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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Miér 2 Oct 2019 - 11:53}

Roland se encontraba en una isla del West Blue, Ilusia. Realmente era un archipiélago formado por varios islotes más, pero casi todos eran montañosos y poco habitables, por lo que la mayoría de sus habitantes estaban concentrados en la isla principal. Le había llegado un soplo sobre un pequeño grupo de revolucionarios escondidos en Ilusia, que además era una isla perteneciente al Gobierno Mundial. El Gobierno consideró que era una situación inaceptable y formó un grupo de acción formado por cuatro agentes, entre los cuales se encontraba el mink. Al ser el agente de menor grado, le habían encasquetado las peores tareas, entre ellas indagar la localización del grupo revolucionario investigando las zonas más montañosas de la isla.

El agente iba ataviado con su típico traje negro, que para los entendidos significaba que se encontraba en una misión oficial. No era la vestimenta más adecuada para explorar un terreno tan abrupto, pero tras el tiempo el mink ya se había adaptado a ir así vestido y se sentía cómodo, aunque lo hubiese estado más si hubiera llevado su ropa habitual, aunque en esta ocasión no había renunciado a portar su característica bufanda negra con bordes blancos. El clima no era especialmente cálido y sentía que le daba un toque de distinción respecto al resto de agentes.

Ese día estaba de buen humor. En su cara lucía una sonrisa mientras pensaba en cómo encontrar a esos revolucionarios, pero estaba convencido de que sería él el que los encontrase y haría todo lo posible para llevarse el mérito. Era muy común que se le atribuyera el éxito de las misiones a los agentes de mayor rango, pero Roland estaba convencido de que sus compañeros no eran más que un atajo de inútiles y se negaba en banda a realizar un buen trabajo y que gente tan poco capaz se llevara el mérito. Realmente, se oponía a que cualquier persona, por muy apta que pudiera ser, se llevara un injusto merecimiento.

Cuando le enviaron a la montaña a buscar información, aceptó la orden sin ningún problema. Pensaba que era muy probable encontrar un escondite revolucionario en esa zona tan poco transitada, y si así era, la hallaría. No compartió sus pensamientos con sus compañeros, ya que estaba seguro de que le hubieran enviado a otra zona de ser así, por lo que permaneció callado y simplemente cumplió la orden de la mejor manera posible.

Al cabo de unas horas de exploración, cuando parecía que la montaña estaba desierta, pudo observar unas volutas de humo a lo lejos. <<Ya os tengo>> pensó Roland mientras se dirigía a la zona de origen del humo. Se acercó con prudencia, siendo sigiloso y ocultándose entre árboles y rocas para que no se percataran de su presencia. Cuando estuvo más cerca, observó el lugar. No parecía una base revolucionaria, más bien de una cabaña de algún ermitaño. <<Aquí hay una forja. Es una herrería>> observó el mink. Quizás no se tratase de lo que estaba buscando, pero había encontrado un lugar donde podría buscar indicios, y si había alguien en la
cabaña, podría interrogarlo.

Se acercó a la puerta de la cabaña y estaba entreabierta, por lo que entró de forma educada preguntando:

- ¿Hay alguien en casa?
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Miér 2 Oct 2019 - 13:53}

Paz y serenidad. Esas dos eran adoradas en aquel lugar. Realmente eran pocos los que se atrevían a realizar un viaje por las montañas para pedir exactamente lo que querían, dejando en su lugar una carta explicando lo que querían. Un método no muy exacto, que impide dejar cosas al detalle y que salgan perfectos, pero era algo que aceptaban por no ir en persona.

Ese día, en particular, no tenía necesidad de abandonar la montaña, tenía todo lo que necesitan ya y no era el día donde recogía las cartas. Era un momento único donde pasaba todo el día allí metida haciendo nada más que su trabajo, ya que su padre también había abandonado el lugar temporalmente para comprar nuevas materias primas y arreglar algunos herramientas rotas o desgastadas con el uso y el pasar del tiempo.

El encargo del día era nada más y nada menos que un mandoble de acero con algunos retoques dorados en el mango, el dibujo de un león lanzándose al ataque ilustrado en una de las hojas y con un filo que corte al mínimo roce. Una tarea complicada pero bien remunerada y, sobre todo, satisfactoria de realizar, que puede llegar a convertirse en una obra maestra usando los materiales adecuados y una mano de obra habilidosa. No poseía la destreza de su padre, lo sabía, pero ella confiaba plenamente en sus capacidades.

Al menos, eso era lo pensado para hoy, pero cambiaría por lo que parecía. Justo después de templar la hoja, un momento delicado del cual depende el filo y la resistencia de la hoja, escucha una voz. Habían pasado meses desde la última vez que alguien visitaba el lugar, lo cual se hacía más extraño sabiendo que el local se "encontraba cerrado" al público hasta nuevo aviso.

Dejando la hoja ya templada en uno de los estantes para evitar que le ocurriese algo malo, se dirigía a la puerta algo malhumorada. No sólo la habían interrumpido cuando no debían, sino que además la verían con la ropa y las manos sucias, las cuales limpiaba como podía con un trapo en lo que llegaba allí. Al encontrarse con el perturbador de su paz, el cual ni siquiera parecía humano, lo examina rápidamente con la mirada antes de hablar.

Lo siento, no aceptamos más pedidos por el momento. Estamos creando un arma complicada y no tenemos mucha materia prima. Pruebe a volver la semana que viene o deje una carta como todos hacen. Aunque si busca algo simple ya hecho, creo que poseo algunas dagas básicas bastante baratas.

El tono en el que hablaba era el más amable posible. Tal vez era alguien nuevo en la isla, o simplemente no se había dado cuenta, por lo que no existía la necesidad de hablarle mal. Además, un cliente descontento era muy perjudicial para el negocio, algo que no se podía permitir, pues tanto ella como su padre vivían de aquello.


Última edición por Naiara Riera el Vie 25 Oct 2019 - 23:21, editado 1 vez
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Miér 2 Oct 2019 - 20:39}

Al entrar en la cabaña una joven muchacha de oscuros cabellos apareció, con ropa desgastada y llena de sudor y suciedad. Al parecer era la dueña de la herrería y confundió a Roland con un cliente. Parecía que le iba a echar del lugar ya que se encontraba ocupada trabajando, pero a medida que hablaba le dio la oportunidad perfecta al agente para permanecer allí y sonsacarle toda la información que pudiera.

- Sí, justamente venía por alguna daga sencilla pero resistente. En la isla me han dicho que este era el mejor lugar para ello - dijo Roland educadamente. Había improvisado la mentira, pero le salió de una forma muy natural.

En su mente el mink maquinaba un plan para conseguir la información que buscaba. Rápidamente se inventó una verosímil historia, barajó distintas preguntas que podía hacer y se dispuso a comportarse de la forma más amable que podía. Pero no permaneció quieto pensando en todo eso. Se mantuvo en movimiento, dando vueltas por la cabaña, haciendo que le parecían interesantes algunas armas que había por allí y en general haciendo el papel de un cliente curioso e indeciso.

- ¿Por casualidad tienes algo a medio camino entre una daga y un machete? En esta isla hay muchos caminos colmados de árboles cuyas ramas estorban. Por culpa de ellos me perdí cuando venía hacia aquí. Menos mal que me topé con unas personas y me explicaron como llegar. Me dijeron que este era un sitio de confianza para comprar armas.

Con el cumplido de las armas Roland pretendía que la chica bajara la guardia. Estaba sacando a relucir sus modales y se había convencido de que su estrategia iba a funcionar. Continuó observando la estancia, usando únicamente la expresión corporal para aparentar interés. Miraba hacia varias partes, se acercaba a algunos metales para observarlos más de cerca, murmuraba por lo bajo palabras como "increíble" o "muy bonito" y continuó hablando.

- Me quedé con las ganas de recompensarles por su amabilidad. A las personas que me topé al subir hacia aquí. Una lástima que no sepa dónde se encuentran...

No sabía si la chica se daría cuenta o no de la indirecta, pero una vez dicha su última frase la miraría fijamente sin apartar la mirada. La cara de una persona suele mostrar la verdad. Si le decía la verdad y se había creído la pantomima, sería perfecto. Si no, su cara la delataría y sabría que ella conocía a los revolucionarios. Era cuestión de psicología y paciencia, y la chica herrera parecía ser una persona simplona fácil de embaucar con una serie de engaños. En el peor de los casos, lo único que podría pasar es que tuviera que salir de allí con una daga nueva.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Sáb 26 Oct 2019 - 15:30}

Tenemos una gran variedad de dagas ya preparadas, aunque son genéricas, de una calidad inferior al resto y con materiales más simples, perfectas para quienes tengan poco dinero o quieran solamente realizar trabajos sencillos. De querer algo mejor, deberá esperar unos días a que tengamos más materias primas.

No le interesaba inflar de manera exagerada las opiniones sobre sus propias obras, una de las cosas que la caracterizaban era precisamente contar las cosas tal como eran, transmitiendo así una sensación de confianza, de que el cliente siempre sabrá lo que vaya a comprar. No buscaba el dinero, se trataba de alguien humilde, gracias a todas las enseñanzas de su familia. Sin embargo, el pedido de aquel cliente era un poco curioso, tal vez le resultaría difícil darle lo que quería, tendría que improvisar algo.

Creo que tengo  algo que puede satisfacer esa opinión. Decía con calma, mientras rebuscaba en uno de los estantes, una zona donde solamente los trabajadores (ella y su padre) podían acceder. Es clasificado como un machete, pero algo más pequeño, que servirá perfectamente para romper ramas, si se aplica la suficiente fuerza. Es ligera, barata y cuenta con el suficiente filo para realizar esa tarea, al menos durante un tiempo. Solamente se debe tener cuidado, pues exponerla al aire mucho tiempo puede dañar la hoja. Era lo que había que tener en cuenta, considerando un presupuesto bajo.

No muchas personas vienen hasta este lugar, tienen miedo o no están preparados para aguantar un viaje así. Por suerte, quienes lo hacen tienen decencia y buenos modales, lo prefiero así antes que tener que atender a locos o aquellos que ni tienen respeto por el trabajo ajeno. Pese a no verlo en su herrería, pero sí en algunos negocios cuando tenía que ir a comprar comida o algunos recursos concretos para poder seguir trabajando. Realmente le daba asco esa gente. Cualquiera que camine por estos lares, estoy convencida de que ayudarían sin pensarlo. Es la sexta persona, sin contar a mi padre ni a mí, que pone un pie en este lugar, le felicito por ello. No sabía a qué personas se referiría, pese a que podía descartar a aquel señor que iba cada pocos días a hacer encargos para su negocio de cocina, si es que era realmente para eso.

Tal vez sean esos dos viajeros que vienen cada tanto a ayudarme, la verdad que nunca he podido averiguar dónde viven ni a dónde van, así que los pierdo de vista en cuanto deciden irse y no los vuelvo a ver hasta que deciden volver. He de suponer que están en la isla porque frecuentan este lugar, varias veces al año, y rara vez compran algún arma. ¿Tal vez sean ellos? Uno es rubio con ojos azules y flaco, el otro es rubio también, pero más corpulento y con ojos marrones. Sin saber cuáles eran las intenciones de aquello, cuenta lo que sabe, pero sin saber muy bien si se refería a esas dos personas extrañas y desconocidas o no. Pero no era momento para eso, tenía enfrente a un cliente, así que deja el asunto por el momento y muestra lo que tenía, lo que se supone que el mink había ido a buscar.

¿Es esto lo que buscaba? No se me ocurre otra cosa que pueda servir, así que en caso negativo, temo decir que no poseo en estos momentos algo ideal y tendrá que encargarlo para que nos encarguemos del arma en los próximos días. Llevo las armas gratis a cualquier lugar de la isla, pero si tengo que salir, aumentará el coste debido a un exceso de gastos en el transporte. Y el tiempo, estaba dispuesta a llevar el arma en persona a otra isla, pero no gratis, era demasiado excesivo incluso para ella, acabaría en quiebra.

Una pequeña referencia de cómo es el arma, más o menos.:
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Sáb 26 Oct 2019 - 16:47}

Al final la conversación no había ido del todo como esperaba Roland, pero aún así consiguió sacar alguna información, lo cuál siempre resultaba útil. Lo óptimo hubiera sido descubrir la ubicación de esas personas, pero tras el halo de misterio que parecían mostrar al ayudar a la chica en ocasiones pero sin desvelar información sobre ellos, el agente se convencía cada vez más de que se trataba de un grupo revolucionario. Más concretamente, de dos hombres, según la descripción de la herrera.

A pesar de lo que le había dicho a la chica, Roland había obtenido lo que quería y no pretendía permanecer mucho más tiempo allí. En cuanto saliera de la herrería, continuaría con sus labores, y desde luego no pensaba comprar ese cuchillo ya que no lo necesitaba y no le iba a ayudar para conseguir más datos puesto que la joven parecía haberle contado todo lo que sabía sin llegar a imaginarse las verdaderas intenciones de su interrogador. Por lo que el mink fue a despedirse rechazando el cuchillo que le ofrecía manteniendo la apariencia de amabilidad para no levantar ninguna sospecha.

- Muchas gracias, parece un buen cuchillo, pero no es lo que estoy buscando. Me gustaría, a ser posible, que fuese más pequeño, y no puedo esperar mucho tiempo por él, así que seguiré buscando en otros sitios de la isla. Gracias por su atención - expresó Roland sin titubeos, a pesar de mentir como un bellaco.

Se despidió con un gesto de la mano y salió de la herrería sin premura pero sin interrupción. Su trabajo solo había empezado. A medida que se iba alejando del lugar, iba analizando la situación en su cabeza. Esas dos personas, de las cuales poseía ya una, aunque vaga, descripción física, seguramente rondasen las montañas eventualmente y muy probablemente poseyeran una pequeña base escondida. Ahora a Roland solo le quedaba encontrar ese sitio, pero era cierto que se trataba de un trabajo cuanto menos extenuante para una sola persona. No le quedaba otra opción que compartir su información con sus compañeros para llevar el trabajo a cabo, pero no sin antes hacer saber a sus superiores que era él y solo él quien había logrado descubrir un rastro. Allí, en mitad de la montaña, sacó un pequeño Den Den Mushi y contactó al cuartel del Cipher Pol más cercano.

- Soy el agente Roland Oppenheimer. He encontrado una pista sobre el paradero de los revolucionarios de Ilusia. Permiso para dirigir a mis compañeros en una redada con el objetivo de neutralizar a los revolucionarios - pidió Roland tranquilamente, ya que sabía que el Gobierno Mundial siempre recompensaba a los que hacían méritos.

- Permiso concedido agente Oppenheimer. Esperamos que realice su trabajo con eficiencia y que, cuando lo haya hecho, ejecute a los rebeldes.

- Sí, señor.

Una vez terminada la conversación, Roland contactó a sus compañeros en la isla. Les comunicó todos los avances de la misión y, aunque estuvieron en desacuerdo de seguir sus órdenes de búsqueda por el simple hecho de que el mink tenía menos rango que ellos, al hacer alguna llamada al cuartel les quedó claro que tenían que obedecerle hasta que cumplieran el objetivo principal.

La fortuna llamó a la puerta de los agentes tras pasar la noche indagando en las zonas de la montaña con mayor inclinación a ocultar escondites secretos. De madrugada, sorprendieron a dos hombres que coincidían con la descripción física ofrecida por la joven de la herrería. En su escondrijo encontraron provisiones, armas varias y papeles encriptados con mensajes secretos. Si no se trataba de auténticos revolucionarios, Roland no sabía qué más podían ser, porque todo encajaba a la perfección. Tras pasar los agentes unas horas con ellos interrogándolos, al final admitieron pertenecer a la Revolución, lo que los sentenció a muerte.

No tardaron mucho tiempo en volver al centro social de la isla e improvisar una plataforma de ejecución a la que subieron a los revolucionarios confesos. Una vez encima del entablado, Roland desenvainó su lanza y se preparó para cortar la cabeza del hombre a sus pies. Uno de sus compañeros realizaba las mimas acciones con el otro hombre, acercándose cada vez más el fin de las vidas de los rebeldes.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Mar 5 Nov 2019 - 0:32}

¿Buscar en otros sitios? ¿Acaso había otra herrería? No sabría decir, rara vez sale de la montaña si no es para ir a comprar comida o salir de la isla, la desinformación de su alrededor era bastante notable. Peeeeeero, era un cliente, el cliente siempre tenía la razón, así que no iba a molestarlo. Simplemente lo acepta, al menos había intentado complacer su búsqueda. Está bien, siento no poder ayudarle más, estos días son bastante flojos. Si sigue sin encontrar lo que quiere, pruebe a venir de nuevo más adelante, podré forjar todo a medida, es lo mínimo que puedo hacer por alguien que tiene el coraje de llegar hasta aquí. Desde luego, no cualquiera era capaz, era de admirar aquellos que lo intentaban siquiera. Pase un buen día. Tras despedirse, suspira resignada, para, acto seguido, continuar con su actual trabajo, la espada estaba casi lista y quería terminarla cuanto antes o seguramente seguiría perdiendo aún más clientes, además de generar una mala fama, no podía permitírselo. Ya que el negocio era bastante difícil de llevar adelante, sería una completa estupidez empeorarlo aún más. Tenía decidido no dormir para ello, sería una noche larga...

Pero no solamente para ella, pues aquellas dos personas que tanto la habían ayudado, que eran tan amables, estaban condenados, privados de la libertad de morir, y lo peor es que no podría salvarlos porque no estaba al tanto de la situación. Ya llegada la mañana, finalmente, el encargo estaba listo, un mandoble digno de portar y mostrar al mundo como su arma elegida. Ahora solamente le hacía falta entregarla, eso en principio era encargo de su padre, pero como ya estaba ocupado, pues no le quedaba más remedio que ir ella misma. Tenía las indicaciones, el lugar donde tenía que entregarla y una vaga idea de cómo llegar. Habiendo asegurado la mercancía, para que no se estropeara por el camino en lo más mínimo, marchaba montaña abajo hacia la civilización. Tendría además que parar a comprar provisiones, así que sería un día productivo, cansado, pero bien remunerado. Todo el empeño iba a ser recompensado, sin duda, con los materiales con los que se había forjado, era una obra de arte notablemente más cara que el resto, por una buena razón.


¿Hola? Vengo a entregar el encargo de un mandoble de acero personalizado. Ya llegando a la casa, la cual sospechosamente se encontraba abierta, alza la voz para que saliese alguien. Tras unos inquietantes segundos, un anciano se asoma por la puerta, confirmando que sí era la persona. Aquí tiene, llevo toda la noche preparándolo p, espero que sea de su gusto. El hombre mayor queda sorprendido, habían tardado muchísimo menos de lo que creía. Revisando el contenido, puede comprobar que, efectivamente, se encontraba en perfectas condiciones. Pero no era para pelear, sino como decoración, una verdadera lástima, pues hubiese sido un arma gloriosa en buenas manos. Sin embargo, el comprador era quien decidía siempre lo que hacer con ella, no quien la fabrica. ¿Está todo correcto señor?

Sí, desde luego. Exclamaba entusiasmado, sin dejar de contemplarla. Muchas gracias señorita, de verdad, es usted increíble, lo digo en serio. Después de eso, le entrega el dinero acordado, totalmente complacido de pagarlo. Por cierto, le recomiendo dar un paseo, hablar con la gente. Han ejecutado a dos hombres y no existe ya otro tema. Eso último la había alterado. ¿Cómo que dos hombres ejecutados? Esperaba que no se tratara de lo que pensaba que era, porque habría un problema. Sería demasiada casualidad que justo el día después de hablarle a alguien de dos hombres que la ayudaban, estos acabasen muertos. Quería con toda su alma estar equivocándose, pero se despide y se marcha corriendo. Su corazón latía con fuerza, con los nervios a su máximo, amenazando con darle un ataque en cualquier momento.

Pero era verdad, todo el mundo hablaba de eso, dos hombres cuyas descripciones coincidían totalmente habían sido ejecutados un rato antes. Por su culpa, por hablar demasiado, ahora estaban muertos, tras tantos años ayudándola de forma caritativa. Se había quedado congelada de alma, mientras avanzaba a pasos lentos hacia ninguna parte, martirizándose de aquello. Lágrimas se escapaban de sus ojos, al ser incapaz de reprimir la impotencia y tristeza que sentía en ese momento, había ayudado indirectamente a un desconocido a matar a dos seres queridos. El cual, además, ahora visualizaba al fondo de la calle, estaba contento, de eso no había duda. ¿Como si se enorgulleciese de lo que acababa de hacer? No lo podía creer, lo miraba fijamente con odio, hasta que no de los ejecutores ahora estaba frente a ella, la había visto en ese estado y se encontraba preocupado. ¿Se encuentra bien? Si es por algo que le hicieran esos dos malhechores, no se preocupe, ya nos hemos encargado de ellos, sus cabezas ya no están unidas a su cuerpo. Tienen  lo que se merecen.

Y ese fue su mayor error, pues había despertado toda la rabia latente de Naiara, quien en ese momento ya perdía su razón de ser, convirtiéndose en un ser que buscaba... venganza. ¿Lo que... se merecían? ¿Lo que se... MERECÍAN? Tras un grito desgarrador, desenvainaba rápidamente su espada escondida, la cual siempre tenía consigo, oculta, en caso de ser atacada, para cortar horizontalmente el pecho del hombre, atravesando cualquier tipo de protección que tuviese. Te vas a arrep...en... agh... Sin poder acabar, mientras desenfundaba este su arma, nota que no puede respirar, su corazón estaba totalmente alterado, le dolía internamente, para luego caer al suelo, retorciéndose hasta que, tras unos segundos, entraba en coma, pese a parecer muerto. La gente de alrededor gritaba, corría despavorida, pensando que continuaría el genocidio con cualquiera. Pero estaba quieta, observando el cuerpo ahí tirado, que no tardaría en volverse inerte.

Tú sí te merecías esto, basura humana. Vais a pagar muy caro por esto, esas muertes no quedarán impunes. ¡Asesinos! Gritaba desesperada, incapaz de pensar con claridad. El veneno que portaba era más que suficiente con un corte mínimamente profundo para hacer efecto casi inmediato. Funcionaba, lo acababa de comprobar, por lo que tocaba ahora el principal desgraciado de todo aquello, pero no lo veía, se había marchado, en lo que el otro la retenía. Aunque con todo el griterío, estaba claro que volvería, momento en el que lo asaltaría sin dudarlo. Su primera espada, su primer trabajo, su primera obra de arte, quién diría que la usaría para matar agentes del gobierno, en busca de venganza, pura venganza, en contra de quienes se supone que están para proteger a los demás. Nunca había tenido contacto directo con ellos, así que su primera experiencia... no era la mejor, de lejos.

¡Sal de una maldita vez, asesino! ¡Jamás te perdonaré lo que has hecho! Tal vez era un comportamiento exagerado, pero tratándose de las pocas personas que se preocupaban por ella, además de vivir tan aislada con un temperamento tan fuerte, esto se trataba ya de una explosión sentimental, de la que nadie acabaría bien.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Miér 13 Nov 2019 - 14:20}

Todo parecía haber ido como la seda. Los revolucionarios, ejecutados. Los pueblerinos, entretenidos. La agencia, contenta con su trabajo. Todo era perfecto. Ahora Roland podía permitirse festejar un poco su muy bien realizado trabajo y volver a Ennies Lobby para ser recibido con los honores que se merecía. No todos los días se podía ejecutar a un par de rebeldes incorformistas.

Pero esa chiquilla lo estropeó todo. Iba tan tranquilo hacia alguna taberna para tomar un buen vaso de leche fría cuando escuchó gritos a su alrededor. La gente, despavorida, huía corriendo en dirección al mink gritando: ¡Corred, está loca! ¿Loca? ¿Qué había pasado? El buen humor que le acompañaba desapareció en cuanto escuchó el grito de una mujer llamando a un "asesino".

- Ay que joderse - murmuró Roland para sí mismo -. Seguro que es la novia de uno de los que acabamos de matar. Si es que las mujeres son todas iguales, pierden a su hombre y acaban idas de la cabeza.

Sin más remedio, se vio obligado a dirigirse al sitio del que provenía la voz. Si alguien estaba provocando un altercado público era su deber impedirlo, aunque no le gustase. Además, quizás se tratase de otro revolucionario, y de ser así podría hacer más méritos para ascender en su jerarquía. Mirase por donde mirase, era la mejor opción.

Una vez llegó a la calle de la que procedía la voz, se encontró una figura conocida. A primera vista no la reconoció, pero al ver su figura y su ropa recordó a la herrera la cual le facilitó una poca información sin que ella lo supiera. Pero esta vez sujetaba una espada. ¿Sería ella la culpable del alboroto? Eso parecía, ya que no había nadie más cerca salvo uno de sus compañeros en el suelo. Qué inútil, dejarse vencer por una herrera del tres al cuarto. No le dio lástima ninguna, si pudo ser derrotado tan fácil se trataría de una persona que no merecía ser un agente del Gobierno.

- Vaya, vaya, pero si es la herrera. Qué espada tan bonita, ¿me dejas verla de cerca? - dijo Roland con un tono burlón mientras activaba su Tekkai. Su intención era que le atacase y ante la sorpresa de no poder penetrar su defensa contraatacar para desarmarla y capturarla. Quizás tuviera más información de la que aparentaba.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Miér 27 Nov 2019 - 1:10}

Tú... lo sabía... Veía como el culpable finalmente parecía. Y como sospechaba, se trataba del mismo de la otra vez, aquel que le había estado haciendo unas preguntas tan raras. "Cómo había podido ser tan estúpida", resonaba en su mente de forma continúa, al unísono con lo que muchos llamarían voz interna, la cual la incitaba a correr hacia su enemigo para decapitarlo. Se consideraba a sí misma una persona bastante paciente, buena de corazón, de mente fría... pero no en esa ocasión desde luego, donde la sed de venganza era lo único que sacaba en claro de todo. Y aún así, trataba de contenerse, pese a las burlas, sólo el intentar calmarse ya le provocaban un temblor de rabia más que notable. La gente que había alrededor por suerte ya se había marchado, lo único que quedaba era un par de gritos de fondo mientras escapaban con miedo. Al menos, nadie inocente saldría herido de todo aquello si llegaba a haber una pelea.

¿Por qué? Eso era lo que se escuchaba tras unos segundos de tiempo muerto. Ella seguía con la cabeza agachada, frente a aquel hombre moribundo que todavía pagaba con dolor el daño que había causado. Avanza lentamente, mordiéndose el labio inferior en un intento inútil de contener su rabia. Volver a verlo, sabiendo que era el responsable de la muerte de dos inocentes que se dedicaban a ayudar a los demás... era como una patada al corazón que no podía soportar y mucho menos iba a tolerar.¿Por qué matas a personas inocentes? ¿Cuál es tu motivación, desgraciado? Pisaba la cabeza de aquel hombre con fuerza, terminando por torturarlo más. Había admitido delante suya, y con una maldita sonrisa en la cara, que era un asesino, por lo que no merecía piedad alguna de todas formas, ninguna. ¿Tanto te gusta matar? ¿Tanto te gusta el sufrimiento ajeno? ¿¡TANTO TE GUSTA HACER DAÑO!?

Su último acto de cordura terminaba en ese momento, pasando ahora a lanzarse espada en mano a por su enemigo. Daba grandes pasos, pisadas con fuerza y rabia, mientras los restos del veneno de antes que aún reposaban en el filo de la espada ahora caían formando un pequeño camino por donde pasaba. Si conseguía asestarle un golpe, todo acabaría, habiendo vengado las dos muertes, por lo que no podía permitirse perder. Con todas las energías que poseía, lanzaba un tajo horizontal, apuntando a su abdomen, una zona donde seguro que le dolería como si fuera el mismo infierno. No importaba lo que este dijera, tenía oídos sordos. No era ella quien actuaba, sino su puro instinto descontrolado.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Vie 29 Nov 2019 - 16:42}

El arma de la muchacha fue directo al estómago del mink, trazando un arco paralelo al suelo. El filo de su espada rozó toda la zona del abdomen, pero si uno se fijaba, no había quedado ninguna herida, ni una rozadura. El Tekkai había sido completamente efectivo y, a pesar de que la espada parecía tener una buena calidad, la chica no tenía la habilidad necesaria para hacerle daño. Algo completamente lógico ya que se trataba de una simple chiquilla mientras que él era un profesional agente del Gobierno. La diferencia entre habilidades era notoria, y Roland tenía toda la intención de dejárselo claro. Además, si alguien se atrevía a atentar contra él debía asumir las consecuencias.

- Ju ju ju ju - se reía Roland al ver cómo el ataque de la chica era inefectivo tras lo que deshizo el Tekkai -. Si no puedes ni cortarme, no vales la pena, pero me sorprenden tus agallas. Por haberme atacado directamente, te lo devolveré con toda mi fuerza.

El puño del mink comenzó a emitir chispas que soltaban destellos azules. Sin dudar ni un segundo, se movió con soltura y velocidad gracias al Soru y se situó tras la espalda de la herrera, a la cuál atacó con un poderoso puñetazo a la cabeza. Tras el golpe se retiraría unos metros sin darle la espalda a su adversaria y desenfundaría su lanza, poniéndose en guardia y listo para combatir. Las chispas se propagaron al arma y se quedó observando a la chica.

- Esto será divertido - concluyó el mink.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Sáb 30 Nov 2019 - 18:50}

Su ataque, totalmente ineficaz, como si en lugar de piel, estuviese compuesto por algún metal resistente. Pese a su buena forma, seguía sin tener la fuerza necesaria para atravesarlo ¿Para esto estaba arriesgándose? ¿Para que luego haga lo que haga, no sea capaz de herir a su oponente? Era... desalentador. Cállate, miserable. Llena todavía de rabia, trata una segunda vez de atacar a su oponente, pero este se movía deprisa, demasiado para ella. En un momento, estaba siendo atacada. Intentaba a último momento intentar moverse para esquivar, totalmente inútil, pues acaba siendo golpeada igualmente y terminando en el suelo. No solamente resistencia, sino también en fuerza estaba siendo humillada. El dolor... era... horrible, pero eso no la iba a detener, estaba acostumbrada a sufrir en su vida en la montaña. Se levantaba rápidamente, de nuevo con la espada en mano, para escupir algo de sangre antes de dirigirse de nuevo a su enemigo.

No soy tan fácil de vencer.... Un ataque normal no serviría, lo acababa de comprobar. Tendría que probar otra cosa... o golpear en otro lugar, en busca en una zona más débil donde poder cortarle, con el efecto del veneno, la victoria sería suya. O eso debía pasar si todo iba bien. ¿Te divierte asesinar y hacer daño? Escuchando hablar a quien ya consideraba como un psicópata sólo aumentaba su rabia aún más. Finalmente, acaba por cargar de nuevo de frente contra su enemigo, no le asustaban las chispas, no temía las capacidades de su enemigo, sus sentimientos la cegaban totalmente, pero planeaba cómo era que podría asestar un golpe efectivo, hasta que se le ocurre algo. Llegando hasta él, realiza un amago de cortar nuevamente con su arma, cuando en realidad da una voltereta, seguida de un intento asestarlo un golpe con ambas piernas en lo que la vuelta era dada. Estaba usando todas las fuerzas que poseía para acabar, sin contenerse ni un momento.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Sáb 30 Nov 2019 - 23:03}

La chica tras ser golpeada se levantó de nuevo, demostrando una fortaleza mayor a la que otras personas poseían, pero seguía siendo débil. Tras un solo golpe se encontraba dolorida y magullada, escupiendo sangre.

- ¿Que no eres tan fácil de derrotar? No estés tan segura... - dijo Roland con una malvada sonrisa asomando su rostro -. Soy el mejor agente del CP. Caerás ante mí.

La chica le fulminó con la mirada. Estaba furiosa e histérica y no parecía pensar con claridad. La cosa no iba a terminar hasta que la dejase tirada en el suelo, pero eso no era problema para él, ya que esa era su intención.

- Ciertamente no me importa matar, pero no te confundas niñita, es mi trabajo - le respondió el mink -. Pero contigo haré una excepción, te aplastaré aunque a nadie le importe.

A continuación la chica realizó un movimiento con su espada. Esta esta ocasión Roland volvió a utilizar una técnica del Rokushiki, pero esta vez se trataba del Kami-e, la cuál le otorgaba una gran flexibilidad y agilidad, como si de una hoja de papel se tratase. Cuando fue a reaccionar ante el espadazo, la chica reculó y realizó una voltereta hacia atrás, con la cual realizó un ataque de amago para golpear a Roland con sus piernas. Por desgracia para la joven herrera, el mink fue capaz de evitar ese ataque gracias a sus reflejos y a la técnica evasiva que aprendió en la agencia del Gobierno.

Tras evadir el ingenioso golpe, dio un salto hacia atrás y, sosteniendo la lanza con su brazo imbuido en electricidad, la lanzó contra su rival.

- ¡LANZAMIENTO!
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Miér 18 Dic 2019 - 21:50}

Después del último ataque fallido, lo único que se escuchaba era el sonido del metal, abriéndose paso entre la carne. No pudo evitar a tiempo el proyectil, por lo que la lanza atravesaba ahora su costado, dejándola paralizada debido al dolor sufrido, quedándose incluso muda. Solamente podía emitir pequeños quejidos de dolor mientras temblaba sin control y la sangre comenzaba a salir lentamente, hasta que caía de rodillas irremediablemente. Nadie quedaba observando ya aquel espectáculo, por suerte, nadie vería cómo una criminal era apalizada brutalmente por un agente del gobierno. Pero aún con eso, la chica no estaba dispuesta a rendirse.

Todavía... Cortando a mitad lo que decía, para acabar tosiendo algo de sangre, recobraba poco a poco los sentidos y volvía en sí misma. No hemos... Recobrando las fuerzas, llevaba uno de sus brazos hasta la lanza, sujetándola con firmeza. Notándose el enorme esfuerzo que realizaba, en unos segundos arrancaba el arma que tenía clavada, resoplando sin parar para contener el dolor que sentía. Acabado... Decía, antes de dejar caer la lanza al suelo. Ni ella misma creía estar siendo capaz de lograr eso, tal parecía que era su puro instinto lo que la impulsaba a continuar. Deberás hacerlo mejor. Concluía.

Aún de rodillas, siendo incapaz de ponerse en pie, retiraba el pañuelo que llevaba sobre la frente, usado normalmente para evitar que el sudor cayese sobre sus ojos debido al calor, junto a una pequeña tira de cuero que todavía conservaba, al habérsele olvidado dejarlo en la herrería. Con eso, fuerza de voluntad y aguantar mucho dolor, creaba un tapón improvisado para la herida, tapándola con el cuero apretado por el pañuelo, soltando irremediablemente un pequeño grito de dolor al terminar. Aunque era improvisado, la ayudaría a no desangrarse en apenas unos segundos. Continuemos...

Pese a que ya sus fuerzas estaban disminuyendo progresivamente junto a su nivel de sangre, insistía en continuar, podía más su rabia que su preocupación de que fuese a morir. Caminaba lo más rápido que podía, sin ser capaz de evitar balancearse a los lados, con la vista ya ligeramente nublada, empuñando su espada una vez más. Uno de los dos moriría allí, no acabaría la pelea hasta que eso ocurriese. Todo estaba en contra de ella, apostar por su victoria sería básicamente perder el dinero... pero no le importaba, solamente iría adelante. Ya había perdido seres queridos por su culpa, si muriese allí, lo consideraría como una forma de expiar sus pecados. Si se le podía llamar así.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Sáb 4 Ene 2020 - 17:20}

¿Acaso estaba buscando su propio final? La chica no solo había soportado los ataques de Roland, sino que además parecía estar desafiándole. Primero arrancó la lanza de su estómago, para después decir una serie de palabras entre toses y finalmente taponar su herida. Fuera cual fuese su objetivo al hablar, había conseguido enojar al mink. Sin duda la chica había demostrado resistencia, pero sus pocas reservas a hablar habían conseguido que el mink fuera a terminar su trabajo con vehemencia.

- ¿Hm? Me sorprende que sigas viva. Deberías haberte quedado callada hasta que me fuera y de esa forma podrías haber evitado la muerte. En cambio, ahora no existe fuerza alguna que te libre de mi ira. Reza a tu dios, porque esas serán rus últimas palabras.

Se lanzó con rapidez sobre la muchacha. La joven estaba muy malherida y cualquier ataque podría llevarla a la muerte, pero Roland estaba tan obcecado con exterminar la existencia de la herrera que no se contuvo lo más mínimo. Otros podrían haber dicho que era un acto de piedad para que muriera sin sufrimiento, pero la idea del mink era otra muy distinta. Cuando se hubo acercado a ella en vez de atacar se alzó en el aire con el Geppou. Después de haberse elevado más de una decena de metros dio salto en el aire hacia abajo, contra la muchacha. Aprovechando su conocimiento del Rokushiki, combinó la fuerza de sus piernas con el apoyo aéreo del Geppou junto a la velocidad del Soru para lanzarse velozmente sobre la desprotegida chica, dando una vuelta sobre sí mismo para golpear con una patada voladora de grandes magnitudes.

Obviamente, había usado el electro en su pierna para golpear con más fuerza mientras apuntaba a la garganta, un punto vital y doloroso del cuerpo. Sin duda alguna iba a morir.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Miér 8 Ene 2020 - 15:23}

Nuevamente un intento fallido al intentar atacarlo. Había desaparecido nuevamente de su vista. Se giraba rápidamente, esperando otro ataque por la espalda, pero tampoco estaba, por ninguna parte. No tenía sentido que se hubiese marchado, en cualquier momento sería atacada. Con todas sus fuerzas no era capaz de defenderse, apenas podía reaccionar, por lo que gravemente herida, era evidente que no podría hacer nada por evitarlo. Todavía quedaba un pequeño hilo de sangre cayendo por su ropa, el sonido que este hacia cuando caía gota a gota era lo único que se escuchaba de ella, que miraba hacia el suelo. No triste, no enfadada, no llena de ira. Estaba decepcionada consigo misma. Habiendo decidido enfrentarse al Gobierno mismo, ella sola y sin experiencia en combates, una misión suicida de la cual ya era demasiado tarde como para pensar en ir atrás o de la que arrepentirse. Ya estaba hecho y creía que no saldría de allí.

Pero algo en ella ocurría. Sus emociones chocaban de forma descontrolada, un caos estaba formado, pero prevalecía algo: su padre. Lo único racional que quedaba en ese momento era el pensamiento de querer salvarle, necesitaba hacerlo y para eso debía seguir con vida. No podía permitirse caer en ese lugar, sin importar lo que pasara o a quién se enfrentara. Se mordía el labio, al punto de hacerse sangrar, eso no le provocaba dolor alguno comparado con el ataque anterior, al menos físicamente. Para ella misma, era un vano intento de contenerse. Y entonces, en ese deseo por el cual luchar incluso en el peor de los estados y sin fuerzas para moverse, una extraña sensación llegaba ahora, como un rayo de luz frente a sus ojos. Ahora sentía... peligro, un peligro se acercaba, la mataría de no moverse. Cada vez se hacía más fuerte, recorriendo su cuerpo al igual que si un rayo le caía en la cabeza. Eso era, por arriba, estaba en el aire.

Un segundo después, estaba tirada en el suelo, retorciéndose de dolor, aguantando la herida grave que tenía, la cual se había abierto más todavía. El pañuelo que usaba como venda ahora lucía de color rojo, frente a lo que antes era un blanco puro. No tenía fuerzas para incorporarse, lo intentaba, pero apenas podía siquiera apoyar una de sus piernas sobre el suelo, un inútil intento. De algún modo seguía con vida, todo había pasado tan rápido... no pudo enterarse de que su cuerpo la había alertado del siguiente ataque, haciendo que se apartarse a un lado justo antes de que este le impactase de lleno, pese a que la propia energía producida la había lanzado aún más lejos, no había salido intacta.

No pienso morir... en este lugar... ¡Pagarás por tu crimen! Le gritaba al mink, mientras a su vez le lanzaba su martillo, en un acto de desesperación por intentar golpearle aunque sea una vez con éxito... o al menos ganar algo de tiempo mientras recobraba el aliento. Empuñaba su espada, aunque no podía mover el brazo. Ponía algo de veneno, una gota, sobre uno de sus dedos. Era arriesgado, si penetraba en la piel sufriría un horrible destino. Pero no importaba, tenía que intentar todo.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Miér 8 Ene 2020 - 19:39}

Roland se desplazaba a gran velocidad para descargar un golpe mortal sobre la chica. Ella estaba muy debilitada y no era capaz de reaccionar. Ninguna persona en su estado tendría que haber sido capaz de sobrevivir. Sin embargo ella lo hizo. La patada eléctrica del mink aterrizó en el suelo, dejándolo marcado, pero lo que realmente se quedó con marca fue la mente del agente.

No sabía cómo había sido, pero ella pudo ser capaz de predecir el ataque y moverse lo suficiente para evitar cualquier daño mortal. Lo que era una patada que tendría que haberle hundido la garganta se había convertido en una simple rozadura que lo más que hizo fue desestabilizarla y hacerla caer de nuevo contra el piso. Parecía cómo si hubiera predicho el ataque, pero eso era imposible. No era más que una simple herrera de pueblo, una paleta que no sabía nada del mundo exterior. ¿Acaso ella había sido capaz de hacerlo? ¿Había usado haki? Pero no tenía sentido. De haberlo podido usar lo habría hecho desde el principio de la batalla para tomar ventaja.

El mink la escudriñó con la mirada. Estaba tirada en el suelo, con una herida fatal en su abdomen y sin fuerzas, pero aún sujetaba su espada y el destello de sus ojos no se había desvanecido. El ímpetu de pelea seguía en ella, dándole fuerzas. Entonces un escalofría recorrió la espalda del felino, erizando sus vellos. Sus sentimientos de odio y fuera seguían ahí, pero había reconocido a la joven como un peligro. Cualquier persona habría muerto hacía ya un rato, pero ella seguía peleando. Si conseguía, por cualquier motivo, sobrevivir, quién sabe lo que podría ocurrir. Y una cosa era segura, buscaría la venganza en el agente. Esta vez Roland pensó friamente en vez de dejarse llevar por sus sentimientos y decidió acabar de una vez con la muchacha, usando sus auténticas habilidades.

- Has sido alguien difícil de matar jovencita - se dirigió a la chica moribunda - pero esto acaba aquí y ahora. En este momento no eres nada del otro mundo, pero no pienso darte la oportunidad de llegar más lejos. Voy a terminar contigo usando mi poder.

La chica le lanzó un martillo que voló girando hacia su cabeza. Roland apenas se inmutó, lo esquivó con un leve gesto de cabeza y se concentró en su rival nuevamente. Juntó sus dos manos como si fuera a rezar y acto seguido las separó. A medida que las separaba algo crecía entre sus manos, un espejo. Cuando el espejo alcanzó los 50 centímetros de diámetro dejó de crecer, fue sujetado por las dos manos del mink y un brillo comenzó a surgir de su interior.

- Adiós, herrera. Más suerte en la próxima vida si es que la hay - se despidió mientras una columna de luz concentrada salía disparada del espejo hacia la muchacha -. ¡¡RAYO REFLECTOR!!
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Miér 15 Ene 2020 - 14:34}

No te lo. Voy a permitir... Un vano intento de incorporarse, resultando en aún más dolor que antes. Ya se hacía algo insoportable, en el que los sentidos estaban desvaneciéndose. Al menos, recibiría el ataque estando inconsciente y no se enteraría de nada, simplemente acabaría todo. Había sido un movimiento estúpido ir hasta allí, en busca de querer acabar con los culpables, sin tener un entrenamiento de verdad ni experiencia en el manejo de armas. No era una guerrera en ninguno de los sentidos y estaba pagando por ello.

Pero cuando todo indicaba que ahí se terminaría la historia, una mujer adulta aparecía, sacando de allí a la herrera y evitando ser exterminada por el rayo de parte del agente del Gobierno. Era una revolucionaria, que había recibido las noticias de que dos compañeros habían sido atrapados y ejecutados en la isla. Y al ver a Naiara, sabía que era ella a quien aquellos dos ayudaban de vez en cuando, pues era la única que quedaba allí y estaba luchando y montando un escándalo. La mujer era realmente rápida, como para ser capaz de apartarla a tiempo.

Parece que llego justo a tiempo... Diría en voz baja a la joven, quien se había quedado inconsciente para el momento del ataque, debido al dolor y la pérdida de sangre, al borde de la muerte. Debería darte vergüenza tratar así a alguien tan joven como ella. No tienes corazón. Le diría ahora al agente, con un tono que más parecía una exageración en una obra de teatro. Dos hombres de aspecto débil aparecían también, con órdenes de llevarse a Naiara para poder salvarla a tiempo. Viendo su estado, ya debería haber muerto, pero seguía respirando muy débilmente. La tomaron entre ambos y corrieron lo más rápido que pudieron hacia el barco que poseían en el puerto. La mujer, por su parte, se preparaba para luchar, poniéndose en una posición que recordaba a las artes marciales.

Soy tu próxima oponente, no permitiré que te lleves esa vida. Diría, refiriéndose a la herrera.[/color] Antes tendrás que matarme. Y créeme, no será tan fácil esta vez. Sacrificando su propia vida para que los demás puedan escapar, se enfrentaba ahora al agente del gobierno. Los efectivos que habían en la isla ahora marchaban todos para escapar de la isla, sabiendo que no tenían oportunidad ya para operar allí.
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Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] Empty Re: Cuando la sangre corre - Privado/Pasado [Naiara - Oppenheimer] {Jue 16 Ene 2020 - 19:53}

- ¿Pero quién demonios eres tú? - preguntó encolerizado el mink.

Una mujer había rescatado en el último segundo a la moribunda herrera, salvándole la vida. ¿Qué clase de suerte tenía esa joven chica? Roland no lo sabía, pero no pretendía dejarla escapar. Sus intenciones radicaban en matarla, pero la mujer se interponía alegando que primero tendría que matarla a ella.

Roland se lanzó, recogiendo su lanza del suelo y atacando con su arma. La mujer era sumamente ágil y veloz, esquivando por completo sus ataques. No le interesaba ganar, solo conseguir tiempo para que dos de sus compañeros sacaran a la chiquilla de allí. Roland, al percatarse de esto, fue a perseguir al grupo que empezaba a huir, pero la mujer se interpuso bloqueando su ataque con una patada.

- Con que no me lo vas a poner fácil...tú lo has querido.

Roland se enfrentó a la mujer. Tras un tiempo, más largo de lo que al mink le hubiese gustado, terminó por atravesar el corazón de la mujer con su lanza, acabando con ella para siempre. Acto seguido siguió el mismo camino que habían tomado los otros, pero ya era tarde. Llegó al puerto de la isla para observar como un barco se alejaba veloz mar adentro. El mink, en su estado actual, no hubiera sido capaz de atraparlos, y era demasiado tarde para buscar un barco con el que perseguirlos. Habían ganado este asalto, pero si se los volvía a encontrar no los perdonaría.
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