¿Quién te mandaría meterte? [Worgulv]

Tras ver como abre un hueco en las murallas con sus bestias vuelve a miraros. Toma aire u su garganta se hincha como la de un sapo, después lanza un rugido que atraviesa el aire a toda velocidad hacia vosotros, el aire se ondula a su paso, así que a lo mejor no es buena idea quedarse. Tras eso maniobra por encima de vosotros, una serie de espinas salen de su pecho, las cuales salen disparadas en vustra dirección como una lluvia de estacas.

El hombre casi era alcanzado por una potente garra, que fue interceptada por Grum, el líder de su facción, parecía algo reacio a la intervención repentina, que había provocado la ira del hombre-bestia, el cual parecía haber enloquecido, ahora luchaba en equipo con una fuerza muy poderosa, contra otra que parecía aun mayor que ambos, el combate parecía el que había estado esperando, su vida corría gran peligro.

Gracias a la intervención de Grum, Worgulv pudo apreciar que esa bestia tenia debilidad en su cuerpo, en específico donde las placas, que parecían formadas por hueso, no le cubrían, y lo más curioso, el daño no había desaparecido. `` Si logras detener su embestida, mi hacha le alcanzara, y el fuego dará descanso a tu amigo, su locura dejara paso a un descanso con honor´´ Dijo a Grum, antes de esperar una respuesta, un rugido atronador ensordeció al hombre, y una lluvia de púas salió disparada del pecho de la bestia, a la cual el hombre respondió instintivamente, cubriéndose con sus alas llenas de voluntad, necesitaba parar esas púas, y emprender un ataque sincronizado.  Si sus alas lograban parar las púas, se colocaría el martillo, con el mango aun desenroscado en la espalda, y empuñaría el tubo maestro, si lograban atravesar las alas, volvería a invocar el poder de los dioses, para que nuevas alas sustituyesen a las magulladas.

Spoiler:

Algunas púas atraviesan tus alas, haciendo mella en tu armadura. Tu hombro ha sido alcanzado por una, y parece que empieza a dormirse. Por suerte para ti parece que aún conservas parte de su movilidad, y Grum lo entretiene como puede. Sin embargo, un coletazo de su enorme cuerpo se dirige a ti, envuelto en un fulgor negro que te da muy malas sensaciones.

La defensa no había sido todo lo efectiva que se esperaba, algunas púas habían atravesado sus alas, una en concreto impacto en su hombro, un hormigueo comenzó a apoderarse de la zona impactada, rápidamente se sacó la púa y presiono su hacha contra su piel. Esas púas estaban envenenadas, no sabía si el toxico era portal o solamente lo incapacitaría, podía seguir moviendo el brazo, el hombro le quemaba a causa del hielo, pero eso evitaría las hemorragias y quizás que el veneno se extendiese.

Las chispas ya saltaban entre los dos pretores, el hombre estaba dispuesto a aprovecharlo, hasta que vio que la gigantesca cola de la bestia se precipitaba hacia él, con el característico color del que se teñían los puños de su capitán cuando invocaba su voluntad, eso revelaba lo peligroso que era. El hombre se impulsó con todas sus fuerzas hacia arriba, no podía dejarse alcanzar por mas púas, el brazo no se movía correctamente, y no iba a colocarse enfrente del origen de las mismas. El hombre se guardó el martillo y saco su tubo maestro, se dirigía directamente al soporte aéreo de la bestia, pulsaría el botón que desplegaría un látigo de rayos rojos y en el momento justo, intentaría enroscar las dos alas de la bestia, y antes de que pudiese desbaratarlo, Worgulv tiraría de el para, aparte de intentar apretarlo, impulsarse y lanzar un hachado al origen del ala derecha.

Si todo fallaba, solo podía rezar a los dioses y confiar en su voluntad.

Sigue en medio del intercambio de golpes con su rival, aunque parece ver tu ataque e intenta esquivarlo. Sin embargo, logras atarte a una de las alas y aúlla con furia, debido al dolor del calambrazo. Sin embargo logra moverse y evita tu corte también, dejando una simple herida en su ala fibrosa.

-¡Se acabó!- grita, en un sonido gutural que hace a Grum temblar de miedo. ¿Qué está pasando? Ha retrocedido un par de pasos, pero se mueve de forma errática. Por un instante ladea la cabeza y dirige hacia ti su mirada más asesina-. De ti ya me encargaré más tarde.

Da un aleteo tan fuerte que se libera del látigo, y avanza hacia el pretor. Cuando está lo suficientemente cerca de él, Ruk desenvaina una gigantesca hacha de guerra, más grande que tú, y la empuña con tanta habilidad que escuchas el aire cortarse, para ver cómo finalmente empieza el golpe de gracia, ante la mirada atónita de Grum.

Los ataques del hombre apenas hicieron mella en la bestia, aunque se vio afectada por la electricidad, por desgracia el corte apenas llego a impactarle.

Parecía que Ruk se estaba encolerizando cada vez mas, llegado el punto de desatar toda su furia de una vez por todas, soltando un poderoso rugido, fue entonces cuando el hombre vio como su aliado, se encogía...¿de miedo?, algo en ese rugido había despertado el terror en Grum, el hombre no sabia que era pero el pretor estaba en peligro, para confirmar esa certeza, el hombre bestia se zafo de la presa que le había ocasionado el látigo y extrae un arma gigantesca, un hacha de proporciones descomunales. A pesar de su tamaño esa bestia la manejaba como un niño zarandea un palo.

El pretor iba a morir, no podía consentirlo, a parte de la deshonra que caería sobre el si dejaba morir a su líder ante sus ojos sin hacer nada, Worgulv sin duda no duraría un instante solo. Al hombre no le importo nada mas, voló a toda velocidad para sacar a Grum de la trayectoria empujándolo ``No es momento para esto, DESPIERTA GRUUUM´´ grito el hombre.

Si los dos salían de la trayectoria de ese ataque, el hombre dirigiría el tubo maestro hacia los ojos de la bestia y accionaria el botón necesario para que una espada larga surgiese del mismo, con la mayor longitud posible, dirigida a los ojos de la bestia, si lograba cegarlo, daría tiempo al pretor a recuperarse.

Sientes un dolor terrible, aunque tras unos instantes desaparece. Tu cuerpo genera tanta adrenalina que la pérdida de tu brazo apenas resulta en un leve cosquilleo. La sangre mana chorros, sí, pero has salvado a Grum de una muerte segura; y en parte a ti mismo con ese láser, que durante unos momentos lo ciega. Desgraciadamente, esto sólo lo pone más furioso, y tras unos segundos concentrando energía lanza un golpe con su hacha tan veloz que eres incapaz de verlo, tan fuerte que mata a sus propios soldados, los tan osados como para acercarse a la batalla del gran pretor Ruk de Zal. Sus ojos están empañados de un brillo rojizo, pero no sientes miedo. Al fin y al cabo, no temes a la muerte. ¿Qué vas a hacer aquí y ahora, guerrero?

El hombre había logrado apartar al pretor que seguía paralizado, un gran pretor que se había transformado en una ameba ante el enemigo, el hombre no podía odiar algo más que la cobardía en la batalla, y menos en un combate como este, `` Eres un niño, Grum, ¿solo dependes de juguetes?, ¡LUCHA COMO UN HOMBRE! ´´ vocifero Worgulv. Se sentía extraño, más ligero, el hombre comprobó, no sin horror, que su brazo izquierdo había sido seccionado, la hemorragia era demasiada, rápidamente se congelo con el hacha, lo que ahora era la terminación de su hombro, el tubo maestro había caído junto con su brazo al suelo, esto no pintaba nada bien, ya no tenía ningún aliado, y la bestia frente a sus ojos estaba encolerizada, había llegado su hora.

`` SED TESTIGOS DIOSES, SERÉ DIGNO DE VUESTRA PRESENCIA, ODIIIIIIIN´´ el hombre enarbolo su hacha gélida, con fe ciega, sus dioses le verían luchar hasta el último momento, si había llegado, lo aceptaría gustoso, pero no se rendiría, eso nunca. Worgulv salió disparado hacia su oponente, su hacha brillaba por la bendición, pero su superficie era oscura, su voluntad y fe estaban congregadas en ese hacha, se alejaría por un lateral, el contrario a la descarga del golpe, intentando ponerse en el rango límite del hacha, para cargar con todas sus fuerzas hacia su costado y rajarlo. Confiaba en que su furia fuese ciega y dirigida hacia los indignos luchadores, todo o nada.