Ellie vs. ¿¿¿???

La mink continuaba golpeando todo aquello que se movía en su radio de acción sin ningún tipo de distinción. Justo tras golpear a un pelotón, la loba volvió a quedarse paralizada durante un segundo. Lo causante, una bala que rozó su hombro.

Ellie volvió a ser Ellie durante un pequeño parpadeo, justo para observar el panorama que había dejado a su paso. Lava, chispas y, sobre todo, gente moribunda por el suelo. La agente se estremeció, y lo hizo más aún al ver el tamaño y forma de sus garras. Sin embargo, aquella extraña sensación volvió a su ser, y la inundó de confusos pensamientos.

Sus rojizos ojos fijaron la vista en un extraño ser que parecía haber sido sacado del futuro. Arqueó ligeramente el cuello y observó cómo portaba un arma de fuego en actitud ofensiva. Deslizó su lengua alrededor de los afilados dientes y flexionó las piernas. La loba no supo a ciencia cierta qué fue antes, si el disparo de su rival o su soru. De cualquier manera, utilizó su agilidad en modo soru para desplazarse rápidamente por lugares alternos cercanos a su rival y, cuando lo vió claro, apareció en su costado derecho, dejando gotear lava de todo su cuerpo e intentando golpear a su rival en un ataque combinado de ira y magma.

Primero intentaría golpear con su garra izquierda en el pecho del rival, tras ello intentaría dar un rodillazo en la boca del estómago y, finalmente un gancho con la diestra.

Pese al ataque, en su interior comenzaba a burlarse una batalla más importante que en el exterior; una en la que la vida de Ellie también cobraba peligro. Intentar controlar aquello que la estaba haciendo actuar de una manera de la que jamás habría pensado que sería capaz de verse.

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Usado:

La loba erró su golpe, y su rival apareció a una distancia prudencial, lanzando una especie de arma a su posición. Y volvió a desaparecer. Su olfato rastreó la posición de su robótico enemigo, situándolo en su espalda.

La mink se giró. Aquella extraña sensación que venía sintiendo incrementaba sus instintos más básicos, y disminuía su capacidad para pensar. Aunque quizá no le hiciera falta. Sus ojos se tornaban cada vez más rojizos, y su alma cada vez era menos pura.

Antes de que el arma lanzado por su rival llegase hasta su posición, concentró electricidad en sus patas, logrando así impulsarse con mayor potencia y agilidad, lanzándose hacia su rival.

Durante el breve periodo de tiempo que la loba tardó en llegar hasta él, la agente calentó su cuerpo, hasta llegar a una temperatura de seiscientos grados. Poco le importó el sonido de los disparos, y menos aún sus posibles consecuencias. Estaba ida, y en aquel estado sólo había un objetivo; masacrar a su rival.

Una vez estuviese enfrente de su enemigo, la mink le intentaría golpear repetidas veces con sendas patas delanteras -puños-, de las cuales empezaba a gotear magma de manera cada vez más notoria, y las traseras - piernas-, de las cuales salían descontroladas chispas. Los movimientos que la agente realizaba ayudaban a que el magma se fuese extendiendo por todo el escenario, en un caos que empezaría a subir la temperatura de la zona más aún si se encontraba con algún resto calcinable. Además, de manera totalmente aleatoria y descontrolada, los golpes que se ayudasen de su electro serían aún más ágiles y certeros.

La oscuridad se empezaba a apoderar de Ellie a una velocidad alarmante.

datos:

La mink consiguió sorprender a su rival, logrando golpear su dura armadura en varias ocasiones. A cada golpe, la ira de la loba se incrementaba, y con ello lo hacía la hendidura que se iba creando, fruto de la combinación entre lava y electricidad.

Pero algo ocurría en el cuerpo de Ellie. Cada golpe la hacía querer uno más, y cada otro, su sed de sangre seguía aumentando. Algo impropio de ella, pero que la cegó por completo. Y tras dar el enésimo golpe en el metálico cuerpo de su rival, éste llevó su mano hasta el cuello de la agente, sin llegar a abrasarse.

Aquello no hizo que la loba cesase sus golpes, y de manera casi automática, dirigió un combo de cuatro golpes alternos entre puños y piernas al brazo que su rival tenía libre. Muñeca, antebrazo, codo y hombro serían sus objetivos, en ese orden. Quizá, con suerte, conseguiría desarmarlo.

De cualquiera de las maneras, tras finalizar su combo -o intentarlo-, dirigiría uno similar y ejecutado de manera parecida, de tres golpes, hacia el codo, antebrazo y hombro del brazo que la atrapaba.

Pese a que aquella fase que Ellie estaba pasando la dotaba de una serie de beneficios, empezaba a realizar movimientos quizá demasiado automáticos. Tanto, que probablemente fuesen idénticos. Aunque quizá le sirviesen.

datos:

La mink terminó su combo notando un profundo dolor en su puño, el cual parecía haber perforado el arma de aquel robótico ser. Quiso gritar, pero no le salió. Quiso correr, pero no podía moverse. Estaba atrapada. Atrapada en una cárcel de dolor y sufrimiento. En una jaula de la que no podía salir. Era víctima de una Ellie que no se parecía a la Ellie de siempre. Era otra.

Y esa otra Ellie continuaba con los ojos cada vez más rojizos, una gran herida en el puño de la cual manaba un charco de sangre que se mezclaba con uno aún más grande de magma, las orejas en alto y la mirada centrada en su rival, Ellie flexionó las rodillas. La intención de su rival estaba clara; disparar y acabar con ella, y la suya también; calcinar a aquél ser.

Su cuerpo empezó a generar cada vez más magma, hasta un punto en el que no podía controlarlo. Y entonces, su rival disparó. Ellie usó su electro para impulsarse, y lo hizo hasta en seis ocasiones, de lado a lado, siempre alrededor de su rival, y sin darle la espalda en ningún momento. Y, tras la sexta, volvería al ataque. Se pararía cerca de él y volvería a intentar acabar con su vida con una serie de anárcicos y ágiles golpes sin algún patrón claro. Su cuerpo solo respondía a la ira. Una ira, que por otro lado, era impropia de la mink. La cantidad de lava que generaba, unida al incontrolado electro de sus piernas podían ser una letal combinación que ya en el pasado le había dado un pequeño respiro.

La agente usaría todo su arsenal en un nuevo intento por salvarse. Con suerte puede que incluso se salvase de ella misma.

datos:

Cuando te lanzas al ataque una bomba de humo cae al suelo, y el ser parece desvanecerse por un instante fundiéndose con él. Cuando tu ataque termina y entre los negros gases que deja tu magma, puedes ver una cuerda por la que ágilmente ha trepado. Desde ahí se quita el cinturón y con la boca le hace algo, provocando que una granada se ilumine. Y lanza el cinturón al completo contra ti.

Y Ellie perdió. Perdió su -hasta ahora- infinita lucha interna, su espíritu guerrero padeció ante los constantes envites de aquello que la controlaba, que consiguió alzarse con la victoria y aumentar el caos en la que ahora era una bestia de terroríficas fauces y que distaba bastante de aquella pequeña y angelical loba cuya inocencia era adorable.

Sus golpes no tocaron al metálico ser; ni siquiera estuvieron cerca, se fundieron en una especie de neblina que había surgido de la nada, aunque, justo en ese momento, el pelaje de Ellie se iluminó aún más, soltando unas descargas cada vez más poderosas. Además, sus garras consiguieron afilarse potencialmente más, luciendo bastante peligrosas.

La mink se guió por el olfato, ubicando a su rival unos metros más al frente. Sin visualizarlo y guiándose puramente por el rastro que había dejado, la agente se puso a cuatro patas, y aulló con potencia, saliendo tras ello despedida a gran velocidad hacia donde se suponía que debía estar el trozo de hojalata. El movimiento, pese a ser casi imperceptible al ojo humano, fue algo errático, fruto del apoyo sobre la maltrecha pata de la luchadora. Durante el breve tiempo que tardó en recorrer la distancia que les separaba, dejó un contundente rastro de magma y electricidad estática allá por donde sus patas pisaban.

Y llegó el momento en el que algo la atravesó. La joven ni se inmutó, y cargó con electricidad la garra no lesionada para dar el zarpazo más potente que jamás hubiese dado. Antes del impacto algo la cegó, sin embargo, su instinto seguía transmitiéndole que el robótico ser se encontraba allí.

Una vez realizara su golpe, y de manera totalmente instintiva, la mink llevaría sus afilados dientes al metálico cuello de su oponente, a la par que se fundía en un abrazo en el que el magma salía despedido por cada rincón de su cuerpo a una temperatura de seiscientos grados.

datos:

Parece que intenta evadir tu ataque, pero no lo consigue. Recibe de lleno el zarpazo y después es atrapado por tu fuerte presa. Alaridos de dolor llegan a tus finos oídos de depredadora, desgarrantes y potentes. Tu enemigo es electrocutado, a la par que arde. Sus gritos de dolor van menguando, desapareciendo junto a su vida y, después de toda esa cantidad de lava, junto a gran parte de su cuerpo. Tu instinto animal, maximizado por tu actual estado, te avisa del peligro. Todo se derrumba a tu alrededor y todo cae, amenazando con acabar contigo y todo lo presente.

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