Kenzo vs J. Jonás. Empieza Kenzo.
Kenzo Nakajima
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Por suerte, pese a la decisión de Eric de seguir los pasos del ridículo Almirante Koneko no tardaron mucho en perder su rastro. Lo que encontraron, sin embargo, no les era de ninguna utilidad. Una máquina aparentemente no funcionante que despedía un fuerte olor a orines. No obstante la situación dio un brusco giro cuando unas extrañas sillas salieron del suelo justo bajo los pies de los tres hombres (o más bien los dos hombres y el roedor) y se los llevaron volando, haciéndolos ascender hasta lo que parecía el último piso de la torre. Solo el cielo se alzaba ya ante ellos.
Pero en aquella sala no estaban solos. Su llegada interrumpió una conversación entre tres tipos vestidos con traje y cuyas cabelleras portaban mucha más gomina de lo razonable. Estos no se tomaron nada bien lo ocurrido, y sin mediar palabra se abalanzaron sobre ellos. Cuando uno de ellos, de pelo negro, saltó hacia él, a Kenzo apenas le dio tiempo a realizar una veloz voltereta lateral para apartarse de su trayectoria. En cuanto recobró la verticalidad desenvainó a Bottokatta y Kurai Noroi y miró fijamente a su adversario:
- ¿Quién eres? - Le espetó con rabia. - Que sepas que atacar a un oficial de la Marina es un delito, bastardo, y por lo tanto no me dejas otra opción que encerrarte o acabar contigo. Has intentado agredir a la persona equivocada, cabrón.
Y dicho esto trazó un rápido arco con Bottokatta en dirección al engominado. Una poderosa onda cortante emergió de su arma y comenzó a avanzar a gran velocidad hacia su oponente. El brazos largos, tratando de aprovechar la situación, se lanzó a la carrera tras dicha onda al tiempo que cruzaba sus dos espadas ante su rostro. Al llegar hasta la situación de su enemigo trazaría un tajo oblicuo descendente con cada una de ellas de forma que entre ambas formasen una X en el aire.
Pero en aquella sala no estaban solos. Su llegada interrumpió una conversación entre tres tipos vestidos con traje y cuyas cabelleras portaban mucha más gomina de lo razonable. Estos no se tomaron nada bien lo ocurrido, y sin mediar palabra se abalanzaron sobre ellos. Cuando uno de ellos, de pelo negro, saltó hacia él, a Kenzo apenas le dio tiempo a realizar una veloz voltereta lateral para apartarse de su trayectoria. En cuanto recobró la verticalidad desenvainó a Bottokatta y Kurai Noroi y miró fijamente a su adversario:
- ¿Quién eres? - Le espetó con rabia. - Que sepas que atacar a un oficial de la Marina es un delito, bastardo, y por lo tanto no me dejas otra opción que encerrarte o acabar contigo. Has intentado agredir a la persona equivocada, cabrón.
Y dicho esto trazó un rápido arco con Bottokatta en dirección al engominado. Una poderosa onda cortante emergió de su arma y comenzó a avanzar a gran velocidad hacia su oponente. El brazos largos, tratando de aprovechar la situación, se lanzó a la carrera tras dicha onda al tiempo que cruzaba sus dos espadas ante su rostro. Al llegar hasta la situación de su enemigo trazaría un tajo oblicuo descendente con cada una de ellas de forma que entre ambas formasen una X en el aire.
- Cosas:
- - Stats: Poder de Destrucción 3, Reflejos 3, Agilidad 4, Supervivencia 2, Velocidad 1.
- Bottokatta: Se trata de una katana calidad Mítica. Su hoja está hecha de titanio especialmente tratado para lograr un filo increíblemente afilado, y mide 90 cm. Es de un color negro mate. El mango mide 35 cm, y es de color azul aguamarina, con incrustaciones del mismo negro de la hoja. Está rematado en ese mismo tono. La tsuba es también negra, y consta de seis pequeñas prolongaciones picudas. Por último, la funda es del mismo color de la hoja, y lleva un lazo/adorno del color del mango. Esta espada posee la habilidad de lanzar ondas cortantes imbuidas en la energía del viento, de dos veces la longitud del filo de la espada. Lo consigue gracias a dos finísimas muescas, casi imperceptibles, que recorren la hoja longitudinalmente, una a cada lado. Esto provoca que, al mover rápidamente la espada, el aire acelere a través de esos canales, dando lugar a las ondas cortantes. Dichas ondas viajan a 50 m/s y se disipan tras recorrer 25 metros. Cualidades: Dureza, Tenacidad, Resistencia a la Corrosión.
- Shāpuna kurosu (Cruz Afilada): se encuentre en forma humana o híbrida, Kenzo cruza ante su rostro las espadas que porte en sus brazos "normales" y, con un veloz movimiento descendente, traza una X que finaliza con ambas armas apuntando hacia atrás, abajo y el lateral. Este movimiento puede usarse en estático o en movimiento.
- Mi nombre es Jonathan Jonás y soy el mercenario que te llevará a la tumba. Ve pensando el color del mármol, ¡desgraciado!
El tipo, sin perder la calma en ningún momento, se tira al suelo haciendo una voltereta para esquivar la onda cortante. Mientras se pone en pie de un salto desenvaina dos tonfas que choca contra tus armas, protegiéndose del golpe. Tan pronto dejas una abertura aprovecha para intentar pegarte una patada en el estómago y derribarte.
El tipo, sin perder la calma en ningún momento, se tira al suelo haciendo una voltereta para esquivar la onda cortante. Mientras se pone en pie de un salto desenvaina dos tonfas que choca contra tus armas, protegiéndose del golpe. Tan pronto dejas una abertura aprovecha para intentar pegarte una patada en el estómago y derribarte.
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Las respuesta del criminal dejó entrever una gran arrogancia. La sangre de Kenzo hervía, deseoso como estaba de acabar con aquel malnacido que se atrevía a afirmar que lo mataría. La facilidad con la que evitó su onda cortante no hizo sino incentivar dicha sensación, y cuando sus espadas chocaron con las tonfas que su enemigo empuñaba su ira ardía como el infierno.
El tipo lanzó una patada, aprovechando una pequeña abertura en las defensas del brazos largos, quien se vio forzado a intentar interponer tan velozmente como pudo una de sus espadas en la trayectoria del golpe. Si lograba pararlo, seguramente el impacto le haría retroceder unos metros. Si no, sería la patada la que con toda seguridad le alejaría de su adversario.
Fuese cual fuese el resultado de la colisión, el marine, a varios metros de su enemigo, iniciaría su metamorfosis. Ocho largos brazos arácnidos brotarían de su espalda, cuatro a cada lado, y con cada uno empuñaría una katana.
- Si piensas que alguien como tú es capaz de matarme eres aún más idiota de lo que pareces. - replicaría entonces el espadachín. - Voy a enseñarte lo que supone enfrentarse al Gobierno Mundial, escoria.
La rapidez de movimientos y la destreza de su forma híbrida, manejando diez espadas, unida a la fuerza que el profundo odio que sentía le otorgaba, hacía de Kenzo alguien realmente difícil de igualar en cuanto a movilidad. Y esa era sin duda su mayor ventaja. Por ello comenzaría a danzar alrededor de su rival, girando sobre si mismo y en torno a él mientras lanzaba tajos horizontales, verticales, oblicuos... uno tras otro. Su objetivo era apabullar a su oponente con su velocidad y a la vez desgastarle, descargando cuantos golpes pudiese sobre él. Era consciente de que pocos podían superar su destreza, y probablemente aquel tipo que parecía más un fortachón que alguien habilidoso no sería uno de ellos.
El tipo lanzó una patada, aprovechando una pequeña abertura en las defensas del brazos largos, quien se vio forzado a intentar interponer tan velozmente como pudo una de sus espadas en la trayectoria del golpe. Si lograba pararlo, seguramente el impacto le haría retroceder unos metros. Si no, sería la patada la que con toda seguridad le alejaría de su adversario.
Fuese cual fuese el resultado de la colisión, el marine, a varios metros de su enemigo, iniciaría su metamorfosis. Ocho largos brazos arácnidos brotarían de su espalda, cuatro a cada lado, y con cada uno empuñaría una katana.
- Si piensas que alguien como tú es capaz de matarme eres aún más idiota de lo que pareces. - replicaría entonces el espadachín. - Voy a enseñarte lo que supone enfrentarse al Gobierno Mundial, escoria.
La rapidez de movimientos y la destreza de su forma híbrida, manejando diez espadas, unida a la fuerza que el profundo odio que sentía le otorgaba, hacía de Kenzo alguien realmente difícil de igualar en cuanto a movilidad. Y esa era sin duda su mayor ventaja. Por ello comenzaría a danzar alrededor de su rival, girando sobre si mismo y en torno a él mientras lanzaba tajos horizontales, verticales, oblicuos... uno tras otro. Su objetivo era apabullar a su oponente con su velocidad y a la vez desgastarle, descargando cuantos golpes pudiese sobre él. Era consciente de que pocos podían superar su destreza, y probablemente aquel tipo que parecía más un fortachón que alguien habilidoso no sería uno de ellos.
- Cosas:
- - Diez espadas, entre ellas Kurai Noroi, Bottokatta, Shinigami y Amida, además de seis katanas normales.
- Stats: Poder de Destrucción 3, Reflejos 3 (x2 forma híbrida), Agilidad 4 (x3 forma híbrida), Supervivencia 2, Velocidad 1 (x2 Odio Visceral).
- Odio Visceral: Kenzo odia a los criminales con todas sus fuerzas, lo cual hace que cuando se enfrenta a un personaje que sea pirata o revolucionario, o posea recompensa por su cabeza, podrá activar esta habilidad y volverse mucho más poderoso. Al activarla, obtiene un x2 en Velocidad durante 2 posts.
- Maestría en Duelo Nivel 30: Tiene dedos ágiles y manos inquietas. Puede manejar su arma con mucha facilidad, llegando a golpear zonas de difícil acceso. Sus movimientos calculados e inesperados podrían poner en aprietos a sus oponentes.
Puedes ver como al menos por un momento le sorprendes con tu transformación, pero en cuanto te acercas se lanza al suelo sin vacilar... y sin dejar de moverse. Casi parece estar bailando y lo cierto es que parece estar evitando los peores golpes. Cuando al final da un salto hacia atrás y se levanta, ves la sangre. Su traje ha quedado roto y descosido por todas partes, pero todos los cortes parecen ser superficiales.
- Llevo enfrentándome a basura como vosotros toda mi vida. Nunca hacéis nada a derechas.
A unos tres metros de distancia, lanza tres puñetazos en dirección a tu cabeza. Cada uno produce una onda de choque que amenaza con arrasarte y tras ellas está tu enemigo, que se ha lanzado a correr y tiene intención de pegarte un cuarto puñetazo en la nuez. Notas sin embargo que mantiene una de las tonfas en alto, preparado para defenderse.
- Llevo enfrentándome a basura como vosotros toda mi vida. Nunca hacéis nada a derechas.
A unos tres metros de distancia, lanza tres puñetazos en dirección a tu cabeza. Cada uno produce una onda de choque que amenaza con arrasarte y tras ellas está tu enemigo, que se ha lanzado a correr y tiene intención de pegarte un cuarto puñetazo en la nuez. Notas sin embargo que mantiene una de las tonfas en alto, preparado para defenderse.
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La estrategia de su adversario para tratar de evitar sus ataques fue, cuanto menos, sorprendente. El engominado se lanzó al suelo y, sin dejar de moverse, girar y deslizarse en ningún momento, logró para sorpresa de Kenzo esquivar la mayor parte de sus ataques. Para cuando se puso nuevamente en pie de un salto, las katanas del brazos largos, fuera de un par de heridas muy superficiales, tan solo habían cortado la tela de su traje. Su oponente era más ágil de lo que parecía a simple vista.
El tipo, casi riéndose, se vanaglorió de haberse enfrentado a muchos hombres como Kenzo para después burlarse nuevamente de él. La mirada de Kenzo, fija en él, expresaba el más profundo odio. Aquel imbécil no iba a abandonar esa sala con vida, pensaba encargarse personalmente de ello. El odio de sus ojos se transformó en desprecio durante un momento, mientras el espadachín respondía a la bravata de su enemigo:
- Si eso es lo que crees, lamento decirte que vas a comprobar por las malas lo equivocado que estás, bastardo. No eres más que escoria, en nada diferente a la basura de la que mis espadas suelen dar cuenta con facilidad. Así que disfruta de este combate, será el último que puedas librar.
En ese momento el engominado, a escasos metros de él, golpeó el aire con los puños en tres ocasiones. El brazos largos había empezado a hacer girar a gran velocidad las dos extremidades que daban nombre a su raza. Gracias a su doble codo, era capaz de lograr con ellos un efecto similar al de una hélice cuando hacía aquello. De los puñetazos de su rival emergieron tres ondas de choque, y cuando estas casi le habían alcanzado el marine, aprovechando la inercia del giro, dirigió sus dos brazos hacia delante con las espadas rectas, como si se tratase de prolongaciones de sus extremidades. Con esto consiguió impulsar a gran velocidad el aire, generando una corriente de viento afilado como sus armas, que colisionó contra las ondas creadas por su rival.
Lograse contrarrestarlas o no con su técnica, el espadachín se lanzaría hacia delante tras su ataque, continuando el movimiento de sus dos brazos "humanos" con los arácnidos. De ese modo, mientras daba un paso hacia delante las ocho espadas restantes convergerían ante él, formando una estrella de ocho puntas. En caso de no haber logrado interceptar adecuadamente las tres ondas de choque, recibir alguna de ellas no sería impedimento para realizar esto dado que Kenzo hacía años que era incapaz de sentir dolor. Concretamente desde que aquel maldito incendio estuvo apunto de acabar con su vida, llevándose en el proceso toda su piel y, con ella, sus terminaciones nerviosas encargadas de la recepción de dichos estímulos.
El tipo, casi riéndose, se vanaglorió de haberse enfrentado a muchos hombres como Kenzo para después burlarse nuevamente de él. La mirada de Kenzo, fija en él, expresaba el más profundo odio. Aquel imbécil no iba a abandonar esa sala con vida, pensaba encargarse personalmente de ello. El odio de sus ojos se transformó en desprecio durante un momento, mientras el espadachín respondía a la bravata de su enemigo:
- Si eso es lo que crees, lamento decirte que vas a comprobar por las malas lo equivocado que estás, bastardo. No eres más que escoria, en nada diferente a la basura de la que mis espadas suelen dar cuenta con facilidad. Así que disfruta de este combate, será el último que puedas librar.
En ese momento el engominado, a escasos metros de él, golpeó el aire con los puños en tres ocasiones. El brazos largos había empezado a hacer girar a gran velocidad las dos extremidades que daban nombre a su raza. Gracias a su doble codo, era capaz de lograr con ellos un efecto similar al de una hélice cuando hacía aquello. De los puñetazos de su rival emergieron tres ondas de choque, y cuando estas casi le habían alcanzado el marine, aprovechando la inercia del giro, dirigió sus dos brazos hacia delante con las espadas rectas, como si se tratase de prolongaciones de sus extremidades. Con esto consiguió impulsar a gran velocidad el aire, generando una corriente de viento afilado como sus armas, que colisionó contra las ondas creadas por su rival.
Lograse contrarrestarlas o no con su técnica, el espadachín se lanzaría hacia delante tras su ataque, continuando el movimiento de sus dos brazos "humanos" con los arácnidos. De ese modo, mientras daba un paso hacia delante las ocho espadas restantes convergerían ante él, formando una estrella de ocho puntas. En caso de no haber logrado interceptar adecuadamente las tres ondas de choque, recibir alguna de ellas no sería impedimento para realizar esto dado que Kenzo hacía años que era incapaz de sentir dolor. Concretamente desde que aquel maldito incendio estuvo apunto de acabar con su vida, llevándose en el proceso toda su piel y, con ella, sus terminaciones nerviosas encargadas de la recepción de dichos estímulos.
- Cosas:
- - Stats, etc en el spoiler del post anterior.
- Nitoryuu - Ju Taka no Arashi: Kenzo comienza a hacer girar sus brazos a gran velocidad mientras sujeta sus espadas, aprovechando la habilidad de los brazos largos para hacer esto gracias a su doble codo. Una vez alcanza la suficiente velocidad para que sus brazos dejen de ser visibles para el ojo ordinario, aprovecha la inercia de su movimiento para estirar ambos brazos en dirección al enemigo, usando ambas espadas como prolongaciones de los mismos. De la punta de ellas sale una potente ráfaga de viento cortante que avanza en un cono de 60º a 25 m/s. Tiene un alcance de 20 metros.
- Hachi-Ten Hoshi (Estrella de Ocho Puntas): en su forma híbrida, Kenzo ataca a su oponente con las ocho armas de sus brazos arácnidos. Para ello, ejecuta un veloz movimiento hacia delante con todas ellas formando un cono, con las puntas hacia delante y los filos hacia fuera, hasta que las ocho puntas confluyen para intentar clavarse sobre su contrincante en el mismo punto, dejando en caso de acertar una herida en forma de estrella de ocho puntas.
- Insensibilidad al dolor (Ineptitud): Todas las terminaciones nerviosas de su piel se quemaron junto a esta, y no se han regenerado. Debido a esto, los golpes y heridas que no dañen huesos u órganos internos no le causarán el más mínimo dolor. Esto es mucho más peligroso que útil, pues hace que Kenzo no sea consciente de los daños que va sufriendo.
Tus espadas se clavan en el hombro de tu oponente, pero este logra encajar su puñetazo en tu nuez. No sientes dolor, pero al hablar notas que la voz no te responde del todo. Por suerte, no parece permanente, aunque si que va a quedarte un buen moratón.
Tu enemigo sangra, aunque no parece importarle. Se agacha, interponiendo una de sus tonfas allí donde convergen tus espadas y trata de lanzarte una patada al estómago, generando una nueva onda de choque a centímetros de ti.
- Quizá quieras pensar dos veces tu visión del mundo, marine. Ese concepto de justicia está más pisoteado que mis enemigos.
Tu enemigo sangra, aunque no parece importarle. Se agacha, interponiendo una de sus tonfas allí donde convergen tus espadas y trata de lanzarte una patada al estómago, generando una nueva onda de choque a centímetros de ti.
- Quizá quieras pensar dos veces tu visión del mundo, marine. Ese concepto de justicia está más pisoteado que mis enemigos.
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El golpe recibido en el cuello tuvo mayor efecto del esperado, pues la voz casi no le respondió cuando intentó hablar. Y su enemigo parecía cortado por el mismo patrón en ese sentido, pues no daba la sensación de haber inmutado siquiera pese a que su hombro estuviese atravesado por ocho espadas y rezumando sangre.
Entonces el criminal trabó las ocho espadas que habían convergido en su hombro con una de sus tonfas, inmovilizándolas, al tiempo que lanzaba una patada dirigida al abdomen de Kenzo. Su oponente había dado con una buena estrategia contra un espadachín, pero se olvidaba de un detalle. Él no era un espadachín corriente, y esas ocho espadas no eran las únicas que tenía desenvainadas. Sus dos brazos humanos, que portaban las más poderosas de entre sus katanas, estaban aún libres, Así que, cuando vio la pierna de su rival avanzando hacia él el marine movió ambas a gran velocidad. Su objetivo no era otro que cercenar la pierna con la que el engominado ejecutaba su ofensiva. De ese modo le impediría completar su ataque, y no solo eso, sino que al perder uno de sus puntos de apoyo tendría muchísimas más dificultades para salir airoso de sus próximos ataques. Toda su voluntad iría en sus dos espadas, deseoso como estaba de dar su merecido a aquel delincuente. Su ira le daba poder, haciendo que sus armas se cubriesen de un fino velo brillante.
Una vez hecho aquello se alejó ligeramente, mirando a su enemigo. Sentía el aire moviéndose, ligero, a su alrededor. Su compás le ayudaba concentrarse mejor en la batalla. Sus ojos, fijos en el engominado, reflejaban una ira feroz:
- Ya te lo dije antes, cabrón. No has podido cometer un mayor error que al decidir atacarme. Tus días han terminado.
Y nuevamente se lanzó hacia él con sus diez brazos listos para el ataque. Una tras otra, sus katanas silbaron al acompañar al viento en sus trayectorias mientras el brazos largos danzaba tratando de cortar en pedazos a su enemigo.
Entonces el criminal trabó las ocho espadas que habían convergido en su hombro con una de sus tonfas, inmovilizándolas, al tiempo que lanzaba una patada dirigida al abdomen de Kenzo. Su oponente había dado con una buena estrategia contra un espadachín, pero se olvidaba de un detalle. Él no era un espadachín corriente, y esas ocho espadas no eran las únicas que tenía desenvainadas. Sus dos brazos humanos, que portaban las más poderosas de entre sus katanas, estaban aún libres, Así que, cuando vio la pierna de su rival avanzando hacia él el marine movió ambas a gran velocidad. Su objetivo no era otro que cercenar la pierna con la que el engominado ejecutaba su ofensiva. De ese modo le impediría completar su ataque, y no solo eso, sino que al perder uno de sus puntos de apoyo tendría muchísimas más dificultades para salir airoso de sus próximos ataques. Toda su voluntad iría en sus dos espadas, deseoso como estaba de dar su merecido a aquel delincuente. Su ira le daba poder, haciendo que sus armas se cubriesen de un fino velo brillante.
Una vez hecho aquello se alejó ligeramente, mirando a su enemigo. Sentía el aire moviéndose, ligero, a su alrededor. Su compás le ayudaba concentrarse mejor en la batalla. Sus ojos, fijos en el engominado, reflejaban una ira feroz:
- Ya te lo dije antes, cabrón. No has podido cometer un mayor error que al decidir atacarme. Tus días han terminado.
Y nuevamente se lanzó hacia él con sus diez brazos listos para el ataque. Una tras otra, sus katanas silbaron al acompañar al viento en sus trayectorias mientras el brazos largos danzaba tratando de cortar en pedazos a su enemigo.
- Cosas:
- - Haki Armadura Despertado (lo he despertado durante el evento. Arthur era mi moderador cuando lo intenté y me informó de que el intento tuvo éxito).
- Kaze no Michinori: Se trata del Ámbito Racial de Kenzo. Pasivamente, el brazos largos es capaz de usar el viento para realizar técnicas elementales, dando además la sensación de que el aire se abre a su paso cuando camina (efecto meramente escénico). Activamente, es capaz de usar los movimientos del aire a su favor cuando ataca, lo que se traduce en un aumento del 150% (x2'5) a su Poder de Destrucción durante 2 turnos.
- Todos los espadazos que es capaz de dar alguien con Agilidad tier 4 (x3), Mestría en Duelo nivel 30 y diez brazos con diez espadas.
Tus espadas tocan carne, pero no son capaces de cercenarla. A través de la ropa rasgada vislumbras un brillo rojo que se apaga cuando retira la pierna. Le has cortado el ataque, pero no le has dañado. Sin embargo, puedes escuchar como jadea.
- Como quieras.- Te responde en un susurro.
Cuando te lanzas a por él... cierra los ojos. Junta las manos en cruz frente a si mismo y te parece que murmura algo. Cuando al fin te lanzas sobre él comienza a moverse casi al mismo ritmo que tu, sin abrir los ojos y esquivando casi todos tus envites. Parece que le cuesta, empieza a sudar y frunce el ceño. Algunos le rozan y él aprieta los dientes, tratando de aguantar. Al final, una de tus espadas le atraviesa el costado y el sobresalto parece sacarle del trance. Se lanza hacia atrás de un salto, recibiendo varios cortes en las piernas por el camino.
A unos metros de ti, sin quitarte ojo de encima, se examina rápidamente las heridas. No parece tener ninguna mortal, pero notas que carga el peso en la cadera buena. Coge ambas tonfas y con cara de enfado empieza a moverlas frente a si, haciendo diferentes posturas que culminan apuntándote. De repente, de cada una surge una onda de choque que se dirige a ti con furiosa velocidad. Notas enseguida que no son normales; en el aire te parece vislumbrar dos cabezas de dragón y puedes notar la energía que emanan incluso a esa distancia.
- Como quieras.- Te responde en un susurro.
Cuando te lanzas a por él... cierra los ojos. Junta las manos en cruz frente a si mismo y te parece que murmura algo. Cuando al fin te lanzas sobre él comienza a moverse casi al mismo ritmo que tu, sin abrir los ojos y esquivando casi todos tus envites. Parece que le cuesta, empieza a sudar y frunce el ceño. Algunos le rozan y él aprieta los dientes, tratando de aguantar. Al final, una de tus espadas le atraviesa el costado y el sobresalto parece sacarle del trance. Se lanza hacia atrás de un salto, recibiendo varios cortes en las piernas por el camino.
A unos metros de ti, sin quitarte ojo de encima, se examina rápidamente las heridas. No parece tener ninguna mortal, pero notas que carga el peso en la cadera buena. Coge ambas tonfas y con cara de enfado empieza a moverlas frente a si, haciendo diferentes posturas que culminan apuntándote. De repente, de cada una surge una onda de choque que se dirige a ti con furiosa velocidad. Notas enseguida que no son normales; en el aire te parece vislumbrar dos cabezas de dragón y puedes notar la energía que emanan incluso a esa distancia.
Kenzo Nakajima
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Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
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Sorprendentemente las katanas de Kenzo no lograron cercenar el pie del engominado, pero al menos sirvieron para detener su ataque. Un extraño brillo rojizo emanaba de la piel de su pierna, ahora semidesnuda. ¿Qué habilidad sería aquella?
Después, cuando el brazos largos pasó a la ofensiva, su adversario cerró los ojos y, juntando las palmas de las manos, pronunció unas palabras que el marine no llegó a discernir. ¿Sería alguna clase de salmo? ¿Habría topado con un fanático de alguna extraña religión? No tenía posibilidad de saberlo, pero inicialmente la plegaria de su enemigo pareció funcionar. Moviéndose al mismo compás que él esquivaba todas y cada una de sus acometidas con una agilidad casi inhumana. Hasta que finalmente el espadachín logró alcanzarle. Una de sus espadas se hundió en su costado, sacándole de aquel peculiar trance y obligándole a impulsarse con fuerza hacia atrás para no ser convertido en un colador. No obstante, en el trayecto el filo de las armas de Kenzo besó en varias ocasiones sus piernas, hiriéndolas aunque de forma no especialmente grave.
Una vez separados, el engominado parecía cojear, evitando cargar peso sobre la pierna que el brazos largos había intentado cortarle. Aquello podía darle una gran ventaja que debía aprovechar. En ese momento, con evidente gesto de enfado, su enemigo comenzó a mover ambas tonfas, lanzando finalmente lo que parecía una poderosa onda de choque, muy diferente a las que había utilizado con anterioridad. La forma de dos cabezas de dragón avanzaba hacia él, en lo que probablemente fuese la técnica más fuerte de su oponente.
Él ya había mostrado todas sus habilidades, o al menos todas en las que tenía la confianza suficiente para utilizarlas en un combate. Había una técnica... había pensado muchas veces en ejecutar una versión mucho más poderosa del Ju Taka No Arashi usando sus diez armas, pero nunca había podido ponerlo en práctica. Tenía que intentarlo, no podía dejar que aquella onda de choque le superase. Su misión estaba clara: debía acabar con cuantos más criminales posible, mejor. Debía hacer del mundo un lugar más seguro. Un lugar donde nadie tuviera que pasar por lo que él había pasado.
Su ira, ardiente como el incendio que había acabado con todos sus seres queridos, dirigía sus movimientos. Comenzó a hacer girar sus dos brazos de doble codo a gran velocidad como había hecho antes, solo que en esta ocasión extendió sus ocho brazos arácnidos hacia los lados, cruzando las espadas que portaban de dos en dos. De ese modo los ocho filos formaron cuatro cruces, dos a cada lado de su cuerpo. Y cuando dirigió sus extremidades "humanas" hacia su oponente, las arácnidas las siguieron. Un desgarrador grito brotó de su garganta, descargando en él toda la rabia acumulada durante los años que habían pasado desde aquella trágica noche.
Después, cuando el brazos largos pasó a la ofensiva, su adversario cerró los ojos y, juntando las palmas de las manos, pronunció unas palabras que el marine no llegó a discernir. ¿Sería alguna clase de salmo? ¿Habría topado con un fanático de alguna extraña religión? No tenía posibilidad de saberlo, pero inicialmente la plegaria de su enemigo pareció funcionar. Moviéndose al mismo compás que él esquivaba todas y cada una de sus acometidas con una agilidad casi inhumana. Hasta que finalmente el espadachín logró alcanzarle. Una de sus espadas se hundió en su costado, sacándole de aquel peculiar trance y obligándole a impulsarse con fuerza hacia atrás para no ser convertido en un colador. No obstante, en el trayecto el filo de las armas de Kenzo besó en varias ocasiones sus piernas, hiriéndolas aunque de forma no especialmente grave.
Una vez separados, el engominado parecía cojear, evitando cargar peso sobre la pierna que el brazos largos había intentado cortarle. Aquello podía darle una gran ventaja que debía aprovechar. En ese momento, con evidente gesto de enfado, su enemigo comenzó a mover ambas tonfas, lanzando finalmente lo que parecía una poderosa onda de choque, muy diferente a las que había utilizado con anterioridad. La forma de dos cabezas de dragón avanzaba hacia él, en lo que probablemente fuese la técnica más fuerte de su oponente.
Él ya había mostrado todas sus habilidades, o al menos todas en las que tenía la confianza suficiente para utilizarlas en un combate. Había una técnica... había pensado muchas veces en ejecutar una versión mucho más poderosa del Ju Taka No Arashi usando sus diez armas, pero nunca había podido ponerlo en práctica. Tenía que intentarlo, no podía dejar que aquella onda de choque le superase. Su misión estaba clara: debía acabar con cuantos más criminales posible, mejor. Debía hacer del mundo un lugar más seguro. Un lugar donde nadie tuviera que pasar por lo que él había pasado.
Su ira, ardiente como el incendio que había acabado con todos sus seres queridos, dirigía sus movimientos. Comenzó a hacer girar sus dos brazos de doble codo a gran velocidad como había hecho antes, solo que en esta ocasión extendió sus ocho brazos arácnidos hacia los lados, cruzando las espadas que portaban de dos en dos. De ese modo los ocho filos formaron cuatro cruces, dos a cada lado de su cuerpo. Y cuando dirigió sus extremidades "humanas" hacia su oponente, las arácnidas las siguieron. Un desgarrador grito brotó de su garganta, descargando en él toda la rabia acumulada durante los años que habían pasado desde aquella trágica noche.
- Cosas:
- Intento de usar la ira, la emoción más poderosa en Kenzo, para sacar una nueva técnica, que pongo a continuación (está pensada para ser de nota 9):
Nombre de la técnica: Jutoryuu - Futago no Washi
Naturaleza de la técnica: Elemental.
Descripción de la técnica: Kenzo comienza a girar sus brazos de doble codo a gran velocidad mientras sitúa sus brazos arácnidos estirados por completo hacia sus lados, cruzando las espadas de dos en dos y creando de este modo cuatro "equis", dos a cada uno de sus lados. Cuando alcanza la suficiente velocidad de giro, dirige los diez brazos con sus respectivas espadas hacia delante. En ese momento, de ellas brotan gran cantidad de ráfagas de viento cortante que toman la forma de dos águilas gemelas. Estas avanzan juntas a 150 m/s, cubriendo una distancia de 100 metros como máximo. Su poder es tal que podrían reducir un edificio de tamaño medio a escombros.
Tiempo de canalización: Tres segundos.
NOTA: si se necesitase un nerfeo de la técnica, todo es hablarlo (?).
El hombre susurra e intenta volver a su trance, pero es inútil. Tus espadas le atraviesan con fuerza y te parece sentir como poco a poco la vida se escapa de él. Te mira a los ojos y sujeta con su mano uno de tus aceros, cortándose en el proceso.
- Tus compañeros están más podridos que yo... y tú les estás cubriendo la espalda.
Te escupe, manchándote la cara de sangre. Y antes de que puedas responder, notas su último suspiro.
¡Vaya! Estás resollando. Esa técnica te ha dejado agotado, así que igual quieres respirar un momentito antes de ponerte en marcha. A tu alrededor, todo es un caos. Los muros han caído y a lo lejos hay una marabunta de peleas. Ves enemigos, vivos y no vivos, cargando contra marines y piratas por igual. A lo lejos hay algo que parece vertical, pero vas a tener que atravesar varias filas de enemigos para llegar.
- Tus compañeros están más podridos que yo... y tú les estás cubriendo la espalda.
Te escupe, manchándote la cara de sangre. Y antes de que puedas responder, notas su último suspiro.
¡Vaya! Estás resollando. Esa técnica te ha dejado agotado, así que igual quieres respirar un momentito antes de ponerte en marcha. A tu alrededor, todo es un caos. Los muros han caído y a lo lejos hay una marabunta de peleas. Ves enemigos, vivos y no vivos, cargando contra marines y piratas por igual. A lo lejos hay algo que parece vertical, pero vas a tener que atravesar varias filas de enemigos para llegar.
- Spoiler:
- ¡Enhorabuena! Has ganado la pelea. He decidido, tras pensarlo bastante, no darte la técnica. Me ha parecido un poco apresurado el post para ser algo de nota 9. Sin embargo, has logrado ejecutarla y la has despertado, por así decirlo. Cuando decidas entrenarla te costará un 6 en lugar de un 9. PD: A partir de ahora puedes contestar en el tema principal. Oh y eres libre de hacer acciones cerradas a estos npc morralla en tu camino. Have fun.
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