Naiara [ID]

Nivel: 1

Experiencia: 0

Nombre: Naiara Riera

Raza: Humana

Sexo: Mujer

Edad: 19

Empleo: Revolucionaria

Descripción física: Considerada como una dulce niña por muchos, a la vez que alguien indecente por otros, ella se considera a sí misma como una joven guerrera, alguien que se dedica a entrenarse, no a cuidar y mejorar su aspecto. Posee el pelo negro como la noche, el cual además tiene la peculiaridad de que refleja la luz. Sus ojos rojos son bastante peculiares, cosa que asustaba a algunas personas que la veían, tachándola de persona maldita. No le hacía mucho caso a esto, pero existían ocasiones en las que no se sentía segura. Su constitución, fuerte por naturaleza, está bastante bien entrenada, sorprendiendo a muchos porque a simple vista parece una debilucha sin apenas músculo con el que siquiera poder defenderse.

Como detalles extra destacables que posee en su físico, se podría hacer mención a sus numerosas cicatrices en las manos, producto de pequeños accidentes que sufría forjando. Estos ya forman parte de ella y tiene asimilado que es así, que nunca desaparecerán. Otro más sería una marca de nacimiento, una pequeña "mancha" en su costado derecho, cosa que ha ido identificando a su familia durante mucho tiempo. Por último, pero no menos importante, su pierna derecha tiene el recuerdo de una peligrosa quemadura, debido a que un "cliente insatisfecho con su pedido derramase accidentalmente el metal derretido". A partir de entonces, cubre esa zona con un trozo de ropa o un paño, pues el propio aire le escuece cuando entra en contacto hoy en día.

Algo que sirve como simples datos curiosos es el hecho de que su piel es bastante blanca, debido a la poca luz que llega hasta ella, en parte por no salir mucho al exterior y otra parte por la escasa luminosidad que llegaba hasta allí. También, sus ojos son relativamente grandes debido a que lo necesitaba para poder ver algo más lejos en su hogar con poca visibilidad.

Descripción psicológica: Normalmente alguien calmada, con ciertas ocasiones de impulsividad, tiene el espíritu de un guerrero en un cuerpo dedicado a la forja. Nunca le había gustado su trabajo, pues era algo forzado por su padre y ella amaba la libertad, pese a que sabía que todo aquello era por su bien. Sin embargo, amaba todos esos trabajos que lograba crear, ver sus progresos, corregir sus fallos y avanzar para ganarse la vida. Es por eso que se nota su gran dedicación, de nunca rendirse cuando tiene al menos oportunidad, teniendo en cuenta la prudencia para retirarse en caso de ser necesario para volver otro día: no es alguien que deje cabos sueltos o temas sin tratar.

Tiene cierto carisma, quien quiera conocerla suele tener una respuesta creativa, si no deja que las cicatrices de sus manos o las habladurías les influenciasen tanto como para alejarse de ella. Todos los años en los que le huían la han vuelto un tanto resistente frente a esta situación, hablando de ello como algo normal, comparable a beber agua, del día a día. Cuida su aspecto, no poniéndose bella para cautivar a los hombres, pues no se trata de una princesita, sino no tener imperfecciones que puedan hacerla ver  como alguien pobre que no tiene ni para cuidarse, no tolera manchas o arrugas en su ropa ni que su pelo esté enmarañado.

Posee además sentido del honor. Si alguien la ayuda en algo importante, entonces quedará en deuda con él, necesitando devolverle el favor de alguna manera. No significa que hará lo que sea, pues si lo que quiere está fuera de sus principios, entonces no se dignará a hacerlo.

Trasfondo: Nacida en la más alta de las montañas de Ilusia, Naiara es la hija única nacida del fruto del amor de dos humanos, el cual duraría muy poco, pues a los dos años, la madre desaparece sin más, dejando a solas al padre que debía ahora cuidar de alguien sin saber cómo era aquello, sin ayuda y debiendo mantener un negocio con el que mantener ahora una vida más. A pesar de todo, consiguen salir adelante con algo de dificultad hasta que Naiara cumple los 15 años, momento en el que comienza el entrenamiento para ser quien dirija el negocio, una vez su padre fuese demasiado mayor para continuarlo (pues su edad ya era bastante avanzada en ese punto). Al principio, la joven se negaba en rotundo a cumplir semejante tarea, no era a lo que quería dedicarse, pese a la insistencia de su padre, que no lograba convencerla, al punto de que casi escapa de casa. Ante esto, había ideado algo, esperando que funcionase.

Un trato: realizar un único trabajo en la forja que poseían, a cambio de que el resultado sería para ella, como un amuleto que la identificaría. Y así fue, paso a paso, intento tras intento, durante varios días en los que apenas habría descanso entre ellos hasta que, finalmente, de allí salía una espada en perfectas condiciones, todo hecho por ella y nadie más, solamente aconsejada de vez en cuando en ciertos momentos en que lo necesitara. "Una obra maestra de parte de una maestra", era la calificación que le daba su padre al observar lo que había creado. Materiales de calidad, con sus cuidados necesarios y la habilidad necesaria para llevarlo a cabo. Ahí empieza su rumbo en todo aquello.

Vivir en un sitio como ese era complicado, tenía poco contacto con los demás, más que aquellos que querían algún arma o armadura, ir a la civilización a comprar o simplemente en algún paseo donde quería ir a tomar el aire, aunque buscaba no encontrarse con demás personas durante esto último. Por todo esto, se podía decir que apenas mantenía contacto con alguien más que su padre. Pese a esto, existían algunos humanos, un tanto curiosos, que la ayudaban cuando necesitaba ayuda fuera de la montaña, sin pedir dinero a cambio. Debido a esto, siempre mantiene su palabra de devolverles la ayuda desinteresada, pues al parecer eran perseguidos por la ley. Un día, estos fueron capturados, apresados y ejecutados, mientras Naiara se encontraba en la montaña. Desde aquel día, juraba vengarse.

Dentro de sí buscaba vengarse, hacer que aquellas personas que la ayudaban tanto, asesinados por un gobierno corrupto ahora a sus ojos. ¿Por qué la gente que ayudaba a los demás tenía que ser tratada como criminales? No era justo, ni siquiera recibieron el beneficio de la duda o piedad alguna. Por eso mismo, buscando la manera de poder hacer verdadera justicia, y no lo que había ahora, era eliminarlo. Tal vez esa misma idea la tenían esas personas, buscaban lo mismo. Esos son sus inicios en la revolución, tras ser rescatada en un intento sin éxito de cambiar las cosas en su tierra natal, viéndose obligada a abandonarla estando herida, de dejar a su padre solo, por sus propios principios.

Es lo único que poseía realmente, su familia, su único ser querido. No podía hacer nada por salvarlo todavía, necesitaba ser más fuerte, lo bastante para volver y liberarle de todo aquello. Es lo único que le importa, teme el día de que algún día, el Gobierno lo atrape y sufra el mismo destino que los otros, causado por culpa de su propia hija, no podría vivir con la conciencia tranquila, sabiendo que eso era así.

Pertenencias:

- Un pequeño martillo, recuerdo de cuando todavía trabajaba con su padre.
- Una espada con sus iniciales en ella. Es su primer trabajo como herrera y le tiene mucho aprecio.

Habilidades:

- Es capaz de hacerse amiga de los demás con mayor facilidad que la media siempre y cuando no se traten de hombres del gobierno.
- Posee una buena visión, comparada con los humanos corrientes.
- Sus manos son bastante fuertes y ágiles, incluso cuando parecen frágiles y delicadas, cosa que dice que ha heredado de trabajar en la forja.
- La paciencia que tiene, pese a no ser la mejor, es decente y puede soportar bien la mayoría de cosas, excepto un aspecto concreto. (Descrito en ineptitudes)

Talentos:

- Buena capacidad para aprender nuevas técnicas o movimientos de pelea, a la par que dominar aquello que ya conozca.
- Su vida en las montañas han hecho de ella una humana muy resistente en cuanto a climas y terrenos se refiere, especialmente cuando se trata de temperaturas muy bajas, que le permiten vivir y luchar perfectamente en muchos lugares "complicados" sin necesidad de pasar tiempo previo en ellos.

Torpezas:

- Tiene problemas de sordera en su oído izquierdo, le cuesta escuchar lo que provenga de esa dirección.
- Su sentido del humor es algo escaso, rara vez llega a reírse, además de que se nota totalmente cuando lo está fingiendo.
- Tiende a distraerse con facilidad. Este aspecto casi le cuesta perder la mano derecha en varias ocasiones mientras trabajaba como novata en prácticas.
- La horrible marca de su antigua quemadura sigue siendo un peligroso foco de dolor y sensibilidad por encima de la normal, cosa que debe controlar en todo momento.

Ineptitudes:

- Le cuesta mucho controlar sus sentimientos cuando alguien la está provocando, llegando a lanzarse al ataque con cierta facilidad. Una vez en este punto, no escuchará ni a sus aliados.

Oficios: Artesana(Herrera)

Clase: Espadachín

Ficha terminada. Espero saber si todo está correcto o debo... corregir algo.

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