El que pierde paga las cervezas. Silverfang vs Hayate.

Límite de tiempo: Sin fecha límite ni saltos de turno.

Escenario:




Condiciones:
- Orden de posteo: al azar.
- Escenario: donde tu quieras.
- Saltos de turno: Nah, ¿pa que?
- Daños on-rol: Si, claro, aunque espero que no sean necesarios primeros auxilios después de esto.
- Combate amistoso

Y empieza...

1- Silverfang.

El día no empezó cuando me desperté. Ese día iba a ser importante, así que antes de nada, debía prepararme como es debido: un buen aseo era tan vital como el desayuno, pues lo último que quería era que la persona con la que me iba a encontrar pensara que yo era un tipo apestoso. Tras los cuidados básicos de todo buen marine, un último repaso a mis armas para asegurarme de que estuvieran en perfecto estado marcó el verdadero comienzo del día.

Me dirigí a la zona de combates y entrenamientos del Cuartel, con una amplia sonrisa en la cara. Hacía tiempo que no encontraba a una persona como la que pensaba enfrentar hoy, lo cual me hacía sentir una emoción que no sabría describir bien. ¿Expectación? ¿Interés? ¿Una mezcla de ambas? El Teniente Kimura era una persona como pocas, de las que dejan huella por allí por donde pasan. Y no fue difícil seguirle el rastro a los rumores hasta dar con el origen, y contactar personalmente con la persona en cuestión. Fui conciso con mi reto: quería ver y sentir com mis propios ojos y cuerpo la capacidad de aquel hombre que había derrotado incluso a Amane Misa, la cual supuestamente debía sacarle una gran diferencia de poder. Si Kimura había salido victorioso, significaba que era una persona de grandes dotes tácticas y habilidades singulares. Y aquello me atraía como la miel a las moscas.

Tal parece que fui el primero en llegar, pues la sala estaba completamente vacía cuando me presenté. Comprobé que no me hubiera equivocado de día o de hora... Y efectivamente, parecía que había llegado media hora más temprano. "Oh, bueno." Pensé mientras soltaba la chaqueta de Capitán en uno de los bancos. No quería que me molestase. "De todas formas solo va a ser un sparring amistoso, no creo que pueda juzgar sus verdaderos talentos sin llevarlo al límite. Que penita me doy." Riendo por lo bajo al darme cuenta de lo infantil que parecía mi tren de pensamientos, me senté en el mismo banquillo y saqué mis espadas de sus fundas.

Con la mirada perdida en Kanshou y Bakuya, no pude evitar empezar a juguetear un poco con ellas en mis manos víctima del aburrimiento. Incluso probé a infundirlas de un poco de mi energía, reforzándolas temporalmente. Todo estaba en orden, yo me encontraba en mis mejores condiciones y tan solo faltaba que llegase mi oponente. Ávido y expectante, me levanté y procedí a estirar músculos mientras esperaba.

"Ah, por fin." Pensé aliviado. "Ya creía que no vendría."

Frente a mí se hallaba Kimura, manteniendo la guardia alta de forma muy obvia y no sin razón. Había oído que Misa había sido repentina y brutal, algo que la caracterizaba como persona, pero que era todo lo opuesto a mí. Haciendo un saludo militar, me dirigí al recién llegado:

- Teniente Kimura. - Tras unos segundos, abandoné la postura para dar paso a otra mucho más tranquila y despreocupada. - Descanse, teniente, relájese. Le he citado para un duelillo amistoso, no una pelea a muerte.

Me acerqué lentamente y con las manos en alto, habiendo soltado las espadas en las fundas a mi espalda. Cuando llegué al lado del marine de traje verde, posé suavemente una mano en su hombro y lo miré de forma simpática a los ojos, con una sonrisa agradable. Quería demostrar que aquello iba en serio, y no mostré agresividad ninguna. Estaba desprotegido, desde luego, pero si el Teniente decidía atacarme incluso en esas circunstancias... Bueno, eso diría mucho acerca de su forma de ser. Si me dejaba hablar, diría lo siguiente:

- Teniente, he oído que fue retado en circunstancias similares por mi compañera de rango, la fogosa Amane Misa. Solo quiero aclarar que su modus operandi es completamente diferente al mío, así que puede estar seguro de que hoy nadie tendrá que recibir ayuda médica cuando acabemos. Es más, si quieres podemos ir a tomarnos unas cervezas. El que pierde paga.- Bromearía.

Tras lo cual, me separaría de él para dirigirme al centro de la sala y desenvainar las falcatas gemelas del Yin y el Yang. Habría buena distancia entre los dos, para que viese que no pensaba ir por sorpresa ni a lo traicionero, aunque activaría mi Mantra por si él no opinaba lo mismo. Sería el momento de ponerme serio, y no retrasar más el ansiado momento. Tras ponerme en guardia baja adoptando una postura defensiva, le instaría a tomar el primer movimiento:

- Cuando quieras, Teniente. Enséñame lo que sabes hacer.

Desde mi posición, pude comprobar que el Teniente no iba a defraudar mis expectaciones sobre su honor. Incluso estuve tentado de responderle que en una batalla no hay superiores o subordinados, tan solo dos hombres dándolo todo por sus sueños, pero no tuve la ocasión. Kimura se alejó incluso más, y sacó un arco. "¿Piensa intentar un ataque a distancia?" Pensé extrañado. Su arco no tenía flechas, así que no tenía ni idea de lo que pensaba disparar.

Los rumores sobre el combate contra Misa eran cuanto menos turbios y poco fiables, así que desconocía en detalle el arsenal de mi enemigo. Yo opinaba que así era mejor, para no estropear la sorpresa, pero en ese momento deseé con todas mis ganas saber lo que pensaba hacer el hombre frente a mí, el cual me apuntaba con ese mismo arma. Desde luego, parecía confiado en que me iba a disparar algo.

Apenas tuve tiempo de reaccionar gracias al Mantra. Alrededor de Kimura se levantó una pequeña corriente de aire que movía sus ropas y pelo, tal como decían las malas lenguas acerca de su control sobre el viento. Una pequeña tiznada del aura de mi oponente se había desviado hacia el arco, así que tuve que asumir que realmente iba a crear una flecha donde antes no había nada. Apenas pude razonar todo esto y comenzar a moverme, noté una ligera punzada de dolor en el costado, al mismo tiempo que dejé de sentir aquella desviación del aura.

Al mirar, tenía un ligero desgarro en la ropa, y un hilo de sangre brotaba de la herida entre mis costillas. Una gota de sudor frío recorrió mi sien, al darme cuenta de que debía ir con mucho cuidado y no subestimar a mi oponente. Aquel proyectil, fuera lo que fuera, era jodidamente rápido. Una sonrisa nerviosa apareció en mi cara, mientras miraba al frío y calculador Teniente. "Temible" Pensé.

- En ese caso debo responder para no decepcionarte tampoco, ¿no? - Dije en voz alta, a la par que creaba una lanza a mi lado y a dejaba flotando en el aire, apuntando hacia Kimura. Mi ataque no tenía tal factor sorpresa adjunto, pero confiaba en su velocidad para hacerlo difícil como poco de evitar. Cumpliese su objetivo o no, desaparecería después en un montón de polvo dorado, evitando así que el propio Kimura pudiese usarla en mi contra.

Apunté a las piernas, con la intención de distraerle haciéndole pensar que iba a intentar obstaculizar su movimiento, aunque fallaría a propósito en el último momento para no causar heridas graves. Mi verdarera intención era aprovechar esa finta para acercarme a toda velocidad a distancia cuerpo a cuerpo y entablar un duelo de espadas, iría con las dos falcatas al mismo tiempo a por su torso en un ataque en pinza para evitar que pudiera esquivar las dos a la vez y tuviera que bloquear al menos una. Si conseguía hacer contacto y entrar en el espacio vital de mi oponente, podría presionar para evitar que huyese y me hiciera una guerrilla de "pokeo."

Cosas usadas:

Se había escapado, algo que no entraba dentro de mis planes. Había usado tanta fuerza que lo había alejado de mí sin quererlo, y una gota de sudor me bajó por la nuca. Esperaba no haberme sobrepasado, y más importante, que Kimura no me guardara rencor por ello.

Entonces me provocó. O eso, o estaba siendo sincero, pero el caso es que me sentí un poco dolido. Que te comparen con otra persona en voz alta nunca mola, menos aún si es para decir que eres peor. Y mola aún menos si sabes que es verdad que no eres tan bueno. Riendo de forma nerviosa por lo bajini, una corriente de aire me revolvió el pelo.

Regresé a mis cabales al ver a Kimura transformado. No me esperaba para nada aquello, ni siquiera había oído que fuera capaz de hacer ese tipo de cosas. "Oye, oye..." Pensé, alarmado. "¿En serio?"

-Permítame mostrarle lo que puedo hacer realmente, capitán.

Al decir eso, se abalanzó sobre mi sin piedad. Gracias al Mantra y mis reflejos, esta vez estaba preparado mentalmente, pero su velocidad había aumentado de forma brutal y mi cuerpo no era tan veloz. Me eché hacia atrás pensando que golpearía de frente, pero al llevar a Kanshou al punto donde debía bloquear, en su lugar la espada fue desviada con un poderoso golpe. Kimura no estaba frente a mí, estaba a mi lado.

Mi impulso hacia atrás se convirtió en un impulso de salto, y al despegar los pies del suelo pude evitar el barrido que intentaba hacerme. Sin embargo estaba expuesto en el aire, y tuve que bloquear con Bakuya como pude el ataque que venía directo hacia mi cabeza. El impacto me hizo girar en el sitio, dando una voltereta antes de caer de bruces contra el suelo. Usé la fuerza de mis brazos para levantarme rápidamente, pero no noté que fuera a seguir presionándome.

Al sacudirme el polvo de la ropa, pude ver a Kimura cubriéndose como si aquello fuera una cuestión de vida o muerte. Y, al darme cuenta, no pude evitar sino ponerme a reír, causando confusión en el Teniente.

- Disculpa, disculpa... - Intenté decir entre sollozos de diversión. - Pero es que... estoy tan acostumbrado a que me subestimen... que nunca esperé que alguien me fuera a sobreestimar. Jajajajaja...

Sin duda, aquella era una ironía de tal calibre que incluso me había sacado la sonrisa. Hacía mucho tiempo que no reía así, y solo por eso ya pensé que merecía la pena haber ido hasta allí. Un par de segundos más tarde, ya me había calmado y solo sonreía, pero aun así me costó encontrar la voluntad de seguir atacando a aquel hombre. La determinación para seguir la encontré al pensar que sería un insulto no terminar con aquello que yo mismo había empezado.

- De acuerdo, Teniente. ¿Puedo llamarte Kimura? No quería pasarme de la raya porque se supone que esto iba a ser algo amistoso, pero si quieres ver algo nuevo, si quieres ver lo que puedo hacer... Entonces no me queda más remedio que mostrártelo. - Aún sonriendo, estiré una mano en dirección al Teniente.

Al instante, una veintena de espadas rodeó a mi objetivo por todas partes, apuntándole. No es que fueran de la mejor calidad del mundo, pero servirían para pinchar y cortar, tal vez con suerte hasta asustar al hombre frente a mí. Sin embargo, no las hice cerrar el círculo de muerte, pues solo quería que Kimura se sintiera amenazado, y de esta forma enseñarle lo que estaba intentando decir.

- Este es mi poder, Kimura. El poder de crear armas. Un poder para matar. Si usara esto sin refrenarme, ya no sería un combate amistoso. - Un deje de tristeza se notó en mi voz, mezclado con culpabilidad. El peso de las personas cuyas vidas había quitado, aunque hubieran sido criminales, descansaba sobre mis hombros. - Por mí podemos continuar, pero creo que he visto suficiente. Mi curiosidad está satisfecha, y veo la razón por la que corren tantos rumores sobre tus capacidades. Tal vez te merezcas un ascenso, Teniente, ahora solo falta que le demuestres lo mismo a los de arriba con tus logros.

Una vez hube dicho esto, deshice la mortal jaula. No me importaba si había logrado atraparlo dentro o no, la cosa estaba en que lo viera con sus propios ojos. De todas formas mantuve el Haki activo por si decidía seguir atacando, aunque sospechaba que no era el tipo de personas que lo harían a traición.

- ¿Qué me dices? ¿Seguimos como hombres, o también te das por satisfecho? Creo que acabar en tablas no está tan mal, y aunque reconozco que sin ir a matar no podría vencerte, si lo deseas podemos comprobarlo.

Cosas usadas: