[Misión legendaria-Paraíso] Torres más altas han caído

Contratante:Viktor Elrik

Descripción: Ahora que se está desestabilizando Casino Island podemos empezar a actuar un poco por ahí. Tengo un par de negocios en zona neutral y, aunque tradicionalmente me alejo de las peleas, hay alguien que me está jodiendo. La putita esa de los Yúdovic o como se llamen empieza a tenerme hasta las narices, y quiero darle donde duele. Aprovechando que la familia está de retiro en otro lugar, quiero hacer fuegos artificiales.

Objetivos: Tira la torre de Géminis. Para eso, tendrás que llevar 300 kilos de explosivo plástico y asegurarte de colocarlos bien.

Objetivos secundarios: Asegúrate de que la torre caiga sobre territorio de la familia.

Premios: Un pequeño “sueldo”: 20 millones de berries mensuales durante los próximos doce meses, y una invitación a los chapuzas.

Premios por objetivos secundarios: Con los escombros te haré una estatua, y conseguiré un artesano que te haga una pieza de equipo legendario a tu elección con los restos también.

—¿Tú te puedes creer que al final Spolyar ni nos llamó? —Preguntó algo ofendido.

Estaba en la sala de mando del Leviatan junto a Ivan. Habían tenido que salir del nuevo mundo y volver hasta el paraíso, ya que Dark había recibido una llamada de los Gorgonzola. Un tipo llamado Viktor Elrik había hecho un encargo, digamos... Ligeramente público para la gente que rondaba por el bajo mundo. Y Dark e Ivan rondaban por el bajo mundo a veces. Joder, hasta tenían una cadena de restaurantes turbios. Hamburguesas de la hostia por delante, opio y drogas de todo tipo por detrás. Dark no era un particular defensor de tener negocios así, pero lo miraba de una forma muy práctica: si él era el que dirigía lo turbio, no tendría que preocuparse de patearle el culo a gente que usase ese poder mal. Y no lo hacía por el dinero, ya que se la traía al pairo. Tenía más de un billón y no tenía nada en qué invertirlo.

—Ivan, tenemos que trabajar para Viktor Elrik —le explicó tras colgar el den den mushi—. Digamos que hice unas cosas en esta isla con Katharina y acabé siendo el asesino del líder de una de las mayores mafias de esta isla. Por eso mismo, la mafia que tenemos controlada Katharina y yo, los Gorgonzola, me han pedido ayuda. Creo que estaría guay para tu bolsillo que ayudásemos al tal Viktor Elrik. Ya sabes, in and out, twenty minutes adventure.

Dark volvió a recibir otra llamada y colocó el dedo en el transmisor, escuchándola completamente. Tras acabar de hablar, empezó a asentir con la cabeza y acabó chasqueando la lengua. No, no iba a ser tan fácil como parecía.

—Okey, me han informado que tenemos que interceptar una horda de camiones con trescientos kilos de explosivo plástico. Están por la zona oeste de la isla, y moviéndose a unos 60 km/h... Quizás desde este punto si sacamos el submarino podemos volar hasta allá. ¿Qué te parece? —Le acabó preguntando.

Que él llevase los mandos del Leviatan era una negativa directa, así que se limitó a esperar y escuchar la opinión de su primo. Total, era tan fácil como salir de ahí cagando leches. Sin el cargamento no podrían volar la estatua, así que iría explicándole por el camino los pasos para ir haciendo la misión.

Echó la bolsa de patatillas hacia un lado y saco los pies de encima de la pantalla de control, incorporándose en el asiento. No sonaba a mal plan, un tarea corta y obtener una recompensa a cambio. Se acarició el mentón, pensando en las condiciones.

- Robar explosivos... eso es fácil. Podemos hacerlo. Consigue que los camiones se detengan y yo encuentro esos explosivos y los saco antes de que nadie se entere.

Hizo que el Leviatán ascendiera al a superficie y puso a Michael a los mandos para que se ocupara de hacerlo bajar de nuevo cuando hubiesen salido, y se dirigió con Dark a la escotilla. La abrió y salió a cubierta de un salto que no llegó a completar, echando a volar por los aires. Se elevó por encima de las aguas y siguió ascendiendo hasta tener una visión desde el aire de toda la isla.

- ¿Dónde dices que están los camiones? - preguntó a Dark una vez subió hasta su altura.

En cuanto este se los señaló, descendió hasta la zona con disimulo, situándose tras la flotilla de vehículos y siguiéndoles a su mismo ritmo. Esperaría a la intervención de su primo para actuar. Su idea era localizar los explosivos usando su olfato, colarse en el camión en cuestión como quien no quiere la cosa y largarse con todo el cargamento. No es como si levantar trescientos kilos le diese algún problema. Como mucho por lo engorroso del volumen.

- A tu señal.

La misión se podía realizar de una forma ligeramente inteligente. De hecho hasta el punto de ni tener que cargar con los camiones. El olfato del vampiro les llevó hasta estos, los cuales no tardaron demasiado en sobrevolarlos. Le indicó con un dedo que esperase y se deslizó entre las sombras del camión, metiéndose por dentro y hablando al conductor desde estas. Impregnó del poder de su fruta del diablo las palabras, entonando de forma dulce y cálida.

―Vas a coger la radio y decirles a tus compañeros que hay un cambio de planes. Os dirigiréis hacia la torre de los Yudkovich y descargaréis ahí.

―Menuda... buena idea... ―exclamó con un tono hipnotizado.

Volvió a salir por las sombras y sobrevolar el lugar, poniéndose del lado del vampiprimo. La verdad es que las misiones eran absurdamente más sencillas desde que poseía la fruta del diablo, ya que podía observar cómo todos cogían una rotonda y volvían a colocarse en la carretera principal, cogiendo el rumbo hacia el centro de la isla, donde estaba hospedada la torre. Se cruzó de brazos mirándolo y acabó soltando un codazo al vampiro.

―Menudo olfato tienes, ¿eh? ¿Quieres un poquito de sangre como recompensa? ―Le preguntó casi mofándose de él, haciéndose un tajo en el brazo y ofreciéndole―. A lo mejor hasta tenemos un mejor vínculo.

Se dirigió con él hacia el centro de la isla, pero no parecía ser todo rosas. Unos vehículos se colocaron en los laterales, intentando interceptar de forma sutil y cortar el paso de los camiones con los explosivos. No solo se cuestionaba el por qué de unos camiones con aquello como mercancía, sino quienes podían ser. Miró de reojo a Ivan y le indicó con la cabeza de que bajasen. Era hora de eliminar unos cuantos criminales.

Una vez bajaron no tuvieron que hacer mucho. Al estar totalmente subyugados bajo el mesmerismo del moreno empezaron a conducir sin ninguna complicación. Pero sabía que no podía salir todo como él quería: elevó las dos manos, incendiando los dos coches y provocando que parasen de golpe para salir. Ahí bajó en picado una vez, cortándole el cuello a uno, se elevó y bajó una segunda, repitiendo el mismo proceso. Volvió al lado de su compañero y suspiró pesadamente. Los camiones no habían cambiado la ruta, así que por lo menos tenían que tener eso como algo positivo. Pero si les habían atacado ahora, significaría que sabían lo que querían hacer. Parecía ser que Yudkovich tenía ases en la manga y sabían a lo que venían. Porque más adelante, en la carretera principal, podía sentir bastantes presencias muy fuertes. Chasqueó la lengua y se cruzó de brazos. Tenían que adelantarse y despejar la zona o llegarían los camiones y los pararían. Y si los explosivos se accionaban en esa zona podían liarla pero bien.

En el momento en que iba a intervenir para parar los coches, unas llamas surgieron en torno a estos. Con un siseo furioso el vampiro se alejó unos metros y se mantuvo levitando mientras Dark eliminaba a los mafiosos. De momento los enemigos habían enviado gentuza, tipos débiles para comprobar qué ocurría. Sin embargo podía percibir amenazas más adelante en la carretera; parecía que monitorizaban el recorrido de los camiones. Tenía sentido con una carga tan peligrosa.

- Cuidado con esas llamas - le dijo a su primo con un gruñido - Activemos las pulseras neurales, tengo un plan.

Sacó la suya, se la ajustó a la muñeca y la activó. Al momento sintió el pinchazo al inyectarle la dosis de conector. Mientras la conexión se iniciaba echó a volar más rápido, alejándose de la carretera. Avanzó hacia una zona elevada y se situó en un tejado, mientras sacaba el cañón lineal y comenzaba a armarlo y cargarlo. Se acomodó en el tejado, apuntó con la mira y empezó a prepararse para la acción.

- Te mando una imagen mental de mi posición. En esta ocasión haré de tirador. Percibo dos presencias que podrían ser problemáticas, pero si me las distraes, creo que puedo eliminar al menos a uno de un tiro.

Con su cañón lineal si lograba impactar el objetivo recibía daños masivos. Todo lo que necesitaba era que Dark los mantuviera lo bastante distraídos como para que no percibieran su intención hostil. Mientras esperaba a que su compañero avanzara y entrase en combate, comenzó a vigilar la zona con el zoom de la mira en busca de puntos de interés. Cinco personas estaban cortando la carretera con un aparato que desplegaba unas líneas de pinchos. ¿Pretendían reventar las ruedas? A los trabajadores les escoltaban una mujer con una nodachi y un semigigante alto y corpulento con un cañón portátil.

- Tenemos una espadachina y un muro de carne con explosivos. ¿Te dejo tener tu duelo de espadas?

No tardó demasiado en hacer caso a Ivan mientras miraba con algo de pánico el botón de accionar el líquido. Agarró aire, cerró los ojos y lo pulsó, dejando que se inyectara el contenido y empezando a notar los efectos. No sabía por qué, pero ahora le apetecía pizza. ¿Es que a Ivan le apetecía pizza? Porque a él sí, y si no le apetecía antes a su primo, ahora debería apetecerle. Escuchó y observó la imagen mental y frunció el ceño. ¿Causar una distracción y tener una pelea de espadachines? Fácil. Encima si le dejaba un tiro así de libre a Ivan simplificaría las cosas. Así que lo primero que hizo fue adelantarse hasta los pinchos y contestar a su compañero.

―Eso es más del viejo Dark, pero no te voy a decir que no a demostrar quién es el mejor ―le explicó por el vinculo mental mientras sonreía.

Metió varios tajos limpios al suelo y pegó un pisotón con todas sus fuerzas para elevar levemente el asfalto, creando una especie de pendiente que hizo que las furgonetas saltasen sin más. Soltó una carcajada y empezó a volar, esquivando tiros y un sin fin de ataques aéreos. Ahí podría darle el espacio necesario a Ivan para que pegase el tiro. Así que agarró aire y lanzó una onda con todas sus fuerzas que reventó el suelo y levantó una nube de polvo. Pero muy para su sorpresa, tuvo que colocar el antebrazo encima de Haruno Rö para endurecerla y bloquear con dificultades un tajo de lo que parecía ser algún tipo de ave híbrida voladora. «Oh, venga ya. No me jodas. ¿En serio una usuaria de zoan? Y encima fuerte... Aunque así será más divertido» pensó mientras dejaba caer un instante a su katana para agarrarla en el aire y volverse a preparar.

―Ivan, dale duro. Yo me encargo del épico duelo aéreo de espadachines. Tú encárgate de vigilar la ruta e irlos cubriendo. Faltan unos kilómetros para que lleguen, por lo que seguramente desde ese ángulo podrás irle dando a todo ―le explicó por el vínculo mientras centraba la vista en su oponente.

- Recibido. ¿Soy el único que tiene ganas de pizza? Me apetece a horrores una diavola con extra de picante y una cerveza fresquita. Busquemos una pizzería tras el encargo.

Ajustó la mira y se preparó. Observó a Dark preparar el terreno para los transportes, esquivar los disparos del semigigante y entablar un combate aéreo contra la espadachina. Su crecimiento era espectacular; desde que había recuperado su memoria se había vuelto un luchador letal y a cada nueva aventura se hacía incluso más fuerte. Sin embargo hasta él tendría problemas enfrentándose a dos enemigos y protegiendo el cargamento. Debía eliminar al gigantón.

- Quédate quieto, colega... - murmuró.

El semigigante parecía haberse cansado de apuntar a Dark y fallar, y ahora había cambiado de objetivo. Se giró hacia los furgones y empezó a recargar el cañón portátil. Sin embargo el vampiro no estaba dispuesto a dejarle actuar. Alineó la mira con su cabeza y centró su endurecimiento más poderoso en la bala. Pasó a su forma completa para no tener que respirar y ganar estabilidad. Su dedo acarició el gatillo y lo presionó lo justo. Entonces hubo un destello azul y el proyectil salió disparado, recorriendo la distancia en un instante. La cabeza, el cuello y parte de los hombros del hombre desaparecieron en un estallido sanguinolento.

- Uno menos. Me voy adelantando a despejar el camino - dijo por el vínculo - Ándate con ojo, primarki.

Desmontó con diestros movimientos el fusil, se lo guardó y sacó sus dos desert eagle. Saltó de la azotea del rascacielos y por un instante se mantuvo en caída libre, disfrutando del viento que rozaba su cuerpo y la sensación de velocidad. Entonces aprovechó la inercia junto con su levitación para trazar una curva hacia el frente y dirigirse a toda velocidad a la ruta de los furgones. Se subió al techo del furgón delantero, recargó las armas con dos cargadores de munición explosiva y se preparó para continuar el trabajo.

Sin lugar a dudas, Ivan seguía siendo igual de letal que siempre. Tras escuchar el sonido y ver el estado del semi-gigante silbó brevemente con un tono de asombro. Ahora se encargaría de la protección de las furgonetas, por lo que solo tenía que seguir luchando con la loca alada. Se concentró brevemente y volvió a escuchar a su vampiprimo favorito.

―Coño, haces que hasta la misión parezca fácil, y no lo es ―le felicitó por el vínculo―. Yo quiero una pizza sin nada solo carne ―le explicó mientras se llevaba la mano al estómago.

Pero no podía hablar más. Tenía que agudizar sus sentidos para luchar, ya que la mujer pareció enrabiarse por el mero hecho de ver a su compañero explotar. No enteramente, claro, pero sí la parte del cráneo. Endureció la funda de la Saijo y bloqueó con esta, haciendo un juego de muñeca y soltando en el mismo lugar una estocada. Había aprovechado la misma inercia del bloqueo para echar el brazo derecho hacia atrás y después abalanzarlo hacia delante. Pero no iba a ser tan fácil, ya que la fémina logró desviar aquello haciendo un círculo con su arma y girando las dos.

—A mí no me vengas con juegos raros —exclamó mientras le soltaba una patada y agarraba la katana en el aire.

Lógicamente la mujer salió despedida hacia atrás. Dark tenía una fuerza increíble en el tren inferior, por lo que tuvo que quitarse una bocanada de saliva de la pierna. También sangre. Había reventado varios edificios hacia atrás, por lo que seguramente estaría fuera de combate. «Ivan, ahora me acercaré a ti para echarte un ca...» pensó por el vínculo hasta que recibió una patada del mismo calibre en el estómago, lanzándolo en dirección contraria y aprovechando en el mismo aire para hacer un vuelo en vertical y no estamparse.

—Vale, creo que sí que tardaré, vampiprimo. Le voy a enseñar a esta puta harpía quién manda.

- Yo también tengo mi dosis de diversión, descuida - dijo por el vínculo.

Tres vehículos se acercaban al convoy desde detrás. Sonriendo divertido, empezó a disparar contra las ruedas, haciendo que chocaran entre sí y descarrilaran. Tras causar un accidente múltiple, Ivan se acuclilló en el techo y atendió a sus alrededores. De una calle secundaria llegaba una moto a toda velocidad con dos personas. La que no conducía llevaba consigo un lanzamisiles que estaba apuntando contra su furgoneta.

- Dark, parece que han cambiado de táctica. Han decidido destruir el cargamento antes que dárnoslo.

Mientras enviaba el mensaje, apuntó con la desert eagle de la mano derecha y disparó en el momento en que el misil salía del arma. La bala explosiva impactó contra la cabeza del proyectil, detonándola y acabando con la moto y probablemente los dos tipos. No tenía claro si habían sobrevivido o cómo de fuertes eran, pero por ahora esperaba perderlos de vista. Ya no estaban muy lejos de la torre. Pronto sería el momento de ponerse al asunto principal y finalizar el trabajo.

- Umm... ¿Dark? ¿Qué se supone que tengo que hacer con los explosivos una vez llegue a la torre?

—¡Que no explote! —Gritó algo alarmado pero recordó que debía de pensarlo—. Una vez llegues es territorio de la Yudkovich, por lo que estará lleno de gente para impedírtelo. Cuando me encargue de la pajarai, ya sabes, samuri más pajaro iré hacia allá. Pero ten tu mantra afinado —le advirtió y volvió a abrir los ojos, esquivando por poco una estocada.

Decidió transformarse en forma completa para agilizar el combate. No era fan de mostrar toda su fuerza, pero tenía que hacerlo si quería llegar y supervisar a Ivan. Una vez completó su transformación, bajó al suelo y dejó de volar. La mujer hizo lo mismo y se colocó de pie delante de él, sin saber que Dark hacía aquello para tener ventaja en el suelo. Al fin y al cabo era absurdamente veloz con la fruta activada, por lo que con una buena coordinación usaría todo su cuerpo para luchar. Soltaron dos cortes con todas sus fuerzas que provocaron que el suelo quebrase, saltando a la vez hacia atrás. Dark tocó el suelo, creando una nube de fuego que empezó a elevarse y propagarse por toda la calle. La estaba controlando como podía para hacer una pantalla de humo que no camuflaría su presencia, pero sus acciones pasarían desapercibidas. Clavó el arma en el suelo y se concentró totalmente, viendo con totalidad absoluta los movimientos de su contrincante.

Llevó las manos hacia delante e hizo un movimiento circular con ellas, haciendo girar en el mismo sitio a la mujer. Era extremadamente rápida y había podido lograr tal hazaña gracias a su dominio del kenboshoku. En el aire aprovechó para soltar dos puñetazos en el torso de la chica y después patear el mango de Haruno Rö para elevarla en el aire, agarrarla y con la misma inercia partirla por la mitad. Una vez cayó la mujer al suelo se acercó y perforó su sien para darle una muerte rápida, moviendo la hoja después para sacar la sangre y tomándose su tiempo para envainarla correctamente. Suspiró con pesadez y miró hacia donde estaban las camionetas. No sabía exactamente por dónde habían ido pero la torre podía verse desde ahí.

—Ya he acabado, Ivan —le comentó por el vínculo— me dirijo hacia allí. Tardaré un par de minutos máximo.

Y se fundió entre las sombras.

Se encogió de hombros al escuchar las palabras de Dark. ¿No era más sencillo simplemente que le dijera lo que hacer en vez de quedarse quieto esperándole? En fin, ya buscaría algo interesante que hacer al lado de la torre. A lo mejor había una pizzería. Mientras se acercaban se fijó en algo que le llamó la atención: la zona de la torre, a pesar de ser una plaza, estaba totalmente despejada de gente. Estaba demasiado... calmada. Olfateó el aire y extendió la percepción de su haki en busca de amenazas mientras las furgonetas aparcaban.

- Aquí apesta a emboscada. ¿Te dejo a alguno, primo?

Mientras hablaba a Dark por el vínculo, alzó la desert eagle de la mano izquierda y disparó contra un contenedor. Escuchó un grito de dolor correspondiente a uno de los mafiosos emboscados tras este, y sabiéndose descubiertos, un nutrido grupo de enemigos salió de diferentes puntos del lugar: azoteas, bajos comerciales, ventanas, coberturas improvisadas... había un gran número de gente. Al menos medio centenar o más. Los conductores de las furgonetas salieron con las manos en alto, aunque de poco les sirvió. Al poco sus cuerpos tiroteados decoraban la plaza.

- Está bien. Si os vais a poner duros, yo haré lo mismo.

Dejó que su presencia se extendiera de una manera violenta y descontrolada, abarcando la plaza y haciendo temblar suelo, edificios y vehículos. Sonaron varios truenos y sobre ellos las nubes se arremolinaron formando una espiral. La presión de su Voz acabó siendo demasiado para la mayor parte de los presentes, que se derrumbaron entre espumarajos. Enfundó la pistola de la mano derecha, desenvainó a Vanator y saltó al centro de la plaza, desafiando con la mirada a los que seguían en pie. Y entonces empezó la batalla.

—Qué ganas de sacarte la polla, Ivan, me gusta. Hahaha... No que te la saques literalmente, ya sabes. Buen haoshoku bro —le elogió mientras llegaba a la zona.

Él también se podía lucir. Se transformó en forma completa una vez más y acumuló espíritu en su puño, endureciéndolo después con busoshoku y volando en perpendicular hasta clavarlo en el suelo. Empezó a rugir de forma violenta para después quebrarse, originándose en el epicentro del golpe un terremoto devastador. Toda la gente que residía en el suelo acabó sepultada, entre coches, trozos de tierra, edificios... Y él sentía resentido el brazo, obviamente. Pegar un puñetazo con todas sus fuerzas era algo que no solía hacer a menudo, pero ya comprobó hasta dónde llegaba la magnitud con Lysbeth en Cáctus Island. Y era jodidamente fuerte.

—Bueno primito de mis amores, ¿cómo va la cosa? —exclamó acercándose a él por fin, todo estaba derrumbado menos la torre, la cual permanecía intacta—. Noto bastantes presencias fuertes. Y cuando te digo bastantes, en mayúsculas.

Abrió hacia un lado su americana y sacó una bolsa de pastillas para enseñársela en alto. Ponían HK, un acrónimo de Hell's Kitchen, su nueva línea de restaurantes turbios. Sacó una pastilla y se la ofreció, sacando otra para él. Se la colocó debajo de la lengua y empezó a retorcerse en el sitio, agitando de arriba hacia abajo la cabeza y empezando a mostrarse eufórico. Totalmente. Le pegó una palmada en el hombro y después deshizo su forma completa, empezando a reír. Se había olvidado de deshacerla, al fin y al cabo.

—Me dices si te gustan y empezamos a venderlas si eso. Tengo muy buenos contactos y nos pueden traer lotes grandes... Nos vamos a forrar, tengo más de un billón para invertir más o menos —le comentó mientras seguía agitando la cabeza, casi eufórico.

Se polimorfó una armadura negra con casco, que al fin y al cabo no tenía nada de especial, era meramente estético. Empezó a agitarse en el sitio y posó, cancelando la pose justo después. No podía posar al lado de Ivan, o siempre perdería. Se elevó en el aire mientras hacía poses de guardabosques del poder e iba a las camionetas que se encontraban semisepultadas por el terremoto. Sacó una rista de explosivos y esperó a que Ivan cogiese los de otro camión, mirando hacia la torre directamente.

—Nee nee nee nee, por puta suerte me puto estudié el puto manual de puto explosivos en el puto barco —comentó eufórico—. Habrá que puto ponerlos y puto activarlos, me puto encargo yo, ¿okey?

¿Drogarse para un encargo? Dejando aparte que en su forma completa las drogas no le afectaban, no era tan descuidado. Más aún, si había gente fuerte cerca, prefería no meterse en un jaleo sin estar en condiciones. Negó con la cabeza y le apartó la mano.

- Todas tuyas. No me drogo durante el trabajo.

Tras eso se cargó todas las cajas de explosivos restantes y acompañó a Dark. Estaba como una moto... dios, ¿era él siempre tan pesado cuando se metía coca? Si era semejante tortura hiperactiva para el mundo, a lo mejor tenía que dejar de drogarse. "O podría meterme opio para compensar. O ahora mismo, para soportar a este hombre." Espera, ¿no acababa de decir que no se drogaba para trabajar? Y realmente no lo hacía hasta ahora, pero realmente le apetecía.

- Dios mío... tengo un problema. Tengo que dejar las drogas - murmuró.

Entró con Dark en la torre y se acercaron a la base en el lado que este le indicó. No sabía si fiarse de su primo con el colocón que llevaba encima... pero qué remedio. Era el que sabía lo que habían venido a hacer allí y cómo instalar esos trastos.

- Cuando acabemos aquí salimos por patas, ¿eh? No me apetece pegarme con la mitad de esa mafia, y si viene tanta gente fuerte como dices, mejor poner pies en polvorosa.

¿Estaría lo bastante cuerdo aún como para hacerle caso? Esperaba que sí. Se le había cortado el rollo y ya no tenía ganas de pelear. Prefería irse a algún sitio a beber cerveza fría y comer pizza picante. Una cerveza bien fresquita, negra... la boca se le hizo agua solo de pensarlo.

—Nee nee, que te he escuchado —exclamó mientras le zarandeaba.

Si Ivan dejaba las drogas se suicidaba. Era el único momento en el que no estaba del todo serio. Excluyendo cuando estaba siendo sarcástico, claro. No quería drogarse hasta el punto de llegar a olvidar lo último que pasó en los tres días anteriores pero sí por lo menos para tener el subidón. Se sentó y empezó a agitar la mano una y otra vez hasta que se le pasó el efecto de la HK. Se levantó sintiendo algo de taquicardia en el pecho y procedió a limpiar el sudor frío que recorría su frente. Suspiró pesadamente y agarró a Haruno Rö, avanzando hacia la torre. En lo que habían esperado habían aparecido doce ninjas. Tanga rosa, bigote espeso... Y consoladores como nunchakus. Dark tragó saliva algo asustado y procedió a abrazar el mango de su katana con fuerza. Activó su mantra y notó que eran presencias muy fuertes. No tanto como él o Ivan, pero lo suficiente como para dar problemas si los dejaban por ahí.

—¿Sobre qué? —Preguntó uno de los ninjas— Miedo me das —acabó diciendo sin demasiado sentido.

—Llámame quisquilloso, pero no me convence —le contestó el otro.

Dark se tomó aquello como una amenaza o reto, así que miró a su primo y se transformó directamente en forma completa, agitando las alas y lanzándose hacia delante a una velocidad vertiginosa. Fue a partir a uno de los ninjas por la mitad pero endureció de tal forma el consolador que las dos armas rechinaron. El demonio gruñió y soltó un aliento de fuego por la boca que empezó a hacer todo arder.

Pronto empezó a notar las consecuencias de estar vinculado por la pulsera a su primo mientras este estaba colocado. Cuando entraron en la torre, un grupo de doce agentes de seguridad se acercaron. O bueno, eso estaba viendo él, pero a través del vínculo le llegaban imágenes con los colores distorsionados y acentuados en que parecían doce ninjas en tanga con nunchakus-dildo. A lo mejor Dark se había tomado una pastillas en mal estado. O eran alucinógenas, vete a saber. Tras un examen por encima se percató de que eran gente fuerte. Tal vez no fuese la mejor idea tirarse a lo loco... ¿qué hacía gente tan potente guardando la torre? Igual Dark debería haberle explicado un poco más en qué consistía aquella tarea.

- ¿Son esos dos? - preguntó uno de los seguratas - Espero que no, la verdad. ¿No son esos Dark E. Satou y Ivan Markov?

- Llámame temerario, pero yo les zurraba igual. Los grandes nombres no siempre están a la altura.

Mierda. Era perfectamente consciente de que el chalado de su primo no había escuchado eso, aunque tampoco sabía qué era exactamente lo que había entendido. Algo de miedo y pizzas. Intentó adelantarse para amañar la situación antes de que Dark pudiera cagarla y forzarles a iniciar una batalla que podía salir muy mal.

- Venimos a traer un cargamento para la señorita Yúdovic - dijo, levantando una de las pesadas cajas - Teníamos un encargo que nos asignó. Las cosas se han torcido fuera con gente que quería mangarlas.

No era la mejor mentira. Probablemente no hubiese colado, pero de todos modos le fastidió que Dark le dejase sin la posibilidad de hacer la prueba. Con un suspiro, dejó las cajas en el suelo y desenvainó a Vanator de nuevo. Tocaba repartir hostias y cubrirle las espaldas a su primo. En el momento en que golpeó a uno de los matones, este le estaba esperando y le bloqueó endureciendo unos nunchakus. El problema fueron los que fueron a por su primo por la espalda. Soltando un taco, canalizó sus reservas de sangre para potenciar su velocidad y se lanzó con su celeridad, esquivando a los que iban a por él y yendo a cubrirle las espaldas a Dark. Entonces vio el fuego.

- ¡JODER! ¡QUE AVISES, PUTO ANORMAL!

Se interpuso entre el demonio y los tres que iban a intentar atacarle por la espalda. Eran fuertes, pero él era hábil en el combate contra múltiples oponentes. Bloqueó sus acometidas, los rechazó y obligó a retroceder. Al menos hasta que llegaron los otros seis y se vio en un nueve contra uno no muy halagüeño para él.

- Quién me mandará a mí meterme en estos fregados... "in and out, twenty minutes adventure" - masculló, imitando la voz de Dark.

—¡DOMINA TU PUTO MIEDO AL FUEGO, RETARDADO! —Le contestó muy cabreado.

Claro, una cosa era luchar y otra que tuviese que tener cuidado cada vez que utilizaba la faceta más fuerte de su fruta del diablo. Porque no era el incremento físico que obtenía: era la capacidad de hacer el mundo arder, o por lo menos un gran área a su voluntad. Se limitó a ignorarlo y librar la batalla por él mismo y a su manera, pero sin dejar que el fuego llegase a los explosivos. De hecho cuando tres presencias más se reunieron detrás de él para atacarle, Ivan hizo un acto de coraje y se interpuso, empezando a enfrentarse a muchos más a la vez. No iba a dejar simplemente que se llevase toda la diversión, por lo que dibujó un círculo con un dedo y se permitió elevar las manos mientras empezaba a generar el fuego necesario como para usar por primera vez la técnica más fuerte que hubiese creado en su vida.

—Ivan, necesito tiempo y que los juntes —le comunicó por el vínculo mental mientras volvía a concentrarse en drenar su energía a la bola—. Te pediría que elevases los brazos para apoyarme pero no puedes lanzarle fuego, por lo que me resignaré a simplemente hacerla crecer.

Lamentablemente, quedaban todavía ninjas del orgullo por ahí presentes. No dudaron en tantear atacando al moreno, el cual, con los brazos en el aire, tuvo que limitarse a defenderse endureciendo su pierna. Tenía que ir alternando de una a otra para poder sobrevivir, ya que el impacto de los nunchadicks era increíblemente fuerte. Aún con el endurecimiento podía notar el impacto y la vibración de aguantar los golpes. Se limitó a seguir esperando y a hacer algo inédito: cerraría un ojo y se concentraría y con el otro tendría pista libre para seguir esquivando y bloqueando. Si Ivan le seguía el rollo podría matar a todos los presentes, y ya le había comentado más de una vez la idea de la explosión de fuego gigante, por lo que actuaría acorde.

Sin embargo le golpearon con tanta fuerza a la altura del estómago que soltó una bocanada de sangre y saliva. Agarró aire y maldijo por dentro, volviéndose a concentrar para realizar la técnica.

- Oh, venga. ¿En serio tienes que hacer eso?

Al menos seguía lo bastante consciente como para usar el vínculo en lugar de gritarlo a los cuatro vientos. Suspiró exasperado y desvió un machetazo, metiéndole una patada en la espinilla al responsable. Podía intentar atraerlos, pero dudaba que la idea fuese a gustarle a Dark.

- Aguanta. Me aseguraré de que salgas vivo.

Una nube de niebla cubrió a Ivan y este se desvaneció de la nada. O eso pareció. Era uno de sus trucos de espía: combinando su habilidad para distraer a la gente, una Nebelkugel y su velocidad, había desaparecido y se había encaramado al techo, pegándose a este como si fuese una gigantesca araña. Tras la confusión inicial, el resultado fue el esperado: todos los matones atacaron al único enemigo visible. El vampiro se descolgó y cayó lanzando espadazos a diestro y siniestro. Logró causar algunas heridas, pero aquella gente era lo bastante hábil como para no ser derribada tan fácilmente.

- ¡Boreas!

Pasó la mano por el filo de la espada, haciendo que esta se prendiera en llamas azuladas. Entonces empezó a moverse rápidamente en torno a Dark, apareciendo y desapareciendo, lanzando estocadas y protegiendo a su primo. Los matones habían pillado sus intenciones y estaban centrando sus ataques en él para evitar que los abrasase a todos vivos. En cuanto notó que el calor aumentaba más allá de lo que le hacía sentirse cómodo, se lanzó como un misil hacia las cajas de explosivos, las agarró, se lanzó a una ventana y la atravesó, saltando fuera de la torre para huir de la letal explosión de llamas.

Recibió bastantes golpes más mientras cargaba la bola, hasta el punto que acabó lanzándola de imprevisto, asesinando a todos los presentes en su zona. Él logro salir de refilón con varias quemaduras por todo el cuerpo de la misma explosión, devastando cincuenta metros de radio. Rodó hacia atrás destransformándose y jadeando pesadamente mientras lloraba de dolor. Porque lo hacía. Dolía muchísimo y no estaba preparado para algo así. Se quedó mirando hacia el cielo y miró hacia un lado, viendo que Ivan iba a la suya. Se concentró como pudo y empezó a relatarle el plan por el vínculo mental.

—Ivan... Coge los explosivos y ármalos. Tienen un botón adjunto para hacerlos explotar. Yo necesitaré unos minutos para recuperarme de esta... Usar ese movimiento hace que me agote muchísimo. De hecho no puedo transformarme ni en híbrida —le comentó mientras entrecerraba los ojos e intentaba no quedarse dormido.

Sentía mucho dolor por todo su cuerpo. Pero había eliminado a su grupo de ninjas raros. Ahora si descansaba lo suficiente se volvería a levantar y, aunque tuviese los poderes de la fruta mermados, podría ayudar al vampiro en algo. Ahora tendría que actuar sin él, por lo menos momentáneamente. Y aunque no le gustaba aquello para nada... No había otra. No le hacía gracia trabajar para Viktor Elrik, no con todo lo que había escuchado de él, pero por lo menos no estaban dejando testigos. No que los viese, claro.

La explosión fue tan brutal que a pesar de alejarse la onda expansiva lo derribó en el aire. Dio varios giros descontrolados y hubo de emplear toda su habilidad para recuperar el control de su vuelo y evitar estamparse contra el suelo. Los destrozos en la torre habían sido considerables, aunque siendo fuego no había daño la estructura. En apariencia, al menos. Igual sí lo había hecho, él no era arquitecto. Al escuchar la comunicación de Dark arqueó una ceja y preguntó:

- ¿Hay que hacer algo en concreto, o simplemente petar la torre?

Por lo que pudo entender de los caóticos pensamientos de su primo, cansado por el esfuerzo y aún afectado por la droga, debían hacer que se cayera sobre un lugar concreto. Unos barrios al norte de la torre. Él no era ingeniero ni experto en explosivos, pero si hacía que las habitaciones de ese lado desapareciera en una explosión, debería inclinarse hacia ahí y explotar, ¿no? En el peor caso, podría empujar la torre para direccionarla.

- Sal de ahí pues. No quieres estar dentro cuando derribe la torre.

Recogió todas las cajas que se le habían caído durante el vuelo, acabando cargado hasta las trancas. No era que mover trescientos kilos fuese un problema para él, pero era un volumen aparatoso para manejar. Volvió a colarse en la torre, pero esta vez usó su adiestramiento como espía para pasar desapercibido. Así pues una mole de metro ochenta con ocho cajas a cuestas se movió entre los pasillos. ¿El motivo de su triunfo? Su mostacho de pega. Y que se asegurase de que no le vieran posiblemente ayudó. Colocó los explosivos y los programó, poniendo treinta segundos para la cuenta atrás.

- Voy a activar ya las bombas. Si no has salido, sal ya. Tienes treinta segundos.

Pulsó el botón del dispositivo y salió a toda prisa, corriendo hasta una ventana. Echó a volar, rodeando la torre y ascendiendo. Se situó en el lado contrario a los explosivos y preparó sus músculos, haciendo calentamientos para prepararse. La vibración del aire fue la señal que necesitaba: se lanzó contra la mole, ejerciendo toda su fuerza para empujar la torre dañada contra el barrio que debían hacer desaparecer. Tras un muy sonoro crujido, esta cedió.

- Bingo. Esto cae.

Menos mal que era increíblemente veloz. Aún agotado por la poderosísima explosión —que incineró parte de la base de la estructura de la torre, haciendo tambalearla brevemente pero aguantándose sobre sí por el peso— empezó a correr. Sí, con las piernas. Nada de movimiento de sombras o vuelo, no podía. Se alejó cientos de metros de ahí en la cuenta atrás de medio minuto y vio la torre derrumbarse. No sabía cómo lo había hecho Ivan, pero estaba orientándose encima de un barrio... No, Ivan la estaba redirigiendo. Chasqueó la lengua y deseó estar ahí para ayudarle, pero no podía en ese momento. Simplemente disfrutó del espectáculo desde la lejanía. Con esto, la señora Yudkovich debía estar arruinada. Se puso la mano para evitar que una andanada de polvo lo arrastrase y esperó a su primo ahí. Liberó una potente onda de haki del rey para advertirle de su posición.

—Perfecto, Ivan. Supongo que Elrik estará contento con esto —exclamó por el vínculo mental mientras se palpaba las heridas—. Vente y negociamos con el tío. Pero hay que tener cuidado: el rey del bajo mundo no se tiene que andar con gilipolleces. De hecho no sé si ni es bueno negociar con él. Yo no lo haré.

Una vez se reunieron, llamó al Den Den mushi oportuno y dijo una pequeña frase secreta para poder contactar con "él". Seguramente ni sabían si era él en realidad, pero tenían que intentar hablarlo de alguna forma. Por lo que marcó y se sacó el transmisor, colocándoselo a Ivan en la oreja y esperando a ver qué decía. Seguramente ya se habría enterado que el barrio de Yudkovich había sido sepultado, pero no iba de más informar.

Suspiró y se alejó de la torre, viéndola derrumbarse mientras se frotaba los doloridos brazos. Sería una persona anormalmente fuerte, pero aquella proeza le había costado una barbaridad. Al fin y al cabo ahí había más toneladas de las que podía manejar. Si no hubiese sido por los explosivos, no habría logrado nada. Bueno, probablemente derrumbar la pared y acabar dentro del edificio. Tras ver cómo se desplomaba sobre el barrio se preguntó cuánta gente habría muerto. Vale que no le importaba demasiado las consecuencias si a cambio cobraba, pero igual aquella vez se había pasado.

- Hora de ir volviendo. Dark, ¿qué le dices a esa pizza? - comentó por el vínculo.

Su primo parecía contento por su acción. Eso al menos confirmaba que no se había equivocado de barrio, supuso. Fue volando hasta la posición de este y vio que había sacado un Den Den Mushi. Iba a informar a Elrik en persona, y le ofreció negociar su recompensa. Lo que estaría bien si Dark le hubiese dicho en qué consistía esta. Dado que no tenía ni idea... ¿se conformaría con el pago? Es decir, dudaba que fuese a ser uno pobre viniendo de quien venía. Sería mejor no decir demasiado, ya le preguntaría a su primo qué se suponía que iban a cobrar al acabar. Le dejó terminar de informar tras hacerle un gesto indicativo de que no quería decir nada, y aguardó pacientemente.

- Vamos a zampar, pues. Me muero de hambre.