(Privado) Naranjas y Mandarinas (Vagadus Vares y yo)

Baterilla, una isla tranquila y agradable, con un clima no demasiado agresivo, era el lugar perfecto para descansar en el South Blue. No era tan cálida como las otras islas de aquel mar, algo que el cazador agradecía enormemente, pues nunca le había gustado el calor. Viajaba con su camisa negra desabrochada y la corbata roja golpeando contra su pecho descubierto. Los pantalones negros y las botas negras cono cordones rojos se mantenían como siempre. Kaín solo se había dirigido a Baterilla porque un conocido que tenía en la isla le había hablado sobre un puesto ambulante que se dedicaba a vender zumos de frutas naturales y, según su amigo, hacía un zumo de mandarina tan exquisito que enamoraría al peliblanco.

Entusiasmado por aquellas palabras, Kaín llevaba todo el día caminando por la isla, esperando encontrarse en algún momento a aquel hombre. Pese a que ya llevaba varias horas caminando, no estaba cansado ni desanimado. Al contrario, su sonrisa era radiante, pues hacía mucho tiempo desde la última vez que había podido disfrutar de un buen zumo y estaba en éxtasis por encontrar al vendedor.

-Señor, ya llegamos a Baterilla- me decía un comerciante.

-Gracias por avisarme- le respondí, me encontraba en la cubierta de un barco de transporte, sentado en un barril, y a juzgar por el olor, el contenido es ron; iba a esta isla porque me dijeron que estaba el mejor cocinero de todo el paraíso, que estaba en unas vacaciones de su trabajo, y tal vez me podría enseñar a cocinar mejor.

El barco toco puerto y todos los pasajeros bajaban por una rampa, mientras los tripulantes a otra, bajando mercancías y buscando otras, “que forma justa de ganar de ganar dinero, pero a la vez aburrida” pensaba; mientras  bajaba del barco por la rampa, cuando me baje camine por el puerto, era un clima perfecto, no caluroso y tampoco frio, solo perfecto. De mi cintura agarre la botella de vino que colgaba de este, lo abrí y le di unos tragos, lo agite para saber cuánto era su contenido, “demonios, ya casi está vacía”.

Mientras caminaba a una licorería para rellenar mi botella escuche a unos hombres.

-en serio que no lo has probado-

-no, porque, ¿son deliciosos?-

-¡claro que sí!, es el mejor zumo de naranja que hay en todo el south blue-

-bueno, está bien, los voy a probar-

-pero rápido, porque se van acabar-

"¿Zumo de naranja?, estaría bueno probar un zumo, hace mucho tiempo no he probado uno, y la verdad es que tenía demasiada sed, el maldito alcohol te seca la garganta muy rápido, pero aun así es delicioso"; así que, sin perder el tiempo, camine por las calles de la ciudad en busca de los zumos.

Pasaron unas horas antes de que podría detectar el olor, me acerque a lo que parecía un puesto y le pregunte –¿de que sabor tiene?-

Kaín vagó un rato más por la ciudad hasta que dio con lo que buscaba. El olor de las naranjas recién exprimidas lo atrajo desde una distancia considerable y, cuando giró la cabeza para localizar la fuente del olor, lo vio. Un carrito con toldo anclado en el suelo, haciendo las veces de puesto, repleto de cajones, la mayoría vacíos, de frutas. Pero desde la distancia Kaín pudo ver perfectamente la sombra anaranjada de su fruta predilecta y, al ver que había varias personas en la cola del puesto, echó a correr hacia allí lo más rápido que pudo para intentar alcanzar el lugar antes de que se quedaran sin nada.

Cuando llegó había un hombre alto ataviado con una gabardina negra y... una venda en los ojos. Kaín no tenía tiempo para fijarse en aquello, el hombre estaba a punto de pedir y en el puesto solo quedaban unas pocas naranjas y unas pocas mandarinas. Mientras llegaba, el cazador sacó un fajo de billetes del bolsillo y gritó.

-¡Te pago diez veces lo que valga ese zumo si me lo vendes a mi!

La gente de la cola comenzó a indignarse, pero el tendero, con una codiciosa sonrisa en los labios, cogió con presteza las frutas y, una a una, las exprimió con la sola fuerza de sus manos sobre la jarra, ante la atenta mirada de Kaín. Así que ese era su secreto. El hombre le entregó el zumo y Kaín, sin dudarlo, agarró la jarra, de aproximadamente un litro, y le dio el fajo de billetes al hombre. Estaba a punto de echar un buen trago cuando miró más detenidamente al hombre de la venda. ¿Sería ciego? De cualquier modo, Kaín no creía posible que se hubiera enterado de todo lo que había sucedido, pese a los gritos, así que, con calma, sonrió y le habló.

-Perdona el numerito, amigo, me han hablado muy bien de este zumo y no podía permitir que se me escapara... -El cazador iba a proponerle compartirlo cuando se detuvo. Sería mejor esperar a ver como reaccionaba.

-De naranja y de mandarina señor- me contesto el hombre del puesto, con un tono amigable, como a de esperarse de los vendedores. Cuando estaba a punto de pedir sentí un aura bastante grande, al parecer es un enemigo bastante fuerte, pero no me inmute.

--¡Te pago diez veces lo que valga ese zumo si me lo vendes a mí!- grito y toda la multitud que estaba detrás de mí se quedó quieta y sus auras se oscurecieron, al parecer se indignaron al escuchar al hombre; el vendedor al oír esa oferta se alegró y tomo velocidad para exprimir las naranjas como si no hubiera un mañana, el jugo lo puso en una jarra, a juzgar por la profundidad seria de un litro, cuando acabo de llenarla el hombre la tomo y dejo el fajo de billetes en la cubierta del puesto. Al agarrar la jarra el hombre hizo un comentario dirigido a mí, me rei de su comentario, al parecer estaba esperando mi respuesta.

-parece que este zumo es muy famoso, pero, yo tampoco puedo permitir que se me escape- respondí, chasquee los dedos para saber la posicion de la jarra, al localizarla saque mi lanza/guadaña y, con un golpe vertical ascendente le quite la jarra, pegandole en la base lanzándola al aire, salte y, con otro chasquear de dedos ubique la jarra, la agarre con el brazo derecho, pegandola a mi pecho para que no se cayera, cayendo hacia el otro lado del hombre.

-disculpa si te moleste, pero estoy sediento y no voy a permitir que un hombre egoísta me quite mi bebida- dije con un tono burlón y me eche a correr con la jarra en mano, mientras que en la otra sujetaba mi lanza/guadaña, “espero que no se enoje”.

OFF-ROL:

Kaín no notó hostilidad en el hombre pese a que este sacó su arma, por lo que no se preocupó demasiado y, a raíz de eso, el ciego, que parecía ser capaz de ver de alguna forma, le arrebató la jarra con gran habilidad y una maniobra algo temeraria. El cazador esbozó una sonrisa, pues lo último que esperaba era algo de acción. Pero que demonios, el premio seguro que merecía el esfuerzo.

-No deberías hacer eso, amigo, soy mucho más rápido que tu...- Tras esperar un segundo y medio desde el momento en que dijo aquello, el cazador se llevó una mano a una de las múltiples bolsas de su cinto y extrajo de ella una pastilla que se tomó al instante. Eran potenciadores musculares. Kaín sabía que podía correr más rápido que aquel hombre, pero, para asegurarse, ingirió aquella medicina que potenciaba los músculos de su cuerpo, y echó a correr tras el. Lo adelantó y le cortó el paso.- Amigo, deberías detenerte ahora. La carrera ha estado bien y estoy dispuesto a compartir media jarra contigo por haberme colado, pero he pagado por ese zumo diez veces lo que vale, así que no me obligues a ser incivilizado. Hazte un favor y para ahora.- Mientras decía eso, el cazador se quitó la prótesis de alta calidad de su antebrazo derecho y se colocó los Cestus de Nemea en forma de guanteletes, dispuesto a combatir.

Mientras corría percibí el olor a licor a unos metros enfrente mío, “por fin una licorería” pensaba, pero de un momento a otro sentí pisadas, como si una persona estuviera corriendo en dirección mía, y, en un abrir y cerrar de ojos ahí estaba, el hombre que hace un momento le quite la jarra estaba delante de mí, cortándome el paso.

En esos momentos me hablo, me proponía compartir la jarra si se la regresaba, su aura estaba un poco inquieta, decía la verdad, pero a la vez dudaba, en eso escuche que algo se ensamblaba en su brazo derecho, “¿una prótesis?, ¿será un cyborg?” me cuestionaba, y en ese momento me llego el olor a licor, ahora a lado mío, guarde mi arma y chasquee los dedos, ahí estaba la tienda, al lado izquierdo mío, demasiadas botellas de licor dentro de esa agradable tienda.

-Me gusto tu oferta, pero te propongo algo más divertido, que tal una competencia de beber, tenemos la licorería a lado nuestro, y así será justa, consistirá en quien bebe más antes de caer desmayado, si pierdo te daré el dinero que gastaste por la jarra y la jarra, pero si gano me la quedo, ¿Qué opinas?, ¿aceptas el reto?-, lo dije con un tono confiado, al terminar de hablar exprese una sonrisa, sabía que era una propuesta excelente, y confiaba en mis años de experiencia como borracho, pero me entraba la duda de que si el aceptara, o de algo peor.

off-rol:

OFF-ROL:

Kaín escuchó con calma las palabras del hombre mientras una sonrisa se dibujaba en sus labios. Aquel hombre tenía agallas. Una pena que hubiera elegido tan mal.

-Lo siento mucho, amigo, pero no bebo. Realmente no me gustaría tener que matarte, pero el zumo de naranja es mi bebida predilecta y estoy dispuesto a hacer cualquier cosa por esa jarra, lo cual no es nada bueno para ti.

Kaín se acercó al hombre vendado con calma hasta que se encontró a medio metro de el.- Desde esta posición puedo arrebatarte la jarra y la vida en dos segundos, y no creo que sea agradable para ti...- De pronto se dio cuenta de que no sabía el nombre de aquel personaje y la verdad era que, aunque le estaba intentando robar el zumo, le había caído bien.- Mi nombre es Kaín, y me gano la vida cazando piratas. No creo que te convenga enfadarme...- Dijo Kaín, esperando que su interlocutor le diera su nombre.

off-rol:

EL hombre se había negado a la propuesta “¿no bebía?,¿Qué clase de hombre no bebe?”, pero no importaba, porque de todas maneras me iba a quitar la jarra por las buenas o por las malas, algo que quisiera evitar.

Se acercó hasta quedar a unos pasos de mí, me dijo que me podría arrebatar la vida en dos segundos “ja, a ver si lo logra” decía en mi cabeza pero, por alguna razón su aura mostraba un poder que unos pocos humanos lo tienen, asi que me contuve, y pasados unos segundos me dijo su nombre, Kaín, un cazador de piratas. No podia decirle mi profesion, seria demasiado peligroso, y mas en estos dias, donde los cazadores por alguna razon se han incrementado.

-Que interesante profesión tienes, pero como tienes la nobleza de decir tu nombre te daré el mío- y con una pequeña reverencia, haciendo para enfrente mi torso y extendiendo mi brazo izquierdo a un lado con la palma arriba, mientras que el otro lo tenía junto al pecho, sosteniendo la jarra, -me llamo Vince Lauret, a su servicio-, cuando termine de hablar me incorpore y le di la jarra, -Espero que su oferta anterior siga de pie, porque acepto con gusto- dije con un tono amigable, como si esa tensión de hace rato no existiera, pero en ese momento escuche unos disparos provenientes de un edificio ubicado detrás mío, “demonios, salgo de un problema y surge otro”, sabía que tenía que ayudar a quien fuera, así que el zumo tendrá que esperar. De pronto sentí que una tormenta se acercaba por el norte, hacía mucho viento, y el sol se estaba ocultando en una capa de nubes gruesas, era demasiado extraño que el clima haya cambiado drasticamente, tal vez sea un mal augurio.

-Disculpa que me tenga que ir, parece que alguien que necesitan ayuda, tal vez nos vayamos a encontrar en uno de estos días en los vastos mares- diciendo esto corrí en dirección a los disparos.

Cuando llegue el olor a pólvora estaba por todas partes combinado con… sangre, entre lentamente a la tienda chasqueando los dedos para percibir los cadáveres, de pronto escuche unos quejidos detrás de lo que parece la caja registradora, me acerque con precaución, para no pisar las personas muertas. Cuando llegue una persona estaba en el piso chillando de dolor, a juzgar por el tono de voz era una mujer joven, me hinque a lado de ella e inspeccione su cuerpo, al pasar por su estómago sentí un agujero del tamaño de una bala, mientras que con una mano le ponía presión para que no se desangrara con la otra revise lo que faltaba de su cuerpo.

-Tiene suerte señorita, no es grave su herida, sin embargo tiene que ser atendida, sino se puede infectar-, en ese momento chasquee los dedos y puse aguda mi nariz para poder diferenciar el olor de la tienda a los demás olores, por pura suerte era una tienda común, en el mostrador habían dejado un cuchillo,  busque en la ropa de los cadáveres un encendedor, mientras buscaba me topé con una botella de licor, lo abrí para olerlo y era Vodka, una bebida que solo se encuentra en el norte, “podría servir”; cuando lo encontré me puse a lado de la mujer con el cuchillo y el encendedor a mano, empecé a calentar el cuchillo.

-Señorita necesito sacar la bala para poder vendarla- dije y en cuestion de segundos le enterré el cuchillo con mucho cuidado por la herida, empujando la bala hacia afuera, mientras lo hacia la mujer gritaba, cuando lo saque agarre la bala y lo tire a un lado, deje el cuchillo en el piso y le puse el Vodka para que cauterizara la herida, la vende y salí con la mujer en mis manos, cargándola con mucho cuidado, la deje a cargo de una persona que estaba ahí cerca, mandandolo a que buscara un hospital, empezaba a lloviznar, las gotas estaban frias cuando me asegure de que no habia nadie mas herido me puse en busca de los asesinos.

Kaín aceptó la jarra de buen grado y se relajó. Al parecer no tendría que luchar. Pero antes de que el cazador pudiera decir nada, Vince Lauret, tras el sonido de detonaciones producido indudablemente por disparos, se despidió con presteza y salió corriendo.

Kaín, preocupado no por el, sino por los posibles heridos, se bebió de golpe toda la jarra de zumo. El cazador sintió en ese instante como la esencia misma del placer recorría su cuerpo, haciendo que se estremeciera. Nunca había probado algo tan delicioso, era increíble.

Con energías renovadas, y decidido a pagarle a Vince una jarra el día siguiente por las molestias causadas, se encaminó con calma hacia el lugar donde se había ido Vince, pero cuando llegó este ya se había ido. Alzando la vista, miró directamente a la extraña y repentina tormenta que se había formado. Aquello era, definitivamente, antinatural y, posiblemente, provocado por alguien. El cazador echó a andar hacia allí con la intención de descubrir que sucedía.

Andaba por las calles buscando bajo la lluvia que cada vez se hacía más y más fuerte, preguntando a la gente alrededor si habían visto unos hombres actuando extraño, pero no fue de mucha ayuda. Sentí el aura de Kaín dirigiéndose a la escena, “así que quiere ayudar, o tal vez sería por andar de chismoso” pensaba, pero por ahora no tenía tiempo de pensar en esas cosas, tenía que buscar los asesinos. Después de un tiempo de búsqueda sin resultado alguno, estaba a punto de rendirme cuando sentí un jalón de la manga, al parecer era un niño, a juzgar por su tono de voz no más de 10 años.

-señor, anda buscando a los tipos malos ¿verdad?- me pregunto, con un tono triste, al parecer un conocido fue asesinado en la escena, su aura estaba baja, deprimida por el suceso.

-Si niño, y no te preocupes, voy a capturar a los tipos malos y darles su merecido- le dije, en tono confiado y amigable, de pronto su aura se alivió.
-Se fueron a ese edificio señor- me dijo, tal vez me apuntaba el lugar, pero para ser sincero no sabía.

-niño, te voy a contar un secreto- dije y me puse de cuclillas, -soy ciego, así que ¿me podrías guiar a la entrada del edificio?-, en ese momento me quite la venda que tenía, y le enseñe mis ojos, el niño retrocedió un poco, por el miedo que sentía al ver mis ojos, -no te asustes, así nací- le comente en un tono calmado, el niño se acercó y asintió, me jalo de la manga, llevándome hacia al edificio. Cuando llegamos olía mal, como licor combinado con suciedad.

-Gracias, y ten- le extendí su mano, dejándole unos berries, -esto es por tu ayuda, ahora ve y busca una persona llamada Kaín, pregúntale si quiere ayudar a darles un castigo a los asesinos,  y si dice que si tráelo a este edificio, él sabrá que hacer, pero si dice que no, quédate callado y vete del lugar-, al terminar de darle instrucciones el niño se fue corriendo, en busca de ese cazador. Por el ruido de las gotas chocando en los edificios, ubique la puerta, esta era de madera; entre y me di cuenta de que me estaban esperando, o eso creía.

-¿Quién eres?- pregunto un hombre con un tono agresivo, acercándose a mí con arma en mano.

-Solamente soy un mensajero- le respondí y sin perder tiempo le golpee en el estómago, sacándole el aire, lo agarre de la cabeza estrellándolo contra la puerta, causando que se rompiera y mandando al hombre hacia la calle.

-Soy un mensajero de la muerte- dije, desenfundando mi lanza/guadaña y poniéndome en guardia, a la espera de la respuesta de esos asesinos.

Kaín avanzó calmado hasta el centro mismo de la tormenta pero, pese a que buscó tanto con sus ojos como con sus demás sentidos y con su haki, no fue capaz de encontrar nada ni nadie sospechoso en el centro de aquella tormenta que acababa de desatarse. Era extraño, algo debía de haberla provocado.

-¡Ni que estuviéramos en el Grand Line!- Exclamó, frustrado, el cazador. Un segundo después su haki le advirtió de la presencia de alguien a su espalda. Era un niño pequeño. Parecía ansiosos y algo asustado.

-Busco a.. Kaín y...- Comenzó el niño, pero el cazador no le permitió continuar.

-Lo has encontrado. ¿Que quieres chaval?

-El hombre ciego me mandó a buscarte para que fueras a ayudarlo. ¡Venga, vamos!- Lo apremió el muchacho, de pronto seguro de si mismo, tirando del pantalón de Kaín. El cazador lo agarró por la cintura y lo alzó.

-Mejor dime hacia donde y me muevo yo.- Dijo con una sonrisa el cazador. Al momento el chaval señaló hacia el pueblo de nuevo y Kaín, utilizando sus botas de Hermes, echó a correr hacia allí a gran velocidad, sin detenerse por nada. Mientras corría, el chico le señaló un edificio con el dedo justo cuando pasaban a su lado. Kaín corrió un poco más, dejó lejos al chico, y volvió a correr, esta vez directo hacia el edificio y, cuando estaba a una distancia prudente, se transformó en el nivel tres de su forma híbrida un instante para volar hasta situarse a unos diez metros por encima del edificio. En ese instante observó a un hombre salir volando por la puerta del edificio y se detuvo, concentrando su haki en el interior del edificio para intentar sentir lo que sucedía. Había al menos media docena de entidades hostiles en el interior. Kaín volvió a su forma humana aun en el aire y cayó sobre el techo del edificio, golpeándolo con el puño y atravesándolo sin dificultad. Aterrizó en el piso de arriba levantando una polvareda enorme y, cuando la polvareda se disipó, el cazador clavó sus ojos en tres hombres recostados en sofás, rodeados de todo tipo de armas. "Asesinos a sueldo o criminales habituales" comprendió al instante. Aquella gente se dedicaba a explotar las debilidades ajenas para sobrevivir, por lo que Kaín los despreciaba. No sabía si aquel chico ciego estaba ahí o no, pero sí sabía que alguien había derribado la puerta con uno de los asesinos, así que no estaba solo. Con una sonrisa, comenzó a andar hacia los tres hombres, mientras estos se ponían en pie y se armaban.

-¡Empieza la fiesta!

Los asesinos desenfundaron sus armas, enojados por lo que le hice a su compañero, al parecer eran muy débiles, por lo que enfunde mi arma y me posicione para mi estilo de pelea “puño de rayo”.

Los hombres, que eran unos 20, empezaron a gruñir, sus auras estaban moviéndose violentamente, deseosos e impacientes por matarme.

Uno de ellos se abalanzo, un intento valiente, pero inútil. Lo esquive y le proporcione un golpe con la palma en la nariz, rompiéndosela, acción seguida un golpe en la tráquea, haciendo que esta se colapsara. El hombre se tiro al piso sin poder respirar, girando de un lado a otro, y así empezó una masacre. Los hombres se abalanzaban como bestias feroces, pero sin el encanto de estas, puesto que atacaban con mucha torpeza, eran principiantes en peleas cuerpo a cuerpo. Les esquivaba moviéndome de un lado a otro con mucha facilidad; la primera víctima se abalanzo, haciendo un corte vertical, por lo que lo esquive fácilmente poniéndome a lado de esta, con mi palma izquierda le golpee en el estómago, sacándole el aire y acto seguido le troné el cuello, matándolo. Y comenzó la cadena, al ser un espacio pequeño los esquivaba y se mataban entre sí, y al final solamente quedaron 5. Sus auras expresaban miedo, tal vez porque creyeron que era un mago.

Cuando ya iba a acabarlos sentí varias presencias acercándose por afuera del edificio, “¿más enemigos?” me cuestionaba mientras se acercaban en gran multitud.

-Están arrestados, dejen sus armas en el suelo y pongan sus manos en la nuca- grito una voz que provenía de afuera, “mierda, es la marina” pensaba; lo intuia por la cantidad de personas que estaban al frente del edificio.

Salí corriendo hasta las escaleras que estaban detrás de los hombres, estos ya se habian rendido y arrodillado, "cobardes"; Subia las escaleras a maxima velocidad. Llegue a un pasillo, empece a correr derecho hacia un cuarto al final de este, me detuve en frente de la puerta, adentro del cuarto percibía 4 auras luchando, solamente una la conocía, “¿será Kaín?”, no importaba, tenía que entrar y ayudarle.

Los tres hombres comenzaron a descargar una lluvia de balas sobre Kaín, que se mantuvo firme activando su haki armadura y rebotando los disparos de las armas de fuego. Los tres hombres, conscientes de que aquello no funcionaba, esgrimieron sus armas contra Kaín en un vano intento por matarlo. El cazador, con un movimiento estudiado, se dejó caer hacia atrás y, girando sobre sus brazos apoyados en el suelo, derribó con uan rápida sucesión de patadas a sus enemigos, desarmándolos, se impulsó hacia arriba y aterrizó con el talón sobre el cuello de uno de ellos, desnucándolo en el acto. Los otros dos trataron de huir, pero Kaín los derribó con una onda de viento cortante y acto seguido se acercó a ellos y los desnucó con calma, en el preciso momento en el que entraba el chico ciego por la puerta.

-Hombre, a ti te estaba buscando yo. Lo siento por el zumo, mañana te compraré uno para pagarte el...- Kaín se calló al escuchar el ruido de gritos y esposas en el piso de abajo y miró al ciego con gesto inquisitivo.- ¿La marina? ¿Que has hecho exactamente, chaval?

Cuando entre ya había derrotado a los tres, en el aire se percibía el olor a pólvora, pero sin rastro de sangre, podría ser que los desnucara; Kaín me comento sobre comprarme un zumo, pero no pudo acabar de hablar porque escucho el ruido que estaba haciendo la marina en el piso de abajo.

Solamente pregunto - ¿La marina? ¿Qué has hecho exactamente, chaval?-

-Yo no he hecho nada, además de hacer que se maten los tipos que estaban en el piso inferior- comente y chasquee los dedos, queriendo localizar una ventana o una salida para escapar de ese lugar lo más rápido posible, mantenía la calma en todo momento, más en controlar mi sed de sangre que el apuro en escapar.

-Señor, hay más en el piso de arriba- grito un marine, “mierda, ya no tardaran en venir” pensé y cerré la puerta rápidamente, después chasquee los dedos para encontrar objetos que pudieran atracar la puerta; localice los sofás y los moví hacia la puerta, “esto los detendrá”.

-Kaín no hay tiempo para discutir, la marina podría estar aquí porque algunos ciudadanos le informaron, pero eso no importa, tenemos que salir de aquí- comente y abrí la ventana que estaba atrás de kaín, -Creo que tu no vas a tener problemas, puesto a que eres un cazador, pero yo…-, no pude acabar de hablar por los golpes que estaban dando los soldados a la puerta.

-Nos vemos después- Dije y salte, cayendo en la calle en medio de la multitud chismosa que estaba ahí, corrí lo más que pude, puesto que sentía que me perseguían.

-¡alto ahí!, ¡quedas arrestado!- gritaron atrás mío, llegue a una esquina donde doble, y justo en ese momento me jalaron desde un edificio, escondiéndome de mis perseguidores.

-Señor, quédese aquí por un momento- dijo lo que parecía un hombre viejo, tal vez de 60 o 70 años, lo deducía por la forma de hablar. Escape, pero tenía la duda si kaín logró escapar, o ideo una excusa para que no lo arrestaran

OFF-ROL:

Las palabras del joven ciego antes de desaparecer por la ventana hicieron que Kaín sonriera. Era un criminal, como los que acababa de eliminar... Bueno, como ellos no, este había acudido en auxilio de la gente. Cuando saliera de allí tendría una charla con el chico... Pero primero tenía que salir de allí. Mientras la puerta comenzaba a ceder, Kaín hizo ruido contra el suelo y las paredes, soltó un par de gritos y disparó una de las pistolas.

-¡Alejáos de la puerta!- Gritó de pronto y, tras esperar un segundo, lanzó uno de los cadáveres contra allí con toda su fuerza. La puerta, que ya estaba bastante tocada, reventó en cientos de pequeñas astillas y el cadáver derribó a varios marines. Los que quedaban en pie entraron rápidamente en la sala y apuntaron con sus rifles al único hombre en pie en la sala, que se hallaba en posición de combate. Kaín sonrió al verlos.

-Ya era hora de que aparecierais, os he hecho casi todo el trabajo, perros del gobierno.- Dijo con tono despectivo señalando a los otros dos muertos a su espalda.- Ahí tenéis a los que faltaban. No me suenan sus caras, así que creo que aun no tenían recompensa... Otra muestra de vuestra incompetencia.

El teniente que dirigía a aquella escuadra de marines se le acercó y apoyó una pistola en su frente.

-Puede que seas un cazador, pero no voy a permitir que insultes a mis hombres y a la marina. Quedas arrestado.- El cazador no pudo evitar soltar una carcajada tan sonora que los marines se asustaron.

-¿Arrestarme?- Dijo con un tono firme pero casi inaudible, que heló la sangre del cabo.- Si vas a intentarlo tal vez prefieras apretar ya el gatillo, porque no me vas a coger con vida.

-Sea pues. Hasta nunca, cazarrecompensas.- La detonación de la pistola fue seguida de una exclamación colectiva de asombro. El cazador seguía de pie, frente al teniente de la marina, con los ojos clavados en el. El oficial retrocedió y cayó al suelo de culo.- ¡Haki!

Kaín esbozó una sádica sonrisa y echó a andar hacia la ventana.- Por esta vez lo dejaré pasar, marine, pero la próxima vez que amenaces a alguien, asegúrate de poder cumplir.- Tras decir eso el cazador saltó a la calle y se acercó a un callejón cercano para no estar a la vista. Una vez allí adoptó el nivel uno de su forma híbrida, en el que su cuerpo se recubría de un ligero exoesqueleto rojo oscuro y le crecían pequeñas protuberancias en la mandíbula, espalda y costillas, además de dos pequeñas antenas en la frente, que utilizó para captar el rastro del chico ciego. Una vez lo localizó y vio hacia donde dirigía comenzó a seguirlo, de nuevo en forma humana, hasta llegar a otro callejón en el que perdió el rastro. Se quedó allí quieto mirando en todas direcciones e inspeccionando el callejón con sumo detalle.

-¿Quién es usted y porque me ha ayudado?- le pregunte al señor después de que pasaran los marines corriendo afuera del edificio.

-solamente le estoy dando las gracias por haber salvado mi hija- respondió con sumo respeto y humildad, al parecer mi suerte estaba mejorando cada momento.

-No hay de qué, pero me tengo que ir- le dije y el señor me llevo a la parte trasera del edificio donde se llegaba a un callejón, -A la derecha de usted está la salida, por ahí llega directamente al puerto- me comento, sonreí ligeramente y le di las gracias. Cuando caminaba escucho unos pasos atrás de él, “mierda, aun no se han rendido” pensaba y me escondí atrás de un contenedor, esperando que se fuera. Estaba concentrado en sentir su aura, pero de un momento a otro el aura cambio a uno familiar.

Era kaín, al parecer también es un  usuario de akuma no mi, por lo que salí de mi escondite para saludarlo, pero de manera preventiva, porque sabía bien que era un cazador, y no me podía arriesgar a quedar arrestado e ir a la cárcel.

-Hola kaín, ¿Cómo te fue?- le pregunte con amabilidad, me encontraba contento de que pudiera escapar de esos malditos perros de la marina; diciendo esto me senté en unas cajas que estaban pegadas a la pared, esperando su respuesta, sabía que no tenía mucho tiempo, y me tenía ir de esta isla, pero una pequeña platica antes de irme nunca vendría mal.

La voz del joven ciego relajó los instintos de Kaín que, de nuevo en su forma humana, sonrió.

-Perfectamente. No respondo ante la nadie cuando hago mi trabajo... Y hablando de eso...- Dijo con una mirada divertida al ciego.- Los últimos acontecimientos me señalan que te ganas la vida con actividades poco lícitas cuanto menos. Pero tranquilo, yo solo cazo gente cuando necesito dinero para comer, no tengo nada contra los piratas ni los revolucionarios, así que relájate. Aunque bueno, los marines no son tan buenos como yo, tal vez no debas relajarte jajajaja.

El cazador había tratado con demasiados marines como para saber con certeza que no dejarían de buscar al joven ciego. Se acercó a el, depositó a su lado un puñado de berries, y comenzó a alejarse.

-Eso para que, si vuelves por aquí, te compres un par de jarras de esa delicia de zumo a mi salud. Nos vemos, amigo.

Sin decir nada más Kaín pasó al nivel tres de su forma híbrida y echó a volar hacia el horizonte, en dirección a su siguiente destino.

OFF-ROL:

Me hizo gracia su comentario, en verdad era mejor que los marines, al parecer Kaín ya tenía la impresión de que era un pirata, aunque dijo que no me preocupara, que solo cazaba cuando tenía la necesidad, “viva mi buena suerte” pensaba, en eso se acercó y deposito algo a lado mío, cuando lo sentí eran… ¿berries?.

El aura del cazador comenzó a calmarse, me guarde los berries en mi bolsillo, me dijo que eran para las jarras de zumo y se despidió, transformándose y volando lejos, exprese una ligera sonrisa y tome rumbo al puerto.

Cuando llegue los marines aun me buscaban, por lo que camine con la cabeza agachada a un barco de transporte que iba hacia el paraíso. Pague mi camarote, por lo que un tripulante me guio hacia mi habitación, “ahora tendré recompensa por huir de la marina, será interesante” pensaba mientras me recostaba en la cama, sintiendo que el barco se ponía en camino hacia el paraíso.

Off-rol: