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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Vie 13 Oct 2017 - 14:43}

-¡Dejad de hacer ruido! –exclamé para, acto seguido, darme la vuelta en el catre y ofrecer mi espalda a mis compañeros de camarote.

-Como te vea el capitán Kensington te vas a enterar –dijo Nouda, un chico moreno que acababa de llegar al barco, antes de salir por la puerta. No alcanzó a oír mi respuesta en forma de gruñido, pero no me importó lo más mínimo. Lo único relevante en aquel momento era que debía reponer fuerzas. Como castigo por escaquearme de mis labores el día anterior, el capitán me había obligado a limpiar los baños de un nivel completo del “Monkey D. Garp”, el barco de instrucción de la Marina en el que llevaba varios meses... desde la muerte del padre Vurlve.

Un deje de tristeza se instauró en mi mente, pesando como el plomo sobre mi conciencia. Había pasado varios días recriminándome el no haber sido más útil, diciéndome que no debería haberle hecho caso y que tendría que haberme quedado a luchar. “¿A luchar? ¿Tan creído eres como para pensar que podrías haber hecho algo?”, dijo la voz del capitán Kensington en mi mente. Curiosamente, aquella frase casi despectiva había calmado mi alma más que cualquier palabra de ánimo.

Volví a rodar en mi cama, presentándose la puerta del minúsculo camarote ante mis ojos. Había mucho revuelo en el barco aquel día. Al parecer teníamos un invitado –o invitada, lo cierto era que no lo sabía-, que llegaba por orden de algún pez gordo de la Marina. ¿Que si me inspiraba curiosidad? Claro, mentiría si dijera que no. No obstante, la parafernalia y los preparativos me inspiraban una pereza sólo comparable a lo lejos que se encontraba mi camarote del lugar donde se recibiría al invitado.

«Debería ir, ¿no?», reflexioné al tiempo que me acurrucaba un poco, encogiendo las rodillas hasta casi alcanzar el pecho. La almohada era tan blandita… Me volví a girar hacia la pared, cerrando los ojos y rezando porque el capitán Kensington no viniera a buscarme. No tenía ni idea de por qué, pero el condenado me encontraba con mucha más facilidad que al resto de reclutas. Que “me percibía mejor” decía, el muy desgraciado.

Cerré los ojos y entré en un estado de duermevela en el que, pese a ser consciente de lo que pensaba, no reparaba en cómo transcurría el tiempo. «Hasta ahora no han enviado a muchos rangos altos al barco, y siempre que lo han hecho ha sido para atrapar a algún criminal demasiado fuerte para nosotros. ¿Qué será esta vez?», me pregunté, pasando entonces a imaginarme una ensaimada esculpida en el más puro de los cristales.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Vie 13 Oct 2017 - 19:59}

Su viaje a la isla de Banaro no fue complicado, de hecho, se le hizo bastante corto. Suspiró mientras iba viendo los detalles de la misión. Una poderosa banda pirata, según decía el informe, estaba ocultándose en dicha isla. Aunque, también sabía que tenía que ir con otro grupo de marines liderados por el Capitán Kensington. Había escuchado ese nombre varias veces y le extrañaba el hecho de que no quisiera ascender pese a su gran poder. ”Aunque no entiendo por qué me mandan a mí” – pensó con algo de pesadez. No es que no quisiera ir, pero tampoco entendía el por qué. ¿Dos capitanes para atrapar a una banda? Esperaba que fuera una exageración por parte de los altos mandos de la Marina y que solo tuviera que ir como apoyo.

Los reclutas a su mando ya estaban dejando el barco amarrado en el muelle. Dio un par de instrucciones y seleccionó a sus cinco mejores compañeros. Un grupo conformado por: Tres mujeres y dos hombres. Ninguno superaba el rango de sargento, pero era cosa de esperar ya que poseían las cualidades y capacidades de sobra para ser influyentes dentro de la Marina. Suspiró con calma y empezó a bajar del buque. El camino al punto de encuentro fue bastante corto y solo fue pensando en una cosa; la gracia que le hacía que el capitán Kensington tuviera, por nombre, “Monkey D. Garp” a su buque. Era curioso por la sencilla razón de que él era un vicealmirante legendario y conocido como el “Garp, el Héroe”. Su fuerza era tal que era uno de los pocos que podía pelear mano a mano con Gol D. Roger.

– Capitana Misa, ¿las órdenes de quién debemos seguir? ¿Las suyas o del capitán Kensington? – Le preguntó Rebecca. Una hermosa mujer, su pelo era rubio y sus ojos verdes claros.

– Solo vamos de apoyo, él está a cargo. Además, no creo que sea buena idea tener peleas de poder cuando compartimos un mismo objetivo. – Le comentó.

No tardaron más de un diez a quince minutos en llegar, solo por precaución y evitar posibles emboscadas del grupo de piratas, ella había desplegado su mantra. Su rango era bastante amplio y no la iban a pillar por sorpresa. Finalmente, llegaron y el primero en recibirlos, fue el capitán. Un hombre que, de por sí, transmitía un aire de autoridad enorme. Vio a sus compañeros hacer el típico saludo militar y había notado que casi todos, por no decir todos, los hombres al cargo de Kensington ya estaban afuera. ”Aunque creo que falta uno” – pensó.

– Soy la capitana Amane Misa, un placer – le dijo mientras ambos estrechaban sus manos a modo de saludo. – Me gustaría saber por qué ha rechazado varios ascensos, pero eso lo podríamos conversar con más tiempo. Ahora tenemos una misión así que… Usted dirá, capitán.

– Claro, te lo puedo explicar si nos tomamos un café. Aunque, antes de partir… Debo ir a buscar alguien. Si me permite. – Le comentó con una sonrisa. Ella asintió y lo vio marcharse. ”Sí, falta uno.” – pensó con cierta alegría.

Una vez ellos llegaron, esperaría el plan del capitán y partirían. La ida de compartir un café con él sonaba extrañamente tentadora y nunca estaba de más aprender la historia de alguien como Kensington. – Últimamente tengo mucho tiempo libre, así que podría hacerlo. – Susurró. Se ajustó la gabardina y se cruzó de brazos. Miró a sus compañeros y notó que ya se estaban concentrando para partir. Solo esperaba una cosa, solo una… No demorarse mucho. Había dormido mal y poco, así que solo quería una cama.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Dom 15 Oct 2017 - 15:04}

Había logrado volver a dormirme, por fin lo había conseguido, pero un estruendo me devolvió a la vigilia una vez más. Para cuando fui consiente de cuál podría ser la causa ya era demasiado tarde. Todo había comenzado con un leve temblor, pero había ido acrecendándose hasta detenerse de forma súbita cuando mi puerta se abrió. Fue entonces y no antes cuando la realidad se presentó ante mí, abofeteándome desde la mano del capitán Kensington.

-¿Se puede saber qué haces aquí todavía, pedazo de inútil? -preguntó en un tono sorprendentemente bajo. No me gustaba en absoluto aquella actitud, pero sabía que era mejor no decir nada. Me levanté como un resorte, tratando de actuar diligentemente para evitar males mayores.

-Lo siento, me he quedado dormido. ¿Ya ha llegado la visita? -inquirí mientras me dirigía hacia la salida del camarote.

-¿Que si ya ha llegado? Tú deberías haber estado en la recepción antes de que yo llegara -replicó, haciendo un visible esfuerzo por no golpearme hasta calmarse. En su lugar, empleó la mano de la bofetada -ya cubierta con Haki de armadura- para agarrarme del cuello, sacándome del camarote a empujones pero conteniéndose para no dar rienda suelta a su enfado-. ¿Qué voy a hacer contigo? Esta vez te vas a llevar un correctivo de los buenos. Soy demasiado blando contigo.

Me arrastró hasta la cubierta del barco, y una vez allí me hizo descender al muelle. Todos estaban ya allí, tanto mis compañeros como los marines al mando del enviado... bueno, enviada. Al comprobar quién parecía llevar la voz cantante en el grupo de desconocidos, me encontré con una marine rubia... ¡y qué rubia! «Cálmate, sólo faltaría que enfadases aún más al capitán», me dije, cerrando los ojos y respirando profundamente mientras me dejaba arrastrar.

El capitán Kensington me llevó al centro de la multitud, donde todos los ojos pudieran verme y, tras soltar mi ropa, declaró con voz firme y potente sus intenciones. Ya me había dejado claro por el camino que esperaba que el castigo que me iba a poner me sirviese como correctivo de una vez por todas, pero no tenía ni la menor idea de qué quería hacer conmigo.

-Si la capitana no tiene inconveniente, vas a llevar a cabo esta misión bajo su mando. A ver si ella tiene la mano dura suficiente como para enderezarte, porque te juro que estoy a un paso de arrojarte al mar y dejar que te ahogues. -Alcé la vista del suelo para contemplar a la que tal vez se convirtiese en mi superior directo durante un tiempo, haciendo un esfuerzo por mirar únicamente su rostro. «Que no acepte, que no acepte», supliqué en mi fuero interno, prometiéndome que dejaría de gandulear del modo que lo hacía.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Dom 15 Oct 2017 - 19:52}

– Y entonces, luego de esa gran batalla, logré proteger Marineford de ese tipo – los hombres de Kensington fueron bastante insistentes para saber los detalles de aquella pelea en los cuarteles generales de la marina. – Fue bastante difícil, luego dormí por casi dos semanas. Luego de eso, tuve un par de misiones más sencillas y ahora estoy aquí. – Comentó con una suave sonrisa. Los demás marines estaban bastante impresionados. Además, no era un secreto que ella había ingresado de forma inmediata como capitana y eso ya la hacía alguien, para algunos, bastante respetable. No le gustaba tener tanta atención, pero tampoco le desagradaba del todo.

Suspiró con calma mientras seguía, con su mantra, la poderosa presencia del capitán. Solo esperaba que no trajera a un inútil o un vago o un pervertido. Lo único que faltaría sería que se desmayara por verla o que tuviera hemorragias nasales a cada rato. ”Bueno, no deben tardar mucho” – pensó al darse cuenta de que ambos ya venían en camino. Se preguntó qué tanta diferencia existiría entre ella y el capitán Kensington. ¿Podría vencerlo? Negó con la cabeza un par de veces, no era el momento de imaginarse una batalla contra él. Una suave brisa jugó con sus cabellos dorados y su gabardina.

– Si que tardan, ¿no? – Le comentó Rebecca.

– Pero si ya están aquí. – Le respondió.

Todos se giraron para verlos llegar. Misa se sorprendió un poco al ver a la persona que él traía. Por la expresión del capitán, estaba enfadado. ¿Por qué? Quizás por estar durmiendo o algo así antes de una misión. Suspiró con calma y lo analizó de pies a cabeza. Moreno, pelo largo y un cuerpo atlético. Medía, aproximadamente, un metro con ochenta y sus ojos eran… ¿Naranja? Sí que era raro. Las palabras de Kensington la pillaron por sorpresa, al parecer, no iría con ellos y ella estaba al mando. Además, le pedía que se llevara al recién llegado con ella. ¿Debería aceptar? Lo pensó unos segundos… Al parecer, el capitán buscaba más mano dura ya que él era muy blando. En cierto punto tenía sentido, ella no lo conocía y podía exigirle más. Era lo malo de tener a un favorito.

– Normalmente, no lo haría, capitán – comenzó a decir con calma. – Pero creo que esta vez puedo hacerlo. Adelante, es hora de partir, algunos miembros de mi equipo ya identificaron donde están. – Suspiró con calma y empezó a caminar.

No dudaba que el nuevo la iba a seguir y tenían un rato para conversar. Era hora de conocerlo y hacer algunas preguntas.

– Bien, yo soy Misa. Un gusto – empezó a decir. – Quiero saber tu nombre y tus objetivos dentro de la Marina – tomó una ligera pausa. – Y también por qué tu capitán se molestó contigo. – Su tono era bastante dulce, ya luego tendría oportunidad de comentarle lo que iban a hacer. Por el momento, solo quería conocerlo un poco más.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Dom 15 Oct 2017 - 20:19}

«Mierda, ha aceptado», me lamenté en mi fuero interno. Sin embargo, me aseguré de que nada se reflejara en mi rostro. Era un castigo más que merecido a fin de cuentas, y mostrar desagrado únicamente podía depararme un correctivo mayor. La capitana echó a andar entonces, alegando que sus hombres ya la habían informado acerca de la localización de... ¿quién? Por un momento me planteé si nos habían informado acerca de cuál era el fin de que nos hubiéramos unido con aquel grupo de marines, pero en seguida me di cuenta de que, con toda seguridad, si no lo sabía era porque no había estado en lugar oportuno para informarme.

El capitán Kensington me dio un suave pero firme empujón, invitándome a seguir a mi nueva oficial al mando. Esperaba algún tipo de reprimenda o castigo inmediato, pero cuál fue mi sorpresa al comprobar que demostraba una actitud amable. No obstante, hablaba como alguien acostumbrado a mandar, eficiente y que esperaba que sus órdenes fueran acatadas.

-Iulio -dije en seguida-. Cornelius D. Iulio. Mis objetivos... Pues no sé, mi alistamiento fue un poco precipitado. Sé que el capitán Kensington espera grandes cosas de mí. Me lo ha dicho en más de una ocasión, pero no sé hasta qué punto acierta conmigo -contesté. Creía que el breve interrogatorio había terminado, pero entonces realizó la pregunta clave. Seguí caminando unos pasos por detrás de ella, manteniendo el silencio durante unos segundos y evaluando cuál debía ser mi contestación. «Pues la verdad, ¿cuál va a ser, imbécil? ¿Acaso quieres tener a dos capitanes enfadados contigo?», pensé-. Él lo define como una "necesidad patológica de escaqueo, pereza y falta de implicación" -cité-, de ahí que crea que se equivoca conmigo.

No tardé en agachar la cabeza. Era curioso cómo me avergonzaba de comentar aquello en voz alta. Era plenamente consciente de lo que hacía y de que estaba mal. El capitán Kensington era un hombre que me había acogido sin pedir nada a cambio tras recogerme en medio del mar, flotando sobre unas tablas de madera. Sabía que mi actitud no era la más adecuada ni de lejos, pero aquella forma de comportarme me era intrínseca. Siempre había sido así y no podía evitarlo.

Volví a alzar la vista para contemplar de nuevo a la capitana, esperando encontrar algún tipo de emoción en sus cara. ¿Desprecio tal vez? ¿Quién sabía? Lo cierto era que no sabía si realmente quería identificar alguna reacción en su rostro, pero aun así clavé en ella mis ojos.

-Y bueno... ¿qué tengo que hacer? -pregunté a media voz. Era la primera vez que me encontraba frente a un oficial del mismo rango que el capitán Kensington, y no sabía muy bien cómo enfrentar la situación-. ¿Friego?, ¿pelo patatas?
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Dom 15 Oct 2017 - 21:11}

Suspiró. ¿En serio? Iulio era flojo, un vago. ¿Por qué estaba con ella? Aunque algo más importante, ¿qué veía el capitán en él? Ella no era una experta en saber, con una gran certeza, si alguien tenía un gran talento oculto o no, pero en él no veía nada… Prometedor. Se quedó callada unos segundos… ¿Acaso tampoco sabía por qué estaba ella ahí? Respiró hondo para no enfadarse con él… O no tanto. Apretó su puño derecho unos instantes, pero se relajó casi al instante. Era necesario ser dura con él y no consentirlo demasiado, pero tampoco podía exigirle mucho. Su poder, si bien sobresaltaba un poco, era débil. ”Pero algo debe tener, ¿no? No se ve al capitán alguien que encuentre “algo” en muchas personas” – pensó.

– Más que un castigo ejemplar, debes cambiar tu actitud – empezó a decir con algo más de seriedad. – ¿Si quiera sabes a dónde vamos? ¿Por qué tuve que venir aquí? – se detuvo en seco y lo miró a los ojos, fulminándolo con su mirada. – Vamos por una banda pirata y tú solo piensas en algo como eso, ¿en serio? – tomó una pausa y se giró para seguir caminando. – Si una cosa sale mal, si alguien llegara a morir por tú culpa, seré la primera en expulsarte de la marina. Más te vale que demuestres ese “algo” que te ve el capitán. – Finalizó con seriedad.

Suspiró y se intentó relajar. ¿Se habría pasado? Rebecca, al pasar por su lado, solo asintió. Seguramente todos sabían que no había sido más que una actuación, que no iba en serio, pero era la única forma de presionarlo y darle a entender que las cosas no eran tan sencillas. Además, todos confiaban en la fuerza de Misa y se sentían seguros con ella ahí. De su gabardina, sacó una carpeta con toda la información de la banda que iban a capturar: Número de miembros y también las recompensas de cada uno. Una vez la ojeó un poco, se la pasó a Iulio.

– De su capitán, me ocuparé yo. Su nombre es Blade y su wanted es de 250 millones de berries – tomó una ligera pausa. – El resto no debe ser mucho problema y solo es importante tener en cuenta que el capitán es muy fuerte, por eso, yo me ocuparé de él – suspiró con calma. Ya debían de estar cerca. – Tenemos que arrestarlos a todos. Espero que sepas, al menos, luchar. – Le comentó.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Lun 16 Oct 2017 - 18:37}

Debía cambiar... Sí, lo sabía. Era plenamente consciente de ello, pero tantos años de costumbre no se borraban con tanta facilidad. Por un momento se me ocurrió echarle la culpa a mi familia, que siempre me lo había consentido, pero en seguida me di cuenta de lo injusta que sería aquella acusación. No pude evitar acordarme de mis padres y de mis hermanos, estuviesen donde estuviesen estos últimos. «Deja de pensar en eso; los encontrarás», me convencí, volviendo a las palabras que me dirigía la capitana. Sabía que no había modo de librarme de la que se me venía encima, así que opté por decir toda la verdad junta, esperando que una vez pasase el inevitable enfado todo fluyese con más facilidad.

-Pues no... -La capitana me interrumpió. Al parecer lo primero no era más que una pregunta retórica y ya daba por hecho que no lo sabía. «Anda que empiezas bien», me dije. La advertencia -amenaza para mí- que profirió a continuación fue la puntilla que me faltaba. Si tenía alguna duda de si aquella vez podría actuar como siempre, quedó completamente disipada. Misa no me perdería de vista y no consentiría que me esforzase menos que cualquiera de sus hombres. «Sí que tiene mano dura, sí», aseveré en mi fuero interno.

Lo siguiente que hizo fue pasarme una carpeta con los datos de los tipos tras los cuales la habían enviado. No pude evitar sorprenderme al ver el precio que tenía la cabeza de su capitán.

-¿¡Doscientos cincuenta millones!? -exclamé para, un instante después, esforzarme en recuperar la compostura. Sí, no había duda de que aquel tipo sería el más fuerte de su banda y que sería alguien duro de atrapar, pero no terminaba de estar seguro de que el resto no supusieran un problema. «Tal vez para ella no», me dije, pensando que no tenía sentido que alguien tan perseguido se rodeara de débiles. No, dudaba mucho que para mí fuera un paseo-. Sí, sé luchar -afirmé sin más. Tal vez fuera un vago... bueno, lo era con total seguridad, pero ésa era una de las pocas cosas que lograban que dejase a un lado la pereza.

Entonces dirigí una mirada al resto de marines que había bajo las órdenes de Misa, preguntándome de cuántos hombres dispondría el pirata y si los subordinados de la capitana se bastarían para reducirlos.

-Sí, lo haré lo mejor que pueda -dije en voz alta para que se enterara. Aun así, aquel comentario iba dirigido a mí mismo más que a la rubia bajo cuyo mando me encontraba.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Miér 18 Oct 2017 - 4:13}

Sonrió para sí misma. Por unos instantes, se esperó una respuesta más… Grave por parte de Iulio, pero se alegró de que no fuera tan así. De hecho, casi podía asegurar que había logrado su objetivo: Presionar al recluta “estrella” del capitán. ¿Eran las formas? Muchos podrían decir que no, pero no veía otra forma de hacerlo cambiar de parecer. Tarde o temprano, se iba a dar cuenta que su actitud no le iba a llevar grandes felicidades y solo le traería problemas. No es que ella fuera el ejemplo más claro de ser alguien activo ni mucho menos, pero si se preocupaba de no estar vagueando en los momentos importantes.

Escuchó la reacción de Iulio y no pudo evitar soltar una risa suave. Era una recompensa algo exagerada, pero nada que ella no pudiera manejar. De hecho, solo él era el problema, el resto tenía recompensas entre treinta a cincuenta millones de wanted y eran solo cuatro, sin contar a su capitán. Suspiró con calma y siguió su camino a paso totalmente relajado. Quizás no lo demostraba, pero estaba atenta a todo lo que le rodeaba. Su mantra abarcaba poco más de trescientos metros y no había nada que ella no sintiera. Ninguna voz se le escapaba dentro de su gran rango.

– No espero otra cosa, Iulio – le respondió, pese a que había captado que no era un comentario para ella. Si no para darse ánimos él mismo. – De todos modos, es una banda relativamente nueva, pero el capitán va haciendo destrozos dónde va y por eso tiene ese wanted. La cantidad de miembros es de cuatro personas, más Blade – quizás era una de las pocas cosas que se le había olvidado comentar. – Ninguno de ustedes debería tener problemas con su banda.

No tardaron mucho en llegar a un claro en el bosque. ”Deberían estar por aquí” – pensó mientras se concentraba. Era la primera del grupo, mientras que Rebbeca y sus hombres, cubrían los otros flancos. Iulio, iba un par de pasos más atrás. Era una buena formación y no tenían puntos ciegos. Misa hizo una seña y sonrió.

– Vaya… ¿Eso es todo lo que valgo? ¿Un simple capitán y cinco marines que ni siquiera saben cambiar un pañal? – En un roca, sentado con el resto de su banda, estaba Blade. Un hombre alto, de pelo rojo y una mirada amenazadora. No le dieron tiempo para responder, puesto que todos, salvo el capitán, empezaron a disparar al grupo. Aunque ninguna bala llegó a ellos, la capitana había generado una poderosa barrera con su Haki y todas y cada una de ellas solo impactó en el suelo.

– Ya verás que esto es más que suficiente – le respondió. – No podrás vencerme. – Afirmó con toda seguridad.

– Veamos si eso es cierto, querida capitana – Blade se levantó e hizo tronar sus nudillos. – Yo me encargaré de ella, todo el resto… Ocúpense de la basura.

– Chicos, ya saben qué hacer – les dijo ella a sus hombres. – Iulio, escoge a cualquiera y no molestes al resto – le comentó con autoridad. – No quiero tener que salvarte el trasero. Demuéstrame lo que vales y prueba que el capitán Kensington no se equivoca contigo. – Enfatizó.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Miér 18 Oct 2017 - 13:35}

La explicación acerca de la recompensa que había sobre la cabeza del tal Blade no terminaba de convencerme. Si era un sinvergüenza e iba arrasando con todo lo que encontraba a su paso se podía comprender que se pidiera tanto por él, pero había algo que no me gustaba en absoluto: ¿cómo demonios habían permitido que alcanzase tanto valor sin antes enviar alguien a por él?

A punto estuve de preguntárselo a la capitana, consciente de que lo más probable era que decir aquello me acarreara un buen sopapo, pero justo cuando lo iba a hacer nos introdujimos en un claro del bosque. Allí en medio, recibiéndonos sentados sobre una piedra y despidiendo autosuficiencia por todos los poros, nos esperaba la banda pirata que andábamos buscando.

El capitán era un tipo alto y pelirrojo, y observaba a Misa como si quisiera partirla en trocitos muy pequeños. No pude evitar compararla con él; ¿cómo podría alguien de su tamaño enfrentarse a semejante mole? «La apariencia no lo es todo. Si ha llegado al rango de capitana será porque tiene algo, ¿no?», me dije, recordando a Kiraru. Era un recluta extremadamente grande y corpulento, el cual llevaba estancado en su rango desde mucho antes de que yo llegara al "Monkey D. Garp".

Mis pensamientos fueron interrumpidos por una descarga de balas procedentes de los secuaces de Blade. Me disponía a dejar que me atravesaran, pero entonces la rubia levantó una barrera para que ninguno de sus hombres resultara herido. El capitán Kensington me había hablado anteriormente de ése como uno de los posibles usos del Haki de armadura, pero nunca lo había visto con mis propios ojos. Sí, no pude evitar sorprenderme, y así me quedé hasta que Misa comenzó a repartir órdenes. «¿Que no moleste?», me pregunté.

Pocas cosas había en el mundo capaces de hacer que me esforzara al máximo, y que hirieran mi orgullo de una forma tan... tan... descarada era una de ellas. No di pie a que ninguno de los hombres de la capitana se moviese. En seguida mi cuerpo comenzó a iluminarse, emitiendo un resplandor entre blanco y amarillento que confirmaba que había pasado a mi estado elemental.

Unos instantes después me encontraba entre dos de los subordinados de Blade: un rubio que empleaba un parche en el ojo izquierdo y una mujer rasurada con un enorme tatuaje que le ocupaba todo el cuero cabelludo. La sorpresa se materializó en sus rostros al verme entre ellos, y en un acto reflejo el hombre accionó el gatillo de su arma en dirección a mí. Sin embargo, la bala me atravesó y fue a acertar en la cabeza de su compañera.

Por mi parte, no dejé tiempo al tipo para que reaccionase. Le acerté de pleno con mi puño izquierdo en la boca del estómago y empleé el derecho para darle un nuevo golpe en la cara, provocando que se cayera de la roca en la que se encontraban todos. Después de hacerlo me alejé a la misma velocidad a la que me había acercado, deteniéndome a unos metros del grupo. No me convenía demasiado permanecer mucho tiempo cerca de ellos, sobre todo del capitán. Además, el rubio había salido de su sorpresa y se levantaba para enfrentarme.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Jue 19 Oct 2017 - 0:59}


Estaba preparada para lanzarse al ataque, pero algo le hizo quedarse dónde estaba. Un intenso brillo vino por su espalda y, al darse cuenta, Iulio ya estaba frente a los piratas… Mejor dicho, entre dos de ellos. Una sonrisa se dibujó en su rostro. ”Vaya fruta más interesante” – pensó al ver que una bala le había atravesado la cabeza y este siguió como si nada. De hecho, ya solo quedaban cuatro miembros -puesto que la bala que era para Iulio impactó en la cabeza de uno de ellos- de la banda de Blade. Suspiró y vio como sus hombres, siguiendo la vitalidad que mostró el pupilo de Kensington, empezaron a avanzar.

– Entonces… ¿Empezamos, Blade? – Le preguntó Misa mientras se estiraba.

– No creas que por ser mujer yo…

La capitana lo interrumpió y recorrió la poca distancia entre los dos. Alzó su puño derecho e intentó darle un poderoso golpe en su rostro, aunque el pirata dio dotes de una agilidad y reflejos increíbles al moverse a un lado. La fuerza de la capitana, sumada a las ondas cortantes que generaban sus guantes especiales, hicieron un camino, de unos diez a quince metros, por el bosque llevándose todo a su paso… Desde árboles, rocas y cuanta cosa se cruzara. Una gran nube de polvo se hizo presente atrás de la posición del capitán y una sonrisa siniestra se dibujó en su rostro. Misa dio un par de pasos atrás y vio cómo es que los combates de sus hombres empezaban sin muchas complicaciones. Gracias a la ayuda de Iulio, tenían ventaja en números. No podían perder en esas condiciones y menos con ella estando tan concentrada como siempre.

– Oh… Al menos pudiste esquivar algo tan simple como eso. – Se burló ella.

– ¿Eso es lo mejor que puedes hacer? – Le preguntó Blade.

– Ven y verás. – Se limitó a responder.

Blade empezó a reír y sacó dos cuchillos bastante largos. ”No me sorprendería que tuvieran veneno, no dejaré que me toquen” – se dijo. Su contrincante no tardó mucho en empezar a correr rumbo a ella y la capitana se puso en guardia. Imbuyó sus dos puños en su Busoushoku y se quedó a la espera de la ofensiva. Su mantra le advirtió de las intenciones de su rival y ella, usando eso como ventaja, fue que contraatacó con rapidez y agilidad impactó su puño en el abdomen de él y, de esa forma, mandarlo directo a la roca. No se había contenido en la fuerza de este y solo se quedó viendo cómo es que el pirata se estrellaba y, de paso, rompía la roca dónde antes estaba sentado.

– No me lo pongas tan fácil, Blade. – Comentó ella.

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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Jue 19 Oct 2017 - 20:11}

Todo el mundo comenzó a moverse después de que me separara un poco de los piratas de Blade. «¿Te sirve eso como "no molestar"?», pensé mientras clavaba mi mirada en Misa, que justo lanzaba un puñetazo hacia la cabeza del pirata. La destrucción que nació desde la zona donde se había detenido el puño me hizo tragar saliva. Un capón de esas manos debía doler más que los del capitán Kensington... aunque era cierto que el veterano siempre se contenía al golpearme.

No tarde en volver al asunto que me traía entre manos. El tipo del parche seguía ante mí, y esperaba algún tipo de movimiento por mi parte. No pude evitar pensar que la capitana había tenido razón al advertirme de que el capitán de aquella banda era el único del que había que cuidarse.

Llevé mi vista más allá de mi oponente inmediato. Las mujeres al mando de la rubia no parecían tener muchos problemas con sus oponentes, pero uno de los hombres se encontraba en apuros. Me escoré poco a poco, haciendo pensar a mi rival que me iba a lanzar contra él, pero en cuanto tuve una línea recta viable hacia el otro sujeto me desplacé hasta su espalda y, sin mediar palabra, le propiné un codazo en la parte posterior del cuello.

El subordinado de Misa tuvo el tiempo justo para recomponerse, y para cuando el pirata se volteó para golpearme yo ya había vuelto a mi posición anterior y me disponía a enfrentarme a mi enemigo.

-¡De nada! -exclamé desde la distancia al marine, que me dirigió una mirada enfadada y un gruñido como respuesta. «La próxima vez no ayudo a nadie», me dije, sabiendo que pocas mentiras más grandes que aquélla podrían salir de mi boca-. ¿Y tú qué quieres? -pregunté al tipo del parche, que había soltado su pistola y se había colocado dos puños americanos antes de comenzar a avanzar hacia mí.

El tipo lanzó un puñetazo hacia mi cara, acción que respondí asumiendo mi forma elemental de nuevo. Cuál fue mi sorpresa al comprobar que me golpeaba de pleno. «Vaya... Así que Haki de armadura, ¿no?», me dije, llevándome una mano a la comisura de la boca para comprobar que estaba sangrando un poco.

No le di ni un segundo para que continuara con su ofensiva, sino que me levanté y me desplacé a toda velocidad hasta acabar pegado a él, justo a su derecha. Una vez allí, lancé un rodillazo hacia su costado, pero alcanzó a bloquearlo usando su codo. Acto seguido trató de golpearme con el puño contrario en la cabeza. No traté de esquivarlo, sino que empleé mi antebrazo para bloquear su codo y usé la otra mano para golpearle en la boca del estómago.

El tipo se dobló un poco sobre sí mismo, y aproveché ese instante para lanzarle un rodillazo a la cara. Acerté de pleno en su nariz, lanzándolo de espaldas al suelo. Pensaba que el enfrentamiento había concluido, pero volvió a levantarse para continuar con la lucha.

-¡Qué pesado eres, eh! -me quejé en voz alta, volviéndome a poner en guardia.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Jue 2 Nov 2017 - 0:18}

La capitana, aprovechando los segundos que se estaba tomando su rival para levantarse, se estiró un poco. Además, aprovechó para mirar un poco los combates de sus compañeros y ver si alguno necesitaba ayuda. No pudo evitar sorprenderse al ver la acción de Iulio. Había ayudado a uno de sus hombres, y todo hubiera sido perfecto de no ser por qué… Presumió. ”Egocéntrico” – pensó. El ruido de las piedras cayendo la hizo concentrarse en el capitán. ”Y yo que pensaba que ya estaba derrotado. Resulta más duro de lo que se ve” – sonrió de forma calmada. Su mantra estaba activado y cubría, sin problemas, a todos los combatientes.

Blade se sacudió un poco el polvo. La miró con perversión y se sacó la camiseta, dejando su torso desnudo. ¿Qué le pasaba ahora? Vio el tatuaje de un dragón recorriendo desde el brazo derecho hasta su pectoral izquierdo. Era de un color negro oscuro y cerca de su boca se veía la jolly roger de su banda. ”Su sentido de moda es… Absurdo” – pensó. Aunque algo empezó a cambiar, sintió una extraña presión sobre el ambiente y la tierra tembló ligeramente. ”Algo no esta bien” – se dijo. Enfocó su mantra solamente en él, ignorando al resto. Su experiencia le decía o le hacía creer saber lo que estaba por pasar. Todos se detuvieron al ver una enorme aura roja envolver a Blade. El tatuaje, de hecho, brillaba también y se movió un poco.

– Este es tu fin. – Escuchó por parte del capitán.

De un momento a otro, el pirata se transformó en algo entre un leopardo y un humano. ”Mierda, es fruta zoan. ¿Por qué no ponen eso en los reportes?” – suspiró. Ahora las cosas iban a ser más complicadas. Si había tipos adictos a la sangre, eran los zoan del tipo carnívoro. De todos modos, el aura roja que lo envolvía no había desaparecido, así que entendía que estaba llevando al límite su cuerpo. Lo vio desaparecer, sabía lo que iba a hacer, pero aun así no pudo hacer nada para bloquearlo… Su cuerpo salió disparado, debido a una poderosa patada, directo a unos árboles que terminó por destruir. Apoyó su mano en el suelo y así fue como se detuvo. Empezó a caminar hacia su rival, de su labio salía un poco de sangre y tenía ciertos rasguños en su piel, pero no era nada importante.

– Así es como tienen que ser las cosas – se llevó una píldora blanca a su boca y la tragó. Una aura blanca la rodeó por completo. – Espero que no me aburras, Blade.

Tanto Misa como el capitán pirata, desaparecieron para encontrarse justo al medio del claro. Tanto ella como él lanzaron poderosos puñetazos que se encontraron en el camino del otro. Se generó una poderosa onda de viento y el terreno se vio agujereado por la presión del ataque. Ambos retrocedieron.

– Pase lo que pase, no vengan, ni siquiera piensen en acercarse. – Ordenó Misa a viva voz, para que todos la escucharan. Se había confiado un poco y ahora se tendría que esforzar un poco más.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Sáb 4 Nov 2017 - 1:23}

Un resplandor rojizo proveniente del lugar donde se encontraba el capitán pirata captó mi atención. Mi rival jadeaba frente a mí, por lo que con toda seguridad él agradecería un pequeño receso incluso más que yo. En consecuencia, me atreví a mirar en dirección al oponente de Misa. El sujeto había descubierto su torso, y un aspecto que remedaba la apariencia de un animal auguraba que todo iba a ponerse más complicado para la rubia. «Si se pone difícil para ella, para mi todavía más», razoné, volviéndome a centrar en mi objetivo para tratar de acabar lo antes posible.

Cuando me disponía a abalanzarme de nuevo sobre mi rival, un golpe seco que provenía del lugar donde se encontraba la capitana hasta hacía unos instantes volvió a distraerme. Apenas si alcancé a ver cómo el hombre con pinta de felino le propinaba una patada y la mandaba a volar. Mi sorpresa al ver el impacto sólo fue superada cuando, completamente atónito, vi cómo Misa se levantaba y volvía al combate casi como si nada hubiese sucedido.

-¿Pero se puede saber de dónde te han sacado? -inquirí en voz baja, en un tono casi inaudible. Tal vez me hubiese escuchado. No lo sabía, pero aquél no era un comentario dirigido hacia ella. Más bien era un pensamiento que me había visto obligado a dejar salir al exterior.

-¡Tú y yo no hemos acabado! -exclamó de repente una voz junto a mí. Aún perplejo, dirigí mi vista hacia la posición donde antes se encontraba mi enemigo. Le había dejado recuperarse y moverse a su antojo, y antes de decir nada había avanzado en mi dirección. No había abierto la boca hasta lanzar el puñetazo que me acertó de pleno en la quijada, derrumbándome y haciéndome caer de espaldas. "¡Jamás te distraigas en un combate! ¡Nunca le des la espalda a un enemigo!", resonaron las palabras del capitán Kensington en mi cabeza, llegando incluso a notar levemente la contundente colleja que me habría dado si hubiese visto lo que acababa de suceder.

No obstante, no era momento para lamentarse. Desde el suelo pude ver cómo el subordinado de la rubia que antes se había encontrado en apuros volvía a estar en una situación similar. El otro parecía encontrarse en un combate igualado y, mientras que dos de las mujeres se desenvolvían sin mayores problemas, la tercera comenzaba a flaquear también.

-No pensaba hacerlo -respondí al comentario de advertencia de la capitana, rodando al mismo tiempo para evitar un nuevo golpe de mi oponente. Los puños americanos levantaron varios fragmentos de roca del suelo, demostrándome que bajo ningún concepto podía permitir que me golpeasen.

Antes de que preparase el siguiente ataque, elevé mi rodilla para golpearle con fuerza en el lateral de la cabeza. Un gemido de dolor escapó de su boca antes de tambalearse un poco, situación que aproveché para levantarme y propinarle una patada en el mismo lugar que acababa de castigar. Cayó de lado, completamente desorientando y balbuceando algo incomprensible antes de quedarse completamente en silencio. Lo más sensato hubiera sido esposar al tipo allí mismo, pero entonces una poderosa corriente de viento que venía del lugar donde Misa se enfrentaba a Blade interrumpió cualquier intención que pudiera tener.

Desde donde me encontraba, pude ver que el que sin duda era el más débil de los subalternos de la capitana estaba a punto de recibir una estocada en el abdomen. Mi rival tendría que esperar, aunque lo más seguro era que no se levantara en un tiempo. No me lo pensé y asumí mi forma elemental, precipitándome en dirección al pirata de la espada a toda la velocidad que me fue posible. Me detuve a unos escasos cincuenta centímetros de él, recuperando mi corporeidad y alzando el pie. La sorpresa se manifestó en su cara antes de que, de forma brusca y violenta, extendiera la pierna para golpear con todas mis fuerzas su cuello.

El sujeto salió despedido varios metros, y el marine que había estado a punto de ser atravesado recuperó la respiración que había suprimidos unos segundos antes.

-No creo que a tu capitana le guste que te dejes derrotar por uno de estos -dije. Seguramente sonara chulesco, pero con ese comentario buscaba despertar el orgullo que pudiera tener mi oyente. Era algo que el capitán Kensington acostumbraba a hacer y, aunque por lo general yo no prestaba ni la más mínima atención a cosas como aquélla, en esa ocasión podría ser útil en caso de funcionar.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Lun 13 Nov 2017 - 12:21}

El intercambio de los poderosos golpes no cesaba. Ninguno de los dos retrocedía y se generaban poderosos sonidos y vientos debido a la enorme fuerza de los dos. ”Ni siquiera se inmuta a la electricidad o el kairoseki. Menuda bestia.” – pensó con una suave sonrisa mientras esquivaba, girando a un lado, el puñetazo de Blade. Intentó conectar una patada a sus costillas, pero sin éxito. Era más difícil de lo que pensaba y sin dudas que se había confiado mucho. Los dos volvieron a impactar su puño contra el del otro, esta vez imprimiendo más fuerza. Debido a la fuerza de ellos, ya no había cercanos y la roca ya se había desvanecido. Ambos retrocedieron dando un gran salto hacía atrás. Misa aprovechó esos instantes para tomar un poco de aire y mirar a su alrededor. Logró notar como es que Iulio, nuevamente, salvaba a uno de sus hombres. Incluso alcanzó a escuchar parte de su discurso y no pudo evitar sonreír. ”Me agrada” – pensó.

– ¡No te distraigas! – Escuchó por parte del pirata.

– No lo hago. No te quitaré un ojo de encima. Eres peligroso y le pondré punto final a todo esto. – Le respondió a la par que, dando una ágil voltereta, esquivó una patada dirigida a su rostro. Un ligero corte, producido por el viento que hizo por su fuerza, apareció en su rostro bastante cerca del ojo.

– Aún si me derrotas, ¿crees que tus hombres podrán contra los míos? De no ser por el bastardo de la luz ya habría muerto uno de los tuyos – hizo una ligera pausa y, en cierto modo, tenía razón. Iulio se estaba luciendo, pero también era cierto que uno de los suyos estaba teniendo más problemas de lo normal. – O… ¿Eres tan arrogante qué piensas que puedes derrotarnos a todos tú sola?

– Si así fuera, no hubiera venido acompañada, además… – tomó una ligera pausa. De reojo, ubicó al favorito del capitán Kensington. – ¡Iulio! De ahora en adelante, tu misión será encargarte de que todos ganen sus peleas. Serás el apoyo de todos – sabía que lo haría con o sin órdenes, pero le faltaba añadir algo más. – ¡Confío en ti, Iulio! Eres bueno y me tranquiliza que estés entre nosotros. Así me dejas usar mi máximo poder. – Añadió con una suave sonrisa.

– ¿Máximo poder? ¿En serio? Ni siquiera he sudado, ¿cómo piensas ganar? – La cuestionó Blade.

El cuerpo de la capitana volvió a la normalidad. De entre sus cosas, sacó una píldora negra y se la llevó a la boca. Un aura del mismo color la envolvió, pero eso no era todo… ”Si quiero ganar, tendré que ir a tope. Solo espero resistir el efecto secundario.” – cerró sus ojos unos minutos y ella creció hasta el metro con ochenta centímetros y sus pupilas desaparecieron. Incluso unas venas se marcaron por todo su cuerpo. El aura negra se combinó con una de color dorado. Una enorme presión surgía desde dónde estaba ella e incluso notó como es que Blade se asustaba al verla de ese modo. Era hora de acabar con todo esto.

– Tú ya no podrás hacer nada. – Le comentó.

Misa desapareció y conectó un poderoso puñetazo en el abdomen de su contrincante, quien no tuvo ninguna reacción, no pudo defenderse ante su nueva velocidad. Su cuerpo salió disparado hacía atrás y logró notar algunas gotas de sangre salir de su cuerpo. No perdió el tiempo y antes de que este pudiera recomponerse del ataque anterior, ella saltó y conectó con un poderoso rodillazo en el mismo lugar donde conectó su puño. Un enorme agujero se formó al recibir su impacto e incluso creyó escuchar como es que las costillas del pirata se rompían. Había escuchado el sonoro “crack” característicos cuando un hueso se fracturaba. Dio unos pasos hacia atrás, suspiró con calma y sonrió. Su mano derecha empezó a brillar en un tono rojizo, lanzó una poderosa onda de choque y la hizo estallar apenas vio que estaba cerca del pirata. Una poderosa explosión se originó en el lugar y un humo negro empezó a salir del lugar. Le dio la espalda a Blade, confiando plenamente que se había acabado, empezó a caminar para ir a ayudar al resto de sus compañeros mientras pudiera.

– ¿A dónde crees que vas? ¡Esto aún no acaba! No seré yo el que termine derrotado. – Se giró para ver, completamente sorprendida, como  es que Blade se levantaba y se preparaba para seguir luchando.

– Maldito, no caes con nada. ¿Acaso no notas la obvia diferencia entre nosotros? – Misa estaba agitada, su cuerpo no iba a aguantar mucho más. Debía acabar pronto.

– Ganaré. Pase lo que pase, ganaré. – Le respondió él.

– No, no lo harás. No dejaré que toques a ninguno de mis compañeros. – Le respondió mientras se iba preparando para el siguiente y, seguramente, último asalto.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Miér 15 Nov 2017 - 17:09}

Mi melena se agitaba al viento mientras mantenía mi vista fija en el espadachín al que acaba de golpear. Le había cogido por sorpresa, pero no había tardado mucho en levantarse y adoptar una pose que no había visto en ninguno de mis compañeros marines. La punta de su sable se orientaba directamente hacia mí mientras asía la empuñadura de su arma con la mano derecha. La izquierda, por otro lado, servía de apoyo para el extremo del mango.

Lucía un gesto serio y, al igual que yo, trataba de ignorar la destrucción que su capitán y la rubia estaban causando en el lugar. «¿Encargarme de que ganen? Lo que me faltaba, me castigan y ahora me toca hacer de niñera de marines... Estupendo», me quejé en mi fuero interno. De cualquier modo, lo más probable era que hubiera hecho eso mismo en caso de que la situación lo requiriese.

El de la espada se abalanzó sobre mí con una expresión mucho más seria que el pirata de los puños americanos. Algo me indicaba que aquel oponente sería más difícil de derrotar, pero debería hacerlo si no quería que la capitana me atizara. Además, si el capitán Kensington recibía un informe desfavorable me tendría un mes entero limpiando el barco entero yo solo... Y ni ese castigo me libraría de una buena tunda correctiva por holgazán y despreocupado. No, me gustase o no debía hacer lo que me mandaban.

Por un momento me sentí tentado de dejar que el filo de mi enemigo me atravesara pero, si mi oponente anterior había podido hacer uso del Haki de armadura, nada me aseguraba que el nuevo no pudiera hacerlo. Un rápido vistazo a espaldas del pirata me confirmó que por el momento los subordinados de Misa no tenían demasiados problemas, por lo que no tenía ninguna visita exprés que hacer. En consecuencia, me hice a un lado para evitar el tajo vertical con el que me trataban de alcanzar. Lo hice por poco, y un par de mechones blancos como la nieve cayeron junto al marine al que había salvado hacía unos segundos. ¿Acaso no pensaba moverse de ahí? Para ser tan exigente, la rubia había seleccionado a un hombre que no parecía estar a la altura de la situación. «Tal vez no se esperase todo esto», pensé, tratando de convencerme de que el marine que había junto a mí no actuaría así normalmente.

Aprovechando el movimiento, giré sobre mí mismo para intentar impactar una patada en la parrilla costal del espadachín. Sin embargo, empleó la mano que normalmente colocaba en el extremo inferior de su arma para detener mi talón y aferrarlo con fuerza. ¿Acaso tendría aquella mano una función meramente defensiva? Parecía que sí.

Noté un creciente calor en el pie antes de liberar un gemido y saltar para alcanzar con otra patada a mi rival, lo que me permitió liberarme de su presa. ¿Qué demonios había hecho? Reparé en que empleaba unos guantes de lo más extraño, y en mi zapato se podían ver señales inequívocas de que había sido quemado. Desde luego, el sujeto era toda una caja de sorpresas. A mis espaldas, el marine había vuelto a la realidad y se había puesto en pie, de nuevo listo para combatir.

Agradecí aquello de todo corazón, porque una de las mujeres al mando de la capitana, la que anteriormente se desenvolvía con más soltura, de repente se encontraba en el suelo por algún motivo. ¿Qué clase de truco habría utilizado su oponente? Cualquiera sabía, pero el hecho era que tenía una molesta orden que cumplir. Sin decir nada, emití un resplandor antes de dirigirme hacia su contrincante a toda velocidad.

No le di tiempo a su rival para tratar de acabar con ella, porque antes de que lo hiciera ya le había propinado un contundente puñetazo imbuido en Haki de armadura en el mentón. La sangre que salió de su boca me indicó que mi golpe ascendente había logrado que se mordiera la lengua. «Es lo mínimo», me dije. La rabia en el gesto de la marine dejaba claro que su rival había utilizado alguna sucia argucia para dejarla en la posición en la que la había encontrado. Con toda seguridad no volvería a verse en una como aquélla durante ese combate, así que volví al lugar que me correspondía: junto al uniformado que más dificultades estaba encontrando.

Cuál fue mi sorpresa al comprobar que, conforme me detenía, una lacerante dolor me avisaba de que acaba de recibir un corte en el muslo izquierdo. Doblé un poco la rodilla, pero enseguida me volví a erguir. ¿Tan previsible había sido mi movimiento? Debería corregir eso.

-Eso es lo peor que has podido hacer -escupí con furia, preparándome para darlo todo para acabar con él.
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¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] Empty Re: ¡A sus órdenes, mi capitana! - Privado/Pasado [Misa & Iulio] {Miér 6 Dic 2017 - 20:36}

Me precipité hacia mi enemigo a toda la velocidad que fui capaz de alcanzar. Si lográbamos derrotar a ese sujeto nuestra superioridad numérica sería abrumadora sobre la tripulación pirata. Además, el poco avispado marine al que estaba ayudando parecía haberse repuesto del shock inicial y de nuevo estaba en guardia.

No obstante, nuestro oponente ya había dejado claro que sería un hueso duro de roer, por lo que más nos valía andar con cuidado. Intenté golpear el lateral de su cabeza lanzando una patada que pretendía cogerle por sorpresa, pero no fue así. El tipo se agachó en el último momento y lanzó un tajo en dirección a mi pierna de apoyo.

Por mi parte, logré alejarme en el último momento para no recibir una herida fatal. Mi nuevo compañero aprovechó la situación para tomar la alternativa, lanzando un puñetazo en dirección a la cara del pirata. Desafortunadamente, el espadachín fue capaz de bloquear el golpe con la guardia de su espada y retrocedió unos pasos, poniendo algo de espacio entre él y nosotros.

El estruendo a mi espalda me confirmaba que la batalla entre Misa y el capitán se encontraba en su punto álgido. Podía oír explosiones y cómo de vez en cuando intercambiaban gritos y comentarios desafiantes, pero mi situación no me permitía prestarles toda la atención que mi curiosidad demandaba.

Tenía una función clara y debía cumplirla. Centrándome de nuevo en mi oponente, volví a lanzarme al ataque, esa vez acompañado del subordinado de Misa. Yo lancé un puñetazo que buscaba el abdomen del enemigo, mas se hizo a un lado e intentó ensartar su sable en mi hombro izquierdo.

Le faltó poco para lograrlo. Me hice a un lado en el último momento, pero eso no impidió que me llevase un corte en el hombro. Había tratado de asumir mi forma elemental para salir indemne, pero aun así el acero había mordido mi carne. Mientras observaba la herida, agradecí no haber intentado hacer aquello antes o con un ataque más letal.

Mi compañero había aprovechado el momento para golpear la rodilla del de la espada, haciendo que crujiera antes de obligarle a hincarla en la tierra. Sin embargo, el pirata se resistía a ser derrotado y lanzó un tajo horizontal con el que pretendía alcanzar el abdomen de mi aliado. No obstante, no le dejé que lo hiciera. Apenas había comenzado a ejecutar el movimiento cuando le propiné un puntapié en la mano que asía la espada, mandándola a varios metros de distancia.

Mi aliado se echó encima del criminal en cuanto vio la oportunidad, inmovilizándolo y asegurándose de que sus esfuerzos por liberarse fueran en vano. Yo permanecí quieto, respirando agitadamente para tratar de recuperar el aliento. Entonces, las palabras de la capitana volvieron a sonar en mi mente: “¡Iulio! De ahora en adelante, tu misión será encargarte de que todos ganen sus peleas. Serás el apoyo de todos”. Maldiciendo mi suerte, observé mis alrededores para ver si alguien más necesitaba ayuda, pero no era así.

De hecho, incluso el alboroto que había a mis espaldas había cesado. Los marines que Misa había llevado consigo habían esposado a todos los tripulantes de la banda de Blade. La mujer a la que había ayudado anteriormente había maniatado al pirata al que había noqueado en primer lugar y me observaba con una sonrisa.

Al ver que todo había concluido, me dejé caer y me tumbé en el suelo. «Última vez que me meto en un lío de estos», me dije, perfectamente consciente de que no sería así. El irrefrenable deseo que me mantenía fijo a cualquier superficie blanda volvería a hacer de las suyas con toda seguridad.

-Iulio, la capitana lo ha dado todo y necesita ayuda –dijo entonces una voz junto a mí. Era la marine que se había visto en apuros hacía un rato. Mientras me hablaba, arrastraba el cuerpo del pirata inconsciente sin quitarle el ojo de encima al otro.

Sin saber a qué se refería, me incorporé y miré en dirección a la zona donde se había desarrollado el enfrentamiento entre Misa y el capitán pirata. La zona se encontraba completamente desolada, con surcos en el suelo que indicaban que un gran poder destructivo había pasado por allí. No quedaba ni un árbol en pie en varios metros a la redonda, y algunas rocas que anteriormente habían salpicado el área habían sido reducidas a polvo.

En el centro de tanto desastre yacían los cuerpos de ambos contendientes. La marine trataba de levantarse inútilmente, mientras que el criminal no hacía ni el intento. ¿Estaría muerto? No lo sabía, pero el hecho de que hubiera plantado cara de ese modo me hacía dudarlo. Fuera como fuere, me acerqué a mi superior y la ayudé a incorporarse.

-Para que luego me digan que no haga nada –dije en tono de broma mientras pasaba su brazo por mis hombros, pero no obtuve ninguna respuesta por su parte. ¿Tan agotada estaba?

Tras reunir a todos los tripulantes de Blade que podían andar, dos de los uniformados se separaron del grupo y se dispusieron a atrapar también al capitán. No sin antes asegurarse de inmovilizar todas sus extremidades, cargaron el pesado cuerpo de Blade y nos encaminamos de vuelta al puerto.

*****

-Todos fuera de aquí –ordenó el capitán Kensington en cuanto puso un pie en mi camarote.

-¿Qué he hecho? –pregunté, tratando de recordar cuál había sido mi error en esa ocasión-. Sea lo que sea, fue sin querer y…

-Calla, calla –me cortó el veterano oficial-. Esta vez no has hecho nada malo. Todo lo contrario. He estado hablando con la capitana Amane y no sé con qué la has drogado, pero ha elogiado tu actuación en la captura de Blade. Sinceramente, me cuesta mucho creer que hayas hecho todo eso, pero dudo mucho que me haya mentido. Hasta donde yo sé es una mujer muy recta, así que supongo qué tendré que preguntarle qué demonios ha hecho para que te comportes de ese modo –añadió, sentándose en uno de los catres-. Me ha dado esta carta de recomendación para que te la dé. Dice que tal vez la necesites algún día. Yo sigo sin creérmelo, la verdad. –Se tomó unos segundos en los que se quedó contemplando la misiva para, finalmente, ofrecérmela-. ¡Y deja de vaguear! Deberías llevar quince minutos limpiando los servicios de los oficiales. ¡Fuera de aquí!
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