Taylor Fitzgerald
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Taylor observaba al revolucionario, temeroso de lo que pudiera pasarle y arqueó las cejas cuando este dijo que no estaba con los locos. ¿Locos? ¿Es que acaso había dos bandos en la revolución? La muchacha permaneció arrodillada sin soltar su arma. En un principio había pensado en matarlo, pero no merecía la pena, era un simple peón movido por los reyes de la Aguja.
Resopló y se puso de pie, cruzándose de brazos. No iban a lograr sonsacarle nada y si la propia revolución estaba dividida tenían que conocer muy bien sus propios patrones para ver quienes pertenecían a ella y quienes no. Cuando estaba a punto de decirle a Dretch que siguieran avanzando, se vieron interrumpidos por unas peculiares personas.
Taylor los miró con desdén al ver el comentario que hacía el que parecía ser el líder del grupo. El hombre del blanco no era del agrado de la agente y enseguida caló sus intenciones. Él si que pertenecía al grupo de radicales que querían cumplir la misión de la aguja. Y por si fuera poco, el revolucionario yacía muerto a sus pies por culpa del criminal. Ella no dijo nada, se mordió el labio inferior y vio como un pelirrojo y un moreno se acercaban hasta ellos.
-La Aguja caerá y vosotros con ella. ¿Por qué destruir el mundo? ¿Por qué acabar con vidas inocentes? Hay gente que no tiene la culpa de vuestra locura, incluso podría decir que no es locura, simplemente os han manipulado como han querido porque sois humanos, mentes débiles y fáciles de moldear -Con cada palabra que Taylor pronunciaba se notaba cada vez más su ira-. Con unas simples palabras o hechos basta para teneros comiendo de la mano, pero no os culpo. Quién nos importa es ese tal Brownie.
Y tras eso, corrió, con la intención de que no llegaran lo suficientemente cerca hasta ellos. Su intención era rodear al hombre pelirrojo desde atrás, para después mediante un gran salto, apuntar a todo a su alrededor con la pistola. El objetivo era que las balas explosivas, al chocar contra el suelo, lo desestabilizasen para así después pelear cuerpo a cuerpo. En principio solo quería agotarlo y no dejar que se acercase a ella, pero necesitaba averiguar sus puntos débiles primero.
Resopló y se puso de pie, cruzándose de brazos. No iban a lograr sonsacarle nada y si la propia revolución estaba dividida tenían que conocer muy bien sus propios patrones para ver quienes pertenecían a ella y quienes no. Cuando estaba a punto de decirle a Dretch que siguieran avanzando, se vieron interrumpidos por unas peculiares personas.
Taylor los miró con desdén al ver el comentario que hacía el que parecía ser el líder del grupo. El hombre del blanco no era del agrado de la agente y enseguida caló sus intenciones. Él si que pertenecía al grupo de radicales que querían cumplir la misión de la aguja. Y por si fuera poco, el revolucionario yacía muerto a sus pies por culpa del criminal. Ella no dijo nada, se mordió el labio inferior y vio como un pelirrojo y un moreno se acercaban hasta ellos.
-La Aguja caerá y vosotros con ella. ¿Por qué destruir el mundo? ¿Por qué acabar con vidas inocentes? Hay gente que no tiene la culpa de vuestra locura, incluso podría decir que no es locura, simplemente os han manipulado como han querido porque sois humanos, mentes débiles y fáciles de moldear -Con cada palabra que Taylor pronunciaba se notaba cada vez más su ira-. Con unas simples palabras o hechos basta para teneros comiendo de la mano, pero no os culpo. Quién nos importa es ese tal Brownie.
Y tras eso, corrió, con la intención de que no llegaran lo suficientemente cerca hasta ellos. Su intención era rodear al hombre pelirrojo desde atrás, para después mediante un gran salto, apuntar a todo a su alrededor con la pistola. El objetivo era que las balas explosivas, al chocar contra el suelo, lo desestabilizasen para así después pelear cuerpo a cuerpo. En principio solo quería agotarlo y no dejar que se acercase a ella, pero necesitaba averiguar sus puntos débiles primero.
Dretch
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Dretch contempló impasible como el camarada pasillista, el cual había demostrado que ni tan siquiera pertenecía a las fuerzas de Krauser, era cruelmente silenciado por unos recién llegados. Podría haber armado uno de sus numeritos circenses para tratar de salvarle la vida pero, tal y como había aprendido en Gray Rock, no gestionar los recursos adecuadamente podía traer consecuencias desastrosas. Al centrar su atención en los asesinos, se percató de que iban completamente uniformados e impecablemente coordinados, aquella gente iba vestida también con esa suerte de cuidada elegancia que otorga el ir siempre al mismo sastre. El líder de aquel grupo, un tipo vestido de blanco y con tanto ego que competía en altura con su estupidez, les señaló a los cuatro identificándoles como una amenaza. Al parecer, si lograban llegar hasta Brownie serían una amenaza para su grupo.
Brownie, Brownie, Brownie. Dretch sabía que había escuchado más de una y de dos veces aquel nombre desde su llegada al mar norteño, pero no lograba hallar una conexión entre aquellos tipos. Fuera como fuese, aquella gente sabia más de lo que callaba. A diferencia de su compañera que parecía hervir de ira y su lengua se había desatado, el agente permaneció sereno. Mientras que esta trataba de sorprender al tipo engreído del cabello rojizo y atacarlo por un ángulo ciego, el norteño se limitó a moverse pacíficamente. Con las manos metidas en sus bolsillos caminó en línea recta hacia sus enemigos para, en un abrir y cerrar de ojos, convertirse en un borrón gris que se movía a una velocidad endiablada y parecía exudar algún tipo de vapor negro. Su objetivo era colocarse entre el gigantón de piel morena y Taylor, de tal forma que para que este quisiera tratar de socorrer a su compañero tuviese que sortearle primero a él.
- Me gustaba ser el poli bueno ¿sabes? No sé, tantas misiones de acabar con rebeldes, insurrectos o disidentes acaban por agotar a uno. Casi parece como si en la agencia no nos creyesen capaces de otra cosa. En realidad, a mi lo que me gusta es coser, quien sabe, quizás algún día veas alguna prenda mía en algún escaparate… o quizás en algún mercadillo ambulante ¿Te han hablado ya del afamado estofado de ternera con mostaza y brandy de Skyros? Deberías probarlo antes de marcharte del norte, hazme caso, se lo que me digo, lleva… – comentó el agente mientras comenzaba a soltar toda una retahíla de ingredientes e historietas personales capaz de sacar de los nervios a cualquiera. Pues esa era su intención, provocar que fuese su rival quien iniciase la pelea.
Brownie, Brownie, Brownie. Dretch sabía que había escuchado más de una y de dos veces aquel nombre desde su llegada al mar norteño, pero no lograba hallar una conexión entre aquellos tipos. Fuera como fuese, aquella gente sabia más de lo que callaba. A diferencia de su compañera que parecía hervir de ira y su lengua se había desatado, el agente permaneció sereno. Mientras que esta trataba de sorprender al tipo engreído del cabello rojizo y atacarlo por un ángulo ciego, el norteño se limitó a moverse pacíficamente. Con las manos metidas en sus bolsillos caminó en línea recta hacia sus enemigos para, en un abrir y cerrar de ojos, convertirse en un borrón gris que se movía a una velocidad endiablada y parecía exudar algún tipo de vapor negro. Su objetivo era colocarse entre el gigantón de piel morena y Taylor, de tal forma que para que este quisiera tratar de socorrer a su compañero tuviese que sortearle primero a él.
- Me gustaba ser el poli bueno ¿sabes? No sé, tantas misiones de acabar con rebeldes, insurrectos o disidentes acaban por agotar a uno. Casi parece como si en la agencia no nos creyesen capaces de otra cosa. En realidad, a mi lo que me gusta es coser, quien sabe, quizás algún día veas alguna prenda mía en algún escaparate… o quizás en algún mercadillo ambulante ¿Te han hablado ya del afamado estofado de ternera con mostaza y brandy de Skyros? Deberías probarlo antes de marcharte del norte, hazme caso, se lo que me digo, lleva… – comentó el agente mientras comenzaba a soltar toda una retahíla de ingredientes e historietas personales capaz de sacar de los nervios a cualquiera. Pues esa era su intención, provocar que fuese su rival quien iniciase la pelea.
- Chetomancia aplicada al usuario de a pie:
- Ambito: Inton “Liberación del Yin”:
Turnos 1~3: Durante los tres primeros asaltos del combate, Dretch se deja guiar por su mente. Esto repercute en su forma de moverse y combatir; sus movimientos se vuelven excesivamente técnicos, bruscos y defensivos. Durante esta fase de liberación de su Vigor Trascendental sus movimientos no abarcan una gran amplitud, basándose su mayoría en contrataques realizados con la precisión quirúrgica de un bisturí.
Durante esta fase, la agilidad de Dretch aumenta un 100%.
Apariencia: Su cuerpo desprende una misteriosa aura negra. - Soru “Kutsu no Nai 1000-Mairu” (Afeitar “Mil Millas Sin Zapatos”):
Versión mejorada del Soru convencional. La constancia y la repetición han hecho que el usuario sea capaz de sobrepasar sus límites físicos, por lo que la barrera humana de los 25m/s queda obsoleta. Gracias a esta técnica es capaz de alcanzar los 50m/s.
- Ambito: Inton “Liberación del Yin”:
Reno se sorprende ante la acometida de Taylor y se gira en el último momento, aunque las explosiones en el suelo le pillan antes de que pueda hacer nada. Cae hacia atrás, habiendo utilizado los brazos en cruz para cubrirse la cara. Justo antes de caer, se estabiliza de nuevo y lleva la mano al bolsillo de su chaqueta, del cual saca una vara de metal extensible. Corre hacia Taylor, dispuesto a empezar una contienda cuerpo a cuerpo con ella, dirigiendo tres golpes uno detrás de otro, a la cabeza, el pecho y las piernas.
Dretch, Rude te observa mientras hablas, en completo silencio. Con el dedo corazón se ajusta las gafas de sol y, mientras hablas, camina lentamente hacia ti. Mientras lo hace su cuerpo va cambiando. De su calva cabeza surge espeso y duro pelo negro, sus brazos se alargan y los dorsos de sus manos adquieren también ese pelo. Su cara es la de un gorila. Dirige un puñetazo desde lo alto hacia tu cabeza.
Dretch, Rude te observa mientras hablas, en completo silencio. Con el dedo corazón se ajusta las gafas de sol y, mientras hablas, camina lentamente hacia ti. Mientras lo hace su cuerpo va cambiando. De su calva cabeza surge espeso y duro pelo negro, sus brazos se alargan y los dorsos de sus manos adquieren también ese pelo. Su cara es la de un gorila. Dirige un puñetazo desde lo alto hacia tu cabeza.
Dretch
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Tal y como había esperado, aunque su alopécico rival tardará algo más de lo que él habría esperado en perder los estribos, este finalmente desveló su verdadera naturaleza violenta y arremetió contra el agente. Sin embargo, al hacerlo este comenzó a hincharse y un espeso cabello negro comenzó a surgir por todo su cuerpo hasta adoptar la forma de un primate musculoso similar a un gorila, pero con gafas de sol. Al ver como el brazo del gorila se precipitaba sobre su cabeza, el norteño se desabotonó discretamente el puño izquierdo de su camisa, en un alarde de discreción y las más exquisita de las elegancias. Puede que no fuese aquel el mejor momento para preocuparse por su estilismo, pero todo formaba parte de un plan que se acababa de inventar. Al tratarse de un simple ataca vertical, el funcionario se limitó a dar un simple paso lateral haciéndose rápidamente a un lado. Una vez sorteado el primero de sus problemas pasaría a la contraofensiva.
Durante la esquiva habría dejado caer, adrede, una de sus agujas de calceta ocultas en la manga hacia el piso. Girando cuello, hombros, cintura y el pie de su pierna de apoyo; Dretch saltaría como un resorte y, como si de un martillo golpeando un cincel se tratase, trataría de; durante el salto, clavar su herramienta de sastre en uno de los pies del gorila, anclándolo en su posición. Por otra parte, pivotaría sobre sí mismo, ejerciendo una gran presión sobre la aguja y realizaría una potente coz en un ángulo perfecto de entre noventa grados. El resultado de este movimiento seria es una imprevisible patada lateral que, durante unos breves instantes, cargaría todo el peso del cuerpo del agente sobre su talón. Sin embargo, esta patada también proyectaría una hoja de aire comprimido, trazando un radio circular de forma similar a la hoja de una guadaña sobre el pecho del primate a bocajarro.
- No me impresionas con esas ínfulas de tipo duro, no eres el primer calvo con traje al que veo luchar y créeme, el otro si que daba miedo – se mofó, recordando al agente Thawne, el auténtico y legitimo calvo con clase – Además ¡Yo soy el búho del CP! En la noche mando yo, pequeño primate – exclamó adoptando una ridícula pose de batalla propia de un crio de cinco años.
Durante la esquiva habría dejado caer, adrede, una de sus agujas de calceta ocultas en la manga hacia el piso. Girando cuello, hombros, cintura y el pie de su pierna de apoyo; Dretch saltaría como un resorte y, como si de un martillo golpeando un cincel se tratase, trataría de; durante el salto, clavar su herramienta de sastre en uno de los pies del gorila, anclándolo en su posición. Por otra parte, pivotaría sobre sí mismo, ejerciendo una gran presión sobre la aguja y realizaría una potente coz en un ángulo perfecto de entre noventa grados. El resultado de este movimiento seria es una imprevisible patada lateral que, durante unos breves instantes, cargaría todo el peso del cuerpo del agente sobre su talón. Sin embargo, esta patada también proyectaría una hoja de aire comprimido, trazando un radio circular de forma similar a la hoja de una guadaña sobre el pecho del primate a bocajarro.
- No me impresionas con esas ínfulas de tipo duro, no eres el primer calvo con traje al que veo luchar y créeme, el otro si que daba miedo – se mofó, recordando al agente Thawne, el auténtico y legitimo calvo con clase – Además ¡Yo soy el búho del CP! En la noche mando yo, pequeño primate – exclamó adoptando una ridícula pose de batalla propia de un crio de cinco años.
- Chetomancia aplicada al usuario de a pie reticente:
- Stats:
Nivel 70: Resistencia 7, Poder de Destrucción 7, Puntería 4, Velocidad 4, Reflejos 2 - Ámbito: Inton “Liberación del Yin”:
Turnos 1~3: Durante los tres primeros asaltos del combate, Dretch se deja guiar por su mente. Esto repercute en su forma de moverse y combatir; sus movimientos se vuelven excesivamente técnicos, bruscos y defensivos. Durante esta fase de liberación de su Vigor Trascendental sus movimientos no abarcan una gran amplitud, basándose su mayoría en contrataques realizados con la precisión quirúrgica de un bisturí.
Durante esta fase, la agilidad de Dretch aumenta un 100%.
Apariencia: Su cuerpo desprende una misteriosa aura negra. - Rankyaku:
Es una técnica de proyectil de gran alcance, en el que los usuarios empiezan a dar patadas a gran velocidad y fuerza, enviando una hoja afilada de aire comprimido que puede cortar objetos y dañar en gran medida un cuerpo humano. Sin embargo, se ha demostrado que casi cualquier longitud considerable a altas velocidades también son capaces de hacer este movimiento. - Pose de batalla penosa y ridícula.
- Stats:
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Taylor se echó hacia atrás cuando había conseguido desestabilizarlo, esbozando una sonrisa satisfactoria. Sus palabras no habían servido de mucho, pero su idea sobre que estaban siendo manipulados no se desvanecería tan fácilmente. Las mentes humanas podían moldearse tan fácilmente como alguien quisiese y, aunque estuviera mal que ella lo dijera, en Kern siempre habían aprendido sobre ello. La autómata nunca estuvo a favor de manipular, nunca le gustó quitar sus propias decisiones a las personas, no como ella que debía obedecer siempre.
Observó que el pelirrojo había sacado una vara de metal extensible de su bolsillo. ¿Una simple vara? Ya podía tener algún poder especial, pues con esa finura su cuerpo podía resistir la potencia de numerosos golpes sin que esta sufriera daño alguno. Taylor no se movió de su sitio, podría usar su pistola y dispararle de nuevo, pero para qué. La autómata solo estaba jugando con él, si corría de un lado a otro se terminaría cansando mucho más rápido.
-Observa todo bien a tu alrededor - esbozó una sonrisa -. Todo lo que construiste junto a tus compañeros quedará reducido a cenizas. Por última vez, ¿dónde está Brownie?
No sabía si obtendría respuesta, pero no volvería a realizar esa pregunta. La muchacha se fijó en el comentario de su compañero y no pudo evitar soltar una sonora carcajada. Aquello iba a ser la punta del iceberg para que los revolucionarios se cabreasen de verdad. Apoyó las manos en sus caderas, sin soltar su arma y esperó, esperó hasta que el joven pelirrojo lograse llegar a su posición. Una vez estuviera cerca, trataría de moverse a gran velocidad para situarse detrás de este e intentar disparar a su cabeza. Seguramente la vara no tuviera algún uso especial, pero si conseguía derrotarle Taylor quería quedársela para investigar.
Observó que el pelirrojo había sacado una vara de metal extensible de su bolsillo. ¿Una simple vara? Ya podía tener algún poder especial, pues con esa finura su cuerpo podía resistir la potencia de numerosos golpes sin que esta sufriera daño alguno. Taylor no se movió de su sitio, podría usar su pistola y dispararle de nuevo, pero para qué. La autómata solo estaba jugando con él, si corría de un lado a otro se terminaría cansando mucho más rápido.
-Observa todo bien a tu alrededor - esbozó una sonrisa -. Todo lo que construiste junto a tus compañeros quedará reducido a cenizas. Por última vez, ¿dónde está Brownie?
No sabía si obtendría respuesta, pero no volvería a realizar esa pregunta. La muchacha se fijó en el comentario de su compañero y no pudo evitar soltar una sonora carcajada. Aquello iba a ser la punta del iceberg para que los revolucionarios se cabreasen de verdad. Apoyó las manos en sus caderas, sin soltar su arma y esperó, esperó hasta que el joven pelirrojo lograse llegar a su posición. Una vez estuviera cerca, trataría de moverse a gran velocidad para situarse detrás de este e intentar disparar a su cabeza. Seguramente la vara no tuviera algún uso especial, pero si conseguía derrotarle Taylor quería quedársela para investigar.
Aclaración: Ambas mitades de la moderación transcurren a la vez
Cualquiera esperaría que el gorila hiciese una mueca de dolor al clavársele esa aguja en el pie, que lo clava al suelo sin problema, sin embargo su rostro no cambia y el único sonido que emiten sus labios es una frase dicha con serenidad, como si fuera una especie de robot sin sentimientos:
—Tekkai, Titanium.
Dretch, tu patada y Rankyaku impactan contra el más duro metal y el cuerpo del gorila no se mueve. Aunque en el mismo instante en que hacen contacto, te ha parecido ver una mueca de dolor que duró menos de un segundo. El gorila se arranca la aguja del pie y se levanta, enseñándote su nueva altura en toda su gloria: Un primate de cuatro metros te observa desde lo alto, con unos ojos ocultos tras sus oscuras gafas.
—Nadie tiene más odio contra el gobierno que un agente del Cipher Pol renegado —dice el hombre del traje blanco desde lo alto del muro, observándolo todo con una sonrisa en la cara—. Aunque no lo parezca, Rude está ahora hirviendo de rabia y deseos por arrancaros las entrañas.
—Shigan —dice cerrando su enorme puño y llevándolo hacia atrás—. Cannonball.
Un puñetazo a la velocidad de una bala sale disparado hacia el pecho de Dretch.
-----
La vara de Reno golpea el aire ante tu esquiva y te sigue con la mirada. En cuanto ve que sacas la pistola se agacha enseguida, en el momento justo, y la bala se lleva por delante un poco de pelo pelirrojo. Mientras está abajo puedes ver como le da a un botón de la vara con el pulgar y esta de golpe se ve cubierta por electricidad. Sin embargo, no dirige la vara hacia ti.
La electricidad se conduce desde la mano que sujeta su vara por su brazo y recorre todo su cuerpo hasta llegar a su otra mano. ¿No es un poco extraño que su cuerpo pueda soportar esa electricidad de esa manera? Con la palma de la mano electrificada abierta, busca golpearte justo en el estómago para electrocutarte.
Cualquiera esperaría que el gorila hiciese una mueca de dolor al clavársele esa aguja en el pie, que lo clava al suelo sin problema, sin embargo su rostro no cambia y el único sonido que emiten sus labios es una frase dicha con serenidad, como si fuera una especie de robot sin sentimientos:
—Tekkai, Titanium.
Dretch, tu patada y Rankyaku impactan contra el más duro metal y el cuerpo del gorila no se mueve. Aunque en el mismo instante en que hacen contacto, te ha parecido ver una mueca de dolor que duró menos de un segundo. El gorila se arranca la aguja del pie y se levanta, enseñándote su nueva altura en toda su gloria: Un primate de cuatro metros te observa desde lo alto, con unos ojos ocultos tras sus oscuras gafas.
—Nadie tiene más odio contra el gobierno que un agente del Cipher Pol renegado —dice el hombre del traje blanco desde lo alto del muro, observándolo todo con una sonrisa en la cara—. Aunque no lo parezca, Rude está ahora hirviendo de rabia y deseos por arrancaros las entrañas.
—Shigan —dice cerrando su enorme puño y llevándolo hacia atrás—. Cannonball.
Un puñetazo a la velocidad de una bala sale disparado hacia el pecho de Dretch.
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La vara de Reno golpea el aire ante tu esquiva y te sigue con la mirada. En cuanto ve que sacas la pistola se agacha enseguida, en el momento justo, y la bala se lleva por delante un poco de pelo pelirrojo. Mientras está abajo puedes ver como le da a un botón de la vara con el pulgar y esta de golpe se ve cubierta por electricidad. Sin embargo, no dirige la vara hacia ti.
La electricidad se conduce desde la mano que sujeta su vara por su brazo y recorre todo su cuerpo hasta llegar a su otra mano. ¿No es un poco extraño que su cuerpo pueda soportar esa electricidad de esa manera? Con la palma de la mano electrificada abierta, busca golpearte justo en el estómago para electrocutarte.
Dretch
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Recompensa
Características
fuerza
Fortaleza
Velocidad
Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
Instinto
Energía
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Akuma no mi
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Aunque en un principio parecía que su táctica había dado resultado y una sonrisa de superioridad comenzaba a esbozarse en su rostro, en seguida se percató de que nada de cuanto había planeado había dado un resultado aceptable. La aguja había impactado en su pie, si y su rankyaku se había estrellado de igual forma sobre el pecho del primate y, sin embargo, nada parecía haber equilibrado la balanza a su favor. De hecho, su despliegue de medios tan solo le sirvió para ser consciente de la diferencia de poder entre ambos. Mientras que el tipo calvo, Rude, ahora se había convertido en un enorme primate de cuatro metros y hacía gala de una fuerza y resistencia abrumadora, Dretch era de ese tipo de personas que preferían las maletas con ruedas porque si no luego tenia agujetas en sus brazos.
Pese al inminente drama, pues el enorme gorila estaba alzando su puño para dedicarle una agradable caricia sobre el agente, una voz se alzó por encima del barullo. Dándose el lujo de mirar con el rabillo del ojo, Detch se percató de que el tipo de blanco, el asesino del camarada pasillista, se encontraba sobre el muro comentando cual comentarista deportivo amateur, cada uno de los acontecimientos a destacables ¿Por qué demonios iba alguien a traicionar a la Cipher Pol? El norteño estaba hecho un lio. Sin embargo, en apenas unas décimas de segundo un nombre llego a su cabeza. Brownie. Era imposible saber a ciencia cierta el nombre y cargos de la mayoría de criminales que tenían un precio por su cabeza, más aún si se tenía en cuenta que hasta por orinar en la fachada equivocada la maquinaria de represión gubernamental se ponía en marcha. Pero esta vez sí que le vino una imagen a la cabeza ¿No era ese tal Brownie uno de los gerifaltes de la Armada Revolucionaria?
Fuera como fuese, aquel hallazgo carecía de importancia pues, en aquellos instantes, una enorme mano de simio se precipitaba sobre su figura a una velocidad tan endiablada que le hacía pensar que aquel era su final. De hecho, así fue. Para el norteño, que tenía cierta tolerancia al dolor físico aquello resulto ser todo un suplicio. Tenía la misma sensación como si hubiese dejado que el Ummi Resha le hubiese pasado por encima. A medio caballo entre la consciencia y la inconsciencia, su rostro estaba pálido como la cal. Padecía dolores atroces, mareos y breves desmayos. Sin embargo, pese a que parecía que todo estaba perdido, el agente apretó los dientes y aferrándose a su obstinación por vivir, trató de sobreponerse a la pérdida de consciencia. Aunque literalmente estaba hecho un tiesto, cerró su ojo sano y aguantó con estoicismo en espera de que su rival le diera el golpe de gracia.
Al abrirlo nuevamente, se percató de que Rude aún tenía su puño alzado y que este aun no le había arrollado con su fuerza sobrehumana. Una vez más había vuelto a presenciar de una forma muy vivida su propia muerte y detestaba que aquello comenzase a convertirse en una costumbre. Pero algo era diferente, algo había cambiado desde el momento que volvió a abrir su ojo. Sus sentidos se habían agudizado. Podía oír a más distancia, frecuencias que se modulaban por debajo del murmullo de la escaramuza, incluso la respiración del tipo de blanco que se encontraba sobre el muro. Podía escucharlos. Podía sentirlo todo. Sin embargo, pese a disponer de toda esta inmensa cantidad de estímulos caóticos, trató de centrar únicamente su atención en Rude. Podía escuchar la respiración acelerada y prácticamente gutural que procedía del ex agente. Ahora sabía lo que tenía que hacer para eludir su destino.
A medida que el puño se precipitaba sobre él, el agente exhaló lentamente vaciando sus pulmones y comenzó a bajar gradualmente sus pulsaciones. Ya no sentía mareos, sin embargo, el frio casi asfixiante que padecía su cuerpo al entrar en el estado de su poco ortodoxo Kami-e “Yurei” le provocase un nudo en el estómago. En apenas unos instantes, músculos, huesos y tendones habrían perdido toda rigidez y su cuerpo se balancearía erráticamente antes de que el puño de su rival llegase tan siquiera a impactar sobre él, debido precisamente a la corriente de aire generada por este movimiento. Pues, debido a su enorme tamaño y velocidad, esta le haría prácticamente todo el trabajo al norteño a la hora de realizar la esquiva. Por fortuna en este caso, una parte de su cuerpo era incapaz de entrar en el estado de Kami-e. Su brazo derecho, completamente funcional debido a su naturaleza artifical, trataría de aferrarse a uno de los mechones de pelo del brazo del primate haciendo de esta forma que, tras el ataque de Rude, Dretch desapareciese literalmente en un abrir y de ojos de su ubicación.
Ahora bien, una cosa era limitarse a esquivar o bloquear ataques y una muy distinta era lograr hacerle algún daño. El tekkai era una técnica del rokushiki que el norteño conocía demasiado bien y si ya de por si le resultaba todo un reto lograr herir a un contrincante de tal envergadura sin esta técnica, con ella suponía todo un despropósito. Aprovechando cada segundo antes de que se descubriese el engaño y su ubicación trató de pensar una nueva estrategia.
Retomando el estado natural de su físico, el agente se impulsaría sobre el aire mediante el Geppo “Kiruma Kyökai”, habilidad que le permitía realizar saltos de alturas increíbles para ponerse a la altura del rostro de su rival y, haciendo gala de su mirada más confiada a la par que seductora, llevaría a cabo su estrategia. Realizaría un amplio barrido horizontal con su pierda izquierda mientras que susurraría unas palabras en voz baja, pero lo suficientemente alta como para que llegaran a oídos de Rude.
- Rankyaku “Seishin-teki Tangan” – dijo, asegurándose de vocalizar adecuadamente cada una de las silabas. Pues, para una técnica que podría traducirse como «Pierna Tormenta “Luto Mental”», era importante que la amenaza llegase correctamente a los oídos de su rival. Sin embargo, no existía tal técnica en su repertorio, ni tan siquiera había tratado de realizar un rankyaku convencional. Todo aquello era parte de su plan, se trataba de un farol para forzar a Rude a entrar nuevamente en su estado de tekkai obligándolo a quedarse inmóvil.
Pese al inminente drama, pues el enorme gorila estaba alzando su puño para dedicarle una agradable caricia sobre el agente, una voz se alzó por encima del barullo. Dándose el lujo de mirar con el rabillo del ojo, Detch se percató de que el tipo de blanco, el asesino del camarada pasillista, se encontraba sobre el muro comentando cual comentarista deportivo amateur, cada uno de los acontecimientos a destacables ¿Por qué demonios iba alguien a traicionar a la Cipher Pol? El norteño estaba hecho un lio. Sin embargo, en apenas unas décimas de segundo un nombre llego a su cabeza. Brownie. Era imposible saber a ciencia cierta el nombre y cargos de la mayoría de criminales que tenían un precio por su cabeza, más aún si se tenía en cuenta que hasta por orinar en la fachada equivocada la maquinaria de represión gubernamental se ponía en marcha. Pero esta vez sí que le vino una imagen a la cabeza ¿No era ese tal Brownie uno de los gerifaltes de la Armada Revolucionaria?
Fuera como fuese, aquel hallazgo carecía de importancia pues, en aquellos instantes, una enorme mano de simio se precipitaba sobre su figura a una velocidad tan endiablada que le hacía pensar que aquel era su final. De hecho, así fue. Para el norteño, que tenía cierta tolerancia al dolor físico aquello resulto ser todo un suplicio. Tenía la misma sensación como si hubiese dejado que el Ummi Resha le hubiese pasado por encima. A medio caballo entre la consciencia y la inconsciencia, su rostro estaba pálido como la cal. Padecía dolores atroces, mareos y breves desmayos. Sin embargo, pese a que parecía que todo estaba perdido, el agente apretó los dientes y aferrándose a su obstinación por vivir, trató de sobreponerse a la pérdida de consciencia. Aunque literalmente estaba hecho un tiesto, cerró su ojo sano y aguantó con estoicismo en espera de que su rival le diera el golpe de gracia.
Al abrirlo nuevamente, se percató de que Rude aún tenía su puño alzado y que este aun no le había arrollado con su fuerza sobrehumana. Una vez más había vuelto a presenciar de una forma muy vivida su propia muerte y detestaba que aquello comenzase a convertirse en una costumbre. Pero algo era diferente, algo había cambiado desde el momento que volvió a abrir su ojo. Sus sentidos se habían agudizado. Podía oír a más distancia, frecuencias que se modulaban por debajo del murmullo de la escaramuza, incluso la respiración del tipo de blanco que se encontraba sobre el muro. Podía escucharlos. Podía sentirlo todo. Sin embargo, pese a disponer de toda esta inmensa cantidad de estímulos caóticos, trató de centrar únicamente su atención en Rude. Podía escuchar la respiración acelerada y prácticamente gutural que procedía del ex agente. Ahora sabía lo que tenía que hacer para eludir su destino.
A medida que el puño se precipitaba sobre él, el agente exhaló lentamente vaciando sus pulmones y comenzó a bajar gradualmente sus pulsaciones. Ya no sentía mareos, sin embargo, el frio casi asfixiante que padecía su cuerpo al entrar en el estado de su poco ortodoxo Kami-e “Yurei” le provocase un nudo en el estómago. En apenas unos instantes, músculos, huesos y tendones habrían perdido toda rigidez y su cuerpo se balancearía erráticamente antes de que el puño de su rival llegase tan siquiera a impactar sobre él, debido precisamente a la corriente de aire generada por este movimiento. Pues, debido a su enorme tamaño y velocidad, esta le haría prácticamente todo el trabajo al norteño a la hora de realizar la esquiva. Por fortuna en este caso, una parte de su cuerpo era incapaz de entrar en el estado de Kami-e. Su brazo derecho, completamente funcional debido a su naturaleza artifical, trataría de aferrarse a uno de los mechones de pelo del brazo del primate haciendo de esta forma que, tras el ataque de Rude, Dretch desapareciese literalmente en un abrir y de ojos de su ubicación.
Ahora bien, una cosa era limitarse a esquivar o bloquear ataques y una muy distinta era lograr hacerle algún daño. El tekkai era una técnica del rokushiki que el norteño conocía demasiado bien y si ya de por si le resultaba todo un reto lograr herir a un contrincante de tal envergadura sin esta técnica, con ella suponía todo un despropósito. Aprovechando cada segundo antes de que se descubriese el engaño y su ubicación trató de pensar una nueva estrategia.
Retomando el estado natural de su físico, el agente se impulsaría sobre el aire mediante el Geppo “Kiruma Kyökai”, habilidad que le permitía realizar saltos de alturas increíbles para ponerse a la altura del rostro de su rival y, haciendo gala de su mirada más confiada a la par que seductora, llevaría a cabo su estrategia. Realizaría un amplio barrido horizontal con su pierda izquierda mientras que susurraría unas palabras en voz baja, pero lo suficientemente alta como para que llegaran a oídos de Rude.
- Rankyaku “Seishin-teki Tangan” – dijo, asegurándose de vocalizar adecuadamente cada una de las silabas. Pues, para una técnica que podría traducirse como «Pierna Tormenta “Luto Mental”», era importante que la amenaza llegase correctamente a los oídos de su rival. Sin embargo, no existía tal técnica en su repertorio, ni tan siquiera había tratado de realizar un rankyaku convencional. Todo aquello era parte de su plan, se trataba de un farol para forzar a Rude a entrar nuevamente en su estado de tekkai obligándolo a quedarse inmóvil.
- Chetomancia aplicada al usuario de a pie reticente:
- Ámbito: Inton “Liberación del Yin”:
Turnos 1~3: Durante los tres primeros asaltos del combate, Dretch se deja guiar por su mente. Esto repercute en su forma de moverse y combatir; sus movimientos se vuelven excesivamente técnicos, bruscos y defensivos. Durante esta fase de liberación de su Vigor Trascendental sus movimientos no abarcan una gran amplitud, basándose su mayoría en contrataques realizados con la precisión quirúrgica de un bisturí.
Durante esta fase, la agilidad de Dretch aumenta un 100%.
Apariencia: Su cuerpo desprende una misteriosa aura negra. - Jaqui de ver cosas de ver:
Turno 1/15 - Kami-e “yūrei” (Hoja de Papel “Espíritu Difuso”):
Debido a un entrenamiento sin supervisión y poco ortodoxo del rokushiki, Dretch es capaz de controlar las pulsaciones de su propio corazón como si de un dedo más se tratase, pudiendo llegar a bajarlas hasta el umbral de la parada cardíaca y la hipotermia resultando ileso durante el proceso. Tan solo puede mantener los efectos de este kenpo durante un turno de forma segura o dos turnos asumiendo los riesgos de la parada cardíaca. Cuando esto ocurre, su temperatura corporal baja significativamente, su cuerpo se insensibiliza, su piel se vuelve más pálida y su mente se queda completamente en blanco. Durante este estado de pseudo cadáver, entra en un aparente letargo y todos los recursos de su organismo son destinados a garantizar su supervivencia fisica y mental. Al emplear este kempo dejan de percibirse correctamente todo tipo de estímulos del exterior por lo que la vista, olfato y el resto de sentidos se ven seriamente mermados. - Geppo “Kiruma Kyökai” (Paso Lunar “Frontera del Cielo Nocturno”):
A diferencia de lo que muchos creen, que el Geppo no otorga la capacidad de volar. Mediante este kenpo, el usuario es capaz de compensar este sueño frustrado de la humanidad, siendo capaz de usar su fuerza para saltar a grandes alturas y distancias. El usuario es capaz de realizar saltos de 5 metros de forma consecutiva, sin tan siquiera despeinarse.
- Ámbito: Inton “Liberación del Yin”:
Taylor Fitzgerald
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Taylor estuvo muy cerca de deshacerse del pelirrojo. Sin embargo, este esquivó su bala a la cabeza por un pelo. Literalmente. Si eso había fallado ya no sabía qué hacer contra el muchacho, cuya vara ahora poseía electricidad. Este elemento en sí no afectaba mucho a la autómata, quizá le diese un poco de energía en ciertos momentos, pero en grandes cantidades podía ser perjudicial para su cuerpo, ya que podía recibir una sobrecarga y dejarla completamente inutilizada.
La agente no poseía muchas ideas para defenderse, pero la única que pasaba por su cabeza era la de permanecer quieta. ¿Qué era lo peor que podría pasar? En caso de que la electricidad no tuviera mucha potencia le ayudaría a mejorar su sistema con un plus de energía; en cambio, las consecuencias de la electricidad podían hacer mella en su sistema. No tenía nada que perder si se arriesgaba.
Se echó para atrás y miró a su superior, él parecía estar muy centrado contra el gorila. Se quedó parada, esperando a que el pelirrojo se acercara y golpeara su abdomen. Estiró su brazo y se lo remangó, para después arrancar con fuerza la piel que recubría su brazo metálico y tirándola al suelo. A la vista estaba una extremidad completamente plateada, la cual sería la que parara el golpe.
Sintió la electricidad recorrer su cuerpo y activar su cuerpo. Por lo que pudo observar, el muchacho tenía cierta resistencia a esta y era probable que no le afectara en absoluto, pero para ella resultaba ser una fuente de energía de la que se podría aprovechar. Con su mano metálica soltando chispas, la posó en el suelo para que fluyera también. No llegaría muy lejos debido a la potencia de esta, pero seguramente sintiesen bien sus efectos los que estuvieran cerca.
-¡Tú! - Exclamó mirando al trajeado - No deberías perder el tiempo aquí viendo como tus títeres juegan, ve a avisar a Brownie de que aproveche sus últimos momentos porque no va a escapar de aquí con vida - señaló con la otra mano - El gobierno siempre gana - murmuró.
La agente no poseía muchas ideas para defenderse, pero la única que pasaba por su cabeza era la de permanecer quieta. ¿Qué era lo peor que podría pasar? En caso de que la electricidad no tuviera mucha potencia le ayudaría a mejorar su sistema con un plus de energía; en cambio, las consecuencias de la electricidad podían hacer mella en su sistema. No tenía nada que perder si se arriesgaba.
Se echó para atrás y miró a su superior, él parecía estar muy centrado contra el gorila. Se quedó parada, esperando a que el pelirrojo se acercara y golpeara su abdomen. Estiró su brazo y se lo remangó, para después arrancar con fuerza la piel que recubría su brazo metálico y tirándola al suelo. A la vista estaba una extremidad completamente plateada, la cual sería la que parara el golpe.
Sintió la electricidad recorrer su cuerpo y activar su cuerpo. Por lo que pudo observar, el muchacho tenía cierta resistencia a esta y era probable que no le afectara en absoluto, pero para ella resultaba ser una fuente de energía de la que se podría aprovechar. Con su mano metálica soltando chispas, la posó en el suelo para que fluyera también. No llegaría muy lejos debido a la potencia de esta, pero seguramente sintiesen bien sus efectos los que estuvieran cerca.
-¡Tú! - Exclamó mirando al trajeado - No deberías perder el tiempo aquí viendo como tus títeres juegan, ve a avisar a Brownie de que aproveche sus últimos momentos porque no va a escapar de aquí con vida - señaló con la otra mano - El gobierno siempre gana - murmuró.
—¡Tekkai! —grita el gorila echando su cuerpo un poco para atrás dispuesto a recibir el rankyaku—. ¡Tita...!
Pero antes de que pueda terminar de hablar, la electricidad recorre su cuerpo entrando por sus pies descalzos. El pelirrojo también la sufre, aunque parece resistirla mejor que el gorila, que se ha quedado inmovil en su Tekkai y no parece ser capaz de desactivarlo por ahora, debido al choque de la electricidad. El pelirrojo jadea, pues aunque resiste la electricidad parece que ha sido un poco excesiva. Rude tiene los ojos fijos en Dretch y no parece poder moverse. El hombre de blanco se pone de pie sobre el muro, perdiendo la expresión confiada y su sonrisa arrogante. Empieza a correr, escapando del lugar tras las palabras de Taylor.
—Zorra mecánica asquerosa... —dice Reno limpiándose un hilo de sangre que sale de sus labios —¡Usaré tus piezas para reparar mi lavadora!
Y su vara ahora brilla con una potente electricidad que podría sobrecargar cualquier cosa. Ataca a Taylor con ella en un golpe horizontal directo a la cara, mientras que con la otra mano saca un cuchillo de su bolsillo que coge con la hoja hacia abajo. El cuchillo también se carga de electricidad, casi como si este hombre tuviese una especie de predilección hacia cierto elemento a la hora de combatir. Tras el golpe con la vara, efectivo o no, intentaría dar un rápido corte también horizontal.
Pero antes de que pueda terminar de hablar, la electricidad recorre su cuerpo entrando por sus pies descalzos. El pelirrojo también la sufre, aunque parece resistirla mejor que el gorila, que se ha quedado inmovil en su Tekkai y no parece ser capaz de desactivarlo por ahora, debido al choque de la electricidad. El pelirrojo jadea, pues aunque resiste la electricidad parece que ha sido un poco excesiva. Rude tiene los ojos fijos en Dretch y no parece poder moverse. El hombre de blanco se pone de pie sobre el muro, perdiendo la expresión confiada y su sonrisa arrogante. Empieza a correr, escapando del lugar tras las palabras de Taylor.
—Zorra mecánica asquerosa... —dice Reno limpiándose un hilo de sangre que sale de sus labios —¡Usaré tus piezas para reparar mi lavadora!
Y su vara ahora brilla con una potente electricidad que podría sobrecargar cualquier cosa. Ataca a Taylor con ella en un golpe horizontal directo a la cara, mientras que con la otra mano saca un cuchillo de su bolsillo que coge con la hoja hacia abajo. El cuchillo también se carga de electricidad, casi como si este hombre tuviese una especie de predilección hacia cierto elemento a la hora de combatir. Tras el golpe con la vara, efectivo o no, intentaría dar un rápido corte también horizontal.
Dretch
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Dando rítmicos saltitos en el aire sobre una de sus piernas, Dretch contempló como Rude comenzaba a tensar una vez más su musculatura. Sin duda había mordido el anzuelo. Sin embargo, ninguno de los dos pudo prever lo que sucedería a continuación. El gorila permanecía inmóvil y a su merced por algún caprichoso azar del destino. Para su sorpresa, cuando se giró para contemplar que demonios había ocurrido para que Rude acabase de tal forma descubrió el panorama.
A unos menos de distancia, Taylor había seguido luchando contra el otro tipo, el tal Reno. Se trataba de un tipo algo arrogante que portaba una porra extensible y, pese a que había estado escuchando las constantes provocaciones entre ambos contendientes, confiaba en que la iniciada pudiese reducirlo de alguna manera. El ojo sano del agente barrió su entorno de un plumazo. Reparó en la chisporroteante energía que emanaba del arma del pelirrojo, en la extremidad metálica de Taylor, así como en los pies descalzos de Rude. Sin duda, la extraña prótesis cromada de la iniciada era la última pieza de un complejo puzle que daba respuestas a muchas de las preguntas que le habían ido surgiendo a lo largo de su andadura. Ahora, muchos de los raros comportamientos de Fitzgerald comenzaban a tomar un sentido. No comía, apenas dormía, nunca la había visto realizar ninguna de las técnicas que componían el rokushiki; por no hablar de esa misteriosa Kern de la que nunca había oído hablar, o su inexistente hoja de servicio.
El norteño no tenía ni idea de quien había infiltrado un autómata en la Karasu y menos aún de si sus superiores estaban al tanto de ello, por lo que decidió centrar nuevamente su atención en el gorila. Se llevó su mano izquierda hasta uno de los laterales del cinturón. Allí, suspendido del mismo se hallaba su neceser de costura. Con la naturalidad de aquel que lleva toda una vida empleando los mismos útiles de trabajo, extrajo una nueva aguja de calceta. Esta, a diferencia que la anterior era mucho más liviana y afilada. Parecía estar forjada en acero laminado y una infinidad de grabados dorados e incrustaciones de piedras preciosas recorrían su superficie. La sostuvo durante unos instantes sobre la palma de su mano mientras que el filo de la misma apuntaba hacia el pecho del agente.
- Cuando crees que los han preparado para cualquier imprevisto, cualquier contingencia, cualquier cambio de planes… Los iniciados siempre acaban sorprendiéndote con alguna genial estupidez – confesó mientras le daba la vuelta a la aguja apuntado con ella al rostro de su rival – Normalmente cuando hago lo correcto, algo en mi interior me dice que está mal. Hoy por fortuna no tengo esa sensación… Quedas cesado de tu servicio, Rude.
En el manual no escrito del asesino había una regla que primaba por encima de las demás: si luchas contra otro de tu igual condición asegúrate de no ser el primero en cometer un error, pues entre los tuyos no hay segundas oportunidades. Podía tensar su musculatura hasta tal punto que su cuerpo adquiriese una defensa infranqueable, pero carecía de sentido al golpear una parte blanda y desprotegida de tejido muscular. En apenas una fracción de segundo, su brazo izquierdo restallaría como un látigo en dirección hacia el ojo derecho de Rude con la velocidad propia de una bala, acompañado de un elegante y medido empujón con su prótesis biónica que impactaría sobre su propio codo, extendiéndolo más hacia adelante para asegurarse de que la aguja penetrase en el cráneo del traidor.
De tener resultado, se daría media vuelta concentrándose en el tipo del traje blanco e iniciaría la persecución del mismo subiendose a uno de los muros. Pues estaba claro que ese tipo sabia la ubicación de Brownie y, por ende, una posible forma de detener aquella locura.
A unos menos de distancia, Taylor había seguido luchando contra el otro tipo, el tal Reno. Se trataba de un tipo algo arrogante que portaba una porra extensible y, pese a que había estado escuchando las constantes provocaciones entre ambos contendientes, confiaba en que la iniciada pudiese reducirlo de alguna manera. El ojo sano del agente barrió su entorno de un plumazo. Reparó en la chisporroteante energía que emanaba del arma del pelirrojo, en la extremidad metálica de Taylor, así como en los pies descalzos de Rude. Sin duda, la extraña prótesis cromada de la iniciada era la última pieza de un complejo puzle que daba respuestas a muchas de las preguntas que le habían ido surgiendo a lo largo de su andadura. Ahora, muchos de los raros comportamientos de Fitzgerald comenzaban a tomar un sentido. No comía, apenas dormía, nunca la había visto realizar ninguna de las técnicas que componían el rokushiki; por no hablar de esa misteriosa Kern de la que nunca había oído hablar, o su inexistente hoja de servicio.
El norteño no tenía ni idea de quien había infiltrado un autómata en la Karasu y menos aún de si sus superiores estaban al tanto de ello, por lo que decidió centrar nuevamente su atención en el gorila. Se llevó su mano izquierda hasta uno de los laterales del cinturón. Allí, suspendido del mismo se hallaba su neceser de costura. Con la naturalidad de aquel que lleva toda una vida empleando los mismos útiles de trabajo, extrajo una nueva aguja de calceta. Esta, a diferencia que la anterior era mucho más liviana y afilada. Parecía estar forjada en acero laminado y una infinidad de grabados dorados e incrustaciones de piedras preciosas recorrían su superficie. La sostuvo durante unos instantes sobre la palma de su mano mientras que el filo de la misma apuntaba hacia el pecho del agente.
- Cuando crees que los han preparado para cualquier imprevisto, cualquier contingencia, cualquier cambio de planes… Los iniciados siempre acaban sorprendiéndote con alguna genial estupidez – confesó mientras le daba la vuelta a la aguja apuntado con ella al rostro de su rival – Normalmente cuando hago lo correcto, algo en mi interior me dice que está mal. Hoy por fortuna no tengo esa sensación… Quedas cesado de tu servicio, Rude.
En el manual no escrito del asesino había una regla que primaba por encima de las demás: si luchas contra otro de tu igual condición asegúrate de no ser el primero en cometer un error, pues entre los tuyos no hay segundas oportunidades. Podía tensar su musculatura hasta tal punto que su cuerpo adquiriese una defensa infranqueable, pero carecía de sentido al golpear una parte blanda y desprotegida de tejido muscular. En apenas una fracción de segundo, su brazo izquierdo restallaría como un látigo en dirección hacia el ojo derecho de Rude con la velocidad propia de una bala, acompañado de un elegante y medido empujón con su prótesis biónica que impactaría sobre su propio codo, extendiéndolo más hacia adelante para asegurarse de que la aguja penetrase en el cráneo del traidor.
De tener resultado, se daría media vuelta concentrándose en el tipo del traje blanco e iniciaría la persecución del mismo subiendose a uno de los muros. Pues estaba claro que ese tipo sabia la ubicación de Brownie y, por ende, una posible forma de detener aquella locura.
- Chetomancia aplicada al usuario de a pie reticente:
- Ámbito: Yōton“Liberación del Yang”:
Turnos 4~6: Durante los tres siguientes asaltos del combate, Dretch se deja guiar por su cuerpo. Esto repercute en su forma de moverse y combatir; sus movimientos se vuelven excesivamente amplios, relajados y rápidos. Durante esta fase de liberación de su Vigor Trascendental sus movimientos si abarcan una gran amplitud, basándose su mayoría en acometidas frenéticas que tratan de dejar ningún tipo de pausa al rival.
Durante esta fase, la velocidad de Dretch aumenta un 100%.
Apariencia: Sus ataques y defensas dejan una estela de color blanco. - Jaqui de ver cosas de ver:
Turno 2/15
- Ámbito: Yōton“Liberación del Yang”:
Giotto Leblanc
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«Te encontré»
Fue lo único que se dijo Giotto al localizar el aura de su compañero perdido. No sabía cómo iba a actuar cuando se encontrará con él cara a cara. Había preferido un traidor a él, a su amigo desde que juntos revivieron la Karasu Tengu, y eso era algo que no iba a poder perdonarle fácilmente. Sí, que la misión era lo primero, pero no puede haber una misión exitosa sin confianza; o eso era lo que pensaba. nAdemás de la presencia de Dretch notaba otras dos que no reconocía. Eran hostiles, eso seguro, así que no podía seguir perdiendo el tiempo en pensamientos sin importancia.
Rápidamente, golpeando con sus pies el aire lo más fuerte que podía, se impulsó hacia el lugar donde se suponía que se encontraba su compañero agente. A medida que se acerca podía vislumbrar la escena con más claridad. Se trataba de un combate de dos contra dos, pero ¿por qué no podía sentir el aura de Taylor? Había oído hablar de personas con habilidades parecidas en el pasado, de gente que era capaz de ocultar su aura para pasar desapercibido.
«Una habilidad cuanto menos interesante, señorita Fitzgerald», se dijo.
Su compañera parecía no reaccionar, así que no tardó en envolverse completamente en llamas y concentrar toda su voluntad en sus extremidades inferiores, tratando de golpear la cara del pelirrojo que estaba enfrentando a su compañera, al mismo tiempo que le lanzaba un fogonazo directo para calcinarlo y alejarlo de ella.
—¿Estás bien? —le preguntó, mostrando una sonrisa y creando una llama sobre su frente, para luego cambiar su semblante a uno más serio y clavar su mirada sobre Dretch.
Fue lo único que se dijo Giotto al localizar el aura de su compañero perdido. No sabía cómo iba a actuar cuando se encontrará con él cara a cara. Había preferido un traidor a él, a su amigo desde que juntos revivieron la Karasu Tengu, y eso era algo que no iba a poder perdonarle fácilmente. Sí, que la misión era lo primero, pero no puede haber una misión exitosa sin confianza; o eso era lo que pensaba. nAdemás de la presencia de Dretch notaba otras dos que no reconocía. Eran hostiles, eso seguro, así que no podía seguir perdiendo el tiempo en pensamientos sin importancia.
Rápidamente, golpeando con sus pies el aire lo más fuerte que podía, se impulsó hacia el lugar donde se suponía que se encontraba su compañero agente. A medida que se acerca podía vislumbrar la escena con más claridad. Se trataba de un combate de dos contra dos, pero ¿por qué no podía sentir el aura de Taylor? Había oído hablar de personas con habilidades parecidas en el pasado, de gente que era capaz de ocultar su aura para pasar desapercibido.
«Una habilidad cuanto menos interesante, señorita Fitzgerald», se dijo.
Su compañera parecía no reaccionar, así que no tardó en envolverse completamente en llamas y concentrar toda su voluntad en sus extremidades inferiores, tratando de golpear la cara del pelirrojo que estaba enfrentando a su compañera, al mismo tiempo que le lanzaba un fogonazo directo para calcinarlo y alejarlo de ella.
—¿Estás bien? —le preguntó, mostrando una sonrisa y creando una llama sobre su frente, para luego cambiar su semblante a uno más serio y clavar su mirada sobre Dretch.
Taylor Fitzgerald
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Taylor vio escapar al hombre de la chaqueta blanca. Si tenía información sobre Brownie no podían perderle de vista, pero aquellos el pelirrojo y el gorila no les dejaban avanzar. La autómata miró su brazo metálico, sus dedos se movían solos, sin que ella tuviera dominio sobre su cuerpo. A pesar de que la electricidad no había sido muy potente, su cuerpo la notaba y reaccionaba a ella como si fuera un subidón de energía. Si alguien decidía tocar su parte metálica era probable que se llevara un buen corrientazo.
Aquel despiste casi hace que la agente resultase dañada. El pelirrojo la había insultado y se dirigía a pegarle con la vara de antes y con un cuchillo con el que pretendía atravesarla. Ella no lo había visto venir y apenas hubiera tenido tiempo para evitarlo de no ser porque un fogonazo se lo llevó por delante. El fuego se reflejó en sus ojos zafiros y meció suavemente sus cabellos.
Cuando miró quien había hecho eso no pudo evitar sonreír y exclamar su nombre. Giotto había aparecido rápidamente para ayudarla, al contrario que Dretch, que parecía estar ocupado con el gorila y con querer irse.
En ese momento, Taylor se dio cuenta de lo que había cometido. Su brazo mecánico estaba completamente a la vista y en el suelo se podía apreciar la piel sintética desgarrada. La agente se llevó su otra mano a este, agarrándolo y pensando qué hacer. Seguramente su superior se hubiera dado cuenta de aquello, por eso no se molestaba en esperarlos. Sabía que tarde o temprano tendría que explicarlo, pero no sabía cómo hacerlo sin que la consideraran un objeto o algo peor.
-Gracias, Giotto.
Tras haberle agradecido aquel acto, en el caso de que su compañero hubiera podido derrotarlo del todo, Taylor se acercaría hasta él para arrebatarle esta vez la vara de verdad.
-Pobre muchacho - musitó - Tenía unos ideales firmes y han sido destruidos. ¿Cuántas personas van a perder la vida por adorar una estupidez?
Aquel despiste casi hace que la agente resultase dañada. El pelirrojo la había insultado y se dirigía a pegarle con la vara de antes y con un cuchillo con el que pretendía atravesarla. Ella no lo había visto venir y apenas hubiera tenido tiempo para evitarlo de no ser porque un fogonazo se lo llevó por delante. El fuego se reflejó en sus ojos zafiros y meció suavemente sus cabellos.
Cuando miró quien había hecho eso no pudo evitar sonreír y exclamar su nombre. Giotto había aparecido rápidamente para ayudarla, al contrario que Dretch, que parecía estar ocupado con el gorila y con querer irse.
En ese momento, Taylor se dio cuenta de lo que había cometido. Su brazo mecánico estaba completamente a la vista y en el suelo se podía apreciar la piel sintética desgarrada. La agente se llevó su otra mano a este, agarrándolo y pensando qué hacer. Seguramente su superior se hubiera dado cuenta de aquello, por eso no se molestaba en esperarlos. Sabía que tarde o temprano tendría que explicarlo, pero no sabía cómo hacerlo sin que la consideraran un objeto o algo peor.
-Gracias, Giotto.
Tras haberle agradecido aquel acto, en el caso de que su compañero hubiera podido derrotarlo del todo, Taylor se acercaría hasta él para arrebatarle esta vez la vara de verdad.
-Pobre muchacho - musitó - Tenía unos ideales firmes y han sido destruidos. ¿Cuántas personas van a perder la vida por adorar una estupidez?
La aguja entra por el ojo del gorila de manera cruel, sin que este pueda hacer nada en su inmovilidad. Su gran fuerza y resistencia se han visto totalmente superados por una estrategia superior. Al morir, su cuerpo se mantiene en la rigidad del tekkai, como una macabra estatua muerta en mitad de una plaza.
El fuego envuelve el cuerpo de Reno sin piedad. Este grita y grita de dolor. Cuando el fuego desaparece podéis verle con la ropa reducida a cenizas, su piel totalmente roja y sus ojos en blanco. Le sale humo de la boca y... parece que ya no tiene pelo. Cae al suelo de espaldas. Muy malherido e inconsciente, pero parece que continúa con vida.
Combate terminado y podéis volver a postear en el tema principal del capitulo
El fuego envuelve el cuerpo de Reno sin piedad. Este grita y grita de dolor. Cuando el fuego desaparece podéis verle con la ropa reducida a cenizas, su piel totalmente roja y sus ojos en blanco. Le sale humo de la boca y... parece que ya no tiene pelo. Cae al suelo de espaldas. Muy malherido e inconsciente, pero parece que continúa con vida.
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