Entrenando a los nuevos... [priv. Silvia, Inferno y Frostys]

Era una mañana calurosa, el sudor caía lentamente por mi pecho semidesnudo. Estaba en un pequeño campo de entrenamiento de Marineford. Había escuchado que lo utilizaban los hijos de los altos cargos para entrenar. Yo apenas hacía una semana que había llegado a la isla. El sitio me lo había recomendado uno de los sargentos del cuartel y a primera vista parecía decente. Llevabas un par de horas allí metida y el sol apretaba con fuerza. Estuve sola prácticamente toda la mañana sin que nadie se fijara en mi, ni me hablara y anhelaba las miradas de deseo de algún hombre. Cuando estaba en la base del North Blue era el centro de atención de todos allí entrenando, pero en marineford llegaba a ser demasiado aburrido y tedioso. Hice un pequeño techo de humo encima de mí, quitándome algo de ese sol abrasador. Agarre la botella que tenía al lado y di un enorme trago de agua calmando mi sed.

-Que puto calor- dije maldiciendo aquella temperatura, -ojalá estuviera alguno de mis niños del North Blue para darme un buen masaje- recalqué mirando a la nada esperando que un milagro ocurriera y viniera alguien con quien entretenerme. Me aburría demasiado, además de que llevaba un par de días sin sexo y eso hacía que me pusiera impaciente.

Llevaba un buen rato entrenando bajo semejante sol abrasador. Llevo solo una semana en la marina y los entrenamientos son cada vez mas difíciles... Pero como digo siempre, las cosas se ganan luchando por lo que quieres. Hay un buen grupo de gente alrededor, ¿Quizá debería acercarme a alguien?... No, definitivamente se reirían de mi, sobre todo esa chica tan guapa tres filas a la derecha... ¡Que guay, posee una fruta del diablo!, parece que es de humo...
Bueno, en todo caso seguro que ella no quiere hablar conmigo, estará solo con chicos fuertes y musculosos o chicas tan guapas y populares como ella... Así nunca haré amigos, y me gustaría tener a alguien para charlar. Los entrenamientos son muy duros y me gustaría desahogarme con alguien, jo...
¡Vamos, Samuel! Así no harás amigos nunca, así que espabila y échale valor. Bien, voy a hablarle a ese chico de ahí, parece majo y está cerca.
-¡B-buenas!- Le dice Inferno a un chico de al lado con pelo castaño y ojos amarillos, de aspecto joven.

Había llegado hace poco desde Nueva Ohara. Yo estaba tranquilo, manteniendo mi papel como Reigi sin preocupaciones mientras recababa información sobre posibles negocios ilegales de los que poder tomar control más adelante cuando un grupo de sargentos se acercó a mí. Todos insistieron en que alguien "con mi nivel" no podía mantenerse en Nueva Ohara haciendo papeleo sin importancia, debía de ir a Marineford e instruirme en el combate con gente de más nivel. Intenté negarme amablemente pero insistieron. Esto me ponía en un aprieto. Era lo suficientemente bueno para que no me atrapasen pero eso no quitaba que tener que viajar junto a mas perros de la marina me ponía enfermo.

Así es como me vi arrastrado aquí, a un patio de entrenamiento por la mañana, lo único que me separaba de una insolación era mi fiel gorra. El sol golpeaba como un martillo y el sudor se resbalaba lenta pero incesantemente por mis mejillas. Estaba claro que estar quieto en esa situación era lo peor que podía hacer. Estaba cerca de la puerta de entrada contemplando la situación. Para ser un patio de juegos tan famoso la verdad es que estaba vacío, exceptuando a una exhibicionista y a un chaval joven y, a juzgar por su físico, bastante inexperto aún. Pude ver a la chica usando una akuma, algo relacionado con el humo, era interesante pero mejor sería dejar mi akuma escondida, por si acaso. Me senté en el suelo y dirigí la mirada hacia el cielo mientras cerraba los ojos y sujetaba la vaina de mi espada en mi cintura. Por mi mente solo cruzaba un pensamiento "Por qué yo señor, por qué".

Mientras estaba perdido en las nubes, el chico joven de antes se acercó tímidamente. Ahora no había duda de que no llevaba demasiado por aquí, esta timidez, esa falta de marcas de combate... Si, tenía todas las papeletas para ser un novato de aúpa. Dirigí mi cara hacia él con una casual sonrisa.

-¡Buenas! ¿Que tal todo? Te noto algo tenso chico, deberías tomar aire.- Solté una carcajada juguetona, no planeaba hacer sentirse mal al chico, solo reírme un poco.

-Es broma, no te lo tomes a mal. Oye, ¿sabes por qué aquí no hay casi nadie si este es un patio de entrenamiento? ¿Y sabes por qué hay una pervertida semi desnuda allí? Siento que necesito respuesta a esas preguntas o me volveré loco.- Dije susurrando mientras me levantaba y posaba mi mano sobre su hombro. Independientemente de su respuesta, me dirigiría a la peli blanca mientras le hacía un gesto al chico para que me siguiera. Esto se estaba haciendo aburrido y ya que teníamos el patio entero para nosotros, ¿por qué no practicar un poco los tres juntos antes de que venga nadie? Esto me ayudará a ver el nivel de mis compañeros para saber si destacaré mucho o no, aunque con una usuaria de akuma duda que yo sea el que destaque por una vez.

-Oye, chica, estaba pensando que mientras que no hay nadie más aquí, podríamos entrenar un rato.- Me aseguré de que el chico me siguiera. -Por cierto, mi nombre es Reigi, un placer.- Dije sonriente estrechándole una mano a cada uno

Justo hacía un momento que me había encendido mi puro, di una enorme y satisfactoria calada. Cuando aquellos dos jóvenes chicos me empezaron a hablar ofreciéndome algo de acción. Uno era castaño y el otro morenito, parecían bastante jóvenes a mi entender. El del pelo castaño habría jurado que tenía unos veinte años, mientras que el morenito de piel no llegaba a la mayoría de edad. Parecía que nos habían metido a los tres allí a propósito para entrenar. Aun así ante la propuesta de ese chico no pude negarme quería ver que tan lejos había llegado en pulir mis habilidades con la akuma. Deshice la pequeña sombra que había echo y miré a aquellos muchachos.

-Claro que si guapetones- le contesté, -me llamo Silvia mucho gusto en conoceros. Si queréis podemos tener una pequeña pelea de entrenamiento.- dije con un poco de entusiasmo, me aburría de entrenar sola y que mejor que aquellos jóvenes para probarme. -Mostrarme que sabéis hacer.-

Di un pequeño trago a la botella de agua que aún tenía en las manos. Luego alargue mi mano con humo y puse la botella en lugar alejado con sombra a unos quince metros. Estaba expectante al desconocer la habilidad de que aquellos chicos. Quizás sean muy jóvenes para darme placer en la cama, pero un pequeño entrenamiento siempre me motivaba.

Al parecer, este hombre es muy majo, igual es mi oportunidad de hacer nuevos amigos y entablar una amistad fuerte. Quiere que le siga así que lo voy a hacer, ¿Porque no lo iba a hacer? Es mi nuevo amigo y yos amigos quieren pasar rato juntos...
Oh dios, voy a acercarme a esa chica, no se si estoy listo. Estoy sudado, y nervioso... ¡Tierra, trágame!. Seguro que le parezco un chaval débil y sin atractivo y pasa de hablar conmigo...
Bueno, de momento va bien, ¡Sus poderes molan mucho!. Jo, como molan las frutas del diablo, he leido taanto sobre ellas que luego incluso repasaré mi libro en mi habitación para ver que fruta del diablo es. Todo va tan bien que... ¡¿Espera, QUE?! ¡¿Una batalla?! No no no no no... Ella es una usuaria de una fruta del diablo, y este hombre esta diez veces mas musculado que yo, y seguro que es mas agil, y fuerte, y rápido... ¡¡¡ESTOY PERDIDO!!!
Ah, ya se... Tengo una idea... - E- empezad vosotros, ch-chicos, y-yo voy a ver que tal lo haceis y si eso m-me uno- Dije de forma ridiculamente guay... Lo se, soy un hacha convenciendo, ya verás como cuela y así no tengo que pelear ni siquiera. Al fin y al cabo, aún no me han entrenado mucho para el combate y estos dos me podrían destruir en seguntos... ¡Que miedo solo de pensarlo!

Para ser una exhibicionista la verdad es que era maja, al menos sabía hablar con propiedad desde luego. Aceptó sin poner muchos impedimentos. Me gusta la gente que no se lo piensa dos veces. Me giré para ver como iba mi compañero y este parecía que se iba a derrumbar. Le temblaban las piernas tanto que si apoyas tu espalda igual te servían de sillón de masajes. No tardó mucho en escabullirse diciendo que él miraría, era normal para un principiante, pero me sorprende que no tuviese demasiada inciativa. Suspiré y le miré con una sonrisa reconfortante.

-No te obligaré a pelear si no quieres, pero esto va a ser un pequeño entrenamiento. Nadie saldrá herido, o al menos no demasiado. Si te lo piensas mejor, sientete libre de saltar a la batalla cuando quieras. Por cierto, eres el único que aún no se ha presentado.- Comenté con firmeza.-Ya que te vas a ir, sujétame esto porfa- Dije mientras le lanzaba mi espada. A cambio, agarré una espada de entrenamiento. Esperaba que así todo el mundo se lo tomase más calmado.

No tardé mucho en dirigir una mirada y una sonrisa desafiante a la chica.-De acuerdo, dejemos las reglas de entrenamiento claras. Puedes usar tu akuma siempre y cuando no te vuelvas invulnerable, si no, sería muy injusto. Además, está prohibido herir de gravedad al rival. Pierde el primero que se rinda. ¿Te parecen bien las normas? ¿Algo que quieras cambiar My lady? - Dije mientras apretaba la empuñadura del arma con fuerza y mantenía el contacto visual.

-Cuando estés lista, puedes dar el pistoletazo de salida. Dije mientras me fijaba en cada una de sus acciones

Aquello se ponía interesante, no sabía quien era es chico, ni lo que podía llegar a hacer. La euforia y la adrenalina empezaron a invadir mi cuerpo. Asentí con la cabeza aceptando las reglas que había impuesto Reigi, era así como se llamaba ¿no?, bueno eso da igual. Di unos pequeños saltos empezando a calentar mis piernas. Me sentía realmente con fuerza y me apetecía un pequeño entrenamiento de uno contra uno. Crují un poco mi cuello preparándome para dar guerra. Estaba claro que aún me faltaba mucho para ser fuerte pero quería ver que tan fuerte era aquel chaval.

Alcé mis puños adoptando una posición defensiva, -no me gustan las espadas, si no te importa yo luchare con mi cuerpo- le dije al chaval. -Ataca cuando quieras- solté por mi boca, con un tono vacilón. Estaba dispuesta a recibir los ataques de él, y esperar mi oportunidad para atacar. Mi haki aún era bastante débil y solo podía utilizarlo en momentos críticos, además que aquella pelea solo era un entrenamiento. El morenito se dedicó a observar desde un lado, se le veía nervioso y eso me hacia sentir un poco de pena por el. Me concentre solo en el chaval delante de mí y empecé a concentrarme esperando su primer ataque.

¿De verdad? ¿Te vas a quedar quedar mirando como los fuertes luchan mientras te quedas ahí parado como un recluta? A ver, si, soy un recluta, pero tengo un sueño que va mas allá de los entrenamientos y el miedo, y si me quedo aquí no conseguiré mejorar ni lograrlo. Es una señal, el destino quiere que demuestre lo que valgo. Además, dicen que van a ir flojo, y mi amigo Reigis va a luchar con una espada de entrenamiento. ¡Espabila! Demuéstrales de lo que eres capaz, que no eres solo un recluta...
-H-hey, m-me quiero unir, s-si no os importa claro...- Dije de forma molona otra vez. Los tengo en el punto de mira, solo queda demostrarles que valgo mucho, -¡VAMOS ALLÁ!- Mierda, ¿He dicho eso en voz alta?, joder... estoy acabado...
A ver, voy a ponerme en medio de los dos, sin destacar mucho pero dejando mi presencia. Pongo los brazos bien... Me coloco bien.. Y a esperar un movimiento de ellos... Sinceramente yo si que voy a ir al 100% porque sino me irá mal... Lo noto...

La tensión se palpaba en el ambiente, la mujer pareció aceptar las condiciones con una sonrisa desafiante, me gustaba la actitud de aquella persona. Pude ver como empezaba a calentar pegando pequeños botecitos y como subía la guardia. Llevé la espada a la altura del cinturón y cuando estaba preparado para lanzar el ataque, me vi interrumpido por mi amigo de antes, el cual parecía que quería mantener su nombre en el anonimato.

-Claro que puedes unirte, me alegra que hayas cambiado de opinión.- Dije mirando al chico con una sonrisa tranquilizadora. Parece que se propuso dar guerra porque soltó un sonoro grito de batalla nada mas entrar en el combate, a lo que yo contesté soltando una sonora carcajada. -Me alegra ver que estás dispuesto a pelear, ahora concéntrate y recuerda, nada de romper huesos ni nada de eso. El chaval se colocó en posición, parecía que me enfrentaría a dos luchadores. Esto podría salir muy bien o muy mal, depende de la habilidad de los mismos.

Saqué una moneda de mi bolsillo.-Cuando esta moneda toque el suelo, empezamos.- Y acto seguido lancé la moneda al aire. Pude sentir como todos estábamos bajo una presión inhumana mientras volvía a llevar mi espada a mi cinturón. Una vez la moneda tocó el suelo usé mi técnica "Ahora me ves" para aparecer justo detrás de Silvia, tratando de asestar un golpe en su espalda. En caso de que el golpe conectara, me colocaría en guardia de nuevo y utilizaría mi técnica "Protección espiritual" mientras trataba de mantener a mis dos oponentes a la vista.

En caso de fallar mi ataque, haría lo mismo, pero antes daría un gran salto hacia atrás para ganar algo de distancia. Pasase lo que pasase, una vez canalizase mi protección espiritual y un aura grisácea me rodeara, exclamaría.

-Bueno, ya he roto el hielo, a ver qué sabéis hacer.- Dije con una mirada desafiante mientras los miraba.

Técnicas usadas:

Sorprendida me vi al escuchar el grito del morenito, -parece que este pequeñín se va a unir a la pelea- dije echando una mirada al joven. Reigi lanzó una moneda al aire, y el encuentro empezaría cuando cayera al suelo. Una vez que esta toco el suelo, vi desaparecer al chaval castaño. Intentando evitar un ataque sorpresa expandí mi humo alrededor mía y moví un par de metros mi posición con mi velocidad. Con un poco de suerte vi una silueta de alguien detrás de mi. Debía de ser Reigi, hice un sprint en su dirección levantando mi rodilla y lanzando mi "Patada que te vuelve guapo" de forma lateral hacia su silueta. No conseguí saber si mi patada le había echo daño o no. Solo sentí que había golpeado algo, pero no sabia el qué.

No me fiaba mucho de lo que pudiera hacer el moreno, así que di un salto hacia atrás esperando ver que pasaba y localizar a los que me enfrentaba -Buen intento jovencito, pero necesitaras mucho mas para pillarme con esos métodos- dije soltando una pequeña risotada, di otra enorme calada al puro esperando a ver que hacían aquellos dos jovenes. El humo llenaba mis pulmones y la adrenalina circulaba por mis venas a mas no poder. Aquel chico era rápido pero yo también lo era, no me iba a dejar amedrentar por ellos.

Tecnicas Usadas:

Vamos Inferno, la chica dijo que se dejaría dar, que no usaría sus poderes para esquivar mis golpes, y mi amigo no tendrá ningún poder que yo sepa, aunque no tengo ni idea de lo que es capaz de hacer. Mierda, mis guantes, los llevo en algún sitio, ¿Donde están? Aquí están, perfecto, es hora de actuar, de demostrarles de lo que soy capaz. Puede que no tenga técnicas tan guays como ellos, pero tengo que usar la cabeza o me irá mal, mi capacidad de observación es mi única arma en esta pelea.
Reigis ha comenzado a... ¡JODER, que guay! ¿Se teletransporta? No, es mas como un truco de batalla que un poder. ¿Vale moverse haciendo humo alrededor? ¡Mierda! Esta batalla esta realmente complicada... ¡Está atacándole! Esta es mi oportunidad de asestarle unos golpes...
Me acerqué hacia ella lo mas rápido posible y le fui a dar unos puñetazos y, como todos tenían técnicas y yo me sentía vacío, grité-¡P...puñetazos normales repetidoos!- mientras empezé a lanzar seis puñetazos hacia la despampanante chica cuyo nombre desconocía. Como había un poco de humo alrededor de ella y no veía muy bien, no se a que le dí, aunque noté algo. Independientemente de eso, volví hacia atrás como una exhalación para poder tener a los dos controlados, no vaya a ser que Reigis se vuelva a teletransportar otra vez...

Una vez aparecí detrás de Silvia, el golpe se perdió en la humareda que se había levantado. Gracias al haberme movido hacia atrás, pude esquivar con casi total libertad la patada, aunque esta golpeó en la espada de madera que portaba, por suerte para mi, la mantenía bien sujeta, aunque me hizo perder la guardia un segundo.

Retomé la compostura cuando el chaval moreno se lanzó al ataque, tratando de golpear a Silvia. Una vez este se acercó para golpearla, transportaría el poder mi aura a mi espada y golpearía el suelo con ella usando mi técnica "Proyección espiritual", tratando así de despejar el campo de batalla y dejar a mis rivales a la intemperie, a la vez que buscaba sacudirles.

Una vez la onda expansiva terminara de limpiar de humo el lugar, sería la hora de darle algo de juego a mi nuevo amigo. Golpearía el suelo con mi mano desarmada usando mi "Pilar de la tierra", tratando de hacer aparecer un pilar bajo los pies del joven para golpearlo y desestabilizarlo.

Mientras hacía todos estos movimientos, me dediqué a esparcir a mi alrededor una nieve extremadamente fina, la cual era prácticamente invisible al ojo humano. Esto me permitiría conocer la posición de Silvia sin arriesgarme a exponer mi poder de akuma. Una vez el pilar conectara, agitaría mi espada hacia Silvia con todas mis fuerzas, creando un par de hondas cortantes en su dirección gracias a mi fuerza, las cuales pude sentir que golpearon algo gracias a la pequeña onda expansiva que formaron al golpear.
-Admito que no se os da mal, pero os hará falta algo mas para derrotarme.- Dije con una sonrisa de diversión, me lo estaba pasando bien desde luego.

Técnicas:

El morenito se acercó a mi lanzando lo que llamo ¿Puñetazos normales repetidos? No sabia si se estaba riendo de mi, eso me desconcentró un momento. Lo justo para que uno de sus golpes me diera en el costado. Me retorcí un poco por el dolor, pero no era nada que no pudiera soportar. -Necesitaras algo mejor moreno- dije vacilando un poco al chavalito, a decir verdad no lo estaba haciendo mal. Lo cual me alegraba así tenía un poco de diversión.

Me recompuse, cuando un pilar enorme salió donde estaba el moreno. ¿Y eso? pensé por un momento, tenia que ser el otro chico, no me la estaba poniendo nada fácil he de decir. La nube de humo se empezó a disipar, me quedé un momento atolondrada. A la vez que empecé a sentir un poco de ¿frío?. No podía ser, estábamos en pleno verano. Era prácticamente imposible que hiciera frío. No entendía muy bien la situación. Alguien estaba haciendo algo y no sabia quien. Fue entonces cuando vi algo que se aproximaba a mí muy rápido. *Esto no puede ser bueno* pensé al instante. Apenas me dio tiempo de cubrirme con los brazos y activar mi haki de armadura.

Mi haki había parado la mayor parte del golpe, pero había recibido bastante daño. *Menos mal que lo activé a tiempo, sino me hubiera echo caer ese golpe* pensé. Tenia que contraatacar, expulse humo de mis piernas levantándome en el aire un par de metros. Cuando tuve algo de altura hice lo mismo pero con los brazos lanzando una patada impulsada por mi humo hacia Reigi.

Después de asestar esos puñetazos la cara de dolor de la chica lo dijo todo... ¡Había asestado aquellos puñetazos! No me lo podía creer, saqué hasta una sonrisilla de satisfacción, aunque no se porque cuando dije el nombre de mi nueva técnica la chica puso cara desconcertada, ¿No le gustará el nombre? Eso es imposible, mola un montón, por lo menos a mi. Bueno, me eché atrás para tenerlos controlados a los dos, cuando Reigis le pegó al suelo con todas sus fuerzas, ¿Para que haría eso? Me daba hasta miedo pensarlo, y ese pensamiento me bloqueó a la hora de esquivar el pilar que al parecer él envió desde ahí para darme un buen golpe...
Salí volando hacia atrás de inmediato al notar semejante golpe en la tripa.Caí de una manera muy brusca y mi espalda se resintió muchísimo, en ese instante sentí que no tenia oportunidad. Pero quería seguir luchando, no me iba a rendir tan fácilmente por muy fuertes que fueran, asi que me levanté de inmediato escupiendo sangre y fui corriendo hacia mi compañero Reigis para enseñarle a él mi nueva técnica, aunque noté algo muy raro... Frio. Hacía mucho sol, muchísimo de hecho, y lo noté muy extraño, aunque lo justifiqué con que era el efecto del golpe, que me habría provocado ese frío tan raro. Me junté a él y dije- Puñetazos normales repetidos-, lo se, el nombre es una pasada...
Pase lo que pase, me alejaré otra vez, porque no me gusta nada ese frío que he sentido cuando me he acercado...

Mi táctica iba bien, pero creo que ya les había enseñado demasiados trucos, era hora de bajar un pelín el nivel. Pude ver como mis dos ataques habían golpeado satisfactoriamente en sus objetivos. Aunque esto no se si era una buena noticia o una mala, porque aunque ambos fuesen más débiles que yo, son dos contra uno y ni siquiera estoy manejando mi arma principal.

El pilar mandó a volar al chico unos metros, provocando que cayera de espaldas. Este pareció herido, pero como volvió a levantarse no le dí mucha importancia y volví a centrarme en mi mayor problema por el momento, aquella chica. Se elevó en los aires y se propulsó con la intención de propinarme una patada. Sabía que no me daría tiempo a esquivar completamente, así que agarré mi espada con ambas manos ( una en la empuñadura y otra en la hoja) y traté de resistir el golpe. Pude detenerlo mas o menos, pero de la energía de la patada provocó que cayera de culo y me hiciese daño en la espalda. Rápidamente me levanté dando una voltereta sobre mi espalda en el suelo y me coloqué en guardia media.

Gracias a las partículas de nieve esparcidas en el aire, pude sentir la presencia del chico acercándose a mi, por lo que mi foco de atención cambió a él de una manera drástica. Vino con lo que llamaba "puñetazos normales repetidos", bueno, no soy quien para hablar de técnicas ya que una de mi repertorio se llamaba "Rebota Rebota". El caso, cuando aquel chico comenzó a lanzarme una serie de puñetazos. Traté de bloquearlos con mi espada pero un par de ellos se me escaparon, golpeando mi cuerpo. Aguanté los golpes y cuando vi que fue a lanzar su último ataque, usando mi gran coordinación bloqueé su puñetazo mientras, prácticamente a la vez, golpeé su estomago con un rodillazo.

En caso de que igualmente lograse retirarse, simplemente volvería a mantener a mantener una guardia de "puerta de hierro" mientras miraba a ambos, esperando a que alguno de los dos hiciese algún movimiento brusco y detectarlo con mi nieve para poder contraatacar.
En caso de que alguien se lanzara directamente a por mi, utilizaría mi habilidad "camino empedrado" para asegurarme de que no le fuese fácil llegar a mi.

Tecnicas que podría (o no) usar:

Mi patada había golpeado en la espada de Reigi, no podía ser había vuelto a parar mi ataque, aunque había conseguido tirarlo al suelo. Me crispaba no poder hacerle nada a ese hombre. Tenía que cambiar de táctica, atacar solo a el no era buena idea, ademas que el moreno ya me había golpeado. Era hora de que recibiera una de mis ataques. Vi como el moreno se lanzaba a atacar al otro, lazando otra vez ese ataque, con nombre normal. Con los cuales consiguió acertar un par de golpes, ajusté mi tempo para lanzarle un par de patadas en el costado, de forma furtiva. No puse toda mi fuerza en ellas, no quería hacerle daño o llegar a romperle un hueso. Fastidiarte o fastidiar a un compañero en mitad de una pelea de entrenamiento no estaba muy bien visto por los superiores, así que me contuve.

Independientemente de si mis patadas conectaban o no, volví a alzarme en aire y de nuevo me impulse hacía Reigi, intentando esta vez hacerle una presa con mis piernas con mi técnica básica "Koala asficiador". Era difícil acertar, pero tenia que intentarlo, no me quedaba de otra. No tenia mas técnicas que utilizar y tampoco quería repetirme mucho.

Técnica utilizada:

Al pegarle a Reigis, pensé que todo saldría bien. Al empezar a intentar pegarle me paró los tres primeros puñetazos con la espada de entrenamiento que llevaba, pero bajó la guardia y noté eso al momento, así que fui a por los costados, asestándole dos puñetazos uno por cada lado. Me sentí capaz de hacerles frente, la felicidad corría por mi cuerpo a la vez que la adrenalina. Me dispuse a darle un último puñetazo hacia su cara, pensé que eso sería una buena idea, que acabaría la cadena de golpes de forma alucinante y se impresionarían los dos ante mi capacidad de lucha, pero... Borroso, lo próximo que vi era todo borroso y mi puño parado por Reigis, mientras que él había contraatacado con un rodillazo en mi estómago. No aguanté el dolor, grité como si me hubieran apuñalado con un cuchillo mientras escupía sangre que salía en mi boca. Logré alejarme sin ver casi nada, yendo en dirección contraria de la forma mas rápida posible, pero cuando me quise dar cuenta...
¡PAM! No vi nada, solo humo en mi costado y nada más, pero noté como si otro pilar de Reigis me hubiera dado en el costado. A partir de ahí veía el suelo, mis manos me temblaban, me sangraba la boca y el costado y la vista no me iba del todo bien...
-¿Te vas a rendir?- Escuché la voz de mi hermano decirme eso una y otra vez... Todo el tiempo... Mi cuerpo ardía y mis brazos me pedían dar mas puñetazos, hasta que recobré la vista y grité- ¡NOO, no me voy a rendir ante vosotros, necesitareis algo más si queréis derrotarme!- Dije mientras apuntaba hacia mis dos compañeros a los que miré con furia y miedo a la vez...
Ya había sentido esto antes, ese sentimiento de furia, de maldecir la razón porque tu oponente es mas poderoso que tú... Así que me harté de estar quieto y con las piernas temblando, y corrí con todas mis fuerzas a por Silvia. Sentía que no iba en linea recta, que mis piernas me pedían bajar el ritmo, pero fui como una exhalación hacia ella y le fui a asestar un puñetazo con todas mis fuerzas, un puñetazo que note mucho mas fuerte que el resto que había dado hasta ahora.
Después de pegar a algo, ya que no se a lo que dí, me quedé quieto intentando no caerme al suelo debido a mis piernas titubeantes, sin muchas mas fuerzas para continuar.

Mi contraataque fue seguido por una patada repentina de Silvia hacia el chaval, el cual volvió a salir volando y prácticamente fuera de juego. Me dio algo de pena ver como lo intentaba tanto y obtenía tan poco, pero era un recluta, así que era normal. Aún tiene mucho que hacer y mucho que aprender, pero tenía un gran potencial.

Antes de que pudiese asegurarme de que el chaval estaba bien, volví a notar el movimiento de Silvia gracias a las partículas de nieve esparcidas por el campo de batalla. Volvía a alzarse en el aire una vez, tratando de propinarme un gran golpe de nuevo. -No por tener la altura vas a ganar siempre, Silvia. Dije con una sonrisa desafiante cuando, de repente, aquel insistente chico volvió a cruzarse en mi campo de visión, pero esta vez era diferente. Se acercaba haciendo movimientos erráticos, como si avanzase en contra de la voluntad de su propio cuerpo. Pude ver que mientras se acercaba, unas llamas emergían de su brazo, esto ya sí parecía una técnica de verdad.

Entonces, tuve una idea para darle coraje al chaval, intentar que él mismo noquease a Silvia, para esto, tuve que usar mi técnica "Camino empedrado" en dirección a Silvia, para que cuando fuese a aterrizar sobre mi, las afiladas piedras de medio metro provocaran bastantes cortes en sus piernas lo que, supongo, me ayudaría a que la fuerza de su patada no fuese tan radical. Así que fingí una esquiva fallida y logró aterrizar con su entrepierna sobre mi, tumbándome al suelo, Por mala (o buena, según se mire)suerte para mi, esta vez no se trató de una patada, si no de una presa. Utilicé mi técnica "Showtime" haciendo explotar la bola de energía inmediatamente mientras me cubría la cara totalmente para detener la ceguera lo maximo posible. Tras estallar y, con algo de suerte, cegar y sorprender a Silvia, utilizaría el momento para liberarme de esa presa haciendo palanca con mi espada y trataría de sujetarla por la espalda colocándome donde, creía, que estaba la trayectoria de aquel chaval. Mi visión era borrosa y mis sentidos estaban un poco atontados, pero si todo esto daba sus frutos, podría ser una gran jugada.

En caso de tener efecto, simplemente me alejaría del lugar tratando de recobrar mis sentidos y fiándome totalmente de lo que pudiese notar gracias a la nieve, ya que a pesar de no haberme quedado ciego del todo, aún veía borroso.

Tecnicas usadas:

Iba volando hacia Reigi, cuando vi como dirigía hacia mí una camino de piedras afiladas. *Mierda* pensé ya no podía cambiar la trayectoria de mi ataque, ni esquivar el suyo. Tenía que seguir con la técnica, aunque ello me conllevara recibir daño, conseguí hacer la presa con mis piernas alrededor de la cabeza del muchacho. Lo que hizo hacerle caer y yo con él. No solté mi llave, lo que me hizo caer sobre aquellas piedras afiladas. -¡Dios!- dije soltando un grito de dolor. Las piernas se me empezaron a entumecer por aquellas heridas, pero tenia que aguantar, era una buena oportunidad para ganar. Fue entonces cuando una luz intensa me dejó prácticamente cegada. No podía ver nada, lo que me hizo perder mi concentración por un momento y aflojara mi llave.

Reigi aprovecho ese momento para zafarse de mi haciendo palanca con su espada de madera, alejándose de mí. No podía ver nada y tenía las piernas un poco temblorosas por los pequeños cortes, pero darme por vencida no era una opción. Intente levantarme como pude, cuando sentí un puñetazo mí estomago. No fue muy fuerte, pero me hizo dar una pequeña arcada. Estaba empezando a recuperar la visión y vi que era el chaval moreno. Le lancé un puñetazo como pude y salte fuera de aquellas piedras afiladas como pude. Escupí un poco de sangre -Buena chico me has sorprendido- dije alagando a aquel chaval moreno.

Me dolían las piernas y el costado por los golpes recibidos, mi orgullo me decía que siguiera, que tenia que ganar esa pelea. Pero mi sentido común me gritaba que parara, para un entrenamiento era mas que suficiente. Me tragué mi orgullo y le hice caso a mi sentido común. Le hice un gesto a Reigi para llamar su atención y le dije, -creo que para un entrenamiento esta bien ¿No te parece Reigi? Ademas nuestro amigo no tiene muy buena pinta.- y justo después solté una pequeña risotada.

No veía bien cuando mi puño impactó contra algo, aunque supuse que era Silvia por la arcada que soltó después de mi impacto. Mi brazo estaba caliente, y noté mas poder emergiendo de él que de costumbre. Iba a retirarme por miedo a recibir un golpe pero ya era demasiado tarde... Recibí un golpe en la cara que no supe ni que era, ni como me dio, no sabía ni si iba con potencia o no. Solo supe que me vino desde la izquierda porque no se como, noté algo viniendo hacia mi de forma rápida y decidida, pero mi cuerpo no respondió ante ese ataque, y no hubo forma de esquivarlo...
Lo siguiente que vi... ERA COMPLETAMENTE NEGRO... Mientras escuchaba una voz que me decía- B... chic..., m... ha... sorpr...-.
(En conclusión, veis que Inferno cae al suelo después del golpe de forma brusca y sin responder lo mas mínimo).

Una vez recuperé la visión completamente, pude contemplar el panorama de esta situación. Mis dos compañeros parecían bastante lastimados, en especial aquel joven el cual no tardó mucho en derrumbarse de espaldas y perder el conocimiento, la verdad es que para un entrenamiento esto no estuvo nada mal.

-Estoy de acuerdo Silvia, aunque el chico tendría que tener un poco más de cuidado, mira como lo has dejado. Dije acompañando su risa con más risa. Mientras nos reíamos, me senté en el suelo mientras hacía volver a mi cuerpo los pequeños trozos de nieve de una forma furtiva.

-No os manejáis nada mal, en especial tú Silvia, se nota que tienes práctica en esto. Poco después de terminar mi frase, apareció un hombre con el uniforme de la marina. Era un hombre grande, con bigote y la piel morena. Llevaba una taza de café con una mano y sujetaba un portafolio con la otra. Su cara de desesperación lo decía todo.

-No..lo puedo... CREER- Gritó -Tardo 10 MINUTOS más en llegar de lo previsto y os destrozáis entre vosotros y el patio de entrenamiento entero, ¿veis esto normal? ¿¡LO VEIS!?- Terminó con un grito. Por sus insignias pude ver que se trataba de un general o algo por el estilo, así que lo mejor sería mantener la calma y dar explicaciones.

-Disculpe señor, estábamos aburridos y decidimos tener una pequeña pelea de calentamiento, no era nuestra intención causar todo este destrozo. - El hombre se llevó el dorso de la mano con la que sujetaba el portafolio a la frente y suspiró.

-Dad gracias a que sois aprendices recomendados por vuestros cuarteles, si no, ya estaríais FUERA. Ahora llevad a ese chaval a la enfermería, una vez se recupere nos presentaremos como es debido.-

-Señor, si, señor-Dije mientras cargaba al chico en brazos. El hombre nos indicó donde se situaba la enfermería y puse rumbo con el chaval inconsciente encima. En el camino fui memorizando el recorrido, ya que probablemente tendría que volver tarde o temprano. Para matar tiempo hasta que llegásemos decidí hablar con Silvia.

-Bueno Silvia, ¿de que cuartel vienes? ¿También has venido obligada o has decidido venir aquí por tu cuenta? Dije sonriente mientras seguía mirando a mi alrededor.

Vi caer al moreno al suelo inconsciente, la verdad estaba bastante mal. Al pobre no le habíamos dado bastante caña. Yo llevaba ya un tiempo en la marina pero él apenas debería de llevar unos días, es lo que intuí. Ante las palabras de Reigi dije, -No seas cabrón, aunque yo haya dado el ultimo golpe, lo hemos destrozado al pobre entre los dos- sonreía mientras me acercaba a ver el estado del moreno. Le tome el pulso y parecía todo estar correcto. Debía de haberse desmayado del golpe y cansancio. El sol apretaba fuerte en ese momento.

Fue cuando llego aquel general gritándonos que me di cuenta del destrozo que habíamos hecho en el campo de entrenamiento. Me quede sorprendida, no pensaba que había mejorado tanto, lo que me hacia sentirme fuerte. Me levante y me puse firme ante la orden de aquel hombre y casi al unisono que Reigi solté un -Señor, si señor-. Yo había recibido daño, pero nada grave, el que estaba peor era el moreno que al final no nos dijo su nombre. Reigi lo recogió del suelo y tomamos rumbo a la enfermería.

Me pregunto de donde venia y que hacia allí a lo que conteste -Vengo de la base del North Blue y estoy aquí por obligación. Por lo visto les interesa mi akuma no mi y me tienen entrenando día y noche aquí-. Solté una pequeña sonrisa y continuamos nuestro camino a la enfermería charlando y contándonos un poco el uno del otro. Era buen chaval y me cayó bien, esperaba poder volver a encontrarme con el en un futuro.