Aria Landvik
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En algún momento comencé a cansarme, a perder la esperanza, a notar como todo se comenzaba a deshacer entre mis dedos. Algunas veces ella susurra en mi oído que debería dejar de buscar un imposible, pero no era como si mi corazón se atreviera a borrarlas, hace tiempo que dejó de ser capaz de hacer eso. Mi cabeza simplemente repite lo que mi corazón quiere ver y cuando no es así, me muestra todo lo contrario. Islas perdidas donde las busco y no aparecen, grandes ciudades en las que perderse sin que ellas aparezcan, el sentimiento de intranquilidad y terror apoderarse en mi cuerpo.
Un cabello rojo mezclado entre la multitud, suaves orejitas parecidas a un lazo perdidas entre la gente y el murmullo. En algún punto mi locura tuvo que escalar, pues comenzaba a creer que estaba más cerca de ellas y no tenía sentido que lo sintiera de esa forma. Aunque escondiera todo lo malo que había hecho, aunque intentara negar en lo que me había convertido después de todo… ¿Y si ellas encontraban los carteles? ¿Y si me odiaban por ello? Se que ellas me quieren, no me juzgaran sin escucharme antes, pero ninguna de ellas sabe sobre esa personalidad que ha despertado cada mañana a mi lado.
A veces tengo miedo de que un día me consuma y a la mañana siguiente, despertar siendo un monstruo eterno. Sin embargo no hay mucho que pueda hacer, no quiero pensarlo de todas formas, ahora tengo una isla que revisar. Enfundada en unos pantalones negros, una camisa blanca y una coleta alta, comienzo el recorrido.
No tengo una foto de ninguna de ellas, tengo una descripción aproximada de lo que han podido volverse con el paso de los años, pero se de sobra que si las veo podré reconocerlas, su imagen nunca va a desaparecer de mi memoria.- Perdone… ¿Podría ayudarme? -Me acerco a un hombre detrás de la barra de una taberna. Me apoyó poniendo los codos y comienzo a hablar con él, de nuevo la misma cantinela de siempre.- Busco una mujer, cabello rojo sangre, ojos azules, mal genio.- No dije mucho más, el hombre me miró incómodo y me dijo algo que hasta ahora nunca me habían dicho.- ¿ Por qué la busca? - Normalmente nunca me preguntan, simplemente niegan haber conocido a alguien así.
Voy a responderle, sin embargo el hombre me mira con calma y me corta rápidamente.- Da igual, si la tiene amenaza, le debe dinero o algo, escape de aquí antes de que venga.- Me quedé sin palabras, le miré sorprendida y antes de que me diera cuenta, las lágrimas bajaban por mi cara. El hombre se alteró, tal vez pensaba que había acertado con sus palabras, mientras me extendía un pañuelo en lo único que podía pensar era en una cosa.
Estaba viva, estaba aquí.
Un cabello rojo mezclado entre la multitud, suaves orejitas parecidas a un lazo perdidas entre la gente y el murmullo. En algún punto mi locura tuvo que escalar, pues comenzaba a creer que estaba más cerca de ellas y no tenía sentido que lo sintiera de esa forma. Aunque escondiera todo lo malo que había hecho, aunque intentara negar en lo que me había convertido después de todo… ¿Y si ellas encontraban los carteles? ¿Y si me odiaban por ello? Se que ellas me quieren, no me juzgaran sin escucharme antes, pero ninguna de ellas sabe sobre esa personalidad que ha despertado cada mañana a mi lado.
A veces tengo miedo de que un día me consuma y a la mañana siguiente, despertar siendo un monstruo eterno. Sin embargo no hay mucho que pueda hacer, no quiero pensarlo de todas formas, ahora tengo una isla que revisar. Enfundada en unos pantalones negros, una camisa blanca y una coleta alta, comienzo el recorrido.
No tengo una foto de ninguna de ellas, tengo una descripción aproximada de lo que han podido volverse con el paso de los años, pero se de sobra que si las veo podré reconocerlas, su imagen nunca va a desaparecer de mi memoria.- Perdone… ¿Podría ayudarme? -Me acerco a un hombre detrás de la barra de una taberna. Me apoyó poniendo los codos y comienzo a hablar con él, de nuevo la misma cantinela de siempre.- Busco una mujer, cabello rojo sangre, ojos azules, mal genio.- No dije mucho más, el hombre me miró incómodo y me dijo algo que hasta ahora nunca me habían dicho.- ¿ Por qué la busca? - Normalmente nunca me preguntan, simplemente niegan haber conocido a alguien así.
Voy a responderle, sin embargo el hombre me mira con calma y me corta rápidamente.- Da igual, si la tiene amenaza, le debe dinero o algo, escape de aquí antes de que venga.- Me quedé sin palabras, le miré sorprendida y antes de que me diera cuenta, las lágrimas bajaban por mi cara. El hombre se alteró, tal vez pensaba que había acertado con sus palabras, mientras me extendía un pañuelo en lo único que podía pensar era en una cosa.
Estaba viva, estaba aquí.
Elina Landvik
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Llevaba un par de días en Jaya y eso la ponía un poco de los nervios, aquella isla era grande y no había podido verla por completo al estar ocupada con aquel chiquillo, Claude y además por lo que había pasado con la loca de aquella casa y con los marines en el puerto. Ahora era reconocida en toda la isla y no solamente eso, tenía un galeón marine y una tripulación mas o menos capacitada para llevarlo y encargarse de su mantenimiento de la mejor forma posible hasta que pudieran reunir un poco más de gente. Claude había desaparecido dejándola con el barco y la tripulación así que bueno, se quedaría con ello.
Ahora era considerada una pirata más y no le importaba demasiado, eso haría que los marines fueran contra ella y caerían en la boca del lobo. Habían cambiado un poco el barco en el tiempo que estuvieron allí, cambio de velas y lo que básicamente podríamos denominar chapa y pintura, no quería llevar un barco marine sin darle un poco su estilo. Una vez que se aseguro de que el barco estaba mas o menos listo para que pudieran partir sin parecer unos malditos marines, fue en busca de víveres para el viaje, comida, agua potable, ahora necesitaba bastante más que antes que viajaba sola pero no había demasiado problema.
Como el pelirrojo se había marchado, cuando le preguntaron a Elina cual era el nombre de la banda y el líder de la misma se auto proclamo capitana, Claude se había marchado y sin decir nada así que quien se fue a sevilla perdió su silla. Decidió que ya que todos eran pelirrojos la banda se llamaría Akage no Kaizoku, el pirata pelirrojo, era le mejor forma de hacer que todos se sintieran absolutamente representados, todos excepto la oveja negra de la familia, pero bueno, ya verían como arreglar ese contratiempo. Elina había encargado diversos cargamentos para el barco pero el único que no había llegado era el de la bandera nueva y se estaba empezando a mosquear.
Varios de sus chicos andaban buscando entre la isla a alguien parecido a ella tal y como les había pedido, para ver si su hermana Aria estaba allí mientras que ella iba en busca de la bandera. Antes de marcharse tenía que asegurarse de que su hermana no estaba en la isla, después podría continuar su viaje y su búsqueda. Uno de sus chicos pelirrojos entro en la taberna y al ver el pelo rojo de la joven que hablaba con el tabernero se acerco hasta ella y se la quedo mirando un poco, aquella joven se parecía a su capitana — mi capitana te esta buscando, ven conmigo — no era de muchas palabras el chiquillo pero por dentro estaba contento de pensar que había encontrado a quien estaban buscando.
Ahora era considerada una pirata más y no le importaba demasiado, eso haría que los marines fueran contra ella y caerían en la boca del lobo. Habían cambiado un poco el barco en el tiempo que estuvieron allí, cambio de velas y lo que básicamente podríamos denominar chapa y pintura, no quería llevar un barco marine sin darle un poco su estilo. Una vez que se aseguro de que el barco estaba mas o menos listo para que pudieran partir sin parecer unos malditos marines, fue en busca de víveres para el viaje, comida, agua potable, ahora necesitaba bastante más que antes que viajaba sola pero no había demasiado problema.
Como el pelirrojo se había marchado, cuando le preguntaron a Elina cual era el nombre de la banda y el líder de la misma se auto proclamo capitana, Claude se había marchado y sin decir nada así que quien se fue a sevilla perdió su silla. Decidió que ya que todos eran pelirrojos la banda se llamaría Akage no Kaizoku, el pirata pelirrojo, era le mejor forma de hacer que todos se sintieran absolutamente representados, todos excepto la oveja negra de la familia, pero bueno, ya verían como arreglar ese contratiempo. Elina había encargado diversos cargamentos para el barco pero el único que no había llegado era el de la bandera nueva y se estaba empezando a mosquear.
Varios de sus chicos andaban buscando entre la isla a alguien parecido a ella tal y como les había pedido, para ver si su hermana Aria estaba allí mientras que ella iba en busca de la bandera. Antes de marcharse tenía que asegurarse de que su hermana no estaba en la isla, después podría continuar su viaje y su búsqueda. Uno de sus chicos pelirrojos entro en la taberna y al ver el pelo rojo de la joven que hablaba con el tabernero se acerco hasta ella y se la quedo mirando un poco, aquella joven se parecía a su capitana — mi capitana te esta buscando, ven conmigo — no era de muchas palabras el chiquillo pero por dentro estaba contento de pensar que había encontrado a quien estaban buscando.
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Hace poco me había encontrado con Arik, me había dicho que buscara en Water Seven pero cuando iba de camino hacia allí acabé encontrándome con Jaya. Decidí probar suerte sin esperanzas, pero saber que estábamos en la misma isla había sido algo que había acabado ganando. Demasiados días, meses, años de viaje para saber que finalmente estábamos pisando el mismo suelo, respirando el mismo aire. Me relajé finalmente, ya que no quería montar un espectáculo o algo así, tomé la copa que me ofrecía el hombre y le agradecí con una leve inclinación de cabeza.
El alcohol quemó mi garganta, arrugó ligeramente mi rostro y me hizo negar, sin duda era una sensación que seguía odiando sin importar los años que pasaran. Estaba metida en mi burbuja de felicidad, emociones y eso que cuando un muchacho pelirrojo se me acercó, no pude evitar extrañarme.- ¿Tu capitana? - ¿Me había metido en líos con algún pirata? No lo recordaba, pero como no solía recordar las cosas que hace mi otra yo, tal vez ella había terminado por meternos en un lío bastante problemático.- Está bien… Aunque espero que esto sea en son de paz.- No me apetecía demasiado acabar metida en una pelea, la posibilidad era realmente un dolor de cabeza que no quería enfrentar en ese momento.
Seguía emocional y algo inestable, tal vez por eso tuve que andar con cierto cuidado, ella solía aprovecharse de los pequeños momentos en los que eso pasaba.
A veces era una sombra en una esquina, otras un reflejo que se movía, algunas veces era una persona, caminando a mi lado, sonriendo de manera burlona y oscura, negando ante mis palabras y mis acciones. Una yo, pero que no era yo, con los ojos sin pupilas, la mirada perdida y la sangre bañandola. Luego simplemente me sonreía y sabía de sobra que todo comenzaba a terminarse, pero esta vez no era el momento de dejarla ganar.
-¿Puedo saber a dónde me lleváis? -Independientemente de donde fuera, estaba siguiendo la posición a medida que caminábamos, si todo salía bien incluso aunque acabara peleándome con ellos o alguna locura más, podría volver al lugar inicial. El norte seguía siendo el norte, y orientarme no era un problema para mi. Un par de vueltas más, un camino que desconozco al no llevar demasiado tiempo en la isla y finalmente llegamos a una zona con un barco.
La composición, construcción y arreglo es claramente de la marina, pero han cambiado colores y posicionamiento de velas en un intento de disimularlo.- ¿Eso no es de la marina? -No puedo evitarlo, me han criado con barcos en los últimos diez años, saber esa clase de cosas es para mi necesario. Pero bueno, al fin voy a saber que quiere su capitana, espero termine pronto, tengo que buscar a Elina.
El alcohol quemó mi garganta, arrugó ligeramente mi rostro y me hizo negar, sin duda era una sensación que seguía odiando sin importar los años que pasaran. Estaba metida en mi burbuja de felicidad, emociones y eso que cuando un muchacho pelirrojo se me acercó, no pude evitar extrañarme.- ¿Tu capitana? - ¿Me había metido en líos con algún pirata? No lo recordaba, pero como no solía recordar las cosas que hace mi otra yo, tal vez ella había terminado por meternos en un lío bastante problemático.- Está bien… Aunque espero que esto sea en son de paz.- No me apetecía demasiado acabar metida en una pelea, la posibilidad era realmente un dolor de cabeza que no quería enfrentar en ese momento.
Seguía emocional y algo inestable, tal vez por eso tuve que andar con cierto cuidado, ella solía aprovecharse de los pequeños momentos en los que eso pasaba.
A veces era una sombra en una esquina, otras un reflejo que se movía, algunas veces era una persona, caminando a mi lado, sonriendo de manera burlona y oscura, negando ante mis palabras y mis acciones. Una yo, pero que no era yo, con los ojos sin pupilas, la mirada perdida y la sangre bañandola. Luego simplemente me sonreía y sabía de sobra que todo comenzaba a terminarse, pero esta vez no era el momento de dejarla ganar.
-¿Puedo saber a dónde me lleváis? -Independientemente de donde fuera, estaba siguiendo la posición a medida que caminábamos, si todo salía bien incluso aunque acabara peleándome con ellos o alguna locura más, podría volver al lugar inicial. El norte seguía siendo el norte, y orientarme no era un problema para mi. Un par de vueltas más, un camino que desconozco al no llevar demasiado tiempo en la isla y finalmente llegamos a una zona con un barco.
La composición, construcción y arreglo es claramente de la marina, pero han cambiado colores y posicionamiento de velas en un intento de disimularlo.- ¿Eso no es de la marina? -No puedo evitarlo, me han criado con barcos en los últimos diez años, saber esa clase de cosas es para mi necesario. Pero bueno, al fin voy a saber que quiere su capitana, espero termine pronto, tengo que buscar a Elina.
Elina Landvik
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Como de caprichosa puede resultar la vida cuando llevas años buscando a una persona y de repente la encuentras sin querer. Elina no tenía ni la menor idea de que Aria estaba en aquel momento en su barco, acompañada de uno de sus chicos que casualmente la había encontrado en la taberna, bueno en una de las mil tabernas que uno puede encontrar en Jaya. Nuestra pelirroja se estaba peleando con los tipos que le iban a hacer la bandera y realmente cansada de tanta discusión simplemente cancelo el pedido y lo que se llevo fueron las telas y los hilos, probaría a su chica nueva a ver que sabía hacer.
Después de todo la jovencita aquella le había dicho que se le daba bien coser y una bandera tampoco era nada del otro mundo o eso esperaba ella. Gruñía molesta mientras recorría las calles de aquella dichosa isla para volver al barco. Mientras tanto el chiquillo que había encontrado a Aria se ríe suavemente ante su pregunta y decide contestar de forma tranquila — si señorita, era un galeón de la marina pero nuestra capitana les dio una lección y se quedo con el barco fue entonces cuando me uní a su tripulación — se le notaba encantado con la idea de navegar bajo la bandera pirata.
En ese momento una joven pelirroja de nombre Rosmery paseaba por cubierta con una caja llena de ingredientes para la cocina — ¡Rosy! ¿sabes donde esta la capitana? — la chica paro un momento para mirar hacía el lugar del cual provenían los gritos y pareció pensarlo por un momento. Luego les grito que creía que había ido a por la bandera, que la verdad parecía que estaba de un humor de perros. El chico ante tal respuesta suspiro de forma larga dejando que la chica se marchara hacía su destino, la cocina, donde dejaría todos los ingredientes que llevaba en aquel momento entre las manos.
Un par de minutos después se escucho un gruñido y unos pasos pesados que se acercaban al barco — panda de inútiles, en esta isla son todos unos putos inútiles. Ferguson ven aquí y llévale esto a la costurera antes de que le corte la garganta a alguien con las tijeras — el chico al oír la orden de su capitana se puso recto como un palo, grito un "si mi capitana" y salió corriendo para ayudarla. Cogió la caja de las telas e hilos y rápidamente corrió hacía el barco, ahora sin todo eso encima se podía ver a Elina perfectamente mientras se sacudía un poco el polvo del cuerpo, aún no había levantado la cabeza así que no había visto a su hermana. Antes de desaparecer en el interior del barco, Ferguson le grito que había alguien a quien tenía que ver y fue entonces cuando la pelirroja levanto la vista y se levanto dejándose ver en todo su esplendor.
Después de todo la jovencita aquella le había dicho que se le daba bien coser y una bandera tampoco era nada del otro mundo o eso esperaba ella. Gruñía molesta mientras recorría las calles de aquella dichosa isla para volver al barco. Mientras tanto el chiquillo que había encontrado a Aria se ríe suavemente ante su pregunta y decide contestar de forma tranquila — si señorita, era un galeón de la marina pero nuestra capitana les dio una lección y se quedo con el barco fue entonces cuando me uní a su tripulación — se le notaba encantado con la idea de navegar bajo la bandera pirata.
En ese momento una joven pelirroja de nombre Rosmery paseaba por cubierta con una caja llena de ingredientes para la cocina — ¡Rosy! ¿sabes donde esta la capitana? — la chica paro un momento para mirar hacía el lugar del cual provenían los gritos y pareció pensarlo por un momento. Luego les grito que creía que había ido a por la bandera, que la verdad parecía que estaba de un humor de perros. El chico ante tal respuesta suspiro de forma larga dejando que la chica se marchara hacía su destino, la cocina, donde dejaría todos los ingredientes que llevaba en aquel momento entre las manos.
Un par de minutos después se escucho un gruñido y unos pasos pesados que se acercaban al barco — panda de inútiles, en esta isla son todos unos putos inútiles. Ferguson ven aquí y llévale esto a la costurera antes de que le corte la garganta a alguien con las tijeras — el chico al oír la orden de su capitana se puso recto como un palo, grito un "si mi capitana" y salió corriendo para ayudarla. Cogió la caja de las telas e hilos y rápidamente corrió hacía el barco, ahora sin todo eso encima se podía ver a Elina perfectamente mientras se sacudía un poco el polvo del cuerpo, aún no había levantado la cabeza así que no había visto a su hermana. Antes de desaparecer en el interior del barco, Ferguson le grito que había alguien a quien tenía que ver y fue entonces cuando la pelirroja levanto la vista y se levanto dejándose ver en todo su esplendor.
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-Hum… Está bastante mal conservado, el mascarón tiene un par de arañazos que podrían ser peligrosos si el barco es embestido de frente.- Les miro con tranquilidad, mientras reviso con calma las partes del barco.- Algo me dice que lo sacasteis a la fuerza, no se si de la pelea con vosotros, pero este pequeño ha aguantado buenos golpes, tiene una buena base.- La parte de arreglar el mascarón era bastante sencilla, solo había que rellenar con masilla y lijarlo para integrarlo, quizás iba a ser cosa de buscar el barniz adecuado para ese color tan raro y poco estético que usa la marina.- Con lo elegante que queda un barniz claro sobre fondo oscuro o un negro opaco.- He comenzado a ir a lo mío, otra vez. Cada vez que veo un barco, un mapa o una ruta mi mente se desconecta y se centra en ello y todo lo demás desaparece.
El hombre seguramente estará pensando que estoy loca, o tal vez que tengo buen ojo para los arreglos de los barcos, sea como sea, hay gritos y ruidos por todas partes. Sin duda al parecer la capitana es una mujer de carácter. Le preguntan a una tal Rosy que donde anda y tranquilamente comenzamos a acercarnos a la zona.
¿Sabéis algo curioso? Pueden haber pasado casi diez años, podría haber pasado un milenio, un siglo, la eternidad… Pero no hay forma de que olvide la felicidad que siempre me ha traído escucharla hablar, gritar, rebosar de carácter y sobretodo, rebosar de vida. -¡Elina Landvik! ¡Qué clase de manera es esa de tratar a tus subordinados! - En cuanto lograra que mirara para mi, en cuanto mis ojos rojos chocaran con aquellos azules que llevaba tantos años buscando, soñando y queriendo, saldría corriendo.
No me importó la mesa, la gente o nada de lo que pudieran rodearlas. Solo corrí hasta ella para abrazarla, necesitaba aquello, abrazarla, sentirla entre mis brazos, saber que era real, que respiraba, que hablaba, reía y sentía. - Mi niña, mi pequeña... - Me perdí, cuando me di cuenta solo lloraba mientras la abrazaba contra mi. Estaba viva, estaba a mi lado, años de sufrimiento, dolor y tristeza desaparecieron en un instante, y por un segundo sentí que estaba más cerca de aquello que siempre había buscado, mis hermanas, mis tesoros.
Incluso ella se quedaba en silencio cuando Elina estaba cerca, sentada en una esquina observando la luz de aquella persona, mientras sabe que es por ella que existe. Ella vive por y para ellas dos , es consciente de ello, por eso tal vez simplemente las mira, esperando quien será el idiota capaz de lastimar a sus tesoros.
El hombre seguramente estará pensando que estoy loca, o tal vez que tengo buen ojo para los arreglos de los barcos, sea como sea, hay gritos y ruidos por todas partes. Sin duda al parecer la capitana es una mujer de carácter. Le preguntan a una tal Rosy que donde anda y tranquilamente comenzamos a acercarnos a la zona.
¿Sabéis algo curioso? Pueden haber pasado casi diez años, podría haber pasado un milenio, un siglo, la eternidad… Pero no hay forma de que olvide la felicidad que siempre me ha traído escucharla hablar, gritar, rebosar de carácter y sobretodo, rebosar de vida. -¡Elina Landvik! ¡Qué clase de manera es esa de tratar a tus subordinados! - En cuanto lograra que mirara para mi, en cuanto mis ojos rojos chocaran con aquellos azules que llevaba tantos años buscando, soñando y queriendo, saldría corriendo.
No me importó la mesa, la gente o nada de lo que pudieran rodearlas. Solo corrí hasta ella para abrazarla, necesitaba aquello, abrazarla, sentirla entre mis brazos, saber que era real, que respiraba, que hablaba, reía y sentía. - Mi niña, mi pequeña... - Me perdí, cuando me di cuenta solo lloraba mientras la abrazaba contra mi. Estaba viva, estaba a mi lado, años de sufrimiento, dolor y tristeza desaparecieron en un instante, y por un segundo sentí que estaba más cerca de aquello que siempre había buscado, mis hermanas, mis tesoros.
Incluso ella se quedaba en silencio cuando Elina estaba cerca, sentada en una esquina observando la luz de aquella persona, mientras sabe que es por ella que existe. Ella vive por y para ellas dos , es consciente de ello, por eso tal vez simplemente las mira, esperando quien será el idiota capaz de lastimar a sus tesoros.
Elina Landvik
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Tras levantar la vista pudo verlo, esos ojos rojos que hacían una preciosa combinación con su pelo. Esa cara, si, joder, aquella era su hermana Aria y no había duda alguna de lo que tenía delante. Casi tuvo que soltar una carcajada cuando la escucho regañarla de esa manera. ¿Enserio lo primero que le iba a decir después de diez años sin verse era una regañina? Elina suspiro mientras abría los brazos para recibir a su hermana y apretarla con fuerza entre sus brazos. La dejaría llorar mientras ella simplemente sonreía y acariciaba con ternura sus cabellos.
— ¿Donde estabas metida? llevo días buscándote en Jaya — sonriendo suavemente la aparto un poco de ella solo para poder ver su cara, sostuvo sus mejillas con sus manos y entonces lleno su rostro de besos hasta que se quedo tranquila y volvió a abrazarla con fuerza. La había echado mucho de menos, era su hermana mayor, quien siempre la había cuidado, quien siempre se había asegurado de que ella estuviera bien y que no le faltase de nada. Habían estado tanto tiempo separadas, pero aún así aquel sentimiento de cariño no había desaparecido ni lo haría jamás.
Una vez ambas se tranquilizaron un poco más cogió su mano y tiro suavemente de ella — ven, vamos dentro, estaremos más tranquilas, tienes mucho que contarme y yo a ti — entraron en el barco bajo la mirada de todos los tripulantes que parecían bastante contentos de que su capitana encontrase lo que estaba buscando. La llevo hasta lo que sería su despacho, el lugar donde Elina estaría la mayoría del tiempo en el barco, no sería en su habitación claro que no, aquella habitación había sido destinada a convertirse en el despacho del capitán donde poder tomar decisiones y estar tranquila.
Le ofreció asiento y se sentó frente a ella sosteniendo sus manos, no quería soltarla por nada del mundo ahora que la tenía de nuevo frente ella — ¿que paso contigo hermana? ¿donde estuviste todos estos años? — se notaba la preocupación en su rostro, en su voz, Elina sabía que la vida no era fácil y aunque Illje había tenido un pasado mas o menos agradable dentro de lo que cabe, ella había pasado un autentico calvario. Asi que sabiendo que podría haber ocurrido cualquier cosa con Aria esperaba que ella le contara su historia antes de nada, quería apoyar a su hermana y después contarle sus planes.
— ¿Donde estabas metida? llevo días buscándote en Jaya — sonriendo suavemente la aparto un poco de ella solo para poder ver su cara, sostuvo sus mejillas con sus manos y entonces lleno su rostro de besos hasta que se quedo tranquila y volvió a abrazarla con fuerza. La había echado mucho de menos, era su hermana mayor, quien siempre la había cuidado, quien siempre se había asegurado de que ella estuviera bien y que no le faltase de nada. Habían estado tanto tiempo separadas, pero aún así aquel sentimiento de cariño no había desaparecido ni lo haría jamás.
Una vez ambas se tranquilizaron un poco más cogió su mano y tiro suavemente de ella — ven, vamos dentro, estaremos más tranquilas, tienes mucho que contarme y yo a ti — entraron en el barco bajo la mirada de todos los tripulantes que parecían bastante contentos de que su capitana encontrase lo que estaba buscando. La llevo hasta lo que sería su despacho, el lugar donde Elina estaría la mayoría del tiempo en el barco, no sería en su habitación claro que no, aquella habitación había sido destinada a convertirse en el despacho del capitán donde poder tomar decisiones y estar tranquila.
Le ofreció asiento y se sentó frente a ella sosteniendo sus manos, no quería soltarla por nada del mundo ahora que la tenía de nuevo frente ella — ¿que paso contigo hermana? ¿donde estuviste todos estos años? — se notaba la preocupación en su rostro, en su voz, Elina sabía que la vida no era fácil y aunque Illje había tenido un pasado mas o menos agradable dentro de lo que cabe, ella había pasado un autentico calvario. Asi que sabiendo que podría haber ocurrido cualquier cosa con Aria esperaba que ella le contara su historia antes de nada, quería apoyar a su hermana y después contarle sus planes.
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-Yo llevo años buscándote, eso sin contar con que el idiota de Arik me dijo que estabas en Water Seven, casi me salto la isla.- Tal cual, menos mal que había decidido preguntar por si acaso y por tomar provisiones. Seguí sus palabras, sus tirones nerviosos, y fuimos a su despacho tras encontrarme algo mejor. Era tan real que no podía evitar pensar que era un sueño, tal vez una alucinación más de aquel ser. Pero a la vez era tan cálido y suave, tan consistente, que sentía que ella no podía acercarse a donde estábamos.
Nos sentamos finalmente, mientras notaba su tacto con sus manos, era tan real y suave, me costaba procesar todo aquello.- Estoy bien, sabes que siempre he podido apañármelas.- Acaricie su rostro, pase suavemente el dedo por aquella cicatriz con algo de tristeza, con el dolor reflejado en mis ojos.- Sin embargo veo que has tenido una vida dura, mi niña.- Suspiré levemente, el tema de mi enfermedad, mi pasado… No me atrevía a contarlo, no era algo que pudiera salir de mis labios.
Apreté suavemente mis labios en un mordisco, no tenía que contarle lo de Neil, no tenía… No, no tiene que saber la clase de monstruo en la que ambas nos hemos vuelto. Ella, esa bestia, no es más que algo que yo he creado y por ello no debo dejar que Elina cargue con mi tristeza o mis consecuencias.- Después de que te hicieran aquello…Se me nubló la vista, la sangre inundó mi cabeza y bueno.- Era difícil, sobretodo si recuerdo exactamente como ella me lo contó después de hacerlo.- Le arranqué un ojo a la hija del hombre, le desfiguré la mitad de la cara y acabe siendo vendida a otro sitio, luego… Luego pude apañármelas.- Acaricié sus manos con cariño, mirándolas para no perderme en la marea de dolor y tristeza que todo aquello me traía.- Un buen señor me enseñó a construir y arreglar barcos, a navegar, y usé todos esos conocimientos para buscarte a Ilje y a ti.- Sonríe sin poder evitarlo, estaba un paso más cerca de todo aquello, estaba cada vez más cerca de recuperar mi familia.
Sin embargo el tema de la bestia roja, no era algo sencillo de sacar.
Escuchaba su risa entre las sombras, sus ojos clavándose en mi nuca desde una esquina, aterrada y fascinada de Elina a ambas partes. Sabe que ella es capaz de invocarla con tan solo un gesto, sabe que es una de las tres razones de su existencia, la adora y la ama tanto como un día desearía destrozarla.
Sin Elina o Ilje, nada ni nadie podría pararla.
-Cuéntame sobre ti mi niña…¿Cómo demonios has terminado siendo pirata?
Nos sentamos finalmente, mientras notaba su tacto con sus manos, era tan real y suave, me costaba procesar todo aquello.- Estoy bien, sabes que siempre he podido apañármelas.- Acaricie su rostro, pase suavemente el dedo por aquella cicatriz con algo de tristeza, con el dolor reflejado en mis ojos.- Sin embargo veo que has tenido una vida dura, mi niña.- Suspiré levemente, el tema de mi enfermedad, mi pasado… No me atrevía a contarlo, no era algo que pudiera salir de mis labios.
Apreté suavemente mis labios en un mordisco, no tenía que contarle lo de Neil, no tenía… No, no tiene que saber la clase de monstruo en la que ambas nos hemos vuelto. Ella, esa bestia, no es más que algo que yo he creado y por ello no debo dejar que Elina cargue con mi tristeza o mis consecuencias.- Después de que te hicieran aquello…Se me nubló la vista, la sangre inundó mi cabeza y bueno.- Era difícil, sobretodo si recuerdo exactamente como ella me lo contó después de hacerlo.- Le arranqué un ojo a la hija del hombre, le desfiguré la mitad de la cara y acabe siendo vendida a otro sitio, luego… Luego pude apañármelas.- Acaricié sus manos con cariño, mirándolas para no perderme en la marea de dolor y tristeza que todo aquello me traía.- Un buen señor me enseñó a construir y arreglar barcos, a navegar, y usé todos esos conocimientos para buscarte a Ilje y a ti.- Sonríe sin poder evitarlo, estaba un paso más cerca de todo aquello, estaba cada vez más cerca de recuperar mi familia.
Sin embargo el tema de la bestia roja, no era algo sencillo de sacar.
Escuchaba su risa entre las sombras, sus ojos clavándose en mi nuca desde una esquina, aterrada y fascinada de Elina a ambas partes. Sabe que ella es capaz de invocarla con tan solo un gesto, sabe que es una de las tres razones de su existencia, la adora y la ama tanto como un día desearía destrozarla.
Sin Elina o Ilje, nada ni nadie podría pararla.
-Cuéntame sobre ti mi niña…¿Cómo demonios has terminado siendo pirata?
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Suspiro sintiendo sus caricias y dejo salir una risa cuando le dijo que llevaba años buscándola, exactamente igual que ella. Después de todo desde que Illje había desaparecido ella había emprendido una búsqueda que no había finalizad hasta aquel momento. Sinceramente la vida daba demasiadas vueltas y el mundo estaba loco, completamente loco. Dejo que hablara, que le contara lo que había sufrido, lo que había tenido que vivir. Como había perdido los nervios y había destrozado la cara de esa maldita mocosa después de que casi la mataran. Era lógico, ella hubiese echo lo mismo en su posición.
— No te preocupes, esos esclavistas no volverán a molestarlos, las llamas se encargaron de purgar sus pecados — en ocasiones cuando Elina hablaba de aquella manera podía verse una peligrosa llama reflejada en sus ojos. Aquella niña dulce e inocente que había sido llevada lejos había desaparecido hacía mucho tiempo. Elina ya no era la que era y nunca volvería a serlo. El tiempo la había cambiado, el mundo y los golpes de la vida. Ahora era una mujer diferente, alguien fuerte que buscaba una venganza que no tenía pensado dejar a medias. Suspiro levemente escuchado la historia de su hermana, al parecer ella tampoco lo había tenido fácil, pero quien la compró parecía un buen hombre o al menos por como ella lo mencionó.
Suspiro de forma larga cuando le toco a ella explicar lo que había sido de su vida, ¿como decirle a su hermana mayor que había sido condenada a una vida de sangre, arena y sudor? Dejo salir una leve sonrisa en sus labios para que no se preocupase — después de aquel día, desperté en la bodega de un barco, me llevaron a Dessrosa donde me convirtieron en gladiadora del coliseo, tuve mi primera pelea a los once años — no podía mentirle, no a ella después de todo. Sabiendo la edad de su primera pelea se podía imaginar la cantidad de veces que tuvo que matar a alguien para sobrevivir, la cantidad de veces que sus manos se mancharon de sangre, pero no le importaba, por que ahora había dejado eso atrás y había vuelto con su familia.
— Conseguí escapar a los diecisiete acompañada de alguien que creía que me acompañaría el resto de mis días, pero de nuevo me vi traicionada y tuve que acabar con él, fue quien me dejo la cicatriz en la cara — tomó la mano de Aria que estaba acariciando su rostro y la llevo a sus labios para darle un beso. Quería que estuviera tranquila, la conocía y sabía que era capaz de sentirse culpable por no haberla podido proteger, pero ahora estaban juntas de nuevo — después conocí a un tipo bastante peculiar, un pelirrojo de nombre Claude — dejó salir una risilla cuando recordó las aventuras vividas con aquel tipo que tenía un extraño tatuaje de un gallo en el cuello — terminé siendo pirata por circunstancias extrañas, pero no me molesta, eso llama la atención de los marines — y era lo que ella quería después de todo, quería darles una lección por lo que le habían hecho a su familia.
— No te preocupes, esos esclavistas no volverán a molestarlos, las llamas se encargaron de purgar sus pecados — en ocasiones cuando Elina hablaba de aquella manera podía verse una peligrosa llama reflejada en sus ojos. Aquella niña dulce e inocente que había sido llevada lejos había desaparecido hacía mucho tiempo. Elina ya no era la que era y nunca volvería a serlo. El tiempo la había cambiado, el mundo y los golpes de la vida. Ahora era una mujer diferente, alguien fuerte que buscaba una venganza que no tenía pensado dejar a medias. Suspiro levemente escuchado la historia de su hermana, al parecer ella tampoco lo había tenido fácil, pero quien la compró parecía un buen hombre o al menos por como ella lo mencionó.
Suspiro de forma larga cuando le toco a ella explicar lo que había sido de su vida, ¿como decirle a su hermana mayor que había sido condenada a una vida de sangre, arena y sudor? Dejo salir una leve sonrisa en sus labios para que no se preocupase — después de aquel día, desperté en la bodega de un barco, me llevaron a Dessrosa donde me convirtieron en gladiadora del coliseo, tuve mi primera pelea a los once años — no podía mentirle, no a ella después de todo. Sabiendo la edad de su primera pelea se podía imaginar la cantidad de veces que tuvo que matar a alguien para sobrevivir, la cantidad de veces que sus manos se mancharon de sangre, pero no le importaba, por que ahora había dejado eso atrás y había vuelto con su familia.
— Conseguí escapar a los diecisiete acompañada de alguien que creía que me acompañaría el resto de mis días, pero de nuevo me vi traicionada y tuve que acabar con él, fue quien me dejo la cicatriz en la cara — tomó la mano de Aria que estaba acariciando su rostro y la llevo a sus labios para darle un beso. Quería que estuviera tranquila, la conocía y sabía que era capaz de sentirse culpable por no haberla podido proteger, pero ahora estaban juntas de nuevo — después conocí a un tipo bastante peculiar, un pelirrojo de nombre Claude — dejó salir una risilla cuando recordó las aventuras vividas con aquel tipo que tenía un extraño tatuaje de un gallo en el cuello — terminé siendo pirata por circunstancias extrañas, pero no me molesta, eso llama la atención de los marines — y era lo que ella quería después de todo, quería darles una lección por lo que le habían hecho a su familia.
Aria Landvik
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La historia que me cuenta, esa realidad que me dice. Me duele saber que ha conocido el amor de esa manera, sin embargo dejo que cuente su historia paso a paso. Se de sobra que ella ha cambiado, que ha transformado una parte de ella en algo tenebroso y oscuro, pero de que también lo ha hecho para crear una coraza que nada ni nadie pueda atravesar, mi siquiera yo. -Bueno, esa gente ya no me importa, lo importante es que estas aquí conmigo y estás viva. - Suspiro algo cansada, es como si dé repente el mundo se hubiera caído encima de mis hombros y resbalara hasta dejarme tranquila.
Acaricie las manos de Elina y decidí decirle aquello que en verdad me había pasado. - Esto es complicado… Pero estoy enferma mi niña. - Le sonrío intentando restarle importancia a lo que me pasaba - Desde que ataque a esa chica, en mi mente es como si hubiera otra persona, alguien que sale cuando hay sangre o siento que podéis estar en peligro. - No le digo nada más, no le digo que está sentada a mi lado, que me mira con esa sonrisa oscura y teñida de negro y sangre. - Es como si me transformara en una bestia sedienta de sangre y no controlara nada. - Algo temerosa, preocupada, saco el cartel de mi recompensa, con aquel nombre de bestia que me habían puesto.
Al final ambas hablamos sido categorizadas como Piratas sin que hubiéramos querido. - El mundo tiene una manera curiosa de ponernos en el mismo sitio y lugar, pero parece que ambas llamaremos la atención del Gobierno. - El tema de decirle sobre mi boda, sobre que había matado a mi marido, la isla en la que estaba todo lo que quería y me importaba, tomé aire y pensé por un instante.
¿Si no compartía mi pecado con ella e Ilie, con quien iba a hacerlo? Algo incómoda, la miro y mordiéndome el labio le cuento aquello que más me atormenta, la historia de ese cartel y de los diez años de vida que había pasado lejos de ella.
Desde la compra, las historias sobre él, su Akuma, aquella cueva, la Akuma que había consumido y como una furia manchada de sangre había aniquilado a todo lo que había amado una vez. No lloré, no dejé que aquello me atormentara o me doliera, llegado a aquel punto no tenía derecho a sufrir por mis pecados.
Yo los había causado, yo los había destruido, amado y perdido, matado… Era mi culpa como para ahora sentirme mal por todo aquello. Me gusta pensar que algún día dejará de dolerme, que ella no tendrá poder sobre mi y que esa sonrisa que veo a mi lado, desaparecerá con el dolor de todos mis pecados.
Acaricie las manos de Elina y decidí decirle aquello que en verdad me había pasado. - Esto es complicado… Pero estoy enferma mi niña. - Le sonrío intentando restarle importancia a lo que me pasaba - Desde que ataque a esa chica, en mi mente es como si hubiera otra persona, alguien que sale cuando hay sangre o siento que podéis estar en peligro. - No le digo nada más, no le digo que está sentada a mi lado, que me mira con esa sonrisa oscura y teñida de negro y sangre. - Es como si me transformara en una bestia sedienta de sangre y no controlara nada. - Algo temerosa, preocupada, saco el cartel de mi recompensa, con aquel nombre de bestia que me habían puesto.
Al final ambas hablamos sido categorizadas como Piratas sin que hubiéramos querido. - El mundo tiene una manera curiosa de ponernos en el mismo sitio y lugar, pero parece que ambas llamaremos la atención del Gobierno. - El tema de decirle sobre mi boda, sobre que había matado a mi marido, la isla en la que estaba todo lo que quería y me importaba, tomé aire y pensé por un instante.
¿Si no compartía mi pecado con ella e Ilie, con quien iba a hacerlo? Algo incómoda, la miro y mordiéndome el labio le cuento aquello que más me atormenta, la historia de ese cartel y de los diez años de vida que había pasado lejos de ella.
Desde la compra, las historias sobre él, su Akuma, aquella cueva, la Akuma que había consumido y como una furia manchada de sangre había aniquilado a todo lo que había amado una vez. No lloré, no dejé que aquello me atormentara o me doliera, llegado a aquel punto no tenía derecho a sufrir por mis pecados.
Yo los había causado, yo los había destruido, amado y perdido, matado… Era mi culpa como para ahora sentirme mal por todo aquello. Me gusta pensar que algún día dejará de dolerme, que ella no tendrá poder sobre mi y que esa sonrisa que veo a mi lado, desaparecerá con el dolor de todos mis pecados.
Elina Landvik
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Escuchar su historia por un lado la hizo sentir mejor al saber que había logrado dar con un hombre bueno que la había tratado bien, la había enseñado y que además había cuidado de ella. Pero al mismo tiempo la hizo sentir impotente al saber que había despertado en ella aquel instinto peligroso que se veía alimentado por la sangre y que podría resultar tan peligroso. Suspiro de forma breve antes de abrazarla de nuevo echando su cuerpo hacía adelante en la silla. No dejaría que nada le ocurriese a su hermana de nuevo, Aria e Illje eran lo más importante que tenía en la vida, aquello por lo que daría todo.
También Arik y Kol por su puesto, aunque de este ultimo aún no sabían nada y esperaba dar con él en algún momento — es cierto, me encontré con Arik en Water Seven, casi me caza el muy condenado, viajara con nosotras cuando termine con sus contratos — le sonrió de manera cariñosa una vez la soltó nuevamente y volvió a tomar sus manos. No quería soltarla, sentía que si lo hacía desaparecería, se esfumaría como el agua entre sus dedos y no quería que eso ocurriese. Parecía un sueño y esperaba que al menos ella se quedase a su lado ahora que la había encontrado. Por que si tenía que dejarla ir igual que a Illje le daría un infarto.
— Encontré a Illje hermanita, esta bien, esta viva y ahora mismo anda perdida por los blues, pero tengo que llamarla para decirle que al fin te encontré — estaba realmente euforica con la idea de haber encontrado a su hermana por fin. Por decirlo de alguna manera su familia estaba más o menos reunida de nuevo, cada uno en una punta, es cierto, cada uno haciendo sus locuras, claro esta. Pero al menos sabían que estaban vivos y tenían el contacto para reunirse todos una vez acabasen con sus respectivas tareas. Por su parte, mientras ellos trabajaban en sus cosas, había preparado el barco y demás para cuando viajasen juntos.
Tenía que contarle a su hermana su idea de retomar la isla para ellos — pienso conquistar Vingólf hermana, volverá a ser nuestra, de nuestra familia, la reconstruiremos y volverá a ser lo que era antes. Haremos pagar a los marines que nos destrozaron y que nos obligaron a vivir esta vida — era algo que tenía muy interiorizado, no dejaría que se interpusieran en su camino por más tiempo. Aquellos marines merecían sentir en sus propias carnes la desesperación que ella había sentido, que sus hermanas habían sentido, que sus primos habían sentido. Sufrirían y cuando suplicasen clemencia no se la concedería, pues ellos no la habían tenido con aquellos que no habían hecho nada y aún así asesinaron en aquel aciago día.
También Arik y Kol por su puesto, aunque de este ultimo aún no sabían nada y esperaba dar con él en algún momento — es cierto, me encontré con Arik en Water Seven, casi me caza el muy condenado, viajara con nosotras cuando termine con sus contratos — le sonrió de manera cariñosa una vez la soltó nuevamente y volvió a tomar sus manos. No quería soltarla, sentía que si lo hacía desaparecería, se esfumaría como el agua entre sus dedos y no quería que eso ocurriese. Parecía un sueño y esperaba que al menos ella se quedase a su lado ahora que la había encontrado. Por que si tenía que dejarla ir igual que a Illje le daría un infarto.
— Encontré a Illje hermanita, esta bien, esta viva y ahora mismo anda perdida por los blues, pero tengo que llamarla para decirle que al fin te encontré — estaba realmente euforica con la idea de haber encontrado a su hermana por fin. Por decirlo de alguna manera su familia estaba más o menos reunida de nuevo, cada uno en una punta, es cierto, cada uno haciendo sus locuras, claro esta. Pero al menos sabían que estaban vivos y tenían el contacto para reunirse todos una vez acabasen con sus respectivas tareas. Por su parte, mientras ellos trabajaban en sus cosas, había preparado el barco y demás para cuando viajasen juntos.
Tenía que contarle a su hermana su idea de retomar la isla para ellos — pienso conquistar Vingólf hermana, volverá a ser nuestra, de nuestra familia, la reconstruiremos y volverá a ser lo que era antes. Haremos pagar a los marines que nos destrozaron y que nos obligaron a vivir esta vida — era algo que tenía muy interiorizado, no dejaría que se interpusieran en su camino por más tiempo. Aquellos marines merecían sentir en sus propias carnes la desesperación que ella había sentido, que sus hermanas habían sentido, que sus primos habían sentido. Sufrirían y cuando suplicasen clemencia no se la concedería, pues ellos no la habían tenido con aquellos que no habían hecho nada y aún así asesinaron en aquel aciago día.
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-¿A ti también? Madre mía, casi parece que le ordenaron cazar a toda la familia. - Sabía que se habían encontrado y un montón de cosas, pero no contaba con el tema de que la hubiera intentado cazar. Sin duda éramos todo un caso que no sabía dónde demonios iba a acabar, pero seguramente iba a acabar bien. Después de todo era complicado que pudiera ir a peor con todo lo que la familia había pasado, en conjunto, por separado, nuestras historias se juntaban en un momento triste y doloroso del que habíamos salido peleando con uñas y dientes. Al menos me consolaba saber que tarde o temprano toda la familia acabaría viajando junta.
Y eso me llevó al tema Ilje, tema que Elina rápidamente me dejó claro. Controlé de nuevo el torrente de emociones y me alegré tanto, no pude evitar abrazarla de nuevo sabiendo que mi pequeña conejita estaba bien.- Quiero hablar con ella, necesito verla cuanto antes, abrazarla, saber que está bien.- Poco a poco las piezas de mi vida se iban juntando, y aunque el tema de la pirateria no era algo que me hubiera planteado, sin duda era una vía que podría abrirnos posibilidades para nuestro objetivo. Tomé aire para soltar a mi hermana, relajarme y no pensar demasiado en todo lo que estaba pasando.
Claro que no me imaginaba como pirata, maldita sea, hace seis meses me imaginaba casada con el hombre que amaba.
El mundo tiene maneras extrañas de cambiar nuestros planes y hacer que terminemos siendo algo que no imaginábamos.- Te ayudaré con lo que haga falta, aparte de todo lo malo que pudiera pasarme, también gané algo de poder.- Aunque el tema de controlar la sangre era realmente irónico y casi indemostrable. La opción era cortar o ser cortada y la mayoría de cosas acababa conmigo transformada en ella corriendo para atravesar y destrozar todo lo que se ponga en mi camino. Sin embargo, si ese poder puede ayudar a que volvamos a nuestra tierra, a recuperar lo que un día nos fue arrebatado lo usaré, y venderé mi alma, mi corazón y mi cuerpo a cualquier bestia para conseguirlo.
-De momento… ¿Qué es lo siguiente que tienes planeado hacer? -Alzó suavemente una ceja, la miro y suelto sus manos para cruzarme suavemente de brazos.- ¿No pensarás salir con el barco así, no? Se nota que un carpintero competente no lo ha tocado en semanas, diría que meses.- O tal vez yo era demasiado quisquillosa como para considerar competente a cualquiera que no hiciera las cosas a mi gusto.
Y eso me llevó al tema Ilje, tema que Elina rápidamente me dejó claro. Controlé de nuevo el torrente de emociones y me alegré tanto, no pude evitar abrazarla de nuevo sabiendo que mi pequeña conejita estaba bien.- Quiero hablar con ella, necesito verla cuanto antes, abrazarla, saber que está bien.- Poco a poco las piezas de mi vida se iban juntando, y aunque el tema de la pirateria no era algo que me hubiera planteado, sin duda era una vía que podría abrirnos posibilidades para nuestro objetivo. Tomé aire para soltar a mi hermana, relajarme y no pensar demasiado en todo lo que estaba pasando.
Claro que no me imaginaba como pirata, maldita sea, hace seis meses me imaginaba casada con el hombre que amaba.
El mundo tiene maneras extrañas de cambiar nuestros planes y hacer que terminemos siendo algo que no imaginábamos.- Te ayudaré con lo que haga falta, aparte de todo lo malo que pudiera pasarme, también gané algo de poder.- Aunque el tema de controlar la sangre era realmente irónico y casi indemostrable. La opción era cortar o ser cortada y la mayoría de cosas acababa conmigo transformada en ella corriendo para atravesar y destrozar todo lo que se ponga en mi camino. Sin embargo, si ese poder puede ayudar a que volvamos a nuestra tierra, a recuperar lo que un día nos fue arrebatado lo usaré, y venderé mi alma, mi corazón y mi cuerpo a cualquier bestia para conseguirlo.
-De momento… ¿Qué es lo siguiente que tienes planeado hacer? -Alzó suavemente una ceja, la miro y suelto sus manos para cruzarme suavemente de brazos.- ¿No pensarás salir con el barco así, no? Se nota que un carpintero competente no lo ha tocado en semanas, diría que meses.- O tal vez yo era demasiado quisquillosa como para considerar competente a cualquiera que no hiciera las cosas a mi gusto.
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Se rió levemente al ver como su hermana se ponía cada vez más nerviosa y mas ansiosa por que llamaran a Illje. Intento calmarla un poco y entonces saco el den den del bolsillo para llamar a su hermana para darle la magnifica noticia de que había encontrado a Aria. Estaba segura de que su hermana se alegraría mucho de saberlo y que Aria se tranquilizaría al escuchar su voz y saber que se encontraba bien. Según les contó la conejita se encontraba camino a algún mar de los blues, no estaba del todo segura de cual sería ni a que isla se dirigía exactamente pero sabiendo que se encontraba bien todo el mundo se quedaba más tranquilo.
Escuchar la voz de Illje la hizo sentir nuevamente mas relajada, ahora ya tenía a sus hermanas de nuevo junto a ella y eso era algo que la hacía realmente feliz. Una vez terminó la llamada guardo nuevamente el den den y después dejo salir una carcajada al escuchar a su hermana regañarla nuevamente — ¿podías dejar de regañarme hermana? desde que nos hemos visto no has parado de regañarme — no podía evitar reírse ante lo que estaba sucediendo. Pero se encogió de hombros ante sus preguntas sobre el barco, ella no tenía idea de como iba el tema de la carpintería.
— Bueno, verás, este maravilloso barco no es mio, se lo robe a unos marines y no tengo ni idea del estado en el que se encuentra, simplemente pensaba llevarlo a algún carpintero que lo apañe en algún momento — pero evidentemente en Jaya no había nadie que pudiera arreglar el barco, la mayoría de los presentes eran piratas un poco chungos que no tenían mucha idea de nada. Pero tampoco quería preocuparse demasiado o esperar a que alguno de los habitantes de aquella isla quisiera ayudarla o hiciera un trabajo decente, sobretodo después de ver el doctor que había atendido a Claude.
Suspirando se recostó bastante en la silla y miro a su hermana — tenemos que partir cuanto antes hermana, como mucho podemos quedarnos un par de días, tenemos cosas que hacer, quiero volver a Vingólf y ver el estado en el que se encuentra — tampoco había tanto tiempo como para arreglar todo el barco. Sinceramente era un problema y lo que quería era marcharse de Jaya cuanto antes, no le gustaba aquella isla en absoluto, no quería quedarse allí por más tiempo y mucho menos sabiendo el tipo de gente que había allí y que más de uno quería cortarla en pedacitos, como la loca a la que le corto la mano cuando les disparo con una escopeta.
Escuchar la voz de Illje la hizo sentir nuevamente mas relajada, ahora ya tenía a sus hermanas de nuevo junto a ella y eso era algo que la hacía realmente feliz. Una vez terminó la llamada guardo nuevamente el den den y después dejo salir una carcajada al escuchar a su hermana regañarla nuevamente — ¿podías dejar de regañarme hermana? desde que nos hemos visto no has parado de regañarme — no podía evitar reírse ante lo que estaba sucediendo. Pero se encogió de hombros ante sus preguntas sobre el barco, ella no tenía idea de como iba el tema de la carpintería.
— Bueno, verás, este maravilloso barco no es mio, se lo robe a unos marines y no tengo ni idea del estado en el que se encuentra, simplemente pensaba llevarlo a algún carpintero que lo apañe en algún momento — pero evidentemente en Jaya no había nadie que pudiera arreglar el barco, la mayoría de los presentes eran piratas un poco chungos que no tenían mucha idea de nada. Pero tampoco quería preocuparse demasiado o esperar a que alguno de los habitantes de aquella isla quisiera ayudarla o hiciera un trabajo decente, sobretodo después de ver el doctor que había atendido a Claude.
Suspirando se recostó bastante en la silla y miro a su hermana — tenemos que partir cuanto antes hermana, como mucho podemos quedarnos un par de días, tenemos cosas que hacer, quiero volver a Vingólf y ver el estado en el que se encuentra — tampoco había tanto tiempo como para arreglar todo el barco. Sinceramente era un problema y lo que quería era marcharse de Jaya cuanto antes, no le gustaba aquella isla en absoluto, no quería quedarse allí por más tiempo y mucho menos sabiendo el tipo de gente que había allí y que más de uno quería cortarla en pedacitos, como la loca a la que le corto la mano cuando les disparo con una escopeta.
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Escuchar la voz de Ilje, saber que estaba bien, fue como quitar años de peso, temor y tortura de mi espalda de un plumazo. No le había fallado como hermana, había conseguido sobrevivir y finalmente iba a reunirse con ellas. Era egoísta de mi parte, pero se sentía tan feliz de saber que estaba bien que todo lo demás no importaba. Pronto podría reunirme de nuevo con su familia y recuperar lo que habían perdido hacía años. Aun así, me sentí como una niña pequeña, nerviosa y algo alterada por todas las emociones que me habían golpeado casi de golpe y sin dejarme un momento para pensar.
Negué rápidamente ante las quejas de Elina, no era justo que dijera eso.- No te estoy regañando, como carpintera me duele el estado de la nave y creo que viajar así es una locura.- Suspiré sabiendo de sobra que esas palabras sonaban a chino para ella, pero era algo que tendría que dejarme hacer, al menos aunque fuera un apaño rápido.- Déjame un día o dos y podré tenerlo listo, pero me niego a que las corrientes marinas de nuestra isla natal nos acaben por matar.- Sería una ironía que definitivamente no quería tener que enfrentar, así que más valía que me pusiera al trabajo con todo aquello.
Siempre he sido un culo inquieto, pero en el tema de la carpintería y la navegación era otro mundo totalmente diferente. Me gustaba meterme y no salir, terminar con todo lo que tuviera y finalmente darle forma, asegurando la seguridad de todos y la mejor ruta.- Se que es de la marina, tienen un gusto terrible para la madera.- Pero ese tema ya lo había hablado con sus hombres, no era caso ni momento de repetirme como un loro.- Esta bien, podremos hacerlo para cuando lo tengas planeado, pero necesitaré algunas herramientas para arreglar todo el desastre que habéis hecho.- Soy consciente de la que han liado, para tomar el barco por la fuerza de los marines hay que atracarlo y un montón de cosas de las que definitivamente no quiero saber detalles.
Sea como sea, antes de que Elina pueda quejarse, me he recogido el cabello y le he dado un gesto con la cabeza para que me siga en mi inspección del barco. Es el momento de ver su estructura interna y saber que tanto puede aguantar su nuevo amigo la ruta hasta su casa.
Su hogar es un lugar difícil al que llegar si no sabes como ir o no estas preparado para lo que puedas encontrarte.
Negué rápidamente ante las quejas de Elina, no era justo que dijera eso.- No te estoy regañando, como carpintera me duele el estado de la nave y creo que viajar así es una locura.- Suspiré sabiendo de sobra que esas palabras sonaban a chino para ella, pero era algo que tendría que dejarme hacer, al menos aunque fuera un apaño rápido.- Déjame un día o dos y podré tenerlo listo, pero me niego a que las corrientes marinas de nuestra isla natal nos acaben por matar.- Sería una ironía que definitivamente no quería tener que enfrentar, así que más valía que me pusiera al trabajo con todo aquello.
Siempre he sido un culo inquieto, pero en el tema de la carpintería y la navegación era otro mundo totalmente diferente. Me gustaba meterme y no salir, terminar con todo lo que tuviera y finalmente darle forma, asegurando la seguridad de todos y la mejor ruta.- Se que es de la marina, tienen un gusto terrible para la madera.- Pero ese tema ya lo había hablado con sus hombres, no era caso ni momento de repetirme como un loro.- Esta bien, podremos hacerlo para cuando lo tengas planeado, pero necesitaré algunas herramientas para arreglar todo el desastre que habéis hecho.- Soy consciente de la que han liado, para tomar el barco por la fuerza de los marines hay que atracarlo y un montón de cosas de las que definitivamente no quiero saber detalles.
Sea como sea, antes de que Elina pueda quejarse, me he recogido el cabello y le he dado un gesto con la cabeza para que me siga en mi inspección del barco. Es el momento de ver su estructura interna y saber que tanto puede aguantar su nuevo amigo la ruta hasta su casa.
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Elina se enfurruña un poco, ella no le había hecho nada en absoluto al barco, el barco ya lo traían así los dichosos marines y no era justo que la regañara a ella. Se levanto de la silla para ir detrás de ella mientras gruñía un poco — yo no le hice nada al dichoso barco, los marines lo tenían así — la siguió por el barco para que ella pudiera inspeccionarlo tanto como quisiera y más. Por su parte aprovechaba para ir dándole indicaciones a los tripulantes que se iba encontrando por el camino. La verdad es que gracias a Sven las cosas eran bastante más sencillas de lo esperado.
— Tengo que salir después a por algunas cosas, si quieres he visto que hay una carpintería o una tienda de maderas al menos — por si su hermana quería ir a por algunas cosas para arreglar el barco o para dejarlo más o menos mas apañado. Por su parte ella tenía que revisar que todo estuviera en orden así que aunque iba con su hermana a inspeccionar el barco, ella iba dejando que sus ojos revisaran todo lo que habían ido trayendo durante aquel día. Víveres, agua, telas, un poco de todo para mantenerlos vivos y bien abastecidos.
Dejo que Aria revisara todo y una vez termino se estiro un poco — yo tengo que salir ya, no me gusta que se me haga de noche en esta isla, ¿vienes a ver las maderas? — no sabía si quería o no acompañarla pero ella tenía que salir, no podía seguir esperando mucho más tiempo. Una vez ella se decidiera a acompañarla o no Elina saldría del barco y tras darle un par de instrucciones a Sven se marcharía del barco nuevamente para internarse por las sucias y malolientes calles de Jaya. No había isla más sucia que aquella, pero bueno, era de esperar.
La gente la miraba de reojo con cierta molestia, ahora la conocían, el día que había llegado paso totalmente desapercibida para todos, pero ahora, ahora Elina Landvik era alguien conocido. Había pateado muchos traseros marines en el puerto, le había cortado la mano a una señora loca en uno de los barrios mas alejados del centro, se había ido sin pagar de la consulta del doctor chalado de Jaya. Desde luego la chica iba ganando mala fama a cada segundo, pero no le importaba lo más mínimo. Sabía que toda esa mala fama la ayudaría a que los marines quisieran ir contra ella y eso era justo lo que quería, no hay nada más sencillo que matar a un ratón cuando él mismo se mete en la trampa.
— Tengo que salir después a por algunas cosas, si quieres he visto que hay una carpintería o una tienda de maderas al menos — por si su hermana quería ir a por algunas cosas para arreglar el barco o para dejarlo más o menos mas apañado. Por su parte ella tenía que revisar que todo estuviera en orden así que aunque iba con su hermana a inspeccionar el barco, ella iba dejando que sus ojos revisaran todo lo que habían ido trayendo durante aquel día. Víveres, agua, telas, un poco de todo para mantenerlos vivos y bien abastecidos.
Dejo que Aria revisara todo y una vez termino se estiro un poco — yo tengo que salir ya, no me gusta que se me haga de noche en esta isla, ¿vienes a ver las maderas? — no sabía si quería o no acompañarla pero ella tenía que salir, no podía seguir esperando mucho más tiempo. Una vez ella se decidiera a acompañarla o no Elina saldría del barco y tras darle un par de instrucciones a Sven se marcharía del barco nuevamente para internarse por las sucias y malolientes calles de Jaya. No había isla más sucia que aquella, pero bueno, era de esperar.
La gente la miraba de reojo con cierta molestia, ahora la conocían, el día que había llegado paso totalmente desapercibida para todos, pero ahora, ahora Elina Landvik era alguien conocido. Había pateado muchos traseros marines en el puerto, le había cortado la mano a una señora loca en uno de los barrios mas alejados del centro, se había ido sin pagar de la consulta del doctor chalado de Jaya. Desde luego la chica iba ganando mala fama a cada segundo, pero no le importaba lo más mínimo. Sabía que toda esa mala fama la ayudaría a que los marines quisieran ir contra ella y eso era justo lo que quería, no hay nada más sencillo que matar a un ratón cuando él mismo se mete en la trampa.
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-Una razón más para odiar a los marines, aparte de por no tener gusto alguno.- Pestañeo tranquilamente, siendo totalmente consciente de todo aquello. Las maderas, barnices, los mascarones o estructuras no tienen nada que ver si cuidan su barco de una manera tan pobre y terrible. El problema principal de todo aquello era básicamente que no tengo instrumentos para arreglar el barco, no tengo dinero para comprarlos y no es viable simplemente robarlos, sería raro. Después de todo, la manera en la que había escapado hacía complicado que unos mercaderes me fueran a vender algo, no después de que ella aniquilara un gremio entero. Pero bueno, tal vez Elina tenía una idea o una forma de hacer las cosas que yo desconocía.
De todas formas era mejor seguirla antes de que comenzara a ponerse impaciente con todo aquello.- Vale, pero no tengo dinero y necesito al meno un kit básico.- No le estaba diciendo que hiciera algo malo, pero le estaba dejando clara mi incapacidad para adquirir las cosas de manera legal. Me sentía sucia de alguna manera por pensar en aquello, pero era lo que había, no quería robarlo ni nada parecido… Empecé a entrar en pánico.- Pero no podemos robarlo, eso no estaría bien.- Crisis, mientras mi cabeza trabajaba a un ritmo que mi cuerpo no procesaba decidí no seguir pensando en ello, tal vez Elina tuviera algo en mente diferente a lo que se me había pasado a mi.
-C-claro, vamos, tengo que ver el tipo de masilla y madera para los arreglos.- Mejor no pensar demasiado en lo que pudiera pasar por su cabeza. De momento era más importante controlar lo que pasaba por la mía y era cierto que cualquier ciudad por la noche no era buena, pero Jaya especialmente no era agradable. Mejor darnos prisa y ponernos en marcha, poco a poco acabaríamos por solucionar los problemas que pudieran presentarse y volveríamos a casa, a la de verdad.- Tengo que rellenar la masilla del mascarón, asegurar los costados del barco y podremos salir, se nota que a la gente de la marina le gusta embestir con sus barcos.- Me sobé la sien sin querer pensar demasiado en ello, si tenía cuidado podía acabar en día y medio, pero si no dormía en un día largo sería suficiente.
Lo importante era tener claro lo que necesitábamos, si ella se veía con capacidades para conquistar la isla o mandar a la porra al gobierno, entonces seríamos capaces. Nada ni nadie se pondría en nuestro camino.
De todas formas era mejor seguirla antes de que comenzara a ponerse impaciente con todo aquello.- Vale, pero no tengo dinero y necesito al meno un kit básico.- No le estaba diciendo que hiciera algo malo, pero le estaba dejando clara mi incapacidad para adquirir las cosas de manera legal. Me sentía sucia de alguna manera por pensar en aquello, pero era lo que había, no quería robarlo ni nada parecido… Empecé a entrar en pánico.- Pero no podemos robarlo, eso no estaría bien.- Crisis, mientras mi cabeza trabajaba a un ritmo que mi cuerpo no procesaba decidí no seguir pensando en ello, tal vez Elina tuviera algo en mente diferente a lo que se me había pasado a mi.
-C-claro, vamos, tengo que ver el tipo de masilla y madera para los arreglos.- Mejor no pensar demasiado en lo que pudiera pasar por su cabeza. De momento era más importante controlar lo que pasaba por la mía y era cierto que cualquier ciudad por la noche no era buena, pero Jaya especialmente no era agradable. Mejor darnos prisa y ponernos en marcha, poco a poco acabaríamos por solucionar los problemas que pudieran presentarse y volveríamos a casa, a la de verdad.- Tengo que rellenar la masilla del mascarón, asegurar los costados del barco y podremos salir, se nota que a la gente de la marina le gusta embestir con sus barcos.- Me sobé la sien sin querer pensar demasiado en ello, si tenía cuidado podía acabar en día y medio, pero si no dormía en un día largo sería suficiente.
Lo importante era tener claro lo que necesitábamos, si ella se veía con capacidades para conquistar la isla o mandar a la porra al gobierno, entonces seríamos capaces. Nada ni nadie se pondría en nuestro camino.
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Se imagino que no tenía dinero, ella tampoco es que tuviera mucho dinero, pero en aquella isla en ocasiones las cosas se movían por trueque. Los berries no lo eran todo cuando en aquel tugurio llamado Jaya existía una especie de sociedad extraña entre bandidos ladrones y gente de calaña muy baja. — No te preocupes, encontraremos la forma de conseguirte las herramientas — sabía perfectamente que su hermana no querría robarlos, pero oye, nadie dijo que no lo pudieran coger prestado ¿Verdad? Aunque claro, no le diría nada de eso a Aria y simplemente lo cogería cuando ella estuviera distraída.
Caminaron por las calles de la ciudad hasta que encontraron la tienda que Elina había mencionado anteriormente. No es que tuviera unas cosas maravillosas pero se notaba que al menos era cargamento de algún mercader al que habían asaltado. Así funcionaban las cosas allí y era mejor no preguntar ni quejarse. Elina le señalo la tienda a su hermana para que se acercase mientras ella ojeaba al rededor por si encontraba lo que le había pedido. ¿Donde encontrar un kit básico de carpintería? ella que esperaba que con un martillo, madera y unos clavos tuviera suficiente.
Notaba la mirada de alguien sobre ella y no le gustaba, no era como el resto de miradas, no era curiosa o simplemente temerosa. Aquella mirada que se clavaba en su nunca no podía hacer otra cosa más que darle mala espina. Incluso sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo en aquel momento. Pero tenía que relajarse o pondría nerviosa a su hermana y no quería molestarla sin razones. No estaba segura de si las vigilaban, pero por si acaso intentaría estar alerta en todo momento por si necesitaban salir corriendo o luchar. En aquella isla todo era posible, un momento estas tranquila y al siguiente todo se vuelve una locura y te metes en una pelea que ni si quiera va contigo.
Se acerco a su hermana de forma distraída — ¿encuentras algo que te sirva? — esperaba que diera con algo rápido, no le gustaba estar mucho tiempo en el mismo sitio quieta cuando tenía esa sensación tan mala en el cuerpo. Algo le decía que tenía que irse de allí, que las cosas se iban a poner complicadas, su pelo se puso de punta y su piel de gallina, una clara sensación de peligro aunque ni si quiera estaba segura de que funcionara así. ¿Podría ser algo parecido a lo que había sentido cuando estaba peleando contra aquellos marines en el barco? No estaba segura, pero definitivamente algo le decía que se fuera de allí cuanto antes.
Caminaron por las calles de la ciudad hasta que encontraron la tienda que Elina había mencionado anteriormente. No es que tuviera unas cosas maravillosas pero se notaba que al menos era cargamento de algún mercader al que habían asaltado. Así funcionaban las cosas allí y era mejor no preguntar ni quejarse. Elina le señalo la tienda a su hermana para que se acercase mientras ella ojeaba al rededor por si encontraba lo que le había pedido. ¿Donde encontrar un kit básico de carpintería? ella que esperaba que con un martillo, madera y unos clavos tuviera suficiente.
Notaba la mirada de alguien sobre ella y no le gustaba, no era como el resto de miradas, no era curiosa o simplemente temerosa. Aquella mirada que se clavaba en su nunca no podía hacer otra cosa más que darle mala espina. Incluso sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo en aquel momento. Pero tenía que relajarse o pondría nerviosa a su hermana y no quería molestarla sin razones. No estaba segura de si las vigilaban, pero por si acaso intentaría estar alerta en todo momento por si necesitaban salir corriendo o luchar. En aquella isla todo era posible, un momento estas tranquila y al siguiente todo se vuelve una locura y te metes en una pelea que ni si quiera va contigo.
Se acerco a su hermana de forma distraída — ¿encuentras algo que te sirva? — esperaba que diera con algo rápido, no le gustaba estar mucho tiempo en el mismo sitio quieta cuando tenía esa sensación tan mala en el cuerpo. Algo le decía que tenía que irse de allí, que las cosas se iban a poner complicadas, su pelo se puso de punta y su piel de gallina, una clara sensación de peligro aunque ni si quiera estaba segura de que funcionara así. ¿Podría ser algo parecido a lo que había sentido cuando estaba peleando contra aquellos marines en el barco? No estaba segura, pero definitivamente algo le decía que se fuera de allí cuanto antes.
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-Cada vez que dices que no me preocupe, me preocupo, básicamente harás algo por lo que tenga que preocuparme.- Lo sé, lo sabe, lo sabemos, lleva siendo así desde que es pequeña y por muchos años que pasen será de la misma forma. Ella tiene un imán para el peligro grabado en la frente que se encarga de dejarme claro la razón de la existencia de mi otro lado. Es una manera de asegurar su supervivencia, ella no se preocupa por sobrevivir, simplemente pelea con lo que tiene y lo que puede hasta que eso la destroce. Al menos ahora, cada vez que vaya a pasarle algo, estaré ahí para evitarlo.
Nos adentramos entre las calles y caminamos hasta la tienda que Elina había mencionado. Paso los ojos entre los objetos y es raro, hay mucha mezcla de cosas que han sido robadas de distintos sitios, no hay un estilo concreto y definitivamente no hay nada excesivamente bueno. Frunzo suavemente el celo, algunas de aquellas cosas me suenan, pero no quiero pensar demasiado en todo aquello. - Necesitaría un par de estas cosas. - Señale las herramientas básicas que iba a tener que usar para trabajar la madera, la masilla y los arreglos. - Seis tablones de uno con veinte por sesenta y esa masilla negra de ahí. - Tras señalar las cosas y dejar al hombre ir a por lo que pedía, noto que Elina estaba de lo más extraña e inquieta.
-¿Sucede algo? - Se que tiene algo de reticencia a caminar por aquellas calles a aquellas horas, están llenas de Piratas y de problemas, pero parece haber algo mucho más peligroso que todo eso, algo capaz de asustarla o de ponerla alerta hasta ese punto. Intento mirar alrededor, pero se de sobra que sea lo que sea, solo Elina es capaz de saberlo. - Con esto debería de tenerlo todo, no creo que necesitemos ir a ningún sitio más. - Es la manera que tengo de decirle que podemos volver al barco, salir de allí pitando y evitar cualquier lío que pueda causar aquello que sea que la esté persiguiendo, aunque sospecho que ahora irá a por ambas y no sólo a por mi.
Con el tema del trueque… Saque de entre mis bolsillos un anillo. Era caro, fino, de oro con un Rubí de sangre, el anillo con el que él me había pedido matrimonio. Se lo di a Elina con esa sonrisa tan mía pintada en los labios. - Toma, esto debería servir para pagar por las cosas. - Ya dependía de ella si quería dar el anillo y otra cosa, pero al menos debía participar en pagar aquello. Era necesario para empezar nuestra nueva aventura.
Nos adentramos entre las calles y caminamos hasta la tienda que Elina había mencionado. Paso los ojos entre los objetos y es raro, hay mucha mezcla de cosas que han sido robadas de distintos sitios, no hay un estilo concreto y definitivamente no hay nada excesivamente bueno. Frunzo suavemente el celo, algunas de aquellas cosas me suenan, pero no quiero pensar demasiado en todo aquello. - Necesitaría un par de estas cosas. - Señale las herramientas básicas que iba a tener que usar para trabajar la madera, la masilla y los arreglos. - Seis tablones de uno con veinte por sesenta y esa masilla negra de ahí. - Tras señalar las cosas y dejar al hombre ir a por lo que pedía, noto que Elina estaba de lo más extraña e inquieta.
-¿Sucede algo? - Se que tiene algo de reticencia a caminar por aquellas calles a aquellas horas, están llenas de Piratas y de problemas, pero parece haber algo mucho más peligroso que todo eso, algo capaz de asustarla o de ponerla alerta hasta ese punto. Intento mirar alrededor, pero se de sobra que sea lo que sea, solo Elina es capaz de saberlo. - Con esto debería de tenerlo todo, no creo que necesitemos ir a ningún sitio más. - Es la manera que tengo de decirle que podemos volver al barco, salir de allí pitando y evitar cualquier lío que pueda causar aquello que sea que la esté persiguiendo, aunque sospecho que ahora irá a por ambas y no sólo a por mi.
Con el tema del trueque… Saque de entre mis bolsillos un anillo. Era caro, fino, de oro con un Rubí de sangre, el anillo con el que él me había pedido matrimonio. Se lo di a Elina con esa sonrisa tan mía pintada en los labios. - Toma, esto debería servir para pagar por las cosas. - Ya dependía de ella si quería dar el anillo y otra cosa, pero al menos debía participar en pagar aquello. Era necesario para empezar nuestra nueva aventura.
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Dejo que su hermana fuera seleccionando todo cuanto le hiciera falta para arreglar el barco. Una vez lo tuvo, el tipo pidió el dinero y su hermana le dio un anillo que parecía realmente caro. La miro y negó con la cabeza, parecía que era algo importante para ella, después de todo si no lo hubiese sido lo hubiese vendido hace tiempo para tener dinero. No dejaría que su hermana se quedara sin algo que realmente le gustaba. Saco una bolsita donde llevaba unas cuantas joyas que le había birlado a los marines que había derrotado en su propio barco. Se la dejo sobre la mesa y permitió que el abriera la bolsa para ver su interior.
La miro durante un rato y después asintió quedándose con la bolsa que el había dado. Dejo que su hermana cargara con la masilla y las cosas menos pesadas. Ella se coloco los tablones en el hombro y después cogió las herramientas con la otra mano. — Listo, podemos irnos, cuanto antes empieces antes terminas — le sonríe tranquilamente intentando mantenerla tranquila. No quería preocuparla pero sabía que estaría seguramente preguntándose que le pasaba. Miraba hacía los lados mientras caminaba hacía el barco, vio de lejos a uno de sus chicos y le grito para que se acercase a recoger las compras y llevarlas.
Pero en el momento en el que el chico se alejo Elina tuvo que saltar sobre su hermana para apartarla de la trayectoria de una bala. De nuevo, aquella vocecita le había dicho que estaba en peligro, ella y su hermana y tenía que estar preparada para el peligro. Estaba molesta, muy molesta, se levanto como un resorte y saco las espadas de donde las mantenía siempre a mano. Miro a todos los lados — ¡puto cobarde, sal de donde estés! — los gritos de la chica resonaron con fuerza. Se la notaba realmente molesta. Un nuevo disparo que fue frenado por una de las espadas de la pelirroja, nuevamente aquella voz resonando en sus oídos la avisaba de donde estaba el peligro.
Cogió varios de sus cuchillos arrojadizos y siguiendo la trayectoria de la bala los lanzo todos juntos para ver si conseguía darle a alguien. No tardó en escucharse un grito ahogado de dolor, una persona salió rodando de los arbustos con algunos de los cuchillos clavados y tras ella aparecieron varios tipos más. Contó unos seis, todos ellos armados hasta los dientes y dispuestos a darles una paliza, liderados por aquella maldita loca a la que le había cortado una mano cuando huía con Claude de aquella casa donde habían "cogido" un poco de ropa. Ahora mismo estaban en un lío, miro a su hermana de reojo — Aria, ve al barco, terminaré rápido con esta gente — estaba dispuesta a darles una buena y no quería que su hermana se viera envuelta en ese tipo de situaciones.
La miro durante un rato y después asintió quedándose con la bolsa que el había dado. Dejo que su hermana cargara con la masilla y las cosas menos pesadas. Ella se coloco los tablones en el hombro y después cogió las herramientas con la otra mano. — Listo, podemos irnos, cuanto antes empieces antes terminas — le sonríe tranquilamente intentando mantenerla tranquila. No quería preocuparla pero sabía que estaría seguramente preguntándose que le pasaba. Miraba hacía los lados mientras caminaba hacía el barco, vio de lejos a uno de sus chicos y le grito para que se acercase a recoger las compras y llevarlas.
Pero en el momento en el que el chico se alejo Elina tuvo que saltar sobre su hermana para apartarla de la trayectoria de una bala. De nuevo, aquella vocecita le había dicho que estaba en peligro, ella y su hermana y tenía que estar preparada para el peligro. Estaba molesta, muy molesta, se levanto como un resorte y saco las espadas de donde las mantenía siempre a mano. Miro a todos los lados — ¡puto cobarde, sal de donde estés! — los gritos de la chica resonaron con fuerza. Se la notaba realmente molesta. Un nuevo disparo que fue frenado por una de las espadas de la pelirroja, nuevamente aquella voz resonando en sus oídos la avisaba de donde estaba el peligro.
Cogió varios de sus cuchillos arrojadizos y siguiendo la trayectoria de la bala los lanzo todos juntos para ver si conseguía darle a alguien. No tardó en escucharse un grito ahogado de dolor, una persona salió rodando de los arbustos con algunos de los cuchillos clavados y tras ella aparecieron varios tipos más. Contó unos seis, todos ellos armados hasta los dientes y dispuestos a darles una paliza, liderados por aquella maldita loca a la que le había cortado una mano cuando huía con Claude de aquella casa donde habían "cogido" un poco de ropa. Ahora mismo estaban en un lío, miro a su hermana de reojo — Aria, ve al barco, terminaré rápido con esta gente — estaba dispuesta a darles una buena y no quería que su hermana se viera envuelta en ese tipo de situaciones.
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Siempre ha sido así, no es algo nuevo para mi. Por mucho que intente dar algo por Elina, ella acabará haciendo que no pudiera, tal vez simplemente estaba cansada de que hiciera demasiado por ella. La dejé pagar sin decir demasiado, luego de aquello comenzamos a caminar con los materiales a cuestas.- En serio, puedo llevar peso, no soy tan vieja.- La fulmino suavemente con la mirada, refunfuñando mientras caminábamos de vuelta al barco. El caso es que la sensación de que pasaba algo no desaparecía por mucho que ella intentara calmarme, Elina estaba algo inquieta y si ella lo estaba, quería decir que pasaba algo.
Fue entonces que la cosa empezó a ponerse tensa, justo después de darle las cosas al muchacho que trabajaba para ella. Un empujón y la bala corta el aire, mientras mi pulso se acelera rápidamente y las cosas comienzan a moverse. Elina grita enfadada y yo me levanto del suelo notando la situación, el peligro. Lanza unos cuchillos, escucho un grito, la gente sale y veo sangre.
Sangre manchándolo todo, sangre por todos lados.
-Lo siento Elina… Pero me parece que no voy a poder ir a ninguna parte.- Mis ojos comenzaron a nublarse, mi vista empezó a volverse roja y me costó respirar de manera tranquila. Cuando cerraba mis ojos aparecía la sangre y la sonrisa torcida comenzó a poseerme.
La amarga y oscura alegría que llena mi cuerpo me hace sentir como en casa, todas y cada una de las sensaciones que llena mi cuerpo lo llevan al extremo y me encanta. Es tan sencillo como clavar las uñas en la palma de la mano hasta desgarrarlas y dejar que la sangre gotee y salga de mi cuerpo. Dos lanzas, una en cada mano y cuando las agarro, ya no ha vuelta atrás, ya no hay paz para los malvados.
No hasta que los mata, destroce, destruya y desgarre, no hasta que su sangre me calme cuando toque mis manos. Cargo contra ellos buscando un barrido amplio con la lanza derecha, que intente esquivar para girar el cuerpo y ensartar a uno de ellos con la lanza izquierda. No puedo evitar sonreír mientras aparece más y más sangre. Quiero más, deseo más, más sangre, más armas, más pòder. Tengo que matarlos a todos por intentar tocarla a ella y no pararé hasta que todos desaparezcan de mi vista.
No hasta que sus cadáveres y su sangre calmen mi hambre y mi sed.
Fue entonces que la cosa empezó a ponerse tensa, justo después de darle las cosas al muchacho que trabajaba para ella. Un empujón y la bala corta el aire, mientras mi pulso se acelera rápidamente y las cosas comienzan a moverse. Elina grita enfadada y yo me levanto del suelo notando la situación, el peligro. Lanza unos cuchillos, escucho un grito, la gente sale y veo sangre.
Sangre manchándolo todo, sangre por todos lados.
-Lo siento Elina… Pero me parece que no voy a poder ir a ninguna parte.- Mis ojos comenzaron a nublarse, mi vista empezó a volverse roja y me costó respirar de manera tranquila. Cuando cerraba mis ojos aparecía la sangre y la sonrisa torcida comenzó a poseerme.
E͙̜r͖͚ͣ̒ͤ͒̚ă̳̾̊ͨ̿̊ͥ ̙͈͇̤̤͚̌è̤͈̱̐ͪͨ̇l̤̈́̅̔͗ ̺̤̗̟͈̤̽ͦṁ͍̰͎̭̟ͣ̏̋o̞͙͇̪̼̿m̠̱̥͓̐͒ͭe͇̗̳͍n̜̩͑͂̑̌ͯͭt̥͉̜ͥo̪͉͉͙̝͙̯̽̈́͐̔̽ ̤͙̬͕̪ͭ̄̍͑̃͂d̲̎̄̅e̲͓̜̝̦̮̹̊͛ ͨͣ͆d̼͎ͨ̏̋ͩ̐e̺̋͂̎ͧ̓ṣ͎̯̩̮̜̾ͮ̓̈́͛̒t̰̰͚̭͖̑ͭ̑̑ͣ͒r̲̤͉̪͛̀u̼̻͆ͮ̓ͨͩͅi͚̦͓͉̫̣r̞͓̋̅ͣ̿l̟̐ê̜̗͓̹̰̦̊ͬs͖̳͖̺͈̪̰̐̊ ̰̣͎̪͌ͬ
La amarga y oscura alegría que llena mi cuerpo me hace sentir como en casa, todas y cada una de las sensaciones que llena mi cuerpo lo llevan al extremo y me encanta. Es tan sencillo como clavar las uñas en la palma de la mano hasta desgarrarlas y dejar que la sangre gotee y salga de mi cuerpo. Dos lanzas, una en cada mano y cuando las agarro, ya no ha vuelta atrás, ya no hay paz para los malvados.
No hasta que los mata, destroce, destruya y desgarre, no hasta que su sangre me calme cuando toque mis manos. Cargo contra ellos buscando un barrido amplio con la lanza derecha, que intente esquivar para girar el cuerpo y ensartar a uno de ellos con la lanza izquierda. No puedo evitar sonreír mientras aparece más y más sangre. Quiero más, deseo más, más sangre, más armas, más pòder. Tengo que matarlos a todos por intentar tocarla a ella y no pararé hasta que todos desaparezcan de mi vista.
No hasta que sus cadáveres y su sangre calmen mi hambre y mi sed.
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Miro de reojo a su hermana cuando le dijo aquello, pero no le dio mucho tiempo a ver si estaba bien o que ocurría realmente, aquellos seis hombres se acercaban a ellas dispuestos a rodear a las mujeres mientras que la desgraciada que consideraba su líder las miraba con una media sonrisa asquerosa en su cara desde lo alto de una piedra con una pistola en la única mano que le quedaba. Estaba claro que pensaba disparar desde allí y que aprovecharía cualquier movimiento en falso de ambas para poder acabar con ellas. Elina con una espada en cada mano miro hacía los lados mientras refunfuñaba un poco buscando como comenzar con aquel altercado.
La gente que había por la calle salió despavorida en cuanto escucharon el primer disparo, era lógico, por mucho que les gustara el drama no estaban dispuestos a recibir una bala perdida que en realidad tenía el nombre de otra persona gravado. Uno de los hombres se lanzó contra ella, esa voz nuevamente le dijo que se apartase, Elina se movió hacía un lado y con un movimiento de su mano hizo que su espada cortase el vientre de aquel maleante que chillo mientras caía al suelo agarrándose el cuerpo dejando que su sangre escapara entre sus dedos. No tenía intenciones de continuar con aquellas luchas en Jaya pero si no las dejaban en paz no quedaba más remedio.
— Marchaos y dejadnos en paz o acabaréis todos igual — se notaba que no estaba de humor, no le gustaba hacer esas cosas con su hermana Aria presente. No quería que la viera convertida en aquello, una luchadora, una asesina, alguien que no teme matar a otros con tal de seguir su camino. Pero aquí estaban, las dos, en medio de una pelea absurda consecuencia de las aventuras que había vivido con Claude. No tardaron mucho más en abalanzarse contra ellas, los cinco que quedaban mientras que la mujer no paraba de disparar. Tenía que deshacerse de ella en cuanto pudiera, intentaba hacerse camino hasta la tiradora sin dejar de vigilar a Aria.
No quería que le ocurriese nada a su hermana, pero tenía que llegar hasta esa mujer antes de que realmente pudiera poner en peligro a alguna de las dos. No le quedaba demasiado para llegar gasta ella, un par de pasos más y podría cortarle la mano que le quedaba y de paso la maldita cabeza. Esa mujer no merecía seguir viviendo en ese mundo y mucho menos después de haber amenazado la vida de su hermana, quería destrozarla, quería hacerle saber que se había metido con las pelirrojas equivocadas, pero la pelea no parecía que fuera a tener un final cercano, eran bastantes y debía reconocer que bastante fuertes para ser unos simples maleantes.
La gente que había por la calle salió despavorida en cuanto escucharon el primer disparo, era lógico, por mucho que les gustara el drama no estaban dispuestos a recibir una bala perdida que en realidad tenía el nombre de otra persona gravado. Uno de los hombres se lanzó contra ella, esa voz nuevamente le dijo que se apartase, Elina se movió hacía un lado y con un movimiento de su mano hizo que su espada cortase el vientre de aquel maleante que chillo mientras caía al suelo agarrándose el cuerpo dejando que su sangre escapara entre sus dedos. No tenía intenciones de continuar con aquellas luchas en Jaya pero si no las dejaban en paz no quedaba más remedio.
— Marchaos y dejadnos en paz o acabaréis todos igual — se notaba que no estaba de humor, no le gustaba hacer esas cosas con su hermana Aria presente. No quería que la viera convertida en aquello, una luchadora, una asesina, alguien que no teme matar a otros con tal de seguir su camino. Pero aquí estaban, las dos, en medio de una pelea absurda consecuencia de las aventuras que había vivido con Claude. No tardaron mucho más en abalanzarse contra ellas, los cinco que quedaban mientras que la mujer no paraba de disparar. Tenía que deshacerse de ella en cuanto pudiera, intentaba hacerse camino hasta la tiradora sin dejar de vigilar a Aria.
No quería que le ocurriese nada a su hermana, pero tenía que llegar hasta esa mujer antes de que realmente pudiera poner en peligro a alguna de las dos. No le quedaba demasiado para llegar gasta ella, un par de pasos más y podría cortarle la mano que le quedaba y de paso la maldita cabeza. Esa mujer no merecía seguir viviendo en ese mundo y mucho menos después de haber amenazado la vida de su hermana, quería destrozarla, quería hacerle saber que se había metido con las pelirrojas equivocadas, pero la pelea no parecía que fuera a tener un final cercano, eran bastantes y debía reconocer que bastante fuertes para ser unos simples maleantes.
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Tal vez Elina no es consciente, pero me gusta pensar que es su mente la que no le deja ver la realidad, es más divertido de esa manera. Nosotras estamos ocupadas, solo me interesa ver sus caras de sufrimiento cuando su sangre se incorpore finalmente a la mía. Las lanzas atraviesan, cortan y repiten, una vez, otra vez. Da igual la persona, el hombre, me hace pequeños cortes y yo se los devuelvo, un choque constante en el que mi fuerza bruta busca destrozar su carne, su piel, sus huesos. Quiero oírlos chillar mientras aprieto hasta que no quede nada de ellos. Quiero ver la desesperación en sus ojos cuando se den cuentan de que aquello no va a terminar bien para ellos.
Me abalanzo encima de uno de ellos, la lanza atraviesa su cuerpo de lado a lado y la sádica sonrisa pinta mis labios. No me doy cuenta en ese momento, pero uno de ellos me atraviesa con su espada, la zona de por encima de la cadera, no ha tocado órganos o zonas importantes, pero la sangre de mi cuerpo comienza a bajar de mi cuerpo… O lo haría de quedar sangre dentro de mi cuerpo. Una de las lanzas desaparece parcialmente e intenta tapar la herida, mientras quito la espada soltando un quejido. Si eso es todo lo que pueden hacer, comienzan a decepcionarme.
Me lancé por el segundo, buscando cortar desde su hombro hasta la parte baja de su pecho, conseguí mi objetivo y la sangre empezó a aparecer poco a poco en el suelo. Alguien gritó algo sobre que era un monstruo, pero eso solamente pudo hacerme más feliz. Finalmente intentaron reducirme cuerpo a cuerpo, con una rodilla en el abdomen clavaron la espada en mi estómago y durante un momento, un instante.
Todo rastro de sangre desapareció.
Me quedé quieta, totalmente quieta, como si de verdad hubieran logrado su objetivo y las lanzas y la sangre desapareció. Cerré los ojos un instante, dejé que toda la sangre que aún me quedaba se reuniera lentamente en la herida. Tiré de la espada de pronto, buscando arrancármela de donde me la habían clavado y mientras la sangre comenzaba a fluir no pude evitar mirarle. La zona cercana a la herida, mi estomago, mi pecho se ha cubierto de una armadura negra, como si hubiera reaccionado al intento del metal de partirme en dos.- ¿Esto es todo? - Había perdido el control por completo y era tan fascinante y hermoso que no quería que parara.
No me importaban los cortes, las heridas o la sangre, solo quería más de aquella desesperación, de aquel dolor. Solo quería seguir escuchándolos gritar.
Me abalanzo encima de uno de ellos, la lanza atraviesa su cuerpo de lado a lado y la sádica sonrisa pinta mis labios. No me doy cuenta en ese momento, pero uno de ellos me atraviesa con su espada, la zona de por encima de la cadera, no ha tocado órganos o zonas importantes, pero la sangre de mi cuerpo comienza a bajar de mi cuerpo… O lo haría de quedar sangre dentro de mi cuerpo. Una de las lanzas desaparece parcialmente e intenta tapar la herida, mientras quito la espada soltando un quejido. Si eso es todo lo que pueden hacer, comienzan a decepcionarme.
Me lancé por el segundo, buscando cortar desde su hombro hasta la parte baja de su pecho, conseguí mi objetivo y la sangre empezó a aparecer poco a poco en el suelo. Alguien gritó algo sobre que era un monstruo, pero eso solamente pudo hacerme más feliz. Finalmente intentaron reducirme cuerpo a cuerpo, con una rodilla en el abdomen clavaron la espada en mi estómago y durante un momento, un instante.
Todo rastro de sangre desapareció.
Me quedé quieta, totalmente quieta, como si de verdad hubieran logrado su objetivo y las lanzas y la sangre desapareció. Cerré los ojos un instante, dejé que toda la sangre que aún me quedaba se reuniera lentamente en la herida. Tiré de la espada de pronto, buscando arrancármela de donde me la habían clavado y mientras la sangre comenzaba a fluir no pude evitar mirarle. La zona cercana a la herida, mi estomago, mi pecho se ha cubierto de una armadura negra, como si hubiera reaccionado al intento del metal de partirme en dos.-
No me importaban los cortes, las heridas o la sangre, solo quería más de aquella desesperación, de aquel dolor. Solo quería seguir escuchándolos gritar.
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Logró abrirse camino hasta la maldita mujer que se empeñaba en seguir disparando como una loca. No soportaba la idea de que buscase hacerle daño a Aria, tenía que darle una buena lección y no dudo en lanzarse sobre ella una vez tuvo el camino despejado. Sus espadas hicieron el resto, se clavaron en su cuerpo y lanzaron la pistola lejos de su alcance para dejar que se desangrara en el suelo. Ahora solo tenía que terminar con los hombres que iban con ella y todo habría acabado, podría marcharse con su hermana al barco y olvidarse de que todo aquello había ocurrido.
Sin embargo, cuando Elina se giro pudo ver como se lanzaban contra su hermana y como clavaban una espada en su estómago atravesando su cuerpo de lado a lado como si no fuera más que un muñeco de trapo. Su hermana se quedo allí, quieta, no era posible, no podía ser real. Corrió hasta ella lo más rápido que pudo mientras gritaba desesperada su nombre, no podían haber matado a su hermana. No delante de ella y mientras estaba lista para luchar. — ¡Aria! ¡Aria! — chillo su nombre desesperada cuando los hombres restantes se colocaban delante de ella para impedirle el paso.
La desesperación que sentía en aquel momento y la absoluta necesidad de llegar hasta su hermana para ver si estaba bien provocaron en ella algo que jamás había sentido. Un fuerte poder salió de su cuerpo, una especie de violenta onda que hizo que los hombres allí presentes cayeran al suelo totalmente inconscientes aunque eso no le importaba lo más mínimo, ella ahora mismo solo quería llegar junto a su hermana para asegurarse de que estaba bien. Logró llegar hasta su hermana para comprobar que ella misma se estaba sacando la espada del estómago ¿que demonios era todo aquello? No entendía nada, pero no pudo hacer otra cosa más que abrazarla.
Su hermana estaba bien, la aparto un poco de su cuerpo para mirar su estómago — ¿cómo es posible? bueno, eso ahora no importa, vamos al barco — quería que se marcharan de allí, no era buena idea que continuaran mucho tiempo en la calle y mucho menos después de lo sucedido con aquellos malditos busca pleitos que solo querían molestar. Realmente no se explicaba lo que había ocurrido, que había sido aquella ráfaga ni el motivo por el cual su hermana estaba bien después de haber sido atravesada por una espada. Pero lo averiguaría tarde o temprano, ya le preguntaría una vez llegaran al barco. Por ahora era mejor que se marcharan de allí cuanto antes.
Sin embargo, cuando Elina se giro pudo ver como se lanzaban contra su hermana y como clavaban una espada en su estómago atravesando su cuerpo de lado a lado como si no fuera más que un muñeco de trapo. Su hermana se quedo allí, quieta, no era posible, no podía ser real. Corrió hasta ella lo más rápido que pudo mientras gritaba desesperada su nombre, no podían haber matado a su hermana. No delante de ella y mientras estaba lista para luchar. — ¡Aria! ¡Aria! — chillo su nombre desesperada cuando los hombres restantes se colocaban delante de ella para impedirle el paso.
La desesperación que sentía en aquel momento y la absoluta necesidad de llegar hasta su hermana para ver si estaba bien provocaron en ella algo que jamás había sentido. Un fuerte poder salió de su cuerpo, una especie de violenta onda que hizo que los hombres allí presentes cayeran al suelo totalmente inconscientes aunque eso no le importaba lo más mínimo, ella ahora mismo solo quería llegar junto a su hermana para asegurarse de que estaba bien. Logró llegar hasta su hermana para comprobar que ella misma se estaba sacando la espada del estómago ¿que demonios era todo aquello? No entendía nada, pero no pudo hacer otra cosa más que abrazarla.
Su hermana estaba bien, la aparto un poco de su cuerpo para mirar su estómago — ¿cómo es posible? bueno, eso ahora no importa, vamos al barco — quería que se marcharan de allí, no era buena idea que continuaran mucho tiempo en la calle y mucho menos después de lo sucedido con aquellos malditos busca pleitos que solo querían molestar. Realmente no se explicaba lo que había ocurrido, que había sido aquella ráfaga ni el motivo por el cual su hermana estaba bien después de haber sido atravesada por una espada. Pero lo averiguaría tarde o temprano, ya le preguntaría una vez llegaran al barco. Por ahora era mejor que se marcharan de allí cuanto antes.
Aria Landvik
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Akuma no mi
Varios
Seguía siendo una especie de monstruo que no paraba, la sensación de la adrenalina, la muerte de todos y cada uno de ellos. Aquel extraño poder que volvía mi cuerpo negro cada vez que me apuñalaban, la sensación de dureza entre mis manos y mi cuerpo. No pude evitar sonreír mientras los estrangulaba y destrozaba, hasta que todo se calmó, hasta que ella empezó a gritar su nombre. Un gruñido salió de mis labios mientras ella volvía a tomar el control. Me hubiera gustado que durara algo más, pero supongo que hubiera sido complicado pedírselo a ella mientras me grita que debe volver, Elina la está abrazando.
Es por eso que en un momento cierro los ojos, y ella vuelve, intentando controlar todo lo que está pasando a su alrededor.
-Elina…- Asiento de manera algo ida, mientras caminamos hacía el barco, veo la herida y su postilla, la sangre está trabajando dentro de mi.- Es mi akuma, controlo mi sangre, la sangre de los demás… Todo lo que mi sangre toca.- La herida tardaría un par de minutos en cerrar, tal vez la media hora o casi entera, pero la costra comenzaría a devolver la piel a su estado natural progresivamente. Por eso quizás los cortes, las heridas y los huesos rotos habían dejado de asustarme hace tiempo. Era algo que había aceptado al convertirme en algo que ya no era humano.
Poco a poco nos acercamos al barco, me apoyaba en Elina, ya que había perdido algo de sangre y me gustara o no los mareos formaban parte de todo aquello. Mi miedo, aquel que comenzaba a susurrarme cosas en el oído era lo que había presenciado mi hermana, la sangre, la destrucción, el destrozo. Verla a ella no dejar títere con cabeza y disfrutar de cada pequeño momento en el que manchaba sus manos de sangre. Aquella vez no había podido evitarlo, la sangre había actuado como un interruptor, pero al menos sabía que a ella no podía hacerle daño.- Siento que hayas tenido que ver eso.- Fueron las únicas palabras que salieron de mi boca a medida que íbamos caminando.
La extraña y lúgubre sensación de que había despertado algo dentro de mi y a la vez se había muerto, la sensación de que la bestia cada vez era más fuerte y de que antes de que me diera cuenta podría matarme. Tal vez no ahora, tal vez no mañana, pero algún día la oscuridad hará su parte y yo no podré evitarlo. De momento, solo me quedaba aferrarme a la luz que Elina e Ilje representaban y esperar que alumbraran todo lo posible mi camino.
Es por eso que en un momento cierro los ojos, y ella vuelve, intentando controlar todo lo que está pasando a su alrededor.
-Elina…- Asiento de manera algo ida, mientras caminamos hacía el barco, veo la herida y su postilla, la sangre está trabajando dentro de mi.- Es mi akuma, controlo mi sangre, la sangre de los demás… Todo lo que mi sangre toca.- La herida tardaría un par de minutos en cerrar, tal vez la media hora o casi entera, pero la costra comenzaría a devolver la piel a su estado natural progresivamente. Por eso quizás los cortes, las heridas y los huesos rotos habían dejado de asustarme hace tiempo. Era algo que había aceptado al convertirme en algo que ya no era humano.
Poco a poco nos acercamos al barco, me apoyaba en Elina, ya que había perdido algo de sangre y me gustara o no los mareos formaban parte de todo aquello. Mi miedo, aquel que comenzaba a susurrarme cosas en el oído era lo que había presenciado mi hermana, la sangre, la destrucción, el destrozo. Verla a ella no dejar títere con cabeza y disfrutar de cada pequeño momento en el que manchaba sus manos de sangre. Aquella vez no había podido evitarlo, la sangre había actuado como un interruptor, pero al menos sabía que a ella no podía hacerle daño.- Siento que hayas tenido que ver eso.- Fueron las únicas palabras que salieron de mi boca a medida que íbamos caminando.
La extraña y lúgubre sensación de que había despertado algo dentro de mi y a la vez se había muerto, la sensación de que la bestia cada vez era más fuerte y de que antes de que me diera cuenta podría matarme. Tal vez no ahora, tal vez no mañana, pero algún día la oscuridad hará su parte y yo no podré evitarlo. De momento, solo me quedaba aferrarme a la luz que Elina e Ilje representaban y esperar que alumbraran todo lo posible mi camino.
Elina Landvik
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Akuma no mi
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Aquello había sido una completa locura y su corazón iba a mil por hora, no podía evitarlo. Era una situación terrible, aún tenía en la cabeza la imagen de su hermana travesada de lado a lado con aquella maldita espada. Sabía de sobra que no podría quitarse esa imagen de la cabeza fácilmente, pero ahora necesitaba llegar al barco para sentirse tranquila y poder descansar un poco. Esos nervios que recorrían su cuerpo no eran buenos y eso ella lo sabía de sobra, necesitaba respirar hondo y estar en un lugar que ella considerase "seguro" para poder tranquilizar sus nervios.
Una vez llegaron al barco Elina se llevo a Aria de nuevo hasta el despacho y la miro de arriba abajo nuevamente una vez que llegaron para asegurarse de que se encontraba en perfecto estado. Una vez que vio que estaba más o menos bien beso su frente con ternura y se sintió mas tranquila. Al parecer su akuma era lo que la había salvado y eso debía agradecerselo a esas malditas frutas del diablo. Suspirando se sentó totalmente agotada tras aquella pelea, pero al fin estaban a salvo, mas o menos, después de todo aquella batalla había sido una y le faltaba muchas otras por delante y eso lo sabía. En algún momento tendría que ponerse a entrenar y también con sus hermanas.
Debían estar preparadas para todo lo que pudiera caerles encima. — ¿Por que te disculpas? debo admitir que ha sido impresionante, no tengas miedo por mostrarte ante mi tal cual eres Aria, yo tampoco soy una santa ya lo has visto, mis manos están muy manchadas de sangre — le dedicó una cálida sonrisa, no quería que se sintiera mal por lo que había pasado o por su condición. Ella era su hermana y pasara lo que pasara la apoyaría siempre en todo cuanto necesitase. No la dejaría sola en ningún momento y tampoco tenía pensando juzgarlo o cualquier estupidez parecida.
Ella con ver bien a su hermana tenía más que suficiente — creo que deberíamos ir a descansar un poco, no se tu, pero yo estoy agotada, mañana puedes empezar con las reparaciones del barco — le dio nuevamente un beso en la frente a su hermana y después se levantó dispuesta a irse a la cama. Espero a ver que decidía ella y entonces la acompañó hasta una de las habitaciones, quería que descansara bien y que además estuviera cerca de ella así que usarían la habitación que estaba a su lado para que pudiera acudir a ella si necesitaba cualquier cosa. Se despidió de su hermana tras darle un abrazo y se fue a dormir, necesitaba recuperar un poco de fuerza, aquel fogonazo que había salido de su cuerpo la había dejado exhausta.
Una vez llegaron al barco Elina se llevo a Aria de nuevo hasta el despacho y la miro de arriba abajo nuevamente una vez que llegaron para asegurarse de que se encontraba en perfecto estado. Una vez que vio que estaba más o menos bien beso su frente con ternura y se sintió mas tranquila. Al parecer su akuma era lo que la había salvado y eso debía agradecerselo a esas malditas frutas del diablo. Suspirando se sentó totalmente agotada tras aquella pelea, pero al fin estaban a salvo, mas o menos, después de todo aquella batalla había sido una y le faltaba muchas otras por delante y eso lo sabía. En algún momento tendría que ponerse a entrenar y también con sus hermanas.
Debían estar preparadas para todo lo que pudiera caerles encima. — ¿Por que te disculpas? debo admitir que ha sido impresionante, no tengas miedo por mostrarte ante mi tal cual eres Aria, yo tampoco soy una santa ya lo has visto, mis manos están muy manchadas de sangre — le dedicó una cálida sonrisa, no quería que se sintiera mal por lo que había pasado o por su condición. Ella era su hermana y pasara lo que pasara la apoyaría siempre en todo cuanto necesitase. No la dejaría sola en ningún momento y tampoco tenía pensando juzgarlo o cualquier estupidez parecida.
Ella con ver bien a su hermana tenía más que suficiente — creo que deberíamos ir a descansar un poco, no se tu, pero yo estoy agotada, mañana puedes empezar con las reparaciones del barco — le dio nuevamente un beso en la frente a su hermana y después se levantó dispuesta a irse a la cama. Espero a ver que decidía ella y entonces la acompañó hasta una de las habitaciones, quería que descansara bien y que además estuviera cerca de ella así que usarían la habitación que estaba a su lado para que pudiera acudir a ella si necesitaba cualquier cosa. Se despidió de su hermana tras darle un abrazo y se fue a dormir, necesitaba recuperar un poco de fuerza, aquel fogonazo que había salido de su cuerpo la había dejado exhausta.
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