[Sexta Ronda] Gerald Ichizake vs. Luka Rooney

Luka se había dormido y llegaba tarde. La noche anterior había estado charlando con algunos antiguos compañeros de su isla que casualmente estaban trabajando en las reparaciones de los escenarios que ellos mismos rompían. Todos flipaban con los participantes, incluso hicieron apuestas sobre quienes conformarían el podio de la competencia. Aquello hizo reír al gyojin, que pese a no haber participando en las primeras rondas, no estaba mal situado en la tabla. Había vencido en dos combates, sin embargo, perdió contra su ex-compañero Therax. Se cobraría una revancha en algún momento, de eso no cabía la menor duda.

Salió corriendo de su habitación mientras abría el plástico del bocadillo de bestia marina que le habían dejado para desayunar. No estaba del todo mal, pero notó la carne demasiado pasada. Ojalá tuviera cerca de nuevo a Marc, su gigante favorito. Todo con queso estaba mejor, y aquél bocata estaría a su gusto con total seguridad. Aún recordaba cuando se conocieron, le pareció un tipo demasiado simpático para ser un pesado. Se tiró más de una semana preguntando los gustos de todos los integrantes de la banda, desde qué tipos de carnes y su punto, a las frutas y bebidas deseadas por los Arashi. Y tras ello les cocinó durante el resto del tiempo todo lo que habían dicho. Marc… Qué recuerdos.

El gyojin llegó hasta el escenario, y al abrir la puerta pudo ver una réplica de alguna gran ciudad. Un montón de edificios, cuyas alturas iban desde dos Lukas hasta tres y medio. El gyojin se chocó los nudillos y notó cómo su pulsera ardía en un vano intento por tomar protagonismo. Miró hacia el público, que pareció estar aplaudiendo al otro participante. Eso o alguien más se estaba peleando allí. ¿Se habría equivocado de escenario? Si era así se pegaría con los dos que estuvieran allí.

Caminó por las calles a la par que se tocaba el anillo, notando cómo este estaba cargándose con la humedad del ambiente. Los edificios parecían resistentes pese a su tamaño, quizá golpearse contra ellos no fuera buena idea. Siguió su camino y se encontró a su rival. Un humano más. ¿Era el único no humano que participaba en el torneo? Probablemente.

El tipo de tez blanca y cabellos oscuros parecía estar cómodo allí, recibiendo el apoyo del público mientras caminaba esperando a su rival. El tiburón le miró un par de veces de arriba a abajo, y después soltó una carcajada. El tipo no tenía pinta de tener mucha fuerza, sin embargo su complexión sí que hacía deducir que sus movimientos serían ágiles y veloces. Aunque igual su cuerpo engañaba a la vista, quién sabe.

- Soy Luka Rooney, y soy el meador oficial de almirantes de la marina. Bueno, pues vamos a empezar, ¿no? -diría a la par que tendía su mano, en un intento por mantener la honestidad entre luchadores- Aunque antes… -se dirigiría al público con un tonto potente, intentando encenderlo- ¿Quién quiere ver cómo destruyo esta ciudad mientras peleo con este tipo?

Aquél iba a ser con casi toda probabilidad su último combate en el torneo, y era evidente que daría todo lo que tenía por el bien del espectáculo.

Luka aceptó de buena gana el movimiento de su rival, que procedió a darle la mano deportivamente. Al tacto no lucía muy fuerte, aunque bien sabía que los apretones de mano no eran un indicador fiable de la fuerza de la gente.

Cuando el habitante del mar parecía haberse ganado al público, algo le desconcertó. De repente los aplausos y el júbilo por parte de los espectadores se tornaron en algo más duro de digerir. Insultos, abucheos e incluso algún objeto cayó al escenario. Luka, incrédulo de lo que estaba pasando intentó defenderse, aunque no había defensa posible ante tal cantidad de odio irracional hacia su persona.

- Pero si yo… Yo no… No decía nada… ¿Qué? ¡Baja! El enano del fondo, el de la camiseta verde ¿qué dices? Baja, que te voy a reventar la puta cabeza, cabrón.

Bueno. Lo intentó. La pulsera del pirata empezó a arderle hasta tal punto que estuvo a punto de lanzar un golpe contra la grada. No era ningún secreto que el ex-Arashi no tenía como virtud la paciencia, y que su umbral de mantener la calma era bastante fino. Casi inexistente de hecho. El gyojin podía lidiar con todo el racismo del mundo, es más, por alguna razón ignoró a todos los que le llamaban puto pez, sardina, monstruo del agua, pez con patas e incluso mierda del mar. Había vivido tal cantidad de insultos parecidos a lo largo de su vida que ya formaban parte de él. No podía luchar en contra del racismo, y eso era así. Sin embargo… ¿por qué ese odio de todos los presentes? Solo había hecho mención a que daría lo máximo de sí, aunque aquello fuera destrozar el escenario. Parecía haber algún infiltrado en el público que, por alguna razón, iba en contra suya.

Cuando aún estaba ensimismado por la situación, un dolor en el estómago hizo saltar las alarmas. Se cagaba, y no poco. Por un instante olvidó dónde estaba, y se dispuso a salir corriendo hasta una de las paredes en un afán por liberar a Willy. Pero justo antes de girarse, observó cómo su rival lanzaba una estocada hacia la garganta, algo que, sumado a sus fuertes ganas por descomer, hizo que se agachase hasta ponerse de cluquillas. Llegados a este punto no tendríamos por qué esconder nada del pirata, pero tuvo la sensación de que la acción evasiva no fue tan evasiva en sus pantalones.

Habiendo esquivado por fortuna el primer movimiento de su rival y teniendo una extraña sensación que le recorría el estómago y le hacía sentir bastante incómodo, se dispuso a afrontar la pelea. Al fin y al cabo, si se cagaba, cuanto antes terminase la historia mejor. Y más si su anillo estaba de su lado, como parecía indicar su medidor, ya estaba a dos tercios de su ocupación. ¿Acaso podría expulsar sus heces gracias al Kárate Gyojin? Igual podía probarlo en algún momento de su combate.

En cualquier caso, y desde su posición defensiva, el tiburón cubrió de una película azabache sus puños y se incorporó a la par que iba girando ligeramente su cadera para ganar potencia. Su diestra llevaba una inclinación ascendente y una potencia lo suficientemente importante como para tenerse en cuenta. De salir bien, su golpe impactaría en el estómago de su rival, y de salir aún mejor, el habitante del mar no sería el único que sintiese esas ganas de ir al baño.

El golpe del gyojin impactó en el brazo de su rival, que voló hacia atrás dejándole una amarga sensación. ¿Ya? ¿Un solo golpe? No iba a ser Luka el que infravalorase su fuerza pero… ¿En serio solo había durado un asalto? Aquello era inaudito.

El murmullo en el público empezó a notarse, algunos incluso abuchearon. Seguían odiando por alguna razón al gyojin, y éste continuaba poniéndose cada vez más furioso. Apretó el puño a la par que que alzaba la mirada y notaba un fino ardor en su muñeca, fruto de la pulsera que tantas ganas tenía por salir. La ignoró por el momento e intentó divisar dónde diablos estaba aquél humano.

Sus ganas de defecar se mantenían aún, así que intentó que cesaran a la fuerza. Contrajo sus glúteos todo lo que pudo a la par que se centraba en la situación que tenía delante. Quizá poniendo el foco en su combate se le olvidase aquello. A veces funcionaba.

Y vaya si se centró en la situación. ¿Qué diablos era aquello? Parecía una especie de animal terrestre pero… Con tentáculos. Una… ¿vaca? Sí, lo parecía. Pero tenía tentáculos en vez de piernas. ¿Acaso era una vaca marina? Sí, podía serlo, aunque el gyojin nunca había visto una. ¿Acaso había frutas de animales marinos?

Sorprendido, el pirata se dispuso a ejecutar un movimiento, pero entonces la organización decidió aguarle la fiesta. ¿Que no se podía usar haki? ¿En serio? Menuda regla de mierda. De no ser porque su rival parecía ser un mindundi, optaría por sabotear la regla. Es más, era posible que no la acatara. No le gustaban las órdenes, si no que se lo dijesen a Zane.

Ofuscado por cómo todo el salía mal, el gyojin acarició su anillo, comprobando que se encontraba al máximo de su potencia, y entonces, hizo un leve movimiento llevando la palma derecha de su mano hacia atrás a la par que concentraba las partículas de agua de su cuerpo en ambas palmas. Volteó la diestra a la par que hacía lo mismo con la siniestra y repitió los movimientos en varias ocasiones, realizando sendos golpes al aire que lanzaban diminutas agujas de agua con una potencia devastadora. Silbaban al viento, sin embargo parecían cañonazos de un barco. No sabía cuántas habían salido de sus palmas, pero seguramente fuesen más de cien, y si su rival era tan nulo como en el anterior movimiento, probablemente el combate acabase.

Pero aquello no era sino el comienzo del show de Luka. Desde su posición bajaría hasta el suelo y empezaría a derribar edificios. Primero en el que estaba, al cual impactaría cuatro veces consecutivas combinando ambos puños, y después el que emulaba unas oficinas, situado a la derecha del primero. Bastaron tres golpes para tirarlo. No venía mal relajar su tensión… Aunque solo era la primera parte de su juego. Pronto vendría lo bueno, y el público cambiaría su sensación… O, de lo contrario, se verían envueltos en parte de su juego.

Las afiladas y veloces gotas de agua despedidas por Luka pasaron cerca de su rival, que reaccionó de manera un tanto confusa. La agilidad fue digna de un gran oponente al ver venir el golpe de su rival, sin embargo, la ejecución fue un tanto… Peculiar. Quizá fruto del empeño mostrado, el humano se dió de bruces contra el suelo. Es probable que sus dientes salieran peor parados que con un golpe del habitante del mar. En cualquier caso, se volvió a levantar enérgicamente y se dirigió hacia el tiburón cuando éste había derruido dos edificaciones.

Pero… ¿Qué diablos? El gyojin empezó a sentir un extraño sonido que tardó en identificar como el latido de un corazón. Entre tanto, sus papilas empezaron a percibir un agrio sabor. No sabía a qué se debía, pero estaba lejos de ser un sabor que el escualo tuviese en su memoria. Y entonces ocurrió lo más rocambolesco de todo. Su posición cambió por completo, y pasó a estar en los brazos de alguien, agarrado a un seno y absorbiendo con saña. No podía ser real. ¿Acaso era un sueño? ¿Seguiría durmiendo en su habitación?

Luka estaba furioso, no entendía nada y su rival había desaparecido de la escena. Además, empezaba a oler bastante mal. Era como si… Oh, mierda. La sensación de tener ganas de defecar parecía haberse materializado. Qué vergüenza. Todo el público le habría visto cagarse encima, y ahora seguro que le ponían algún mote ofensivo como el cacas o culo fino. Aunque… Cabía la posibilidad de que quien se hubiese cagado fuera el niño. ¿O acaso él era el niño todo ese tiempo? Quizá por eso las ganas de cagar. Pero qué cojones… ¿Y quién era la madre? No podía girar el cuello para verla, y solo veía un enorme seno que probablemente tendría más tamaño que la cabeza del niño. Todo era demasiado confuso.

Pero entonces notó un punzante dolor en el estómago. Y la visión empezó a perder claridad. Su cabeza parecía estar al borde de explotar y parecía un canal mal sintonizado de una televisión. Durante un segundo veía un enorme seno, durante el siguiente a su rival delante suya con la espada incrustada en su estómago. Un segundo olía a caca, el siguiente a sangre. Un instante oía al público vitorear, al siguiente un silencio sepulcral.

El tiburón había tomado muchas drogas a lo largo de su vida, pero ninguna le había dado un viaje como aquél. Parecía ser fruto de constantes ilusiones. Pero no, eran demasiado reales… Y nada más real que la sangre para despertar a un tiburón. Sus sentidos se agudizaron, y sus músculos comenzaron a incrementar su volumen. Poco a poco empezó a retomar los sentidos de su cuerpo, aunque de manera parcial. Mientras iba notando su cuerpo, apretó el puño con fuerza, y aún con el arma punzante clavada -si es que su rival no la retiraba- giraría ligeramente la cadera hacia la derecha a la par que atrasaba el pie contrario, para después lanzar una enorme onda de choque que, gracias a su pulsera, vería quintuplicada su fuerza y dimensión.

El gyojin no sabía si estaba realizando los movimientos de manera fluida o no, ya que no tenía una visión real de su cuerpo. Independientemente de que la onda golpease o no a su rival, saldría corriendo cada vez que tuviese la visión del escualo. Entraría en el primer edificio que viese -una aparente sala de juegos-, escondiéndose tras una mesa de billar y viendo el alcance de la herida. En caso de tener aún la espada se la quitaría, taponando la herida con alguna gasa de su mochila y haciéndose un vendaje si le daba tiempo. Si el arma ya no estaba ahí solo la vendaría. Para ser sinceros la herida no tenía muy buena pinta, aunque por fortuna para el gyojin, lo bueno de tener una ciudad grande, es que podías cubrirte con edificios y ganar algo de tiempo, que en aquel caso se antojaba vital.

El tiburón tenía que admitir que no era un torneo nada convencional el que estaba disputando. Al fin y al cabo doce de los mejores -y más curiosos- guerreros de los siete mares se encontraban allí, peleando por el placer del público, tanto el presente como el que lo veía en sus casas. Aunque había un par de componentes más, tanto el medir sus egos, como el premio que el organizador les diese dependiendo de la posición en la que quedasen.

El gyojin estaba contento con su participación. A decir verdad, antes de apuntarse no esperaba que le fuese tan bien. Dos victorias y una derrota -pese a que en su fila apareciesen tres- le dejaban un gran currículum que presentar en el siguiente torneo al que se presentase. Y también hacía gala de su personalidad, nada de medias tintas. O se gana o se pierde, pero si tienes un combate con Luka, sabes que el espectáculo está garantizado antes siquiera de empezar.

Pero el pirata aún tenía un último combate que terminar. Con tanta ilusión en su cabeza no había visto si la onda había acertado contra su rival o no. Sólo sabía que se encontraba en una sala de juegos, detrás de uno de los billares, y con una espada incrustada en su abdomen. No tardó más de dos segundos en quitarse la espada, dejando que la sangre emanase más ferozmente alrededor de la herida. Clavó con furia el arma en el centro de la mesa, haciendo que las bolas se moviesen y chocasen contra la pared. Un par de ellas tras varios golpes incluso entraron en los agujeros. Luka cogió la negra, cuyo número era el ocho, y la dejó apartada mientras se desinfectaba la herida y cubría la zona afectada por un apretado vendaje. Usó parte de las vendas para ponérselo en la boca y evitar gritar, de lo contrario su rival sabría dónde se encontraba. Aunque, si la onda no había impactado en él, probablemente ya lo supiera.

La ilusión de ver aquél seno y degustar aquella amarga sustancia dejó de ser intermitente para cesar por completo durante unos segundos que el habitante del mar aprovechó para subir las escaleras a la segunda planta de la habitación. Allí había una zona de descanso con algunos futbolines. Y lo más importante, una televisión. Luka sonrió a la par que la encendía, sintonizando el canal en el cual emitían el torneo, hasta dar con el suyo. Con suerte podría encontrar la posición de su rival. ¿Aquello iba contra las normas? Probablemente. Sin embargo… La señal iba muy por detrás del directo. Apenas se estaban presentando en ese momento, por lo que, furioso, Luka lanzó el mando contra el suelo y se acercó hasta la ventana, ojeando desde allí la zona e intentando ver a su rival, sin mucho éxito.

Observó el camino que había dejado a la par que miraba sus manos, repletas de su propia sangre, acto que pareció despertar en él un fugaz recuerdo. Un viejo con un sombrero de cáñamo que pasaba los días paseando con su barca, realizando trueques de su sabiduría a cambio de diversos frutos. El recuerdo era algo difuso, pero sí que le vino a la mente cuando Luka le había dado un melón a cambio de su sabiduría. Y su consejo fue algo como… “Si alguna vez participas en un torneo, debes dejarte ganar. Ganará tu honor, y si no lo haces, moriré”.

El escualo se preocupó por un segundo, pero después empezó a reírse. Maldito viejo, ¿acaso era vidente? La mentalidad de Rooney, sumada a su alta competitividad no le permitían rendirse, y dejarse ganar era precisamente rendirse. Además, aquél viejo probablemente ya estaría muerto. Comer siempre melones, manzanas y plátanos no podía ser muy sano. Aunque claro, la parte del honor en el consejo era distinta. Rooney luchaba por su propio honor, fue a Elbaf con Marc para conocer a los que, a su juicio, eran los seres con mayor honor del mundo; Los gigantes. Y allí aprendió que el honor era lo único que un luchador tenía. Vaya, qué dilema.

Desde la ventana vió cómo el público alentaba a que hubiese algo más de acción, entre tanto, no conseguía ver al humano. ¿Estaría muerto? ¿Escondido? ¿Esperándole?

No importaba. Tras el fugaz recuerdo del viejo con sombrero de cáñamo le vino uno de otro viejo, su maestro del dojo y fiel amigo Tom. Él siempre daba importancia al desempeño del combate, pero ligaba el honor de un luchador con su palmarés. Y un palmarés en el que alguien se rendía… Digamos que no era demasiado bueno. Así que, decidido, el tiburón se levantó, dejando su cuerpo visible a través de una de las tantas ventanas del escenario. Y, ayudándose de su anillo, empezó a mover todas las partículas de agua de su cuerpo alrededor de las palmas de sus manos, las cuales llevó al frente y las unió a través de sus muñecas. Cuando estuvo preparado, lanzó un potente torrente de agua con el suficiente diámetro como para meterse en su interior y, a gran velocidad, fue destrozando todos y cada uno de los edificios que había en aquél escenario.

A medida que lo iba necesitando, iba prolongando el torrente en dirección al resto de edificios. Si, con suerte, su rival estaba dentro de uno, le obligaría a salir o moriría sepultado. En caso contrario, quizá pudiera verlo. Pero lo que estaba claro es que el torneo finalizaba para el tiburón a lo grande; destrozando una pequeña ciudad a escala.

¡Buenas tardes! Ambos sabéis mi nombre, a que me dedico y lo guapo que soy, así que no voy a andarme con presentaciones e ir al grano. Esta es la última ronda de la fase liga, sin embargo, voy a haceros un pequeño repaso de en qué consiste cada uno de los apartados, ¿vale? Así como que puntuación se recibe en cada uno de ellos:

• Victoria bélica: Aquel que gana el combate, porque su contrincante ha asumido la derrota. Otorga 5 puntos.
  
• Narración y estilo: Todo lo que envuelve al rol escénico, la forma en la que lo hace y como lo cuenta. Así mismo, también se tiene en cuenta la forma en la que el usuario narra y explica todo lo que hace o no hace su personaje, lo que le ocurre…etc. Otorga 2 puntos.
  
• Asumir daños: La forma en la que cada uno de vosotros recibe los ataques del contrincante. Otorga 2 puntos.
  
• Originalidad y entorno: La forma en la que usáis el escenario a vuestro favor, elaborando para entorpecer o “liar” al rival en vuestro beneficio. Otorga 2 puntos.
  
• Pulcritud de escritura: No creo que haga falta explicar este. Otorga 1 punto.
  
• Faltas: Este apartado solo trae cosas malas. Cualquier acción cerrada, power rol, meta rol o acción indebida se restará con un punto por cada una; a no ser que dicha acción sea consentida y hablada entre los combatientes en favor de la narrativa, que en ese caso no ocurrirá nada.
  

Así que vamos al lío.

Ninguno de los dos obtenéis la victoria bélica, ya que la campanita ha sonado antes de que el devenir de los acontecimientos dictaminara un ganador así que. 0 Puntos.

Narración y estilo: La veo correcta por parte de ambos, asi que punto para nadie.

Asunción de daños: Este apartado desde mi punto de vista se lo lleva Luka, dado que opino que el títere de Ichizake, después de recibir tantos y tan demoledores golpes, pese a que Ichizake le trastoca la mente para que no sienta dolor o miedo, no debería poder levantarse. Así que dos puntos para Luka.

Originalidad y entorno: Aquí no tengo ninguna duda y este apartado se lo lleva Ichizake. Me parece que ha sido genial la forma en la que ha usado las habilidades de su fruta desde el primer post, colocando allí un títere como él le llama para combatir. Eso es algo que en las rondas del torneo no he visto y me ha parecido muy original. Asi que dos puntos para Ichizake.

Pulcritud en la escritura: No creo que haya ningún tipo de falta de ortografía grave para decantarme por un bando o por otro en este apartado, así que para nadie.

Y si los cálculos no me fallan este combate queda EMPATE.

Si no estáis conforme con el veredicto podéis pedir una segunda corrección.

Un saludo