[Pasado][Privado] Un encuentro casual. Zarlet y Nocturne

No hay nada como echarse una siesta en el lugar que sabes que no te van a deterctar los enemigos, en su propio territorio jamás se dignarían a buscar a los piratas o los revolucionarios, y era el mejor lugar para tumbarse a tomar el sol y relajarse unas horas. Sentía la brisa discurrir sobre mi rostro, un pequeño mechón me rozaba con la nariz, provocándome un picor que hacía que me espabilase. Me desperté incorporándome con velocidad mientras daba un fuerte estornudo.

Abrí los ojos rápidamente, pero el tremendo chorro de luz me obligó a cerrarlos con fuerza y llevarme la mano derecha para ocultar mis ojos de la luz. Había estado bajo la copa de un árbol, guareciéndome con su sombra, pero al incorporarme la sombra se alejó de mi cabeza, y en su lugar se puso la luz solar, aquella a quien en éstos momentos maldecía por el despertar más desagradable que me había dado.

- Mierda. Creo que he dormido demasiado.

Me levanté y me desperecé fuertemente dando un bostezo bastante sonoro. Los ojos comenzaron a lagrimear, me los enjugué y comencé a caminar. Me encontraba en una punta bastante alta de la isla, prácticamente en lo más alto, y hacia abajo podía observar la ciudad de Loguetown. no había camino alguno, tan solo campo a través para llegar a la ciudad. Estaba realmente patoso, algo normal pues me acababa de despertar. Los ojos todavía no se me habían acostumbrado a la luz, por lo que me detuve antes de tropezar y terminar el descenso rodando.

Me senté unos instantes en el suelo, con la pierna izquierda estirada y la derecha flexionada, con mi antebrazo reposando en ella. Di un gran bostezo, todavía estaba muy adormecido, y me invadía el deseo de volver a tumbarme para seguir durmiendo otro par de horas, pero por otra parte debía de descender a la ciudad. Me quedé contemplando hacia abajo mientras mis ojos se habituaban a la luz solar. No sabía que hora podría ser, y no me sentía todavía bien como para mirar hacia arriba e intentar deducirlo por la posición del sol. El frescor no era muy remarcado, por lo que así a primeras supuse que no sería muy temprano precisamente, ya que en el amanecer es cuando el aire se siente más fresco.

Llegó el momento en el cual ya podía abrir los ojos libremente y contemplar todo a mi alrededor, al fin me había habituado a la luz solar que allí inundaba la zona. Me quedé contemplando hacia abajo, ahora podía hasta llegar a divisar movimiento, lo que antes eran sombras difuminadas por la ceguera temporal. Comencé a elevar el rostro hacia arriba para intentar determinar la posición del sol. Tras unos segundos volví a bajar, respiré hondo y bostecé nuevamente, entonces comencé a descender lentamente hacia la ciudad, tal vez me pasase por alguna tienda a ver si encontraba los materiales que necesitaba para cierto artilugio que tenía en mente.

Me levante sobresaltado, acababa de tener una pesadilla, todavía podía escuchar los latidos de mi corazón a toda prisa, estaba acalorado, y asustado a la vez, es una sensación extraña ya que no me acordaba en que estaba soñando con exactitud y a un así las pulsaciones las tenía mas altas, que cuando estoy en una pelea. Al estar en ese estado, pensé en ir a tomarme un baño antes de volverme a acostar para relajarme un poco.

Estaba amaneciendo cuando ya me desperté del todo, me puse algo de ropa y salí a dar una vuelta por aquella ciudad. Las tiendas ya estavan abiertas, así que decidí echarles un ojo para ver que había y pasar la mañana tranquilamente.

Encontré una tienda de armas, y mis ojos se iluminaron ya que las katanas me encantaban desde que era pequeñito, leía libros sobre espadas desde mi infancia, así que entendía bastante y me dispuse a mirar a ver si había alguna reliquia, que me pudiera interesar.

Cuando entre en la tienda veía armas de todo tipo ya podían ser dagas, espadas, lanzas... y me dispuse a observar las espadas que eran lo que más me interesaba, pero me lleve una decepción, eran todas chatarras desafiladas, y no me interesaba ninguna. El mercader a ver mi cara de decepción me pregunto:

¿Que es lo que estas buscando exactamente chaval?

Me quede pensativo por un momento y respondí sin dudarlo.

Una reliquia tan bella que cada vez que la vea me deje sin aliento.

El mercader me miro sorprendido, porque al parecer no se esperaba esa respuesta, y me invito a pasar a otra sala que estaba cerrada con llave. Estaba todo muy oscuro y lleno de humedad a la vez que polvo. Encendió la luz y mis ojos empezaron a ver todas aquellas espadas. Pero habían dos que destacaban al resto, y me acerque para observarlas mejor. El mercader sorprendido me dijo:

Veo que tienes buen ojo para las espadas. Esta es la famosa espada de Xena.

Había leído sobre ella muchas veces, habían muchos rumores sobre ella pero la verdadera historia sé dice, que se perdió cuando Xena emergió derrotada y perdeda de la tortura mental y física sufrida a manos de Draco, Cena enterró entonces la leyenda de sus orígenes en lo más prófundo de su subconsciente. Luego me fije y vi otra espada que era hermosa.

Ya veo que solo te interesan las mitológicas.

Esta espada la conozco, siempre quise usarla. Esta espada es la famosa espada de Damocles.

He escuchado muchos rumores sobre aquella espada las historias cuentan que tiene la capacidad de crear inseguridad en aquellos que ostentan un gran poder, pues no sólo pueden perderlo de golpe, sino todo lo demás, incluida la via.

¿Puedo cogerla?

El mercader me hizo un gesto como diciendo que si, y la cogí. La espada era un poco pesada, medía cerca de 1 metro o un poco menos, era muy fina y a pesar de todos los años que había pasado seguía tan afilada como el primer dia.

Después de blandir aquella magnifica espada, se la devolví al mercader. Me dispuse a salir de la tienda. Todo estaba muy tranquilo el sol estaba pegando con fuerza, en está media hora que he pasado dentro de la tienda había subido mucho las temperatura y no me había dado cuenta hasta ahora.

Me quede cegado durante unos momentos, hasta que la vista se acostumbro a la luz. Dando un paseo vi a una cantidad enorme de gente, se notaba que aquella ciudad estaba abarrotada y era famosa por algo que sucedió hace muchísimos años. En aquella isla se hizo el acontecimiento de la ejecución de Gold D. Roger, el rey de los piratas. Su nombre era conocido por los siete mares incluso tantos años después.

La curiosidad me mataba por saber donde fue, su ejecución ya que no creía que volvería a aquel sitio en mucho tiempo si es que tenía la suerte de poder volver ya que soy revolucionario no creo que la marina me quisiera ver ni en aquel lugar ni en ninguno otro.

Llegue a la plaza, era enorme, ahí podían caber miles de personas fácilmente ya que no había nada al rededor de ella y el único hueco que había ocupado era la plataforma de ejecución. Estaba construida por tablones de madera, medía casi los 10 metros de altura y 3 de anchura pero a la distancia en la que me encontraba tampoco lo podía saber a la perfección.

Me quedé unos minutos parado observando aquella torre, petrificado. Solo de pensar que ahí asesinaron al último rey de los piratas se me ponía la piel de gallina, aunque por aquellos tiempos yo ni había nacido todavía y posiblemente mis padres y abuelos tampoco.

Nunca entenderé como es posible alguien que a sido tan grande y poderoso, con más riquezas que nadie se dejo capturar por la marina.

Decidí ir a tomarme unas cervezas para matar el día, ya que no tenía ninguna idea de adonde ir y fuí en busca de alguna taberna cercana.

Me encontraba dando una vuelta, sin nada más que me interesara visitar de Loguetown. -Debería de volver a la tienda de armas después y así cambiar estas dos katanas que las tengo anticuadas ya. No he peleado nunca y no las he gastado todavía, pero de todas formas no sé ni si tendrán filo.- Pensaba mientras recorría las calles, antiguas de aquella ciudad.

La verdad es qué todavía no había tenido el placer, o la mala suerte depende de como sé mire, de poder estrenar las katanas, aunque no me importaba en lo absoluto. Las katanas son mi pasión desde pequeño, eran algo que me ilusionaba y aunque no supiese el como gastarlas, y darle un uso correcto a ellas, siempre me habían apasionado, aunque seguramente sería por ello.

Caminando encontré una taberna, y me di cuenta que tenía la garganta reseca, de tanto caminar bajo el sol. Sin dudarlo dos veces me dispuse a entrar cuando de golpe, un hombre alto y con una capa aunque no llevaba la capucha puesta, dejando que se le viera todo el rostro. Su simple presencia me intimidaba, haciendo que me pusiera nervioso inexplicablemente. Decidí hacer caso sumiso de el y entrar en el bar.

Cuando entré me lleve una sorpresa enorme, desde lo que paso en mi tierra natal que no había visto un a masacre de estás dimensiones. A decir verdad ni de estás ni de ningunas dimensiones. El simple olor que se podía respirar de ese lugar hacía que la consciencia te se fuera a ratos. Eran unos cuantos cadáveres. De los nervios y el pánico que me entró, no pude contarlos ya que enseguida me dí media vuelta y salí del lugar. Aquello hizo que me traumatizara un poco y empece a pensar - ¿Quien coño ha podido hacer algo tan horrible como aquello?¿Quien pudiera ser tan inmoral, como para que hacer todo aquello y que no le afectara en lo absoluto?¿De verdad pueden haber hombres de ese tipo?- Empezaba intentando recapacitar y poder relajarme y calmarme un poco, cuando me vino una imagen a la mente. Era aquel hombre de la capa, con tanta presencia y me lo imagine, riendo con una risa sádica. Aquel pensamiento hizo que se estremeciera todo mi cuerpo, pero tenía que averiguarlo, y sin tardar más, salí corriendo en dirección donde se había ido.

Al cabo de no más de tres minutos, pude encontrarme con el. Por suerte mía no había ido muy lejos. Me acerque cuidadosamente a el, hasta estar andando a su lado, como si no hubiese pasado nada. Intentando relajarme un poco, para que los nervios no me fallaran, le pude comentar.

-Sé lo que has echo... suspire y seguí. En la taberna me refiero... Volví a coger el aliento intentando sonar seguro de mi mismo. Quiero saber lo que en realidad a ocurrido, y el por que has echo algo como eso.

Esperé varios segundos esperando su respuesta y seguí preguntando.

-¿Como puedes ser tan desalmado, como para hacer algo como eso y no tener remordimientos?¿ O ahora me vas a negar que no has sido tú?

Instintivamente, cometí el gran error que por costumbre tenía de llevarme una mano a la cintura hacía donde tenía las dos katanas. Y me quede esperando su respuesta, andando lentamente por las calles de la ciudad, haciendo como si no hubiese ocurrido nada. Ya que si llamaba mucho la atención posiblemente la marina se enteraría y sería hombre muerto, de está forma no creo que me matara o me atacara con tanta gente alrededor que lo pudiesen delatar.

Aquel hombre sin inmutarse a mis preguntas continuo caminando, sin mirarme si quiera y sin bajar el ritmo al que andaba. Aunque parecía algo confuso, por mi pregunta de hace unos momentos, aunque no le dio mucha importancia y me respondió:

- Tengo dos teorías. O bien eres astuto o bien estás asustado por lo que acabas de ver. En cualquier caso has actuado inteligentemente.

Aquella respuesta me impresiono, al parecer era bastante más inteligente de lo que parecía a simple vista. Al principio creía que era un hombre de solo músculo y que iba fardando de lo fuerte que era, pero al parecer me equivocaba con mi primer impresión.

- No debes de juzgar a alguien solo por la apariencia.- Hice una carcajada y continué hablando. - Yo diría que más bien soy estúpido, ya que nunca me ha gustado eso de pensar, pero nunca me han gustado las injusticias. -

Al final me contestó a mi pregunta sin tapujos, y se puso serio y con una voz potente que podía llegar a intimidar a cualquiera o al menos a mí lo consiguió desde un principio.

- No voy a negar lo evidente. Has entrado poco después de que yo saliese. Esa masacre ha sido cosa mía y de mis manos. ¿Si lo merecían? No eran más que matones por placer, cobardes rastreros que abandonan a sus camaradas. A mí me has visto salir, pero no habrás visto a los dos tipos que han conseguido huir. No se me han escapado, les he dejado libre. Ellos no eran maleantes, más bien parecían haber sido forzados a llevar esa vida pues poco tardaron en huir a la vez en cuanto se vieron solos. Los únicos que fueron inocentes.

Esas palabras consiguieron darme un escalofrío por todo mi cuerpo. Aquel hombre no parecía estar bromeando, si no que se le veía de verdad serio y debió de analizar bien la situación conforme me lo estaba contando, aunque es impresionante ver como usa su propia justicia y sentido común a sus acciones.

- Desalmado... Me hace gracia esa palabra. ¿Por qué se es desalmado por asesinar una persona que no merece la vida? ¿Acaso la marina no ha matado a nadie? La marina son los peores asesinos, tal vez los piratas sean unos verdaderos desalmados en ésto... Y si hablamos de remordimientos, todo asesino tiene sus remordimientos, mas una vez has visto a la muerte cara a cara y te has enfrentado a ella, estos sentimientos no son más que una sensación pasajera.

Estaba temblando, aquel hombre con cada palabra que decía, hacía que me entraran escalofríos que recorrían cada parte de mi cuerpo, haciendo que empezara a temblar. Tenía una sensación entre frio, nervios, inseguridad por mi vida puede ser... No lo podía explicar bien pero aquel hombre no parecía estar de acuerdo ni con las acciones egoístas de los piratas, ni con las de la marina, que todos saben que en realidad la marina es la peor justicia que hay, pero nadie tiene el valor de enfrentarles como era debido, y por culpa de ello la marina seguían actuando libremente por los siete mares haciendo lo que quieren.

- Te puedo hacer, una última pregunta? Suspire unos segundos y continué hablando. ¿Que piensas de la palabra justicia? ¿Crees en la verdadera justicia o solo crees en tus actos y en tu forma de distinguir lo que para usted le parece bien o mal?

En ese instante me detuve, alce la vista hacía el cielo y continué hablando sin escuchar si quiera a mi alrededor.

Para mí, la justicia no existe, es solo una mera forma de ocultar los crimines echos por la marina, está muy bien que se crea en algo como ello. Pero la mayor injusticia que hay en este mundo es la misma justicia que impone su forma de pensar de ellos haciendo que el resto las deban de cumplir, sin importarles si está bien o mal. Me encantaría tener la fuerza suficiente como para hacer, que esa arrogancia que les da el poder, se las coman. Solo hacen que reírse de los ciudadanos, usando la represión como solución.

Mi cuerpo empezaba a hervir de rabia, rabia acumulada contra la marina por mucho tiempo ya que no hicieron nada cuando atacaron mi pueblo y mataron a mis padres. Según las sospechas y lo que pude investigar, eso fue orden de la marina y corre el rumor de que fue un sichibukai actuando por ordenes de ellos, aunque mi mente se volvía confusa cada vez más.

La marina lo único que quieren es hacernos callar, hacernos dormir, hacernos sumisos para que puedan seguir actuando a su libre manera, para mantener nuestra resignación bajo su control.

Después de aquellas palabras me quede callado mirando el cielo, intentando tranquilizarme, y en aquel momento empece a pensar. Porque le estoy contando esto a un completo desconocido que hizo el masacre en aquel bar. ¿Quizás estaba buscando a alguien que me pudiese ayudar a encontrar mi venganza hacía la marina por lo sucedido en mi isla natal? Estaba dudoso y no sabía muy bien que hacer ni que decir. ¿Quizás el tenga el poder para llevar al cabo lo que yo siempre desee?. Me quede callado mirando el cielo azul, totalmente despejado. La brisa golpeaba mi cara fuertemente, haciendo que mi pelo se revoloteara y dándome una sensación de paz y armonía.

Ese tipo no me dejaba tranquilo. Mi búsqueda podría hallarse dificultada por pequeños inconvenientes, en éste caso el inconveniente era aquél tipo que no sabía callar ni debajo del agua por lo que parecía. Mi rostro se hallaba serio y continuaba hablando hacia adelante. No obstante ésto no impidió que ese tipo me siguiese.

Tenía que buscar más concienzudamente, quería encontrar alguien para Shinri no Tsukai, no tenía demasiados camaradas todavía y tenía que asegurarme de poder defender mis principios y los de los demás que deseen una vida realmente tranquila.

Comencé a sumergirme en mis pensamientos. Un flashback traspasaba mi mente, mi verdadero pasado, aquél en el que la marina entraba a hurtadillas liderados por un miembro del gobierno mundial y asesinaban a sangre fría a todo aquél que se hallaba en mi hogar hacía años, ni tan solo diez años habían transcurrido desde entonces. Pero enseguida volví al mundo real, retomado por las palabras de ese tipo.

- Te puedo hacer, una última pregunta? ¿Que piensas de la palabra justicia? ¿Crees en la verdadera justicia o solo crees en tus actos y en tu forma de distinguir lo que para usted le parece bien o mal?

He de reconocer que aquél tipo sabía cómo hablar para atraer mi atención. Esbocé una sonrisa socarrona y murmuré una palabra mientras pensaba cómo decirle mi respuesta. "Justicia..." pensaba. Pero antes de nada él mismo me dio su punto de vista al respecto.

- Para mí, la justicia no existe, es solo una mera forma de ocultar los crimines echos por la marina, está muy bien que se crea en algo como ello. Pero la mayor injusticia que hay en este mundo es la misma justicia que impone su forma de pensar de ellos haciendo que el resto las deban de cumplir, sin importarles si está bien o mal. Me encantaría tener la fuerza suficiente como para hacer, que esa arrogancia que les da el poder, se las coman. Solo hacen que reírse de los ciudadanos, usando la represión como solución.

Comenzaba a cambiar mi forma de pensar de aquél tipo, parecía interesante si forma de ser y de pensar, además de que parecía que compartíamos un enemigo común. Me detuve y le miré con una sonrisa leve. Entonces comencé a darle mi punto de vista.

- De cierto modo, la justicia no existe. Es una palabra que ha ido perdiendo su verdadero significado con el paso del tiempo por culpa del gobierno mundial. Justicia es el tratar todo el mundo por igual, justicia es que los poderosos mantengan el equilibrio y mantengan la seguridad allá donde tengan jurisdicción. La justicia es el llevar el bien a la gente de a pie y castigar al mal.

Hice una breve pausa en la que observé detenidamente la reacción de aquél tipo. No obstante ahí no había terminado de hablar, todavía tenía más que decir al respecto, y proseguí tras unos segundos.

- Pero el problema viene cuando el concepto que el gobierno mundial tiene del bien no es el mismo con el cual fue creado. Para ellos los que hacen el mal son los que se oponen a ellos, cuando ellos realizan experimentos para obtener poderes sobrehumanos para destruir de una vez a los criminales piratas. Pero las formas de las cuales llevan a cabo sus actos son moralmente incorrectos... Sin ir más lejos. Mi pasado está manchado por la sangre ajena. Observé con mis propios ojos cómo asesinaban a mi familia, siendo mi padre un sargento de la marina muy entregado a su trabajo... Su error fue entender el correcto significado del bien y el mal.

Ya había terminado de explicarle mi punto de vista, pero no mas lejos había terminado de hablar con él. Me interesaba aquél chico y la situación me resultaba un tanto irónica. Había acudido a ésta isla en busca de un miembro para Shinri no Tsukai, pero tal vez habría sido yo el que había sido encontrado por él. No obstante antes de nada quería asegurarme de que era el tipo de persona que estaba buscando.

- Te voy a ser sincero, es interesante tu forma de ver la vida y la marina. Tenemos un enemigo común, la marina y el gobierno mundial. La revolución no es muy grande, mas está llena de tipos poderosos y muy habilidosos. Deberías de buscar alguien con quien viajar y cumplir tus objetivos, vivir tus aventuras y llevar a cabo tu sueño, sea cual sea. Encuentra alguien, pero prepárate para dar tu vida. La revolución es un bando peligroso en el que cualquier día podría ser el último en el mundo si no tienes cuidado... Busca camaradas que te protejan y que quieras proteger con tu vida por vuestra causa.

Le dediqué aquella sonrisa y puse mi mano derecha para estrechársela. Justamente antes de darle tiempo a que la estrechase la palma de mi mano se abrió y algo salió despedido a una enorme velocidad hacia mi izquierda. Un hombre cayó fulminado hacia atrás con una espina clavada en el cuello. Un rifle armado de la marina cayó al suelo, estaba apuntando hacia nosotros, pero ya no.

- Hay que estar atento en todo momento, de no ser así aquél tipo nos podría haber matado en un momento.

Tras unos segundos en los que le dí tiempo a estrecharme la mano, aparté ésta y me dirigí hacia el cuerpo inconsciente del marine, me agaché y comprobé que la espina había golpeado correctamente donde debía. Había salido mejor de lo que me esperaba, pues había acertado justamente en el punto correcto. Le extraje las varillas y proseguí mi camino dejando aquél tipo detrás, no sin antes girarme y decirle.

- Pronto despertará, no te recomiendo estar cerca de él cuando lo haga. Por cierto, me llamo Azumi Kento, líder de la única banda de la revolución conocida hasta ahora. Shinri no Tsukai. Espero que nos volvamos a encontrar.

Volví a darme la vuelta y proseguí mi camino. No sabía lo que haría aquél tipo, si ignorarme o seguirme. Sinceramente ésta había sido la última prueba que necesitaba para averiguar si podría ser un miembro de Shinri no Tsukai, todo dependía de la reacción que tomase en éstos momentos aquél tipo.

Aquel hombre se puso a responder a mis preguntas casi sin asombrarse de ellas, pero por lo que parecía el también pensaba parecido a mi.

De cierto modo, la justicia no existe. Es una palabra que ha ido perdiendo su verdadero significado con el paso del tiempo por culpa del gobierno mundial. Justicia es el tratar todo el mundo por igual, justicia es que los poderosos mantengan el equilibrio y mantengan la seguridad allá donde tengan jurisdicción. La justicia es el llevar el bien a la gente de a pie y castigar al mal.

Se quedo callado unos instantes pensativo, me quede callado observando su rostro y esperando a que aquel hombre siguiera hablando. No sabía el por que, pero aquel hombre me tenía perplejo y no podía acostumbrarme a su presencia. Hacía que las piernas siguieran temblandome, aunque lo intentaba disimular mi nerviosismo.

Pero el problema viene cuando el concepto que el gobierno mundial tiene del bien no es el mismo con el cual fue creado. Para ellos los que hacen el mal son los que se oponen a ellos, cuando ellos realizan experimentos para obtener poderes sobrehumanos para destruir de una vez a los criminales piratas. Pero las formas de las cuales llevan a cabo sus actos son moralmente incorrectos... Sin ir más lejos. Mi pasado está manchado por la sangre ajena. Observé con mis propios ojos cómo asesinaban a mi familia, siendo mi padre un sargento de la marina muy entregado a su trabajo... Su error fue entender el correcto significado del bien y el mal.

Me quede perplejo, el odiaba a la marina incluso más que yo. Aquel punto de vista del concepto justicia me resultaba nuevo. Odiaba a la marina igual que yo, pero por motivos diferentes que se entrelazan. -Quizás deba seguirlo, para buscar aventuras con el, a su lado.- Me quede pensativo mientras aquel hombre seguía hablando.

Te voy a ser sincero, es interesante tu forma de ver la vida y la marina. Tenemos un enemigo común, la marina y el gobierno mundial. La revolución no es muy grande, mas está llena de tipos poderosos y muy habilidosos. Deberías de buscar alguien con quien viajar y cumplir tus objetivos, vivir tus aventuras y llevar a cabo tu sueño, sea cual sea. Encuentra alguien, pero prepárate para dar tu vida. La revolución es un bando peligroso en el que cualquier día podría ser el último en el mundo si no tienes cuidado... Busca camaradas que te protejan y que quieras proteger con tu vida por vuestra causa.

La verdad es que en mi forma de ver la vida no hay nada interesante, más bien es lo vivido lo que me ha echo llegar a esas conclusiones... por mi desgracia esto es así y ya no sé puede cambiar. La verdad es que tienes razón, pero no hay muchos revolucionarios y no son fáciles de contar según cuentan las leyendas, así que tampoco tengo muchas esperanzas en ello.

Después de decir aquellas palabras me quede callado, observando como aquel hombre hizo un intento de estrecharme la mano, cuando rápidamente la palma de su mano se abrió y algo salió de su mano impactando en un marine que había apuntándonos.

Pronto despertará, no te recomiendo estar cerca de él cuando lo haga. Por cierto, me llamo Azumi Kento, líder de la única banda de la revolución conocida hasta ahora. Shinri no Tsukai. Espero que nos volvamos a encontrar.
Aquel hombre se llamaba Azumi kento, parecía que los milagros no existían y ahora mismo estaba viviendo uno. Tenía al propio líder de la revolución ante mis propios ojos. No sabía ni que pensar ni que decir pero lo que si tenía claro era que primero de todo presentarme y luego ya improvisaría algo como hago siempre.

Antes que te vayas Azumi, me gustaría que me entrenaras para poder defenderme y a ser posible unirme a vosotros. Creo que este encuentro no ha sido casualidad, el destino nos tiene preparados una tarea que debemos realizar y al parecer nuestros destinos están entrelazados, así pues te pido que me dejes acompañarte y me dejes unirme a tú banda.

Dije mientras permanecía quieto e inmóvil esperando su respuesta y rezando por que esta fuese afirmativa. De ser así mi vida cambiaría por completo y nuevas aventuras me esperarían navegando por los mares a su lado.

Por cierto me llamo Zarlet, mis padres fallecieron cuando era pequeño y no tengo apellidos, así que simplemente llámame Zarlet si quieres.

Después de decir aquellas palabras, antes de que Azumi pudiese contestar se escucho una voz gritando desde la lejanía.

¡¡¡Que vienen los marineeeeeeeees!!!!

Mi cuerpo se quedo paralizado, aquella situación empezaba a asustarme pero debía de controlarme y dar la apariencia de que aquello no me importaba en lo más mínimo, aunque eso sería bastante complicado.

-¿Azumi has escuchado eso?- Me quede callado unos instantes y luego proseguí hablando.- Tenemos dos opciones huir o pelear, porque dudo mucho que esto- señale al cuerpo que se encontraba desmayado en el suelo, del marine que nos estaba apuntando anteriormente.- Esto dudo mucho que se lo puedas explicar pacíficamente y sin que haya resultados negativos.

Antes de a ver tomado una decisión, teníamos seis marines en el frente y otros seis marines en la retaguardia, estaba claro que no podríamos salir de allí sin pelear.

-Azumi, ves por el freten yo me encargo de cubrirte por la retaguardía.

No estaba muy seguro si hacer eso o no, pero lo que si tenía claro es que después de la conversación que habíamos tenido me había animado para dejar de esconderme y pelear. Aunque no hiciera mucho en aquella pelea por el miedo que tenía, estaba claro que tenía que hacer algo y ese algo lo iba a empezar a hacer desde ese momento.