizo alzar una ceja. Sin pensárselo, iluminó sus ojos en un tono rojizo y empezó a relamerse de forma siniestra. Se llevó un latigazo en todo el rostro, teniendo un corte ahora en la mejilla, el cual comenzó a sangrar. Pese a eso, se contuvo al máximo y decidió no levantar su puño a un oficial. Se dio la vuelta para ir a la cafetería y de repente notó un dolor intenso en la espalda, cosa que le hizo apretar los puños y clavar una rodilla en el suelo. No había que ser un genio para saber que estaba sangrando ¿Así es la marina? Pensó al mismo tiempo que cerraba los ojos notando otro golpe violento.
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– ¡Y el último! – gritó con felicidad mientras bloqueaba una patada de un recluta. No se había tardado mucho en acabar con todo eso y, la verdad, había sido algo bastante aburrido. ¿No había nadie de interés? Miró a su alrededor, tratando de encontrar a aquella joven promesa que buscaba, ese talento en bruto o lo que fuera. – Deben seguir esforzándose, no se expulsará a nadie – les dijo con una suave sonrisa mientras tomaba un poco de agua. No se había tenido que esforzar mucho, aunque era algo bastante predecible. – Es todo por hoy. Puedo guiarlos en sus entrenamientos, pero siempre y cuando cumplan estas dos condiciones – los reclutas se miraron entre ellos un poco confusos. – Tener una voluntad fuerte y no rendirse tan fácilmente. – Los reclutas gritaron un unísono sí, fuerte y claro, además de hacer el saludo militar. Agarró su gabardina y se dispuso a ir a su habitación.
Iba jugando con sus cascabeles en el aire. Escuchó unos gritos que le llamaron la atención y su mirada se centró en una situación bastante extraña. Arqueó una ceja mientras veía, con bastante cuidado, la escena. Un tipo estaba abusando de un recluta pelirrojo. ”Y ya creía haber visto todo” – sus ojos se abrieron como platos al ver que el abusador, sacaba un látigo y le pegaba en reiteradas ocasiones. ¿Qué le pasaba a ese tipo? Empezó a caminar con tranquilidad al lugar de los hechos. De reojo, vio las heridas del alto joven pelirrojo y notó que tenían cierta gravedad. ”Nada que agua oxigenada y unos vendajes no curen” – el abusador la miró e hizo el típico saludo militar.
– Vi todo – dijo con un tono un poco serio. – No quiero explicaciones, puedes ahorrártelas que me importarán más bien poco – se colocó entre el pelirrojo y el otro tipo. De no ser por su rango, el otro seguramente intentaría hacer lo mismo. Le sacaba unos cuantos centímetros de altura y eso le molestaba, ¿por qué había nacido tan pequeña? – Como castigo por tus actos, tendrás que limpiar todos los baños de Marineford – notó que él arqueaba una ceja. – No me hagas repetirme. Ahora. Revisaré uno a uno al final del día. Vete. – Usando el pie, elevó la escoba y se la pasó. El de pelo castaño se fue y los dejó solos.
– Vamos a la enfermería – le dijo con una suave sonrisa y un tono bastante dulce. – Déjame curar tus heridas, ¿te parece bien?
Iba jugando con sus cascabeles en el aire. Escuchó unos gritos que le llamaron la atención y su mirada se centró en una situación bastante extraña. Arqueó una ceja mientras veía, con bastante cuidado, la escena. Un tipo estaba abusando de un recluta pelirrojo. ”Y ya creía haber visto todo” – sus ojos se abrieron como platos al ver que el abusador, sacaba un látigo y le pegaba en reiteradas ocasiones. ¿Qué le pasaba a ese tipo? Empezó a caminar con tranquilidad al lugar de los hechos. De reojo, vio las heridas del alto joven pelirrojo y notó que tenían cierta gravedad. ”Nada que agua oxigenada y unos vendajes no curen” – el abusador la miró e hizo el típico saludo militar.
– Vi todo – dijo con un tono un poco serio. – No quiero explicaciones, puedes ahorrártelas que me importarán más bien poco – se colocó entre el pelirrojo y el otro tipo. De no ser por su rango, el otro seguramente intentaría hacer lo mismo. Le sacaba unos cuantos centímetros de altura y eso le molestaba, ¿por qué había nacido tan pequeña? – Como castigo por tus actos, tendrás que limpiar todos los baños de Marineford – notó que él arqueaba una ceja. – No me hagas repetirme. Ahora. Revisaré uno a uno al final del día. Vete. – Usando el pie, elevó la escoba y se la pasó. El de pelo castaño se fue y los dejó solos.
– Vamos a la enfermería – le dijo con una suave sonrisa y un tono bastante dulce. – Déjame curar tus heridas, ¿te parece bien?
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Y otro latigazo. La verdad es que el luchador mantenía sus ojos cerrados todo el tiempo conteniendo el dolor y avanzando rumbo a la cafetería. Pudo escuchar los golpes sucedidos en la plaza de al lado y le daba rabia no poder participar. Los ataques se detuvieron cuando llegó la mujer anterior, con aquellas pintas de guía de montaña. Al parecer empezó a ¿echarle una bronca al otro hombre? ¿Ni un arresto? ¿Ni un golpe? ¿No había expulsión? Vaya mierda de marina. La rubia le había mandado los baños de la base, pero ¿Eso compensaba con las heridas que tenía por toda la espalda? Sin duda quería subir de rango cuanto antes. Allí no había nada de seriedad ni de disciplina de la buena. En cuanto el otro imbécil se hubo ido, escuchó las palabras de la superior.
- ¿Eso es todo? ¿Esto a cambio de limpiar los baños?
Venom se quitó el chaleco y la camiseta, mostrando una espalda llena de sangre y cortes. Chasqueó la lengua decepcionado con aquella mujer y después de unos momentos se colocó de rodillas. Su boca empezó a abrirse de forma exagerada, desencajándose muchísimo. De ella empezó a surgir algo rojo y poco a poco pudo verse que era cabello. El cuerpo del marine quedó totalmente sin vida y de su boca empezó a salir una persona, partiendo la garganta del luchador. En poco tiempo, se pudo ver que se trataba de él mismo. Se había vomitado, o al menos eso parecía. Las heridas de su espalda eran simples cortes normalitos y su mejilla estaba totalmente curada. Su cuerpo estaba lleno de un líquido extraño y viscoso. Dicho líquido hacía brillar un poco su zona abdominal. El luchador miró entonces a la rubia con aquellos ojos de reptil.
- ¿Podría intentar yo el reto de los cascabeles, señora?
Preguntó entonces en un tono serio y frío al mismo tiempo que se limpiaba un poco. De un chasquido de dedos, un pequeño diablillo de unos quince centímetros de alto se formó de la nada, empezando a caminar hacia la cafetería. En pocos segundos le trajo una toalla y aprovechó para limpiarse un poco, después de otro chasquido lo hizo desaparecer. Miró a la mujer con su frialdad de siempre, esperando su respuesta. Actualmente no tenía respeto por ningún marine y menos por los que permitían abusos de poder sin castigos severos. Se estiró un poco, negándose a ir a la enfermería, pues él mismo se había curado las heridas de forma moderada mediante su poder.
- Si lo consigo, quiero que considere el castigo para ese hombre ¿Qué le parece?
- ¿Eso es todo? ¿Esto a cambio de limpiar los baños?
Venom se quitó el chaleco y la camiseta, mostrando una espalda llena de sangre y cortes. Chasqueó la lengua decepcionado con aquella mujer y después de unos momentos se colocó de rodillas. Su boca empezó a abrirse de forma exagerada, desencajándose muchísimo. De ella empezó a surgir algo rojo y poco a poco pudo verse que era cabello. El cuerpo del marine quedó totalmente sin vida y de su boca empezó a salir una persona, partiendo la garganta del luchador. En poco tiempo, se pudo ver que se trataba de él mismo. Se había vomitado, o al menos eso parecía. Las heridas de su espalda eran simples cortes normalitos y su mejilla estaba totalmente curada. Su cuerpo estaba lleno de un líquido extraño y viscoso. Dicho líquido hacía brillar un poco su zona abdominal. El luchador miró entonces a la rubia con aquellos ojos de reptil.
- ¿Podría intentar yo el reto de los cascabeles, señora?
Preguntó entonces en un tono serio y frío al mismo tiempo que se limpiaba un poco. De un chasquido de dedos, un pequeño diablillo de unos quince centímetros de alto se formó de la nada, empezando a caminar hacia la cafetería. En pocos segundos le trajo una toalla y aprovechó para limpiarse un poco, después de otro chasquido lo hizo desaparecer. Miró a la mujer con su frialdad de siempre, esperando su respuesta. Actualmente no tenía respeto por ningún marine y menos por los que permitían abusos de poder sin castigos severos. Se estiró un poco, negándose a ir a la enfermería, pues él mismo se había curado las heridas de forma moderada mediante su poder.
- Si lo consigo, quiero que considere el castigo para ese hombre ¿Qué le parece?
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”¿Qué carajos…?” – Sus ojos se abrieron como platos al notar todo lo que hacía el pelirrojo. ¿Akuma no mi? En un acto sacado de una película de terror, se había vomitado a sí mismo y notó como es que todas sus heridas bajaban su gravedad. ”¿Qué clase de fruta es esa?” – el recluta la miró con frialdad. Estaba bastante impresionada por las habilidades que le había mostrado, dudaba que fuera una paramecia, tampoco parecía una logia, así que la más probable es que fuera una zoan. ”¿De qué tipo?” – su mente trabajaba rápido, tratando de analizar todo lo que había pasado. Incluso, no dejó escapar el hecho que había generado un diablillo de unos quince centímetros. ”¿Mitológica?” – escuchó las palabras del joven y arqueó una ceja. ¿En serio quería intentarlo?
– Eres libre de intentarlo si así lo quieres.
Según sus palabras y la petición que le había hecho, no encontraba justo el castigo recibido. Quizá debió ser más estricta, quizá un poco más de mano dura no hubiera hecho en falta, pero no quería armar problemas o tensar el ambiente. ”Hay algo…. Diferente” – se alejó dando unos cinco pasos atrás de forma calmada. Era un chico interesante y tenía algo que lo diferenciaba del resto… Esa mirada no podía ser normal. Volvió a amarrarse los cascabeles al pantalón y se quedó tranquila. Quizá había encontrado lo que estaba buscando o quizá solo era un recluta más del montón. Si ese era el caso, pedir intentar quitarle los cascabeles había sido un acto de arrogancia más que de otra cosa.
– Puedes pedirme lo que quieras si eres capaz de quitarme uno de los dos cascabeles – le dijo con una dulce sonrisa. – Capitana Amane Misa, un placer – tiró su gabardina a un lado y se concentró. Debería ir con cuidado para no excederse con sus ataques o defensas. – Es un poco extraño lo que pides… Pero, si no lo consigues en cinco intentos – tomó una leve pausa mientras se cruzaba de brazos, pensando en una posible sanción. – Supongo que expulsarte de la marina es lo justo – podía imaginarse el tipo de sanción que pediría en caso de que lo lograra, así que tenerlo presionado con esa idea, podía hacerlo mostrar sus habilidades. – Si deseas correr el riesgo, adelante. Aquí estoy.
– Eres libre de intentarlo si así lo quieres.
Según sus palabras y la petición que le había hecho, no encontraba justo el castigo recibido. Quizá debió ser más estricta, quizá un poco más de mano dura no hubiera hecho en falta, pero no quería armar problemas o tensar el ambiente. ”Hay algo…. Diferente” – se alejó dando unos cinco pasos atrás de forma calmada. Era un chico interesante y tenía algo que lo diferenciaba del resto… Esa mirada no podía ser normal. Volvió a amarrarse los cascabeles al pantalón y se quedó tranquila. Quizá había encontrado lo que estaba buscando o quizá solo era un recluta más del montón. Si ese era el caso, pedir intentar quitarle los cascabeles había sido un acto de arrogancia más que de otra cosa.
– Puedes pedirme lo que quieras si eres capaz de quitarme uno de los dos cascabeles – le dijo con una dulce sonrisa. – Capitana Amane Misa, un placer – tiró su gabardina a un lado y se concentró. Debería ir con cuidado para no excederse con sus ataques o defensas. – Es un poco extraño lo que pides… Pero, si no lo consigues en cinco intentos – tomó una leve pausa mientras se cruzaba de brazos, pensando en una posible sanción. – Supongo que expulsarte de la marina es lo justo – podía imaginarse el tipo de sanción que pediría en caso de que lo lograra, así que tenerlo presionado con esa idea, podía hacerlo mostrar sus habilidades. – Si deseas correr el riesgo, adelante. Aquí estoy.
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Una sonrisa siniestra se formó en el rostro del pelirrojo al escuchar las palabras de aquella capitana, Misa. De modo que si no lo lograba sería expulsado. Eso le hizo pensar en una forma cruel de cargársela, pero debía tener muchísimo poder. Si arrebataba uno ya sabía lo que iba a pedir, pobre idiota del hombre del látigo. El chico era rencoroso a rajatabla. Apretó el puño derecho y contempló cómo la superior se alejaba un poco. No entendía dicha distancia viniendo de alguien de su poder, pero sí sabía una cosa, que tomar aquel objeto iba a ser imposible. De todas formas, no iba a ir por uno, más bien por los dos. Apretó los músculos de su cuerpo y entrecerró los ojos despacio. A lo mejor debía empezar con todo su poder, pero no era algo aconsejable. Se relamió despacio al mismo tiempo que se colocaba en posición de combate. Era el momento de la verdad.
- Vamos allá…
Venom ya tenía su plan listo. Sin pensárselo salió corriendo a por la capitana. Su mirada era seria en todo momento y pensaba ejecutar un buen ataque. Cuando estuvo a una distancia coherente, creó un diablillo sobre su rodilla. Estando ya cerca, no pensaba que ella bajase la mirada tanto sin motivo alguno. El pequeño ser se impulsaría desde la extremidad del pelirrojo hasta los cascabeles, tratando de coger ambos. Al mismo tiempo, el luchador lanzaría un puñetazo rumbo al pecho de la mujer, aunque tan solo era un amago. Entonces impactaría su pierna contra el aire, formando una onda de choque que lanzase a la capitana por los aires si era necesario. Le diese o no retrocedería un poco y la miraría con el gesto serio como siempre. Ese chico no se andaba con tonterías.
- Primer ataque realizado…
Dijo en un tono frío mientras entrecerraba los ojos. Ahora solo faltaba ver si el diablillo había logrado tomar los cascabeles. Si así era, lo haría colocarse a su lado. Su expresión era seria en todo momento y su melena era ondeada por la brisa. Ahora solo esperaba ver si la capitana iba a atacar o simplemente se quedaba quieta esperando otro intento de la serpiente roja. Ya se esperaba cualquier cosa de los capullos de los superiores, los cuales tenían demasiados aires de grandeza últimamente. Putos acomplejados de los cojones. Quería matar al capullo de antes a sangre fría y no iba a dudar en planearlo todo.
- Vamos allá…
Venom ya tenía su plan listo. Sin pensárselo salió corriendo a por la capitana. Su mirada era seria en todo momento y pensaba ejecutar un buen ataque. Cuando estuvo a una distancia coherente, creó un diablillo sobre su rodilla. Estando ya cerca, no pensaba que ella bajase la mirada tanto sin motivo alguno. El pequeño ser se impulsaría desde la extremidad del pelirrojo hasta los cascabeles, tratando de coger ambos. Al mismo tiempo, el luchador lanzaría un puñetazo rumbo al pecho de la mujer, aunque tan solo era un amago. Entonces impactaría su pierna contra el aire, formando una onda de choque que lanzase a la capitana por los aires si era necesario. Le diese o no retrocedería un poco y la miraría con el gesto serio como siempre. Ese chico no se andaba con tonterías.
- Primer ataque realizado…
Dijo en un tono frío mientras entrecerraba los ojos. Ahora solo faltaba ver si el diablillo había logrado tomar los cascabeles. Si así era, lo haría colocarse a su lado. Su expresión era seria en todo momento y su melena era ondeada por la brisa. Ahora solo esperaba ver si la capitana iba a atacar o simplemente se quedaba quieta esperando otro intento de la serpiente roja. Ya se esperaba cualquier cosa de los capullos de los superiores, los cuales tenían demasiados aires de grandeza últimamente. Putos acomplejados de los cojones. Quería matar al capullo de antes a sangre fría y no iba a dudar en planearlo todo.
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Suspiró con calma y sonrió. Bajó sus brazos y se quedó esperando el ataque del pelirrojo. ”Supongo que no deberé atacar” – se dijo a si misma mientras se concentraba en cada movimiento, gesto y de aquel recluta. Seguía pensando en la fruta que debía poseer, pero no se le ocurría ninguna y tampoco es que le interesara mucho. Dudaba que fuera un gran reto y que se tuviera que esforzar. ”No te confíes” – pensó. No quería cometer el mismo error que siempre había cometido y menos si estaba prometiendo que le podría pedir lo que quisiera. ”Me pregunto qué me podría pedir” – tenía algunas sospechas, pero uno nunca terminaba de conocer a las personas y siempre salían con alguna sorpresa.
Observó al pelirrojo venir al ataque. Notó como generaba otro diablillo en su pierna y sonrió de medio lado. Se enfocó en el recluta, su mirada seguía siendo fría, pero ahora un tanto más seria. ”Debería intentar sonreír o ser más alegre” – pensó mientras iba preparando su defensiva. Esperó unos cuantos segundos, antes de girar e imbuir su espalda en su poderoso haki. Sintió la onda golpear contra su cuerpo, pero no le hizo mucho daño. Mientras giraba, le pareció sentir como alguien alcanzaba a rozar los cascabeles. "¿Habrá sido mi imaginación?" – no, no había sido su imaginación. Recordó al diablillo que había creado antes de lanzarse al ataque. "Deberé ir con más cuidado". Tocó los cascabeles para asegurarse que estaban y suspiró aliviada al darse cuenta de que así era. Volvió a girar mientras miraba al recluta, esa onda había sido fuerte, pero ni siquiera la había movido un poco. ”Sí, es mucho más fuerte que un recluta medio. Quizá logre algo interesante” – se dio media vuelta y se quedó mirando al joven y prometedor reclutas cabellos de fuego.
– Te quedan cuatro intentos – dijo mientras se cruzaba de brazos con calma. – Dime tu nombre, recluta – su tono era bastante dulce mientras lo miraba a los con tranquilidad. – Si te lo preguntas, no; no atacaré. Solo me dedicaré a defenderme – suspiró y desactivó su haki. Tampoco había atacado en el entrenamiento anterior y no lo iba a hacer ahora. – Con ese nivel no lograrás mucho. Debes esforzarte más.
Observó al pelirrojo venir al ataque. Notó como generaba otro diablillo en su pierna y sonrió de medio lado. Se enfocó en el recluta, su mirada seguía siendo fría, pero ahora un tanto más seria. ”Debería intentar sonreír o ser más alegre” – pensó mientras iba preparando su defensiva. Esperó unos cuantos segundos, antes de girar e imbuir su espalda en su poderoso haki. Sintió la onda golpear contra su cuerpo, pero no le hizo mucho daño. Mientras giraba, le pareció sentir como alguien alcanzaba a rozar los cascabeles. "¿Habrá sido mi imaginación?" – no, no había sido su imaginación. Recordó al diablillo que había creado antes de lanzarse al ataque. "Deberé ir con más cuidado". Tocó los cascabeles para asegurarse que estaban y suspiró aliviada al darse cuenta de que así era. Volvió a girar mientras miraba al recluta, esa onda había sido fuerte, pero ni siquiera la había movido un poco. ”Sí, es mucho más fuerte que un recluta medio. Quizá logre algo interesante” – se dio media vuelta y se quedó mirando al joven y prometedor reclutas cabellos de fuego.
– Te quedan cuatro intentos – dijo mientras se cruzaba de brazos con calma. – Dime tu nombre, recluta – su tono era bastante dulce mientras lo miraba a los con tranquilidad. – Si te lo preguntas, no; no atacaré. Solo me dedicaré a defenderme – suspiró y desactivó su haki. Tampoco había atacado en el entrenamiento anterior y no lo iba a hacer ahora. – Con ese nivel no lograrás mucho. Debes esforzarte más.
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Los ojos de Venom se entrecerraron de forma fría, observando a la rubia con una maldad impresionante en ellos. No es que deseara nada malo de ella, pero tenía esa mirada desde que era pequeño. Parecía estar tramando otra estrategia al ver que su diablillo no había funcionado en el combate. Los cascabeles continuaban amarrados a la cintura de la capitana. Era el momento de centrarse en la pelea y olvidar aquellos objetos, de esa forma podría obtenerlos en un despiste de ella. Su onda había sido parada por la espalda de la mujer y eso le hizo sonreír de lado. Abrió la boca todo lo posible y después de unos momentos, su lengua salió para pasearse por sus labios. Sin pensárselo comenzó a hacer movimientos con sus manos, como si estuviese realizando alguna habilidad. Justo entonces, aquel pequeño diablillo se montó en el empeine de su pie. Con una fuerza considerable, lanzó una potente patada al aire. El resultado fue claro, aquella cosa fue directo a la cara de la rubia.
En ese momento, él aprovecharía la distracción. Salió corriendo hacia ella con los brazos hacia atrás, buscando buscar la mayor velocidad posible. Cuando estuviese cerca de ella, echaría el brazo hacia atrás y trataría de lanzarle un potente puñetazo al rostro en lugar de buscar los cascabeles. Su mirada parecía calmada, hasta que sus ojos se afilaron un poco y su sonrisa se amplió de forma siniestra. De sus nudillos se formó una serpiente dorada que trató de impactar violentamente en la cabeza de la rubia. Se trataba de una potente onda de choque que avanzaba a veinte metros por segundo, con la capacidad de chocar contra alguien con la misma fuerza que lo haría un puñetazo violento de su dueño. Podía avanzar catorce metros con el mismo efecto. Con dicho ataque planeaba lanzarla a volar y darle un buen golpe, le diese o no, se quedaría en su sitio, buscando sus ojos con su propia mirada. Su ceño estaba fruncido, dando a entender que no iba a cambiar su expresión.
- Slicerin D. Venom.
Dijo en un tono serio. Parecía estar dispuesto a combatir con ella en lugar de ir a por esos estúpidos cascabeles. Entonces le hizo a ella un gesto de que fuese a por él, que no pensaba ir de buenas. El recluta no era como los demás y estaba realmente orgulloso de sus habilidades. Apretó la zona abdominal, marcándose aquella blancos abdominales. Se colocó en posición de combate y de repente, sus azulados ojos cambiaron a un color rojo como la sangre. Tomaron la forma de los de un reptil, y una sonrisa siniestra se formó en el rostro del pelirrojo.
- Hehehe…
En ese momento, él aprovecharía la distracción. Salió corriendo hacia ella con los brazos hacia atrás, buscando buscar la mayor velocidad posible. Cuando estuviese cerca de ella, echaría el brazo hacia atrás y trataría de lanzarle un potente puñetazo al rostro en lugar de buscar los cascabeles. Su mirada parecía calmada, hasta que sus ojos se afilaron un poco y su sonrisa se amplió de forma siniestra. De sus nudillos se formó una serpiente dorada que trató de impactar violentamente en la cabeza de la rubia. Se trataba de una potente onda de choque que avanzaba a veinte metros por segundo, con la capacidad de chocar contra alguien con la misma fuerza que lo haría un puñetazo violento de su dueño. Podía avanzar catorce metros con el mismo efecto. Con dicho ataque planeaba lanzarla a volar y darle un buen golpe, le diese o no, se quedaría en su sitio, buscando sus ojos con su propia mirada. Su ceño estaba fruncido, dando a entender que no iba a cambiar su expresión.
- Slicerin D. Venom.
Dijo en un tono serio. Parecía estar dispuesto a combatir con ella en lugar de ir a por esos estúpidos cascabeles. Entonces le hizo a ella un gesto de que fuese a por él, que no pensaba ir de buenas. El recluta no era como los demás y estaba realmente orgulloso de sus habilidades. Apretó la zona abdominal, marcándose aquella blancos abdominales. Se colocó en posición de combate y de repente, sus azulados ojos cambiaron a un color rojo como la sangre. Tomaron la forma de los de un reptil, y una sonrisa siniestra se formó en el rostro del pelirrojo.
- Hehehe…
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”Me pregunto si podría llegar a rozar los cascabeles” – se dijo mientras lo miraba con calma. Si bien era diferente a los que había enfrentado hace un rato, le faltaba mucho por aprender. Notaba que era alguien con una inteligencia bastante aguda. Incluso sus ojos mostraban una determinación que no encontraba en otros… O no muy a menudo. Estaba atenta a todos sus movimientos, sin confiarse en exceso, pero sin preocuparse mucho. ”Sé que ganaré… Supongo” – suspiró con un deje de resignación. ¿Por qué había acabado todo de esa manera? Trató de pensar en alguna razón, pero no se le ocurría o ninguna especialmente válida.
– Enfócate.
Ladeó un poco su cabeza y notó como es que el diablillo rozaba su rostro. Le había dejado un pequeño corte en su mejilla, nada serio y apenas sangraba. ”¿Un ataque frontal? ¿Otra vez?” – pensaba que era alguien diferente, pero no estaba cambiando mucho sus tácticas. Suspiró con calma y alzó su mano derecha. La imbuyó en su haki y la interpuso, con la palma abierta, en la trayectoria del golpe. Sintió la fuerza de la onda, pero apenas había recibido algún daño. ”Supongo que eso demuestra todo, ¿no?” – bostezó con calma mientras miraba al recluta. Era fuerte, pero le faltaba experiencia, era bastante bueno, pero era un diamante que se debía pulir.
– Así que Venom – empezó a decir con tranquilidad mientras lo veía. ¿Intentaba que ella lo atacara? – Como dije, no atacaré. Eres tú el que debes conseguir los cascabeles – sonrió de medio lado. – Te quedan tres intentos – su mirada era bastante calmada. – Tú puesto en la marina está en juego. Si quieres los cascabeles, tendrás que venir con todo – su gabardina de capitán hondeó con el suave viento que corría por el lugar. Iba notando que algunos de los reclutas anteriores se quedaban viendo y formaban una especie de círculo a su alrededor. – Trata de esforzarte, Venom.
Miró el cielo por unos segundos, sonriendo con calma. Estaba despejado y hacía un clima bastante agradable. Bajó su mirada y se quedó observando al recluta. ”¿Qué debería hacer después de esto?” – estaba claro que no iba a atacar bajo ningún concepto. No confiaba en que se limitaría lo suficiente como para no acabar con esto de un solo golpe, así que prefería evitarlo. Se quedó en el mismo lugar y usando el dedo índice, se limpió el corte. No había dejado marca, así que todo estaba bien.
– Enfócate.
Ladeó un poco su cabeza y notó como es que el diablillo rozaba su rostro. Le había dejado un pequeño corte en su mejilla, nada serio y apenas sangraba. ”¿Un ataque frontal? ¿Otra vez?” – pensaba que era alguien diferente, pero no estaba cambiando mucho sus tácticas. Suspiró con calma y alzó su mano derecha. La imbuyó en su haki y la interpuso, con la palma abierta, en la trayectoria del golpe. Sintió la fuerza de la onda, pero apenas había recibido algún daño. ”Supongo que eso demuestra todo, ¿no?” – bostezó con calma mientras miraba al recluta. Era fuerte, pero le faltaba experiencia, era bastante bueno, pero era un diamante que se debía pulir.
– Así que Venom – empezó a decir con tranquilidad mientras lo veía. ¿Intentaba que ella lo atacara? – Como dije, no atacaré. Eres tú el que debes conseguir los cascabeles – sonrió de medio lado. – Te quedan tres intentos – su mirada era bastante calmada. – Tú puesto en la marina está en juego. Si quieres los cascabeles, tendrás que venir con todo – su gabardina de capitán hondeó con el suave viento que corría por el lugar. Iba notando que algunos de los reclutas anteriores se quedaban viendo y formaban una especie de círculo a su alrededor. – Trata de esforzarte, Venom.
Miró el cielo por unos segundos, sonriendo con calma. Estaba despejado y hacía un clima bastante agradable. Bajó su mirada y se quedó observando al recluta. ”¿Qué debería hacer después de esto?” – estaba claro que no iba a atacar bajo ningún concepto. No confiaba en que se limitaría lo suficiente como para no acabar con esto de un solo golpe, así que prefería evitarlo. Se quedó en el mismo lugar y usando el dedo índice, se limpió el corte. No había dejado marca, así que todo estaba bien.
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El luchador sonrió de lado mientras observaba a la rubia. Había parado su golpe a la perfección y el diablillo no pudo dañarla. Sin embargo, ahora su pequeño ser estaba tras ella al haber pasado de largo. Quizás podía arrebatarle los cascabeles mientras ella estaba centrada en él. Venom entonces escuchó sus palabras para después relamerse despacio. Iba a tener que mostrar sus verdaderos poderes, o al menos la mitad de ellos. Su forma completa era algo que se le escapaba por el momento. Al menos podría disfrutar mediante la híbrida. Apretó el puño derecho y simplemente se quedó mirando a la capitana con una expresión siniestra en el rostro. Era un tipo peculiar y que muchos evitaban cruzarse en los pasillos de la base. Si pudiese ascender un poco más, sería bastante feliz. El problema era las jodidas misiones de limpieza. Iba a tener que salir de caza tras aquello, si es que no terminaba fuera.
- Como quieras, capitana…
Justo en ese momento, el pequeño diablillo saltaría tratando de arrebatarle los cascabeles a traición. Si lo lograba, volvería con su dueño, si no era así, molestaría un rato a la chica. El pelirrojo entonces empezó a reír de forma siniestra. Su piel se empezó a recubrir de escamas y sus ojos se afilaron. Poco a poco su musculatura aumentó y quedó sin la parte superior de su ropa. Su cuello se dividió en tres y dos cabezas más surgieron de él. La de en medio era la de una serpiente humanizada con cabellos rojos y ojos del mismo tono. Su lengua era más humana. Las otras dos eran serpientes en su totalidad. Una cola salió de la parte baja de su espalda y un terrible rugido después de las tres cabezas al mismo tiempo. De repente, la cabeza del medio tomó un color de ojos azulado. Su altura finalmente pasó a ser de tres metros y medio. Aquella bestia volvió a rugir.
- ¡Hahahahahaha! ¿Esto era lo que deseabas ver?
El terrible ser entonces corrió por la chica rubia. Su aumento de poder fue considerable y lo siguiente que hizo fue lanzar un terrible puñetazo contra su pecho, después lanzaría una patada buscando su rostro y por último giraría sobre sí mismo provocando una onda de choque con la palma izquierda. Dicha onda iba por los cascabeles en vez de a su cuerpo, si es que el pequeño diablillo no los había tomado antes.
- Como quieras, capitana…
Justo en ese momento, el pequeño diablillo saltaría tratando de arrebatarle los cascabeles a traición. Si lo lograba, volvería con su dueño, si no era así, molestaría un rato a la chica. El pelirrojo entonces empezó a reír de forma siniestra. Su piel se empezó a recubrir de escamas y sus ojos se afilaron. Poco a poco su musculatura aumentó y quedó sin la parte superior de su ropa. Su cuello se dividió en tres y dos cabezas más surgieron de él. La de en medio era la de una serpiente humanizada con cabellos rojos y ojos del mismo tono. Su lengua era más humana. Las otras dos eran serpientes en su totalidad. Una cola salió de la parte baja de su espalda y un terrible rugido después de las tres cabezas al mismo tiempo. De repente, la cabeza del medio tomó un color de ojos azulado. Su altura finalmente pasó a ser de tres metros y medio. Aquella bestia volvió a rugir.
- ¡Hahahahahaha! ¿Esto era lo que deseabas ver?
El terrible ser entonces corrió por la chica rubia. Su aumento de poder fue considerable y lo siguiente que hizo fue lanzar un terrible puñetazo contra su pecho, después lanzaría una patada buscando su rostro y por último giraría sobre sí mismo provocando una onda de choque con la palma izquierda. Dicha onda iba por los cascabeles en vez de a su cuerpo, si es que el pequeño diablillo no los había tomado antes.
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”Quizá debería comer algo” – No había comido nada desde el desayuno y estaba sintiendo un poco de hambre. Su mirada estaba fija en Venom, pero sus pensamientos estaban en otra cosa. En lo que comería, en lo que haría después de esto, quizá hasta dormía otro poco; no andaba con muchas energías en esos momentos y no es que ese recluta fuera tan divertido como para llamar su atención. Sabía que tenía potencial, pero en esos momentos, no iba a suponer un reto. ”Quizá solo debí negarme a esto desde un principio” – podía aprovechar su día en otras cosas y no poniendo a prueba a reclutas. Incluso, quizá hasta se ponía en contacto con Xemnas y buscaba salir con él. Podía hacer muchas otras cosas más productivas.
– Así que un zoan – dijo mientras lo veía transformarse. – Por la forma, es una mitológica, ¿no? – suspiró con calma y lo miró. Ahora medía cerca de tres metros y tenía tres cabezas. Todas de serpiente. – Debo admitirlo, con ese aspecto das miedo y me haces tener escalofríos.
”Oh… Menudo despiste” – por su exceso de confianza, notó como es que el diablillo le había quitado los cascabeles. ”Bueno, supongo que es todo” – sonrió con calma y se quedó callada. No iba a emitir algún juicio, pero había perdido y le tocaba cumplir su palabra. Pero… Lo primero era defenderse de los ataques de él. Lo primero que hizo fue cruzarse de brazos y bloquear el primer ataque. ”Menuda fuerza” – notó que había aumentado su fuerza, pero tampoco era algo tan preocupante. Detuvo la patada con una de sus manos y se movió a un lado esquivando la onda. Finalmente, se separó y terminó de desactivar su haki de armadura.
– Felicidades – le empezó a decir con calma y una sonrisa. – Es tu victoria, así que como acordamos, puedes pedir lo que quieras y lo haré – tomó una leve pausa. – Siempre y cuando no escape de mis facultades.
– Así que un zoan – dijo mientras lo veía transformarse. – Por la forma, es una mitológica, ¿no? – suspiró con calma y lo miró. Ahora medía cerca de tres metros y tenía tres cabezas. Todas de serpiente. – Debo admitirlo, con ese aspecto das miedo y me haces tener escalofríos.
”Oh… Menudo despiste” – por su exceso de confianza, notó como es que el diablillo le había quitado los cascabeles. ”Bueno, supongo que es todo” – sonrió con calma y se quedó callada. No iba a emitir algún juicio, pero había perdido y le tocaba cumplir su palabra. Pero… Lo primero era defenderse de los ataques de él. Lo primero que hizo fue cruzarse de brazos y bloquear el primer ataque. ”Menuda fuerza” – notó que había aumentado su fuerza, pero tampoco era algo tan preocupante. Detuvo la patada con una de sus manos y se movió a un lado esquivando la onda. Finalmente, se separó y terminó de desactivar su haki de armadura.
– Felicidades – le empezó a decir con calma y una sonrisa. – Es tu victoria, así que como acordamos, puedes pedir lo que quieras y lo haré – tomó una leve pausa. – Siempre y cuando no escape de mis facultades.
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Venom retrocedió cuando sus golpes fueron parados por aquella mujer. Frunció el ceño unos momentos y después estuvo a punto de utilizar sus golpes de viento, pero pudo darse cuenta de que su pequeño diablillo había hecho de las suyas. El pequeño ser saltó a su mano y dejó los cascabeles, a continuación se deshizo. La bestia de tres metros y medio comenzó a volver a la forma humana y lentamente su cuerpo volvió a ser el mismo. Se relamió un poco y después escuchó las palabras de aquella mujer. Miró un momento aquellos objetos y después soltó un pequeño suspiro. Ya tenía claro cuál iba a ser su petición. Ese cabrón de antes iba a sufrir el destierro o de lo contrario pregonaría las falsas palabras de la capitana. No se lo pensó mucho y entonces se lo dijo bastante claro.
- En la justicia no debe de haber corrupciones, capitana. El marine de antes ha cometido un abuso innecesario. Mi petición es que sea expulsado de la marina.
Dijo mostrando una sonrisa siniestra. Era el momento de empezar a quitarse mierda de ese sitio llamado Marina. Se cruzó de brazos y esperó la respuesta de aquella mujer. Debía admitir que sus pequeños diablillos le eran de lo más útiles. Iba a tener que mejorarlos y crear algunas cosas que le ayudaran en sus combates. Sus conocimientos de bioingeniería iban aumentando sin parar debido a su inteligencia y los libros que leía. Metió la mano derecha en su bolsillo y después de unos momentos se relamió despacio. Su lengua resultaba ser algo larga y eso incomodaba a muchas personas.
- Ya como petición personal en lugar de premiada, me gustaría poder tener un estudio de trabajo como científico. Claramente, mostraré mis experimentos a algún cargo alto que usted diga y compartiré con la marina mis cosas.
Pensaba ocultar la mayoría de las cosas, pero si quería tener una buena tapadera, debía mostrarse generoso con los demás. Se mantuvo callado entonces, deseando que esa mujer le diese una respuesta cuanto antes.
- En la justicia no debe de haber corrupciones, capitana. El marine de antes ha cometido un abuso innecesario. Mi petición es que sea expulsado de la marina.
Dijo mostrando una sonrisa siniestra. Era el momento de empezar a quitarse mierda de ese sitio llamado Marina. Se cruzó de brazos y esperó la respuesta de aquella mujer. Debía admitir que sus pequeños diablillos le eran de lo más útiles. Iba a tener que mejorarlos y crear algunas cosas que le ayudaran en sus combates. Sus conocimientos de bioingeniería iban aumentando sin parar debido a su inteligencia y los libros que leía. Metió la mano derecha en su bolsillo y después de unos momentos se relamió despacio. Su lengua resultaba ser algo larga y eso incomodaba a muchas personas.
- Ya como petición personal en lugar de premiada, me gustaría poder tener un estudio de trabajo como científico. Claramente, mostraré mis experimentos a algún cargo alto que usted diga y compartiré con la marina mis cosas.
Pensaba ocultar la mayoría de las cosas, pero si quería tener una buena tapadera, debía mostrarse generoso con los demás. Se mantuvo callado entonces, deseando que esa mujer le diese una respuesta cuanto antes.
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”Como supuse” – se dijo mientras se rascaba la cabeza. Era lógico lo que iba a pedir y, en cierta parte, hasta aburrido. De tantas cosas que pedir, pedía algo casi sin sentido. Pero… Debía aceptar, era su palabra y había perdido. No podía hacer otra cosa. Alzó una ceja un poco confundida a las últimas palabras y petición de aquel recluta. Los observadores ya se estaban yendo y solo estaban quedando ellos. ”Supongo que no queda otra” – estaba en sus capacidades ambas, pero no tenía mucho qué hacer en la segunda. En la primera… Tendría que hacerlo, había visto todo y cosas así no debían repetirse. Quizá expulsarlo no sería la mejor idea, pero él se estaba arriesgando a eso.
– Respecto a la primera petición – tomó una leve pausa y se estiró. Al fin había acabado, ahora podría comer, dormir o hacer algo mejor. – Lo haré sin muchos problemas, respecto a la segunda – pensó un poco. No sabía muy bien como tomarlo y dudó, por unos cuantos segundos. ”Ni siquiera sé muy bien si puedo confiar en él” – había algo en sus ojos, en su mirada y en su actitud que la hacía desconfiar o quizá solo eran ideas suyas, pensamientos raros. – Sin problemas tampoco, pero… Tus avances y esas cosas – dudaba que alguien de la Marina tuviera que ver con lo que buscaba. – Se los tendrás que presentar a los del departamento científico. Ellos son los encargados de lo que sea que hagas – su tono era calmado y bastante relajado. – Toma un descanso y luego búscame. Tengo que hacer todo el papeleo.
Se despidió de él y dio media vuelta. ”Lo vigilaré unos meses” – se dijo mientras bostezaba un poco. Su poder era grande y no iba a faltar mucho tiempo como para que se hiciera un nombre en la marina. Suspiró con calma y caminó con ambas manos en la espalda. ”Sí, definitivamente, comeré algo” – se dijo con una sonrisa. Su estómago le estaba pidiendo a gritos algo de comida. Quizá comía mientras hacía el papeleo y luego… Bueno… Ya vería qué hacer.
– Respecto a la primera petición – tomó una leve pausa y se estiró. Al fin había acabado, ahora podría comer, dormir o hacer algo mejor. – Lo haré sin muchos problemas, respecto a la segunda – pensó un poco. No sabía muy bien como tomarlo y dudó, por unos cuantos segundos. ”Ni siquiera sé muy bien si puedo confiar en él” – había algo en sus ojos, en su mirada y en su actitud que la hacía desconfiar o quizá solo eran ideas suyas, pensamientos raros. – Sin problemas tampoco, pero… Tus avances y esas cosas – dudaba que alguien de la Marina tuviera que ver con lo que buscaba. – Se los tendrás que presentar a los del departamento científico. Ellos son los encargados de lo que sea que hagas – su tono era calmado y bastante relajado. – Toma un descanso y luego búscame. Tengo que hacer todo el papeleo.
Se despidió de él y dio media vuelta. ”Lo vigilaré unos meses” – se dijo mientras bostezaba un poco. Su poder era grande y no iba a faltar mucho tiempo como para que se hiciera un nombre en la marina. Suspiró con calma y caminó con ambas manos en la espalda. ”Sí, definitivamente, comeré algo” – se dijo con una sonrisa. Su estómago le estaba pidiendo a gritos algo de comida. Quizá comía mientras hacía el papeleo y luego… Bueno… Ya vería qué hacer.
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Una sonrisa interior se formó en la mente del luchador al escuchar aquello. Ese imbécil iba a ser expulsado y era su siguiente presa. La noticia de que podía tener sus investigaciones le alegró bastante y una vez se fue aquella rubia, empezó a caminar tranquilamente hacia su habitación. Tenía que darse una ducha y ponerse algo de ropa, pues aquella no era muy buena para lo que pretendía hacer. Tendría que salir de compras y coger algunos libros para empezar con el imperio que pensaba formar. Sus conocimientos sumados a los que pretendía hacer le iban a convertir en alguien muy peligroso, pero era la decisión que había tomado. Se relamió despacio y después de unos momentos llegó hasta su habitación. Sonrió de lado y se quedó mirando el interior con calma.
- Pongamos en marcha el plan.
Dijo sonriendo de lado para después coger su mochila y meter algunas cosas importantes junto al dinero que poseía. A continuación la dejó allí preparada y después de unos momentos salió de la habitación con algunas mudas de ropa en los brazos. En cuanto llegó a las duchas las dejó en un pequeño taburete de madera y después entró en una. Activó el agua fría y se quedó dentro con los ojos cerrados. Quería meditar un poco antes de que su perfecta investigación comenzase de una vez. Se relamió despacio y después de unos momentos empezó a lavarse como era correcto.
Cuando hubo terminado se puso una camiseta negra, un chaleco verde sobre ella, unos pantalones, las sandalias y su protector de hierro. En menos de unos segundos estaba caminando por el sitio. A medida que avanzaba, una sonrisa amplia se iba formando en su rostro. Estaba demasiado ansioso por empezar y tenía la ventaja de haber empezado con buen pie a ojos de una capitana. Sus diablillos eran lo mejor después de todo.
- Esto será divertido…
- Pongamos en marcha el plan.
Dijo sonriendo de lado para después coger su mochila y meter algunas cosas importantes junto al dinero que poseía. A continuación la dejó allí preparada y después de unos momentos salió de la habitación con algunas mudas de ropa en los brazos. En cuanto llegó a las duchas las dejó en un pequeño taburete de madera y después entró en una. Activó el agua fría y se quedó dentro con los ojos cerrados. Quería meditar un poco antes de que su perfecta investigación comenzase de una vez. Se relamió despacio y después de unos momentos empezó a lavarse como era correcto.
Cuando hubo terminado se puso una camiseta negra, un chaleco verde sobre ella, unos pantalones, las sandalias y su protector de hierro. En menos de unos segundos estaba caminando por el sitio. A medida que avanzaba, una sonrisa amplia se iba formando en su rostro. Estaba demasiado ansioso por empezar y tenía la ventaja de haber empezado con buen pie a ojos de una capitana. Sus diablillos eran lo mejor después de todo.
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