[Tercera Ronda] Zuko Kasai vs. Osuka Sumisu

¡Comienza el de menor nivel!

Al final el combate con aquel espadachín con aspecto de pijo sombrío de la vida había acabado en empate. Tenía suerte que el tiempo se acabase, o lo hubiera aplastado como un bicho. Aquello de follarle la mente de aquella manera le había dado dolor de cabeza dos días seguidos y no molaba, ni un pelo.
Sintió un chirrido y como se hundía un centímetro. Miro al suelo, para ver como el suelo estaba formado por tablones de madera. Algunos algo sueltos al parecer, que seguramente era consecuente de los dos combates que se habían librado ahí.  Teniendo en cuenta la de gente cafre que había inscrita en aquel torneo, la arena estaba en buenas condiciones. Un buen mantenimiento cuanto menos.

El sonido de algo rompiéndose se sobresaltó, para ver a su contrincante con un cacho de tablón roto en la mano. ¿Qué demonios estaba haciendo? El muy acaparador le estaba quitando el placer de romper el escenario y ni siquiera se había molestado en empezar el combate.

“Genial, es el intensito” Pensó al reconocer al Vicealmirante Zuko, el cual le puso ese mote porque, al menos en la aguja, daba esa sensación. Además, era el quien tenía ya parte del escenario roto en la mano, no lo decía por decir.

- Claro, sin rencores - se cruzó de brazos-. Aunque eso de llevarte todo el mérito de lo de Krauser fue un duro golpe. Sé que seguro que fue una argucia de los de arriba, pero…

Bajo la cabeza por unos instantes. Cuando la volvió a subir, tenía una mirada penetrante y una sonrisa pícara, casi diabólica, pues su movimiento ya estaba hecho. Alrededor del vicealmirante estallaron cuatro puntos entre las tablas y con unas rachas de viento poderoso se formaron altos torbellinos de polvo, piedra y astillas. Empezaron a girar al alrededor de Zuko y a cargar contra él desde diferentes direcciones, como una jauría de perros, para luego volver a aquel circulo y repetir el movimiento.

- … esto hará que me sienta mejor.

Los torbellinos arreciaron fuertemente cuando se acercaron a su contrincante. Su velocidad era abrumadora y de ser del tamaño típico de los desastres naturales, podían lanzar vehículos con la potencia de un misil. Al ser de un tamaño más modesto (Para ser un tornado), los fragmentos de escombros arremetían contra el vicealmirante, que ni siquiera parecía notarlo. A él no le engañaba, quizá no sintiera el dolor, pero todo cuerpo acaba colapsando y los de nervios fuerte no se darían cuenta de cuando su cuerpo puede continuar hasta que fuese demasiado tarde.

Su figura se perdió en el polvo dejando un leve rastro. Había visto agentes del Chiper Pol hacer cosas parecidas, pero seguía siendo demasiado rápido. Apenas le dio tiempo a pestañear cuando se le apareció delante de sus narices. Con un veloz golpe le palmeo el rostro con fuerza, haciendo que saliva y un poco sangre saliese volando, manchando el suelo. Trastabillo, pero logro apoyar una de sus manos para no caer de bruces. Aprovecho la inercia para dar una patada giratoria para erguirse de nuevo, donde se podía vislumbrar como sus ojos se habían vuelto rojos y dejaban una estela al moverse.

Una vez frente a frente, pudo esquivar los golpes con soltura. Por una vez la gente se dedicaba a dar puñetazos en vez de tanta gilipollez, y eso le agradaba. Aprovecho una obertura, para echarse a un lado y arremeter un codazo en la espalda, buscando aturdirlo unas décimas de segundo. Aun en la misma postura, giro casi trescientos sesenta grados e cuasi imito el movimiento que el vicealmirante la había hecho antes. Lo único era que no iba a la cara, es más, iba  a todo el cuerpo. Pues no iba a usar la mano, sino un brazo de piedra enorme que fue creciendo mientras el revolucionario efectuaba el giro y hacia saltar los tablones, para finalmente darle una buena "palmadita" de frente.

Dejando unos pasos de distancia, empezó a andar alrededor de Zuko, con los puños en alto. Su sonrisa cuasi siniestra desapareció, y la había sustituido una de satisfacción. Lo estaba disfrutando.

- Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien.

Cosis:

El brazo gigante de piedra reventó al impactar contra la cabeza de su adversario, la cual había usado de ariete. De ser alguien normal, le hubiese dejado una buena brecha en la cabeza, pero aquel vicealmirante era de todo menos normal. Además del evidente haki, de su cabeza emergían dos grandes astas más propias de un mamífero que de una criatura reptiliana, tal y como parecía estar adoptando. De su espalda emergían dos grandes alas, sin plumas, más parecidas a la de los murciélagos. Aquello podía suponer un problema, Osu sabía desplazarse por el aire sin necesidad de tocar el suelo, pero la velocidad y agilidad de los alados era un dolor de culo.

- Genial, el intensito es un dragón –musito-. Debería haberlo supuesto.

Su contrincante se desplazó a gran velocidad a medida de que en el campo de batalla empezaba a oler a quemado. Recubrió sus brazos en haki y logro bloquear el primer golpe con la palma de la mano, supo al instante que su potencia había aumentado y que parecía que estuviera luchando contra el mismísimo infierno. Tenía asumido de que saldría con quemaduras de primer grado, empezando por las manos. Le escocían como si las hubiese metido en aceite hirviendo. Su forcejeo le impidió evitar el segundo golpe, que fue directo al estómago, que hizo que Osu se arqueara hacia adelante, apunto de echar la bilis. Siguió los movimientos de adversario mientras él intentaba recuperarse, ya que se dispuso a darle una patada digna de un maestro marcial. Coloco sus antebrazos a los costados de su cabeza y recibió el impacto de lleno, haciendo que el revolucionario saliese volando unos metros a su vez que empezó a rodar. Por un momento pareció perder la conciencia, pero la adrenalina se encargó de despertarle de nuevo. Clavo sus manos, como si fueran garras contra los tablones de madera, que estallaban en pedazos mientras el revolucionario intentaba frenar.

Finalmente, pudo detenerse y antes de nada, extinguió el fuego que se había originado en uno de sus brazos, que le se quedó con los pelos calcinados y con la piel enrojecida. El poder de un dragón era temible, y eso que claramente este aun le faltaba camino para llegar al Zafiro, pero no mucho.

Sacudió su cabeza para espabilarse, miró fijamente a su contrincante y corrió hacia él. La piedra se filtró por las maderas y comenzaron a adherirse al revolucionario a medida que avanzaba. A cada paso, sonaba una pisada más contundente y su forma aumentaba de tamaño. Quizá el vicealmirante fuese un dragón, pero el revolucionario era un colosal constructo de piedra. Llevo atrás el brazo derecho para pillar inercia y de un brinco sobrenatural para algo tan grande, asesto un puñetazo colosal que provocaba el molesto sonido del aire abriéndole paso.

El impacto se hizo notar en la estancia. El suelo temblaba, el público enmudecía en una parte, otra llegaba asustarse y los más extravagantes vitoreaban como si expectar aquello fuese participar en un deporte extremo. El dragón fue empujado, mientras sus pies se  abrían paso en el suelo de madera como el agua al chocar con una piedra de un arroyo. Podía notar como el vicealmirante empezaba a ceder, y sin embargo estaba luchando cada milímetro con uñas y dientes. Lo de intensito lo tenía tanto por lo bueno como por lo malo.
Su contrincante pudo tener un segundo aliento, subiendo un nivel más, igualando las cosas entre él y el revolucionario. Casi le hubiese decepcionado si no hubiese la maquina más y que ya estuviera en su límite. Con un esfuerzo sobrehumano logro empujarlo lo suficiente para detener la presión para acto seguido dar un puñetazo con su brazo sano a la cara del gigante, que como una máscara, se desprendió debido al impacto y se estrelló contra el suelo erguido como un monumento a un dios perdido que te podrías encontrar en mitad de la jungla virgen.

La cabeza sin rostro le miró fijamente, cuasi impasible, y de su torso empezo a formarse una boca con amenazadores colmillos, que le sonrió. Apuntar en la cabeza era buena idea, pero el revolucionario ya había luchado lo suficiente como para nunca quedarse estático en una sola extremidad.

- BUEN… INTENTO…-su voz era pesada y grave, como si hablara la personificación de una montaña-.

Y de sus fauces surgió, como un parásito de historias de terror, un gran cañón, usado comúnmente por los buques de guerra. Su longitud podría ser incluso de la mitad del gigante, por lo que era más intimidante de cerca. Un ligero sonido empezó a zumbar como un susurro insignificante, que cada vez se intensificaba más hasta que parecía estar en una tormenta cuando finalmente sonó el primer trueno. La boca del cañón que emanaba una intensa luz, propia del fuego, estallo y dejo salir un proyectil de piedra y magma mientras de las grietas del gigante emanaba vapor como si se enfriara del disparo.

El disparo acertó de lleno contra el dragón que le estampo contra una de las paredes de la arena, dándole una gran satisfacción al revolucionario. Por primera vez en el torneo encontraba a alguien a su nivel, pues aunque su contrincante había sido superior en la primera mitad del combate, ahora era él quien tenía la ventaja. Pudo escuchar en su rugido que el también parecía estar disfrutándolo. Quien iba a decir que le iba a caer bien y todo aquel marine. Normalmente solían ser pedantes más preocupados por la burocracia que por luchar como es debido.

Empezó a sentir calor, mucha calor. El vicealmirante emitía un calor intenso, como si hubiese adoptado la personificación propia del mismo Sol. Su llamas se habían vuelto azules, y como adiestrado en la herrería y por tanto, en el comportamiento del fuego, sabía que aquello no era bueno. Una intensa llamarada le golpeo de frente, hasta que empezó a bloquearlo con el brazo derecho, como quien se cubre de un fuerte viento. A primera vista la roca simplemente empezaba a tener un color rojizo ya que para fundirse necesitaría un par de minutos de calor continuo, pero las primeras consecuencias ya se podían notar; el calor le estaba casi asfixiando, pero lo malo era que el golem se fragilizaba, con el peligro de dejarle expuesto.

No tenía tiempo para recular, por lo que tenía que optar por la estrategia del ataque siendo la mejor defensa. Despejo el fuego de un manotazo como si fuera humo, echo el puño hacia atrás y este se reformo, fortaleciéndolo lo máximo que pudo tras el calor, en un inmenso taladro que se bañó en un negro azabache y giraba como un torbellino furioso. De su antebrazo hizo surgir cuatro turbinas, que rugieron con la potencia de mil leones, propulsado hacia el puño de su contrincante.

Cuando ambos chocaron, el sonido tardo un segundo en aparecer, como si la realidad hubiese tardado en procesar la escena. Al momento, el golem se agrieto por todas partes, y las grietas se desplazaron por la arena, que se hundió unos metros. El constructo gigante se medió despedazo, donde casi todo el torso, brazo izquierdo y lo que quedaba de la cabeza se derrumbaron como una avalancha. El resto de la estructura del gigante seguía unido por la simple convicción del revolucionario, que sobresalía de lo que quedaba del torso.

Rugió con una expresión de felicidad en la cara mientras seguía imponiendo presión. Le daba igual si perdía o ganaba; se lo estaba pasando de puta madre.

Buenos días por la mañana. Como prometí, hoy iba a estar esto y, cómo no, toca cumplir. Soy Nat y hoy voy a ser vuestro árbitro. Podéis sobornarme o seguirme en twitter, aunque en estos tiempos confusos igual queráis hacer donativos a mi Patreon para no perderos las mejores actuaciones pin-up de este servidor. Por si acaso, yo lo dejo: "XxX_SweetNatty_XxX". Y para cuando hayamos acabado con eso, permitidme recordaros cómo debemos moderar esta serie de combates:

Resultado bélico: Si uno de los dos contendientes cede la victoria, debemos asumir que este acepta el resultado del combate y reconoce la victoria rival. Entendemos que en un entorno de fair play esto es un reconocimiento al ganador bélico por parte del perdedor y una muestra de deportividad de este último. Por ello, otorga CINCO PUNTOS al último hombre en pie.

Asunción de daños: Ambos personajes que se enfrentan deben estar dispuestos a salir heridos. Este apartado otorga DOS PUNTOS al personaje que mejor asuma daños, entendiendo esto como ajustarse a las habilidades del rival y propias a la hora de dilucidar cómo sus ataques son encajados.

Originalidad y entorno: El uso menos ortodoxo del terreno de combate, las estrategias de fondo e inesperadas, aquellas demostraciones de ingenio en general que ayudan a mantener una ventaja constante o a volcar una situación. Otorgamos DOS PUNTOS a este apartado.

Narración y estilo: Esencialmente referido al rol escénico, a la interacción de un personaje con lo que le rodea desde un punto de vista más reflexivo o interpretativo. Hilar una narración, en resumidas cuentas, que no se vuelva aburrida o pesada, excesivamente densa. Este apartado otorga DOS PUNTOS también.

Pulcritud de escritura: El uso de figuras literarias va arriba, pero el uso de estructuras morfosintácticas correctas y una adecuada ortografía se juzga aquí, valorándose con un total de UN PUNTO para el que tenga una mayor pulcritud.

Como podéis ver ganar el combate casi garantiza la victoria para el torneo, pero no la asegura. Debemos considerar que este foro busca el rol narrativo, y por tanto alguien que simplemente abuse de su ficha sin pararse a construir un relato podría perder todos sus combates aun demostrando una fuerza arrolladora. Dicho esto, creo que podemos proceder a dar una moderación clara:

Victoria bélica: No parece haber un claro ganador, así que cinco puntos para mí.

Asunción de daños: Aunque asumís de diferente forma creo que, en general, se trata de una asunción bastante correcta. Ninguno de los dos habéis realizado un ataque suficientemente poderoso como para que esto sea determinante. Por ello dos puntos para mí.

Originalidad y entorno: Si bien normalmente utilizar el entorno es motivo de originalidad, usar piedra con la fruta de piedra no me parece una razón de peso para darlo. Zuko tampoco se ha salido demasiado de su esquema, así que dos puntos para mí.

Narración y estilo: A ver... Los dos vais al grano, describís lo justo y os centráis en lo que os afecta directamente. Dos puntos para mí.

En general este combate ha sido muy corto, por lo que realmente determinar a un ganador resulta casi imposible y más teniendo la posibilidad de dar un empate. No obstante, debo señalar este último punto:

Pulcritud de escritura: Osu, tienes un grave problema de acentuación. En general no lo utilizas para los pretéritos perfectos ni para según que adverbios. Recuerda, para este último, que un adverbio es interrogativo (y por tanto se acentúa) si puedes ponerle un "cojones" detrás. Aquí punto para Zuko.

En general ha sido un empate, pero la ortografía representa en este caso el punto decisivo y tampoco sería justo penalizar a otro jugador dejando esto en empate, por lo que gana Zuko. En cualquier caso si no estáis de acuerdo podéis solicitar una revisión.

Buenos días.