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¡¿Quién ha puesto ese acantilado ahí?! (Privado) [Barrabás Seegar & Andy G. War] Empty ¡¿Quién ha puesto ese acantilado ahí?! (Privado) [Barrabás Seegar & Andy G. War] {Miér 22 Nov 2017 - 14:30}

Un nuevo viaje con el Buque Insignia, había aprendido a navegar en aquellos mares con aquel barco, desde que había cumplido mis deseos de grandeza había sido uno de mis más fieles compañeros... Su fin estaba cerca.

Mis hombres y yo llevábamos semanas de penurias en el mar, los recursos se agotaban, no había suficientes para alimentar a todos los hombres que al principio me seguían. Cuando el hambre se había apoderado de nosotros, luego lo hizo la escasez de agua potable y finalmente la enfermedad.

Los hombres que desertaban se llevaban consigo recursos de manera forzosa, así que el barco cada día estaba en una situación peor. Restando los últimos cinco miembros y yo, dirigimos el barco lo mejor que pudimos hasta el puerto más cercano, en éste caso aquella isla. El estado del barco y la escasez de hombres dirigiéndolo provocó que perdiese el control de mi navío, giré el timón con todas mis fuerzas para evitarlo, sin embargo, el barco encalló en los acantilados.

Bajamos todos del barco lo más rápido que pudimos, si aquel amasijo de madera se hundía no queríamos permanecer dentro. Un sentimiento de rabia y de impotencia se apoderó de mí, sentimiento que tuve que camuflar con frialdad e indiferencia para no alertar a mis hombres. Teníamos un verdadero dilema encima, para colmo no conocíamos nada acerca de aquella isla.

- Tomad todos los recursos que aún se puedan utilizar del barco, intentad construir con sus materiales un bote lo suficientemente grande y resistente para cobijarnos a los seis. Yo iré a inspeccionar la isla, vosotros tenéis trabajo.-

Aún con aquel sentimiento encima me di la vuelta y caminé para adentrarme en la isla a través de una pequeña playa paralela a los acantilados. No me percaté de la presencia de ningún barco en el puerto, de hecho, ni lo miré, estaba pensando en qué haría ahora para salir de aquel aprieto.

Caminé y caminé a lo largo y a lo ancho de aquella isla, el gemelo que era sostenido por una pata de palo me comenzó a doler, aquella herida después de todas aquellas semanas parecía no haberse curado del todo. Me senté en un árbol cortado en medio de un claro de un bosque, más que un claro natural parecía haber sido provocado por obra de los leñadores, a su alrededor en un área de treinta metros todos los árboles estaban cortados.

Permanecí allí sentado durante algunos minutos, necesitaba quitarme la pata para así aplicar un pequeño masaje sobre la zona dolida.

Alcé la mirada hacia la muralla que había frente a mí y que se alzaba de forma robusta hacia los cielos, entonces algo me alertó. Había escuchado un ruido a mis espaldas.
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