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Alice Branwen
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Características
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Fortaleza
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Agilidad
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Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Alice se sobresaltó al escuchar ese pequeño ruido, pero se calmó casi de forma instantánea al darse cuenta que se trataba de un libro. Mira ella, viniendo a asustarse por algo que chico como eso. En verdad últimamente había estado algo paranoica, pero eso superaba todas sus experiencias. La albina escuchó el comentario del rubio, a lo que simplemente ladeó su cabeza a un lado en confusión. No tenía idea a que vino eso, pero supuso que tenía que ver con el título de aquella novela. Al minuto después, la agente se encogió de hombros y decidió quitarle seriedad al asunto. Era un libro, a final de cuentas. No es como si en verdad pudiera llegar a pasar... ¿no? En eso acabó de recordar en el mundo en el que vivía y tuvo que suspirar. Todo era posible en esta realidad, incluso lo que salía en los libros ya dejó de ser mera ficción y en verdad era posible que sucedieran cosas como esas.
– O quizá es solo la paranoia hablando – pensó la albina mientras suspiraba.
Observó como el rubio se colocaba en una de las tantas sábanas, luego de tirar el libro a un lado, y le indicó que se acostara a su lado. La albina arqueó una ceja y se encogió de hombros. Bostezó un poco y se acostó a su lado, para luego mirar el techo. Tenía demasiado sueño, pero... Si se dormía, correría el riesgo de tener esos sueños de nuevo. No quería incomodar al vicealmirante por alguna interrupción nocturna, por lo que no sabía si hacerlo o no. Hace rato que no dormía, por lo que se estaba inclinando más a la opción de mandar todo a la mierda y dormirse no más, esperando que aquellas no fuera una de esas noches.
Alice escuchó lo que dijo el rubio, a lo que simplemente asintió. A excepción de unos dos, la joven reconoció a todos esos nombres. Kai... si mal no recordaba, él era uno de los vicealmirantes también, aunque tenía la reputación ser alguien... excéntrico. El otro, si mal no recordaba, pertenecía al Ouka Shichibukai. Era un mercenario famoso y... no tenía la mejor de las reputaciones. La albina se encogió de hombros y suspiró. No, no iba a sacar conclusiones solo por unos simples rumores.
Luego de que el rubio apagara las luces, la albina le deseó unas buenas noches y cerró sus ojos. Rogaba a quien sea que no tuviera pesadillas esa noche, de lo contrario lo iba a pasar mal. Por otro lado... tal vez le pediría ese libro a Xemnas más adelante.
– O quizá es solo la paranoia hablando – pensó la albina mientras suspiraba.
Observó como el rubio se colocaba en una de las tantas sábanas, luego de tirar el libro a un lado, y le indicó que se acostara a su lado. La albina arqueó una ceja y se encogió de hombros. Bostezó un poco y se acostó a su lado, para luego mirar el techo. Tenía demasiado sueño, pero... Si se dormía, correría el riesgo de tener esos sueños de nuevo. No quería incomodar al vicealmirante por alguna interrupción nocturna, por lo que no sabía si hacerlo o no. Hace rato que no dormía, por lo que se estaba inclinando más a la opción de mandar todo a la mierda y dormirse no más, esperando que aquellas no fuera una de esas noches.
Alice escuchó lo que dijo el rubio, a lo que simplemente asintió. A excepción de unos dos, la joven reconoció a todos esos nombres. Kai... si mal no recordaba, él era uno de los vicealmirantes también, aunque tenía la reputación ser alguien... excéntrico. El otro, si mal no recordaba, pertenecía al Ouka Shichibukai. Era un mercenario famoso y... no tenía la mejor de las reputaciones. La albina se encogió de hombros y suspiró. No, no iba a sacar conclusiones solo por unos simples rumores.
Luego de que el rubio apagara las luces, la albina le deseó unas buenas noches y cerró sus ojos. Rogaba a quien sea que no tuviera pesadillas esa noche, de lo contrario lo iba a pasar mal. Por otro lado... tal vez le pediría ese libro a Xemnas más adelante.
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