Asalto a las cámaras de jade [Pasado - Privado - Zay, Frost, Kumi & Sayumi]

Fondos, fondos, fondos, esa era la única palabra que había salido de la boca de Kumi las últimas semanas, que teníamos que obtener fondos para la tripulación, aquello lo entendía estaba más que harta de dormir apretujadas en aquel barquito, ya habíamos desembarcado y parte de la tripulación había decidido quedarse en el barco, en cualquier caso Frost el nuevo y mi preciosa hermanita nos dirigíamos a una taberna, el plan simple encontrar algún mercenario del cual aprovecharnos para obtener botín. La isla era famosa por sus obras de jade sacaríamos unos buenos berris de todo esto, si es que conseguíamos completar el golpe.

Yo estaba bien pertrechada, no fingía que no llevaba armas conmigo, estaba más que claro que acabaríamos llamando la atención de la marina de la isla, pero un par de peones por en medio no es que fuera a importarme, es más tampoco es que tuviéramos un gran numero sobre nuestras cabezas, una cifra modesta diría yo, en cualquier caso, al entrar en la taberna dejaría que Kumi se encargara de todo, ella tenía un buen ojo para esto. Me acerque a la barra y tome asiento en uno de esos mohosos taburetes. -Tu... dame tu mejor whisky y si esta aguado te tragaras la botella. Claramente mi aspecto no inducia a broma, puede que tuviera un aspecto inocente, pero seria de idiotas ignorar todas las armas que portaba encima, ahora en unos pocos minutos Kumi comenzaría a buscar a el tipo o tipos que nos ayudarían con el golpe, mientras podía despejarme de este largo viaje.

Kumi, nuestra capitana, tenía muchas ganas de conseguir fondos para la tripulación, estas últimas semanas me había quedado más que claro, así que decidimos hacer lo que cualquier padre haría con su hijo que no para de llorar por su chupete, fuimos a darle lo que quería. Atracamos en uno de los puertos de Johota en busca de dinero y poco más. Esta vez no estaba ni atento a posibles establecimientos que añadir a mi colección, solo quería conseguir dinero y rápido.

Decidí acompañar a Sayu y Kumi. No es que estuviera mal en el barco, pero aún no estaba acostumbrado a tener un hermano, me sentía... raro. Así que para aclara mis pensamientos y tranquilizarme un poco decidí salir a buscar algo de acción mientras los demás descansaban tranquilamente. Si bien es cierto que de las dos tenía más confianza con Kumi, esta también era una oportunidad de acercarme a gente que piensa y actúa parecido a mí.

No tardamos mucho en entrar en el primer bar que vimos. Nada mas entrar, Sayu se dirigió a la barra a pedir algo al camarero mientras que Kumi, supongo, que buscaría algo que hacer para conseguir dinero, esa chica tenía un olfato especial para los problemas y el oro. Seguí a Kumi a la barra, ya que me estaba quedando sediento y necesitaba beber algo antes de entrar en ningún fregado. Antes de pedir, escuché a Sayu pedir al camarero de una manera agresiva y me acerqué rapidamente.

-Lo que mi amiga trata de decir es que hemos tenido un largo y estresante viaje, así que agradecería un buen whisky, gracias señor.-El hombre se marchó mientras nos miraba de reojo-Tienes que relajarte Sayu, si nos metemos en problemas tan pronto nadie nos querrá dar información sobre donde conseguir dinero a montones y eso sería una putada. Entiendo tu estrés pero vamos a intentar respirar todos y calmarnos, ¿vale? Si no es por el bien de la tripulación, hazlo por el bien de Kumi, ¿si?- Sonreí de manera afable. No llevaba mucho en la tripulación, pero lo que pude observar en este poco tiempo, estas dos son hermanas y además amantes, supongo que el hecho de que se tengan tanto amor hará que quiera facilitarle las cosas. Sayu era impulsiva aunque no me disgustaba, tener gente así alrededor puede hacer la vida más... interesante.

Aproveché que todo se calmó un poco para pedir yo mi bebida. Por el momento, me conformaba con un vaso de agua fresca para calmar la sed mientras agudizaba el oído para detectar algún buen negocio por el lugar.

Johota, isla del North Blue. Aquí el felino podría dar un buen golpe y llevarme mucho dinero para sus fines. Consigo llevaba varios carteles de "Se Busca", eran de dos chicas que se estaban dando a conocer muy rápido a pesar del poco tiempo que llevaban en esto. Sayumi y Kumi Asagiri, con 10 y 30 millones por sus cabezas, respectivamente y tambien de gente que estaba a sus órdenes. Por lo visto la reunión era en la taberna de la ciudad.

El felino había llegado hace un día, el cual pasó deambulando sin ser visto por los callejones oscuros de la ciudad y, ahora, estaba yendo rumbo a la taberna.

Una vez al llegar, entró, caminando tranquilamente hacia la barra sin mirar a ninguno de los comensales que allí se encontraban. Mientras se dirigía a la barra, el mink habló al tabernero.

- Pongame el mejor barril de cerveza que tenga y lo quiero para ya, no me gusta que me hagan esperar.  -El tigre llegó a la barra, se sentó en el taburete y espero a que el tabernero trajera su barril de cerveza, lo más rápido posible

Tras desembarcar, Sayumi y nuestro último miembro en incorporarse a Ragnarok, pero no menos importante Frost, el resto de la banda, realmente no sabía que haría, tal vez descansar un poco o yo que sé. El caso, es que como de costumbre, nos dirigiríamos a una taberna para encontrar mercenarios que quisieran trabajar para mí y poder preparar un golpe más grande del que podríamos abarcar, pues mi ambición no se quedaba en robar a abuelitas que van a comprar el pan, yo quería conseguir una buena suma de dinero y así ganar más poder. Encontramos una taberna bastante llamativa, mi instinto me decía que ahí encontraría lo que andaba buscando, pero antes de llegar a la taberna me topé con un tablón informativo bastante curioso. Ahí estaban colgados todos los wanteds de los maleantes que se encontraban por el North Blue. Comencé a tomarlos todos, despegándolos del cartel incluso los nuestros ya que tanto Sayumi como a mí nos habían puesto precio por nuestras cabezas. Una vez tenía todos los que había comencé a mirarlos detalladamente, la mayoría eran sumas minúsculas comparada con la de mi hermana o mía, salvo una en concreto. De todas formas, todos esos wanteds me servían.  

Finalmente, entramos en la tasca, al entrar, tanto mi hermana como Frost, se dirigían a la barra, para pedir algo de beber. En cambio, yo comenzaba a observar a los maleantes que se encontraban ahí, y comenzar a buscarlos en las hojas que había obtenido. Para mi sorpresa, había localizado a dos de las recompensas más altas por debajo de la nuestra, se trataba de dos muchachas, posiblemente una con edad similar a la que teníamos nosotras, y la otra más pequeña, tal vez uno o dos años menos, ambas eran albinas y por aquel parecido intuía que eran hermanas. Interesante, realmente me interesaban. Caminé hasta la mesa donde se encontraban, me las quedé mirando, lo cual ellas hacían lo mismo, podía sentir aquella mirada amenazadora que tanto me encantaba. Sin decir nada puse sobre la mesa los dos papeles de sus wanteds. Estas al verlos pusieron sus manos a sus armas, no obstante, yo hacía lo propio, lo cual estas podían ver mis numerosas armas, pues no me molestaba en ocultarlas. Estas muchachas se cruzaron miradas entre ellas para luego volver a mirarme. - ¿Acaso quieres cazarnos? Hay mejores formas de suicidarse. - Decía la joven con la mayor recompensa, su tono amenazador me encantaba, era como ver a mi yo del pasado y la verdad eso me aceleraba el corazón.  

Una sonrisa sádica aparecía en mi rostro, a la vez que me relamía los labios, pues sus actitudes me gustaban tanto que ansiaba en reclutarlas a pesar de que sus recompensas no alcanzaban el millón de berries. - Son unas pequeñas ladronas, pero, me podéis ser de gran utilidad. - Decía manteniendo mi sonrisa mientras le mostraba mi propio wanted, las muchachas al ver la cifra se sorprendieron de gran medida, pues pudieron comprobar la gran diferencia entre ellas y yo. - Si os unís a mí y me obedecéis os puedo ofrecer una buena suma de dinero. - Añadía, realmente no le daría demasiado, pero seguro que sería mucho más de lo que estas jovencitas podrían llegar a ganar solas. - ¿Qué me decís? ¿Me acompañan? ¿O seguirán robando a viejecitas que salen a comprar? - Al escucharme decir esas palabras, parecía que había encendido un gran interés en ambas, sin decirme nada asintieron con la cabeza. - Perfecto, muchachas seguidme. - Tras decir eso, estas se levantaron tomando sus copas, al ver eso, me di media vuelta y me dirigí hacia donde estaban Sayumi y Frost. Al llegar tomé del brazo a las muchachas y las acompañaba para integrarlas en el grupo. - Estas son nuestras nuevas compañeras, se llaman Mia y Reiko, me harían el favor de explicarles el plan. - Comentaba a mis compañeros, mientras estas dos hacían una pequeña reverencia a modo de saludo.  

Me acerqué a Sayumi para susurrarle al oído. - Creo que ya sabes por qué las he elegido... míralas bien. - Le decía a mi hermana, pues esas muchachas me recordaban a lo que nosotras éramos hace un tiempo, y si no me equivocaba, podrían tener un gran potencial. En cualquier caso, volvía a buscar a más posibles aliados, pues el robo que estaba planeando era de gran escala, cuando de pronto, observé a un hombre, de la tribu mink, aquel hombre se veía fuerte y eso me llamó la atención, pero me sonaba de algo y no sabía de qué. Comencé a revisar las hojas y entonces fue cuando lo encontré. Era el pirata con una recompensa mayor de todas las que había en aquel tablón, era tan elevada que me doblaba la mía. No podía ocultar mi emoción, quería reclutarlo. Me acerqué a él tratando de aparentar naturalidad, pues estaba bastante emocionada. Me senté a su lado, sacando berries suficientes como para invitarle a la cerveza que estaba tomando. - ¿Qué tal si le invito a otra ronda y escucha mi propuesta? Señor Zay. - Comentaba con una sonrisa para luego mostrar su wanted tal y como había hecho con las muchachas.

Mientras estaba a lo mío vi como Frost quiso suavizar las palabras que yo mencione sobre mi whisky, realmente me importaba poco, como se le pasase por la cabeza, traerme uno malo se tragaría la botella, si o también. En cualquier caso, el vaso que me sirvió dejando la botella. Frost sabía que teclas tocar para que me relajara, mencionar a Kumi a si, ya me tenía calada, pero el bueno de Frost también era bastante consentidor para con su hermano Shiro. Kumi no tardo en traer a las primeras mercenarias, me sentía mirando como a través de un espejo temporal, como si me viera a mí misma y a mi querida Kumi hace unos años, estaba claro por qué las había elegido, su susurro era casi innecesario, pero aun así aprovecharía la cercanía para agarrarle de la nalga y darle un beso en el cuello. -Me encargo de todo amor mio.

La deje alejarse, para buscar a algún mercenario más que de hecho parecía que ya le había echado el ojo a alguien, mientras era reclutado me acerque a las pequeñas y las mire de arriba abajo. -Bueno antes de empezar a explicaros que vamos a hacer tengo una pregunta para vosotras. Mi sonrisa se transformó en una picara con un leve toque de mi lengua sobre mi labio superior. Acerque entonces dos vasos para mis nuevas amigas, que lo tomaron un poco extrañadas y bebieron conmigo, cuando ellas estaban dando el trago les pregunte con total descaro. -¿Cuánto tiempo lleváis follando juntas? No dijeron una sola palabra solo se ruborizaron, aquello no me lo tome ni como una afirmación ni como una negativa, lo cual me divirtió en cualquier caso ya era hora de explicarles el plan.

Vacié mi vaso de un solo trago y después de secarme los labios con el dorso de la mano, comencé en un tono en el que solo Frost y las hermanitas pudieran escucharme. -El plan es simple, cerca de las minas de Jade hay un gran banco, que guarda el dinero de las transacciones de las obras, y algunas de las obras más valiosas, un robo relámpago, entrar cuando la cámara este abierta, impedir que la cierren robar todo y salir. Obviamente matando a cualquiera que se nos ponga por delante. Era sencillo rápido, y bonito, solo que necesitábamos tener unos cuantos hombres con nosotras para que pudiéramos cubrir todos los flancos.

Tras escuchar mis palabras el camarero soltó un gruñido y sirvió las bebidas. Mientras colocaba los vasos sobre la barra pude ver de reojo como Kumi trajo a un par de chicas jóvenes con nosotros. Conociendo a Kumi, seguro que quería introducirlas a la banda, aunque yo solo podía pensar en que serían otras dos crías más de las que cuidar. Puede que fuesen fuertes, pero también jóvenes y esto siempre trae problemas.

Sayu pareció leerle la mente a Kumi y tras uno de sus usuales tocamientos, Kumi volvió a largarse. Seguramente para buscar donde conseguir oro o porque había otra persona interesante en la sala. Comencé a beber de mi vaso con agua hasta que escuché a Sayu preguntar a las chicas que cuanto tiempo llevaban follando juntas. Casi me atraganto de la impresión y tuve que dejar el vaso sobre la mesa mientras tosía. El camarero me miró por encima del hombro mientras atendía a otro señor con cara de pocos amigos, pero eso fue inesperado hasta para mí. Pude ver como sus caras se volvían rojas como un tomate. Las chicas no contestaron, pero a Sayu parece que le daba igual, estaba conforme con la reacción.

Poco después, Sayu comenzó a explicar el plan. Era la primera vez que lo escuchaba así que traté de atender al plan, al menos a la base del mismo, lo demás ya lo veremos una vez estemos ahí. El plan era simple, cerca de las minas de jade había un banco, así que simplemente robaremos todo lo que podamos y ya, oro sencillo y a montones.

Mientras Sayu terminaba de explicar el plan, alcé la cabeza para ver que estaba haciendo Kumi y la vi hablar con un Mink amarillo. La cara de ese señor me sonaba pero no terminaba de caer de donde. Bajé la cabeza de nuevo, terminé mi vaso de agua y me dirigí a las chicas.

-Vamos a comprobar vuestro valor antes de la misión, ¿os parece? Como comprenderéis os acabamos de conocer y no sabemos nada de vosotras, no nos podemos fiar así porque sí de la gente, ¿verdad Sayu? Dije mirando a Sayu con una sonrisa pícara, como dejando ver mis intenciones de liarla en el bar.

Creé una bola de nieve en mi mano y la lancé a la nuca de un señor que estaba sentado en una de las mesas contiguas a la de las chicas nuevas. El hombre era alguien calvo y amenazante de casi 2 metros y bastante musculado. Tenía el pecho al descubierto y lleno de cicatrices a excepción de lo que le cubría una chaqueta de cuero negra. Una vez la bola golpeó, retiré la nieve inmediatamente y cuando aquel hombre se dio la vuelta, hice un gesto con la cabeza señalando a las novatas.

-Disfrutad de la pelea, por cierto, mi nombre es Frost Dije con una sonrisa tierna mientras las miraba a los ojos.

El tabernero sirvió el barril de cerveza al felino. Este lo cogió y comenzó a beberlo, pero paró al instante y lo lanzó contra la pared.

- ¿Esta es la mejor cerveza que tienes? Veo que en esta birria de ciudad solo servís porquería. Que conste que esto no te lo voy a pagar maldito tabernero de mierda.

Había revuelo en la taberna. Un grupo estaba intentando reclutar a gente. Intentaban concvencer a unas jovenes mercenarias, muy jovenes al parecer para que se les unieran. Una chica de las del grupo de reclutamiento, se acercó al mink, monstrando su wanted y le habló de invitarlo a lo que estaba tomando y hacerle una propuesta.

- No malgastes tu dinero en este tugurio. Adelante, hablame de esa propuesta. Cualquier cosa es mejor que estar en esta sucia isla y en este tugurio de mala muerte.

Al poco, el mink se giró sentado sobre su taburete, y vio como ponían a prueba a las muchachas. Estaría expectante de lo que ocurría y si veía que el tipo se pasaba con ellas, el mink actuaría. Si iban a ser sus aliadas, no podía permitir que las pasara nada.

- Veamos como se desenvuelven esas chicas contra ese tipo. No parece muy fuerte... -Le dijo el tigre a la chica que le habló.