Rocket vs K. Jonás

Rocket vs K. Jonás. Empieza Rocket.

En cuanto llegó y bajó del hombro de Eric, vio como había tres extrañas personas. Se llevó la mano a la nuca, pensando si aquellos eran enemigos o aliados. Lo cierto es que esperaba lo segundo, ya que no tenía ningunas ganas de luchar en aquel instante, aunque si tenía que disparar un par de balas a unas cuantas frentes, pues lo haría. Se mantuvo de pie, observando a aquellas personas que durante un instante los miraban. El instinto animal del mapache le gritaba peligro. Y por lo visto tenía razón, pues uno de esos extraños saltó hacia él.

Suspiró. Estiró el brazo robótico con la palma mirando hacia el atacante a la par que una luz se formaba en esta, para después disparar un potente láser directo a su frente. No tenía ganas ni de divertirse, ciertamente, por lo que intentó acabar con ello de la forma más rápida posible. Sin embargo, en el caso de que el hombre por algún casual pudiese reaccionar a la velocidad de la luz y esquivar su láser, el mapache formaría a su alrededor una tormenta de arena para después deshacerse en esta, con el propósito de salir de la vista de su enemigo durante su próximo ataque.

El tipo trajeado se lanza al suelo tan pronto estiras el brazo, esquivando por los pelos el rayo. Bueno. Quizá a costa de un par de pelos quemados. Por lo demás está ileso y saca de la espalda ¿Dónde rayos los guardaba? dos nunchakus de aspecto metálico y una banda sospechosa en el extremo.

Tan pronto te deshaces en arena se levanta y empieza a silvar como si estuviera llamando a un perro, agitando sus armas a su alrededor y tratando de rozarte. Si les prestas atención, verás que eso del extremo tiene un brillo extraño... ¿no te recuerda al kairo?

"Llegó la hora de la intimidación" —pensó el mapache, poniendo en marcha su plan.

El "movimiento" del niñato le pareció no solo predecible y muy fácil de evadir, sino insultante. Se dispuso a sacar unas extrañas armas cuyo brillo en la punta le recordaba a aquellas condenadas esposas de piedra marina que le pusieron en su estancia en Impel Down. Si en aquel momento no fuese arena y tuviese colmillos, los habría mostrado en un gruñido. El mapache, todavía girando en la parte alta de la tormenta y preguntándose como demonios era el tío capaz de estar tan tranquilo en el centro de esta, proyectó su voz.

—¿Kairoseki? ¿Silbidos? ¿Me tomas por cualquier animalucho de bosque? He estado en el infierno...

Una garra sujeta a un brazo de arena salió disparada a agarrar la cabeza del tipo. Lo malo del kairoseki a la hora de enfrentarse a los logia, es que cuando golpea el elemento generado que no es el usuario... sigue golpeando tan solo el elemento, pues el usuario está en otro lugar. Aquel brazo era todo arena generada, por lo que aunque lo golpease con haki o kairoseki sería tan solo arena y volvería a reformarse. Acertase el brazo en la cabeza del ser o no, la tormenta de arena cesaría, juntándose toda esta tras el brazo, mostrando un gigantesco monstruo de seis metros de alto hecho de arena. Un monstruoso mapache de mirada muerta, con el auténtico en el centro mismo de la criatura, por lo que tendría que llegar hasta él, le golpease con lo que le golpease. El monstruo habló, con una gutural voz propia del mismo demonio.

—¿Te gustaría ir a ti también?

Y torrentes de arena salieron disparados como cañones desde sus hombros, dispuestos a arrollar al niñato.

Cosas:

El tipo levanta la pierna con sorprendente flexibilidad, lanzando una patada hacia la mano de arena y generando una onda de choque que repele eficazmente el golpe. Se queda en guardia mientras adoptas tu siguiente forma, para responderte antes de atacar.

- ¿Ir? Nunca has salido del infierno.

Salta en el aire impulsándose una, dos y hasta tres veces. No tienes muy claro como lo hace, pero va ganando por centímetros a los torrentes de arena y de repente se pone en posición. No deja de girar sus armas para apartar la arena de su espacio personal, pero tiene la pierna extendida y parece muy decidido a pegarte una hostia en todo el rostro.

El mapache sonrió macabramente desde el interior de su enorme criatura de arena que había creado cuando notó como algo golpeaba justo la cabeza del monstruo. No importaba que golpease ahí, pues el mapache no se encontraba en esa posición. El animal era arena y podía cambiar su posición dentro de la criatura como quisiese, de forma que cada vez que fuese a golpear, lo único que tenía que hacer era no estar allí. La cabeza del mapache de arena se deshizo, para enseguida reformarse. Una lanza de arena entonces salió del pecho de la criatura, dispuesta a ensartar al hombre que, tras haber dado su ataque, debería pillarle desprevenido a menos que tuviese más ases en la manga. El mapache, el de verdad, saldría del monstruo por detrás dejando tras de si una granada sin anilla y, dejándose llevar por la tormenta de arena, giró hasta ponerse rapidamente detrás de su contrincante, apuntándolo con la Pacificadora.

—¡Cierra los ojos y di buenas noches, folla estropajos!

Y le dispararía entonces un pequeño misil del tamaño de un lápiz mientras que la arena del monstruo empujaría la granada apunto de explotar hasta acercarla lo máximo posible al tipo. Si los cálculos le habían salido bien, el misil impactaría al mismo tiempo que la granada explotaba, recibiendo el tipo una explosión por cada lado.

"No tienes ni puta idea de lo que es el infierno, gilipollas."

Sorprendido, el tipo se aparta de la lanza con una nueva patada, quedando casi en horizontal en medio del aire. Cuando sales se cruza de brazos y por un momento parece que ambas explosiones van a darle. Pero cuando el humo se disipa puedes ver que una especie de escudo en forma de bola verde se ha generado a su alrededor, protegiéndolo. El tio vuelve a estar en posición de ataque y para cuando el escudo parpadea y desaparece te salta a la cara girando los nunchakus y tratando de golpearte por todo el cuerpo con los mismos. Sus puños y sus armas son ahora de un color negro que no te cuesta reconocer como haki.