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Akuma no mi
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Little Paradise... un pequeño asentamiento pirata sin ley algun que lo domine. Como su nombre indica, el paraíso para cualquier forajido en busca de negocios. Con el regateo como norma y la cerveza, el vino y el whisky siempre corriendo, es el lugar ideal para un bucanero que quiera relajarse e intentar sacar algo de provecho económico a sus fechorías.
Si arribáis en el puerto veréis varios muelles de madera en los que descansan decenas de barcos de todas las formas y tamaños. Las tabernas abundan, tal vez entrar a alguna de ellas pueda ser buena idea. También tenéis, cerca de la plaza central, el mercado. Allí multitud de forajidos intercambian bienes conseguidos en sus saqueos y aventuras. A simple vista pese al ajetreo la isla no parece un lugar peligroso ni en el que abunden los problemas, pero claro, tratándose de un puerto pirata quién sabe lo que podría pasar.
Si arribáis en el puerto veréis varios muelles de madera en los que descansan decenas de barcos de todas las formas y tamaños. Las tabernas abundan, tal vez entrar a alguna de ellas pueda ser buena idea. También tenéis, cerca de la plaza central, el mercado. Allí multitud de forajidos intercambian bienes conseguidos en sus saqueos y aventuras. A simple vista pese al ajetreo la isla no parece un lugar peligroso ni en el que abunden los problemas, pero claro, tratándose de un puerto pirata quién sabe lo que podría pasar.
Kumi Asagiri
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Nos habíamos embarcado en un largo viaje, dejando atrás las islas de North Blue, pues mi ambición era demasiado grande para un mar tan pequeño. Mi hermana y yo necesitábamos grandes retos, y solo lo podíamos conseguir en solo un lugar, el Grand Line. Nos esperaban grandes aventuras por vivir, y, sobre todo, en un mar tan peligroso como era ese, nos fortaleceríamos. No obstante, ambas sabíamos que solas no teníamos los medios necesarios para llegar a esos lares. Puesto que los peligros eran mayores. Nos costó mucho con dar con más gente, pero por suerte encontramos a dos valientes, aunque, bueno una de ellas iba un poco forzada. Sí, estoy hablando de dos jóvenes como nosotras, Shiro, el dueño del barco en el que estábamos navegando, pero no solo era el muchacho que nos prestaba el barco, si no era un joven luchador bastante prometedor. Y Naiara, la muchacha que rescatamos de unos hombres que posteriormente aprovecharnos de ella. Aunque realmente, creo que lo disfrutó. En tal caso, ella era una excelente espadachina, a tal punto que podría darme problemas en un enfrentamiento únicamente con espadas.
Realmente podríamos necesitar a más gente, pero por ahora, debíamos conformarnos. Se podía decir que no éramos más que unos críos, pero, presentía que nos esperaban grandes cosas en el futuro. Y ahora, aquí nos encontramos, navegando aguas desconocidas para nosotros en búsqueda de mayores riquezas y objetivos potenciales de para robar. De todos modos, estábamos por llegar a nuestro destino. ¿Dónde? No tenía ni idea, realmente, yo era una negada para los nombres de las islas, pero realmente me daba igual, pues mi punto fuerte era desenvolverme dentro de la misma. En cualquier caso, sabía que no nos perderíamos, pues mi hermana, Sayumi, era la encargada de dirigir el barco.
Así que yo simplemente, podía estar tranquila. Me encontraba en la cubierta del barco, en la proa, sentada en una de las barandillas a estribor, observando el mar, lo cual me relajaba bastante. Hasta que de pronto, a simple vista, pude divisar la isla en el horizonte, era allí donde nos dirigíamos. Me levanté y caminé hasta el centro del barco. - ¡Chicos! ¡Escuchad! - Alzaba la voz para que todos mis compañeros me escucharan. - ¡Tierra a la vista! - Continué gritando algo más entusiasmada. - ¡Sayumi, atenta para las maniobras de aproximación! - Ordenaba para luego darme la vuelta y mirar a la isla. - ¡Naiara! ¡Shiro! - Llamaba la atención de estos. - ¡Haced caso a lo que pida Sayumi! - Concluía las indicaciones enérgicamente, se me veía algo entusiasmada para ser yo, la verdad es que pensar en las oportunidades que nos esperaban me emocionaba y eso era algo realmente extraño.
Realmente podríamos necesitar a más gente, pero por ahora, debíamos conformarnos. Se podía decir que no éramos más que unos críos, pero, presentía que nos esperaban grandes cosas en el futuro. Y ahora, aquí nos encontramos, navegando aguas desconocidas para nosotros en búsqueda de mayores riquezas y objetivos potenciales de para robar. De todos modos, estábamos por llegar a nuestro destino. ¿Dónde? No tenía ni idea, realmente, yo era una negada para los nombres de las islas, pero realmente me daba igual, pues mi punto fuerte era desenvolverme dentro de la misma. En cualquier caso, sabía que no nos perderíamos, pues mi hermana, Sayumi, era la encargada de dirigir el barco.
Así que yo simplemente, podía estar tranquila. Me encontraba en la cubierta del barco, en la proa, sentada en una de las barandillas a estribor, observando el mar, lo cual me relajaba bastante. Hasta que de pronto, a simple vista, pude divisar la isla en el horizonte, era allí donde nos dirigíamos. Me levanté y caminé hasta el centro del barco. - ¡Chicos! ¡Escuchad! - Alzaba la voz para que todos mis compañeros me escucharan. - ¡Tierra a la vista! - Continué gritando algo más entusiasmada. - ¡Sayumi, atenta para las maniobras de aproximación! - Ordenaba para luego darme la vuelta y mirar a la isla. - ¡Naiara! ¡Shiro! - Llamaba la atención de estos. - ¡Haced caso a lo que pida Sayumi! - Concluía las indicaciones enérgicamente, se me veía algo entusiasmada para ser yo, la verdad es que pensar en las oportunidades que nos esperaban me emocionaba y eso era algo realmente extraño.
Sayumi Asagiri
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Akuma no mi
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Estaba nerviosa, realmente era la primera vez que me ocupaba de dirigir un barco por las aguas del Grand Line, y más aún era un barco prestado, y no prestado del término como solíamos tomar las cosas mi hermanita y yo, si no realmente era prestado su dueño estaba a bordo, y Kumi estaba al mando de esta tripulación improvisada, no teníamos bandera, no éramos un grupo formal como tal y aun así no estábamos adentrando en el Grand Line. Mi mente solo tenía una preocupación, asegurarme que mi hermanita estaba a salvo en cualquier tipo de situación. Mi posición era clara a los mandos del timón, rumbo a Little Paradise, un lugar perfecto para conseguir cualquier cosa que necesitásemos, desconocía que planes tenía Kumi exactamente para esta aventura, pero estaba más que lista para seguir al pie de la letra sus órdenes, en estos momentos además de ser mi adorada hermanita también era mi capitana, así que mi deber era doble.
El viaje fue tranquilo, y teniendo en cuenta el tiempo del mismo casi podía asegurar que estábamos a punto de tocar tierra, y así fue Kumi anuncio este hecho con un grito, agarraba cada vez más fuerte el timón a cada palabra que decía, e incluso dio órdenes a Naiara y a Shiro de que obedecieran lo que dijera para realizar la aproximación. Mi voz en este momento puede que casi hubiera salido temblorosa, pero Kumi confiaba en mi para esto lo que me permitió dar las ordenes de una forma clara y concisa. -Recoged todas las velas menos la menor, la corriente y la última vela nos acercaran a puerto, cuando estemos a cincuenta metros recoged también esta última, y por favor que nadie arroje el ancla Las ordenes estaban dadas ahora solo me quedaba dar unos suaves toques al timón, los encargados del puerto lanzarían cabos que los tripulantes de abordo podrían lanzar para ajustarnos al muelle. Y por supuesto no se lanzaba el ancla o podríamos cargarnos el fondo de piedra del puerto cabreando a mucha gente. Si todo iba bien para cuando terminaran de actuar ellos dos ya estaríamos en puerto.
El viaje fue tranquilo, y teniendo en cuenta el tiempo del mismo casi podía asegurar que estábamos a punto de tocar tierra, y así fue Kumi anuncio este hecho con un grito, agarraba cada vez más fuerte el timón a cada palabra que decía, e incluso dio órdenes a Naiara y a Shiro de que obedecieran lo que dijera para realizar la aproximación. Mi voz en este momento puede que casi hubiera salido temblorosa, pero Kumi confiaba en mi para esto lo que me permitió dar las ordenes de una forma clara y concisa. -Recoged todas las velas menos la menor, la corriente y la última vela nos acercaran a puerto, cuando estemos a cincuenta metros recoged también esta última, y por favor que nadie arroje el ancla Las ordenes estaban dadas ahora solo me quedaba dar unos suaves toques al timón, los encargados del puerto lanzarían cabos que los tripulantes de abordo podrían lanzar para ajustarnos al muelle. Y por supuesto no se lanzaba el ancla o podríamos cargarnos el fondo de piedra del puerto cabreando a mucha gente. Si todo iba bien para cuando terminaran de actuar ellos dos ya estaríamos en puerto.
Nervioso eran palabras menores a la que estaba acostumbrado a mencionar sobre la idiotez mas grande que estaba haciendo con esa panda de mujeres pero necesitábamos dinero y en los Blues no lo iba a conseguir mas no sabia porque diablos estábamos en la gran linea mas con suerte de que mi pequeño barco había resistido todo el viaje de ida mas no tenia la menor idea si lograríamos regresar con vida o en una sola pieza para el viaje de regreso. De todas maneras, seria la primera vez que dejaría a alguien que mi persona tomar el mando de mi navío, mas que nada porque yo no tenia ninguna experiencia de navegar esas aguas y mucho menos tenia el dinero suficiente como para pagar a un grumete para que se encargara del timo para estos caso, siendo que le había cedido de buena gana a Sayumi el tener que maniobrar mi barco. Mas las ordenes de mi nueva capitana al mando no se hicieron espera siendo que trate de seguirla al pie de la letra dado que conocía en cierto punto el carácter impulsivo de la misma y realmente no deseaba tener que cargar con el muerto si ella en algún momento se enojaba por haber fallado en sus descabellados planes.
Aun así, tenia miedo de morir en esa misión, no solo porque entre todas las personas a bordo, era el novato que recién comenzaba a salir de los mares, también era la primera vez que iba a realizar una "hazaña" a esa escala y por lo tanto, eso pondría precio a mi cabeza como a los otros miembros de la tripulación en que estaba por formar parte. Aun no le habían colocado el nombre a la banda y al parecer, estarían un tiempo mas encima de mi barco hasta que lograra hacer uno nuevo para la banda en general o mejorar el mio en tamaño cosa que para mi caso era realmente complicado porque necesitaba un lugar seguro donde realizarlo, e ir saltando de isla en isla no me iba a dar ningún tiempo del necesario. Ayude a la otra dama en cuestión con el tema de las velas, que si bien no era demasiado complejo de hacer, eso no quería decir que fuese algo de lo que estaba acostumbrado de realizar ni con la rapidez con la que había ordenado la otra capitana mas trate de hacerlo lo mejor posible así llegaríamos a puerto a salvo, esperando mas instrucciones dado que, lo único que sabia de la misión es que buscaríamos dinero pero la forma de hacerlo era un misterio mas cuando se trataba de una isla en la que jamas había estado antes.
Aun así, tenia miedo de morir en esa misión, no solo porque entre todas las personas a bordo, era el novato que recién comenzaba a salir de los mares, también era la primera vez que iba a realizar una "hazaña" a esa escala y por lo tanto, eso pondría precio a mi cabeza como a los otros miembros de la tripulación en que estaba por formar parte. Aun no le habían colocado el nombre a la banda y al parecer, estarían un tiempo mas encima de mi barco hasta que lograra hacer uno nuevo para la banda en general o mejorar el mio en tamaño cosa que para mi caso era realmente complicado porque necesitaba un lugar seguro donde realizarlo, e ir saltando de isla en isla no me iba a dar ningún tiempo del necesario. Ayude a la otra dama en cuestión con el tema de las velas, que si bien no era demasiado complejo de hacer, eso no quería decir que fuese algo de lo que estaba acostumbrado de realizar ni con la rapidez con la que había ordenado la otra capitana mas trate de hacerlo lo mejor posible así llegaríamos a puerto a salvo, esperando mas instrucciones dado que, lo único que sabia de la misión es que buscaríamos dinero pero la forma de hacerlo era un misterio mas cuando se trataba de una isla en la que jamas había estado antes.
Naiara Riera
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Akuma no mi
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No tenía mucha idea de cómo era que había acabado en esta situación, o más bien, ninguna. Pero aún así, eso no importaba. Seguía con vida, era lo único importante ahí, así que tocaba marchar hacia delante y sin pensar en el pasado. Ya se había hecho oficial, era una asesina con precio puesto por mi cabeza. ¿Cómo era aquella situación? Bueno, indiferente, no me importaba en el absoluto eso ni lo que el resto opinase. Tenía mis motivos para realizar aquellas acciones y no los iba a negar aunque eso implicara problemas.
¿Qué tocaba ahora? Prepararse para desembarcar en alguna isla. Todo apuntando a una misión importante, para la banda pirata claro, para mí era un simple paseo en el que estaba ahí para ayudar. Lo único satisfactorio sería ver a los culpables arder. Lo bueno de la paliza y algún que otro encontronazo era que por fin había abierto los ojos: no lo lograría sola, necesitaba ayuda, y con esta gente estaba esa oportunidad ahí, que no dejaría escapar.
Sí, ya voy. Diría con algo de desgana, acompañado de cansancio por no poder dormir desde... ya había perdido la cuenta de cuántos días. Y aún así, tenía energías suficientes para lidiar con lo que sea que pudiera venir. En cuanto al trabajo que se me había encomendado... sinceramente no tenía demasiada idea, pocas veces había navegado en otra cosa que no fuese un diminuto bote.
Agradecía enormemente contar con ayuda de alguien para realizarlo, todo era bastante más simple. Ya con todas las velas recogidas y a punto de llegar, corría a ponerme mis placas de armadura y recoger mi espada. Tenía que estar preparada desde el primer momento. Ya lo habían advertido, esto no era un juego, había riesgo. Pero si ese riesgo significaba volverme más fuerte, entonces valía la pena tomarlo.
Estoy lista, podemos empezar.
¿Qué tocaba ahora? Prepararse para desembarcar en alguna isla. Todo apuntando a una misión importante, para la banda pirata claro, para mí era un simple paseo en el que estaba ahí para ayudar. Lo único satisfactorio sería ver a los culpables arder. Lo bueno de la paliza y algún que otro encontronazo era que por fin había abierto los ojos: no lo lograría sola, necesitaba ayuda, y con esta gente estaba esa oportunidad ahí, que no dejaría escapar.
Sí, ya voy. Diría con algo de desgana, acompañado de cansancio por no poder dormir desde... ya había perdido la cuenta de cuántos días. Y aún así, tenía energías suficientes para lidiar con lo que sea que pudiera venir. En cuanto al trabajo que se me había encomendado... sinceramente no tenía demasiada idea, pocas veces había navegado en otra cosa que no fuese un diminuto bote.
Agradecía enormemente contar con ayuda de alguien para realizarlo, todo era bastante más simple. Ya con todas las velas recogidas y a punto de llegar, corría a ponerme mis placas de armadura y recoger mi espada. Tenía que estar preparada desde el primer momento. Ya lo habían advertido, esto no era un juego, había riesgo. Pero si ese riesgo significaba volverme más fuerte, entonces valía la pena tomarlo.
Estoy lista, podemos empezar.
Kumi Asagiri
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Akuma no mi
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Observé como mis ordenes se ejecutaban, una leve sonrisa apareció por mi rostro al ver que todos seguían al pie de la letra mis órdenes. Realmente, ya hasta llegar a puerto no tenía nada más que hacer. Así que simplemente me retiré a preparar minuciosamente mis armas, pues teniendo una gran cantidad de estas no podría llevarlas todas conmigo. Sin decir nada me dirigí a la bodega donde guardaba todas mis armas, que no eran pocas. Debía elegir que era necesario llevar así que mientras los muchachos se encargaban de llegar a puerto yo debería ocuparme de mis armas. Llegué a mi cama, y debajo guardaba una gran mochila de deporte, ahí guardaba gran parte de ellas ya que había un par que no cabían. Agarré la bolsa y la puse encima de la cama. Abrí la cremallera de la parte principal, en ese lado estaban todas las armas. Saqué mi subfusil, un UMP45, esta arma si me la llevaría, pues me serviría bastante. De uno de los bolsillos saqué cinco cargadores de esta arma, cada cargador, contenía veinticinco balas. Puse una en el arma y la preparé para tenerla lista para disparar, claro está, dejándola con el seguro, el resto de cargadores los guardaba en una mochila que le llevaría.
Tras eso mis saqué dos pistolas, y las enfundé en las fundas de mis muslos, no sin antes meterle un cargador de quince balas a cada una de ellas. Como con los cargadores de mi subfusil, metí cuatro cargadores en la mochila en un apartado distinto, pues tenía varios separadores para tener un fácil acceso. Después, tomé mis dagas negras que las tenía atadas una cadena cada una, que estaban amarradas a su vez a unos brazaletes. Me los puse una en cada antebrazo y oculté las dagas en el mismo brazalete. Por último saqué unos pequeños estuches que en el interior habían cinco cuchillos de color dorado una de mis primeras creaciones, en cada uno de los estuches. Tomé un total de seis estuches de estos, por lo que cogí treinta de estos cuchillos. Una vez hecho eso, tomé mi katana negra y el estoque los cuales ambos me los até a la cintura. Por último, guardé unos cuantos diales y unos medicamentos por si algo pudiera pasar y mi máscara. Terminé de preparar la mochila que llevaría así que la cerré y me la até en la espalda, en la parte posterior de la cintura, luego agarré el subfusil, atándolo con la correa en la espalda.
Teniendo todo listo, agarré los estuches de cuchillos, pues estos eran regalos para mis compañeros. Salí de la bodega, al salir estábamos ya en el muelle. Antes de que mis compañeros bajasen me acercaría a ellos para entregarle personalmente uno a uno el estuche con los cuchillos, salvo al llegar a Sayumi que le entregué dos de estos. - Estos cuchillos son un regalo, por ayudarnos a cumplir los objetivos. Si todo sale como lo planeamos, en esta isla conseguiremos un buen botín. - Decía con buen humor, era realmente extraño veme así, pero no muchos lo notarían, tal vez mi hermana. - Bueno en marcha. - Dicho esto, desembarqué la primera. Esperé a que todos bajaran de la embarcación. En ese momento comencé a mirar a mi alrededor, hasta ver una taberna, la señalé con el dedo. - Para técnica, creo que tengo algo de sed. - Bromeaba, sí, me permitía el lujo de bromear estando en este estado de ánimo, fuera de lo común en mí. Pese a que mi estado de ánimo parecía ser demasiado happy, sabía a la perfección lo que estaba haciendo, pues en las tabernas, era muy común enterarse y recopilar una buena información, y si además lo acompañabas con whisky, aún mejor.
Sin esperar a opiniones de mis compañeros, comencé a caminar hasta llegar a la puerta. Entré sin importarme lo más mínimo, cuantas personas habría, de hecho, ni me fijé. Simplemente caminé hasta la barra, para sentarme en uno de los muchos taburetes que había libres. Al sentarme hice un gesto al camarero para que me pusiera algo de beber. - Un whisky, por favor. - Pedía mientras esperaba a que mis camaradas pidieran, mientras me hacía la despistada, comenzaría a analizar aquella taberna.
Tras eso mis saqué dos pistolas, y las enfundé en las fundas de mis muslos, no sin antes meterle un cargador de quince balas a cada una de ellas. Como con los cargadores de mi subfusil, metí cuatro cargadores en la mochila en un apartado distinto, pues tenía varios separadores para tener un fácil acceso. Después, tomé mis dagas negras que las tenía atadas una cadena cada una, que estaban amarradas a su vez a unos brazaletes. Me los puse una en cada antebrazo y oculté las dagas en el mismo brazalete. Por último saqué unos pequeños estuches que en el interior habían cinco cuchillos de color dorado una de mis primeras creaciones, en cada uno de los estuches. Tomé un total de seis estuches de estos, por lo que cogí treinta de estos cuchillos. Una vez hecho eso, tomé mi katana negra y el estoque los cuales ambos me los até a la cintura. Por último, guardé unos cuantos diales y unos medicamentos por si algo pudiera pasar y mi máscara. Terminé de preparar la mochila que llevaría así que la cerré y me la até en la espalda, en la parte posterior de la cintura, luego agarré el subfusil, atándolo con la correa en la espalda.
Teniendo todo listo, agarré los estuches de cuchillos, pues estos eran regalos para mis compañeros. Salí de la bodega, al salir estábamos ya en el muelle. Antes de que mis compañeros bajasen me acercaría a ellos para entregarle personalmente uno a uno el estuche con los cuchillos, salvo al llegar a Sayumi que le entregué dos de estos. - Estos cuchillos son un regalo, por ayudarnos a cumplir los objetivos. Si todo sale como lo planeamos, en esta isla conseguiremos un buen botín. - Decía con buen humor, era realmente extraño veme así, pero no muchos lo notarían, tal vez mi hermana. - Bueno en marcha. - Dicho esto, desembarqué la primera. Esperé a que todos bajaran de la embarcación. En ese momento comencé a mirar a mi alrededor, hasta ver una taberna, la señalé con el dedo. - Para técnica, creo que tengo algo de sed. - Bromeaba, sí, me permitía el lujo de bromear estando en este estado de ánimo, fuera de lo común en mí. Pese a que mi estado de ánimo parecía ser demasiado happy, sabía a la perfección lo que estaba haciendo, pues en las tabernas, era muy común enterarse y recopilar una buena información, y si además lo acompañabas con whisky, aún mejor.
Sin esperar a opiniones de mis compañeros, comencé a caminar hasta llegar a la puerta. Entré sin importarme lo más mínimo, cuantas personas habría, de hecho, ni me fijé. Simplemente caminé hasta la barra, para sentarme en uno de los muchos taburetes que había libres. Al sentarme hice un gesto al camarero para que me pusiera algo de beber. - Un whisky, por favor. - Pedía mientras esperaba a que mis camaradas pidieran, mientras me hacía la despistada, comenzaría a analizar aquella taberna.
- Equipamiento:
- *Armas
-UMP45 con 5 cargadores de 25 balas normales (1 cargador en el arma)
-Pistolas 1911 9mm con 6 cargadores de 15 balas normales (2 cargadores en las pistolas 1 en cada 1)
-Dagas Gemelas
-Cuchillos arrojadizos x5
-Dark's mask
-Estoque Norteño
-Rengoku [Purgatorio]
*Diales
Dial de humo negro: x3
Dial de feromonas: x4
Dial de rayo: x2
Dial de fuego: x2
Dial de hielo: x2
Dial de viento: x1
Antidial: x2
Dial de rechazo: x2
*Fármacos
Potenciadores musculares x4
Secreto de Law x3
Regenerador celular x10
Endurecedor cutáneo x2
Conectores neuronales x2
ficha
- Regalos a la tripulación:
- Nombre del objeto: Cuchillos arrojadizos
Descripción: Se trata de uno de los primeros trabajos completamente funcionales de Kumi, son unos pequeños cuchillos arrojadizos, cuenta con una hoja de 7 centímetros de largo, con una anchura máxima de 2 centímetros en la base la cual se va reduciendo gradualmente hasta llegar a la punta. Su grosor es de 3 milimetros en la punta y 5 en la base. Su mango tiene tamaño de 7 centímetros de largo, 2 de ancho y 5 milimetros de grosor. El mango contiene cinco agujeros los cuales cumplen tres funciones, la primera reducir el peso de la empuñadura, la segunda disminuir la resistencia al viento otorgando así una mayor aerodinámica y como ultima utilidad sirve para acoplar terceros objetos entre otros usos. El material del del que está compuesto es de una aleación que Kumi ha desarrollado el cual está compuesto por titanio y oro. Debido a este metal los cuchillos son dotados de color dorado y su peso es mínimo llegando a ser 50 gramos por cuchillo. Está muy afilado y su penetración es muy optima debido a la velocidad que puede alcanzar, no obstante son cuchillos funcionales lo que puede servir para cortar al enemigo o otros usos como cualquier cuchillo, no se recomienda apuñalar, pues carecen de guardamanos. Estos cuchillos estan perfectamente equilibrados, y Kumi los fabrica en kits de 5 cuchillos.
Cualidades del material: Tenacidad Infrecuente, Atermia Infrecuente, Livianidad Infrecuente, Dureza Infrecuente
Cualidades excepcionales: Debido a su composición estos cuchillos son muy conductores de la electricidad, no obstante necesitan de medios ajenos al cuchillo ya que no pueden generarla.
-Shiro: x5 cuchillos
-Naiara x5 cuchillos
-Sayumi: x10 cuchillos
Sayumi Asagiri
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Agilidad
Destreza
Precisión
Intelecto
Agudeza
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Todo había sido calculado a la perfección, ni un solo error, vale que no fuera la navegante más hábil que se podía pagar, pero atar unos cabos y tirar mientras se giraba levente el timón no había ningún tipo de error, además la ayuda de la tripulación había sido perfecta, ellos no habían cometido un solo error estaba un poco orgullosos de ellos. Ahora había llegado el momento de prepararse para desembarcar, había dejado mi equipo junto al timón, tanto mis armas como sustancias, incluso un tentempié por si fuera necesario, me pertreche colocando mis pistolas a mis costados en las pistoleras, mi fusil de asalto y mi subfusil cruzados en la espalda, mis dagas ocultas en las mangas, y cosas como mis drogas o mi potente mechero se encontraba dentro de mis múltiples bolsillos. El resto de cosas de uso menor estaban almacenadas. También llevaba encima algunos diales, una pequeña selección, aunque no me pare en ver ni cuales me llevaba ni cuantos. Por su puesto también estaba surtida de una buena cantidad de munición.
Cuando estuve lista las palabras de mi capitana resonaban en mis oídos ella regalo a la tripulación una serie de cuchillos arrojadizos, ella era tan buena con ellos, pero por su puesto más conmigo pues me dio dos estuches siendo 10 cuchillos para mí, los cuales oculte dentro del estuche y lo coloque en la cara interior del muslo, nunca se sabe lo útil que podían ser, aunque ya tenía algunas ideas. En cualquier me acerqué a Kumi y le di un beso en la mejilla de agradecimiento. -Gracias por el regalito eres un cielo amor mío. Después la seguí a donde ella decidió ir que parecía ser la taberna, realmente era una buena idea, ella sabía bien que estaba haciendo realmente dentro escucharíamos algo que nos llamara la atención, puesto que el alcohol suelta la lengua. Ella pidió un whisky yo no iba a tomar algo tan fuerte, pero no podía pedir algo no alcohólico así que opte por decir. -A mi ponme una cerveza. Y puse el dinero sobre la barra, tanto para mi pedido como el de Kumi. En cualquier caso, coloque disimuladamente una oreja debajo de cada mesa, fuera de la vista de cualquiera podría escuchar cada palabra de lo que se dijera en este lugar, sin que nadie se enterara, y aunque así fuera nadie podría decir que fui yo.
Cuando estuve lista las palabras de mi capitana resonaban en mis oídos ella regalo a la tripulación una serie de cuchillos arrojadizos, ella era tan buena con ellos, pero por su puesto más conmigo pues me dio dos estuches siendo 10 cuchillos para mí, los cuales oculte dentro del estuche y lo coloque en la cara interior del muslo, nunca se sabe lo útil que podían ser, aunque ya tenía algunas ideas. En cualquier me acerqué a Kumi y le di un beso en la mejilla de agradecimiento. -Gracias por el regalito eres un cielo amor mío. Después la seguí a donde ella decidió ir que parecía ser la taberna, realmente era una buena idea, ella sabía bien que estaba haciendo realmente dentro escucharíamos algo que nos llamara la atención, puesto que el alcohol suelta la lengua. Ella pidió un whisky yo no iba a tomar algo tan fuerte, pero no podía pedir algo no alcohólico así que opte por decir. -A mi ponme una cerveza. Y puse el dinero sobre la barra, tanto para mi pedido como el de Kumi. En cualquier caso, coloque disimuladamente una oreja debajo de cada mesa, fuera de la vista de cualquiera podría escuchar cada palabra de lo que se dijera en este lugar, sin que nadie se enterara, y aunque así fuera nadie podría decir que fui yo.
Las maniobras hechas por la segunda mando había sido bastante efectivas en cuanto se trataba de manejar mi barco en cuestión mas al parecer la colaboración con la chica revolucionaria había dado sus frutos, donde todavía no sabia exactamente la razón por la cual esta todavía estaba con nosotros siendo que, casi todos los miembros de aquella improvisada banda, eramos piratas con un poco renombre entre nosotros. Suspire aliviado cuando ya estuvimos arrimando a la costa como también siendo llevados por la dirección de Sayumi hacia el astillero mas cercano donde claramente me sentía algo incomodo porque después de todo, era uno de los eslabones mas débiles en el barco por mas que tuviese la posición que tuviese en ese tiempo. Ademas de aquello, Frost no había podido venir con nosotros en esta "misión" debido a que todavía le quedaba asuntos que resolver en los Blues donde seguramente tendrías que volver después lo que había planeado nuestra capitana.
Mas podía ver que ambas hermanas se estaban armando hasta los dientes como casi aquella vez que las conoció forzosamente en aquel bar cosa que hizo que una risa nerviosa encapace de mis labios porque después de todo, había vivido en carne propia cuando se trataba de verlas en acción con aquellas armas tan peligrosas. Incluso me dio un escalofrió que la que estaba mas armada era Kumi cosa que eso significaría que las cosas se volverían locas si ella se descontrolaba o perdía la paciencia, siendo que me quede perplejo cuando esta nos entrego una serie de juego de cuchillos bastantes particulares. No era un experto en esas cosas pero un pequeño tic nervioso surgió en uno de mis ojos, porque era sabido dentro de la "tripulación" que mi puntería daba mucho que dictar aunque podría tener suerte de hacer un combate cercano para lanzarnos no siendo esta mi especialidad.
Mas cuando estaba por darle las gracias por el improvisado regalo, la misma había salido de mi rango de visión junto con el resto del equipo siendo que había sido el ultimo en salir del barco, llegando solamente a armarme con mis nudilleras de bronce como también el trabuco en mi cintura para cualquier eventualidad, corriendo hacia ellas a lo que parecía ser una taberna siendo que al entrar de ultimo. Ya había visto a las otras tres sentadas juntas cosa que hizo verme un poco mal al llegar y sentarme con ellas sin decir ninguna palabra ni tampoco enunciar ningún pedido, no por nerviosismo sino para concentrarme en agudizar mi sentido del oído para escuchar cosas que otras personas no lograría escuchar esperando que mi capitana no se pusiera ebria con lo que ya había pedido.
Mas podía ver que ambas hermanas se estaban armando hasta los dientes como casi aquella vez que las conoció forzosamente en aquel bar cosa que hizo que una risa nerviosa encapace de mis labios porque después de todo, había vivido en carne propia cuando se trataba de verlas en acción con aquellas armas tan peligrosas. Incluso me dio un escalofrió que la que estaba mas armada era Kumi cosa que eso significaría que las cosas se volverían locas si ella se descontrolaba o perdía la paciencia, siendo que me quede perplejo cuando esta nos entrego una serie de juego de cuchillos bastantes particulares. No era un experto en esas cosas pero un pequeño tic nervioso surgió en uno de mis ojos, porque era sabido dentro de la "tripulación" que mi puntería daba mucho que dictar aunque podría tener suerte de hacer un combate cercano para lanzarnos no siendo esta mi especialidad.
Mas cuando estaba por darle las gracias por el improvisado regalo, la misma había salido de mi rango de visión junto con el resto del equipo siendo que había sido el ultimo en salir del barco, llegando solamente a armarme con mis nudilleras de bronce como también el trabuco en mi cintura para cualquier eventualidad, corriendo hacia ellas a lo que parecía ser una taberna siendo que al entrar de ultimo. Ya había visto a las otras tres sentadas juntas cosa que hizo verme un poco mal al llegar y sentarme con ellas sin decir ninguna palabra ni tampoco enunciar ningún pedido, no por nerviosismo sino para concentrarme en agudizar mi sentido del oído para escuchar cosas que otras personas no lograría escuchar esperando que mi capitana no se pusiera ebria con lo que ya había pedido.
Naiara Riera
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Un regalo se hacía presente, unos cuantos cuchillos arrojadizos. Eran de buena calidad, podía notarlo nada más tenerlos a mano, realmente sorprendía. Y aunque prefería en todo momento usar simplemente mi espada, que resultaba mucho más fiable, no iba a rechazar esto, tanto por evitar malas reacciones como por poseer ahora una opción para atacar de lejos. Entendía que no siempre podría acercarme cuerpo a cuerpo a alguien o que fuera demasiado peligroso hacerlo. Gracias, serán de utilidad. Y con esto dicho, procedía a guardarlos en mi cinturón de herramientas... aunque ahora más bien sería un pequeño alijo de armas portátil. Al menos era práctico.
Tras esto, enfundar mi espada para que estuviese bien escondida y reforzar mi ropa, el siguiente paso era bajar del barco y seguir a las capitanas, en silencio, pues las gana de estar hablando eran nulas en aquel momento, solo buscaba acabar lo antes posible con la misión que aparentemente tendríamos en la isla. Aún no podía creer que estuviese haciendo todo esto, cuando no mucho atrás estaba trabajando tranquilamente en la forja como una ciudadana más. Qué asco de vida.
Ya en el bar, simplemente entraba en él, unos segundos después de que lo hiciese la pareja, pensando que eso hiciera pensar que no estábamos juntas para ojos ajenos. Aunque a quién quería engañar, seguro que un cartel con recompensa por mi cabeza ya estaría circulando por los Blues, era cuestión de tiempo que comenzaran a seguirme el rastro incluso hasta estas zonas. Ahora que lo pensaba, me encontraba ya bastante lejos de casa, de Ilusia. Padre... Murmuraba en un momento de bajón de ánimos. Ya lo único que podía hacer era realizar verdadera justicia, algún día. Pero no sería pronto, se trataba de un ambicioso plan a futuro. Ahora, debía pedir algo. ...Una cerveza también.No era algo que precisamente me gustase, la tomaba en alguna rara ocasión y el sabor todavía no era muy agradable. Pero bueno, ya me acostumbraría.
Con el pedido hecho, pasaba a revisar la zona. Teníamos que encontrar un botín según la capitana Kumi, así que seguramente necesitásemos contactos, precisamente lo que buscaba, gente que se saliese de lo común, con la oportunidad de que sea lo que necesitábamos. Y aunque se trataba de algo complicado entre tanto borracho y gente que solamente pasaba a descansar, creía haber visto a alguien un tanto... diferente. Me sentía vigilada, aunque no fuese precisamente desde ahora, pero dentro de una taberna, esto se intensificaba aún más, añadiendo el no poder salir de allí sin antes montar un escándalo. Todavía mirándole de reojo, comenzaba a hablar en un tono bajo.
¿Entonces tenemos un plan? Quiero conseguir ese botín lo antes posible... No me sentía a gusto, estaba claro, pero no podía decirlo. No podía irme sin más, tenía que quedarme y cumplir como tripulante. De solo pensar en eso, me daban arcadas.
Tras esto, enfundar mi espada para que estuviese bien escondida y reforzar mi ropa, el siguiente paso era bajar del barco y seguir a las capitanas, en silencio, pues las gana de estar hablando eran nulas en aquel momento, solo buscaba acabar lo antes posible con la misión que aparentemente tendríamos en la isla. Aún no podía creer que estuviese haciendo todo esto, cuando no mucho atrás estaba trabajando tranquilamente en la forja como una ciudadana más. Qué asco de vida.
Ya en el bar, simplemente entraba en él, unos segundos después de que lo hiciese la pareja, pensando que eso hiciera pensar que no estábamos juntas para ojos ajenos. Aunque a quién quería engañar, seguro que un cartel con recompensa por mi cabeza ya estaría circulando por los Blues, era cuestión de tiempo que comenzaran a seguirme el rastro incluso hasta estas zonas. Ahora que lo pensaba, me encontraba ya bastante lejos de casa, de Ilusia. Padre... Murmuraba en un momento de bajón de ánimos. Ya lo único que podía hacer era realizar verdadera justicia, algún día. Pero no sería pronto, se trataba de un ambicioso plan a futuro. Ahora, debía pedir algo. ...Una cerveza también.No era algo que precisamente me gustase, la tomaba en alguna rara ocasión y el sabor todavía no era muy agradable. Pero bueno, ya me acostumbraría.
Con el pedido hecho, pasaba a revisar la zona. Teníamos que encontrar un botín según la capitana Kumi, así que seguramente necesitásemos contactos, precisamente lo que buscaba, gente que se saliese de lo común, con la oportunidad de que sea lo que necesitábamos. Y aunque se trataba de algo complicado entre tanto borracho y gente que solamente pasaba a descansar, creía haber visto a alguien un tanto... diferente. Me sentía vigilada, aunque no fuese precisamente desde ahora, pero dentro de una taberna, esto se intensificaba aún más, añadiendo el no poder salir de allí sin antes montar un escándalo. Todavía mirándole de reojo, comenzaba a hablar en un tono bajo.
¿Entonces tenemos un plan? Quiero conseguir ese botín lo antes posible... No me sentía a gusto, estaba claro, pero no podía decirlo. No podía irme sin más, tenía que quedarme y cumplir como tripulante. De solo pensar en eso, me daban arcadas.
- Equipamiento:
Nombre del objeto: La sierpe
Descripción: Una espada que alcanza los setenta centímetros desde su empuñadura hasta el final de la hoja. Su color es de un intenso color platino, con numerosos grabados en la empuñadura que muestran dibujos de serpientes, bellamente decoradas con florituras.
Cualidades del material: Liviandad, elasticidad y dureza míticas.
Cualidades excepcionales: La hoja es retráctil y en la empuñadura porta un dispensador para introducir venenos o ácidos temporalmente. En este caso, durante tres turnos en un rol o batalla tendrás el veneno de belladona en su interior.
Nombre del objeto: Cuchillos arrojadizos (x5)
AEG93
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La taberna resulta ser un ruidoso antro atestado de marineros borrachos, prostitutas que tratan de hacer que estos se dejen los cuartos, delincuentes de tres al cuarto y toda clase de patanes de la más baja calaña. Incluso veis a un tipo con escaso pelo rojo y na frondosa barba del mismo color, que medirá por lo menos dos metros y medio, estrellando su propia jarra de cristal contra su frente y riéndose a carcajadas tras reventarla en mil pedazos. La mayoría de mesas cojean, ya que están bastante viejas y parece claro que adolecen de un mantenimiento adecuado, igual que las sillas y las banquetas de la barra. Esta tiene varias marcas que parecen hechas por puñales que hayan sido clavados allí en algún momento, y si os fijáis bien veréis algún que otro orificio aislado de bala en las paredes. Parece un buen lugar para meterse en problemas.
Aguzáis el oído y tratáis de captar cualquier posible información interesante. No obstante lo único que lográis escuchar son las típicas conversaciones de bar, así como a borrachos dándose la tabarra unos a otros. Parece que los ánimos están calentitos.
Hay una excepción. Sayumi, las orejas que has distribuido por todo el bar muestran alguna utilidad, aunque claro, escuchar más de veinte conversaciones al mismo tiempo puede resultar un problema a la hora de intentar entender algo. Logras captar alguna palabra suelta de varias conversaciones diferentes, algunas de las cuales son interesantes mientras que otras son solo basura:
- Esta mañana escuché en el mercado...
- ... ¿qué has dicho de mi madre? Te voy a ...
- ... "El Gordo"... mina de oro...
- ... me encanta la vida del pirata...
- ... hacer negocios...
- ... te dije que quería un bistec, hijo de...
- ... mi pene concede deseos, mujer.
Mientras tratáis de encontrar alguna información que os sirva de algo, algo choca contra el taburete en el que está sentada Kumi. Si os volvéis veréis a un hombre de unos 30 años, con barba de color rojo y medio calvo. Es de baja estatura y complexión delgada, pero tiene unos brazos considerablemente musculosos. Levanta ligeramente la cabeza para mirar a Kumi a la cara y acto seguido la recorre de arriba a abajo con una lasciva mirada. Se queda un par de segundos callado y después dice, arrastrando las palabras como si estuviese borracho:
- Oye, preciosa. ¿Sabes lo que dicen sobre los bajitos?
Acto seguido hace ademán de pasar su brazo derecho por encima de los hombros de Kumi para agarrarla, aunque para ello necesita estirarse mucho. Su mano izquierda se acerca peligrosamente a sus senos, a saber con qué intenciones.
Aguzáis el oído y tratáis de captar cualquier posible información interesante. No obstante lo único que lográis escuchar son las típicas conversaciones de bar, así como a borrachos dándose la tabarra unos a otros. Parece que los ánimos están calentitos.
Hay una excepción. Sayumi, las orejas que has distribuido por todo el bar muestran alguna utilidad, aunque claro, escuchar más de veinte conversaciones al mismo tiempo puede resultar un problema a la hora de intentar entender algo. Logras captar alguna palabra suelta de varias conversaciones diferentes, algunas de las cuales son interesantes mientras que otras son solo basura:
- Esta mañana escuché en el mercado...
- ... ¿qué has dicho de mi madre? Te voy a ...
- ... "El Gordo"... mina de oro...
- ... me encanta la vida del pirata...
- ... hacer negocios...
- ... te dije que quería un bistec, hijo de...
- ... mi pene concede deseos, mujer.
Mientras tratáis de encontrar alguna información que os sirva de algo, algo choca contra el taburete en el que está sentada Kumi. Si os volvéis veréis a un hombre de unos 30 años, con barba de color rojo y medio calvo. Es de baja estatura y complexión delgada, pero tiene unos brazos considerablemente musculosos. Levanta ligeramente la cabeza para mirar a Kumi a la cara y acto seguido la recorre de arriba a abajo con una lasciva mirada. Se queda un par de segundos callado y después dice, arrastrando las palabras como si estuviese borracho:
- Oye, preciosa. ¿Sabes lo que dicen sobre los bajitos?
Acto seguido hace ademán de pasar su brazo derecho por encima de los hombros de Kumi para agarrarla, aunque para ello necesita estirarse mucho. Su mano izquierda se acerca peligrosamente a sus senos, a saber con qué intenciones.
Kumi Asagiri
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Trataba de escuchar las conversaciones que se producían en esa taberna, pero había demasiado ruido como para que pudiera escuchar algo, suspiraba levemente tratando de calmar mi mal humor, pues necesitábamos dinero lo más rápido posible, solo esperaba que alguno de mis camaradas hubiera podido escuchar algo interesante. Mientras esperaba a mi copa, comenzaba a mirar la taberna por todos lados, mirando que habían ciertos desperfectos, lo que me daba a entender que aquí solían suceder grandes peleas. Solo esperaba que nadie me provocase, pues quería simplemente obtener información y marcharme.
Mientras pensaba en mis planes, me percaté que un hombre se acercó a mi taburete. Rápidamente me volteé a mirar, pude ver a un hombre bastante bajito, más de lo que yo era, calvo y con barba. Este asqueroso hombre me miraba con una repugnante mirada, como si un perro estuviera observando un jugoso chuletón. Este me comenzó a hablar, mientras yo con una sonrisa afable, aunque falsa, disimuladamente me llevaba la mano derecha a la pistola que tenía guardada en el muslo diestro. Este con su diestra trataba de pasar su brazo por mis hombros, mientras que la izquierda trataba de tocar uno de mis pechos. Realmente, no tenía demasiado que tocar, mas mi hermana o Naiara tenían bastante más pecho que yo, en fin, para gustos culos, todos tienen el suyo.
Fingiendo mostrando interés, traté de levantarme del taburete, y, haciendo ver que me tropezaba, me acerqué a su pecho, no sin antes, agarrarle con todas mis fuerzas que no eran pocas la muñeca de la mano izquierda de este evitando que este repugnante ser me tocase los pechos. Prácticamente al unísono, desenfundaba mi pistola, situando a toda mi velocidad el cañón de esta arma en su entrepierna. - No sé qué dicen de los bajitos, pero, si sé que es lo que dicen de los eunucos, así que no te muevas o te vuelo los huevos. - Le susurraba al hombre, manteniendo aun fuertemente el agarre de mi zurda y completamente atenta por si se movía cumplir con el aviso, pues no dudaría en disparar si este tipo era estúpido y se movía.
Mientras pensaba en mis planes, me percaté que un hombre se acercó a mi taburete. Rápidamente me volteé a mirar, pude ver a un hombre bastante bajito, más de lo que yo era, calvo y con barba. Este asqueroso hombre me miraba con una repugnante mirada, como si un perro estuviera observando un jugoso chuletón. Este me comenzó a hablar, mientras yo con una sonrisa afable, aunque falsa, disimuladamente me llevaba la mano derecha a la pistola que tenía guardada en el muslo diestro. Este con su diestra trataba de pasar su brazo por mis hombros, mientras que la izquierda trataba de tocar uno de mis pechos. Realmente, no tenía demasiado que tocar, mas mi hermana o Naiara tenían bastante más pecho que yo, en fin, para gustos culos, todos tienen el suyo.
Fingiendo mostrando interés, traté de levantarme del taburete, y, haciendo ver que me tropezaba, me acerqué a su pecho, no sin antes, agarrarle con todas mis fuerzas que no eran pocas la muñeca de la mano izquierda de este evitando que este repugnante ser me tocase los pechos. Prácticamente al unísono, desenfundaba mi pistola, situando a toda mi velocidad el cañón de esta arma en su entrepierna. - No sé qué dicen de los bajitos, pero, si sé que es lo que dicen de los eunucos, así que no te muevas o te vuelo los huevos. - Le susurraba al hombre, manteniendo aun fuertemente el agarre de mi zurda y completamente atenta por si se movía cumplir con el aviso, pues no dudaría en disparar si este tipo era estúpido y se movía.
Sayumi Asagiri
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Sobre el papel escuchar veinte conversaciones al mismo tiempo sonaba a solamente un dolor de cabeza terrible, pero escuchar palabras sueltas de tantas conversaciones y usando mis orejas ahora triangular la mesa correcta de la conversación que me interesaba seria sencillísimo. Comencé a retirar las más lejanas, las que no escucharan nada de la conversación que me había llamado la atención. En máximo tres segundos encontré la mesa correcta la que había mencionado. ""El Gordo"... mina de oro..." Ahora solo tenía que ver que seguían diciendo.
Tomaba mi cerveza e iba escuchando poco a poco, la cerveza no estaba mal, era de buena calidad y servía para refrescarme, mi misión ahora solo era estar atenta a la conversación contando que la tripulación hacia su parte, si me distraía podía escapárseme alguna palabra, solo esperaba que nadie la liase en este espacio de tiempo, pero ahora mismo no podría comprobarlo. Ya estaba pensando en lo que había escuchado, alguien llamado gordo y una mina de oro esas cosas eran relevantes, porque si había una mina y alaguen la estaba explotando lo que es mercancía fácil, extremadamente valiosa y fuera del control del gobierno, nadie desdeña una buena cantidad de oro seas de la facción que seas.
Aunque… pensándolo bien, la mina debía de estar cerca de este puerto, a unos kilómetros como máximo, alejada del camino, cerca de una zona rocosa, y debería de haber movimiento constante, vigilando un poco se podría llegar a encontrarla, ahora que sabíamos que había una, solo era cuestión de tiempo.
Tomaba mi cerveza e iba escuchando poco a poco, la cerveza no estaba mal, era de buena calidad y servía para refrescarme, mi misión ahora solo era estar atenta a la conversación contando que la tripulación hacia su parte, si me distraía podía escapárseme alguna palabra, solo esperaba que nadie la liase en este espacio de tiempo, pero ahora mismo no podría comprobarlo. Ya estaba pensando en lo que había escuchado, alguien llamado gordo y una mina de oro esas cosas eran relevantes, porque si había una mina y alaguen la estaba explotando lo que es mercancía fácil, extremadamente valiosa y fuera del control del gobierno, nadie desdeña una buena cantidad de oro seas de la facción que seas.
Aunque… pensándolo bien, la mina debía de estar cerca de este puerto, a unos kilómetros como máximo, alejada del camino, cerca de una zona rocosa, y debería de haber movimiento constante, vigilando un poco se podría llegar a encontrarla, ahora que sabíamos que había una, solo era cuestión de tiempo.
Mis oídos se llenaban de voces variadas pero con tonos distintos que me hacían perder el ritmo de tantas conversaciones juntas que me costaba trastajo grabar esa información que realmente fuese algo útil para la banda en cuestión mas solo frases cortadas era lo que se podían entender entre la algarabía ebria de todos esos hombres y sus estruendosas risas o sus golpes de "macho" contra ellos. Lance un largo bufido de molestia tras lo que acaricie mis sienes con algo de molestia, recostandome en la mesa de manera suave en lo que veía todo lo que estaba sucediendo porque otra cosa no me quedaba hacer, dado que, entre tantos ebrios no podría sacarle nada de información que realmente valiese la pena obtener, sin contar que sin dinero encima no iba a poder comprara información.
Mas cuando estaba por decirle algo a Kumi por sobre el regalo que me había dado, un hombre feo se había acercado a nuestra mesa con aires de grandeza que no hizo mas que hacer que mi rostro se contrajera de asco ante la visión que estaba teniendo en esos momentos sin contar de que esa mirada que tenia aquel hombre era realmente nauseabunda y mas cuando era dirigida hacia mi capitana. Pensaba que Sayumi reaccionaria mal en ese sentido, conociéndola de que esta tenia algunas cosas muy peculiares en ese sentido mas aun asi, Kumi se las había arreglado para "disimular" una caída y que la pistola apuntaba a la hombría de aquel sujeto, tan solo musite una molestia, apoyándome mas sobre la mesa y sacando uno de los cuchillos que me habían regalado, teniéndolo en la mano por si alguien hiciera algo estúpido - Ne Ne Capitana, si va a asustarlo, al menos déjeme usar uno de sus regalos y gracias por ellos, no me dejaste agradecerlo en el barco - le dije a Kumi en forma de susurro porque después de todo, no era de los que mataba pero eso no queria decir que iba a permitir esas idioteces de hombres llenos de testosterona atrofiada por el alcohol y otras cosas que realmente no deseaba ni siquiera pensar.
Mas cuando estaba por decirle algo a Kumi por sobre el regalo que me había dado, un hombre feo se había acercado a nuestra mesa con aires de grandeza que no hizo mas que hacer que mi rostro se contrajera de asco ante la visión que estaba teniendo en esos momentos sin contar de que esa mirada que tenia aquel hombre era realmente nauseabunda y mas cuando era dirigida hacia mi capitana. Pensaba que Sayumi reaccionaria mal en ese sentido, conociéndola de que esta tenia algunas cosas muy peculiares en ese sentido mas aun asi, Kumi se las había arreglado para "disimular" una caída y que la pistola apuntaba a la hombría de aquel sujeto, tan solo musite una molestia, apoyándome mas sobre la mesa y sacando uno de los cuchillos que me habían regalado, teniéndolo en la mano por si alguien hiciera algo estúpido - Ne Ne Capitana, si va a asustarlo, al menos déjeme usar uno de sus regalos y gracias por ellos, no me dejaste agradecerlo en el barco - le dije a Kumi en forma de susurro porque después de todo, no era de los que mataba pero eso no queria decir que iba a permitir esas idioteces de hombres llenos de testosterona atrofiada por el alcohol y otras cosas que realmente no deseaba ni siquiera pensar.
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