A ver quien se come a quien ( Derian,Drake y Alex)

Un barco se acercaba a aquella isla. El tiempo parecía ser tormentoso. Las nubes eran negras en todo el cielo de aquella zona. Rayos caían sobre la isla y los truenos dejaban su melodía caer sobre los oídos de la tripulación de aquel barco. En cubierta bastantes hombres discutían entre ellos mientras que la lluvia empezaba a hacer acto de presencia.

En el interior de uno de los camarotes estaba Drake tumbado en su cama. Estaba tapado hasta la cintura y sin camiseta. La camiseta estaba echada sobre un baúl antiguo de un tono marrón. Bajo su cama se podía ver su enorme guadaña negra y sobre una pequeña mesa sus guanteletes de acero y la pequeña cuerdecita roja. Los parpados del lobo estaban cerrados y sus brazos estirados totalmente. Cuando un rayo se escucho con fuerza en el cielo los ojos de Drake se abrieron de repente. Bostezó mientras se incorporaba y escuchaba el sonido de la lluvia. Al parecer el tiempo estaba fatal. Sin ni siquiera coger su camiseta se dirigió con esas pintas al pasillo. Tras eso caminó a paso lento hasta cubierta a ver lo que estaba pasando. El tiempo era de locos y los tripulantes encima discutían por algún motivo desconocido. El lobo frunció el ceño y les dio una voz

- Callaos ya! Si Derian se entera de la que estáis armando vais a gritar pero de dolor inútiles! Solo es una tormenta ¿ por qué tanto alboroto si se puede saber?.

- Se han picado a ver quien hacia mas flexiones entre dos y bueno han acabado peleándose

Dijo uno que se mantenía al margen. Drake pudo comprobar que uno tenía un ojo sangrando y el otro la mejilla colorada. Se habían estado peleando y en vez de preocuparse por el clima se preocupaban por una estúpida disputa de flexiones. Este frunció de nuevo el ceño y pasando de ellos se acercó a la borda con cuidado observando que se acercaban a una isla. Parecía una buena isla para parar. No sabía si era de paso o su destino era la isla. Eso lo sabría Derian seguramente ya que Drake como siempre no se había enterado de cual iba a ser el destino establecido. Se dirigió de nuevo a donde estaba la regañina y miro seriamente a los otros dos que al parecer habían mirado y ni siquiera los habían separado.

- De verdad parecéis idiotas. No quiero ni pensar lo que pasara cuando Lord Derian se entere de esto. Más vale que recéis por qué no se entere o que lo pase por alto porque no me gustaría verlo enfadado.

Se llevó de repente las manos a los hombros abrazándose a si mismo. No se había dado cuenta del frio que hacia hasta ese momento y él estaba sin camiseta ahí tan tranquilo con ese temporal

Alex se tambaleaba en cubierta, apoyado en el borde de la proa del barco. La lluvia no le molestaba, pero tampoco era algo para alegrarse, y aun encima el barco no dejaba de moverse de un lado a otro. No era precisamente el mejor día para navegar. Se encogió de hombros y volvió a mirar la pelea entre los marineros. No era quien de meterse en sus peleas. Tampoco le hacía gracia tener que inmiscuirse en aquellas trifulcas. Quien sabe si al final acabaría siendo él el objetivo de los golpes. No, él estaba mejor al margen. La verdad, no sabía muy bien como encajaba él en todo aquello. Aún le costaba creer que hubiera aceptado unirse a aquella tripulación. Observó a los tripulantes, uno estaba sangrando por la zona del párpado derecho, y el otro parecía que se había hecho daño en la cara, un puñetazo seguramente. Suspiró.

En ese momento salió aquel otro tipo, el guardaespaldas de Derian. Los paró de una forma un tanto violenta y se puso a gritar y a despotricar contra los marineros. Alex observó como el hombre imponía orden entre los presentes. No había hablado mucho con él, tan solo había intercambiado palabras un par de veces, y tan solo a modo de saludo o despedida, por lo que no sabía gran cosa sobre él, pero suponía que si era el guardaespaldas de Derian sería bastante fuerte. La verdad es que su presencia imponía bastante. Cuando los ánimos se calmaron, supo que era su momento de aparecer allí. Se acercó lentamente a los hombres y dijo, con un tono cansado:

- Está bien, está bien... ¿a quien hay que tratar?

Los dos participantes en la pelea se le acercaron. Uno de ellos le sacaba casi una cabeza, y cualquiera de los dos era tan ancho como Alex. El médico se sintió pequeño y esmirriado. Aquellos hombres imponían. Tragó un poco de saliva y observó al del ojo sangrante. Parecía estar en peor estado que el otro, por lo que decidió empezar por él. Les indicó con un gesto que lo siguieran al interior del barco, hacia su camarote, que usaba a las veces de enfermería para los casos más puntuales. Antes de entrar al barco, observó a Drake, que parecía que acababa de darse cuenta de que hacía frío y de que estaba sin camiseta.

Una vez allí, indicó al de la cara enrojecida que esperase y se puso a tratar las heridas del del ojo sangrante. Por suerte no era nada grave, una herida pequeña, y al limpiar la sangre el ojo tenía mucho mejor aspecto. Alex colocó una pequeñagasa en la herida y le indicó al siguiente hombre que se acercara. Su golpe no era nada importante, por lo que le puso un poco de hielo para bajar la inflamación y despidió al pirata de su cuarto.

Cuando el hombre se hubo ido, se quitó su sudadera empapada y se puso a buscar otra en el armario para cambiarse.

Derian estaba en su camarote, leyendo un libro. Este era un relato heroico sobre la historia de un héroe del pasado, un tal "Capitán Usopp". La historia le parecía un poco fantasiosa, y de hecho la mayoría de crónicas afirmaban que el famoso "Usopp", uno de los tripulantes de los Mugiwara, había sido famoso por ser un mentiroso empedernido. De todos modos, seguía siendo una narración entretenida, buena para matar el rato.

Navegaban por el East Blue camino de Loguetown. Tenían intención de aprovisionarse allí, enterarse de las últimas nuevas y pasar un par de semanas de descanso (pagadas por el propio Derian, el cual era un jefe generoso) antes de partir hacia su siguiente destino. Sin embargo una tormenta les acababa de sorprender. El aristócrata decidió que debía intervenir cuando el barco se inclinó tanto que la vela se cayó de la mesa. Suspiró, se puso una gabardina y salió a cubierta. El viento rugía ahogando todos los sonidos, y la lluvia y las olas al dar contra el barco empapaban a todos los que no estaban resguardados en el interior. Ignorando a todo el mundo, corrió hasta el timón y apartó de un empujón al marinero que lo tomaba.

- ¡Idiota! ¿Quieres hundirnos? ¡Sal de mi vista o te arranco los intestinos con un gancho oxidado!

El marinero escapó corriendo, y agarrando con fuerza el timón, Derian enderezó el rumbo del barco. En lugar de luchar contra la marea y el fuerte viento, decidió que lo más sensato era dejarse llevar, esperando que no se desviasen mucho del rumbo. Por suerte, apenas cuatro o cinco horas después de empezar la tormenta divisaron una isla. El viento había amainado ya un poco y ahora sólo lloviznaba y había relámpagos de vez en cuando. Un par de marineros peleaban sobre cubierta, pero al vampiro poco le importaba eso en ese momento. Tras acercarse a una cala con el barco, dio orden de arriar velas y echar el ancla.

- Contramaestre, llamad a todos los hombres. Les espero en la bodega en diez minutos.

Se dirigió a esta y les esperó, con cierta impaciencia. A medida iban pasando los minutos, la amplia bodega se iba llenando de gente. Después de un rato, toda una multitud se había agolpado allí, llenándola. Estaban todos, tripulación y dotación de excavaciones. Los observó por un momento y entonces comenzó a hablar.

- Caballeros, hemos acabado por error en una isla que desconozco. Comprobaré en mis mapas mañana dónde estamos, pero por la zona sospecho que está deshabitada. Desembarcaremos para aprovisionarnos de emergencia y aprovecharemos para investigar un poco esta isla. Mañana comprobaremos si el barco está dañado y haremos las reparticiones pertinentes. Contramaestre, organice un grupo de desembarco. Drake, Alex, acudan a mi camarote.

La situación parecía haberse calmado un poco. El médico de la embarcación empezó a atender a los tipos que se habían peleado. Vaya derroche de hombres. Peleándose entre compañeros por una estupidez. El mismo se hubiera metido entre el duelo de las flexiones para evitar peleas pero no había caído. En ese momento suspiró y fue cuando el contramaestre se le acercó tranquilamente informándole que debía ir a la bodega en unos diez minutos. Este asintió tranquilamente y se dirigió al interior del barco hacia su camarote. Una vez allí cogió su camiseta de tirantes negra y se la puso. Aprovechando que ya estaba allí empezó a equiparse por si había que salir del barco. Recogió su enorme guadaña y la ató a su espalda con un nudo muy simple para sacarla rápidamente si era necesario. Cogió sus guanteletes de acerco y la cuerdecita roja atándolos a su cintura. Tenía todavía tiempo antes de los diez minutos. Apenas habían pasado tres. Por lo que fue hacia al cocina del barco. Todos los hombres iban a la bodega por lo que estaría libre seguramente. Pero por si acaso entró muy despacio. Sus ojos admiraron la vacía estancia sonrió de lado dirigiéndose a una de las neveras. Al abrirla se encontró con varias botellas de sangre. El cocinero las habría guardado allí para Derian. Drake no sabía si a su jefe le gustaba la sangre fría congelada o la caliente recién salida de su recipiente por lo que no le dio importancia. Movía la mano con cuidado hasta llegar al final de la nevera y sacar un filete de pollo crudo. Al sacar la mano casi tira una botella la cual se tambaleó por el roce de la mano del lobo, por suerte se quedó quieta tras varios tambaleos. Finalmente se llevó el filete a la boca allí mismo empezando a masticarlo y a comérselo. Una vez lo había tragado cerró la nevera y salió de la cocina despacio sin hacer ningún tipo de ruido. Para no llegar tarde se transformo en su forma de lobo completo y salió corriendo hasta la bodega. Al llegar el lobo volvió a la forma humana y se quedo escuchando las palabras de Derian tranquilamente.

Una vez había acabado de hablar Drake sonrió de lado. De repente escuchó dos personas nombradas. El médico había sido una, pero la otra había sido él. Había que acudir al camarote del jefe por algún motivo que el lobo desconocía. A saber que podía ser. Pero no se iba a negar. Por lo que nada más oírlo el chico cerró los ojos volviendo a su forma de lobo blanco. Le resultaba más cómodo estar en esa forma. Sin pleno aviso el lobo se alejó de allí y se dirigió caminando hacia el camarote de Derian. Los ojos del lobo estaban fijos en el pasillo por el que caminaba y sus finos oídos podían escuchar los rayos de la tormenta. Tras llegar a la puerta se quedó allí quieto a esperar al médico o al propio Derian. No pensaba entrar si no había nadie dentro antes. Su jefe era un vampiro y a saber lo que tenía allí guardado. Por suerte no había comido ajo sino un simple filete que estaba delicioso. A decir verdad se había quedado con ganas de más y quería ir de nuevo a asaltar la nevera a ver que podía pillar. Pero ahora no había tiempo. Debía esperar a ver para que habían solicitado su presencia. Esperando se tumbó estirándose por completo cerrando los ojos. A simple vista parecía un lobo normal y corriente allí dormido. De dormido no tenía nada, estaba despierto y exageradamente alerta a cualquier movimiento que pasara. Los tambaleos del barco ya no eran tan bruscos como al principio. Eso seguramente era debido a su jefe que había cambiado el rumbo y había dejado al barco dejarse arrastrar por la corriente. Mucho mejor así. Podrían haber terminado en el fondo del mar de no haber sido por eso. Por otro lado estaba el médico al que no conocía de mucho, solo de haberse saludado un par de veces. Habían llegado a una isla que hasta el propio jefe desconocía. A saber que podía haber en esta isla. Ya había estado en otras pero solo había encontrado humanos o algunos insectos. Pero aun recordaba otras donde había vivido peligros mayores. Hubiera lo que hubiera en la isla no iba a achantar al lobo de ninguna manera. Tras unos segundos el lobo blanco dio un enorme y notorio bostezo abriendo sus ojos pero sin levantarse en ningún momento. Sin pensar en nada mas se quedó allí quieto cerrando los ojos de nuevo a esperar a que llegaran el líder o a que llegara el médico. Ambas posibilidades le servían para levantarse del suelo donde se encontraba cómodamente.

Apenas acababa de cambiarse cuando alguien llamó a su puerta. Se preguntó quién podría ser. Caminó sin prisa hasta la entrada y abrió la puerta. Se encontró a un hombre que recordaba haber visto antes. Según recordaba, tenía un puesto importante en el barco. Recordó entonces que algunos hombres se habían dirigido a él como el contramaestre. Mientras pensaba todo esto, el hombre simplemente lo observó y le dijo:

- El capitán ha convocado una reunión en diez minutos en la bodega.
- Eeeh... está bien. -respondió el médico.

El contramaestre dio media vuelta y se dirigió hacia la cubierta, tambaleándose ligeramente por los vaivenes de la embarcación. Alex también salió del cuarto y se dirigió a la bodega, dado que no tenía nada que hacer, y no le importaba esperar en la bodega. Cuando llegó ya había algunos hombres allí. Distinguió a Cara-Roja y Ojo-Sangrante, que aún parecían enfadados y estaban en extremos opuestos del lugar. Derian también estaba allí, esperando a que se llenara el lugar. Por su parte, Alex se apoyó en la pared, cerca de la entrada, mientras sentía el movimiento del barco. No podía dejar de sentir cierta inquietud en una tormenta, ya que no podía nadar, y si caía al mar, seguramente no lo contaría. De todos modos, en el interior de la bodega el movimiento del barco era bastante menos exagerado que en cubierta, llegando al punto de relajante. La bodega se seguía llenando poco a poco. Alex observó como Drake aparecía en la entrada, vestido con una camiseta de tirantes negra y pensó "Al menos se ha puesto algo, no querría tener que tratar un constipado, aunque viéndolo bien no parece el típico hombre que enferme así como así.". Entonces Derian empezó a hablar, contándoles que habían llegado a una isla desconocida y que irían a explorar. Entonces ordenó que tanto Drake como él mismo se dirigieran a su camarote. ¿Para qué querría citarlos? Alex se dio cuenta de pronto que el hombre de la camiseta de tirantes ya no estaba allí. No queriendo llegar tarde, salió de la sala. Por suerte se había colocado cerca de la salida y no tenía que abrirse paso entre la gente.

En cuanto llegó a la entrada del camarote de Derian, vio a un enorme lobo blanco tumbado allí. Parecía dormido. Alex estaba seguro de que Derian aún no había salido de la bodega cuando él la abandonó, por lo que seguramente aún no había llegado allí, así que se quedó mirando al lobo mientras esperaba. Aquello era extraño, una persona a escasa distancia de un lobo blanco dormido. A Alex le hizo gracia la situación. De no ser porque sabía que ese lobo era en realidad Drake, seguramente su situación de calma derivaría en pánico. Empezó a pensar en qué pasaría si en realidad ese lobo no fuera el guardaespaldas de Derian y en realidad Drake apareciera en cualquier momento. Sabía que no era así, pero no pudo evitar pensarlo. Seguramente saldría corriendo. El simple hecho de imaginarlo hizo que una sonrisa estúpida se dibujara en su cara.

Entonces, ahí estaban los dos, esperando a Derian. ¿Y si en realidad sí que había salido de la bodega antes que él y no se había dado cuenta? Probó a llamar a la puerta del camarote del capitán, por probar suerte. Y esperó.

Derian se fijó en cómo su guardaespaldas se transformaba en un majestuoso lobo blanco y abandonaba la sala deslizándose entre la multitud. Tras él, Alex abandonó también la estancia. Él por su parte esperó a que la bodega se vaciase y se dirigió a la nevera. La abrió y frunció la nariz al captar un levísimo olor a lobo. "Drake" pensó, con un ligero enfado "Le he dicho mil veces que no meta la pata en mi nevera." Sacó un queso del fondo de la misma. Tras eso se dirigió a un estante de botellas de vino y escogió una que tenía reservada para una ocasión especial.

Salió de la bodega y subió por las escaleras hacia su camarote. Antes de llegar, ya sabía que tanto Drake como Alex le esperaban en la puerta. Podía escuchar la respiración lenta y pesada del lobo, y los fuertes pero pausados latidos de su corazón. También captaba el corazón de Alex, levemente menos sonoro pero más veloz. Confirmó sus deducciones olisqueando levemente el ambiente. Efectivamente captaba el aroma de ambos. Llegó al pasillo, se acercó con paso firme a la puerta de su camarote y le largó una patada en el trasero al lobo, para apartarlo de la misma.

- Lávate la mano antes de meterla en mi nevera, chucho estúpido. Luego apesta a lobo. - dijo enfadado.

Abrió la puerta y entró, dejándolos fuera. La habitación estaba lujosamente decorada, con una alfombra roja con decorados geométricos de color dorado. Era bastante espaciosa. En un lado había dos librerías llenas de decenas de tomos organizados por tamaños. Había de todas las temáticas. En otro lado había un baúl grande, pegado a un estante con múltiples cajones y vajilla cara a la vista. Por último había en el centro una mesa pequeña, un escritorio y un ataúd entreabierto. Podía verse que por dentro estaba forrado de terciopelo y tenía colchón y mantas. Dejó la botella sobre la mesa y fue al estante del que sacó un refinado plato de porcelana. Posó este en la mesa, y colocó el queso sobre el mismo. Tras eso se dirigió a la estantería de antes, abrió un cajón y sacó tres cuchillos de plata y tres pañuelos de seda que colocó en torno a la mesa. Tras eso arrastró un cómodo sillón que tenía frente a su escritorio hasta la mesa. Puso dos taburetes para sus invitados en los otros dos sitios de la mesa. Por último volvió a la estantería y sacó una caja de otro cajón donde tenía un juego de copas con grabados de dragones envueltas en lino. Puso una en cada uno de los tres sitios, tras lo cual devolvió la caja a su sitio. Se sentó en el sillón, se llenó una copa de vino.

- Podéis pasar - dijo, agitando el vino en la copa.

El lobo percibió la presencia del médico del barco. Su olor había llegado hasta su olfato y por ello no veía la necesidad de abrir los ojos. Un olor más familiar llegó después hasta donde ambos estaban pero antes de que él lobo abriera los ojos una sensación de un poco de dolor llegó a su trasero apartándolo con brusquedad de la puerta. Se levantó rápidamente dispuesto a atacar pero al ver quien era se estuvo quieto. Volvió a su forma humana mientras esperó a que Derian entrara para dejar escapar una leve y apenas notoria risilla. No recordaba el buen olfato de su jefe y este le había pillado de lleno. Aunque el olor de lobo era algo que le encantaba parecía ser que a su jefe no le gustaba nada. Este esperó unos segundos allí con el médico sin decir nada, tan solo miraba la puerta con las manos en los bolsillos. Luego escuchó las palabras de su jefe invitándolos a pasar. El chico pasó dejando la puerta abierta para dejar paso también al médico, Se quedó unos segundos impresionado mirando la habitación tan bonita que tenia Derian por camarote. ``Que bien se lo monta el jefazo``. Pensó el castaño observando todo lo que había puesto en la mesa para una simple charla con dos de sus hombres.


Drake tomó asiento observando el vino y las copas. No tenía pensado tomar pues odiaba el alcohol. Su mirada después se centro en el queso. Aquello parecía una prueba más que otra cosa. El chico tenía unas ganas locas de cogerlo y devorarlo entero y se relamía. Pero no quería llevarse la paliza y la bronca por lo que decidió aguantarse. No pudo esperar más y tampoco quería hacerle un feo a su jefe por lo que cogió uno de los cuchillos y cortó un pedazo de queso para después llevárselo entero a la boca. Lo mastico y lo trago en un tiempo increíble de cinco segundos. Después solo permanecía callado. Quería saber cuál era el motivo por el que les había hecho llamar. Aunque llamando a su guardaespaldas y al médico de abordo empezaba a imaginárselo. Su intuición era bastante buena, aun así tal vez podría estar equivocándose. Su mirada ahora estaba fija en el vino que no terminaba de convencerle mucho, pensó en probar un poco por educación pero no le terminaba de agradar la idea. Lo que él, deseaba era otro filete de carne de aquella nevera pero no podía volver a arriesgarse a meter la mano.

Nadie abrió la puerta, como era de esperar. Entonces, casi sin darse cuenta, Derian apareció a su lado y pateó al enorme lobo blanco, musitando no se qué de una nevera. Alex no sabía de qué hablaban, así que simplemente observó como Derian entraba en su camarote. Esperó a que le invitara a pasar, no quería parecer maleducado. Observó la habitación desde la entrada. No se le escapó el hecho de que había un ataúd. Sintió un sudor frío en la espalda. No entendía como al hombre aquel le podían gustar esas cosas. Suspiró levemente cuando Derian les invitó a pasar. El guardaespaldas entró primero en el camarote. Alex lo siguió tras un instante de vacilación. Observó con detenimiento las librerías llenas de tomos y tomos que trataban los más diversos temas. Derian le había prometido acceso a su colección privada cuando le había propuesto unirse a él. Supuso que aquella sería esa colección. Tal vez le pidiera permiso para coger uno o dos libros de medicina, si los había. Sí seguramente los habría. La verdad, se preguntaba qué clase de libros no habría en aquella colección. No parecía precisamente pequeña.

Luego se fijó en lo que Derian había preparado, comida y bebida. Tal vez fuera una invitación sin ningún propósito, pero algo le decía a Alex que no era así. Observó con detenimiento las copas. Eran bonitas, sin duda, no unas baratijas cualquiera. Seguramente no podría permitirse comprar tan siquiera una de ellas. Y el queso tenía un aspecto exquisito. Seguro que con él se podrían hacer unas empanadillas deliciosas. Drake debía opinar lo mismo, porque cogió un trozo de queso y lo devoró en apenas un instante. Alex lo observó en silencio. También observó la posible reacción de Derian. Se encogió de hombros y sin ningún reparo, preguntó:

- Bien, capitán... ¿por qué nos has reunido? No creo que sea por el simple hecho de invitarnos a tomar queso y vino en tu, por otra parte increiblemente decorado, camarote. -intentó sonar educado, no quiso parecer borde o impaciente, aunque no sabía cómo se lo tomaría Derian. Mientras esperaba una respuesta cogió la botella y se puso un poco de vino en una de las copas, pero no bebió de ella.

Derian suspiró al ver a Drake mirar el vino con desagrado. Había intentado educar al chico, pero era indomable. Su guardaespaldas era para él su protegido al mismo tiempo, pues con el tiempo le había acabado cogiendo un cierto aprecio que le llevaba a comportarse de manera autoritaria y paternal con él, corrigiéndole por todo y pretendiendo educarlo. Tenía una curiosa manera de demostrar que le importaba mínimamente, pero había que tener en cuenta que como psicópata selectivo que era, Derian no estaba acostumbrado a aquellas cosas. Le empezó a temblar la nariz cuando lo vio comer el queso sin maña ni delicadeza ninguna, por lo que le dio un rápido revés con el dorso de la mano en la de él.

- No se come con la boca abierta, Drake. Y no comas tan rápido. Aprende un poco de modales, pues como mi guardaespaldas deberás mantener la compostura en situaciones formales.

Entonces se giró hacia el médico y observó con aprobación que este se estaba llenando la copa. Era una persona curiosa y bastante más refinada que el joven lobo. Tenía grandes expectativas en él, y esperaba poder sacar partido de su presencia en la tripulación. No solo tenía conocimientos de medicina y ciencia, si no que era culto. Y ahora tenía la oportunidad de demostrarle a Derian si le era realmente útil.

- Veo que sois una persona aguda, míster Alex, además de apreciar los pequeños regalos de la vida - dijo, haciendo un gesto en dirección a la botella - Tal y como me esperaba. Efectivamente hay un motivo para esta reunión. Esperaba aprovechar para servirme de vuestros conocimientos, pues a pesar de mi profunda instrucción en geografía y cartografía, desconozco esta isla y aun no la he localizado en mi biblioteca. Quisiera, sacando partido de la situación, conoceros mejor.

La luz de la lámpara de aceite más cercana titiló. Derian no solía encenderlas dado que no necesitaba de ellas para ver, pero las había encendido en deferencia a sus invitados. Tenía tres en total, una que colgaba del techo, otra sobre el estante que había a la derecha de Derian y otra cerca de la puerta. El resultado era que las sombra de los tres se proyectaban por triplicado en una esquina, en un inquietante juego de sombras en el que la del vampiro era particularmente inquietante. Este bebió un trago del vino con gesto de placer y se cortó un trozo de queso. Comenzó a comerlo, sin continuar aun. Su manera de sujetar y comer el queso parecían tan distinguidas como todo lo que había. Había una destreza felina en todos sus movimientos que le definía y caracterizaba. Terminó y frotándose las manos, miró de nuevo hacia su médico y continuó hablando.

- Excelente queso. Es una lástima no tener pan para acompañarlo. La principal molestia de estos largos viajes en barco es la carencia del mismo, ¿no creéis?

Cortó otro cacho del lácteo y siguió comiéndolo. Entonces dirigió una significativa mirada a la biblioteca y añadió:

- Sois libre de coger el tomo que deseéis.

Drake observaba tranquilamente cuando de repente se llevó aquel pequeño golpe en la mano, lo que le hizo darse un susto y casi levantarse de un bote. Por suerte pudo aguantar, le había pillado de improvisto y le había asustado. Derian le empezó a echar la bronca de los modales y a comer como era preciso. Este inflaba los mofletes como un crio escuchándole y asintiendo a lo que decía. Tras aquello su jefe se puso a hablar con el médico sobre los regalos de la vida señalando aquel vino. ``Regalo es el filete que me he comido, ¿Cómo va a ser un regalo esa botella de alcohol?``. Pensaba el lobo sentado tranquilamente. Al parecer ni el propio Derian sabía mucho sobre esa isla. Segundos después decía de acompañar el queso con pan. Buena excusa para ir a buscar y pillar algún que otro filete, pero dado que ya la había liado dos veces en menos de una hora no convenía volver a hacer alguna locura por lo que es estuvo quieto. Una vez su Jefe al cual consideraba ya un maestro dejo de hablar empezó a hablar él mismo en un tono de seriedad. Ese tono solo salía de él en situaciones de peligro o cuando se hablaba de un tema serio, era raro verlo de esa forma y la última vez que se puso así fue en Ireos tras el ataque de aquellos seres tentaculados.


- No creo que sea necesario saber mucho sobre esta isla. Si hay algo que intente atacar deberá pasar por mi primero antes que acercarse a alguien más. No me importa despedazar a seres desconocidos o a humanos violentos. Si os tocan de mala forma solo será si yo estoy muerto por lo que creo que podremos dar un agradable paseo sin prejuicios. No me importa nada lo que pase después, como usted bien dice señor. No son más que presas y un buen cazador no teme a la presa ¿verdad? De todas formas hay que ser precavidos. No es bueno que me confié tanto, puede haber alguna sorpresa como aquellas malditas flores que no se podían pisar. Nada nos dice que aquí pueda haber algo peor o de la misma intensidad. Si me permite Lord Derian me gustaría ir a mi camarote a prepararme como es debido, me está entrando un poco de frio al no llevar camiseta.

Dijo esto último haciendo el amago de levantarse y quedándose en cuclillas esperando el permiso adecuado para poder ir, de lo contrario se volvería a sentar en su sitio. Las gotas de agua caían por su pecho y espalda y acababan en su torso y parte baja de la espalda. No quería coger un resfriado y hacia algo de frio por lo que quería ir a por su camiseta. Sus ojos ahora observaban a su jefe esperando respuesta y su expresión era seria con una sonrisa de medio lado. No sabía lo que podía haber en aquella isla, pero fuera lo que fuera no iba a achantar al chico lobo que deseaba ya poder desembarcar. La última vez que estuvo con su maestro de expedición fue en la isla de Ireos y esperaba poder hacerlo mejor en esta. Además un medico iba junto a ellos si pasaba cualquier cosa mala en lo relacionado con la salud. Mientras esperaba su respuesta estiró el brazo cortando otro trozo de queso y llevándoselo a la boca. Masticando con la boca cerrada y muy despacio hasta tragarlo sin quitarle la vista de encima a Derian.

Alex se imaginaba algo así. Así que seguramente tendrían que desembarcar en una isla desconocida, ellos tres. No era precisamente una idea agradable. Pero no podía quejarse. Aquellos dos parecían ser bastante fuertes. El capitán ya se lo había mostrado en su primer encuentro. Aún le dolía el pecho cuando recordaba el tajo que le había dado. Suspiró levemente. Drake habló entonces. Sus palabras, en principio tranquilizadoras, tan solo lograron poner aún más nervioso a Alex: ¿Flores que no se pueden pisar? ¿Humanos violentos? ¿Monstruos desconocidos? Aquello no tenía buen aspecto. De todos modos, sería irremediablemente arrastrado a aquella isla infernal, así que no podía quejarse. En ese momento, Derian cogió un trozo de queso y lo mastico delicadamente. Drake también cogió un trozo de queso y lo metió en la boca, esta vez de una forma mucho más educada. Por no ser el único que no comía, cogió una pequeña porción y se la llevó a la boca también. Entonces, Derian le dijo que podía coger cualquier tomo de su biblioteca. Tal y como le había prometido cuando se conocieron. Alex sonrió levemente. tras acabar en queso, se limpió las manos para limpiarlas de la posible grasa del quso, se levantó lentamente y se dirigió a las librerías a observar los títulos de los libros.

Había una gran variedad de títulos. Desde simple literatura fantástica, épica, poesía... hasta tratados científicos de renombrada fama. Alex por fin encontró algo de su interés. Era un libro de medicina que a primera vista parecía como cualquier otro. Pero el título del autor le llamó la atención: "Las 1001 aplicaciones de la química moderna en la salud diaria". Era algo que unía sus dos principales conocimientos. Tal vez habría mejores libros en aquella librería, pero decidió que empezaría leyendo ese. De todos modos, contaba con acceso a la librería. Ya tendría tiempo de coger unos cuantos libros más más adelante.

Abrió el libro levemente y su rostro se iluminó con una sonrisa. Allí había un índice de las aplicaciones que contenía el libro. Empezó a ojear los tratamientos. Era interesante y prometedor, sin duda. Se giró y observó a Derian.

- Si vamos a bajar a esa isla, será mejor que me retire a mi camarote a prepararlo todo. Así que ¿tengo permiso para ausentarme? -el médico inclinó levemente la cabeza.

El médico parecía más ansioso por empezar a devorar su colección privada que sus vinos y quesos, así que Derian se rindió con un suspiro. Se acabó su copa y siguió tomando queso con voracidad pero educación. Miró al doctor frotándose las manos. Parecía que tampoco sabía nada de aquella isla, lo cual era un problema. En fin, no les quedaba otra que bajar ellos mismos a investigar. Decidió que bajarían en un par de horas.

- En fin, si no podéis decirme nada sobre esta isla, retiraos pues. En dos horas desembarcaremos. Drake, marcha tú también. Voy a cambiarme.

Una vez estuvieron ambos fuera, comenzó a rebuscar en un baúl para sacar su armadura. Esta constaba de una coraza de acero reforzado, una serie de protecciones de cuero endurecido para brazos y piernas y unas ropas de tela negra para proteger la piel del contacto directo con las piezas y hacer que no fuese tan incómodo. Se vistió con su atuendo de guerra y salió del camarote. Ya recogería todo después. Fue a cubierta, donde la tormenta estaba amainando, aunque el viento aun soplaba. Se sentó en la varanda y observó la isla con curiosidad. Su aguda vista le permitía ver cosas que otros no podían, y sin la luz diurna cegándolo, veía incluso mejor. Entre los árboles de la lejana playa le parecía ver una figura humana asomada, observándoles. Era algo casi imperceptible, pero Derian podía verlo.

- No estamos solos.

El médico había cogido un libro y empezó a ojearlo sonriendo. Después había pedido permiso como el castaño para ausentarse también a su camarote. Era normal que también quisiera prepararse para la expedición a aquella isla de la cual no sabían nada de ella. Ni la fauna, ni la vegetación ni sus habitantes si es que tenía. Drake solo esperaba que la maldita tormenta no estropeara las cosas de ninguna forma, si querían hacer una buena revisión a la isla el tiempo podía ser algo que influyera mucho. Tal como estaba el ambiente sería difícil no pillar un resfriado, el chico lobo no sabía si su jefe podría coger uno con su poder vampírico. Pero estaba claro que él y posiblemente el médico si pudieran pillarlo. Dejó este asunto de lado y suspiró esperando la orden de su jefe.

Una vez Derian había dado permiso para abandonar la estancia el chico sonrió de lado y camino por el pasillo dirigiéndose a su camarote. Su mirada era de emoción y de alegría al saber que por fin comenzaría la acción. Una vez llegó a su camarote cogió su camiseta de tirantes y se la colocó tranquilamente. Se agachó hasta el suelo y estiró el brazo hasta debajo de su cama parar sacar su enorme guadaña. Acto seguido la amarró a su espalda. Se dirigió al baúl marrón donde tenía anteriormente la camiseta y lo abrió tranquilamente. Una vez abierto dicho objeto metió las dos manos y sacó sus guanteletes de acero con aquel pincho en el nudillo del dedo corazón. Los puso un momento sobre la cama y acto seguido se dirigió a un cajón abriéndolo y sacando un trapo suave. Pasó dicho trapo por los guanteletes y los limpió quitándoles el polvo que estos tenían. Tras eso dejó el trapo en el cajón y cerró de nuevo tanto el dicho cajón como el baúl del que había sacado sus guanteletes. Cogió una pequeña cuerdecita roja que había sobre su mesilla y con ella se ató los guanteletes de acero a la cintura. También cogió su cinta negra y se la ató en el brazo derecho. Ya estaba totalmente preparado para la acción. Crujió sus nudillos uno por uno hasta crujirlos todos para después suspirar y estirarse un poco mientras estiraba la mano derecha para abrir el pomo de la puerta.

Ya en el pasillo aminoró su paso para ir a un ritmo más lento mientras pensaba en si la tormenta duraría mucho mas. No tardó ni dos minutos a salir a cubierta donde tras un bostezo echó un vistazo al cielo negro, las olas parecían violentas y la isla estaba frente a ellos. El viento soplaba y la tormenta parecía estar amainando. Derian había dicho que partirían en dos horas, sin embargo estaba allí sentado en la barandilla. El lobo lo observó ya preparado y empezó a caminar hacia él cuando le escucho murmurar algo. Con su fino oído de lobo lo había oído, al parecer no iban estar solos en la isla por lo que decían las palabras del vampiro. Se posicionó justo a su lado a un metro de él y miró a la isla fijamente cruzándose de brazos con el gesto serio.

- Eso me lo suponía señor. Pero no creo que sea más peligroso que nosotros.

Alex abandonó el camarote, llevándose con él el libro. Fue ojeando por encima algunas de las partes que prometían ser más interesantes. Era un gran libro, sin duda. Llegó a su camarote y dejó el libro en su mesa de trabajo. Ya seguiría más adelante con la lectura. Se dirigió al armario y sacó una enorme cazadora negra de un tejido impermeable y unos pantalones del mismo color y tejido. Tras haberse vestido con ellos, salió a cubierta, donde la gente seguía dando vueltas y preparándose para bajar a la isla. Vio a Derian y Drake apoyadosen la barandulla, observando la isla. Era un lugar siniestro, aunque con aquel tiempo, cualquier lugar parecería siniestro.

Se acercó a ellos para ver de qué hablaban. Les pareció escuchar que alguien los estaba observando. Él oteó la isla, buscando al espía, pero no lograba ver nada. Sin embargo, se fió de la vista agudizada de su capitán y el guardaespaldas. No le apetecía bajar a una isla con alguien que los espiaba, sin ni siquiera saber las intenciones de aquel desconocido. Pero Derian había dicho que iban a bajar a quel lugar, así que solo le quedaba resignarse.
Se dirigió a uno de los botes que iban a usar para desembarcar y ayudó a prepararlo. Mientras lo hacía, se puso a observar la isla. No veía gran cosa, con la lluvia que aún caía sobre ellos. En caso de que tuviera que pelear en la isla contaba con dos guerreros fuertes a su lado, pero no podía evitar sentirse inquieto.

Cuando el bote pareció estar listo para el desembarco, lo colgaron de unas poleas y se dispusieron a bajarlo. Alex montó en él para ayudar desde el bote a bajarlo, esperando a Derian y Drake. La última imagen que vio de la cubierta era un grupo de marineros tirando de los cabos para bajarlo. Fue bajando, a poca distancia del casco, hasta que sintió como el bote tocaba la superficie revuelta del mar. El agua estaba espumosa debido a las olas, y el pequeño bote se tambaleaba con el movimiento del agua. Alex indicó a los marineros que estaba todo bien y esperó.

Mientras Derian observaba la brumosa y misteriosa isla, algo de sus instintos más salvajes y de cazador se activó. De repente tenía bastante sed, y sentía ansias de sangre. Gruñó enseñando los dientes, y sus colmillos se alargaron. Sus ojos pasaron del habitual azul cristalino a un rojo intenso y su cabello se volvió blanco. "Sea quien sea que esté en la isla, me los comeré a todos." Se giró hacia Drake cuando escuchó sus palabras y sonrió.

- No. Desde luego que no. ¿Tienes hambre, Drake? Porque yo tengo ganas de devorar salvajes. Tú remas.

Saltó por la borda, cayendo con destreza y elegancia sobre el bote. Este apenas se movió del sitio, solo se balanceó un poco. Derian se sentó en el mismo y observó con interés a su médico. Este no parecía una persona muy fuerte. Le había demostrado a Derian que era capaz de defenderse, pero en una pelea real no tenía muchas oportunidades. Mientras estuviera con Derian estaría a salvo, pero el aristócrata lo había acogido porque tenía planes concretos para él.

- Alex, tenemos que hablar. Se que permaneces conmigo en buena parte por miedo, pero tengo algo que decirte. Yo no habría acogido a cualquiera, y si te acogí a ti no fue exclusivamente por tus habilidades o conocimientos. Te acogí porque tienes el potencial de llegar a ser un cazador, y yo respeto eso.

Se quedó un momento callado y observó los tormentosos cielos. Entre los diferentes olores del mar le llegaban los de la isla. Olor a naturaleza, a bosque y a animales. Pero había algo más. Olor a madera quemada. "Efectivamente no estamos solos. Esta isla tiene habitantes." Sin embargo se guardó este dato para él. Sus manuales de historia hacían referencia a vagas historias de marineros sobre comehombres y tribus que adoraban a malvados demonios paganos. La teoría más aceptada en la comunidad arqueológica es que en la zona habían quedado en diferentes islas tribus estancadas en la edad primitiva. De momento no se conocían más que historias de marineros y ninguna expedición científica seria lo había ratificado. Esa era una buena ocasión. Salió de su ensimismamiento y volvió a fijarse en Alex.

- El mundo está dividido entre cazadores y presas, Alex. No lo olvides. Las presas viven toda su vida gobernadas por el miedo, y dependen unas de otras para sobrevivir. No tienen la suficiente fuerza para perseguir sus sueños y convertirse en señores de su propio destino. En cambio los cazadores somos aquellos con la fuerza y la voluntad necesaria para gobernarnos a nosotros mismos. Un cazador es capaz de depender únicamente de si mismo para sobrevivir. El cazador es fuerte, autosuficiente y orgulloso. Y ante todo, sigue sus ideales y persigue sus sueños. Tú posiblemente no lo sepas, pero eso he visto en ti. Tienes el potencial para ser un cazador, y yo quiero sacarlo a flote.

Los ojos de Derian relucían enigmáticamente en la penumbra.

Su jefe estaba transformado ya en aquella forma vampírica y el médico se acercó un poco pero después se fue. Derian había preguntado al chico que si tenía hambre a lo que este asintió con una pequeña sonrisa sádica en el rostro. La carne humana no le desagradaba y se comería a todo el idiota que se metiera en los planes de él y su líder. De repente le dijo que él remaría y este asintió también. Los trabajos físicos le gustaban para mejorar su fuerza y demás, una vez estaban su jefe y el médico en el bote para partir a la isla saltó al bote cayendo en su forma de lobo completo observando a ambos con sus ojos dorados. Tras aquello volvió a la forma humana sentándose y cogiendo los dos remos, con su enorme fuerza empezó a remar dirigiéndoles a la isla.

El bote avanzaba bastante rápido por la velocidad y fuerza que el chico empleaba en sus brazos. Mientras se dirigía hacia la playa escuchaba las palabras del jefe hablándole aquel medico sobre las presas y los cazadores. Un discurso que el lobo ya se había tragado en muchos de sus viajes con el vampiro, pero algo que se le metió en la cabeza a la primera. El olor de madera quemada le llegó al olfato y sonrió de lado pues su habilidad de rastreador le decía que había personas humanas en aquella isla. Pobre de ellas pues si atacaban o hablaban de mala forma acabarían despedazadas y en el estomago de la bestia. Tres hombres en aquella isla era un motivo perfecto para aquellos hombres que olía el lobo. No llevaban bandera marine así que si eran razonables usarían ese motivo para atacar, si no lo eran atacarían sin motivo. La isla no tenia carteles de prohibido el paso por lo que el castaño no se iba a contener. Tras unos momentos llegaron a la isla y la barca se clavó en la arena. El chico saltó dejando los remos en el bote y cogiéndolo de un extremo sin esperar a que ellos bajaran lo arrastró un poco más adentro de la playa.


- Ya podéis salir

Dijo tranquilamente para después girarse observando la isla despacio y analizándola con su mirada. Parecía una isla cubierta de bosques como cualquier otra de extensa vegetación que hubieran visto antes. Reconoció algunas plantas pues sabía algo sobre ellas. Su olfato olía de nuevo captando los olores de forma más clara que en el barco o en el transcurso del viaje. Solo quedaba una cosa que hacer y era seguir las ordenes de su jefe por lo que se giró levemente observando a los dos.

- ¿Y ahora que hacemos Lord Derian?

Dijo simplemente esperando la orden de su superior, el médico era alguien al que no había visto aún pelear y estaba deseando ver sus habilidades también. Un pequeño ruido salió de su estomago y este sonrió de lado, era la señal de que tenía ganas de comer.

Alex vio como Derian saltaba al barco. Estaba cambiado, con su pelo de color blanco y los ojos rojos como rubís ensangrentados. Daba miedo. El médico sintió un escalofrío al verlo. Unos instantes después, un enorme lobo blanco aterrizó en el bote, tambaleándolo. Inmediatamente, Drake volvió a su forma humana y empezó a remar con fuerza, moviendo la embarcación sobre las olas encrespadas.

Derian observó a Alex y le empezó a decir su visión del mundo. Alex escuchó al vampiro. Le decía que quería hacer de él un cazador. Alguien que pudiera sobrevivir por sí mismo. Alex asintió levemente en cuanto Derian terminó de hablar, más por respeto que por que estuviera de acuerdo en ser un cazador. Había que reconocer que aquel hombre se había comportado bien hasta el momento con él, y en cierto modo quería agradecérselo. Mientras se acercaban a la costa, Alex decidió que trataría de hacer lo que estuviera en su mano para ayudar a Derian.

El bote encalló en la arena de la isla. Drake saltó del bote y lo arrastró, con ellos dos aún dentro. En cuanto les indicó que salieran, Alex se incorporó y observó el lugar con detenimiento. Había unos árboles cerca de donde estaban. Tal vez alguien estuviera allí, vigilándolos. Un poco a su izquierda, a lo lejos, logró ver una formación rocosa en la cual rompían las olas. Drake preguntó a Derian qué debían hacer. Apenas acababa de pronunciar esas palabras cuando le rugió el estómago.

Alex dijo:
- No estoy especializado en estrategia, pero si hay alguien en esta isla vigilándonos, no es buena idea el hecho de quedarnos aquí, a la vista y sin ninguna clase de cobertura. -mientras decía eso, le pareció ver un movimiento entre los árboles por el rabillo del ojo, pero no dijo nada. Si él lo había logrado ver, posiblemente los otros dos también se habrían dado cuenta. Sin embargo señaló al lugar aproximado y añadió-. Por ahí debe ser donde haya más gente. Si son hostiles no es buena idea ir de frente sin conocer el lugar. Propongo dar un ligero rodeo hasta tener una idea más concreta de lo que tenemos en frente. Claro que... el capitán es el que debe decidir...

Derian desembarcó tras el médico y su guardaespaldas. Acarició el pomo de su espada mientras escuchaba a su culto doctor. En cierto modo tenía razón, aunque con él y Drake cerca eran esos hombres los que debían tener razones para temer por sus vidas. De todos modos no era el estilo de Derian correr detrás de un puñado de pueblerinos agitando una espada y chillando. Decidió que haría caso de los consejos de Alex.

- Tenéis razón, doctor. Habéis sin embargo de saber que con Drake y conmigo no corréis ningún peligro. De hecho, son los habitantes de esta isla los que deberían temer por sus vidas. Sin embargo no me parece lo más adecuado ir sin tomar precaución alguna. Por si es de vuestro interés, es posible que tengamos la privilegiada ocasión de ser los primeros miembros de la comunidad científica en descubrir y investigar a esta tribu. Ahora seguidme en silencio.

A pesar de la coraza de acero que llevaba, Derian se desplazaba con extremo sigilo y con elegancia felina. Se adentró entre los árboles desplazándose entre las sombras, atento a sus sentidos. En la oscuridad nocturna del bosque sólo lograba oír a los animales del bosque. Su olfato sería más útil en esos momentos. Entre los excrementos de conejo, el olor a las plantas del bosque y el ahora más intenso olor a quemado, olía a humanos. No era un olor reciente, pero estaba claro que allí había habido personas hacía no demasiado. De hecho era un olor bastante intenso, como si no se soliese asear. "Primitivos, está claro."

- Vayamos por aquí. Trataremos de avanzar hasta localizar su campamento. Les observaremos desde la oscuridad. Drake, ve delante. Tienes mejor olfato que yo. Guíanos.

Retrocedió un par de pasos para dejar que el lobo liderase la búsqueda. Observó de reojo con curiosidad a Alex. El médico era un interrogante para él. Aun no tenía muy claro que pensar de él. Sin embargo seguía teniendo esperanzas en sus posibilidades, y en cambiar su mentalidad y enseñarle a ser un cazador.

Escuchaba el plan del médico y después como Derian le daba la razón. Las ordenes ahora era localizarles, pero no a lo loco como habría hecho el castaño en caso de estar solo en la isla. Debian ir con cuidado aunque el propio Derian dijo al médico que con él y con Drake no debía temer a nada. Tras aquello empezaron a avanzar tranquilamente por el bosque. Tras unos segundos su jefe le dijo que fuera delante y les guiara. Este asintió enseguida y mientras caminaba su estatura había bajado y ahora no era un chico castaño y fuerte sino un lobo blanco que caminaba delante de ellos sin hacer ruido. Captaba muchos olores pues había llegado a un nivel donde había aprendido a controlar su fruta mucho mejor. Tras unos segundos olisqueando giró su mirada hacia la derecha. Había localizado el rastro de alguien que olía a humano y reconocía este olor muy fácilmente. Se paró unos segundos observando con sus ojos dorados el panorama y al ver que todo estaba calmado siguió caminando.

Mientras avanzaba dirigió su mirada a un árbol por el que pasaron, puso sus patas delanteras sobre el tronco y empezó a olfatear, alguien había estado subido aquel árbol pero ya no estaba allí. Quitó las patas del árbol y volvió a su camino pasando por una zona donde había un trozo de carne cruda a uno metros de su posición. Seguramente una trampa, el lobo dirigió su mirada hacia arriba y observo una cuerda que iba hacia las hojas del suelo y más arriba varias estacas de madera sobre unas ramas. Una trampa diseñada para empalar a todo aquel que se acercase a la carne.

- `` Seria fácil coger la carne en la forma en la que me encuentro pero no quiero hacer ruido y la de esos idiotas debe ser mejor al ser más cantidad. Con eso no llenó nada de mi estomago. Además Alex y Derian parecen tener prisa y no quiero recibir una colleja del jefe``

Pensó el lobo mientras seguía con la caminata ignorando aquel trozo de carne que olía a jabalí. Una vez llegó a unos arbustos se freno en seco ya que se había dejado llevar por el olor del humano y por el de la madera quemada. Frente a sus ojos había un pequeño poblado, había una pequeña hoguera en mitad donde había poca gente alrededor. Era normal que si habían visto gente acercarse estuvieran escondidos. El lobo no quiso salir por si era otra trampa, tan solo había un grupo de tres personas alrededor del fuego y muchas tiendas hechas de arboles y hojas alrededor. Aquellos hombres vestían bastante mal seguramente por las condiciones de la isla y ser salvajes. Su mirada ahora se dirigió a su líder para esperar a ver lo que este decía de hacer. No quería hablar para no hacer mucho ruido para que no les descubrieran.

Derian asintió ante la propuesta de Alex. Estaba de acuerdo en explorar el lugar antes de decidir qué hacer. Alex suspiró tranquilo. No quería una confrontación directa con quien fuera que viviera en aquel lugar si no era estrictamente necesario. Se internaron en el bosque, y Derian ordenó a Drake que empezara a guiar, valiéndose de su olfato animal. Drake se puso en cabeza en su forma de lobo ártico.

Tras un rato caminando sin ninguna novedad aparente, el lobo se detuvo. Ante ellos había un claro donde se alzaban varias cabañas y en el centro de ellas, una hoguera ardía intensamente pese a la anterior lluvia. Alrededor de ella había tres hombres, vestidos con un atuendo primitivo, seguramente habitantes de aquel lugar.

Alex observó alrededor, por si lograba localizar algo de interés, un grupo de hombres armados escondidos en algún lugar, o simplemente algún indicio de actividad, pero pronto desistió. Si ni Drake con su olfato ni Derian con sus sentidos agudizados habían logrado detectar nada, él lo iba a lograr menos. Drake observó a Derian, esperando seguramente una orden. Alex metió la mano en su morral. Al sentir el tacto de "aquello" se sintió ligeramente más seguro. Podía utilizarlo en caso de que tuvieran que huir... o para un primer ataque en caso de que fueran a pelear. No era precisamente un arma poderosa, pero podía valerse de ella si la situación así lo requería.

Se internaron en silencio en los árboles. Derian podía captar cada vez más claramente el olor a humano y a carne asada, así como el de la madera quemándose lentamente. Al cabo de un rato llegaron al linde del bosque y vieron un poblado. "Esto es un hito científico. Lo que veamos hoy será memorable." Había un buen número de cabañas de madera toscamente hechas. Sin embargo lo que se llevaba la atención de los espectadores era una hoguera en primer plano alrededor de la cual había un buen número de indígenas. Estos danzaban en taparrabos rodeando las llamas, mientras un hombre con una máscara de tigre se contorsionaba y agitaba su torso desnudo al aire de rodillas. Tenía un hueso tallado con un montón de piedras atadas en el extremo en la mano derecha, y cada vez que se agitaba hacía un montón de ruido al chocar estas entre sí.

- Impresionante... Alex, no te pierdas ningún detalle de esto. Lo que hoy estamos contemplando no lo ha hecho ningún otro miembro de la comunidad científica hasta este mismo momento. Lo que escribamos sobre este encuentro para la posteridad será de un gran valor histórico.

De repente llegó un hombre sujetando una estatuilla en piedra de un hombre gato con un rostro retorcido y monstruoso. Una especie de ídolo pagano demoníaco. Derian no tenía claro su significado, pero supuso que sería alguna especie de divinidad malévola a la que querían aplacar o contener mediante un ritual. El hombre ofreció la estatuilla con una reverencia al enmascarado, que era obviamente el líder espiritual de la tribu. Este comenzó a entonar cánticos mientras levantaba hacia los cielos la misma, tras lo cual la lanzó a las llamas. Durante unos segundos no pasó nada, pero entonces las llamas se avivaron con fuerza y durante varios segundos fue visible entre las llamas la figura de un hombre corpulento con rasgos animalescos. Todos los miembros de la tribu presentes se tiraron al suelo y se inclinaron ante él, con sus cabezas tocando el suelo. Derian abrió la boca totalmente, visiblemente anonadado. Entonces, el ser desapareció como si nunca hubiese existido, y lentamente la muchedumbre comenzó a dispersarse.

- ¿Habéis visto eso? Increíble. Los del Congreso Internacional de Historia y Arqueología van a creer que estaba narcotizado o algo cuando vine a aquí. Tal vez incluso sería juicioso no mencionar esto último. Bueno, creo que será mejor irse. Por los relatos de los viajeros no es gente precisamente hospitalaria, y de este encuentro ya tengo suficiente material para escribir una reseña acerca del tema.

Se giró para irse y comenzó a ir de vuelta al barco. En cuanto llegasen se pondría a escribirlo todo.

Los ojos del lobo ártico observaba todo lo que pasaba alrededor de la hoguera. Un hombre con una máscara de tigre hacia extraños movimientos. Después trajeron una estatua de un maldito gato, animal que odiaba el lobo. Tras unos actos extraños del fuego pareció salir una extraña figura a la que todos idolatraban, la mente del lobo se iluminó y este volvió a la forma humana. Lo único que quería hacer ahora era salir y pelear con aquel ser para medir fuerzas, pero en ese momento desapareció como si nada. El castaño suspiró algo decepcionado escuchando a su líder hablar sobre cosas científicas e históricas, algo que aburría al lobo que estaba deseando luchar y no había podido. Luego hablaba de congresos internacionales y escrituras en libros. ``a la mierda, yo quiero matar´´ pensó el chico una y otra vez mientras observaba a los indígenas con un brillo especial en los ojos. De haber viajado solo a la isla todos esos hombres habrían acabado como cadáveres y nada más. Encima el castaño tenía un poco de hambre y quería satisfacerla. Al ver que su jefe se daba la vuelta para irse de nuevo al barco este le siguió y sabría que el médico iría también.

Pero mientras volvían observó el trozo de carne que había visto antes, cogió una piedra y la lanzó hacia la carne. De esta forma las estacas salieron disparadas y atravesaron aquel filete. Este se acercó y cogió una de las estacas de madera que atravesaban el trozo de carne, como si fuera un pinchito se lo comió tranquilamente. Su olfato no le había engañado, sabia a jabalí perfectamente. Una vez se lo comió suspiro dirigiéndose hacia el barco con ellos. Mientras como de costumbre se quejaba por el camino. Quejarse formaba parte de él y si no lo hacía al menos una vez al día es que algo andaba mal.

- No es justo, yo quería cargarme a esos estúpidos pelear contra el tipo raro que apareció en el fuego. Encima tenían la figura de un maldito gato, y ese tipo una máscara de tigre. Odio a los felinos, esto ya es acoso en serio. Encima Derian no me alimenta y no me compra carne en el mercado, y claro para colmo no ha habido nada de acción. Exijo un aumento de sueldo en cuanto volvamos, quiero irme a comer carne de buena calidad y no esa que sabe a jabalí.

Caminaba tranquilo mientras se quejaba, estaba deseando llegar al barco y asaltar la nevera de la cocina con cautela sin que nadie le pillara. También tenía ganas de tumbarse en su cama y dormir como un oso hasta que llegaran a su siguiente destino. La vida del castaño era toda una rutina, era solo comer muchísimo, dormir muchísimo y pelear muchísimo. Y por supuesto lo que no podía faltar, quejarse muchísimo en todos los aspectos. Se preguntaba cual sería el siguiente destino que elegiría el vampiro, pero eso era algo que más tarde averiguaría, ahora solo quería llegar y dormir plácidamente.

Derian se veía emocionado ante aquel ritual pagano. Le brillaban los ojos. Drake no parecía tan emocionado, tenía aspecto de aburrido. Alex parecía entender como se sentía el guardaespaldas. El hombre era más de peleas y golpes que de rituales. Sin embargo, para el médico aquel espectáculo era fascinante. Y si ya lo era la danza de por sí, la figura que apareció en las llamas supuso un culmen que hizo que el médico se estremeciera.

Derian estaba emocionado ante la escena. Empezó a planear sobre lo que debían hacer. Pensaba escribir sobre aquella isla. Aunque omitiría la aparición del hombre de fuego, para evitar posibles burlas o incredulidades entre la gente. A Alex le pareció bien, siempre que no tuviera que pelear. Si eran capaces de invocar un avatar de llamas no le parecía buena idea iniciar una confrontación.

Regresaron por donde habían venido, y Drake se detuvo a recoger un trozo de carne que había en una trampa en el camino. Mientras se acercaban al barco de nuevo, Alex empezó a relajarse. Al final no había hecho falta que usara "aquello". Sonrió para sí mismo y pensó en reservarlo para otra ocasión, no sin cierto alivio.