En búsqueda del ladrón de Naranjas -

Unos pasos inquietos se escuchaban por una de las calles de aquel lugar, una marine iba muy apresurada, casi corriendo, buscando con mirada seria y centrada algo o alguien. Llevaba una enorme espada colgando en su cintura lista para ser usada en cualquier momento, tenía una mano apoyada en su empuñadura y otra moviéndose intensamente acompañando el caminar. Llevaba un atuendo elegante y algo exuberante, por así decirlo, junto con una gorra de marine que apenas dejaba ver esa mirada tan serie que traía la joven. Estaba buscando un delincuente que recién había observado robando unas naranjas en una verdulería del pueblo. Pobre, muerto de hambre, o lo que fuera, había robado y eso ella no perdonaría. Lo buscaría y lo detendría; si le daba razones suficientes para ello, le daría el dinero de las naranjas para que vaya y page lo debido, caso contrario de no tener algo bueno que decir le quitaría lo robado de sus manos.

Pero parecía haberle perdido el rastro. Sabía que había corrido en aquella dirección, pero al ser nueva en la isla no conocía bien por donde se podría haber ido. El ladrón llevaba puesta una túnica larga, algo roñosa, y unas sandalias. Tenía la pinta de no ser de aquella isla, quizás era de Alabasta.

-¿Ha visto a un hombre de túnica pasar por acá?-

Deteniéndose a preguntarle a una señora que estaba colgando la ropa en el balcón si había visto a dicho hombre.

La señora se quedo mirando a la joven en silencio unos segundos antes de toser suavemente debido a los achaques de la edad. Por las marcadas arrugas que se marcaban en su cara quedaba claro que había llegado al momento donde se pudiera ganar el titulo de anciana con todos sus derechos. Con calma negó con la cabeza algo pensativa antes de mirar a la joven marine de arriba a abajo como acabando de entender con quien estaba hablando.

"No he visto ningún hombre de túnica correr por aquí..." Tras unos segundos de silencio añadió algo mas como recordando de repente o despertándose de un micro sueño de unos instantes "Aun así he visto a una marine pequeñita pasar por aquí hace poco... Me ha llamado la atención por su estatura, tal vez ella te pueda ayudar"


Hana salio de un comercio suspirando pesadamente, parecía algo deprimido mientras miraba una lista de la compra y se rascaba suavemente la gorra de marine. En esos instantes estaba algo ausente en sus pensamientos, el pequeño papel que aguantaba su mano indicaba algunos ingredientes algo exóticos que no había conseguido encontrar en los comercios locales, arrugo el papel y se lo guardo en el bolsillo.

"Que remedio" Comenzó a andar por la calle principal algo transitada. Hacia unas horas que había llegado a la isla, ahora mismo estaba destacado en un barco de marine de tamaño medio, con unos 50 reclutas y después varios capitanes abordo, en esos instantes el buque estaba recargando provisiones. Dentro de las funciones de la tripulación estaba ahora mismo en trabajos de cocina y mantenimiento. El motivo que se encontrara comprando con el uniforme oficial es que había recibido una petición expresa del capitán superior del navío para que preparara una cena especial ya que esa noche había una reunión importante entre todos los capitanes y quería una cena en condiciones.

(Simplemente tendré que apañarme con lo que hay, seguro que puedo hacer algo bueno... Tal vez podría hacer Sashimi a la naranja...) Mientras se encontraba inmerso en pensamientos sobre cocina, la gente a su alrededor se comenzó a quejar mientras un hombre corría a toda velocidad chocándose con algunos cuando finalmente alcanzo a Hana. El golpe fue rápido y Hana no se lo espero acabando por los suelos mientras el hombre seguía corriendo como si vida fuera en ello.

Hana se quedo mirando la situación sin entender, se incorporo quedándose sentado en el suelo cogiendo la gorra tirada en el suelo mientras veía el hombre alejarse. Hana tenia un aspecto bastante inofensivo a si que la gente lo miraban con cierta preocupación, debía medir a lo sumo un metro y medio. Tenia una piel suave y un pelo ligeramente largo de color plateado que combinaba perfectamente con sus ojos violetas. Tal vez lo que mas en desacorde estaba eran sus ropas que eran un uniforme de marina de pantalón que parecía hecho a medida para el y que a pesar de no destacar a primera vista era de bastante buena calidad.

"Cuanta prisa tiene ese hombre" Fue el único comentario.

Me acababa de levantar, la noche anterior había estado de fiesta y ahora tenía la cabeza algo embotada, nada que un buen desayuno no quitara. Mientras desayunaba me di cuenta que ya había terminado el contrato que me trajo a la isla y gastado su cuantía, si quería salir de esta debía encontrar algo que hacer, algún criminal que atrapar, por ejemplo. En cuanto terminé la comida me levanté, lo tenía ya pagado así que no me preocupé. Caminé en dirección a la salida, despidiéndome del tabernero antes de salir a la calle.

Una vez fuera un tipo pasó corriendo por delante del local, apartando gente, chocándose y tirando a algunos, lo que me hizo pensar que huía de algo. Justo delante mío, lo que parecía ser una niña había caído al suelo del empujón del corredor. Estaba justo en medio de la bajada, por lo que le tendí la mano para que se levantara y poder pasar rápido. Mientras esperaba que se cogiera, le vi la uniformidad de la marina. “Ahora los cogen muy jóvenes, deben estar muy desesperados” pensé, aunque no tenía pensado decírselo, no quería llevarme mal con el gobierno de momento.

-Chica, ¿Estás jugando a los marines tu sola? – Terminé comentándole, a ver si se daba cuenta y me dejaba levantarla.

(¿Con que una marine? Entonces no soy la única que ha visto al ladrón.)

Agradeciendo a la gentil anciana con un rápido gesto de manos no perdió tiempo y se largo nuevamente a caminar apresurada hacia donde le habían indicado. Quizás la otra marina ya había capturado al delincuente y todo este apuro no era necesario, pero si no era así no tenía tiempo que perder. Por muy simple crimen que haya cometido al robar unas pocas naranjas, un robo era un robo, y el haber huido de una marine no le daba buena espina. Podría llegar a ser algún pirata que habría parado en esa ciudad para provisionarse, sería una buena explicación del porque a tan mínima presencia de marine haya corrido despavorido.

Entre callejuelas, subidas y bajadas, termino llegando a una de las calles principales del pueblo. Se le dificultaría aun más la persecución con tanta gente, pero no se rendiría, una vez Yamato ponía su mirada en algo no paraba hasta obtener lo deseado. Moviéndose con cuidado entre la multitud, pidiendo permiso como podía y andando a paso acelerado termino por cruzarse con un desastre de comida esparcida en el suelo y una ¿niña? que parecía ser parte del accidente. Portaba el uniforme de la marina asique supuso que aquella persona era la mencionada por la viejita. Se detuvo en seco y sin más comenzó a recoger lo que podía para tratar de ayudarla. No disminuyendo la prisa que tenía. Dándole poca o nada de importancia a la otra persona ahí presente; al menos alguien se había dignado a darle una mano a la niña.

- Yamato Nadeshiko, cabo de marina. ¿Te has tropezado?- Dijo en un tono serio.

Hana miro alrededor hacia dos direcciones diferentes ante la confusa situación que se le planteaba. Entendía que se había caído y que a veces algunas personas amables se acercaban a ayudar, hasta hay todo parecía seguir su proceso lógico. Lo que resultaba mas impactante primero es que le había hablado una mujer de aire oscuro, casi sospechoso, aun así Hana no era una persona con muchos prejuicios, pero si que no le había gustado mucho que lo que le había dicho. Aun que fuera una broma y incluso Hana tenia que admitir que no había hecho nada provechoso desde que se había unido a la marina, sentía orgullo hacia su trabajo y eso le había dado justo en ese lugar.

Se dispuso a responder cuando otra persona le hablo, se giro para mirar a otra chica. Por suerte a Hana no se le había caído nada así que la joven cabo no había tenido que agacharse completamente a coger nada, permitiendole a Hana no llevarse una visión demasiado agradable a la par que descortés. Eso no impidió el hecho que Hana mirara de arriba a abajo a su superior evaluando sobretodo el uniforme, se permitían aquel tipo de indumentarias, normalmente solo veía hombres así que no descarto la posibilidad aun que estaba algo seguro de que en mas de una nave ese tipo de 'ropa superior' estaría mas que prohibida.

Al recibir dos preguntas distintas, Hana se levanto por su propio pie sin dificultades, se puso de nuevo la gorra aun en silencio y se quito el polvo de los pantalones. Despues de eso se dispuso a responder a cada uno de los comentarios, primero comenzando por su inmediato superior.

"Recluta Hana Omoe reportando, destinado al buque S45 de la marina regional" Dijo poniéndose firme al instante y llevándose la mano a la frente realizando un saludo militar "No me he tropezado cabo, he sido empujado por un transeúnte que estaba corriendo sin cuidado por la calle, actualmente de servicio Cabo" Su voz era seria y tenia una voz algo grave para ser una niña, mas bien parecía como si no hubiera hecho aun el cambio de voz.

Despues se giro hacia la mujer que le habia ofrecido la mano

"Disculpe mi descortesía, gracias por su ofrecimiento" Aun mantenía el saludo militar aun que le daba una apariencia hasta adorable al estar serio "Y no estoy jugando a ser marine señorita, actualmente me encuentro de servicio en la isla como un miembro de abastecimiento"

Vaya, otra marine llegó creyendo a la niña marine de verdad, o quizás sí que era marine de verdad, lo que haría reevaluar la desesperación del gobierno mundial. Una tercera posibilidad se formó inmediatamente en mi mente, era una enana, como las de los restos de la isla donde entrenaba hasta venir aquí y la que debía continuar explorando. Finalmente, la ¿Chica? Se reportó ante su superior como recluta destinado en la isla. Para a continuación responderme a mí, claramente ofendida.

-Mis disculpas recluta Hana, pero de espaldas y con su tamaño era una opción viable. Cabo Yamato, encantada. Me llamo Vilya, soy una mercenaria cazadora, experta en rastreos, les ofrezco mi ayuda para atrapar al sujeto que realizó este ataque contra su recluta.

Como caídas del cielo para sacarme el dinero necesario para volver habían aparecido aquellas dos mujeres. Solo faltaba que aceptaran de buena gana mi ayuda, sino tendría que encontrar al tío antes que ellas y entregarlo en el cuartel más cercano.

Un mar de información le cayó de golpe a Yamato. No solo aquel marine no era una niña pequeña, sino que no se había tropezado, lo habían empujado o atacado. Su rostro se volvió aun más serio, casi de reproche. Pretendía ser lo más amigable posible con aquella “niña”, pero ahora la situación había cambiado levemente. Aquella marine tenía una idea dividida en cuanto a hombres y mujeres, y aquel chico le chocaba un poco en sus principios. No le parecía raro el nombre, Hana, pues aun siendo un nombre por lo general dado a mujeres, ella misma tenía un nombre que era de varón, asique no tenía nada que quejarse. Pero la apariencia frágil, por decir algo, de aquel recluta no le cuadraba.

Como sea, cortando con sus pensamientos críticos de cómo un hombre tendría que lucir, levanto su mano e hizo el saludo militar típico de la marina, en respuesta al dado por el recluta. Y paso luego a realizar el mismo saludo a la otra persona que ahí se encontraba, y que muy amablemente también ofrecía su ayuda al accidentado. Una mercenaria experta en rastreo, justo lo que ella necesitaba para dar con el paradero de aquel ladrón de naranjas de extraño atuendo. La suerte le sonreía. Pero no había mucho tiempo para presentaciones.

- Vilya-san, un placer toparme con usted. Su ayuda será sin duda necesaria para capturar al que ha hecho este ataque al recluta Omoe…-  Dando un corto respiro y bajando su mano, se dirigió hacia Hana. –¿Quién lo atacó no portaría una túnica muy similar a las usadas en Alabasta, verdad? -

Si ambas personas eran la misma sería más fácil el trabajo de Vilya, sino, tendría que decidir a por ir por el atacante de Hana.

me olvide:

El recluta se quedo mirando a su superior y ladeo la cabeza unos instantes arqueando una ceja (¿Arabasta?) Penso para si mismo, imagino que debía ser alguna localización... Pero no le sonaba de nada la isla y ya se había memorizado los nombres de todas las islas del South Blue... Mas bien le habían obligado a ello. Eso indicaba que debía tratarse de indumentarias de otro mar distinto o de la Grand Line. Asi que seguro que no era una isla la cual conociera pero ahora no se acordaba.

"En principio diría que si llevaba una túnica negra, pero soy incapaz de identificar si era de Arabasta o no, era un diseño bastante corriente y ademas la ropa había perdido ya todo su brillo así que es una prenda ya con mucho uso o que ha recibido mucho castigo por las inclemencias temporales" Dijo un poco deduciendo, tal vez no tenia ni idea de geografia, pero en cuanto a ropa, Hana seguramente debía ser uno de los mayores expertos de la zona.

"¿Posiblemente se debía tratar de alguna prenda de viaje? O tal vez no tenia ninguna otra muda ya que ese tipo de ropa y mas con ese color es bastante llamativa por esta zona ¿Esta siguiendo a esa persona? He acabado mis tareas así que si desea le puedo acompaña, hasta esta noche no tengo mas tareas asignadas por mi superior directo" Hana se cruzo de brazos unos segundos pensativo, pensando si le faltaba algún detalle mas sobre el hombre pero el golpe había sido muy rápido "Bien, entonces Cabo Nadeshiko ¿Tiene ordenes para mi?"

La cantidad de información que aquella marine estaba soltando era impresionante, y me perdí a la mitad de la explicación. No sabía nada acerca de ropa, y menos aún de su procedencia. Al menos si hubiera preguntado por algo de ropa antigua, podía haberle dicho algo más concreto. Cuando el recluta terminó de hablar, pidiendo ordenes le deje un poco de tiempo a la cabo para que le respondiera.

-Solo vi a un hombre con una capa, o túnica, o una prenda negra que le cubría todo el cuerpo y la capucha puesta. ¿Lo estabas persiguiendo por algún motivo? – Esperaría la respuesta de la marine antes de continuar. – Vamos, con tanta gente pronto será imposible de seguir.

Sin esperarlas avancé entre la gente, buscando las huellas del desconocido. Empecé desde la zona de impacto con la marine, fijándome en la profundidad y distancia entre las mismas. Parecía que el tipo iba muy cargado, o que pisaba muy fuerte, lo que, sin duda, ayudaría a seguirle la pista.

-Por aquí marines, pos sus huellas iba muy cargado. -Les comunique a mis compañeras de caza

El ladrón de naranjas y el asaltante del recluta marine eran la misma persona. Eso solo hizo enfadar a Yamato que no pudo ocultar como apretaba los dientes unos con otros. No solo ladrón, sino además había atacado a un marine. Tenía que pagar tal ofensa. Las naranjas habían pasado a segundo lugar, no podía escapar luego de tal ofensa contra un camarada. Por suerte ambos, tanto Hana como la cazadora, habían logrado ver al bandido, el cual el recluta había podido tomar nota muy atentamente de todo su vestuario. Una persona bastante detallista al parecer.

-Ese mismo, túnica negra, usada… llevaba un paquete de naranjas el cual robo de un mercado cercano a mano armada. –

Comento en respuesta a lo dicho por el recluta. Quizas les parecería tonto que lo persiguiera por tan solo unas naranjas, pero no solo había asaltado a mano armada (o eso había creído observar) sino que ahora a ese crimen se le agregaba la agresión a un marine. A continuación agregaría mayor información a la historia.

- Logre captarlo al momento del crimen y desde ahí que lo persigo. Pero desde que logro mezclarse con la multitud se me ha complicado la persecución… Recluta Omoe, nos acompañara a capturar a su agresor. –

Haciendo un leve y rápido gesto con su mano, indico el avanzar y seguir a Vilya.

"Es un poco radical robar unas naranjas a mano armada..." Dijo Hana algo sorprendido ante los 'crimines' que se le imputaban a aquel hombre... Ciertamente tendría sentido que corriera sin vigilar si estaba huyendo de las autoridades pero aun así le parecía bastante raro todo... Se rasco la cabeza intentando pensar un poco en lo extraño de la situación intentando imaginar por que alguien haria algo asi "Entiendo que tuviera hambre pero había cosas mejores cosas que conseguir si disponía de un arma, o estaba desesperado o es que hay algo de su situación que desconocemos..."

Hana se volvio a quedar pensando en el criminal "Dudo que me viera mientras corria asi que estoy seguro que no me empujo queriendo... Mas que daños contra la marina, seria culpable de desorden publico, aun que..." Se quedo mirando a la cabo unos instantes "¿Supongo que el motivo de perseguirlo se limita a que ha cometido un crimen?"

Al recluta se le paso por la cabeza que desde que se unió a la marina no había tenido el mas mínimo interés por detener a ningún mal hechor, de hecho sus jefes probablemente se habían dado cuenta de su desinterés por ese hecho y era el motivo por el cual con regularidad era rebotado de una tropa a otra haciendo trabajos de cocina, reparaciones y preparaciones de eventos especiales como el que le había hecho abandonar el puerto en esa ocasión.

Sin decir mucho mas se puso a seguir a la chico que se habia identificado como rastreadora "¿Es bastante común la coordinación entre marina y mercenarios? No es la primera vez que entro en contacto con uno que esta dispuesto a ayudar a la marina aun que sea por una remuneración o por buena fe" Eso ultimo sonó bastante inocente por parte de Hana.

"Siento no ser de gran ayuda en el rastreo o persecución, mis tareas son bastante menos belicosas"

El rastro del hombre, que ahora sabía ya el motivo de tener unas huellas tan bien marcadas. Aunque no sería solo las naranjas, debía llevar algunas cosas más que estas. Las marines me seguían de cerca mientras las guiaba por las calles de la ciudad. Aquel hombre se movía más que un conejo asustadizo huyendo de un zorro. Llegados a un cruce el rastro se perdía en el suelo, como si se hubiera montado en algún lado.

Cuando me giré para decírselo a mis acompañantes vi algo raro en uno de los muros. Una huella de polvo, bastante reciente plantada en medio de la pared. Más que un conejo ahora debía llamarlo mono, o algún otro tipo de animal saltarín. Con una cara de bastante sorpresa, señalé el tejado de la casa baja.

-Nuestro hombre ha pasado a los tejados, estar atentas a ellos, os iré guiando por los sitios más probables por las habilidades que parece tener el delincuente. – Les dije a las dos marines, mientras volvía a correr. Trataría de averiguar la ruta por los tejados que no estuvieran muy alejados o que fuera viable saltar entre ellos con tanta carga.

Sin duda era extraño el acto de robar unas simples frutas con un arma de fuego, algo exagerado incluso, podría simplemente haberlas tomado y largado corriendo del lugar del crimen tal cual lo había hecho, pero sin necesidad de apuntar a nadie para lograr su cometido. Podría haber incluso robado algún otro estableciente de mayor poder adquisitivo que un simple carrito de frutas y verduras de la calle, y luego con lo adquirido comprado las naranjas que quisiera. Pero había algo más en el acto violento, algo que los ahora cazadores desconocían.

-Motivo suficiente es el de robar para que un marine se vea en necesidad de actuar. Sea pequeño o grande el robo.- Recalco firmemente la marine, mientras seguía a trote a la rastreadora.

No era tan común como se veía el que la marine trabajara con un freelancer como es un mercenario, pero a la vez tampoco un suceso extraño. Si la marina necesitaba de una ayuda, sea de una organización del gobierno mismo como lo es el C.P. o una persona ajena a este, como en este caso una mercenaria, no había problema en hacer un contrato que beneficiara a ambos lados para lograr lo deseado; si la marina tenia falta de reclutas en algún lado del mundo, tenían que usar los recursos que pudieran en aquel momento. Siempre había alguna persona a fin de ayudar, a diferencia de los piratas, la marina trabajaba para asegurar el bien y la seguridad de todo individuo, colaborar con esa meta siempre era bien visto. Y la ayuda hacia el gobierno o marina en el curiculum de un mercenario o incluso ciudadano era de gran valor.

-¿Ha… trepado a un techo?- Deteniéndose un momento en donde la mercenaria lo había hecho momentos antes. Algo sorprendida por ello.

Era bastante impresionante las habilidades de aquel ladrón para subirse tan diestramente a los tejados y sin dejar casi huellas de ello, debía o contar con algún mecanismo o algo que lo ayudase.

Hana seguía el ritmo de las dos chicas un poco por detrás. Hana a penas hacia esfuerzo para seguirlas pero debido a sus piernas cortas se sentía que tenia que dar pasos mas rápidos para poder ir completamente a su ritmo y tampoco quería cansarse demasiado por si después tenia que acelerar si veían al criminal, aun así el joven seguía dándole vueltas al motivo del robo, sin duda aquello no tenia demasiado sentido, si se descartaba la opción de la desesperación... Tal vez el criminal había robado aquello por que había algo mas de valor en la bolsa o al menos el hombre de la túnica consideraba que lo que había en la bolsa merecía la pena como para cometer un crimen tan llamativo. Por el momento todo aquello eran conjeturas sin pruebas.

De repente la mujer que se estaba encargando de seguirle la pista al criminal se detuvo y informo a los dos marines sobre el cambio de rumbo de su fugitivo. Después de esa información Hana volvió a seguir el ritmo a las chicas ahora de algo mas cerca, alzo la cabeza como mirando entre los tejados buscando con la mirada, aun así no consiguió ver nada, no era un mal camino, por encima de los tejados seria mas difícil poder saber que dirección había tomado.

"Cabo, si quiere puedo intentar subirme a un tejado para ver si consigo verlo" Dijo el joven aguantándose el gorro con una mano para que no le saliera volando "Aun que si me ve subir le alertaríamos de que lo estamos persiguiendo" Después miro hacia la encargada de seguir el rastro "¿Crees que le podrás seguir bien la pista? Simplemente propongo de subir si es muy difícil seguirlo desde el suelo"

La recluta se ofreció para subirse a los tejados, podía ser una buena idea debido a su pequeño tamaño. Siempre y cuando se viera capaz de hacer buenos saltos, no distraerse y calcular bien las rutas, sería de gran ayuda en nuestra misión. Aun así, la decisión final sería de su superior, yo solo podía recomendarlo o no.

-Si se ve capaz de subir y seguirnos el ritmo por los tejados sería de gran ayuda. La decisión es suya cabo, pero debemos darnos prisas. Recluta, no se preocupe por que la vea, seguro que piensa ya que lo hacen, aunque no nos vea. – Si la cabo aceptaba le comentaría su cometido. – Lo más importante que debes hacer arriba es mantenerlo a la vista siempre, buscar las rutas más optimas y que te vayan a restar menos tiempo y avisar Sibaja en algún punto.

Con todo dicho nosotras dos seguiríamos por el suelo, por los lugares que viera más probables o guiadas por la recluta en los tejados, si la dejaban subir. No deberíamos tardar en dar con él, si llevaba tanto tiempo corriendo y cargando peso, debían de quedarle pocas fuerzas.

-No sería mala idea. Pero como dice Vilya, apurémonos. No queremos que se nos pierda más de lo que ya esta… -

Era una buena idea si lograba subir rápido al tejado. A decir verdad, era bastante impresionante desde ya que el sujeto de túnica haya subido tan hábilmente a estos. Como sea, quedarse pensando mucho en el cómo solo los detendría más de lo debido. Se quería encontrar lo antes posible al ladrón y ya estaban varios pasos atrás de él. Tomando sin previo aviso al recluta de la ropa, lo levanto levemente como para que él se ayudase solo y se acomodara, al instante haciendo más fuerza lo termino de levantar todo lo que podía y con la ayuda de su otro brazo la cabo termino levantándolo por completo para que se apoyara en sus hombros. Su altura le daría un buen punta pie inicial para trepar por la pared hasta el techo, o que saltase desde ella hasta ahí arriba. No le importaba la situación sino que llegara hasta los tejados rápido.

-Te ayudare a subir. Trata de ser rápido. Informa la situación si lo ves.-

Esperaría hasta que Hana subiese o le informara si necesitaba algo más para moverse. Por suerte el marine no era muy pesado que digamos. Luego se pondría en marcha junto con la mercenaria. O esperaría más instrucciones de esta, quizás tenía planeado que vaya por otra parte. Quizás Hana podría encargarse solo del sujeto, y si era ese el caso, que tuviera que enfrentársele solo, esperaba que no le fuese muy difícil o pudiera aguantar hasta que la ayuda de ellas llegase.

(Corre como el viento tiro al blanco!)

Spoiler:

Hana no se esperaba en absoluto la siguiente acción que iba a realizar la Cabo, sin previo aviso y pillándole por sorpresa fue levantado por la ropa, no se resistió porque tampoco sabía que planeaba pero cuando se percató que el plan de su superior era ayudarle a ganar altura decidió dejarla hacer, aunque por instinto dijo lo que le había pasado por la cabeza.

“¿No habría sido más fácil hacerme un apoyo para saltar con las manos?” Ya era demasiado tarde para eso, así que simplemente se acabó subiendo a los hombres de su cabo por raro que le resultaba al joven. Como era de esperar Hana no pesaba tanto como otro hombre de su edad debido a su reducida estatura, pero aun así era más pesado de lo que parecía, probablemente debido a su desarrollo muscular que no era totalmente negligente.

Una vez en los hombros busco con la mirada el primer punto de apoyo que encontrara, no quería demorar la persecución así que en cuando vio el bordillo que daba a una azotea se lanzó sin dudar un segundo.

Intentando no hacer daño a su superior no hizo una gran fuerza con sus piernas; Lo que resulto en un salto cómicamente corto. A pesar que se encontraba en la altura correcta se quedó a unos 10 metros de su objetivo original; Ahora suspendido en el aire parecía que iba a acabar cayendo y haciendo el ridículo. Sabiendo que no había tiempo que perder, el recluta decidió estrenar algo nuevo que aún estaba ‘inmaduro’. Antes de perder altura uso la pierna derecha con una enorme fuerza como si diera un paso con fuerza en el aire, después  le acompaño un ruido del aire ser empujado junto con una suave brisa y propulsándose en el mismo aire Hana dio un par de pasos como si corriera por el aire hasta llegar hasta el bordillo y agarrarse en el último momento antes de caer.

Después de eso con la fuerza de sus brazos, bastante más de la que parecía a primera vista, se levantó hasta llegar hasta arriba del tejado, jadeo unos segundos debido al momento de estrés.

“Aún tengo que practicar más” Entonces levanto la mirada buscando al criminal, tras unos segundos de búsqueda consiguió ver una figura negra alejándose, no tardo en señalarlo “Se dirige hacia allí!” Inmediatamente después de señalar la dirección Hana se lanzó a la carrera por encima de los tejados, sus piernas no eran especialmente rápidas pero en el momento en que salto de tejado en tejado, el recluta demostró tener una increíble capacidad de salto y sus aterrizajes parecían tan suaves que no hacían ni ruido.

Spoiler:

Nada más subirse al tejado la marine indicó donde estaba el hombre, al menos no lo habíamos perdido del todo. Si estuviéramos en un bosque aquel tipo ya estaría atado y amordazado. Le hice gestos a la cabo para que siguiéramos en la dirección indicada. Solo esperaba que no se cayera por los tejados durante la persecución, no quería perder apoyo de la marina para contratos, ni que afectara al cargo de Madara.

-Ve por esa calle, si se baja le cerraremos el paso en la que podamos. Estate atenta a los tejados, puede que no oigamos a tu subordinada avisarnos si se baja. – Con tanta gente por las calles no sería raro que el sonido, ya amortiguado por la distancia, no llegara hasta nosotras, o lo hiciera muy bajo.

Al parecer, esta fue una de esas ocasiones, pues vi al tipo justo cuando terminaba de dejarse caer, bajando apoyándose en ventanas y luego en una tienda. Aquel tipo parecía un mono más que un humano por la forma en la que se movía por las paredes. Habría sido interesante recibir alguna lección suya en cuanto a escalada, a mí se me daban bien los árboles, la ciudad era otra cosa.

-Detente. – Le grité apuntándole con el arco, no esperaba que me hiciera caso, pero para eso le había dicho a la marine que fuera por la otra calle, solo esperaba que no se hubiera pesado. Y que la recluta del tejado no intentara nada raro desde arriba.