William White
Fama
Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
No eran pocos los días soleados en Goa, aquella cosmopolita ciudad situada en el East Blue. La ciudad amanecía un día más tras una noche de jolgorio y disfrute, después de todo se celebraba el decimoséptimo cumpleaños del príncipe Hans, el heredero al trono. Nadie o casi nadie dejó de participar en la fiesta, desde el más alto noble de la parte alta de la ciudad hasta al más pordiosero de los vagabundos, cada uno a su manera claro está. La bonaza del reino era buena y el terminal Grey parecía el basurero que siempre debió ser. Pero no es oro todo lo que reluce, puesto que esa noche ocurrió un hecho paso desapercibido.
Esta es la historia de Arduiyn Zaphir, nuestro querido protagonista era un hombre de altura media y complexión delgada, su pelo era largo con un tono granate muy pero que muy peculiar, la nariz del hombre era fina y algo respingona, sus cejas finas y sus ojos color ámbar brillante. A pesar de la ligeramente descuidada barba del hombre, este vestía cuanto menos de una forma elegante y cuidada. El hombre portaba un fino jersey de cuello alto de color blanco que realzaba por la bufanda de color naranja que lo rodeaba formando aquel extraño triángulo, encima su típica gabardina oscura con motivos florales y geométricos que tanto le gustaban. Sus pantalones delineados con tonos apagados y sus botas altas no resultaban nada peculiar.
Sir Arduiyn de Dominica era un hombre algo excéntrico, carismático con un gran don de gentes. Un hombre que gustaba de la lectura, la charla y los juegos de mesa, aunque su verdadera pasión era viajar. Al noble no tardo en quedársele pequeña la diminuta isla de Domica, por lo que abandonando de muy joven su patria se dispuso a tomar un largo viaje, el joven aventurero vio numerosas islas, costas y parajes, escalo montañas y recorrió desiertos, conoció multitud de culturas y la gente que las conforma, probo cualquier experiencia al alcance de su mano. No fue hasta que Arduiyn llegó a la de edad de veinte tres años cuando se dio cuenta del que el mundo no tenía nada nuevo que mostrarle.
Aburrido del mundo y de la vida, no fueron pocas las veces que pensó en el suicidio, pero el polifacético hombre no tardó en encontrar otra diversión. El hombre visitó numerosas cortes y asesoró a gran número de reyes que requerían de sus servicios, formó a numerosos príncipes y tiranos e incluso asistió como representante de algunos reinos menores a la Reviere. Diplomático, mercader, asesor la imaginación y el talento del hombre no parecía tener fin, pero todo hombre tiene sus defectos y el carismático y embustero de Zaphir tenía el suyo, la avaricia.
-La búsqueda de reconocimiento y fama tiene consecuencias y pueden granjearle muchas más enemistades de las que uno se imagina, más cuando se trata con gente igual de caprichosa que usted, Sir Arduiyn- prosiguió el joven Hans, monarca de Goa -Nos ha tomado a mí y a mis compatriotas por idiotas, y créame en serio Sir Zaphir, que para usted no habrá un nuevo amanecer- finalizó el monarca entre susurros
El hombre no tardó en salir del palacio, comprendiendo de que había sido envenenado pidió un carruaje y descender a la parte baja de la ciudad, cerca del Grey Terminal, con suerte allí encontraría a su último amigo en Goa, un hombre de nombre Abdull que había causado una gran impresión el noble, tanto que era uno de los pocos hombres del mundo que podía jactarse de haber tenido más de un trato con el diplomático, después de todo los peones eran prescindibles.
El alquimista con suerte guardaría una dosis del antídoto, después de todo era el hombre con mayor conocimiento de botánica que había conocido a lo largo de sus viajes. El noble descendió lentamente por una callejuela perdiéndose inmediatamente por las callejuelas, llegando finalmente al edificio de tres plantas, el anticuario de tejados holandés y cristales tintados se encontraba cerrada.
Arduiyn dio tres golpes secos a la puerta sin encontrar respuesta, no fue hasta el cuarto intentó cuando comenzó a toser de una forma irrefrenable, escupiendo sangre por la boca, aunque el líquido bien podía ser confundido por lodo negro.
-Makarov- voceó con la voz ronca casi afónica, en un acto de desesperación.
Pero el hombre no recibió respuesta, lentamente el hombre se quedó recostado ante la puerta del local, no había mucha diferencia entre el hombre y un vagabundo cualquiera.
***
Al amanecer del día siguiente, cuando un músico que trabajaba en el local encontró el cuerpo del hombre casi le costó reconocer al hombre para el cual una vez había tocado una sonata de violín. La violenta hemorragia que había provocado el veneno había hecho que el hombre llorará aquel extraño lodo negro en el que se había convertido su sangre.
Ese mismo día un tal William White recibió una llamada urgente de su hombre de confianza. El músico no le dio muchas explicaciones tan solo haciendo hincapié en el hecho de que debía acudir tanto él, como Darren y Ann al anticuario. No tardo White más de una hora de llegar al lugar, tanto la cantante como el cirujano se habían adelantado. El rostro de Ann y Colin eran pálidos y la imagen que vio White era cuanto menos poco agradable.
-No pretendo ser cruel, pero creo que para enterrar a este pobre vagabundo te habría bastado tu solo- finalizó White el cual vio la desaprobación en la mirada de la mujer.
-A un vagabundo no le habrían matado con lodo negro -prosiguió Darren con tono serió haciendo referencia al veneno -Ni tan siquiera yo he conseguido destilarlo para que produzca estos efectos, esto es obra de un profesional- finalizó el alquimista.
White miró atónito al cirujano y posterior miró a la chica, la cual se había apartado un poco de la escena.
-Este “vagabundo” es Arduiyn Zaphir- dijo mostrándole una documentación que llevaba el hombre en los ropajes -Y además llevaba esto- dijo extendiéndole una especie de carta, la cual White desplegó comenzando a leerla en voz alta:
“Estimado Sir Zaphir:
Se que usted es un hombre ocupado, pero requerimos de su asistencia para mediar entre los miembros de nuestra hermandad, reúnase con nosotros en la costa de Jaya en el plazo de dos semanas. Y recuerde, el dinero no es un problema.
Atentamente: Kasier Want D’Allh”
El grupo quedó extrañado ante la sonriente mirada de White, el cual miro a Colin con una idea en mente.
-No, no estarás pensando en…- arrancó alarmado el artista.
-Puedes hacerlo, ¿no? - preguntó al músico, consciente de que este tenía grandes dotes para el disfraz y el maquillaje.
Y esa es la historia de cómo un renovado Arduiyn Zaphir, salió a la mar bajo la identidad de un desconocido con el sobrenombre de William White.
Esta es la historia de Arduiyn Zaphir, nuestro querido protagonista era un hombre de altura media y complexión delgada, su pelo era largo con un tono granate muy pero que muy peculiar, la nariz del hombre era fina y algo respingona, sus cejas finas y sus ojos color ámbar brillante. A pesar de la ligeramente descuidada barba del hombre, este vestía cuanto menos de una forma elegante y cuidada. El hombre portaba un fino jersey de cuello alto de color blanco que realzaba por la bufanda de color naranja que lo rodeaba formando aquel extraño triángulo, encima su típica gabardina oscura con motivos florales y geométricos que tanto le gustaban. Sus pantalones delineados con tonos apagados y sus botas altas no resultaban nada peculiar.
Sir Arduiyn de Dominica era un hombre algo excéntrico, carismático con un gran don de gentes. Un hombre que gustaba de la lectura, la charla y los juegos de mesa, aunque su verdadera pasión era viajar. Al noble no tardo en quedársele pequeña la diminuta isla de Domica, por lo que abandonando de muy joven su patria se dispuso a tomar un largo viaje, el joven aventurero vio numerosas islas, costas y parajes, escalo montañas y recorrió desiertos, conoció multitud de culturas y la gente que las conforma, probo cualquier experiencia al alcance de su mano. No fue hasta que Arduiyn llegó a la de edad de veinte tres años cuando se dio cuenta del que el mundo no tenía nada nuevo que mostrarle.
Aburrido del mundo y de la vida, no fueron pocas las veces que pensó en el suicidio, pero el polifacético hombre no tardó en encontrar otra diversión. El hombre visitó numerosas cortes y asesoró a gran número de reyes que requerían de sus servicios, formó a numerosos príncipes y tiranos e incluso asistió como representante de algunos reinos menores a la Reviere. Diplomático, mercader, asesor la imaginación y el talento del hombre no parecía tener fin, pero todo hombre tiene sus defectos y el carismático y embustero de Zaphir tenía el suyo, la avaricia.
-La búsqueda de reconocimiento y fama tiene consecuencias y pueden granjearle muchas más enemistades de las que uno se imagina, más cuando se trata con gente igual de caprichosa que usted, Sir Arduiyn- prosiguió el joven Hans, monarca de Goa -Nos ha tomado a mí y a mis compatriotas por idiotas, y créame en serio Sir Zaphir, que para usted no habrá un nuevo amanecer- finalizó el monarca entre susurros
El hombre no tardó en salir del palacio, comprendiendo de que había sido envenenado pidió un carruaje y descender a la parte baja de la ciudad, cerca del Grey Terminal, con suerte allí encontraría a su último amigo en Goa, un hombre de nombre Abdull que había causado una gran impresión el noble, tanto que era uno de los pocos hombres del mundo que podía jactarse de haber tenido más de un trato con el diplomático, después de todo los peones eran prescindibles.
El alquimista con suerte guardaría una dosis del antídoto, después de todo era el hombre con mayor conocimiento de botánica que había conocido a lo largo de sus viajes. El noble descendió lentamente por una callejuela perdiéndose inmediatamente por las callejuelas, llegando finalmente al edificio de tres plantas, el anticuario de tejados holandés y cristales tintados se encontraba cerrada.
Arduiyn dio tres golpes secos a la puerta sin encontrar respuesta, no fue hasta el cuarto intentó cuando comenzó a toser de una forma irrefrenable, escupiendo sangre por la boca, aunque el líquido bien podía ser confundido por lodo negro.
-Makarov- voceó con la voz ronca casi afónica, en un acto de desesperación.
Pero el hombre no recibió respuesta, lentamente el hombre se quedó recostado ante la puerta del local, no había mucha diferencia entre el hombre y un vagabundo cualquiera.
***
Al amanecer del día siguiente, cuando un músico que trabajaba en el local encontró el cuerpo del hombre casi le costó reconocer al hombre para el cual una vez había tocado una sonata de violín. La violenta hemorragia que había provocado el veneno había hecho que el hombre llorará aquel extraño lodo negro en el que se había convertido su sangre.
Ese mismo día un tal William White recibió una llamada urgente de su hombre de confianza. El músico no le dio muchas explicaciones tan solo haciendo hincapié en el hecho de que debía acudir tanto él, como Darren y Ann al anticuario. No tardo White más de una hora de llegar al lugar, tanto la cantante como el cirujano se habían adelantado. El rostro de Ann y Colin eran pálidos y la imagen que vio White era cuanto menos poco agradable.
-No pretendo ser cruel, pero creo que para enterrar a este pobre vagabundo te habría bastado tu solo- finalizó White el cual vio la desaprobación en la mirada de la mujer.
-A un vagabundo no le habrían matado con lodo negro -prosiguió Darren con tono serió haciendo referencia al veneno -Ni tan siquiera yo he conseguido destilarlo para que produzca estos efectos, esto es obra de un profesional- finalizó el alquimista.
White miró atónito al cirujano y posterior miró a la chica, la cual se había apartado un poco de la escena.
-Este “vagabundo” es Arduiyn Zaphir- dijo mostrándole una documentación que llevaba el hombre en los ropajes -Y además llevaba esto- dijo extendiéndole una especie de carta, la cual White desplegó comenzando a leerla en voz alta:
“Estimado Sir Zaphir:
Se que usted es un hombre ocupado, pero requerimos de su asistencia para mediar entre los miembros de nuestra hermandad, reúnase con nosotros en la costa de Jaya en el plazo de dos semanas. Y recuerde, el dinero no es un problema.
Atentamente: Kasier Want D’Allh”
El grupo quedó extrañado ante la sonriente mirada de White, el cual miro a Colin con una idea en mente.
-No, no estarás pensando en…- arrancó alarmado el artista.
-Puedes hacerlo, ¿no? - preguntó al músico, consciente de que este tenía grandes dotes para el disfraz y el maquillaje.
Y esa es la historia de cómo un renovado Arduiyn Zaphir, salió a la mar bajo la identidad de un desconocido con el sobrenombre de William White.
- ¿peticiones?:
- Participar en el evento con la identidad secreta de Sir Arduiyn
Gareth Silverwing
Fama
Recompensa
Características
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Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
Saberes
Akuma no mi
Varios
Buenas, soy Arthur y seré quien modere este diario.
Para empezar he de decir que tienes algunos fallos básicos, comas mal puestas, palabras descolocadas y algunas expresiones usadas de forma incorrecta. No son gran cosa, pero tienden a sacar un poco de la lectura.
En fin, el acceso al evento tiene cierta lógica así que, enhorabuena, has pasado. Eso sí, vas con una identidad secreta, recuerda los riesgos a los que te expones si te descubren.
Para empezar he de decir que tienes algunos fallos básicos, comas mal puestas, palabras descolocadas y algunas expresiones usadas de forma incorrecta. No son gran cosa, pero tienden a sacar un poco de la lectura.
En fin, el acceso al evento tiene cierta lógica así que, enhorabuena, has pasado. Eso sí, vas con una identidad secreta, recuerda los riesgos a los que te expones si te descubren.
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