Contratante: Armando Guerra
Descripción de la misión: Johnny Melavo y Antón Torrón llevan meses burlándose de mí porque dicen que mi nombre es estúpido. Quiero que te los cargues. O que dejen de meterse conmigo, a mí eso me da igual.
Objetivos: Ayudar a Armando con sus problemas de autoestima participando en un parlamento con final tal vez trágico con dos caballeros de nombre no muy apropiado.
Premios: Mi medallón de la suerte de cuando estaba en el instituto. Dicen que tiene propiedades míticas o algo así.
Descripción de la misión: Johnny Melavo y Antón Torrón llevan meses burlándose de mí porque dicen que mi nombre es estúpido. Quiero que te los cargues. O que dejen de meterse conmigo, a mí eso me da igual.
Objetivos: Ayudar a Armando con sus problemas de autoestima participando en un parlamento con final tal vez trágico con dos caballeros de nombre no muy apropiado.
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Me encontraba algo enfadada mientras estaba apoyada en la baranda de la proa. Nos habían mandado a mí y a Ash al North Blue para ayudar a un tal Armando Guerra. El sólo pensar el nombre hacía que no pudiese tener demasiado respeto por el contratista; y menos al conocer el contenido de la misión. Teníamos que ir y hablar o eliminar a Johnny Melavo y Antón Torrón. Más de uno se tomaría esto como una broma pesada, y esperaba en lo más profundo de mi corazón que no fuese eso. Porque si me enteraba de que era simplemente algo para que se divirtiesen al decir sus nombres en alto iba a correr sangre. Nadie me iba a hacer moverme hasta el quinto coño para eso.
Me dirigí hasta mi camarote y me desvestí para ponerme una ropa más común de aquella zona. Llevaba una camisa remangada con un par de botones abiertos color granate, unos shorts vaqueros azules y unas botas rancheras negras. Me sentía cómoda yendo así y no me asaría de calor. Después me dirigí hacia la cubierta una vez más y observé el clima; era soleado y sin ninguna nube alrededor. No iba a llover o no parecía que lo iba a hacer pronto así que no tuve que agarrar nada más. Una vez el barco atracó me quedé apoyada esperando a mi compañera, había llegado antes de tiempo porque si no empezaría a echar humo por las orejas. No literalmente, claro, pero la última vez casi me montó una gorda por simplemente llegar media hora tarde.
-Nee, Ash-chan, ¿vamos? - Acabé diciendo cuando se reunió conmigo en el puente.
Me dirigí hasta mi camarote y me desvestí para ponerme una ropa más común de aquella zona. Llevaba una camisa remangada con un par de botones abiertos color granate, unos shorts vaqueros azules y unas botas rancheras negras. Me sentía cómoda yendo así y no me asaría de calor. Después me dirigí hacia la cubierta una vez más y observé el clima; era soleado y sin ninguna nube alrededor. No iba a llover o no parecía que lo iba a hacer pronto así que no tuve que agarrar nada más. Una vez el barco atracó me quedé apoyada esperando a mi compañera, había llegado antes de tiempo porque si no empezaría a echar humo por las orejas. No literalmente, claro, pero la última vez casi me montó una gorda por simplemente llegar media hora tarde.
-Nee, Ash-chan, ¿vamos? - Acabé diciendo cuando se reunió conmigo en el puente.
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Aquella misión parecía un puñetero chiste, se notaba que los padres de aquellos hombres no les querían mucho. ¿A quien se le ocurrían esos dichosos nombres? el mundo estaba del revés y por un lado entendía que se metieran con él, lo que no comprendía era ¿como demonios no se metían con los otros dos matones? Tenían un nombre igual de gracioso o aún más que el otro pobre diablo. Suspiro mientras llegaba al lugar indicado, se había quitado la chaqueta e iba solamente con una camisa blanca remangada, la corbata ligeramente floja para poder abrirse un par de botones de la misma, su sombrero y sus típicos pantalones donde llevaba su revolver.
Al menos en aquella ocasión la chica no llegaba tarde, les encargaron nuevamente hacer aquella misión juntas y esta vez esperaba que la chiquilla no quisiera asesinar a todo el mundo o ir cortando brazos sin ton ni son. — Manos a la obra, vamos a conocer a nuestro contratista a ver si sabe donde podemos encontrar a sus agresores — no pudo evitar reír ligeramente al decir aquello, era un chiste malo, tenía que serlo y el pago también. No entendía como las hacían ir hasta un lugar así por un simple medallón. Pero bueno, en ocasiones uno tiene que hacer lo que le mandan hacer y no hacer más preguntas y cuando se trata de trabajar con el CP cuanto menos sepas mejor. Lo había aprendido tras un tiempo trabajando con varios agentes, eran o misteriosos, raritos o incluso una mezcla de ambos, pero al menos trabajaban bien.
Al menos en aquella ocasión la chica no llegaba tarde, les encargaron nuevamente hacer aquella misión juntas y esta vez esperaba que la chiquilla no quisiera asesinar a todo el mundo o ir cortando brazos sin ton ni son. — Manos a la obra, vamos a conocer a nuestro contratista a ver si sabe donde podemos encontrar a sus agresores — no pudo evitar reír ligeramente al decir aquello, era un chiste malo, tenía que serlo y el pago también. No entendía como las hacían ir hasta un lugar así por un simple medallón. Pero bueno, en ocasiones uno tiene que hacer lo que le mandan hacer y no hacer más preguntas y cuando se trata de trabajar con el CP cuanto menos sepas mejor. Lo había aprendido tras un tiempo trabajando con varios agentes, eran o misteriosos, raritos o incluso una mezcla de ambos, pero al menos trabajaban bien.
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Nos encontramos con Armando Guerra. Parecía que estaba llorando, es más, no parecía ni siquiera que se hubiese dado cuenta de que habíamos llegado. Me acerqué a él y saludé con la mano, pero se encontraba justo secándose las lágrimas. Agitó el puño con furia y gritó ahogadamente - ¡Malditos! ¡Os juro que algún día me vengaré...! - Pero aquello no era de nuestra incumbencia. Teníamos que llevarlo a un parlamento y eso haríamos la vaquera y yo. Me puse delante de él y le levanté la cara sin intentar usar fuerza, sólo para que se diese cuenta de que estamos allí.
-Buenas. ¿Eres Armando Guerra? - Pregunté mientras intentaba no reírme. -Soy Dolores... Dolores Delano. - Exclamé.
El chico me miró brevemente y empezó a reírse mientras repetía el nombre. Había intentado hacer eso para subir su autoestima pero parecía ser gilipollas. A lo mejor se merecía que se riesen de él. Cerré el puño con fuerza y sonreí forzosamente, pero no parecía captar la indirecta de que estaba siendo rudo. Suspiré y di paso a mi compañera para que se presentase. Esperaba que hiciese como yo y eligiese también un nombre estúpido, pero creo que no sería lo mejor. Con el humor que tenía, si se reía de ella a lo mejor la misión acababa con un tiro entre ceja y ceja de Armando.
-Hola guapas, sois muy guapas. ¿Cuando acabemos la misión queréis que quedemos para tomar algo? - Comentó el chico mientras tiraba el pañuelo mojado de lágrimas al suelo. Lágrimas de reírse de mí.
Me llevé la mano a la cara y negué con la cabeza. Si tenía que pegarle Ash o algo que lo hiciese ya. Prefería fracasar la misión antes de seguir aguantando a un gilipollas así.
-Buenas. ¿Eres Armando Guerra? - Pregunté mientras intentaba no reírme. -Soy Dolores... Dolores Delano. - Exclamé.
El chico me miró brevemente y empezó a reírse mientras repetía el nombre. Había intentado hacer eso para subir su autoestima pero parecía ser gilipollas. A lo mejor se merecía que se riesen de él. Cerré el puño con fuerza y sonreí forzosamente, pero no parecía captar la indirecta de que estaba siendo rudo. Suspiré y di paso a mi compañera para que se presentase. Esperaba que hiciese como yo y eligiese también un nombre estúpido, pero creo que no sería lo mejor. Con el humor que tenía, si se reía de ella a lo mejor la misión acababa con un tiro entre ceja y ceja de Armando.
-Hola guapas, sois muy guapas. ¿Cuando acabemos la misión queréis que quedemos para tomar algo? - Comentó el chico mientras tiraba el pañuelo mojado de lágrimas al suelo. Lágrimas de reírse de mí.
Me llevé la mano a la cara y negué con la cabeza. Si tenía que pegarle Ash o algo que lo hiciese ya. Prefería fracasar la misión antes de seguir aguantando a un gilipollas así.
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No podía creer que encima el desgraciado se estuviera riendo de su compañera teniendo el nombre que tenía él. Suspiro intentando no arrearle un pueñetazo en la cara porque entonces la misión fracasaría y siendo sinceros no tenía ganas de perder una buena reputación por tonterías de un tipo como ese. Respiro profundamente y después decidió que se iba a relajar antes de asesinar a alguien — verás, mi nombre es Ash y espero que podamos ayudarte con tu problema, después tendremos que seguir con nuestro trabajo — no iba a quedarse con ese cabrón a beber nada, era un imbecil.
Quería destrozarle la cabeza, pero por ahora simplemente respiraría hondo para seguir con aquella misión. — ¿Podrías decirnos donde están esos tipos? — seguramente darles una paliza sería más que suficiente para que le dejaran en paz. Espero pacientemente a que les diera la ubicación de esos tipos — bien, ahora puedes quedarte aquí tranquilo, tomate algo mientras nosotras nos encargamos del tema — se dio la vuelta para empezar a caminar lejos de ese sujeto o le daría una paliza al final.
— Si vuelve a decir una chorrada al final le parto a él la boca — se froto las sienes mientras caminaba al lado de su compañera en busca de esos dos subnormales que se metían con el otro estúpido. ¿Cómo se podía llegar a ser tan tonto como esa panda de desgraciados? Pero por el momento no rompería huesos, no era el momento de hacerlo y no quería tampoco que nadie la viera destrozando la cabeza de otro tipo en publico, podría ser problematico si no eran criminales con los que justificar sus acciones.
Quería destrozarle la cabeza, pero por ahora simplemente respiraría hondo para seguir con aquella misión. — ¿Podrías decirnos donde están esos tipos? — seguramente darles una paliza sería más que suficiente para que le dejaran en paz. Espero pacientemente a que les diera la ubicación de esos tipos — bien, ahora puedes quedarte aquí tranquilo, tomate algo mientras nosotras nos encargamos del tema — se dio la vuelta para empezar a caminar lejos de ese sujeto o le daría una paliza al final.
— Si vuelve a decir una chorrada al final le parto a él la boca — se froto las sienes mientras caminaba al lado de su compañera en busca de esos dos subnormales que se metían con el otro estúpido. ¿Cómo se podía llegar a ser tan tonto como esa panda de desgraciados? Pero por el momento no rompería huesos, no era el momento de hacerlo y no quería tampoco que nadie la viera destrozando la cabeza de otro tipo en publico, podría ser problematico si no eran criminales con los que justificar sus acciones.
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Bien, Ash pareció no explotar. Por mucho que me hubiese gustado que le hubiese pegado un buen cate, sería lo mejor si queríamos realizar la misión sin ningún problema. La vaquera volvió a mi lado mientras se frotaba las sienes y se adelantaba, dirigiendo la marcha. Me encogí de hombres y me coloqué a su altura para ir hasta donde nos comentó el puto Armando Guerra. Tras caminar un rato y estar bastante callado todo, me llevé las manos a los bolsillos de la chaqueta y saqué un paquete de tabaco, sacando un cigarro y ofreciéndole otro a mi compañera. En lo que nos lo fumábamos llegaríamos donde nos dijo el tipo, y ahí es donde podría tener algo de acción.
—Mira, ahí es donde están. —Le comenté mientras señalaba con el dedo—. Ahora ya veremos qué hacemos, pero te aconsejo que no les pegásemos directamente.
Me acerqué hacia la o las personas. Eran siameses, cosa la cual a mí no me extrañó en absoluto. Los miré fijamente y les apunté con el dedo, golpeándoles en el pecho brevemente. No sabía si les dolería a los dos, pero tenía que mostrarme ligeramente agresiva.
—Hola, soy Dolores. Vengo de parte de Armando Guerra. Sí, el que os habéis estado riendo una temporada. Tanto yo como mi amiga, la vaquera, no estamos nada contentas con que os riais de él. Así que ahora vais a ir hasta el parlamento y os vais a disculpar en público. O…
Señalé hacia mi compañera, más en concreto su arma. Después me crucé de brazos y les miré amenazante.
—Y que sepáis que es de gatillo fácil...
—Mira, ahí es donde están. —Le comenté mientras señalaba con el dedo—. Ahora ya veremos qué hacemos, pero te aconsejo que no les pegásemos directamente.
Me acerqué hacia la o las personas. Eran siameses, cosa la cual a mí no me extrañó en absoluto. Los miré fijamente y les apunté con el dedo, golpeándoles en el pecho brevemente. No sabía si les dolería a los dos, pero tenía que mostrarme ligeramente agresiva.
—Hola, soy Dolores. Vengo de parte de Armando Guerra. Sí, el que os habéis estado riendo una temporada. Tanto yo como mi amiga, la vaquera, no estamos nada contentas con que os riais de él. Así que ahora vais a ir hasta el parlamento y os vais a disculpar en público. O…
Señalé hacia mi compañera, más en concreto su arma. Después me crucé de brazos y les miré amenazante.
—Y que sepáis que es de gatillo fácil...
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Nunca entendería por que mandaban a agentes del gobierno a hacer este tipo de misiones tan absurdas y mucho menos que contratasen a una caza recompensas como era ella para que la ayudara. ¿No había marines que pudieran encargarse de esto? Tal vez alguien que pudiera poner un poco de orden entre los ciudadanos de su propia isla. Pero no, aquí estaba ella, sin nada mejor que hacer que amenazar a unos chiquillos por meterse con otro niñato. No es que fueran jovencitos, pero con la mentalidad que tenían esos hombres bien podían ser niños de pabulitos. Suspirando de forma larga llegaron hasta el lugar donde se enontraban los dos matones y dejo que su compañera hablara primero.
Ante sus palabras coloco la mano sobre la pistola y sonrió de forma leve, aunque se notaba que esa sonrisa escondía demasiadas cosas y podía resultar realmente terrorífica. Lo bueno de Ash es que siempre fue una mujer imponente y eso causaba efecto rápido en hombrecillos insulsos como aquellos. Se pusieron rectos como un palo, pero se miraron entre los dos y luego intentaron hacerse un poco los machitos — no nos dais ningún miedo, solo sois dos mujercitas con juguetes — uno de ellos soltó aquella parrafada mientras el otro reía como un idiota.
— Mujercitas con juguetes...vaya... — dio un par de pasos hacía ellos y simulando que le iba a dar la mano a uno de ellos para que nadie sospechara nada apretó con tanta fuerza que casi le parte los dedos de la mano derecha a lo que el tipo respondió con un chillido de dolor que se asemejaba al de un puerco cuando lo llevas a sacrificar. — entonces, ¿Vais a dejar a nuestro amigo? — aquellas palabras las gruño, las mastico para que sonaran con mas fuerza mientras soltaba la mano de aquel hombrecillo que intentaba que dejara de doler mientras el otro empezaba a mirarlas con cierto temor. Por suerte para ellos, la gente alrededor simplemente se tomo aquel chillido como un juego entre los presentes.
Ante sus palabras coloco la mano sobre la pistola y sonrió de forma leve, aunque se notaba que esa sonrisa escondía demasiadas cosas y podía resultar realmente terrorífica. Lo bueno de Ash es que siempre fue una mujer imponente y eso causaba efecto rápido en hombrecillos insulsos como aquellos. Se pusieron rectos como un palo, pero se miraron entre los dos y luego intentaron hacerse un poco los machitos — no nos dais ningún miedo, solo sois dos mujercitas con juguetes — uno de ellos soltó aquella parrafada mientras el otro reía como un idiota.
— Mujercitas con juguetes...vaya... — dio un par de pasos hacía ellos y simulando que le iba a dar la mano a uno de ellos para que nadie sospechara nada apretó con tanta fuerza que casi le parte los dedos de la mano derecha a lo que el tipo respondió con un chillido de dolor que se asemejaba al de un puerco cuando lo llevas a sacrificar. — entonces, ¿Vais a dejar a nuestro amigo? — aquellas palabras las gruño, las mastico para que sonaran con mas fuerza mientras soltaba la mano de aquel hombrecillo que intentaba que dejara de doler mientras el otro empezaba a mirarlas con cierto temor. Por suerte para ellos, la gente alrededor simplemente se tomo aquel chillido como un juego entre los presentes.
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—Señorita Dolores, señorita que le acompaña… No haremos nada. Y menos viendo lo que está agitando —exclamó uno de los siameses mientras miraba hacia mi pecho.
La verdad es que estaba muy cansada de escuchar a aquellos impertinentes. Así que había sacado una pequeña bolsita de berries de mi sujetador que llevaba en casos extremos. La tendí en sus manos y después les pegué un coscorrón a cada uno. A parte de la violencia física, que tampoco era para tanto, también les había dado cien mil berries para que parasen. Aquello no podría significar mucho, pero era un pequeño incentivo para que valoraran su conducta.
—Volveremos en unos meses —mentí mientras me colocaba bien el botón del esternón de la camisa—. Si para ese entonces no habéis molestado a Armando, os daremos algo mejor aún. Si le habéis molestado, mi amiga vaquera os pega un tiro entre ceja y ceja. —Acabé aclarando.
Me giré y comencé a andar hacia donde estaba Armando; suponía que no habría alguna duda más sobre que no se comportarían mal. Me despedí elevando la mano un poco y esperé tras andar unos metros a Ash. Una vez estuviese a mi altura nos volveríamos con el otro chaval y le diríamos que el trato ya estaba sellado. Me rechinaba tener que hacer cosas tan estúpidas, pero un encargo era un encargo.
—¿Te quieres tomar algo después? Te invito a un buen whisky —exclamé mientras retomaba el paso.
La verdad es que estaba muy cansada de escuchar a aquellos impertinentes. Así que había sacado una pequeña bolsita de berries de mi sujetador que llevaba en casos extremos. La tendí en sus manos y después les pegué un coscorrón a cada uno. A parte de la violencia física, que tampoco era para tanto, también les había dado cien mil berries para que parasen. Aquello no podría significar mucho, pero era un pequeño incentivo para que valoraran su conducta.
—Volveremos en unos meses —mentí mientras me colocaba bien el botón del esternón de la camisa—. Si para ese entonces no habéis molestado a Armando, os daremos algo mejor aún. Si le habéis molestado, mi amiga vaquera os pega un tiro entre ceja y ceja. —Acabé aclarando.
Me giré y comencé a andar hacia donde estaba Armando; suponía que no habría alguna duda más sobre que no se comportarían mal. Me despedí elevando la mano un poco y esperé tras andar unos metros a Ash. Una vez estuviese a mi altura nos volveríamos con el otro chaval y le diríamos que el trato ya estaba sellado. Me rechinaba tener que hacer cosas tan estúpidas, pero un encargo era un encargo.
—¿Te quieres tomar algo después? Te invito a un buen whisky —exclamé mientras retomaba el paso.
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Esperaba que esos dos realmente cumplieran su palabra. Aunque tras ver su comportamiento y la forma en que hablan no estaba del todo segura de que cumplieran. Pero mientras lo dejaran en paz durante un tiempo le era indiferente. Suspiro mientras miraba de reojo a su compañera y se ajustaba de nuevo la pistola para tenerla bien guardada. — son una panda de subnormales — dejo salir un largo quejido mientras se estiraba un poco y luego se ajustaba el sombrero.
Caminaron hasta el lugar donde se encontraba el señor contratista tras aceptar el whisky que le ofrecía Rayne, después de todo tras esa misión absurda se merecían un buen copazo. Cuando llegaron al lugar donde les esperaba fue el turno de Ash de hablar primero — no volverán a incordiarte, han aprendido de la lección — se encogió de hombros y luego tiro de su compañera CP para llevársela de allí cuanto antes, no tenía ganas de seguir aguantando a esta gente.
¿Eran todos lelos en esa isla o que? Esperaba que la copa de whisky la hiciera sentir un poco mas relajada, aunque teniendo en cuenta el gusto que le da beber ese maravilloso líquido ambarino estaba segura de que al menos la ayudaría a relajarse. — Espero que al menos tengan un buen whisky aquí, por que como sea igual que sus habitantes tiro todas las botellas al mar — gruño ligeramente mientras se encaminaban hacia una taberna cercana. Negó con la cabeza cuando noto la mirada de aquel puerco sobre sus traseros, no era complicado darse cuenta de que no paraba de hacerles gestos obscenos mientras se marchaban, apretó los dientes y murmuro un claro — me cago en sus putos muertos — aunque se sorprendió al darse cuenta de que su compañera lo había dicho al mismo tiempo que ella.
Caminaron hasta el lugar donde se encontraba el señor contratista tras aceptar el whisky que le ofrecía Rayne, después de todo tras esa misión absurda se merecían un buen copazo. Cuando llegaron al lugar donde les esperaba fue el turno de Ash de hablar primero — no volverán a incordiarte, han aprendido de la lección — se encogió de hombros y luego tiro de su compañera CP para llevársela de allí cuanto antes, no tenía ganas de seguir aguantando a esta gente.
¿Eran todos lelos en esa isla o que? Esperaba que la copa de whisky la hiciera sentir un poco mas relajada, aunque teniendo en cuenta el gusto que le da beber ese maravilloso líquido ambarino estaba segura de que al menos la ayudaría a relajarse. — Espero que al menos tengan un buen whisky aquí, por que como sea igual que sus habitantes tiro todas las botellas al mar — gruño ligeramente mientras se encaminaban hacia una taberna cercana. Negó con la cabeza cuando noto la mirada de aquel puerco sobre sus traseros, no era complicado darse cuenta de que no paraba de hacerles gestos obscenos mientras se marchaban, apretó los dientes y murmuro un claro — me cago en sus putos muertos — aunque se sorprendió al darse cuenta de que su compañera lo había dicho al mismo tiempo que ella.
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Ash me tiró del hombro tras hablar con Armando. Me despedí con la mano mientras era arrastrada hacia lo que parecía ser una taberna, pero no podía quejarme. La verdad es que yo tampoco tenía la paciencia suficiente como para aguantar alguna gilipollez más del Guerra este. Una vez me separé noté otra mueca cabreada de Ash, y cuando pude girar mi cabeza hacia atrás, vi que el chico estaba haciendo gestos raros y nos estaba mirando las partes traseras. Endurecí mi puño en haki por un momento, pero después lo cancelé mientras suspiraba. Me limité a decir en voz alta mi resumen de toda esta misión:
—Me cago en sus putos muertos.
Y vi que no parecía ser la única que lo había dicho en voz alta, daba la casualidad de que la vaquera había dicho la misma frase al mismo tiempo. Empecé a reírme a carcajadas y le eché el brazo por encima del hombro, señalando la taberna y sacando otro saco de berries del bolsillo. Lo agité en el aire y me preparé para invitarle a un buen whisky. O eso esperaba, ya que si no tenían bebida muerta tras la depresiva misión que acabábamos de realizar, iba a tener un click dentro de mí e iba a destrozar la taberna.
—No me vas a ganar a emborracharme —le repliqué mientras abría la puerta de la taberna.
Por lo menos iba a acabar el día bien en cierta forma.
—Me cago en sus putos muertos.
Y vi que no parecía ser la única que lo había dicho en voz alta, daba la casualidad de que la vaquera había dicho la misma frase al mismo tiempo. Empecé a reírme a carcajadas y le eché el brazo por encima del hombro, señalando la taberna y sacando otro saco de berries del bolsillo. Lo agité en el aire y me preparé para invitarle a un buen whisky. O eso esperaba, ya que si no tenían bebida muerta tras la depresiva misión que acabábamos de realizar, iba a tener un click dentro de mí e iba a destrozar la taberna.
—No me vas a ganar a emborracharme —le repliqué mientras abría la puerta de la taberna.
Por lo menos iba a acabar el día bien en cierta forma.
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No lo había matado de milagro, pero al escuchar la voz de su compañera diciendo lo mismo que ella había dicho no pudo evitar reírse a carcajadas. Desde luego tenían más en común de lo que parecía en un primer momento y por el momento al menos habían logrado llevarse un poco mejor, que cuando recordaba la hora que la había echo esperar en aquel antro aún se ponía de mal humor. Pero lo dejaría pasar por que al final la chica había resultado ser una buena pieza y eso le gustaba a la vaquera, era una joven de armas tomar y no había muchas como ella por el mundo.
— Seguro que caes antes, yo no me emborracho — se río a carcajadas mientras entraban en la taberna y pedían una botella de whisky y dos vasos. Normalmente pedía vasos cuando bebía con otras personas, pero como esa chica le había dicho que estaba dispuesta a caer redonda bebiendo como una cosaca no se iba a negar, era mejor pedir una botella y ver hasta donde caía y si era necesario pedir otra más. Al menos habían terminado al fin esa misión estúpida y podían relajarse y seguir con su vida tranquilamente y beber hasta que alguna de las dos terminase vomitando y no precisamente por la borrachera, si no por que su estómago llegara al límite.
— Seguro que caes antes, yo no me emborracho — se río a carcajadas mientras entraban en la taberna y pedían una botella de whisky y dos vasos. Normalmente pedía vasos cuando bebía con otras personas, pero como esa chica le había dicho que estaba dispuesta a caer redonda bebiendo como una cosaca no se iba a negar, era mejor pedir una botella y ver hasta donde caía y si era necesario pedir otra más. Al menos habían terminado al fin esa misión estúpida y podían relajarse y seguir con su vida tranquilamente y beber hasta que alguna de las dos terminase vomitando y no precisamente por la borrachera, si no por que su estómago llegara al límite.
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