Cuando descubres que la gente es una maleducada

Mi rumbo tras dejar la Kako no sonzai, la isla donde había estado entrenando, fue hacia el Ojo, imaginaba que el resto de la banda estaría allí, tenía ganas de reunirme con ellos para saber que estuviesen bien. Además, saber por qué se me había quedado en el cuerpo aquella sensación de mal cuerpo, como si de algo malo fuese a suceder. Aquello me tenía casi de continuo absorto, casi no me fijaba en lo que había a mi alrededor. Llevaba cerca de una semana sobrevolando el mar, y no sabía con exactitud el tiempo que me quedaba, pero esperaba que no fuese demasiado.

De pronto, unos metros delante de mí se produjo una explosión en la superficie de agua. Rápidamente frené y me detuve en el aire para ver que era o que pasaba activando a su vez el haki de observación. En ese momento, el mantra me advirtió de un impacto que sufriría en la espalda, por lo que me moví en el aire ascendiendo y evitando el ataque. Cuando el impacto de la bala pasó de largo miré a mi atacante, un enorme navío. Sin duda era una declaración de guerra, por lo que desplegué la armadura y tomé dirección al barco. Mientras los ocupantes del barco volvían a realizar disparos contra mí, pero con el ojo ciborg y el mantra era demasiado sencillo evadir aquellos ataques.

En apenas un minuto recorrí la distancia que nos separaba y aterricé sobre la cubierta del barco. Todos tomaron las armas y se prepararon para combatir, en ese momento apareció el que parecía el capitán del barco.

-Parece ser que vamos a pescar un pez grande. – dijo el capitán al verme. – Ya no necesitaremos ir a Jaya chicos.

-¿Qué hay en Jaya? – dije ignorando por completo la actitud de aquel tipo.

-Los muertos no merecen saber nada. – me respondió secamente el pirata.

-A ver, yo no quiero problemas, solo saber un par de cosas, la primera ¿Por qué me habéis atacado? Y la segunda ¿Qué sucede en Jaya? Si me contestáis me iré sin provocar ningún daño.

Mi comentario hizo que la mayoría de los piratas del barco comenzase a reírse, aunque hubo alguno que se mantuvieron callados. El capitán del barco, sacó una pistola y me apuntó a la cabeza con ella. Y sin decir nada más disparó. El proyectil me dio en el centro del caso, cayendo al suelo tras el impacto, miré al suelo para ver la bala y luego miré al capitán pirata, quien estaba mirando sorprendido del nulo efecto que había causado el disparo.

-Mira, si quieres matar a alguien con una pistola, es muy sencillo, debes buscar un punto débil en su defensa y luego disparar – le dije sacando uno de los revólveres y disparando a uno de sus hombres. – Ves, es muy sencillo. Te lo repito – y volví a disparar hasta que el tambor estuvo vacío.

Cuando terminé todos comenzaron a dispararme y luego a intentar atacarme con espadas, no tenía muchas ganas de combatir en ese momento, por lo que decidí acabar con todo rápido y usé el Yubi no sunappu, y tras el chasquido de dedos prácticamente todos los que me estaban atacando cayeron al suelo inconscientes, hubo pocos que consiguieron aguantarlo, entre ellos el capitán. En ese momento, el capitán del barco se dio cuenta de la enorme diferencia de poder que había entre nosotros, y con las manos temblorosas sacó una carta de entre la ropa. Apenas esta aun poco arrugara y para mi sorpresa bastante limpia. La cogí y la abrí. Dentro de la carta pude leer que en Jaya se iba a celebrar una reunión de piratas con la que nombrar un nuevo Yonkou tras la captura del capitán Legim. No pude evitar soltar un suspiro, tenía aprecio por el capitán Legim, sin embargo, este nos había dejado a toda la banda, y nos había sustituido por otros con la intención de encontrar el One Piece y convertirse el Rey de los Piratas. Pero parecía que las cosas no habían ido como el planeo.

-¿Tenéis whisky? – le dije al capitán, quien asintió rápido.

-En la bodega. – me informó.

-Poned rumbo al Ojo, tengo que llegar allí. – le ordené al capitán, quien se puso a poner el barco en marcha hacia la isla.

Con la carta en la mano bajé a la bodega del barco, y en un par de minutos salí con la botella de whisky, eché un trago y fui al camarote que parecía ser del capitán, allí encontré un caracol para llamar, y marqué el número de Dexter.

-Capitán – dije cuando contestó. – acabo de encontrarme con unos piratas que se dirigían a Jaya para nombrar a un nuevo Yonkou, ¿hemos sido invitados?.

Por la reacción que escuché supuse que al capitán no le había sentado precisamente bien la noticia. Parecía ser que nosotros no habíamos sido invitados, sin embargo, el capitán tenía algo en mente, para bien o para mal. Me pidió que reuniese a la banda, y por ello en cuanto le colgué comencé a llamar a cada miembro de la tripulación. Cuando terminé de contactar con todos y decirles que fuesen al palacio de Fiordia si les era posible, salí del camarote de aquel barco. Prácticamente todos los que habían quedado inconscientes se habían despertado ya y ayudaban para que el barco se moviese más rápido hacia el destino que les había dicho.

-Vuestra ayuda ya no será necesaria chicos – les dije al ver la escena. – Me iré volando, y por cierto, - dije enseñándole la carta al capitán – me quedaré con esto. Iré con mis nakamas para cerciorarme de que realmente se escoge a alguien digno de merecer ese título.

Nadie en el barco dijo nada, tan solo se quedaron mirándome por aquello, aunque el capitán hizo un amago de intentar decir algo, pero se lo calló y bajó la cabeza. Acto seguido me transformé en mi forma completa, sacando alas en mi espalda y transformando mi brazos y piernas en las patas de un cuervo, así como mi cabeza. Doblé ligeramente las rodillas para coger impulso y salté. Aproveché el salto para coger más velocidad y tomar rumbo directo hacia el Ojo, isla a la que fui a mi máxima velocidad para intentar llegar a la reunión que había dicho Dexter, aunque realmente lo dudaba. Mientras volaba noté ligeras explosiones, lo que achaqué a romper la barrera del sonido. Tras unas horas d vuelo a toda velocidad divisé la isla y en unos minutos llegué al palacio, tan solo esperaba que no hubiesen terminado.