Sasaki
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fuerza
Fortaleza
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Agudeza
Instinto
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Saberes
Akuma no mi
Varios
La vuelta a la base de toda la marina no había sido mala, aunque en el cuartel de la base no había nadie, lo que me pareció extraño, quizás se hubiesen tomado unas vacaciones, “Estos tíos son unos vagos, ya les echaré la bronca cuando lleguen” dije cuando entré en la última instancia de la base, el despacho de Arthur. Al igual que había pasado un tiempo atrás, exactamente cuando regresé de mi primera visita a la isla de Shizun, el despacho de marine pelirrojo se encontraba hasta arriba de papeleo, y por lo que pude ver no había cumplimentado ninguno.
De forma curiosa comencé a ojear algunos de los papeles que allí había. Todos ellos parecían recientes, y a medida que más miraba más antiguos eran los informes sin rellenar. Aquello era muy extraño. Arthur era un tipo que llevaba todo al día, y no solo el suyo, sino el de toda la brigada. En el despacho pude ver papeles para varios de los miembros de la brigada, “sin duda ya saben quién es el que los realiza” pensé cogiendo uno con el nombre de Al. Volví a dejar el papel en el montón en el que se encontraba y salí del despacho para pensar en qué hacer, había quedado en ir con Lúthien a ver nuestra nueva casa, aunque ella tenía que ir a entregar también otros informes. Saqué un caracolófono del bolsillo y la llamé.
-Lúthien, ¿cómo vas con lo que tenías que hacer? – le dije en cuanto contestó.
-Pues me queda todavía un rato, tú ya terminaste por lo que veo.
-No del todo, quizás tarde más de lo que pensaba, cuando termines ven al cuartel de los Kiritsu estaré ahí.
La joven me transmitió su conformidad y tas eso colgué, “Debo estar tan loco como creo, para hacer lo que voy a hacer” dije mientras me giraba encarando de nuevo el despacho del pelirrojo. Me armé de valor y entré de nuevo. Me coloqué detrás de la mesa y antes de sentarme saqué a cuatro monigotes de azúcar, en cuanto salieron les di la instrucción de que ordenasen por fecha de informe más antiguo a más nuevo. Mientras los muñecos de azúcar se iban moviendo y organizando los papeles yo liberé la mesa de todo lo que allí había dejándolo en el suelo donde no estorbase y coloqué los informes que yo había rellenado en una esquina. Me quité la capa que llevaba con el título de capitán y la dejé sobre la silla, me senté en esta y me acerqué en la mesa.
Tras unos minutos esperando, uno de los monigotes me acercó un pequeño taco de papeles, habría unos veinte, quizás treinta. Lo cogí y comencé a leerlos y a rellenarlos poco a poco. La verdad era que, aunque los leyese no me fijaba en que era, lo único que pedían era que se rellenasen y entregasen. Poco a poco, los muñecos me fueron pasando más informes, haciendo que estos se comenzasen a acumular en el extremo opuesto a los que estaban rellenados, incluso tuvieron que hacer otros dos montones para que no se perdiese el equilibrio en un único montón. Sin duda, aquel trabajo era una tortura y nada en el mundo pagaba tal trabajo, por suerte para la brigada, Arthur tenía un gusto terrible y le gustaba hacer esas cosas.
Tras una hora rellenando papeles, llegué a un informe que me llamó especialmente la atención, llevaba el nombre de Arthur en la cabecera, y decía ser de una misión en la isla de Amazon Lily “¿En serio han mandado a alguien tan desequilibrado a allí? A este tío no creo que lo volváis a ver, chicos. Estando en esa isla no creo que un hombre se quisiese marchar, eso si sobrevive.” dije mirando hacia los monigotes, quienes me miraron con cara de “extraño”. Cuando terminaron su trabajo me habían dividido todos los informes por fecha y además por integrantes de la brigada, un trabajo sin duda fue elogiable, mientras yo seguí a lo mío. Cuando vi que habían terminado el trabajo yo había terminado los informes de Arthur, no habían sido muchos, pero había podido descubrir que había informes sobre entrenamiento con reclutas, alguna incursión de pequeña escala y la que más me sorprendió de todas fue la construcción de un barco. ¿Había estado dos años construyendo un barco? ¿Acaso no le valía con los buques que nos daba la marina? Sin duda, siempre estaba molestando, pero bueno, no me quejaría de ello.
Tras acabar con el montón de Arthur cogí el de Al, cuyo montón era realmente pequeño, parecía que había hecho poca cosa durante el periodo en el que había estado desaparecido. Además de esto, parecía que había estado desocupando su cargo pues un informe hablaba sobre un premio al mejor director de orquesta, “Menudos modales tiene el señorito, somos su brigada y ni siquiera nos llama para invitarnos a su propio concierto. Creo que debería decirle algo. ¿Sabes? Me voy a limitar a rellenar los informes porque si no me cabrearé.” volví a decir en voz alta hacia una de las esquinas del despacho. Tras ello volví a lo mío y mandé a los monigotes que comenzasen a rellenar el resto de informes. Por suerte para mí, los muñecos eran muy eficientes, y trabajaban bastante rápido. Para cuando terminé mis informes había pasado otra hora, y ya solo quedaba que terminasen los monigotes su trabajo.
Había salido del despacho para tomar un café y me percaté que la puerta del cuartel estaba abierta, alguien había entrado. Supuse que sería Lúthien, pues había quedado con ella en que viniese a buscarme. Y no me equivoqué, en parte, la joven venía acompañada por otra persona, y ambos dos estaban observando desde fuera del despacho a los monigotes trabajando. Fui hasta ellos y me coloqué a su lado observando lo mismo que ellos. Cuando se percataron de que estaba ahí con ellos parecieron asustarse.
-¿Está el capitán Silverwing? – me dijo el hombre.
-Pues no, actualmente soy el único de la brigada aquí, creo.
-¿Y estos seres son los que completan todos los informes? – dijo señalándolos.
-Bueno, es la primera vez que los uso para esto, son mis… lacayos.
-De acuerdo, ¿es usted Jack Suzume? – dijo cambiando de tema bastante serio.
-Sí, pero me falta un Capitán en la frase.
-No, falta un Contraalmirante – me dijo el hombre tendiéndome una capa blanca con la palabra escrita en la espalda –. Ha sido usted ascendido. Enhorabuena.
-Vaya – dije cogiendo la capa – ¿y no la tenían en negro como la que tengo ahora?.
-¿Siempre es usted así?.
-No, pero es por no asustar a mis compañeros con cambio de look.
-Ya se verá si se puede, esto también es para usted. Debe presentarse donde diga la carta a la hora justa, no llegue tarde. La marina busca mejorar su poder y lo han seleccionado para ello por sus recientes méritos en la guerra.
-¿A mí? Estamos muy mal me parece a mí.
-Nos han robado Impel Down, sí, estamos muy mal.
-No queda de otra entonces, allí estaré.
El hombre se marchó, por mi parte que quedé hasta que los monigotes dejaron terminados los informes, que no tardaron mucho en ello, para luego dejar ordenado el despacho del pequeño pelirrojo con los informes bien organizados “Ya los entregará él cuando vuelva, dudo que ese niño muera” dije mirando por la ventana. Luego Lúthien y yo nos marchamos a comprar la casa.
De forma curiosa comencé a ojear algunos de los papeles que allí había. Todos ellos parecían recientes, y a medida que más miraba más antiguos eran los informes sin rellenar. Aquello era muy extraño. Arthur era un tipo que llevaba todo al día, y no solo el suyo, sino el de toda la brigada. En el despacho pude ver papeles para varios de los miembros de la brigada, “sin duda ya saben quién es el que los realiza” pensé cogiendo uno con el nombre de Al. Volví a dejar el papel en el montón en el que se encontraba y salí del despacho para pensar en qué hacer, había quedado en ir con Lúthien a ver nuestra nueva casa, aunque ella tenía que ir a entregar también otros informes. Saqué un caracolófono del bolsillo y la llamé.
-Lúthien, ¿cómo vas con lo que tenías que hacer? – le dije en cuanto contestó.
-Pues me queda todavía un rato, tú ya terminaste por lo que veo.
-No del todo, quizás tarde más de lo que pensaba, cuando termines ven al cuartel de los Kiritsu estaré ahí.
La joven me transmitió su conformidad y tas eso colgué, “Debo estar tan loco como creo, para hacer lo que voy a hacer” dije mientras me giraba encarando de nuevo el despacho del pelirrojo. Me armé de valor y entré de nuevo. Me coloqué detrás de la mesa y antes de sentarme saqué a cuatro monigotes de azúcar, en cuanto salieron les di la instrucción de que ordenasen por fecha de informe más antiguo a más nuevo. Mientras los muñecos de azúcar se iban moviendo y organizando los papeles yo liberé la mesa de todo lo que allí había dejándolo en el suelo donde no estorbase y coloqué los informes que yo había rellenado en una esquina. Me quité la capa que llevaba con el título de capitán y la dejé sobre la silla, me senté en esta y me acerqué en la mesa.
Tras unos minutos esperando, uno de los monigotes me acercó un pequeño taco de papeles, habría unos veinte, quizás treinta. Lo cogí y comencé a leerlos y a rellenarlos poco a poco. La verdad era que, aunque los leyese no me fijaba en que era, lo único que pedían era que se rellenasen y entregasen. Poco a poco, los muñecos me fueron pasando más informes, haciendo que estos se comenzasen a acumular en el extremo opuesto a los que estaban rellenados, incluso tuvieron que hacer otros dos montones para que no se perdiese el equilibrio en un único montón. Sin duda, aquel trabajo era una tortura y nada en el mundo pagaba tal trabajo, por suerte para la brigada, Arthur tenía un gusto terrible y le gustaba hacer esas cosas.
Tras una hora rellenando papeles, llegué a un informe que me llamó especialmente la atención, llevaba el nombre de Arthur en la cabecera, y decía ser de una misión en la isla de Amazon Lily “¿En serio han mandado a alguien tan desequilibrado a allí? A este tío no creo que lo volváis a ver, chicos. Estando en esa isla no creo que un hombre se quisiese marchar, eso si sobrevive.” dije mirando hacia los monigotes, quienes me miraron con cara de “extraño”. Cuando terminaron su trabajo me habían dividido todos los informes por fecha y además por integrantes de la brigada, un trabajo sin duda fue elogiable, mientras yo seguí a lo mío. Cuando vi que habían terminado el trabajo yo había terminado los informes de Arthur, no habían sido muchos, pero había podido descubrir que había informes sobre entrenamiento con reclutas, alguna incursión de pequeña escala y la que más me sorprendió de todas fue la construcción de un barco. ¿Había estado dos años construyendo un barco? ¿Acaso no le valía con los buques que nos daba la marina? Sin duda, siempre estaba molestando, pero bueno, no me quejaría de ello.
Tras acabar con el montón de Arthur cogí el de Al, cuyo montón era realmente pequeño, parecía que había hecho poca cosa durante el periodo en el que había estado desaparecido. Además de esto, parecía que había estado desocupando su cargo pues un informe hablaba sobre un premio al mejor director de orquesta, “Menudos modales tiene el señorito, somos su brigada y ni siquiera nos llama para invitarnos a su propio concierto. Creo que debería decirle algo. ¿Sabes? Me voy a limitar a rellenar los informes porque si no me cabrearé.” volví a decir en voz alta hacia una de las esquinas del despacho. Tras ello volví a lo mío y mandé a los monigotes que comenzasen a rellenar el resto de informes. Por suerte para mí, los muñecos eran muy eficientes, y trabajaban bastante rápido. Para cuando terminé mis informes había pasado otra hora, y ya solo quedaba que terminasen los monigotes su trabajo.
Había salido del despacho para tomar un café y me percaté que la puerta del cuartel estaba abierta, alguien había entrado. Supuse que sería Lúthien, pues había quedado con ella en que viniese a buscarme. Y no me equivoqué, en parte, la joven venía acompañada por otra persona, y ambos dos estaban observando desde fuera del despacho a los monigotes trabajando. Fui hasta ellos y me coloqué a su lado observando lo mismo que ellos. Cuando se percataron de que estaba ahí con ellos parecieron asustarse.
-¿Está el capitán Silverwing? – me dijo el hombre.
-Pues no, actualmente soy el único de la brigada aquí, creo.
-¿Y estos seres son los que completan todos los informes? – dijo señalándolos.
-Bueno, es la primera vez que los uso para esto, son mis… lacayos.
-De acuerdo, ¿es usted Jack Suzume? – dijo cambiando de tema bastante serio.
-Sí, pero me falta un Capitán en la frase.
-No, falta un Contraalmirante – me dijo el hombre tendiéndome una capa blanca con la palabra escrita en la espalda –. Ha sido usted ascendido. Enhorabuena.
-Vaya – dije cogiendo la capa – ¿y no la tenían en negro como la que tengo ahora?.
-¿Siempre es usted así?.
-No, pero es por no asustar a mis compañeros con cambio de look.
-Ya se verá si se puede, esto también es para usted. Debe presentarse donde diga la carta a la hora justa, no llegue tarde. La marina busca mejorar su poder y lo han seleccionado para ello por sus recientes méritos en la guerra.
-¿A mí? Estamos muy mal me parece a mí.
-Nos han robado Impel Down, sí, estamos muy mal.
-No queda de otra entonces, allí estaré.
El hombre se marchó, por mi parte que quedé hasta que los monigotes dejaron terminados los informes, que no tardaron mucho en ello, para luego dejar ordenado el despacho del pequeño pelirrojo con los informes bien organizados “Ya los entregará él cuando vuelva, dudo que ese niño muera” dije mirando por la ventana. Luego Lúthien y yo nos marchamos a comprar la casa.
Hayden Ashworth
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
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Bueno... Echaba en falta un poquito de acción, un par de proezas para justificar la invitación y tal, pero... Va, está bien así. El lado burocrático del papeleo también está presente en la marina(?)
Pasas a la siguiente fase, Contraalmirante Jack
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