Nombre de la misión: ¿La ciudad blanca existe?
Nivel de la misión: Épica
Contratante: Comandante en Jefe del Gobierno Mundial
Descripción de la misión: Durante esta última semana ha habido rumores de que un grupo de arqueólogos han encontrado la legendaria ciudad blanca, situada en la isla de Mystoria en el nuevo mundo. Necesito un grupo de no más de cinco marines y/o agentes del gobierno que vaya a la isla y averigüen si es verdad lo que está ocurriendo. Cuando lo hagan, quiero que se infiltren con los arqueólogos o con los piratas y esperen hasta nueva orden.
Según las leyendas, se trata de una ciudad completamente fabricada de un mármol tan blanco e impoluto que parecía una ciudad celestial, completamente decorada con oro y piedras preciosas. También se dice que en la isla vive un culto sectario que protege la isla de los intrusos, y que rinde culto al antiguo dios del mar. Además, que en el gran palacio de la isla hay un obelisco con historia antigua del mundo.
Objetivos secundarios o alternativos: Hacer una copia del obelisco y borrar el contenido del auténtico.
Recompensa: 80.000.000 berries por cabeza y 5 medallas al mérito (si eres marine) o una técnica basada en el rokushiki de calidad épica (si eres agente) para cada participante.
Recompensas por objetivo secundario o alternativo: Conocimiento único y un objeto tecnológico fabricado por un científico/ingeniero de rango 10 o un objeto vivo fabricado por un artesano de rango 10 para cada participante.
Nivel de la misión: Épica
Contratante: Comandante en Jefe del Gobierno Mundial
Descripción de la misión: Durante esta última semana ha habido rumores de que un grupo de arqueólogos han encontrado la legendaria ciudad blanca, situada en la isla de Mystoria en el nuevo mundo. Necesito un grupo de no más de cinco marines y/o agentes del gobierno que vaya a la isla y averigüen si es verdad lo que está ocurriendo. Cuando lo hagan, quiero que se infiltren con los arqueólogos o con los piratas y esperen hasta nueva orden.
Según las leyendas, se trata de una ciudad completamente fabricada de un mármol tan blanco e impoluto que parecía una ciudad celestial, completamente decorada con oro y piedras preciosas. También se dice que en la isla vive un culto sectario que protege la isla de los intrusos, y que rinde culto al antiguo dios del mar. Además, que en el gran palacio de la isla hay un obelisco con historia antigua del mundo.
Objetivos secundarios o alternativos: Hacer una copia del obelisco y borrar el contenido del auténtico.
Recompensa: 80.000.000 berries por cabeza y 5 medallas al mérito (si eres marine) o una técnica basada en el rokushiki de calidad épica (si eres agente) para cada participante.
Recompensas por objetivo secundario o alternativo: Conocimiento único y un objeto tecnológico fabricado por un científico/ingeniero de rango 10 o un objeto vivo fabricado por un artesano de rango 10 para cada participante.
Galhard
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Tras todo los sucedido en la misión de la niebla aunque Gal necesitaba vacaciones se incorporó a una petición que venía nada más y nada menos que del propio jefe del gobierno mundial, aunque desconocía los detalles había escuchado que otro pelotón de laarima se prestaría a ayudar así que buenamente se acercó al lugar para tomar la petición y esperar a sus compañeros, se había separado de Dark, este último le dio un den den mushi y me dijo que de estar libre de ciertos asuntos que tenía que zanjar también se uniría a la misión, a decir verdad siendo como era una petición del gobierno mundial y dependiendo de que marines y/o agentes del gobierno se prestasen a colaborar en la misión podía generar cierta tensión pero si la cosa salía bien Dark tendría más gente que testificaria a su favor en el juicio de amnistía y posterior re-incorporacion al cuerpo de marines.
Gal llegó al lugar donde el subordinado del jefe del gobierno mundial daría las órdenes a los voluntarios de tal misión, Gal esperaba que fuese el almirante Hyoshi o Douglas, sabía que Al estaba indispuesto y esas dos personas eran los otros peces gordos que el cadete conocía y le harían sentir más cómodo.
—Ñaaa... Espero que los demás no tarden en llegar o tendré que recibir las órdenes yo solo... Dijo con gran pereza el cadete mientras esperaba en una enorme sala a que los demás hiciesen acto de presencia.
Gal llegó al lugar donde el subordinado del jefe del gobierno mundial daría las órdenes a los voluntarios de tal misión, Gal esperaba que fuese el almirante Hyoshi o Douglas, sabía que Al estaba indispuesto y esas dos personas eran los otros peces gordos que el cadete conocía y le harían sentir más cómodo.
—Ñaaa... Espero que los demás no tarden en llegar o tendré que recibir las órdenes yo solo... Dijo con gran pereza el cadete mientras esperaba en una enorme sala a que los demás hiciesen acto de presencia.
Kenzo Nakajima
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Kenzo había recibido, junto a parte de su Brigada, la noticia de que el Comandante en Jefe del Gobierno Mundial necesitaba de las habilidades de un pequeño grupo de marines o agentes particularmente bien preparados para un cometido de especial importancia. Al parecer se había descubierto la legendaria Ciudad Blanca en una isla del Nuevo Mundo conocida como Mystoria. Según los rumores una antiquísima secta la protegía, pero no había impedido que un grupo de arqueólogos (o así se hacían llamar al menos) diese con ella. De acuerdo con las leyendas se trataba de uno de los lugares más bellos del mundo y, para colmo, se decía que en su gran palacio había uno de los famosos y misteriosos obeliscos, unas piedras que contaban la historia antigua.
Ante estos rumores el Gobierno Mundial no había tardado en responder, decidiendo que no podían dejar que semejante joya y tan peligroso conocimiento cayesen en malas manos, por lo que debían regresar al control del Gobierno. Para ello buscaban un grupo de fieles soldados que se infiltrasen entre los arqueólogos y, una vez dentro de la ciudad, aguardase más órdenes. Además debían copiar y eliminar el contenido del obelisco, previniendo que las valiosas palabras que contenía llegaran a oídos indebidos.
El brazos largos, ansioso como siempre por trabajar en pro de la justicia, se presentó voluntario en cuanto tuvo noticia de dicha misión, esperando que sus compañeros hiciesen lo mismo. Debían, al parecer, reunirse en una sala enorme antes de iniciar su cometido, y cuando el espadachín llegó tan solo había allí otra persona. Un chico con una curiosa perilla y pintas que casi podrían confundirse con las de un pirata, y en cuya vestimenta no podía verse ningún galón. ¿Se trataba de un simple cadete? ¿Cómo alguien de tan bajo rango se presentaba a una misión como aquella? ¿O acaso aquel tipo era mucho más de lo que aparentaba en primera instancia?
- Buenas, soy el Comandante Kenzo Nakajima. - Se presentó, tendiendo la mano al soldado mientras sonreía. - ¿Cómo te llamas?
Ante estos rumores el Gobierno Mundial no había tardado en responder, decidiendo que no podían dejar que semejante joya y tan peligroso conocimiento cayesen en malas manos, por lo que debían regresar al control del Gobierno. Para ello buscaban un grupo de fieles soldados que se infiltrasen entre los arqueólogos y, una vez dentro de la ciudad, aguardase más órdenes. Además debían copiar y eliminar el contenido del obelisco, previniendo que las valiosas palabras que contenía llegaran a oídos indebidos.
El brazos largos, ansioso como siempre por trabajar en pro de la justicia, se presentó voluntario en cuanto tuvo noticia de dicha misión, esperando que sus compañeros hiciesen lo mismo. Debían, al parecer, reunirse en una sala enorme antes de iniciar su cometido, y cuando el espadachín llegó tan solo había allí otra persona. Un chico con una curiosa perilla y pintas que casi podrían confundirse con las de un pirata, y en cuya vestimenta no podía verse ningún galón. ¿Se trataba de un simple cadete? ¿Cómo alguien de tan bajo rango se presentaba a una misión como aquella? ¿O acaso aquel tipo era mucho más de lo que aparentaba en primera instancia?
- Buenas, soy el Comandante Kenzo Nakajima. - Se presentó, tendiendo la mano al soldado mientras sonreía. - ¿Cómo te llamas?
Galhard
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Galhard se encontraba dando vueltas por la habitación, esperando a que más marines hiciesen acto de presencia hasta que una figura conocida se presentó ante él. Si bien lo más seguro es que tal persona no le reconociese por lo vertiginoso que resultó ser todo lo ocurrido en la aguja el cadete había grabado bien el aspecto de aquel ducto espadachín de exóticas espadas que tan fiel seguidor era de una justicia más dura que la suya. Ante ese panorama y comprendiendo que Kenzo no le recordaría se presentó sin más tomando con educación la vendada mano de su compañero.
—Saludos comandante Kenzo, mi nombre es Galhard, un cadete del cuartel de Dressrosa, es todo un placer contar con usted en esta delicada misión. ¿Que mejor para saber que se está en buenas manos si un miembro de los Justice Raiders se presta a colaborar? — Dijo mientras dio el apretón de manos con firmeza.
—¿Tendremos la suerte que algún miembro más de su brigada se preste a ayudarnos o deberemos comenzar la maniobra mientras recibimos respuesta de ellos? Después de todo, si esta aquí, por rango le tocará estar al cargo.— Dijo pensativo mientras tocaba su den den mushi dentro del bolsillo de su chaqueta.
—Desearía esperar algo más hasta que se nos den las órdenes concretas y se nos haga entrega de un eternal pose o un log pose cargado con la dirección a la isla que debemos mirar y sobretodo alguien que sea más habilidoso que yo con los lenguajes antiguos, si bien soy arqueólogo no tengo talento suficiente para extraer el contenido de la piedra que mencionan, tan solo podría infiltrarme como ayudante en el grupo de arqueólogos que parece que nos han ganado en tiempo ¿Cuenta usted con algún tipo de conocimiento sobre ello? — Espetó el cadete tratando de mantener la compostura y no dejarse llevar por su ansia de aventura y su impulsividad.
—Saludos comandante Kenzo, mi nombre es Galhard, un cadete del cuartel de Dressrosa, es todo un placer contar con usted en esta delicada misión. ¿Que mejor para saber que se está en buenas manos si un miembro de los Justice Raiders se presta a colaborar? — Dijo mientras dio el apretón de manos con firmeza.
—¿Tendremos la suerte que algún miembro más de su brigada se preste a ayudarnos o deberemos comenzar la maniobra mientras recibimos respuesta de ellos? Después de todo, si esta aquí, por rango le tocará estar al cargo.— Dijo pensativo mientras tocaba su den den mushi dentro del bolsillo de su chaqueta.
—Desearía esperar algo más hasta que se nos den las órdenes concretas y se nos haga entrega de un eternal pose o un log pose cargado con la dirección a la isla que debemos mirar y sobretodo alguien que sea más habilidoso que yo con los lenguajes antiguos, si bien soy arqueólogo no tengo talento suficiente para extraer el contenido de la piedra que mencionan, tan solo podría infiltrarme como ayudante en el grupo de arqueólogos que parece que nos han ganado en tiempo ¿Cuenta usted con algún tipo de conocimiento sobre ello? — Espetó el cadete tratando de mantener la compostura y no dejarse llevar por su ansia de aventura y su impulsividad.
Kenzo Nakajima
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El cadete, cuyo aspecto le sonaba vagamente pero no lograba identificar, le saludó dejando claro que él sí sabía quién era el brazos largos. Tampoco era de extrañar, pues alguien con su aspecto físico resultaba extraordinariamente reconocible, motivo por el cual una misión de infiltración no era lo más adecuado para él. Sin embargo aquel tipo... su aura no era la de un cadete corriente. Parecía alguien con experiencia y poder de sobra, equiparable tal vez incluso a un teniente. Además su indumentaria hacía que pudiera ser confundido con un pirata con gran facilidad, y probablemente al ser su rango tan bajo no resultaría una cara familiar para los posibles criminales que allí hubiese.
Kenzo por el contrario... su piel completamente quemada y las vendas que la cubrían, así como la extraordinaria cantidad de katanas que portaba le hacían total y absolutamente inconfundible. Poseía un enorme poder, si, pero a cambio había perdido hacía años la posibilidad de pasar desapercibido donde quiera que fuese. Además sus actos en grandes acontecimientos como los sucedidos en Gray Rock, La Gran Aguja o el Archipiélago Sabaody le habían granjeado una considerable fama, lo que contribuía a aumentar el ya de por sí nada despreciable efecto secundario de su apariencia.
Por todo aquello, el Comandante creyó prudente que fuese el cadete quien llevase la iniciativa en aquel cometido, quedando él encargado de supervisarle y asistirle en caso de necesidad. Galhard sería sus ojos, sus manos y sus oídos en aquella isla y, mientras tanto, él organizaría las tropas de la Marina para un más que posible futuro asalto.
- No poseo conocimiento alguno sobre arqueología ni lenguajes antiguos, y por desgracia ningún otro de los miembros de mi brigada podía participar en esta misión. Sin embargo, si algo he aprendido en estos años es que la gente ve lo que quiere ver, y tú, Galhard, a ojos de quien pretenda ver un corsario podrías pasar con enorme facilidad por uno de ellos. Por tanto creo que lo más lógico es que te enviemos como avanzadilla, infiltrándote como bien dices entre los arqueólogos y descubriendo exactamente qué se trae entre manos. Estarás en comunicación directa conmigo, y ante cualquier mínimo indicio de haber sido descubierto o de que las cosas vayan mal confío en que me lo hagas saber. Mientras tanto yo organizaré un contingente de la Marina en las islas vecinas, dispuesto a asaltar Mystoria cuando sea necesario. Contigo como infiltrado podremos saber cuántos hombres hacen falta, qué lugares son clave y cómo atacar con mayor eficiencia. Además, no es necesario que sepas traducir el mensaje del obelisco. Con ser capaz de copiar sus símbolos y destruir el original cualquier lingüista especializado de la Marina podrá más adelante traducirlo con tranquilidad.
Diciendo esto, tendió al cadete uno de sus Den Den Kenzo, el caracol radiofónico con un aspecto particularmente similar al suyo que servía para comunicarse de forma directa y segura con el que el propio brazos largos llevaba siempre consigo. Por mucho que no fuese la persona indicada para infiltrarse entre los arqueólogos, no permitiría que Galhard sufriese daño alguno ni cayese. Al más mínimo indicio de que necesitaba su ayuda, acudiría con todo el poder de la justicia.
Kenzo por el contrario... su piel completamente quemada y las vendas que la cubrían, así como la extraordinaria cantidad de katanas que portaba le hacían total y absolutamente inconfundible. Poseía un enorme poder, si, pero a cambio había perdido hacía años la posibilidad de pasar desapercibido donde quiera que fuese. Además sus actos en grandes acontecimientos como los sucedidos en Gray Rock, La Gran Aguja o el Archipiélago Sabaody le habían granjeado una considerable fama, lo que contribuía a aumentar el ya de por sí nada despreciable efecto secundario de su apariencia.
Por todo aquello, el Comandante creyó prudente que fuese el cadete quien llevase la iniciativa en aquel cometido, quedando él encargado de supervisarle y asistirle en caso de necesidad. Galhard sería sus ojos, sus manos y sus oídos en aquella isla y, mientras tanto, él organizaría las tropas de la Marina para un más que posible futuro asalto.
- No poseo conocimiento alguno sobre arqueología ni lenguajes antiguos, y por desgracia ningún otro de los miembros de mi brigada podía participar en esta misión. Sin embargo, si algo he aprendido en estos años es que la gente ve lo que quiere ver, y tú, Galhard, a ojos de quien pretenda ver un corsario podrías pasar con enorme facilidad por uno de ellos. Por tanto creo que lo más lógico es que te enviemos como avanzadilla, infiltrándote como bien dices entre los arqueólogos y descubriendo exactamente qué se trae entre manos. Estarás en comunicación directa conmigo, y ante cualquier mínimo indicio de haber sido descubierto o de que las cosas vayan mal confío en que me lo hagas saber. Mientras tanto yo organizaré un contingente de la Marina en las islas vecinas, dispuesto a asaltar Mystoria cuando sea necesario. Contigo como infiltrado podremos saber cuántos hombres hacen falta, qué lugares son clave y cómo atacar con mayor eficiencia. Además, no es necesario que sepas traducir el mensaje del obelisco. Con ser capaz de copiar sus símbolos y destruir el original cualquier lingüista especializado de la Marina podrá más adelante traducirlo con tranquilidad.
Diciendo esto, tendió al cadete uno de sus Den Den Kenzo, el caracol radiofónico con un aspecto particularmente similar al suyo que servía para comunicarse de forma directa y segura con el que el propio brazos largos llevaba siempre consigo. Por mucho que no fuese la persona indicada para infiltrarse entre los arqueólogos, no permitiría que Galhard sufriese daño alguno ni cayese. Al más mínimo indicio de que necesitaba su ayuda, acudiría con todo el poder de la justicia.
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Galhard pudo notar como en menos de unos segundos Kenzo lo analizaba de arriba abajo. Tenía que admitir que la brigada de Zuko tenía gente muy capaz en sus filas y a pesar de la impresión inicial que tuvo de Kenzo en la aguja este marine se trataba de alguien con quien sería interesante hablar fuera de misión para no solo compartir historias de aventuras vividas si no que también unos agradables momentos de desconexión.
Cuando ambos se soltaron la mano el comandante en jefe del gobierno mundial apareció dando las directrices para la misión a ambos marines, Kenzo quedó a cargo de gestionar todas las tropas y Galhard se encargaría de infiltrarse allí junto con los arqueólogos que habían dado con el lugar para cerciorarse de que las palabras escritas en aquel obelisco no fuesen leídas, además como plus ordenó que de ser posible se hiciese una copia del contenido del mismo y se asegurase la manipulación del contenido original escrito en el obelisco o una medida que impidiera la lectura a futuro de él.
-Lamento no poder contar con tus manos de forma directa en la misión pero sabiendo que tanto usted como el comandante en jefe del gobierno mundial depositáis vuestra confianza en mi persona ante tal trabajo me esforzaré al máximo en el éxito de la misión. Podéis contar por mi honor como marine que cumpliré mi cometido, sabiendo que tengo las espaldas cubiertas podré respirar tranquilo y centrar toda mi atención en ocultarme entre el grupo de arqueólogos, no será fácil pero tengo la sensación que será el menor de los problemas, me preocupan los rumores de la secta, de todos modos traeré una copia del contenido.- Dijo mientras hacía una salutación tanto a Kenzo como al comandante y después de ello aceptó de buen grado el curioso Den Den Kenzo que su superior le tendió poniendo tal objeto en buen recaudo dentro de su chaqueta tras ello marchó fuera de la sala de reunión donde se encontraba.
Salió hacia el puerto donde a la lejanía podía ver como los barcos de la marina se preparaban para marchar hacia Mystoria y sacó el Den Den Mushi de Dark, asegurándose de no confundirse con el de Kenzo y llamó al mismo.
-¿Estás libre? Voy a tomar el bote en el puerto, encontrémonos a medio camino, me alejaré lo suficiente de la vista de la escolta de los marines con el bote, si justificamos tu buena participación aquí tendrás muchos puntos en tu juicio de amnistía pero antes debemos cerciorarnos de que no se malinterprete este movimiento, en alta mar subirás a mi bote y seguiremos el plan que ideaste de ponerte bajo mi sombra y aquello extra que no acabé de entender.- Tras decir eso y escuchar la respuesta de su amigo colgó el Mushi y levó anclas de su bote y marchó en dirección a la isla de Mystoria facilitando un hueco donde Dark pudiese subirse sin despertar ninguna sospecha.
Cuando ambos se soltaron la mano el comandante en jefe del gobierno mundial apareció dando las directrices para la misión a ambos marines, Kenzo quedó a cargo de gestionar todas las tropas y Galhard se encargaría de infiltrarse allí junto con los arqueólogos que habían dado con el lugar para cerciorarse de que las palabras escritas en aquel obelisco no fuesen leídas, además como plus ordenó que de ser posible se hiciese una copia del contenido del mismo y se asegurase la manipulación del contenido original escrito en el obelisco o una medida que impidiera la lectura a futuro de él.
-Lamento no poder contar con tus manos de forma directa en la misión pero sabiendo que tanto usted como el comandante en jefe del gobierno mundial depositáis vuestra confianza en mi persona ante tal trabajo me esforzaré al máximo en el éxito de la misión. Podéis contar por mi honor como marine que cumpliré mi cometido, sabiendo que tengo las espaldas cubiertas podré respirar tranquilo y centrar toda mi atención en ocultarme entre el grupo de arqueólogos, no será fácil pero tengo la sensación que será el menor de los problemas, me preocupan los rumores de la secta, de todos modos traeré una copia del contenido.- Dijo mientras hacía una salutación tanto a Kenzo como al comandante y después de ello aceptó de buen grado el curioso Den Den Kenzo que su superior le tendió poniendo tal objeto en buen recaudo dentro de su chaqueta tras ello marchó fuera de la sala de reunión donde se encontraba.
Salió hacia el puerto donde a la lejanía podía ver como los barcos de la marina se preparaban para marchar hacia Mystoria y sacó el Den Den Mushi de Dark, asegurándose de no confundirse con el de Kenzo y llamó al mismo.
-¿Estás libre? Voy a tomar el bote en el puerto, encontrémonos a medio camino, me alejaré lo suficiente de la vista de la escolta de los marines con el bote, si justificamos tu buena participación aquí tendrás muchos puntos en tu juicio de amnistía pero antes debemos cerciorarnos de que no se malinterprete este movimiento, en alta mar subirás a mi bote y seguiremos el plan que ideaste de ponerte bajo mi sombra y aquello extra que no acabé de entender.- Tras decir eso y escuchar la respuesta de su amigo colgó el Mushi y levó anclas de su bote y marchó en dirección a la isla de Mystoria facilitando un hueco donde Dark pudiese subirse sin despertar ninguna sospecha.
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Había recibido la llamada y se había podido separar un momento de Ivan, así que aquello debería de ir extremadamente rápido. El vampiro le esperaría en la isla más cercana, así que en unas horas deberían de solucionar todo esto. El objetivo era simple: encontrar un obelisco, o por lo menos aquello le había contado Galhard. La cosa es que tanto él como el marine sabían que Dark podía leerlos. Y, aunque fuese a destruirlo —cosa la cual era imposible, ya que eran irrompibles. Así que deberían de buscar una alternativa— y hacer una copia... Él sabría lo que pone. Y podría saciar parcialmente su conocimiento sobre la edad oscura, además de que el plan era perfecto. Él se cambiaría con Galhard para hacer la copia y tener otra extra.
—Un obelisco... —Soltó una pequeña carcajada—. Soy de las pocas personas de este mundo que pueden leerlos completamente. —Exclamó en voz alta mientras volaba hacia Galhard.
Efectivamente, el marine se había colocado en el lado que habían acordado. Una vez ahí, aterrizó a su lado y miró hacia el horizonte. La isla estaba justo ahí y sabía de todo el plan gracias a su compañero. Era una locura absoluta, sobretodo por los problemas que podían acarrear para él si aparecía de imprevisto. Pero tenían que actuar coordinados. Yendo en la sombra de su compañero podría evadir parcialmente las sospechas del grupo de arqueólogos. Además de que podría intercambiarse con él y usar la polimorfia para hacer de Galhard. Dark ya había tramado el plan de sobras y tenía muy poco margen de error. Quizás habrían dificultades mayores, pero eso solo lo diría el tiempo.
—Hey Gal-kun —le dijo con una sonrisa poniéndole la mano en el hombro—. Vamos a hacer esto. Tendrá que ser lo más rápido posible y con las menores sospechas, así que si quieres hablar conmigo hazlo con cuidado. No pueden saber que estoy aquí o perderé todo el derecho del juicio. ¿Vale?
—Un obelisco... —Soltó una pequeña carcajada—. Soy de las pocas personas de este mundo que pueden leerlos completamente. —Exclamó en voz alta mientras volaba hacia Galhard.
Efectivamente, el marine se había colocado en el lado que habían acordado. Una vez ahí, aterrizó a su lado y miró hacia el horizonte. La isla estaba justo ahí y sabía de todo el plan gracias a su compañero. Era una locura absoluta, sobretodo por los problemas que podían acarrear para él si aparecía de imprevisto. Pero tenían que actuar coordinados. Yendo en la sombra de su compañero podría evadir parcialmente las sospechas del grupo de arqueólogos. Además de que podría intercambiarse con él y usar la polimorfia para hacer de Galhard. Dark ya había tramado el plan de sobras y tenía muy poco margen de error. Quizás habrían dificultades mayores, pero eso solo lo diría el tiempo.
—Hey Gal-kun —le dijo con una sonrisa poniéndole la mano en el hombro—. Vamos a hacer esto. Tendrá que ser lo más rápido posible y con las menores sospechas, así que si quieres hablar conmigo hazlo con cuidado. No pueden saber que estoy aquí o perderé todo el derecho del juicio. ¿Vale?
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Gal recibió a Dark en su barco, parecía muy contento con lo que la aventura prometía generar tanto a la marina como Dark.
-Dime Dark, siendo sinceros ¿Tan importante es eso que esconden los obeliscos? Conozco leyendas que hablan sobre armas olvidadas y conocimiento prohibido pero... ¿Que es cierto y que es exageración? La verdad es que es una fortuna contar contigo y que tengas ese conocimiento, vas a poder bordarlo- Dijo mientras se acomodaba en la proa del bote.
-De todas formas ambos sabemos lo suicida que es esta misión, que el comandante de la flota haya ordenado de buen grado que yo, un cadete marche allí me deja con la curiosidad si es por ser de la brigada, si confía plenamente en Kenzo o tiene un presentimiento de que hay un plan por nuestra parte de asegurarlo todo, otra persona en mi situación estaría sentenciado pero con tu estrategia vamos a salir airosos y mi influencia en el juicio podrá ser mayor... Dijo pensativo el cadete acomodando su tricornio y mirando a Dark.
-Después de estos meses estoy más que seguro que puedes imitar mis movimientos, tonos y expresiones a la perfección por lo tanto solo tendremos que encontrar una forma para hacer el cambio de manera sutil y comunicarnos... Podríamos hablar en el idioma critico que inventaste con pretexto de que es una forma que tengo para hablar en voz alta para ordenar mis ideas, eso quitaría la atención de esos arqueólogos en el momento que se acostumbren a escuchar que hacemos eso ¿Que te parece? Así nadie sabrá que estás aquí... También si lo de los sectarios resulta ser verdad solo haría falta dejar inconscientes a los arqueólogos y ocuparnos de los atacantes- Dijo Galhard mientras se rascaba el mentón.
No tardarían en llegar a la isla y desde la lejanía ya podía ver la escolta de barcos marines, se quedarían en una isla cercana, evitando ser observados por los arqueólogos
-Dime Dark, siendo sinceros ¿Tan importante es eso que esconden los obeliscos? Conozco leyendas que hablan sobre armas olvidadas y conocimiento prohibido pero... ¿Que es cierto y que es exageración? La verdad es que es una fortuna contar contigo y que tengas ese conocimiento, vas a poder bordarlo- Dijo mientras se acomodaba en la proa del bote.
-De todas formas ambos sabemos lo suicida que es esta misión, que el comandante de la flota haya ordenado de buen grado que yo, un cadete marche allí me deja con la curiosidad si es por ser de la brigada, si confía plenamente en Kenzo o tiene un presentimiento de que hay un plan por nuestra parte de asegurarlo todo, otra persona en mi situación estaría sentenciado pero con tu estrategia vamos a salir airosos y mi influencia en el juicio podrá ser mayor... Dijo pensativo el cadete acomodando su tricornio y mirando a Dark.
-Después de estos meses estoy más que seguro que puedes imitar mis movimientos, tonos y expresiones a la perfección por lo tanto solo tendremos que encontrar una forma para hacer el cambio de manera sutil y comunicarnos... Podríamos hablar en el idioma critico que inventaste con pretexto de que es una forma que tengo para hablar en voz alta para ordenar mis ideas, eso quitaría la atención de esos arqueólogos en el momento que se acostumbren a escuchar que hacemos eso ¿Que te parece? Así nadie sabrá que estás aquí... También si lo de los sectarios resulta ser verdad solo haría falta dejar inconscientes a los arqueólogos y ocuparnos de los atacantes- Dijo Galhard mientras se rascaba el mentón.
No tardarían en llegar a la isla y desde la lejanía ya podía ver la escolta de barcos marines, se quedarían en una isla cercana, evitando ser observados por los arqueólogos
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Tras escuchar a Galhard atentamente, empezó a cuestionar lo que decía. No se distanciaba mucho de la realidad que había estudiado, pero quizás tenía unos matices que no podrían demostrar hasta que leyese el obelisco.
—Me parece genial que te acuerdes del idioma que creé. Nos funcionará perfectamente. Y respecto al tema de las armas... No sabría decirte. Sé que esos obeliscos narran la historia de los Mugiwara y están repartidos por todo el mundo. El gobierno mundial lo declaró como la edad oscura, una etapa en la que borraron todo rastro del rey de los piratas de aquella época. —Suspiró—. El problema es que es un delito gravísimo atreverse a leerlo. Puede ser que encierren un secreto centenario... Quizás milenario. Puede ser que guarden la forma de las armas ancestrales, o incluso cómo llegar a Raftel. Pero a mí no me interesa nada de eso. Me interesa relatar de forma anónima toda la historia que nos arrebataron en su día. Y, aunque sea un fiel defensor de la justicia a mi manera y quiera volver a la Marine, no considero correcto que nos destierren de nuestra propia historia.
Tras explicarle todo lo que sabía gracias a sus conocimientos de historiador y lingüista, además de todo lo que había podido aprender navegando los siete mares, se metió en la sombra de Galhard. Estaba algo mosca por todo el peligro que suponía el culto como tal, e incluso el problema de que sirviesen a un... "Dios antiguo". No tenía ni idea de aquello ni tampoco había leído al respecto, pero sí que sabía que según el folklore de horror cósmico, había uno relatado como el dios de las profundidades. Y daba un miedo de cojones pensar que eso tenía una simple posibilidad de existir. Así que tendría que armarse de coraje junto a su compañero y afrontar aquel peligro. Quizás yendo con los arqueólogos no pasaría nada más grave, pero la información de las misiones no solía ser mentira. Se prepararía para lo peor, en todo caso.
—Vamos, Galhard. Acércate a ellos y busquemos el palacio.
—Me parece genial que te acuerdes del idioma que creé. Nos funcionará perfectamente. Y respecto al tema de las armas... No sabría decirte. Sé que esos obeliscos narran la historia de los Mugiwara y están repartidos por todo el mundo. El gobierno mundial lo declaró como la edad oscura, una etapa en la que borraron todo rastro del rey de los piratas de aquella época. —Suspiró—. El problema es que es un delito gravísimo atreverse a leerlo. Puede ser que encierren un secreto centenario... Quizás milenario. Puede ser que guarden la forma de las armas ancestrales, o incluso cómo llegar a Raftel. Pero a mí no me interesa nada de eso. Me interesa relatar de forma anónima toda la historia que nos arrebataron en su día. Y, aunque sea un fiel defensor de la justicia a mi manera y quiera volver a la Marine, no considero correcto que nos destierren de nuestra propia historia.
Tras explicarle todo lo que sabía gracias a sus conocimientos de historiador y lingüista, además de todo lo que había podido aprender navegando los siete mares, se metió en la sombra de Galhard. Estaba algo mosca por todo el peligro que suponía el culto como tal, e incluso el problema de que sirviesen a un... "Dios antiguo". No tenía ni idea de aquello ni tampoco había leído al respecto, pero sí que sabía que según el folklore de horror cósmico, había uno relatado como el dios de las profundidades. Y daba un miedo de cojones pensar que eso tenía una simple posibilidad de existir. Así que tendría que armarse de coraje junto a su compañero y afrontar aquel peligro. Quizás yendo con los arqueólogos no pasaría nada más grave, pero la información de las misiones no solía ser mentira. Se prepararía para lo peor, en todo caso.
—Vamos, Galhard. Acércate a ellos y busquemos el palacio.
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—Comparto tu punto de vista en ese aspecto, la historia no ha de borrarse si no explicarse y aprender de ella, a veces aunque eso implique dar a conocer actos horribles... Todo sea por no repetirlos pero por ahora no tenemos la influencia suficiente para cambiar el sistema... Esto puede ser el inicio del cambio que queremos para el mundo y la marina, una justicia humana y justa que no beneficie a unos por nacer donde nacen si no por el valor de sus mentes... Pero aún falta mucho para ello y debemos actuar con cautela si deseamos tal cosas— mencionó el cadete está vez controlando las velas del bote y dejando el mismo bien atado a una roca de la isla.
—Los ocultistas... Espero que no aparezcan y menos aún la cosa que adoren— Dijo mientras Dark se introducía en su sombra.
Por unos largos minutos Gal camino por una sinuosa y sofocante jungla hasta encontrar indicios de un asentamiento reciente de personas. Tras comprobar que quienes lo abandonaron habían tardado menos de unos minutos en dejarlo atrás Gal decidió aumentar el ritmo para salirles al paso.
De nuevo, tras caminar por la espesa jungla Gal pudo ver a la distancia un grupo de 8 arqueólogos custodiados por lo que parecían 4 guardaespaldas.
—¡Ey! Perdonad por llegar tarde, tuve unas complicaciones al llegar, veo que os habéis desenvuelto sin problemas hasta aquí, permitíd que me presente, soy un pirata aventurero, aunque podríamos decir que hago mis veces de arqueólogo ya que antes de lanzarme a la mar fui un estudioso de las civilizaciones antiguas y un apasionado de las reliquias olvidadas en el tiempo. En una de mis aventuras anteriores en una banda de piratas, buscando objetos y tesoros antiguos, escuche rumores sobre una ciudad aquí ¿Podría unirme a vuestro grupo? Creo que podría ayudaros en más de un tema, no busco ningún pago ni nada, solo con tener la oportunidad de ver el obelisco con mis propios ojos y ser capaz de conocer más de la historia que el gobierno nos ha arrebatado sería el hombre más feliz de la tierra... Además, si esos ocultistas que escuché que custodiaban el lugar existen no os sobrarán manos extras para pelear contra ellos. Todos salimos ganando.— Espetó Gal en un tono enérgico y pueril mientras se quitaba el tricornio para saludar al grupo de arqueólogos que inicialmente le miraron con recelo pero la verdad es que las palabras del cadete a parte de trasmitir sinceridad se sumaban a su aspecto y sobretodo su más que llamativo sable daba más fuerza a sus palabras, cualquier estudioso podía reconocer que era muy similar a una espada que se creía perdida hace siglos y su medallón no era algo que nadie sin conocimiento de arqueología le habría echado el ojo.
—¿No es un poco conveniente que aparezcas justo ahora? No negaremos manos extras pero no deja de ser sospechoso ¿Quién no nos asegura que tienes a tu tripulación de piratas esperando a masacrar nos cuando tengamos lo que queremos? — Dijo el arqueólogo más mayor, el cual tenía una frondosa barba de color carmesí.
—¿Que ganaría con ello? Además, de tener tripulación ¿sería inteligente venir solo? ¿Más aun bajo la amenaza de una posible secta hostil? Ya dije que soy un alma libre y que el único interés que tengo es en la historia que hay aquí escondida, si os quisiese atacar no me expondría de esta forma tan absurda tbien frente a vosotros.— Dijo arqueando la cabeza mientras miró al que parecía el líder de la expedición y no tardo en ser recibido con risas por los mercenarios contratados como guardaespaldas.
—Sí, ningún idiota sería tan necio de encima venir con esos tesoros entre sus posesiones, si no le queréis en la expedición podemos pelarle ahora y nos podemos quedar como pago extra esos abalorios que trae señor Hassam.— Dijo el guardaespaldas con más musculatura de todos relamiendose.
—Suficiente Ayoub, me parece que ese idiota dice la verdad, por el camino ya veremos que tanto sabe de arqueología y si nos puede ayudar realmente pero por lo pronto parece tener no sólo ojo para los tesoros si no que parece ducto en combate... Aunque hay algo que parece que destaca cerca de donde está él pero no acabo de comprender— Retomó la palabra el arqueólogo jefe mientras se acicalaba la barba —Vamos... No perdamos más el tiempo aquí, las preguntas pueden hacerse mientras se camina, de todos modos Ayoub tu y uno de tus hombres se mantendrán cerca de él hasta que confirmemos que podemos confiar en él. -— Tras estas palabras el arqueólogo retomó el camino y todos continuaron la expedición.
—Los ocultistas... Espero que no aparezcan y menos aún la cosa que adoren— Dijo mientras Dark se introducía en su sombra.
Por unos largos minutos Gal camino por una sinuosa y sofocante jungla hasta encontrar indicios de un asentamiento reciente de personas. Tras comprobar que quienes lo abandonaron habían tardado menos de unos minutos en dejarlo atrás Gal decidió aumentar el ritmo para salirles al paso.
De nuevo, tras caminar por la espesa jungla Gal pudo ver a la distancia un grupo de 8 arqueólogos custodiados por lo que parecían 4 guardaespaldas.
—¡Ey! Perdonad por llegar tarde, tuve unas complicaciones al llegar, veo que os habéis desenvuelto sin problemas hasta aquí, permitíd que me presente, soy un pirata aventurero, aunque podríamos decir que hago mis veces de arqueólogo ya que antes de lanzarme a la mar fui un estudioso de las civilizaciones antiguas y un apasionado de las reliquias olvidadas en el tiempo. En una de mis aventuras anteriores en una banda de piratas, buscando objetos y tesoros antiguos, escuche rumores sobre una ciudad aquí ¿Podría unirme a vuestro grupo? Creo que podría ayudaros en más de un tema, no busco ningún pago ni nada, solo con tener la oportunidad de ver el obelisco con mis propios ojos y ser capaz de conocer más de la historia que el gobierno nos ha arrebatado sería el hombre más feliz de la tierra... Además, si esos ocultistas que escuché que custodiaban el lugar existen no os sobrarán manos extras para pelear contra ellos. Todos salimos ganando.— Espetó Gal en un tono enérgico y pueril mientras se quitaba el tricornio para saludar al grupo de arqueólogos que inicialmente le miraron con recelo pero la verdad es que las palabras del cadete a parte de trasmitir sinceridad se sumaban a su aspecto y sobretodo su más que llamativo sable daba más fuerza a sus palabras, cualquier estudioso podía reconocer que era muy similar a una espada que se creía perdida hace siglos y su medallón no era algo que nadie sin conocimiento de arqueología le habría echado el ojo.
—¿No es un poco conveniente que aparezcas justo ahora? No negaremos manos extras pero no deja de ser sospechoso ¿Quién no nos asegura que tienes a tu tripulación de piratas esperando a masacrar nos cuando tengamos lo que queremos? — Dijo el arqueólogo más mayor, el cual tenía una frondosa barba de color carmesí.
—¿Que ganaría con ello? Además, de tener tripulación ¿sería inteligente venir solo? ¿Más aun bajo la amenaza de una posible secta hostil? Ya dije que soy un alma libre y que el único interés que tengo es en la historia que hay aquí escondida, si os quisiese atacar no me expondría de esta forma tan absurda tbien frente a vosotros.— Dijo arqueando la cabeza mientras miró al que parecía el líder de la expedición y no tardo en ser recibido con risas por los mercenarios contratados como guardaespaldas.
—Sí, ningún idiota sería tan necio de encima venir con esos tesoros entre sus posesiones, si no le queréis en la expedición podemos pelarle ahora y nos podemos quedar como pago extra esos abalorios que trae señor Hassam.— Dijo el guardaespaldas con más musculatura de todos relamiendose.
—Suficiente Ayoub, me parece que ese idiota dice la verdad, por el camino ya veremos que tanto sabe de arqueología y si nos puede ayudar realmente pero por lo pronto parece tener no sólo ojo para los tesoros si no que parece ducto en combate... Aunque hay algo que parece que destaca cerca de donde está él pero no acabo de comprender— Retomó la palabra el arqueólogo jefe mientras se acicalaba la barba —Vamos... No perdamos más el tiempo aquí, las preguntas pueden hacerse mientras se camina, de todos modos Ayoub tu y uno de tus hombres se mantendrán cerca de él hasta que confirmemos que podemos confiar en él. -— Tras estas palabras el arqueólogo retomó el camino y todos continuaron la expedición.
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"Dios santo, me estoy sofocando de estar aquí abajo. Hasta ahora no tenía que haberlo hecho durante tanto tiempo" pensó mientras abaniqueaba con la mano su cara. Era una sensación de lo más extraña, sin lugar a dudas. Encima estaban teniendo una conversación de lo más interesante ahí arriba. Galhard había logrado pasar por ahí como un simple necio pirata. Quizás un tanto osado. El problema es que los arqueólogos parecían un tanto chispa de las intenciones del castaño. Dark lo notaba entre las pausas de la voz, los subtonos... Algo raro había por ahí. Y no podía esperar más para descubrirlo. Saltó a la sombra de otro de los arqueólogos y, tras escuchar suficientemente su voz, esperó a que se separase brevemente del grupo. Ahí usó el haoshoku para desmayarlo, salir hacia fuera, meterlo a él en la propia sombra del moreno y después usar la polimorfia para copiar el aspecto exacto del hombre.
Tras volver, se colocó al lado de Galhard y habló brevemente con él utilizando el lenguaje críptico. Había vuelto a aprovechar la curiosidad de los arqueólogos, logrando mantener una conversación breve con su compañero.
—Galhard, me he cambiado por este hombre. Iré bastante callado, pero si las cosas se tuercen, tendremos que luchar. Noto algo raro en la forma en la que hablan. Demasiado extraña. No están siendo sinceros. —Le comentó con el lenguaje especial.
Volvió al grupo y copió la postura que mantenía el hombre. Llevaba las manos metidas dentro de las mangas que colgaban de sobras. El problema es que no notaba ninguna presencia alrededor, no por lo menos del radio en el que su mantra llegaba. Estaba todo extrañamente silencioso, incluido el grupo de arqueólogos. Él no quería hablar demasiado para no llamar la atención, y prefería seguir analizando a la gente para ver qué tramaban realmente. El palacio ya se podía ver de lejos, y no tardarían demasiado en llegar ahí. Pero siempre existía una calma antes de la tormenta. Y tuvo que haberla predicho antes ya que, en el mismo momento que pasaron uno de los bosques, el resto de arqueólogos desaparecieron. Incluido el que tenía debajo de la sombra. Deshació la polimorfia y miró a Galhard de un lado para otro.
—Tenemos que estar bajo el ataque de una fruta del diablo enemiga, Galhard. —Le comentó con un tono grave.
Sin embargo, no pasó nada. Nada más que la desaparición de los hombres. Dark cerró los ojos y empezó a concentrarse activamente. Tenía que desvelar el secreto de aquel bosque de alguna forma.
Tras volver, se colocó al lado de Galhard y habló brevemente con él utilizando el lenguaje críptico. Había vuelto a aprovechar la curiosidad de los arqueólogos, logrando mantener una conversación breve con su compañero.
—Galhard, me he cambiado por este hombre. Iré bastante callado, pero si las cosas se tuercen, tendremos que luchar. Noto algo raro en la forma en la que hablan. Demasiado extraña. No están siendo sinceros. —Le comentó con el lenguaje especial.
Volvió al grupo y copió la postura que mantenía el hombre. Llevaba las manos metidas dentro de las mangas que colgaban de sobras. El problema es que no notaba ninguna presencia alrededor, no por lo menos del radio en el que su mantra llegaba. Estaba todo extrañamente silencioso, incluido el grupo de arqueólogos. Él no quería hablar demasiado para no llamar la atención, y prefería seguir analizando a la gente para ver qué tramaban realmente. El palacio ya se podía ver de lejos, y no tardarían demasiado en llegar ahí. Pero siempre existía una calma antes de la tormenta. Y tuvo que haberla predicho antes ya que, en el mismo momento que pasaron uno de los bosques, el resto de arqueólogos desaparecieron. Incluido el que tenía debajo de la sombra. Deshació la polimorfia y miró a Galhard de un lado para otro.
—Tenemos que estar bajo el ataque de una fruta del diablo enemiga, Galhard. —Le comentó con un tono grave.
Sin embargo, no pasó nada. Nada más que la desaparición de los hombres. Dark cerró los ojos y empezó a concentrarse activamente. Tenía que desvelar el secreto de aquel bosque de alguna forma.
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Gal centró toda su atención en Dark cuando este le habló y de golpe se encontraban solos, el grupo había desaparecido.
—Esto va a ser algo totalmente problemático, no solo porque no hemos podido esclarecer que ocultaban los arqueólogos si no que no sabemos que está ocurriendo... Siento darte órdenes Dark pero vuelve a entrar en mi sombra, si el enemigo decide atacar podremos sorprenderle de esta forma— Comentó Galhard mientras usaba el lenguaje que Dark le enseñó —Aprovecharé para hablar con los marines y avisarles que no se adentren por su propia seguridad, deberíamos intentar al menos dar con el jefe de los arqueólogos y llegar al obelisco, me da que cuando nos toque huir tendremos que pasar por encima de quien nos está acechando... Así que tarde o temprano tendremos que enfrentarlo.—
Tras las últimas palabras en ese criptico idioma Gal tomó el Den Den Kenzo, con él informó de la situación y avisó que no se adentrasen en la isla, tendría todo bajo control y priorizaria en encontrar primero el obelisco, una vez asegurado se encargaría de descubrir el origen del atacante. Después de colgar continuó avanzando con Dark, debían encontrar una explicación a lo sucedido y tras una larga travesía llegaron a ver un ataúd de color negro como el azabache.
Esa caja mortuoria no parecía tener ningún orificio de cerradura pese a estar adornado con detalles de calavera, sin mucho éxito Gal trató de golpearlo con su sable sin poder hacer ninguna muesca en el ataúd, eso era raro.
—Dark... ¿Crees que con tu fuerza podrías tratar de abrir el sarcófago? Puede que sea una trampa pero no tenemos mucha más opción que jugar las cartas de esta manera... Y seguir manteniendo nuestra atención al máximo, ya casi estamos en la ciudadela pero sin las indicaciones de los arqueólogos llegar allí será imposible.— Dijo en el idioma criptico mientras miraba por todo el lugar buscando una explicación al descubrimiento que habían hecho.
—Esto va a ser algo totalmente problemático, no solo porque no hemos podido esclarecer que ocultaban los arqueólogos si no que no sabemos que está ocurriendo... Siento darte órdenes Dark pero vuelve a entrar en mi sombra, si el enemigo decide atacar podremos sorprenderle de esta forma— Comentó Galhard mientras usaba el lenguaje que Dark le enseñó —Aprovecharé para hablar con los marines y avisarles que no se adentren por su propia seguridad, deberíamos intentar al menos dar con el jefe de los arqueólogos y llegar al obelisco, me da que cuando nos toque huir tendremos que pasar por encima de quien nos está acechando... Así que tarde o temprano tendremos que enfrentarlo.—
Tras las últimas palabras en ese criptico idioma Gal tomó el Den Den Kenzo, con él informó de la situación y avisó que no se adentrasen en la isla, tendría todo bajo control y priorizaria en encontrar primero el obelisco, una vez asegurado se encargaría de descubrir el origen del atacante. Después de colgar continuó avanzando con Dark, debían encontrar una explicación a lo sucedido y tras una larga travesía llegaron a ver un ataúd de color negro como el azabache.
Esa caja mortuoria no parecía tener ningún orificio de cerradura pese a estar adornado con detalles de calavera, sin mucho éxito Gal trató de golpearlo con su sable sin poder hacer ninguna muesca en el ataúd, eso era raro.
—Dark... ¿Crees que con tu fuerza podrías tratar de abrir el sarcófago? Puede que sea una trampa pero no tenemos mucha más opción que jugar las cartas de esta manera... Y seguir manteniendo nuestra atención al máximo, ya casi estamos en la ciudadela pero sin las indicaciones de los arqueólogos llegar allí será imposible.— Dijo en el idioma criptico mientras miraba por todo el lugar buscando una explicación al descubrimiento que habían hecho.
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Hizo caso al joven marine y se adentró en su sombra. Escuchó el reporte y entendió cuáles eran sus intenciones. Gracias a aquello el tal Kenzo no se metería por medio, por lo cual no podía quejarse. El problema era que acabaron llegando delante de un ataúd. Dark salió de la sombra de Galhard y lo miró atentamente. El joven le pidió abrirlo. Por lo cual se encogió de hombros y observó de arriba a abajo el utensilio. Endureció sus dos manos y se limitó a tocarlo brevemente. No pareció pasar nada. ¿Quizás era porque lo estaba tocando ayudándose del busoshoku? No quería permitirse tocarlo con las manos desnudas. Así que buscó algún tipo de muesca en la que meter los dedos. Pero no la encontraba. Suspiró deshaciendo el endurecimiento de sus brazos y agarró su arma, haciendo un gran tajo en horizontal que pareció moverlo por un segundo. Pero no logró cortarlo. Así que apartó a Galhard con el brazo y agarró una corriente de aire fresco, transformándose a forma completa.
—Mantente alejado —dijo con voz demoníaca—, esto se va a poner feo.
Agarró el arma e hizo un corte en horizontal de tal potencia que acabó soltando una onda gigantesca que devoró más de cien metros del bosque, talando todo sin que ofreciese ningún tipo de resistencia. Por suerte había roto la tapa, por lo que volvió a su forma normal mientras se llevaba la mano al pecho. Odiaba de todas las formas usar la forma completa, ya que sentía que su demonio interior parecía apoderarse de él. Y no recordaba si había usado aquella forma en la carrera de Wano, pero tampoco tenía necesidad de usarla activamente. Prefería no hacerlo y ya está. Observó el interior del sarcófago y pudo ver a uno de los arqueólogos con un agujero en la garganta. Chasqueó la lengua y tocó brevemente el cadáver, comprobando que estaba totalmente frío. No tenía ningún tipo de sentido pero estaba muy seguro de que el misterioso clan estaba involucrado de alguna forma.
—Mmm... —rumió por un segundo mientras se llevaba la mano a la nuca—. Estoy muy seguro de que esto es el poder de una fruta del diablo. Si no he podido cortarla hasta que me he transformado del todo, estamos hablando de que es algo de lo cual tendríamos que tener un respeto. Si yo acabo ahí encerrado no sé cómo podré salir. El problema es que sigo sin sentir ningna presencia.
Aún sin sentir una presencia, su mantra le advirtió de algo al instante. Empujó a Galhard y otro de esos ataúdes salió volando hacia el cielo, cayendo y empezando a perseguirlos. Agarró a su compañero de la chaqueta y lo metió en su sombra, sacando a Extorquendo Mundi y esperando a recibir otro ataque. Pero no ocurrió nada. De hecho, cuando paró, el ataúd se quedó congelado en el aire. Sacó con extremo cuidado a Galhard y señaló hacia este.
—Parece ser que se activa con el movimiento. Tiene que ser algún poder automático, así que tendremos que tomar alguna táctica. Procederé a distraerlo y tú intentarás encontrar al tío, ¿vale? —Exclamó mientras empezaba a levitar—. El objetivo es noquearlo o matarlo. Luego te localizaré por tu presencia.
Echó a volar, empezando a esquivar en el aire el ataúd.
—Mantente alejado —dijo con voz demoníaca—, esto se va a poner feo.
Agarró el arma e hizo un corte en horizontal de tal potencia que acabó soltando una onda gigantesca que devoró más de cien metros del bosque, talando todo sin que ofreciese ningún tipo de resistencia. Por suerte había roto la tapa, por lo que volvió a su forma normal mientras se llevaba la mano al pecho. Odiaba de todas las formas usar la forma completa, ya que sentía que su demonio interior parecía apoderarse de él. Y no recordaba si había usado aquella forma en la carrera de Wano, pero tampoco tenía necesidad de usarla activamente. Prefería no hacerlo y ya está. Observó el interior del sarcófago y pudo ver a uno de los arqueólogos con un agujero en la garganta. Chasqueó la lengua y tocó brevemente el cadáver, comprobando que estaba totalmente frío. No tenía ningún tipo de sentido pero estaba muy seguro de que el misterioso clan estaba involucrado de alguna forma.
—Mmm... —rumió por un segundo mientras se llevaba la mano a la nuca—. Estoy muy seguro de que esto es el poder de una fruta del diablo. Si no he podido cortarla hasta que me he transformado del todo, estamos hablando de que es algo de lo cual tendríamos que tener un respeto. Si yo acabo ahí encerrado no sé cómo podré salir. El problema es que sigo sin sentir ningna presencia.
Aún sin sentir una presencia, su mantra le advirtió de algo al instante. Empujó a Galhard y otro de esos ataúdes salió volando hacia el cielo, cayendo y empezando a perseguirlos. Agarró a su compañero de la chaqueta y lo metió en su sombra, sacando a Extorquendo Mundi y esperando a recibir otro ataque. Pero no ocurrió nada. De hecho, cuando paró, el ataúd se quedó congelado en el aire. Sacó con extremo cuidado a Galhard y señaló hacia este.
—Parece ser que se activa con el movimiento. Tiene que ser algún poder automático, así que tendremos que tomar alguna táctica. Procederé a distraerlo y tú intentarás encontrar al tío, ¿vale? —Exclamó mientras empezaba a levitar—. El objetivo es noquearlo o matarlo. Luego te localizaré por tu presencia.
Echó a volar, empezando a esquivar en el aire el ataúd.
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Podía decirse que tras la carrera de Wano cualquiera podía estar curado de espantos ante fenómenos extraños pero aquella situación se escapaba de todo entendimiento, comprendía el temor de Dark y debía actuar con precaución, su forma completa le traía recuerdos pero el hecho de encontrar al arqueólogo muerto y peor aún, con esa lesión tan fea en el cuello levantaba sus alarmas, si bien sentía tristeza y enfado por ello no reaccionó ante las palabras de Dark.
"Matar" eso resultaba un tabú que no quería cruzar, de forma indirecta había causado muertes en la gran ruta de la madame y eso aún le hacía sentir culpable, no quería añadir gente al historial pero bien era cierto que si no frenaba al enemigo de los ataúdes esa lista crecería no sólo con los arqueólogos si no con Dark, algún marine o él mismo lo que no podía permitirse eso.
Cualquier otra persona tendría pavor ante una amenaza como resultaban ser esos sarcófagos, más si sólo la forma completa de Dark había podido romperlos pero por desgracia Gal era demasiado idiota para sentir miedo pero eso no le hacía menos cauto.
Las palabras de su compañero tenían sentido pues, si controlaba ataúdes lo más seguro es que esa fruta no permitiese a su usuario defenderse de ataques de alguien al utilizar esas habilidades y ocultar su presencia.
Dark se movió asegurando que ese ataud le siguiese pero pese a ello Gal no podía actuar a lo loco, nada le asegura que ese fuese el único sarcófago que estuviese al acecho.
Con lentitud avanzó, intentando percibir algún atisbo de presencia sin ningún éxito, después de todo no se encontraba en sus mejores condiciones de haki de observación, como Dark había comentado no había ni una sola presencia, era demasiado escabroso.
Tras adentrarse lejos del camino de tierra en la misma selva pudo ver por el rabillo del ojo la silueta de una mujer de cabellos rosado. Debía tratarse del enemigo pues si no había notado su presencia eso era indicativo pero tampoco podía cerrar la posibilidad de que no fuese el único enemigo y que esa chica se encontrase custodiada por guardianes que la mantuviesen a salvo de ataques en caso de que fuese encontrado. Mientras esperaba no ser percibido por esa o esos enemigos se acercó lentamente hacia donde vio a la chica intentando ver si podía lograr emboscarla y por lo menos derribarla sin tener que matarla.
Tras seguirla encontró una pequeña zona de la selva que no tenía ningún árbol, allí encontró a esa muchacha que con los brazos cruzados a la altura de la cara sudaba con cara de esfuerzo y los ojos cerrados, cerca de ella dos enmascarados la rodeaban mientras movían sus cabezas en busca de alguien. Gal se mantenía apartado de aquella zona, detrás de él último árbol antes de ese lugar, se preguntaba si desde allí podría golpear con su moneda a la chica sin fallar con la última técnica que Rapanui le enseñó, era un todo o nada ya que la técnica de fragmentar la moneda no tenía pinta de funcionar contra aquellos enmascarados ni con la mujer.
Trató saliva y mientras ponía toda su fe en la moneda de 100 berries que tenía y tocó su broche de amatista buscando en él más concentración se dispuso a lanzar la moneda contra aquella mujer.
"Matar" eso resultaba un tabú que no quería cruzar, de forma indirecta había causado muertes en la gran ruta de la madame y eso aún le hacía sentir culpable, no quería añadir gente al historial pero bien era cierto que si no frenaba al enemigo de los ataúdes esa lista crecería no sólo con los arqueólogos si no con Dark, algún marine o él mismo lo que no podía permitirse eso.
Cualquier otra persona tendría pavor ante una amenaza como resultaban ser esos sarcófagos, más si sólo la forma completa de Dark había podido romperlos pero por desgracia Gal era demasiado idiota para sentir miedo pero eso no le hacía menos cauto.
Las palabras de su compañero tenían sentido pues, si controlaba ataúdes lo más seguro es que esa fruta no permitiese a su usuario defenderse de ataques de alguien al utilizar esas habilidades y ocultar su presencia.
Dark se movió asegurando que ese ataud le siguiese pero pese a ello Gal no podía actuar a lo loco, nada le asegura que ese fuese el único sarcófago que estuviese al acecho.
Con lentitud avanzó, intentando percibir algún atisbo de presencia sin ningún éxito, después de todo no se encontraba en sus mejores condiciones de haki de observación, como Dark había comentado no había ni una sola presencia, era demasiado escabroso.
Tras adentrarse lejos del camino de tierra en la misma selva pudo ver por el rabillo del ojo la silueta de una mujer de cabellos rosado. Debía tratarse del enemigo pues si no había notado su presencia eso era indicativo pero tampoco podía cerrar la posibilidad de que no fuese el único enemigo y que esa chica se encontrase custodiada por guardianes que la mantuviesen a salvo de ataques en caso de que fuese encontrado. Mientras esperaba no ser percibido por esa o esos enemigos se acercó lentamente hacia donde vio a la chica intentando ver si podía lograr emboscarla y por lo menos derribarla sin tener que matarla.
Tras seguirla encontró una pequeña zona de la selva que no tenía ningún árbol, allí encontró a esa muchacha que con los brazos cruzados a la altura de la cara sudaba con cara de esfuerzo y los ojos cerrados, cerca de ella dos enmascarados la rodeaban mientras movían sus cabezas en busca de alguien. Gal se mantenía apartado de aquella zona, detrás de él último árbol antes de ese lugar, se preguntaba si desde allí podría golpear con su moneda a la chica sin fallar con la última técnica que Rapanui le enseñó, era un todo o nada ya que la técnica de fragmentar la moneda no tenía pinta de funcionar contra aquellos enmascarados ni con la mujer.
Trató saliva y mientras ponía toda su fe en la moneda de 100 berries que tenía y tocó su broche de amatista buscando en él más concentración se dispuso a lanzar la moneda contra aquella mujer.
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Iba trazando una ruta en círculos para esquivar a duras penas el ataúd. Por suerte logró sentir la presencia de Galhard parándose, dirigiéndose hacia esta. El problema real es que el ataúd a más se acercaba más velocidad parecía tomar, así que tuvo que resignarse a ver de lejos a su compañero apuntando con la moneda y lanzándola. Tragó saliva mientras se quedaba encerrado en el ataúd y caía hacia el suelo, chocándose varias veces. Por suerte tras pasar unos segundos desapareció de la nada y se levantó ágilmente, viendo cómo una mujer estaba en el suelo con un orificio en el hombro. Se acercó corriendo mientras desenfundaba una vez más su arma, pegando varios cortes en el aire para ahuyentar a los otros integrantes del culto. Agarró del cuello de la camisa a la mujer y empezó a agitarla para despertarla. Abrió los ojos y se asustó.
—No... No me hagáis nada... —Exclamó asustada—. Sabemos a por lo que venís. Pero tienen la clave para todo esto. Lo protegerán con sus vidas si hace falta.
—¿Quienes lo protegerán?
—No... No puedo decirlo. —Musitó bajando la cabeza.
Dark observó con frialdad la mujer mientras se agachaba delante de ella. "Tengo que matarla. Pero no delante de Galhard." pensó mientras miraba de reojo a su compañero. Era demasiado amargo como para ser cierto, pero estaba muy seguro de que el haoshoku no le afectaría y que muy seguramente les atacaría después. Así que pensó en algo para distraerle lo sufciente. Se levantó y señaló hacia el palacio con un dedo.
—Galhard, me voy a asegurar de que no nos vuelva a seguir. —Le dijo sin querer mentirle, pero tampoco aclarando de lo que iba a hacer.
Esa fruta del diablo, a pesar de parecer ser muy estúpida, era jodidamente peligrosa. Si uno de los dos acababa dentro de un ataúd muy seguramente moriría. Así que en un movimiento de manos usando uno de sus trucos de ilusionista, la movió a treinta metros de allá. Pero mientras movía las manos, dándole la espalda a Galhard, le cortó el cuello. A pesar de que no quería hacer aquello en su fondo, debía de hacerlo. Y el marine no estaba preparado para hacerlo, así que tendría que ser él el que soportase el pecado.
—Vamos. —Acabó diciendo con un rostro serio.
—No... No me hagáis nada... —Exclamó asustada—. Sabemos a por lo que venís. Pero tienen la clave para todo esto. Lo protegerán con sus vidas si hace falta.
—¿Quienes lo protegerán?
—No... No puedo decirlo. —Musitó bajando la cabeza.
Dark observó con frialdad la mujer mientras se agachaba delante de ella. "Tengo que matarla. Pero no delante de Galhard." pensó mientras miraba de reojo a su compañero. Era demasiado amargo como para ser cierto, pero estaba muy seguro de que el haoshoku no le afectaría y que muy seguramente les atacaría después. Así que pensó en algo para distraerle lo sufciente. Se levantó y señaló hacia el palacio con un dedo.
—Galhard, me voy a asegurar de que no nos vuelva a seguir. —Le dijo sin querer mentirle, pero tampoco aclarando de lo que iba a hacer.
Esa fruta del diablo, a pesar de parecer ser muy estúpida, era jodidamente peligrosa. Si uno de los dos acababa dentro de un ataúd muy seguramente moriría. Así que en un movimiento de manos usando uno de sus trucos de ilusionista, la movió a treinta metros de allá. Pero mientras movía las manos, dándole la espalda a Galhard, le cortó el cuello. A pesar de que no quería hacer aquello en su fondo, debía de hacerlo. Y el marine no estaba preparado para hacerlo, así que tendría que ser él el que soportase el pecado.
—Vamos. —Acabó diciendo con un rostro serio.
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Galhard respiró aliviado en cuanto tumbó a la mujer de cabellos rosados, esa habilidad podría haberlos aniquilado y haber podido acertar con la moneda fue un conveniente golpe de suerte, menos mal que le había dado en el hombro y no en un punto vital pensó el cadete mientras Dark ahuyentaba a esos misteriosos enmascarados.
—No va a querer colaborar... Es una pena, lastima que en el cuartel no me hayan dado ningunas esposas de piedra marina, eso nos permitiría llevarla y usarla como rehén aunque sea poco ético— meditó el cadete mientras que Dark le despistó con el dedo apuntando al palacio.
—Vaya, al final el palacio estaba cerca sin necesidad de seguir el camino de tierra, quizás lo otro era para despistar... Me pregunto donde habrán ido esos dos mastodontes, estoy seguro que no tardaremos en dejar de estar solos nuevamente.— el cadete entrecerró sus ojos mirando el palacio entre la lejanía y cuando se giró vio a su compañero con semblante serio que le dijo que continuasen. ¿Habría desmayado a la muchacha con su haki del conquistador o la habría convencido para que se mantuviese al margen? Se preguntó el marine de forma inocente mientras vos continuaron su camino hacia el palacio, ahora mantener a dark en las sombras sería innecesario pues sería una estrategia que sus enemigos ya conocían.
—¿Te dijo al menos alguna pista la chica sobre el obelisco y su localización? De no saberlo tocará interrogar a algún enemigo más que salga a nuestro encuentro... Me da que nos van a tener preparado un recibimiento digno de reyes... Habrá que esperarse cualquier cosa... — Dijo el marine mientras adoptaba una expresión seria, similar a la de su compañero. Sabía que aquella chica no era ni de lejos la mejor carta que aquellos sectarios podían guardar en su manga así que cualquier despiste o fallo podía pagarse muy caro.
—¿Crees que si llegamos al obelisco podremos transportarlo? Traerlo al gobierno mundial beneficiaria a Kenzo también. Comentaba el cadete mientras prestaba atención a sus alrededores, en esta ocasión, descartado el haki de observación, solo sus ojos e incluso instinto serían sus aliados frente a un nuevo ataque.
No tardaron en llegar a una de las murallas del palacio, el tramo había sido tranquilo, demasiado tranquilo y ahora tocaba encontrar una entrada en una pared que parecía no acabarse.
—Este tipo de estructura... Jamás había visto una ruina tan bien conservada y con tal nivel de trabajo, el mero hecho de que el mármol esté intacto y que los detalles de oro aún sigan ahí y que estén presentes hasta en una estructura defensiva habla mucho del nivel de esplendor que este lugar debió tener cuando estaba habitado, sigamos alerta— Espetó el cadete mientras ahogaba su fascinación y continuaban buscando una entrada, destruir una pared no sería la mejor de las ideas pero si no daban con un sitio de entrada sería la única manera de seguir, aunque eso revelarse su posición a los hostiles, si es que no la conocían ya.
—Mmmm... Tengo la sensación que este tramo de camino no nos llevará a ninguna parte, es como si todo esto fuese el mismo lugar... Quizás deberíamos buscar el cuerpo de alguno de los arqueólogos a ver si tienen un mapa o alguna indicación — murmuró el cadete en el idioma de Dark después de una larga travesía de treinta minutos recorriendo la muralla.
—No va a querer colaborar... Es una pena, lastima que en el cuartel no me hayan dado ningunas esposas de piedra marina, eso nos permitiría llevarla y usarla como rehén aunque sea poco ético— meditó el cadete mientras que Dark le despistó con el dedo apuntando al palacio.
—Vaya, al final el palacio estaba cerca sin necesidad de seguir el camino de tierra, quizás lo otro era para despistar... Me pregunto donde habrán ido esos dos mastodontes, estoy seguro que no tardaremos en dejar de estar solos nuevamente.— el cadete entrecerró sus ojos mirando el palacio entre la lejanía y cuando se giró vio a su compañero con semblante serio que le dijo que continuasen. ¿Habría desmayado a la muchacha con su haki del conquistador o la habría convencido para que se mantuviese al margen? Se preguntó el marine de forma inocente mientras vos continuaron su camino hacia el palacio, ahora mantener a dark en las sombras sería innecesario pues sería una estrategia que sus enemigos ya conocían.
—¿Te dijo al menos alguna pista la chica sobre el obelisco y su localización? De no saberlo tocará interrogar a algún enemigo más que salga a nuestro encuentro... Me da que nos van a tener preparado un recibimiento digno de reyes... Habrá que esperarse cualquier cosa... — Dijo el marine mientras adoptaba una expresión seria, similar a la de su compañero. Sabía que aquella chica no era ni de lejos la mejor carta que aquellos sectarios podían guardar en su manga así que cualquier despiste o fallo podía pagarse muy caro.
—¿Crees que si llegamos al obelisco podremos transportarlo? Traerlo al gobierno mundial beneficiaria a Kenzo también. Comentaba el cadete mientras prestaba atención a sus alrededores, en esta ocasión, descartado el haki de observación, solo sus ojos e incluso instinto serían sus aliados frente a un nuevo ataque.
No tardaron en llegar a una de las murallas del palacio, el tramo había sido tranquilo, demasiado tranquilo y ahora tocaba encontrar una entrada en una pared que parecía no acabarse.
—Este tipo de estructura... Jamás había visto una ruina tan bien conservada y con tal nivel de trabajo, el mero hecho de que el mármol esté intacto y que los detalles de oro aún sigan ahí y que estén presentes hasta en una estructura defensiva habla mucho del nivel de esplendor que este lugar debió tener cuando estaba habitado, sigamos alerta— Espetó el cadete mientras ahogaba su fascinación y continuaban buscando una entrada, destruir una pared no sería la mejor de las ideas pero si no daban con un sitio de entrada sería la única manera de seguir, aunque eso revelarse su posición a los hostiles, si es que no la conocían ya.
—Mmmm... Tengo la sensación que este tramo de camino no nos llevará a ninguna parte, es como si todo esto fuese el mismo lugar... Quizás deberíamos buscar el cuerpo de alguno de los arqueólogos a ver si tienen un mapa o alguna indicación — murmuró el cadete en el idioma de Dark después de una larga travesía de treinta minutos recorriendo la muralla.
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"Mucho texto" pensó Dark mientras leía las inscripciones de la entrada del palacio. Pero su fiel amigo Galhard le estaba hablando. Lo que comentaba era de lo más interesante. Pero no necesitaban interrogar a nadie. No si él estaba presente. Tampoco le hacía gracia llevar el obelisco a las puertas del gobierno mundial, aunque... ¿Quizás eso ayudaría a su amnistía?
—Poder puedo transportarlo. Estoy muy seguro de que soy lo suficientemente fuerte como para moverlo. El problema es... ¿Realmente deberíamos de hacerlo, Galhard? —Tomó una pequeña pausa para seguir leyendo—. No necesitamos mapas o indicaciones. Estoy seguro de que tiene una estructura por la cual con mis conocimientos de arqueólogo podemos pasar. He entrado en sitios muy extraños, así que tranquilo. Este no será menos.
Para la suerte del joven marine, Dark también era un arqueólogo excelente. Se paró brevemente para observar las marcas que habían en la pared y la antigüedad de estas. "Por la calidad de la letra, parece ser que esto se remonta al... ¿Siglo vacío?" se preguntó frunciendo el ceño. Las marcas no eran de los anteriores siglos. Eran de mucho más atrás. Podía leer conforme iba andando las inscripciones que componían estas. Hablaban efectivamente de la historia del culto y peor aún, confirmaban la existencia del dios antiguo. Pero claro, eso era a libre interpretación. Cualquiera podía poner en una pared que existía un horror cósmico. Hasta él podía. La gracia es que había un patrón. Conforme iban andando iba dibujando un mapa mental en su cabeza, de inicio a final del laberinto.
—Realmente estamos avanzando, Galhard. Lo que pasa es que estamos yendo en eles. Es decir, aunque parezca que no avanzamos, lo estamos haciendo. Y estoy muy seguro que al final de estos pasillos estará el obelisco. Sobretodo si —Colocó la mano en la pared y empujó, revelando un paraje secreto—... Se van leyendo las marcas.
Parecía demasiado conveniente, pero había esperado hasta ese mismo momento para hablar. En las marcas iban revelando en sistema métrico la distancia a la que estaba "el secreto centenario" y de repente en esa misma baldosa bajaba de golpe. Muy seguramente alguien que no fuese un cronista tan avanzado en la materia como Dark no hubiese podido encontrar un pasillo secreto de ese índole, así que lo aprovecharía. Estaba totalmente oscuro ya que no llegaba nada de luz natural por allí así que, a pesar de poder ver gracias a sus ojos especiales, elevó la mano y generó una gran llama que iluminó como unos diez metros hacia delante. Pero un lejano eco retumbó del final del pasadizo secreto. Parecía místico y perturbador. Fue por una décima de segundo, y lo sintió más directamente en su cabeza que en sus oídos.
¿Quizás entendió el nombre del dios y la ciudad en la que dormía? ¿Raftel? No, era imposible. Un escalofrío recorrió toda su espina dorsal. Pero tampoco podía parecer tener un miedo absoluto. Galhard a veces era un poco necio, pero a lo mejor había entendido también el mensaje. O había visto aquello en el fondo del pasillo, postrado debajo de la luz de la luna... Un obelisco. Se acercó corriendo a este y abrió la boca de cabo a rabo. ¿Aquello era real? Empezó a pasar el dedo por la inscripción y a sacar su libreta para apuntar la traducción. Entendía a la perfección el lenguaje de los poneglyph / obeliscos, pero necesitaba un pequeño tiempo para interpretarlo completamente. A pesar de aquello, sabía exactamente lo que decía en el mensaje. Y, tras pasar un rato y apuntarlo todo en su libreta, se lo enseñó a Galhard en alto.
—Galhard... Esto pone el mensaje —le dijo en voz alta.
—Poder puedo transportarlo. Estoy muy seguro de que soy lo suficientemente fuerte como para moverlo. El problema es... ¿Realmente deberíamos de hacerlo, Galhard? —Tomó una pequeña pausa para seguir leyendo—. No necesitamos mapas o indicaciones. Estoy seguro de que tiene una estructura por la cual con mis conocimientos de arqueólogo podemos pasar. He entrado en sitios muy extraños, así que tranquilo. Este no será menos.
Para la suerte del joven marine, Dark también era un arqueólogo excelente. Se paró brevemente para observar las marcas que habían en la pared y la antigüedad de estas. "Por la calidad de la letra, parece ser que esto se remonta al... ¿Siglo vacío?" se preguntó frunciendo el ceño. Las marcas no eran de los anteriores siglos. Eran de mucho más atrás. Podía leer conforme iba andando las inscripciones que componían estas. Hablaban efectivamente de la historia del culto y peor aún, confirmaban la existencia del dios antiguo. Pero claro, eso era a libre interpretación. Cualquiera podía poner en una pared que existía un horror cósmico. Hasta él podía. La gracia es que había un patrón. Conforme iban andando iba dibujando un mapa mental en su cabeza, de inicio a final del laberinto.
—Realmente estamos avanzando, Galhard. Lo que pasa es que estamos yendo en eles. Es decir, aunque parezca que no avanzamos, lo estamos haciendo. Y estoy muy seguro que al final de estos pasillos estará el obelisco. Sobretodo si —Colocó la mano en la pared y empujó, revelando un paraje secreto—... Se van leyendo las marcas.
Parecía demasiado conveniente, pero había esperado hasta ese mismo momento para hablar. En las marcas iban revelando en sistema métrico la distancia a la que estaba "el secreto centenario" y de repente en esa misma baldosa bajaba de golpe. Muy seguramente alguien que no fuese un cronista tan avanzado en la materia como Dark no hubiese podido encontrar un pasillo secreto de ese índole, así que lo aprovecharía. Estaba totalmente oscuro ya que no llegaba nada de luz natural por allí así que, a pesar de poder ver gracias a sus ojos especiales, elevó la mano y generó una gran llama que iluminó como unos diez metros hacia delante. Pero un lejano eco retumbó del final del pasadizo secreto. Parecía místico y perturbador. Fue por una décima de segundo, y lo sintió más directamente en su cabeza que en sus oídos.
«Ph'nglui mglw'nafh Cthulhu Raftel wgah'nagl fhtagn»
¿Quizás entendió el nombre del dios y la ciudad en la que dormía? ¿Raftel? No, era imposible. Un escalofrío recorrió toda su espina dorsal. Pero tampoco podía parecer tener un miedo absoluto. Galhard a veces era un poco necio, pero a lo mejor había entendido también el mensaje. O había visto aquello en el fondo del pasillo, postrado debajo de la luz de la luna... Un obelisco. Se acercó corriendo a este y abrió la boca de cabo a rabo. ¿Aquello era real? Empezó a pasar el dedo por la inscripción y a sacar su libreta para apuntar la traducción. Entendía a la perfección el lenguaje de los poneglyph / obeliscos, pero necesitaba un pequeño tiempo para interpretarlo completamente. A pesar de aquello, sabía exactamente lo que decía en el mensaje. Y, tras pasar un rato y apuntarlo todo en su libreta, se lo enseñó a Galhard en alto.
—Galhard... Esto pone el mensaje —le dijo en voz alta.
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El cadete se quedó tieso, habían avanzado y pese a que creía que tenía un buen sentido de la orientación había quedado demostrado todo lo contrario ¿Que tan grande debía ser el lugar que con esa distribución diese la sensación de no avanzar ni un mínimo? pensaba para él mismo. Si bien ahora sabía que le quedaba aún mucho terreno donde aprender para ser un buen explorador tenía casi más curiosidad por ver como era el obelisco y si realmente Dark lograría moverlo que el propio contenido del mismo.
Llegados a un punto, Dark pudo abrir un conveniente portal hacia una ruta en lo profundo de la muralla, la oscuridad más absoluta reinaba en el lugar hasta que, descendiendo, Dark generó una llama que iluminó la estancia. ¿Podía ser que el lugar más insospechado para guardar algo así fuese uno casi al alcance de todos aquellos antiguos habitantes de tan vetusta y colosal ciudad? Fuese como fuese algo pareció perturbar por unos instantes a Dark que pareció buscar consuelo en la mirada de Galhard con una expresión que trasmitía la frase "¿Tu también lo has oído?" sin necesidad de expresarla vocalmente. Ante ello el cadete se encogió de hombros, puede que su menor capacidad de percepción en cuanto a Haki lo tuviese más privado de ciertos detalles.
Ambos continuaron por aquel pasillo hasta dar con una visión de ensueño un enorme obelisco bañado por la luz de la luna se encontraba al final del mismo. Dark por su lado no perdió el tiempo y empezó a descifrar los secretos de aquel monumento, Gal por otro lado no podía relajarse, se negaba a creer que los cultistas solo tuviesen a aquella muchacha como forma de defensa, era absurdo pensar que algo de esta importancia solo tendría tres protectores y dos de ellos marcharían sin volver a aparecer.
Dentro de aquel lugar intentar percibir la presencia de alguien era imposible para sus capacidades, como si aquella zona fuese un aislante para él por ello no podía evitar estar en alerta todo momento pues esperaba un horror mucho peor que aquellos horribles ataúdes negros.
Pasaron los minutos y mientras Galhard miraba de un lugar a otro tratando de asegurar que nada ni nadie los había seguido Dark finalizó la traducción y le acercó el contendido del mismo escrito en una nota al cadete.
La información allí escrita era difícil de creer pero si el gobierno mundial tenía tanto esmero en ocultarla debía tener fundamentos por más que llegase a romper concepciones sobre la historia escrita que durante años había estado estudiando.
-Alguna...¿Alguna vez habías leído algo similar o que reforzase lo que aquí pone? De ser cierto daría mucho que pensar, entiendo que el gobierno lo quiera ocultar y si bien comparto tu visión no es algo que simplemente se pueda explicar de aquí a allá sin contexto y preparación previa, haría más daño que bien tal acción, será mejor que memoricemos eso y copiar el contenido del mismo sin traducir también... En caso de no mover el obelisco es lo que quieren los jefes... De todas formas ¿No crees que hace demasiado tiempo que estamos solos? Me temo lo peor, más si este sitio solo tiene una salida... Aunque... Si la luz llega hasta este lugar siempre puede existir una salida alternativa... Dijo Galhard con una mezcla de sentimientos difíciles de dirigir leer aquello suponía un shock que se sumaba al desconcierto por la ausencia de más guardianes dentro del lugar, eso le recordaba a aquellas novelas que leía de joven donde se accionaba una trampa o el enemigo aparecía cuando el héroe de las mismas se hacía con el artefacto que buscaba.
Llegados a un punto, Dark pudo abrir un conveniente portal hacia una ruta en lo profundo de la muralla, la oscuridad más absoluta reinaba en el lugar hasta que, descendiendo, Dark generó una llama que iluminó la estancia. ¿Podía ser que el lugar más insospechado para guardar algo así fuese uno casi al alcance de todos aquellos antiguos habitantes de tan vetusta y colosal ciudad? Fuese como fuese algo pareció perturbar por unos instantes a Dark que pareció buscar consuelo en la mirada de Galhard con una expresión que trasmitía la frase "¿Tu también lo has oído?" sin necesidad de expresarla vocalmente. Ante ello el cadete se encogió de hombros, puede que su menor capacidad de percepción en cuanto a Haki lo tuviese más privado de ciertos detalles.
Ambos continuaron por aquel pasillo hasta dar con una visión de ensueño un enorme obelisco bañado por la luz de la luna se encontraba al final del mismo. Dark por su lado no perdió el tiempo y empezó a descifrar los secretos de aquel monumento, Gal por otro lado no podía relajarse, se negaba a creer que los cultistas solo tuviesen a aquella muchacha como forma de defensa, era absurdo pensar que algo de esta importancia solo tendría tres protectores y dos de ellos marcharían sin volver a aparecer.
Dentro de aquel lugar intentar percibir la presencia de alguien era imposible para sus capacidades, como si aquella zona fuese un aislante para él por ello no podía evitar estar en alerta todo momento pues esperaba un horror mucho peor que aquellos horribles ataúdes negros.
Pasaron los minutos y mientras Galhard miraba de un lugar a otro tratando de asegurar que nada ni nadie los había seguido Dark finalizó la traducción y le acercó el contendido del mismo escrito en una nota al cadete.
La información allí escrita era difícil de creer pero si el gobierno mundial tenía tanto esmero en ocultarla debía tener fundamentos por más que llegase a romper concepciones sobre la historia escrita que durante años había estado estudiando.
-Alguna...¿Alguna vez habías leído algo similar o que reforzase lo que aquí pone? De ser cierto daría mucho que pensar, entiendo que el gobierno lo quiera ocultar y si bien comparto tu visión no es algo que simplemente se pueda explicar de aquí a allá sin contexto y preparación previa, haría más daño que bien tal acción, será mejor que memoricemos eso y copiar el contenido del mismo sin traducir también... En caso de no mover el obelisco es lo que quieren los jefes... De todas formas ¿No crees que hace demasiado tiempo que estamos solos? Me temo lo peor, más si este sitio solo tiene una salida... Aunque... Si la luz llega hasta este lugar siempre puede existir una salida alternativa... Dijo Galhard con una mezcla de sentimientos difíciles de dirigir leer aquello suponía un shock que se sumaba al desconcierto por la ausencia de más guardianes dentro del lugar, eso le recordaba a aquellas novelas que leía de joven donde se accionaba una trampa o el enemigo aparecía cuando el héroe de las mismas se hacía con el artefacto que buscaba.
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Galhard estaba tan impresionado como él de lo que acababa de recitar en voz alta. No le extrañaba para nada, ya que acababan de presenciar un conocimiento centenario. Igualmente, Dark rumió por un momento y después decidió contestarle con su más sincera opinión. Se había dado cuenta de que el gobierno tenía algo de razón guardando este tipo de conocimientos. No una absoluta, pero una pizca.
—Si tienes que llevarle el mensaje al gobierno mundial, que así sea. Sé que es jodido de leer y sobretodo, que puede tener o no tener sentido según cómo lo interpretes. Ahora tanto tú como yo somos unas de las pocas personas del mundo que han leído de un obelisco y te recomiendo activamente que jamás se lo menciones a nadie. Lo que he citado en voz alta será un secreto que guardaremos activamente tanto tú como yo para no alterar el equilibrio del mundo —Paró por un momento para frotarse la sien y pensar—... A pesar de que el gobierno no tenga la razón, esta información podría cambiar el transcurso de la historia que mantenemos. Y aunque no me guste para nada despojarnos de nuestras raíces, entiendo que con esta narración de la piedra de ahí atrás puedo llegar a entender por qué están escondidos. Lo mejor será que lo borre y no volvamos aquí jamás. Coge una hoja y fíjate en el mensaje, calcándolo lo mejor que puedas con tu letra. Pero bajo ningún concepto hagas creer a quien te ha otorgado la misión que conoces el mensaje. Simplemente hazte el tonto.
Esperaró a que Galhard hiciese la copia para transformarse en forma completa. Después avisó a Galhard de echarse hacia atrás y endureció a Extorquendo Mundi. Después activó el motor para que le drenase aún más haki y entrase en el modo de llamas negras. Agarró aire y se puso en posición y empezó a soltar cortes a diestro y siniestro. Por todos los lados que tuviese alguna descripción, intentaría dos cosas: rallarlo o cortarlo para reducirlo a pedazos. De hecho lo hacía con tanta fuerza y empeño que hasta sus propias manos empezaron a sangrar de aguantar el arma con tanta fuerza. Una vez se aseguró de rallarlo o destrozarlo a pedazos, quitó su transformación y dejó caer su arma al suelo, cayéndose de culo y empezando a jadear muy fuertemente. Tenía totalmente despellejadas las manos y podían totalmente rojas por la sangre que brotaba de las heridas.
—Dios santo... Esto ha sido jodido. Puedo cortar hasta diamantes con facilidad si me lo propongo con la forma completa. ¿Pero esto? Esto está a otro nivel. No me extraña que sean tan peligrosos. Si se pudiesen hasta forjar armas de estos materiales podría salir un ejército casi invencible —comentó mientras observaba cómo su regeneración se encargaba de ir cerrando las heridas.
Se levantó una vez las heridas de sus manos se regeneraron y observó el rastro de luz que salía. Comunicaba con la parte frontal del palacio, por donde habían entrado al laberinto. De hecho, conforme miraba, observó cómo un montón de personas empezaban a aparecer por todos los lados. Esta vez notaba las presencias, y podía deducir que era gente fuerte. Así que se limitó a agarrar a Galhard de la chaqueta y salir volando de ahí. No tenían ninguna necesidad de luchar, ni mucho menos ganas. Una vez salieron por las ventanas, Dark empezó a tomar rumbo hacia el bote en el que vinieron con los arqueólogos.
—Dicho esto Galhard, me piro. Tengo que hacer cosas con Ivan y Spolyar. Recuerda llevar la copia intacta —le dijo en voz alta mientras le hacía pat pat en el hombro—. Que vaya bien, bro. Nos vemos.
Y así como vino, se fue. Pero con el conocimiento de un obelisco en la cabeza.
—Si tienes que llevarle el mensaje al gobierno mundial, que así sea. Sé que es jodido de leer y sobretodo, que puede tener o no tener sentido según cómo lo interpretes. Ahora tanto tú como yo somos unas de las pocas personas del mundo que han leído de un obelisco y te recomiendo activamente que jamás se lo menciones a nadie. Lo que he citado en voz alta será un secreto que guardaremos activamente tanto tú como yo para no alterar el equilibrio del mundo —Paró por un momento para frotarse la sien y pensar—... A pesar de que el gobierno no tenga la razón, esta información podría cambiar el transcurso de la historia que mantenemos. Y aunque no me guste para nada despojarnos de nuestras raíces, entiendo que con esta narración de la piedra de ahí atrás puedo llegar a entender por qué están escondidos. Lo mejor será que lo borre y no volvamos aquí jamás. Coge una hoja y fíjate en el mensaje, calcándolo lo mejor que puedas con tu letra. Pero bajo ningún concepto hagas creer a quien te ha otorgado la misión que conoces el mensaje. Simplemente hazte el tonto.
Esperaró a que Galhard hiciese la copia para transformarse en forma completa. Después avisó a Galhard de echarse hacia atrás y endureció a Extorquendo Mundi. Después activó el motor para que le drenase aún más haki y entrase en el modo de llamas negras. Agarró aire y se puso en posición y empezó a soltar cortes a diestro y siniestro. Por todos los lados que tuviese alguna descripción, intentaría dos cosas: rallarlo o cortarlo para reducirlo a pedazos. De hecho lo hacía con tanta fuerza y empeño que hasta sus propias manos empezaron a sangrar de aguantar el arma con tanta fuerza. Una vez se aseguró de rallarlo o destrozarlo a pedazos, quitó su transformación y dejó caer su arma al suelo, cayéndose de culo y empezando a jadear muy fuertemente. Tenía totalmente despellejadas las manos y podían totalmente rojas por la sangre que brotaba de las heridas.
—Dios santo... Esto ha sido jodido. Puedo cortar hasta diamantes con facilidad si me lo propongo con la forma completa. ¿Pero esto? Esto está a otro nivel. No me extraña que sean tan peligrosos. Si se pudiesen hasta forjar armas de estos materiales podría salir un ejército casi invencible —comentó mientras observaba cómo su regeneración se encargaba de ir cerrando las heridas.
Se levantó una vez las heridas de sus manos se regeneraron y observó el rastro de luz que salía. Comunicaba con la parte frontal del palacio, por donde habían entrado al laberinto. De hecho, conforme miraba, observó cómo un montón de personas empezaban a aparecer por todos los lados. Esta vez notaba las presencias, y podía deducir que era gente fuerte. Así que se limitó a agarrar a Galhard de la chaqueta y salir volando de ahí. No tenían ninguna necesidad de luchar, ni mucho menos ganas. Una vez salieron por las ventanas, Dark empezó a tomar rumbo hacia el bote en el que vinieron con los arqueólogos.
—Dicho esto Galhard, me piro. Tengo que hacer cosas con Ivan y Spolyar. Recuerda llevar la copia intacta —le dijo en voz alta mientras le hacía pat pat en el hombro—. Que vaya bien, bro. Nos vemos.
Y así como vino, se fue. Pero con el conocimiento de un obelisco en la cabeza.
- Nota para la moderación:
- Realmente no sabemos si los obeliscos son irrompibles o no, así que he dejado una narración ambigua para que se haya rallado o destruido a pedazos. Eso ya entra en la interpretación y la coherencia que decida el moderador sobre la narrativa: si se ha destruido o ha quedado tan rallado que es ilegible.
Si no llegase ni siquiera a poderse rallar, Dark lo metería en las sombras y lo tiraría al fondo oceánico para deshacerse de éste. Lo comento en off porque me parece que rompería demasiado la narración meter una tercera posibilidad. Mis disculpas y espero que pueda comprenderse. Gracias.
Galhard
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-Hay historias y aventuras que no se pueden compartir con más gente que con aquellos que las has vivido, ten por seguro que de esto no diré ni una palabra... Lo malo es que la curiosidad se me ha despertado, supongo que se me irá en el momento en el que ponga el pie en otra isla como de costumbre.- Dijo dando un suave codazo de complicidad a Dark mientras sonreía por haber podido vivir este periplo con su amigo.
Retrocedió unos metros cuando Dark preparó su ataque, poniéndose fuera del área de ataque.
Galhard observó atónito el despliegue de fuerzas que hizo dark contra el monolito, la verdad razón no le faltaba ¿Que material debía ser ese para crear unos objetos tan duraderos?. El cadete miró con dolor las manos de su compañero que sanaban lentamente y no pudo evitar imaginar que pasaría si una persona fuese la receptora de tal colosal ataque.
Habiendo guardado la copia de la inscripción a buen recaudo en un bolsillo con cremallera de su chaqueta pudo contemplar como la sospecha que tenía momentos atrás se volvía cierta. Un número indeterminado de sujetos con máscara los habían rodeado
-Y aquí viene la infantería pesada... Será mejor pelear con cuidado, puede que la mujer de los ataúdes nos embosque- Dijo de forma inocente hasta que Dark después de recoger su arma lo tomó de la chaqueta y salió volando, algo que ni Gal ni los cultistas esperaban.
En la mente del cadete la escena de una pelea encarnizada en ese escenario se dibujaba atractiva pero comprendió que esas niñerías tendrían tiempo de darse cuando él fuese más fuerte y su compañero no tuviese que cuidarle mientras se defiende él mismo.
Aterrizaron frente al modesto bote de Galhard, el cual parecía que ya necesitaba de una jubilación.
-Gracias bro, no lo podría haber hecho sin ti la verdad... Viendo aquella gente si hubiesen sido desplegados marines en la zona habrían bajas que lamentar y esto que hemos evitado... Que vaya bien con Ivan... Algún día ya me lo presentarás, he escuchado de él pero tampoco se mucho ¿Y quien es Spolyar?- Dijo el cadete agradecido con su amigo mientras este último se alejaba sin responder la pregunta del marine.
La verdad es que Dark se estaba esforzando por volver a la marina pero sus compañías en ocasiones puede ser que no fuesen las mejores si deseaba volver al cuerpo y lo relacionaban con la banda de Katharina.
Con rápidez y recordando la amenaza de los cultistas que no tardarían en llegar al puerto cortó la cuerda que sujetaba su bote y montó en él, mientras la vela cazaba el viento decidió servirse de unos remos para lograr una distancia algo prudencial de la isla y sacó el Den Den Kenzo.
-¿Comandante Kenzo? Aquí el cadete Galhard. La misión ha sido un éxito, por desgracia los arqueólogos no pudieron ser arrestados al haber sido eliminados por los cultistas de la isla, por otro lado tengo una copia del contenido del obelisco y aunque solo cuente mi palabra y la ira los sectarios el obelisco ha sido dañado en la medida que asegura no poder ser leído o al menos comprendido al cien por cien. Quedo pendiente de ser recogido en las coordenadas que se acordaron. Cambio y corto.- Dijo el cadete en un tono más formal mientras trataba de mantener su aliento tras mover el bote con los remos, esperaba que esos enmascarados no tuviesen barcos o no les gustase el agua por qué bien seguro que los habría enemistado de por vida.
Retrocedió unos metros cuando Dark preparó su ataque, poniéndose fuera del área de ataque.
Galhard observó atónito el despliegue de fuerzas que hizo dark contra el monolito, la verdad razón no le faltaba ¿Que material debía ser ese para crear unos objetos tan duraderos?. El cadete miró con dolor las manos de su compañero que sanaban lentamente y no pudo evitar imaginar que pasaría si una persona fuese la receptora de tal colosal ataque.
Habiendo guardado la copia de la inscripción a buen recaudo en un bolsillo con cremallera de su chaqueta pudo contemplar como la sospecha que tenía momentos atrás se volvía cierta. Un número indeterminado de sujetos con máscara los habían rodeado
-Y aquí viene la infantería pesada... Será mejor pelear con cuidado, puede que la mujer de los ataúdes nos embosque- Dijo de forma inocente hasta que Dark después de recoger su arma lo tomó de la chaqueta y salió volando, algo que ni Gal ni los cultistas esperaban.
En la mente del cadete la escena de una pelea encarnizada en ese escenario se dibujaba atractiva pero comprendió que esas niñerías tendrían tiempo de darse cuando él fuese más fuerte y su compañero no tuviese que cuidarle mientras se defiende él mismo.
Aterrizaron frente al modesto bote de Galhard, el cual parecía que ya necesitaba de una jubilación.
-Gracias bro, no lo podría haber hecho sin ti la verdad... Viendo aquella gente si hubiesen sido desplegados marines en la zona habrían bajas que lamentar y esto que hemos evitado... Que vaya bien con Ivan... Algún día ya me lo presentarás, he escuchado de él pero tampoco se mucho ¿Y quien es Spolyar?- Dijo el cadete agradecido con su amigo mientras este último se alejaba sin responder la pregunta del marine.
La verdad es que Dark se estaba esforzando por volver a la marina pero sus compañías en ocasiones puede ser que no fuesen las mejores si deseaba volver al cuerpo y lo relacionaban con la banda de Katharina.
Con rápidez y recordando la amenaza de los cultistas que no tardarían en llegar al puerto cortó la cuerda que sujetaba su bote y montó en él, mientras la vela cazaba el viento decidió servirse de unos remos para lograr una distancia algo prudencial de la isla y sacó el Den Den Kenzo.
-¿Comandante Kenzo? Aquí el cadete Galhard. La misión ha sido un éxito, por desgracia los arqueólogos no pudieron ser arrestados al haber sido eliminados por los cultistas de la isla, por otro lado tengo una copia del contenido del obelisco y aunque solo cuente mi palabra y la ira los sectarios el obelisco ha sido dañado en la medida que asegura no poder ser leído o al menos comprendido al cien por cien. Quedo pendiente de ser recogido en las coordenadas que se acordaron. Cambio y corto.- Dijo el cadete en un tono más formal mientras trataba de mantener su aliento tras mover el bote con los remos, esperaba que esos enmascarados no tuviesen barcos o no les gustase el agua por qué bien seguro que los habría enemistado de por vida.
Kenzo Nakajima
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El comandante había organizado a un pequeño escuadrón en la isla más próxima para, posteriormente, dividirlo en varios barcos que se situaron alrededor de Mystoria, a una distancia de la misma tal que no podían ser vistos desde ella, pero lo suficientemente cerca para asaltarla si se daban las circunstancias adecuadas. No había tenido noticias aún de Galhard, lo cual no sabía si era buena o mala señal, y aunque era consciente de que no sería una buena idea comenzaba a estar tentado de acudir en su busca. Sin embargo por el momento estaba ganando la prudencia. Entrar allí a pecho descubierto, pues dado lo extravagante de su aspecto no tenía otra opción, no podía llevar a nada bueno dadas las circunstancias, y de hecho podía acabar dando al traste con el objetivo del Gobierno Mundial en aquella isla, por lo que esperaba no ser finalmente derrotado por sus ganas de ayudar.
Aquella incertidumbre acabó en el momento en que su Den Den Kenzo sonó. Al descolgarlo y escuchar la voz del cadete al otro lado, su rictus se relajó al momento. Este le contó que había logrado hacer una copia del obelisco e inutilizar el original, dañándolo lo suficiente para hacerlo ilegible. Por desgracia no había podido impedir que los arqueólogos pereciesen a manos de los cultistas. Una vez llevado a cabo el objetivo, solicitaba una extracción. El brazos largos, aliviado al mismo tiempo que extrañado, contestó:
- Buen trabajo, cadete. Esta noche a las doce en punto se te recogerá en el punto de extracción.
El espadachín cavilaba de camino a recoger a Galhard. ¿Cómo era posible que un solo cadete hubiera llevado a cabo un cometido de tal complejidad? Había sobrevivido a la aniquilación de todos los arqueólogos, copiado las escrituras del obelisco y dañado con severidad la antigua piedra. ¿Qué clase de poder o qué recónditos secretos guardaba el joven? Su aura, siempre que se había fijado en ella, dejaba ver un poder considerablemente superior al de un recluta corriente, pero ni mucho menos suficiente para llevar a cabo una hazaña de tal calibre, al menos a priori. Fuera lo que fuese, aquel chico era muy prometedor. Permanecería muy atento a sus progresos.
A la hora acordada el brazos largos se reunió en unos acantilados, en el lugar previamente fijado, con Galhard. Le felicitó por el trabajo bien hecho y, tras asegurarle que si necesitaba una recomendación para ascender tendría la suya, le acompañó hasta el barco que devolvió a ambos a la barrera que habían organizado en torno a la isla.
Aquella incertidumbre acabó en el momento en que su Den Den Kenzo sonó. Al descolgarlo y escuchar la voz del cadete al otro lado, su rictus se relajó al momento. Este le contó que había logrado hacer una copia del obelisco e inutilizar el original, dañándolo lo suficiente para hacerlo ilegible. Por desgracia no había podido impedir que los arqueólogos pereciesen a manos de los cultistas. Una vez llevado a cabo el objetivo, solicitaba una extracción. El brazos largos, aliviado al mismo tiempo que extrañado, contestó:
- Buen trabajo, cadete. Esta noche a las doce en punto se te recogerá en el punto de extracción.
El espadachín cavilaba de camino a recoger a Galhard. ¿Cómo era posible que un solo cadete hubiera llevado a cabo un cometido de tal complejidad? Había sobrevivido a la aniquilación de todos los arqueólogos, copiado las escrituras del obelisco y dañado con severidad la antigua piedra. ¿Qué clase de poder o qué recónditos secretos guardaba el joven? Su aura, siempre que se había fijado en ella, dejaba ver un poder considerablemente superior al de un recluta corriente, pero ni mucho menos suficiente para llevar a cabo una hazaña de tal calibre, al menos a priori. Fuera lo que fuese, aquel chico era muy prometedor. Permanecería muy atento a sus progresos.
A la hora acordada el brazos largos se reunió en unos acantilados, en el lugar previamente fijado, con Galhard. Le felicitó por el trabajo bien hecho y, tras asegurarle que si necesitaba una recomendación para ascender tendría la suya, le acompañó hasta el barco que devolvió a ambos a la barrera que habían organizado en torno a la isla.
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